Un Ángel oscuro / Luisangela Gutierrez






SINOPSIS:
Ángel Uzcátegui acaba de salir del psiquiátrico y jura estar rehabilitado… aunque en el fondo sigue ardiendo el deseo de volver a sus viejos juegos en los bajos fondos. Fingir arrepentimiento es el precio de su libertad, hasta que aparece Alice, una joven marcada por el rechazo y su propia necesidad de autodestruirse. Lo que empieza como un enfrentamiento entre dos almas rotas se convierte en una atracción peligrosa, donde la pasión y la violencia se mezclan. Él es la tentación prohibida; ella, el desafío que no puede resistir. Juntos deberán decidir hasta dónde llegarán cuando amarse sea tan adictivo como letal.
Prólogo
La oscuridad no siempre se oculta en las sombras; a veces camina frente a nosotros con una sonrisa en el rostro y una mirada que engaña hasta al más cauteloso. Ángel lo sabía, mejor que nadie. Porque luego de aquel pasado, donde destrozó y cambió la vida de cuatro chicos inocentes de su oscuridad. Tenía claro que: era un experto en fingir arrepentimiento, en disfrazar con calma lo que en realidad gritaba dentro de él. Su mente era un campo de batalla, y aunque había prometido dejar atrás la violencia, la tentación de volver a ella latía en cada uno de sus pasos.
Alice, en cambio, cargaba con heridas invisibles, cicatrices que no sangraban en la piel, sino en el alma. Acostumbrada a la indiferencia de quienes debían amarla, aprendió a sobrevivir entre la rebeldía y el dolor, hasta encontrar en ese chico oscuro un reflejo tan perturbador como fascinante.
Dos almas rotas, unidas por la atracción del peligro, descubrirán que hay heridas que se reconocen en silencio y que a veces el amor no llega como un refugio, sino como un incendio que amenaza con consumirlo todo.
En este juego de poder, donde el miedo y la pasión se entrelazan, ambos aprenderán que no siempre se elige a quién entregar el corazón… y que a veces, la peor condena es encontrar a alguien capaz de desarmarte sin tocar un arma.
CAPITULO 1
Al fin ya había pasado el tiempo necesario y de alguna forma estaba saliendo bien del famoso tratamiento psiquiátrico, y a pesar de que aún tenía que visitar un psicólogo particular, estaba aliviado de al fin estar en casa con su madre y su hermana y no en, como el chico decía esa asquerosa clínica rodeada de locos.
Ángel dejó a su mente volar a esos recuerdos de todo lo que antes había hecho, y si bien se dio cuenta que todo estaba mal, también sabia de que no se arrepentía de nada, porque total así era él.
Iba a extrañar todos sus adorados juegos, porque realmente no necesitaba a esos estúpidos para divertirse, cualquier otro individuo miserable le hubiese servido, pero algo lo detenía y era el hecho de que si lo encontraban el algo turbio con el trato que hizo su madre con Alexandra se rompía e iría directo a la cárcel, y a eso si no estaba dispuesto.
— Llegamos— le dice su madre sacándolo de sus recuerdos.
— ¿Me acompañaras?— preguntó.
— Hoy no puedo, tengo una reunión importante en el trabajo— respondió la mujer.
— Bien, nos vemos en la casa.
— Ángel... hijo con cuidado si— pidió su madre.
— Salgo de aquí y me voy a la casa mamá, no iré a torturar ni a matar a nadie— respondió algo molesto— "aunque me encantaría"— pensó— adiós— dijo y salió del auto.
Vio cómo su madre arrancó y se alejó, era la primera vez que lo hacía, las veces que no lo acompañaba esperaba que él entrara para irse. Sintió las ganas de ir hasta los lugares que sabía se podía divertir pero se contuvo.
— Todo por no caer en la cárcel— dijo en voz alta y luego de soltar un suspiro entró.
Camino por los pasillos aun sintiendo las ganas de salir, pero siguió hacia adelante hasta llegar a la pequeña sala de estar blanca con un cuadro de adorno, las sillas para los que esperan y por supuesto el escritorio de la secretaria de la doctora Hunter.
— Hola Ángel— saluda la mujer— la doctora está con un paciente, luego sigue la chica que está sentada al final, y después pasas— le explicó.
— Bien— se limitó a responder y se sentó a hacer lo que más odiaba y era esperar, no tenía paciencia.
La secretaria se disculpó con ellos y se retiró un momento. Ángel miró a la chica que también esperaba, y vio a una chica de piel blanca con el cabello largo y totalmente negro y de ojos claros. Le llamó la atención su vestimenta ya que iba con un tutu una chaqueta negra y unos vans.
Desvió su mirada, a su teléfono y se puso a tontear para distraerse, mientras los minutos pasaban para que llegue su turno. Sentía que el tiempo se había detenido porque los minutos pasaban demasiado lentos para su gusto.
Empezó a tamborilear sus dedos contra la silla de su lado en señal de que ya se estaba desesperando. El tamborileo de sus dedos provocaba un sonido fastidioso por toda la pequeña sala.
— ¿Podrías dejar de hacer eso?— escuchó que le decían y al voltear vio a la chica mirándolo con molestia. El solo puso sus ojos en blanco y la ignoró.
Seguía con su maña mientras también su pierna derecha temblaba en señal de su ansiedad.
— Grandioso, un estúpido sordo— bramó la chica y Ángel trato de calmar la rabia que esa tipa le estaba provocando.
Respiro y se levantó para ver si caminando un poco se bajaba su impaciencia, empezó a caminar por toda la pequeña sala y por momentos se cruzaba con la mirada de la chica quien la tenía fija en él.
— Aparte de ser un estúpido sordo, también es estresante— la escuchó decir— deja de hacer eso— bramó— le vas abrir un hueco al suelo.
— Y tú deja de fastidiar— responde acercándose y queda frente a ella.
— ¡Caramba! ¡Si hablas!— exclama la chica sarcástica.
— Mira...
— Te repito dejar de actuar como idiota y siéntate a esperar— le dice interrumpiéndole. Y logrando que Ángel sienta que está a punto de explotar y realizar cualquiera de las salvajadas que lo podrían relajar, pero lo sigue evitando.
— Mira niñita... cierra la boca o si no...
— ¿O si no qué?— lo enfrenta.
— No sabes de lo que soy capaz— dice entre dientes lleno de rabia y muy cerca de ella.
— ¡Ay! Que malo— dice la chica en burla y le pasa por un lado para alejarse de él.
Ángel se voltea rápidamente y la toma bruscamente por el brazo haciéndola queda frente al él con su mirada clavada en la suya.
— Mira niñita no sabes con quien te estás metiendo— Dice Ángel y ve como la chica lo mira con sus cejas levantadas y una sonrisa— ¿Qué te causa graci...?
— Alice, ya puedes pasar— interrumpe la secretaria. Y la chica retira su brazo del agarre de Ángel y se voltea.
Ángel ve como la chica se gira y empieza a caminar hacia el consultorio, pero se extraña al ver que Alice se detiene y regresa hacia él.
— Oye... ¿Se supone que hace unos segundos tenía que temblar de miedo?— pregunta burlona, haciendo que Ángel se sorprenda y su furia aumente— ¡ups! Lo lamento pero no me diste miedo...
— Cierra la boca o...— lo calla colocando un dedo en sus labios.
— Te tengo la mala noticia de que lo que en realidad me das es risa— finaliza para luego voltearse y entrar de una vez al consultorio.
Ángel quedó totalmente pasmado, la chica lo había sacado de sus casillas, no podía creer que alguien por primera vez no haya temblado ante él y más siendo una estúpida chica disfrazada de chica mala.
— No sé cómo, pero me encargaré de que sepa quién soy yo— susurró para él mientras seguía con la vista fija en la puerta por donde la chica se había perdido.
CAPITULO 2
Sentado una vez más frente a la doctora Hunter se encontraba Ángel, escuchando sus grandiosos consejos y las maneras de cómo el chico había mejorado y debía continuar con sus terapias para que siguiera mejorando.
— Si claro, seguir fingiendo arrepentimiento... y así todos felices y tranquilos y yo disfruto de mi libertad— pensaba mientras la mujer hablaba.
Luego respondió algunas preguntas y contó cómo cada vez entendía cada vez más lo mal que estuvo y todo lo arrepentido que estaba y todas las como él decía estupideces que la bendita doctora quería oír.
Una hora después al fin salió de ese lugar y se fue a su casa caminando mientras sin querer Alice llegaba a su mente, y sentía como su rabia aparecía, no podía creer como era posible que esa niñita le hablara de esa manera y no le haya tenido una pizca de miedo.
— Que bueno que llegaste mi niño— fue recibido por la voz de su nana al entrar a su casa.
— Hola nana, ¿Estás sola?— preguntó.
— Si, tu madre aun no llega del trabajo y tu hermana fue a casa de Noé— respondió Flor.
— Bien— dijo simplemente y camino junto a la nana a la cocina.
La mujer le sirvió un vaso de jugo y luego el chico se dispuso a contarle como le había ido en su consulta, por supuesto omitiendo lo que había sucedido con aquella chica. Su nana lo escuchaba atentamente mientras le decía lo feliz que estaba por él.
— Saldré a caminar— dijo terminando la conversación.
— De acuerdo y... cuídate si— le dice Flor.
— Vaya confianza— dice él saliendo— y vaya estúpidos todos que creen lo arrepentido que estoy— dice en burla mientras camina sin rumbo.
Caminaba mientras pensaba en todo lo que había pasado, en como lo habían atrapado, luego ese largo tiempo metido en aquel asqueroso psiquiátrico lleno de locos, y ahora las visitas a la doctora y por último la vigilancia de todos.
— Caramba, que bueno verlo por aquí jefecito— escuchó que hablaban a su lado. Volteo y vio que había llegado al lugar donde se reunía con los chicos de los bajos fondos que cumplían sus órdenes.
— Estaba dando unas vueltas— respondió— y dime sombra, ¿Cómo está todo?— pregunta al hombre llamándolo por su apodo.
— Muy bien los chicos divirtiéndose, observe.
Ambos se acercaron y entraron al viejo galpón donde se reunían y vieron al resto de los chicos golpeando a un joven como de veintidós años. Sombra llamó la atención de los demás y saludaron a su querido jefe.
— ¿Se anima jefe?— pregunta uno de los tipos con el bate en mano con el que golpeaba al chico.
Ángel respiro profundamente tratando de calmar las inmensas ganas que tenia de aceptar ese bate, volvió a respirar y negó con su cabeza.
— No por esta vez, es más ya es suficiente suéltenlo y déjenlo ir— Ordenó.
— Pero jefe...— el tipo quedó callado al ver como Ángel lo fulminaba con la mirada.
— Estoy dando una orden— sentenció.
Los chicos soltaron al joven y este quedó en el suelo sin fuerzas para poderse levantar. Luego de unos minutos el chico con algo de fuerza se levantó y al momento de pasar por un lado de Ángel este lo tomó por el brazo y lo tiró al suelo y puso un pie en su pecho presionando una de las heridas de su torso.
— Sabes que ni una palabra de esto, porque si no amanecerás muerto— le dijo haciendo más presión en la herida con su pie.
El joven solo asintió y luego de ser soltado como pudo salió del lugar sin mirar atrás, Ángel había sentido como su piel se erizo de satisfacción con esa pequeña acción, lo que le encantó.
Se sentó en uno de los viejos sofá que había en el lugar, para fumar un poco y calmar un poco la emoción que sentía.
— No puedo creer que no se haya divertido un poco— Dice el sombra mirando a Ángel.
— Es mi problema— responde de mala gana luego de darle una calada a su cigarrillo.
Minutos después se despide y da algunas instrucciones para que sepan mantener oculto lo que realizaban en el lugar y que lo mantuviese al tanto de la venta de drogas, de la que ellos se encargaban.
Los días pasaban y el no hacía más que visitar aquel lugar aguantando las ganas de divertirse cada vez que veía como los chicos golpeaban a alguien. Quizás era estúpido aguantar ya que allí nadie lo vería, pero sabía que si se atrevía no iba a poder detenerse y no estaba dispuesto a cometer ningún error.
— Hoy es día de mi martirio semanal— se dijo mientras se levantaba e iba a darse una ducha. A los minutos salió se arregló y bajó a desayunar.
— Buenos días hijo— saludo su madre al verlo. El respondió su saludo y el de su nana y su hermana.
Desayunaron en silencio y luego salió con su madre y su hermana para su consulta. Conversaba con su hermana a quien dejarían primero en su colegio. A los pocos minutos ya su madre estaba estacionando frente al edificio.
Llegó a la famosa sala de estar y luego de saludar a la secretaria e ignorar a la misma chica de la vez anterior se sentó a esperar. Revisaba su teléfono mientras su turno llegaba. Guardó su teléfono cuando vio a Alice sentándose a su lado.
— ¿Por qué estás aquí?— preguntó la chica de repente.
— No te interesa— responde el chico y la ignora.
— Ay vamos, yo te puedo decir que estoy aquí... porque hago cosas que no debería— confiesa Alice mientras mira las cicatrices de sus muñecas.
Ángel no responde y solo la ignora, y vuelve a tomar su teléfono para que la chica no vuelva a dirigirle la palabra. Sentía como su ansiedad aumentaba y sin darse cuenta empezó a tamborilear sus dedos.
— No empieces con eso que estresa— Dice Alice tomando su mano, logrando que Ángel se tensara por completo sin entender porque.
— Estoy aquí porque hice muchas cosas malas— soltó de repente. Aparto su mano bruscamente de la de Alice y acercó su rostro— y si no quieres saber de lo que soy capaz, déjame en paz— amenazó.
Alice solo sonrió y se acercó aún más— cuando quieras... me muestras Angelito— dijo y le guiño un ojo, luego se levantó al escuchar su nombre y se alejó dejando a el chico de alma oscura totalmente pasmado.
CAPITULO 3
Alice antes de entrar se detuvo y miro sobre su hombro para darse cuenta como Ángel la fulminaba con la mirada por haberlo retado. Con una sonrisa de oreja a oreja la chica entró al fin al consultorio.
— Que bueno verte así de sonriente— le dice la doctora haciéndola salir de su momento de diversión.
— Hola— saluda— y veras Lauren es que hay un paciente que mientras esperamos me hace reír.
— ¿Así?— pregunta la doctora sorprendida— y... ¿Quién ser...?
— Ese chico que siempre entra después de mí. ¿Cómo me dijo que se llamaba?— preguntó haciéndose la olvidadiza para obtener lo que buscaba.
— ¿Ángel Uzcategui?— preguntó nuevamente la doctora.
— "Bingo, ya tengo su apellido"— pensó la chica sonriendo— ese mismo— le respondió a la doctora.
— ¿Te hace reír?— inquirió la mujer sorprendida, porque Ángel hiciera algo así.
— Es que su impaciencia es divertida— aclara la chica.
— Bien... empecemos. ¿Cómo has estado? ¿Alguna recaída?— pregunta.
— No, lo he sabido manejar— responde Alice— cuando quiero hacerlo... solo hago los ejercicios de respiración y me pongo a dibujar— explica.
— Eso me parece perfecto, me contenta que estés aprendiendo a manejar tu ansiedad de cortarte— dice la mujer— tienes que admitir que ha sido bueno que tus padres te hayan hecho venir, que estén preocu...
Alice negó con su cabeza, y aguantando un nudo en la garganta recordó cómo y quien la había hecho realmente asistir con la psicóloga.
Alice azotó la puerta del baño, entrando furiosa, no soportaba los elogios a su hermana y el que las comparabas, no solo lo soportaba de sus padres sino también de sus compañeros.
Se sentó en el inodoro respirando profundo y tratando de calmar aquellas ganas que tenia de lastimarse que era lo único que la podía relajar.
— Aguanta Alice, aquí no, no lo puedes hacer en la academia— se decía luego de que se levantó para lavarse la cara y se miraba en el espejo— solo un poco— se dijo luego de unos segundos de silencio y buscó la pequeña hojilla que tenía en su bolso.
Alice cortaba su brazo mientras recordaba como sus compañeros la menos preciaban, y sobre todo la indiferencia y rechazos de sus padres, de quienes solo recibía regaños y exigencias de que fuera "perfecta" como su hermana.
La chica iba a realizar otro corte cuando la puerta se abrió de repente. Se maldijo mentalmente por su haber pasado el seguro.
— ¿Qué diablos haces Alice?— preguntó su profesora Abby quitándole el objeto cortante.
— ¿Por qué entras así?— pregunta Alice molesta, abriendo el grifo para limpiar la sangre de sus heridas.
— No debes hacerte esto Alice— Dice Abby cuando regresa con un botiquín en las manos.
— A ti no te importa— responde molesta— yo hago con mi vida lo que me dé la gana— brama.
— Claro que me importa, y lo sabes— responde la profesora— y tendré que hablar con tus padres— dice.
— ¡¿Qué?!— grita la chica— ¡NO!— exclama— no tienes que...
— Sí, tengo y debo hacerlo— responde Abby y sale del baño.
Alice molesta por la decisión de su profesora y sin ganas asistió al resto de sus clases de baile y al finalizar le avisaron que fuera al aula de la profesora Abby, ella respiro profundo y a paso lento llegó a la oficina y al entrar se encontró con la mirada de reproche de sus padres, nada nuevo para ella en realidad.
La profesora comenzó a contar todo y como había descubierto a Alice lastimándose en el baño, los padres sorprendidos, solo prometieron hacer algo. Pero Abby exigió que deberían llevarla a un psicólogo y si no asistía, tendría que retirarla de la academia.
La chica ante esa amenaza no le quedó otra opción que aceptar, no quería perder su lugar en esa academia el baile era lo único que la hacía sentir bien aparte de cortarse. Sus padres se comprometieron a llevarla al médico y luego salieron.
— Sabes que lo hago por ti, siempre te he querido como una hija, siempre te lo he dicho— Dice Abby. Alice no responde y sale.
— ¿Te das cuenta la vergüenza que nos haces pasar por tus estupideces?— le dice su madre apenas se monta en la camioneta.
— Nos dejas en ridículo— habla su padre esta vez.
— Ojala algún día aprendas hacer como Rachel, ella es increíble y jamás se comportaría como idiota— dice su madre y el auto arranca.
Seguro se preocupan mucho por ti— dice la doctora y la chica la mira al salir de su recuerdo.
— Si claro— dice sarcástica.
— ¿Por qué ese tono? ¿Hay algo que no me has dicho?— le pregunta y la chica niega— bueno...
— Doctora disculpe que moleste, pero su hija está aquí y necesita verla— dice la secretaria luego de entrar.
— Ya vuelvo— le dice la doctora a Alice y sale.
La chica respira profundo para no recordar más, algo con lo que vive diariamente. A los segundos llega a su mente lo que había planeado al entrar y sabe que es su momento.
Va hasta el archivador y empieza a buscar el expediente que le interesa. Luego de unos segundos buscando encuentra el que le importa.
— Veamos porque estás aquí angelito— dijo y empezó a leer.
La chica estaba entretenida y sorprendida de cómo ese chico había torturado y secuestrado, salía solo las denuncias que unas chicas habían hecho, pero por como él hablaba ella supuso que había hecho cosas que nadie sabía.
— Vaya que eres un angelito bien oscuro— dijo mirando la foto del chico.
Escuchó murmullos afuera y rápidamente guardó la carpeta y se fue a sentar en el diván donde estaba anteriormente. La doctora llegó y solo dos minutos más terminó la consulta, ella salió y se encontró a Ángel y se acercó a él antes de que entrara al consultorio.
— Espero que pronto me enseñes eso de lo que tanto alardeas— le dijo con un guiño y se alejó.
Se montó en su auto y media hora después estaba entrando en su academia para cumplir con eso que la relajaba y eso que ella tanto amaba... Bailar.
CAPITULO 4
Alice entró a su academia, e ignorando a los famosos comentarios sobre ella y su hermana, y también a Rachel cuando intento acercarse a ella, le hablo de forma seca y se alejó. Se fue junto a Melissa que era la única amiga que decía tener en la academia ya que desde que su profesora habló con sus padres se distancio de ella y solo la trataba por sus clases.
Se dispuso a olvidarse de todo y a disfrutar de su pasión, el tiempo que tenia de clases. En esas cortas horas no hizo otra cosa que concentrarse en sus pasos de bailes, sorprendida por los elogios que recibió de unos cuantos por lo bien que estaba bailando ese día.
En sus momentos de descanso no pudo evitar que ese intrigante chico llegara a su mente, era increíble que luego de leer algunas de las cosas que había hecho en vez de querer alejarse y olvidarlo, más llamaba su atención y más atraída hacia ese angelito se sentía.
Sus clases terminaron rápidamente, y aunque no quería llegar tomó camino a su casa, y con su hermana de acompañante ya que el auto de la chica estaba en el taller. Iba tarareando canciones mientras conducía por la ciudad, para ignorar a su hermana y no darle la oportunidad de entablar alguna conversación.
Sin darse cuenta se encontró entrando por el portón de su casa, estacionó su auto y entraron. Su hermana fue a saludar a sus padres, mientras que ella saludo a su nana y luego subió a su cuarto a darse una ducha.
Luego de su ducha se cambió y bajo a cenar. Ella estaba en silencio mientras escuchaba como sus padres conversaban animadamente con su hermana Rachel. La felicitaban por los avances que había tenido en su academia entre otras cosas.
— ¿Te das cuenta Alice?— habló Liz, su madre— no entiendo que tanto te cuesta ser como Rachel.
— Si hija— intervino Marcos su padre— es la mejor en sus clases y además trabaja los fines de semana, es una chica… perfecta.
— Papá por favor— dice Rachel incomoda.
— Es la verdad hija— dice Marcos, estamos orgullosos y te amamos.
Alice no dijo una sola palabra ante todo esos comentarios, simplemente terminó de cenar y luego subió a su habitación. Sentía sus manos temblar y sus ojos llenos de lágrimas. Respiro profundo y guardo esas lágrimas ya que jamás se permitía llorar.
Sentía unas inmensas ganas de cortarse pero prefirió llamar a su amiga para que salieran por unos tragos, total era viernes. Llamó pero Melissa tenía una cenar familiar por lo que no podía.
Alice se cambió, con su típica vestimenta de chica mala, se puso sus pantalones negros pegados, con un top negro y su chaqueta de cuero. Se miró al espejo y ya lista dejando su cabello suelto bajo.
— Saldré, sé que no les importa, pero si a tus padres les da por preguntar avísales— le dijo a su hermana al encontrársela en la sala.
— Cuídate si— le dice su hermana.
— ¿Te preocupas?— pregunta luego de soltar una carcajada.
— Alice eres mi hermana, sabes que sí. Siempre lo he hecho, cuando éramos muy unidas y…
— Adiós— dice la chica evitando los recuerdos de su hermana.
Una hora después Alice se encontraba en la barra de su bar favorito tomándose unos tragos. Conversaba con el barman cuando un alboroto a lo lejos llamó su atención, se acercó y vio a varios chicos golpeando a otro joven.
Observaba con atención cuando vio que los chicos se alejaban, cuando otro tipo se acercaba y quedó sorprendida al ver que se trataba del chico que últimamente rondaba por su cabeza. Sonrió al verlo, y prestó aún más atención para ver lo que este haría.
— Te advertí lo que pasaría si fallabas— lo escucha decir mientras golpea sin contemplación al chico y lo hacía con una sonrisa en su rostro.
El chico ponía resistencia e intentaba tanto golpearlo como en otros segundos intentaba era huir. Se dio cuenta de que Ángel se estaba estresando y vio como el chico tomaba la pistola de uno de sus compañeros y sin ninguna duda disparó al pecho del chico.
Se escuchó como se había formado un escándalo y todos rodeaban al chico herido, miró hacia la puerta y vio como unos policías entraban. Al verlos recordó lo que había leído en el expediente de Ángel sobre un famoso trato.
Alice reaccionó y sin pensarlo se acercó y tomo a Ángel por su brazo y halándolo y caminando de prisa hacia la salida de la parte de atrás del bar.
— ¿Qué diablos haces tú aquí?— preguntó el chico al reconocer a Alice.
— Cállate y camina— respondió la chica.
Llegaron a la puerta y salieron al pequeño callejón que daba esa puerta. Alice busco un pañuelo en su bolso y sin explicación tomó el arma que Ángel aún tenía en su mano y la empezó a limpiar y luego la lanzó arriba del muro para que callera al terreno abandonado que estaba detrás de la pared.
— ¿Me puedes explicar qué diablos fue todo eso?— preguntó Ángel molesto.
— Te salve de ir a la cárcel— responde la chica— o no recuerdas que eso que hiciste puede acabar con tu trato— dice y el chico la mira sorprendido.
— ¿Cómo sabes eso? ¿Y exactamente qué sabes?— bramó.
— El cómo lo sé, es un secreto— dice sonriendo— y solo sé que si vuelves a tus andanzas terminas en la cárcel, se casi nada— confiesa— ya me lo dirás tu después. Ahora vete.
— ¡Maldición!— exclama Ángel al voltear— es la policía— ¿Ahora qué hago?— preguntaba asustado— ¿Si nos ven aquí…?
Alice tomo por la chaqueta al chico, lo empujo contra la pared y estampó sus labios en los de él. El chico quedó en shock pero sin poder evitarlo respondió ese beso rudo que la chica le daba.
La chica quito su chaqueta quedando solo en su top, tomó los brazos de Ángel y los puso en su cintura y sintió como el chico se tensaba.
— ¿Qué hacen ahí?— gritó uno de los oficiales alumbrándolos y ella fingió sorprenderse.
— ¡Oh Dios oficial!— exclama Alice— pues… creo que es algo obvio, y espero no tener que explicar lo que estaba por pasar— dijo tranquilamente.
— ¿Hace cuánto están ahí?— preguntó el uniformado dudoso.
— Pues… como una hora, nos divertíamos y usted llegó cuando todo se estaba poniendo interesante— respondió la chica. Ángel estaba paralizado no había salido del shock por ese beso y por como escuchaba hablar a la chica.
— Pues lamento haber interrumpido, pero deben irse— dice el policía en tono duro.
La chica asiente y toma a Ángel y lo arrastra hasta el comienzo del callejón, sonreía y miraba al chico de reojo y lo veía totalmente inexpresivo o mejor dicho tratando de no mostrar su sorpresa.
— Bien… debo irme— dice mirándolo— me alegra haberte ayudado… ah, y me debes una grande— le dice muy cerca de sus labios y mirándolo fijamente— nos vemos en el consultorio— le dice y se separa.
Alice camina hacia su auto dejando a Ángel tieso en el sitio. Se monta y arranca hacia su casa con una gran sonrisa en su rostro.
CAPITULO 5
Ángel había quedado sorprendido, no podía creer todo lo que había pasado. Simplemente había ido a aquel bar a tomar unos tragos, y de repente vio como sus títeres habían empezado a golpear a uno de sus compañeros, y al descubrir que ese chico había arruinado una muy buena venta, no pudo evitar unirse a sus ellos y comenzar a golpear aquel chico.
Esto se debía a que más temprano su voluntad había cedido y mientras estaba en el galpón, se animó a golpear a una de las tantas víctimas que los chicos llevaban aquel lugar.
Por lo que ya con la adrenalina a mil, no pudo evitar unirse a la golpiza que aquellos tipos habían iniciado en el bar. Logrando con eso volver a sentir esa sensación que era maravillosa para él. Sentir como después de tanto tiempo había vuelto a sentir como su alma vibraba antes sus juegos de tortura y aún más cuando disparó esa arma al pecho del chico.
Sentía mil sensaciones con solo recordarlo, iba en su auto camino en su casa, al entrar a su auto vio como el bar estaba rodeado y como algunos medios locales ya estaban en el sitio. Se había sentido poderoso nuevamente, pero se reprochaba el no haberse contenido.
Recordó como se había librado de todo, o mejor dicho como la niñita que tanto lo sacaba de sus casillas lo había ayudado. Sonrió al recordar el beso que la chica le había dado.
— Vaya que le gusta el peligro— se dijo aun sonriendo— ¡Suficiente Ángel!— se recriminó— deja esa sonrisita, aunque… lo que sí puedo es divertirme, hace mucho no lo hago y se nota que a esa la puedo tener comiendo de mi mano.
Luego un recorrido un poco largo llegó a su casa, vio a su nana preocupada y a su mamá hablando por teléfono y por lo que pudo escuchar hablaba con Noé. Se encontró con la mirada de su hermana Kate y esta les hizo seña a las mujeres y ambas lo miraron aliviadas.
— ¿Se puede saber qué les pasa?— preguntó confundió.
— ¿Dime dónde estabas? ¿Dime que no tienes que ver con lo que sucedió en el bar?— preguntaba su madre desesperada.
— A es eso— dijo el chico, provocando que lo miraran con preocupación— cálmense, lo sé porque lo escuche por radio— mintió.
— Pero ibas a ese bar, y pensé…
— Gracias por la confianza mamá— se hizo el dolido— y si, fui a ese bar pero Salí temprano. Estaba con una chica y espero no tener la necesidad de explicar lo que hacíamos— dijo sonriendo inocente.
— Asco— dice Kate con una mueca.
— Discúlpame hijo, es solo…
— Desconfianza mamá eso— dijo fingiendo tono molesto y subió a su habitación.
La semana para Ángel había pasado como todas, de su universidad iba al galpón y luego a su casa. Era increíble que él estudiara, pero estudio todas su posibilidades y llegó a la conclusión de que el hecho de que su padre nunca fuera descubierto era por la fachada de empresario que ejercía.
Así que el chico se dispuso a estudiar gerencia empresarial para así tener su propia fachada y volver a levantar su imperio con la ayuda de los pocos socios que su padre había dejado.
Se había propuesto a ser uno de los mejores para seguir con la linda mentira de su cambio y su arrepentimiento. La semana estaba por terminar, de nuevo era viernes y sin aceptar la verdadera razón se encontraba ansioso por llegar al consultorio de la psicóloga.
Minutos más tarde se encontraba estacionando su auto frente al edificio y sin perder tiempo entró. Tenía muchas ganas de empezar con la diversión. Llegó y se extrañó al no verla, saludo a la secretaria, quien venía con un chico y le dijo que podía pasar.
Pasó por su respectiva rutina de preguntas y famosos consejos dados por la doctora y por supuesto no podía faltar el que el contara como iba mejorando.
— “Si supiera que hace una semana mate a un pobre miserable”— pensó mientras escuchaba las últimas instrucciones de Lauren.
— Gracias por todo. Oye Lauren… ¿Sabes porque la chica que siempre ves antes de mí no vino?— preguntó tratando de no mostrar mucho interés.
— ¿Alice?— pregunta y él asiente— pues dijo que tuvo un contratiempo y que si podía venir mañana— explicó
Dio las gracias nuevamente y salió. Al estar en su auto recibió una llamada de su madre avisándole que almorzarían fuera y que su hermano iría. Ángel estuvo de acuerdo y quedó en encontrarse con ellos en el restaurante.
Minutos después se encontraba en el lugar, buscando a su familia con la mirada. Vio a su hermana haciéndole señas y se acercó a la mesa, saludo a su hermano y luego ya todos juntos ordenaron sus platos.
Mientras conversaba escuchó como un grupo se sentaba en la mesa que estaba a su espalda, pero ignoró la interrupción y continuo contando lo bien que le iba en sus benditas terapias.
— Tienes diecinueve años, no entiendo como no has aprendido de tu hermana y ser como ella— escuchó decir a una mujer y sin evitarlo prestó atención.
— Es cierto Alice, no entiendo como no puedes dejar el apellido de la familia en alto como lo hace tu Rachel— escuchó esta vez a un hombre.
— Papá, mamá es suficiente…
— No te preocupes hermana perfecta, ya estoy acostumbrada, ahora permiso voy al baño— quedó sorprendido al escuchar esa voz que conocía muy bien, y darse cuenta de quien se trataba.
Sin poderlo evitar volteo y vio como la chica caminaba rápidamente hacia los baños del local. Espero un poco y se levantó pidiendo disculpa y diciendo que iría al baño.
Caminó rápidamente y sin dudarlo entró al baño de chicas, se quedó sorprendido al ver lo que Alice tenía en su mano y lo que estaba a punto de hacer.
— ¿Qué diablos haces?— habló y la chica dio un gritó del susto.
— ¿Qué haces? Este es el baño de chicas— dijo molesta por la interrupción.
— No me interesa, y no debes hacer eso— dijo quitándole la hojilla.
— Lo dices tú, al que le gusta torturar gente— dijo Alice sarcástica.
— Es diferente, no debes hacerte daño por culpa de dos personas que no lo valen. Así sean tus padres— le respondió.
— ¡Tú no sabes nada de mí!— gritó molesta.
— Pero pensé que eras más inteligente y sabias todo lo que vales, pero me equivoque— dijo saliendo del baño, dejando a Alice sin palabras.
CAPITULO 6
Ángel se sentía muy molesto, no le gusto por nada, lo que esa niñita como él decía estaba por hacer salió azotando la puerta, pero se detuvo al principio de ese pequeño pasillo y vio la hojilla en su mano. Miro hacia las mesas y volvió a mirar su mano y se devolvió.
— "No entiendo porque me metí en esto, sino me interesa"— pensó frustrado.
— Sabes— dice volviendo a entrar y sorprendiéndola, ya que estaba por salir— en realidad no me interesa lo que hagas con tu vida— dice devolviéndole la hojilla— lo que si te repito es que eres un tonta porque mientras tu estas aquí lastimándote y actuando como estúpida, esos dos imbéciles que tienes como padres están muy felices sin importarles nada. Y si yo fuese tu haría.... No jamás harías lo que yo— dijo negando con una sonrisa— pero si demostraría lo que puedo ser sin ellos.
Se voltio para irse pero, se le vino algo a su cabeza y sonrió más ampliamente y la miro fijamente.
— Tú me robaste algo y tienes que devolvérmelo— le dice serio.
— ¿Qué...?
La chica no pudo decir nada ya que Ángel tomó su rostro y estampo sus labios en los de Alice dándole un beso rudo de eso que él decía era su marca. Se sorprendió al sentir como Alice a pesar de que su cuerpo estaba paralizado por la sorpresa pudo seguir el salvaje ritmo de ese beso sin problemas.
Se separó de ella y sonrió ante la mirada de shock de la chica y su silencio, había podido dejar a esa chica altanera sin palabras.
— Nos vemos en la próxima consulta niñita— dijo llamándola como lo hizo la primera vez, y salió con una de sus amplias sonrisas egocéntrica.
Su expresión se vuelve seria al llegar a su mesa, y luego se disculpa por la tardanza, luego se disponen a comer un postre. A los segundos escucha como la mujer de la mesa de atrás regaña de forma humillante a Alice al llegar a la mesa, y eso provoca que su cuerpo se tense.
Quizás sea un miserable, pero no podía entender cómo pueden existir seres de ese tipo que sean capaces de llegar hacer unos padres tan crueles. Inconscientemente alza su vista y al ver a Noé y a Kate, sonríe sin gracias.
— "No lo entiendo pero no cabe duda de que existen"— dice mentalmente recordado las veces que su padre lastimo a sus hermanos.
Los días pasaban lentos y Ángel se encontraba ansioso esperando que llegara el día viernes para ir a su consulta. Se sentía molesto y frustrado, solo se quería divertir no entendía entonces porque esas ganas que tenia de ver a Alice.
Tampoco por qué había conseguido su dirección y en algunas ocasiones la había seguido. En muchos de esos momentos cuando la chica salía en sus padres, escuchaba como los padres la trataban y apretaba sus puños imaginando las mil formas en que podría torturarlos.
Abandonó sus pensamientos, y salió hacia el galpón para divertirse un poco y así dejar su mente en blanco y disfrutar de sus agradables torturas. Llegó al lugar y encontró a sus títeres golpeando a otro pobre chico.
Ángel los detiene y con su sonrisa siniestra se acerca al chico y comienza a golpearlo sin contemplación, sintiendo esa adrenalina que tanto le fascina y también ese alivio y ese despeje mental que necesitaba. Se detiene al sentir que el chico queda inconsciente, sonríe y luego de soltarlo habla a los chicos.
— Saben lo que deben hacer— dice alejándose para limpiar la sangre de sus manos.
— Caramba, no imaginé que cayeras en la tentación— escucho que decían y se tensó al reconocer esa voz.
— ¿Qué haces aquí Joshua?— preguntó apretando la mandíbula.
— Venia a proponerle un negocio a Sombra, pero me agrada encontrarte.
— Sabes que no hacemos negocios ni contigo ni con tu gente— le dice.
— Pues esta vez tienes que...
— ¡LARGATE!— gritó Ángel furioso— sabes que nunca nos hemos llevado así que...
— Te toca escucharme angelito— lo interrumpe Joshua— porque si no...
— ¿Si no que?— lo enfrenta ángel lanzándolo contra la pared y apretándole el cuello, y al mismo tiempo los hombres de Joshua lo apuntan con sus armas.
— Tranquilos chicos, bajen las armas que yo puedo con esto— les dice hablando con dificultad por la falta de aire.
— No me obligues...
— No... No pue... puedes Ángel— dice con mayor dificultad— eso... si no... Quieres ir a la cárcel— dice con voz ahogada.
— ¿A qué te refieres?— dice Ángel aflojando su cuello, pero sin soltarlo.
— Digamos que... te recuerdo que soy un gran abogado y que tengo un compañero que conoces muy bien, al que le puede pasar cualquier cosa, o a su madre o hermana— le responde sonriendo.
— No te voy a permitir que te metas con nadie de mi familia, y...
— Y también tengo las pruebas de lo que en realidad paso la otra noche en el bar, en donde mataste aquel chico.
Ángel escuchaba atentamente y totalmente tenso a su mayor enemigo, no podía creer que él supiera eso.
— Ah, se me olvidaba y también conozco a la chica... ¿Cómo se llamaba? Así Alice. Y te informo que los tengo a todos vigilados— dice con suficiencia— ¿Entonces me escuchas?
Ángel lo suelta y trata de calmar su respiración y las ganas que tiene de matarlo.
— Habla con sombra— dice entre dientes— yo me pongo al día luego con él, ahora tengo cosas más importantes que hacer— responde al salir y pensando en todas las personas que Joshua había nombrado.
CAPITULO 7
Alice entró a su cuarto como era de costumbre, es decir azotando la puerta, había peleado una vez más con sus padres gracias a la rutinaria comparación con su hermana. Abrió el cajón de su mesa de noche y sacó unas tijeras, cuando iba a cortarse las palabras que Ángel le había dicho en aquel baño llegaron a su cabeza.
Suspiró pensando que quizás tenía razón, pero también era cierto que necesitaba cortarse era lo único que la calmaba. Comenzó a realizar sus ejercicios de respiración mientras pensaba que podía hacer.
A su mente llegó también aquel rudo beso que el chico le dio, se le formó una sonrisa al recordarlo, no cabía duda que ese chico le hacía sentir cosas que nunca nadie había logrado.
— ¡Basta Alice!— se dijo— solo te quieres divertir para variar con algo de tu patética vida. Se le vino una idea que la hizo volver a sonreír, sabia un poco de ese chico, incluyendo donde vivía.
— A divertirnos un rato— dijo bajando a la cocina y pidiéndole a su nana que la ayudara a preparar una tarta.
Luego de un rato divertido en la cocina, se arregló y salió rumbo a su destino esperando causar sorpresa por su aparición. Unos cuantos minutos después estaba frente una casa, respiró y salió de su auto con la tarta en manos, camino hasta la puerta y tocó el timbre.
— Hola— saludó flor sorprendida por la chica.
— Hola, ¿Estas Ángel?— preguntó la chica, esperando que estuviese y la dejara pasar, ya que estaba incomoda porque sentía una mirada en ella.
— No, pero debe de estar por llegar y...
— ¿Y tú eres?— preguntó la madre del chico apareciendo en la puerta.
— Mi nombre es Alice, soy amiga de Ángel— responde la chica y la mujer la mira aun con desconfianza— nos conocimos en el consultorio de la doctora Hunter, y pues quise visitarlo ya que se ha convertido en un buen amigo— explicó ya exasperada por la desconfianza de las mujeres.
— Oh, pasa querida. Yo soy Elena, la mamá de Ángel— se presenta mientras caminan a la sala— y ella es Flor, la nana de los chicos.
— Un placer, y disculpen mi llegada, es solo que como no lo vi en la última consulta y pues quise visitarlo y traje una tarta espero les guste— dijo sonriendo inocentemente.
— Gracias— dijo Elena mientras Flor tomaba la tarta y la llevaba a la cocina.
La chica se puso a conversar con Elena y luego se les unió Kate, quien no dejaba de preguntarle a la chica porque asistía con la doctora Hunter pero Alice siempre encontró la manera de esquivar esa pregunta. Por su parte ella hacia preguntas sutiles e interesantes para descubrir más sobre Ángel.
— Ya llegué, sano y salvo como siem...
— Hola— saluda Alice al ver como Ángel quedó en shock.
— ¿Qué diablos haces tú aquí?— pregunta molesto.
— ¡Hijo! Esa no es forma de hablarle a una chica— lo regaña Elena.
— Tranquila señora— le pide, mientras se levanta sonriente y camina hacia el chico— no debe regañarlo— dice y lo abraza— otra palabra más y mandas a la mierda tu fachada cariño. Y puedo fastidiarte si lo quiero. Pero estoy siendo bondadosa contigo— le dice al oído rápidamente.
— Perdón hermoso, es solo que no te esperaba— dice Ángel con una sonrisa forzada.
— Tranquilo angelito, te comprendo— responde la chica guiñándole un ojo. La señora Elena los mira con diversión y luego se disculpa y se va con su hija a la cocina.
Ángel aprovecha y toma a Alice del brazo y la arrastra escaleras arriba hasta su habitación, y al entrar la suelta bruscamente y la fulmina con la mirada.
— ¿Por qué diablos estas aquí? Es que no deberías de estar aquí, no tienes por qué venir a mi casa— le reclamaba el chico muy molesto— además tampoco... ¿Cómo demonios sabes dónde vivo?— preguntó de repente— ¡RESPONDEME!— exclamó molesto al ver que Alice solo lo miraba con diversión.
Alice se levantó y antes de que él pudiese decir otra cosa, estampó sus labios en los de él. Dándole el típico beso rudo que sabía lo volvía loco. Ángel no pudo contenerse y empezó a acariciar desesperadamente el cuerpo de la chica mientras ella desabotonaba su camisa.
— ¿Esto es lo que tanto quieres niñita? Entonces lo tendrás— decía entre el beso y luego empujo a la chica a su cama.
— Creo que ambos lo queremos angelito— respondió mientras sentía los besos del chico en su cuello.
Escucharon un golpe en la puerta, lo que los hizo levantarse rápidamente, antes de que se abriera.
— Disculpen que moleste, pero mi mamá me mando a buscarlos para que bajen a cenar— habló Kate mirándolos divertida— y espero no haber interrumpido nada— dijo inocente.
— Solo hablábamos Kate, y ya bajamos— dijo Ángel serio.
— Si claro— dijo soltando una carcajada— tengo dieciséis años, pero no soy estúpida— dice aun riendo mientras sale— ah, y antes de que bajen... tu hermano abotona tu camisa y tu Alice arréglate el cabello— dijo volviendo a reír mientras salía.
Los chicos quedaron pasmados al darse cuenta de cómo se encontraban y que de la adolescente los había visto de esa manera.
Luego de acomodarse bajaron y se dispusieron a cenar mientras Elena preguntaba cómo se habían conocido.
Ángel explico de forma y breve de que ambos iban con la misma doctora y ayudó a evadir a Alice una vez más las preguntas del porque iba con la psicóloga. Hablaron un poco de todo y de nada y también elogiaron a la chica por su tarta. Minutos después la chica se despidió y salió junto a Ángel quien dijo que la acompañaría.
— Vine en mi auto— dijo la chica— no tienes que...
— Te dejo en tu casa y yo me puedo devolver en taxi— le respondió quitándole sus llaves para él manejar.
— Como gustes— responde Alice al montarse en el lugar del copiloto.
El camino fue en un silencio cómodo, ninguno decía nada. Pero Alice iba recordando lo que hace unos cuantos minutos atrás estuvo por pasar. Reaccionó cuando se dio cuenta que estaban saliendo de la ciudad. Miró de reojo a Ángel, pero el chico no dijo ni una sola palabra.
— ¿Un bosque?— preguntó cuándo el auto se detuvo.
El chico no respondió, si no que se abalanzó y le dio un beso de los de su estilo, el que Alice recibió gustosa.
— Eres un fastidio— le dice entre el beso y luego se separa— odio a las mujeres que me buscan... ¡No las tolero! entiendes— exclamó.
— Vaya, me di cuenta hace solo unos segundos mientras devorabas mis labios— respondió la chica con suficiencia.
— Eres todo una joyita Alicia— dijo dándole otro duro beso.
— ¡Es Alice! Idiota— dijo empujándolo.
— Como sea... ¿Qué te parece si terminamos lo que empezamos en mi habitación?— preguntó mirándola con lujuria.
La chica sonrió y se acercó hasta casi rozar sus labios y le susurró— no veo que te detiene...
CAPITULO 8
— Vaya que te sabes divertir angelito— dijo Alice mientras se colocaba sus short.
— Tú no te quedas atrás niñita— responde él.
— No te imaginas todo lo que puedo hacer— dice la chica.
A los minutos agarraron rumbo a la ciudad ya que se estaba haciendo de noche, iban en un silencio muy cómodo, donde Alice iba pensando su siguiente jugada para estresar al chico.
Llegaron a la casa de Alice cuando ya el sol se había ocultado. Ella se despidió pero cuando se iba a bajar Ángel la detuvo.
—¿Qué?— preguntó ella.
— Dame tu teléfono— le pide.
— ¿Y cómo para qué?— preguntó la chica confundida.
— Solo dámelo— gruñó él.
Alice sacó el teléfono de su bolso y luego de desbloquearlo se lo pasó, veía como él manipulaba el aparato y como escribía algo en él. A los minutos se lo bloqueo y se lo entregó.
— ¿Se puede saber…?
— Ya tienes mi numero— le dice interrumpiéndola y ella lo mira con sus cejas levantadas— y solo lo usaras cuando sea necesario, si vez algo o alguien extraño o si sucede algo fuera de lo normal. Ya te deben de haber visto conmigo y no es seguro— explicó.
— Vaya… ¿Te preocupas por mí?— pregunta Alice en tono burlón.
— Adiós— gruñe Ángel y sale del auto.
— Me voy a divertir, veamos como reaccionas a mi indiferencia angelito— susurra entrando a su casa.
— Hasta que llegas, ya casi es hora de cenar— la regaña su madre.
— Tranquila Liz, no creo que se te vaya el apetito por mí, eso sería el fin del mundo— responde Alice sarcástica— además no tengo hambre iré a dormir— dijo.
La chica apenas entró en su habitación llamó y hablo con la doctora diciéndole que pasara sus próximas tres consultas para los días sábados, ya que tenía compromisos en la academia.
— Ni siquiera en el consultorio me veras angelito— susurró luego de terminar la llamada.
Luego de una larga y relajante ducha, se puso su pijama y se acostó pensando en cómo se iba a divertir, hasta quedarse dormida.
Los días pasaban y Alice realizaba su rutina casi normalmente, con la diferencia que pasaba o a la universidad o al lugar de trabajo del chico. No podía evitar sonreír cuando lo veía mirar su teléfono frustrado y esperaba que fuera por ella.
Otro día más donde se encontraba en la esquina afuera de la universidad donde iba Ángel, esperando para verlo salir. Espero unos cuantos minutos más hasta que lo vio salir.
Observaba como el chico le daba un vistazo a su teléfono y volvía a mirarlo de mala manera. Sonrió al verlo así y luego de unos minutos más observando se retiró. Iba tan distraída que no vio al frente y choco con alguien.
— Oh, discúlpame de verdad— decían mientras la ayudaban a levantarse— que torpe soy, espero no haberte hecho daño— dice mirándola.
— Tranquilo, estoy bien— responde ella.
— Eso espero, no quisiera haber lastimado a alguien tan hermosa como tú— le dice el chico.
— Pues no lo hiciste, estoy bien— responde ella soltándose de su agarré.
— Me alegra, y también le haber tropezado con una belleza, bueno no te quito más tiempo— dice mientras comienza a caminar— ah, mi nombre es Joshua, y espero volverte a ver— le dice con un guiño y se aleja. Alice rueda sus ojos y sigue su camino nuevamente de regreso a su academia.
— “Es atractivo, no se puede negar”— pensó recordando en Joshua— pero si supiera las náuseas que me dan los idiotas de personalidad cursi— susurró
Se cumplían tres semanas sin aparecer ante Ángel, el día había pasado como todos y siempre lo veía igual de sexy. Era de noche y luego de montarse en su auto y arreglar su peluca y su ropa nada de su estilo agarró rumbo al bar.
Ya en el lugar buscó una mesa alejada pero con la vista perfecta hacia la barra. Disfrutaba se sus tragos mientras veía a Ángel sentado en la barra con un chico un poco mayor a él y con un parecido. Recordó que su madre nombró a un hermano y supuso que era él. Sin dudarlo se acercó a la barra y se sentó al lado del chico, pero con cuidado de no llamar su atención y se dispuso a prestar atención a la conversación de ambos chicos.
— ¿Se puede saber qué te pasa? No dejas de ver tu teléfono— le pregunta el chico que lo acompaña.
— Que no me llama Noé, eso pasa— responde molesto y ella sonríe.
— Vaya, así que esa chica de la que me habló mamá te interesa— le dice Noé.
— Claro que no— brama— es solo que se desapareció y he estado tan ocupado que ni siquiera he podido vigilarla como lo hacía y…— Ángel se quedó callado al ver la cara de su hermano y se reprochó mentalmente por lo que dijo.
— Vaya hermano…
— Cambiemos el tema— exigió Ángel interrumpiéndolo.
Alice quedó sorprendida con lo que escucho, pero a la vez sabía que era de esperarse, el chico era capaz de eso y más. Se levantó de su lugar caminó hacia la esquina de la barra.
— ¿Oye sabes lo que está tomando ese chico?— le pregunta señalando a Ángel y el barman asiente— bien prepárale otro trago y se lo entregaras con esta nota que escribiré— dice empezando a escribir.
“Pensé que no tolerabas que las mujeres te busquen, pero por lo que escuché conmigo no es así. Me encanta que yo provoque desesperación por no buscarte, me encanta que no soportes tus días sin mí. Ah, y te ves sexy en esa barra, le das honor al chico malo que eres”. Atte.: “Tu niñita”
— Ve llévale su trago con esto— dice doblando la nota y dándole unos billetes— y gracias por el favor guapo— dice y se aleja donde pueda ver la reacción del chico.
Se colocó en un lugar específico y observo cómo le entregaban el trago y como a los segundos leía la nota. Vio cómo se levantó rápidamente de su lugar y recorrió el lugar con su vista pero sin conseguir nada o mejor dicho a nadie.
Sonrió con suficiencia y salió del bar, tomo camino rumbo a su casa, pero primero prefirió dar unas vueltas sin rumbo para cuando llegara no ver a sus padres ni a su hermana. Llegó a casa de su amiga Melissa para cambiarse, ya que la chica sabía la historia sobre Ángel y la apoyaba.
Ya cambiada se fue a su casa, y al llegar se sorprendió al ver el auto de Ángel pero sobre todo verlo bajar. Sonrió y muy tranquilamente salió de su auto.
— Caramba Ángel, ¿Y eso tu por aquí?— pregunta Alice con tono de diversión.
— ¡¿Quién te crees?!— bramó molesto— eres una descarada, desapareces y cuando apareces, lo haces escuchando conversaciones ajenas. ¿Dónde diablos estabas metidas estos días?— pregunta furico.
— Dijiste que no te gusta que te persigan, así que no entiendo tu molestia, o si… veo que te vuelvo loco angelito— le susurra al oído y luego muerde su lóbulo— nos vemos luego— dice guiñándole un ojo y entrando a su casa y dejando al chico paralizado y molesto en el sitio.
CAPITULO 9
Ángel miró por unos segundos más a la casa donde entró Alice y luego se montó en su auto cerrando fuerte la puerta. Sintió la mirada de Noé en él, pero la ignoró y no dijo nada.
Luego de unos minutos en donde el camino era en silencio, una carcajada de Noé lo rompió y su hermano le dio una rápida mirada de confusión.
— Discúlpame que me burle, pero esa chica me cae bien— dice Noé aun riendo.
— ¿Y qué es lo gracioso?— pregunta Ángel en tono molesto.
— Que tuvo razón en decirte que no entendía tu actitud si no te gusta que te persigan o te busquen. Y hasta donde yo sé eso es cierto— explica— por lo que me sorprende tu desesperación.
— Ninguna desesperación— brama molesto.
— ¿Entonces por qué venir hasta aquí?— pregunta su hermano burlón.
— ¡Por la nota!— exclama molesto— se burló de mí.
— Bien. Hagamos que te creo— responde Noé al momento que llegan a la casa donde el hombre había dejado su auto y se había ido en el de su hermano.
Ángel subió a su habitación, y luego de darse un baño se acostó mientras pensaba como pudo ser que tuvo a esa niñita a su lado en el bar y no se percató.
Los días pasaron y no hubo más encuentros con Alice, que los días que se veían en el consultorio, y la chica actuaba como si nada hubiese pasado lo que molestaba demasiado al chico.
Una semana más empezaba y Ángel comenzó con su típica rutina de todos los días. Pasó la mañana metido en su universidad sumergido en sus clases. Salió temprano por lo que tenía algo de tiempo y decidió ir a almorzar
Prefirió comer en algo sitio cerca de su trabajo que ir hasta su casa. Llegó a un pequeño local sencillo pero agradable donde ya había tenido la oportunidad de comer y le había agradado.
Quedó paralizado en la puerta, no pudo dar un paso más al ver a Alice en el lugar, pero no estaba sola, lo peor de todo es que estaba con un hombre y no uno cualquiera. Se trataba nada más y nada menos que Joshua.
Salió del local y se montó en su auto arrancando a toda velocidad, llamó a su trabajo y dio una excusa por faltar esa tarde y se fue hasta el galpón.
— ¿Qué hay de nuevo?— preguntó al entrar.
— Nada, hoy solo viene Joshua para repartir la ganancia de este mes— respondió el sombra.
— Estupendo— dice.
Unas dos horas después la puerta del galpón suena y ve entrando a Joshua con dos de sus hombres. Y al ver a Ángel lo saluda sonriente.
— Los quiero a todos fuera de aquí, necesito hablar con este… personaje a solas— exige mientras mantiene su mirada en su enemigo.
Vio como todos sus hombres salieron, pero los de Joshua no movieron ni un musculo y eso lo enfureció.
— Creo a ver dicho todos— bramó.
— Vamos chicos, esperen afuera— dijo Joshua a sus hombres y estos salieron— ¿Y se puede saber que…?
— Te quiero lejos de Alice— encara Ángel al hombre. Joshua suelta una carcajada mientras niega con su cabeza.
— ¿Nos vistes almorzando?— pregunta divertido— vaya suerte la mía, pero para tu mala suerte mi respuesta es no. No pienso alejarme, es que… me fascina y te aseguro que la tendré para mí— dice con una sonrisa.
Ángel lo agarra y lo estampa contra la pared— aléjate porque si no…
— ¿Si no que?— lo enfrenta el hombre.
— Me conoces, sabes las millones de cosas que te puedo hacer— responde el chico.
— ¿Y caer en la cárcel?— pregunta el hombre sonriendo.
— ¡NO ME INTERESA!— grita Ángel— te quiero lejos de Alice.
— Vaya, con que realmente te interesa la chica. Eso es un mayor impulso para mí— confiesa— estoy dispuesto a que sepas lo que se siente que te quiten a la chica que te importa, estoy preparado para hacerte lo que tú me hiciste a mí— dice para luego alejarse y salir.
El chico trata de calmarse, y luego de unos minutos sin éxito, se decide y sale hacia su auto y arranca a toda velocidad en busca de aquella niñita que le está complicando la vida.
Alice se daba una ducha y mientras sentía el agua recorrer su cuerpo recordaba aquella tarde en aquel bosque donde se entregó a aquel chico peligroso que le hacía sentir tantas cosas.
— Basta Alice Morgan— se dijo— todo es pura diversión.
Mientras salía y envolvía su cuerpo con la toalla recordaba la frustración del chico ante su indiferencia y la poca atención que le daba cuando se veían en el consultorio.
Pensó en lo idiota que fue al aceptar almorzar con aquel chico que había tropezado. No pensó volvérselo a encontrar pero si paso, extraño que pasara dos veces seguidas pero quizás era por algo.
Salió del baño y fue a su closet a buscar su pijama, sintió una mirada en ella pero la ignoró. Dejó su toalla caer mientras buscaba su ropa.
— Definitivamente eres fascinante en todos los sentidos— escuchó a sus espalda y volteo sorprendida.
— ¿Qué haces aquí?— preguntó Alice tomando la toalla y tapándose.
— ¿Por qué me vas a quitar la maravillosa vista?— pregunto el chico fingiendo tristeza.
— Ángel que…
— Vine a divertirme un rato— responde acomodándose en la cama de la chica— pero antes te vine a exigir que te alejes del tipo con el que almorzaste hoy.
— ¿Celoso?— pregunta ella con burla— además yo estoy con quien me dé la gana y nadie…
— ¡Joshua es peligroso!— exclama— el solo te quiere usar porque sabe que nos… Divertimos, y te hará daño solo por fastidiarme— explica.
— Pues si así fuera no te debes de preocupar porque no te impor….— la chica se queda callada y vuelve a dejar caer la toalla.
Se acerca a él y se acomoda encima de su cuerpo, mientras Ángel pasea su vista por el cuerpo desnudo de la chica.
— ¿Es eso angelito? ¿Te… importo?— pregunta muy cerca de sus labios. Dejando al chico sin saber que responder.
CAPITULO 10
Alice tenía una sonrisa mientras esperaba la respuesta del chico. Amaba cuando lograba dejarlo sin palabras, eso la hacía sentir poderosa ya que tenía en la palma de su mano a un ser peligroso al que le encantaba manejar.
— ¿No me responderás?— preguntó la chica rosando sus labios con los de él.
— La curiosidad mato al gato niñita— respondió Ángel mientras le acariciaba la espalda.
— Pero murió sabiendo— respondió la chica y lo beso como a él tanto le encanta.
El chico en un rápido movimiento logro dejarla debajo sin despegar sus labios. Acariciaba el cuerpo de la chica, Alice sintió que una de sus manos de detuvo en uno de sus pechos y empezó a masajearlo mientras la otra recorría su cuerpo hasta que se detuvo en su intimidad.
Soltaba pequeños jadeos gracias a la tortura que Ángel daba en aquella zona y al masaje en sus pechos. Sentía como su cuerpo temblaba a todas esas sensaciones inexplicables que él estaba provocando. Sentía como estaba a punto de explotar pero el chico detuvo el movimiento de sus dedos.
— ¡NO TE DETENGAS!— gruñó molesta.
— Solo quiero jugar un poco— respondió con una sonrisa.
— Bien— dijo mientras en un movimiento logro quedar nuevamente arriba de él— si es lo que quieres perfecto, pero estas en mi cama y aquí mando yo. Así que angelito...— hizo silencio y acaricio la entrepierna del chico haciéndolo gruñir— jugaremos a mi manera.
Dicho esto estampo sus labios en los de él mientras ágilmente lo despojaba de su camisa dejándolo con el torso desnudo
— Nos vamos a divertir— le dijo al oído.
Luego de morder su lóbulo empezó a repartir besos por todo el torso del chico. Los cuales los acompañaba con pequeños mordiscos, duro un poco solo con eso para desesperarlo. Llegó hasta el inicio de sus pantalones los cuales desabrochó y bajo de forma lenta logrando que el chico se quejara por la tortura.
— Relájate, no desesperes. La otra vez te dije que no sabías todo lo que podía hacer y ahora te lo voy a enseñar. Dicho esto la chica empezó a hacer magia en la entrepierna del chico con su boca.
— ¡Diablos Alice!— exclamó en un jadeo.
— Silencio que nos pueden escuchar— lo regaño y rápidamente volvió a su trabajo.
Los jadeos, gemidos y gruñidos de Ángel la hacían sonreír mentalmente, ya que se sentía poderosa al tenerlo a su merced. Cuando Alice supo que el chico estaba a punto de reventar se detuvo y lo miro con una sonrisa.
— ¡ALICE!— se quejó él.
Ella no lo dejó decir nada ya que llegó a su altura y lo beso salvajemente, mientras lo acariciaba, luego de unos segundos finalizó el beso mordiéndole su labio inferior. Se acomodó y sin previo aviso se dejó caer sobre el sintiéndose llena por completo y logrando que el chico soltara un gruñido.
Se movía rápidamente sobre el haciendo que el chico se volviera loco completamente, y sintiendo ella que estaba flotando en el mismísimo universo. A los pocos minutos el soltó un gruñido y ella un fuerte gemido, cuando ambos al mismo tiempo se liberaron y cayeron en un profundo placer.
Alice cayó agotada sobre el pecho del chico y sintió como su respiración estaba tan descontrolada como la de ella. Sintió como los brazos de Ángel la rodearon pero ninguno dijo nada mientras esperaban que sus respiraciones se calmaran.
— Repito lo dicho anteriormente. Eres fascinante en todos los sentidos— habla Ángel al fin.
— Lo sé, tú también— responde Alice con voz adormilada.
El chico la acomoda a un lado y ambos chicos al apoyar sus cabezas en las almohadas quedan profundamente dormidos por lo agotados que estaban.
La luz del día despertó a Ángel, y se sorprendió al darse cuenta que había amanecido junto a Alice, era la primera vez que le pasaba. Siempre que estaba con una chica luego de divertirse cada uno tomaba su camino.
— Es diferente— susurró mientras la miraba.
— ¿Qué cosa?— preguntó la chica abriendo sus ojos.
— Nada— responde él.
— Bueno...
El sonido del teléfono de la chica la interrumpe y al mirar el mensaje, posa sus ojos en los del chico y le sonríe.
— Es tu amigo Joshua— dice con burla. Él gruñe y desvía la mirada.
— Realmente es peligroso, pero si no me quieres creer allá tú— dice molesto.
— No te pongas celoso angelito, créeme no es mi tipo— le dice ella riendo— pero en el caso de que se acercó a mí fue para fastidiarte, no crees que si me alejo de golpe será peor— dice Alice.
— ¿A qué te refieres?— pregunta confundido.
— Para estar en ese mundo de... peligro, eres despistado— dice la chica— al enemigo hay que tenerlo cerca, y así lo vigilas mejor— explica— y te aclaro algo, primero ese tipo no me interesa y segundo no es mi tipo. Ahora relájate y me levantaré porque se me hará tarde y....
Se calló de golpe al escuchar unos toques en la puerta— Alice se está haciendo tarde, y ¿Por qué tienes la puerta con seguro? Abre— escuchó hablar a su padre del otro lado.
— Ni se te ocurra hablar— le susurra a Ángel. Y él la mira divertida— ese hombre es muy tradicional y si encuentra a un hombre metido en la habitación de mi hermana o en la mía arma la guerra— explica a la interrogante mental del chico.
— Alice— vuelve a llamar su papá. Ella iba a responder pero una voz afuera la detiene.
— ¡Papá!— lo llama Rachel— mi mamá te está llamando.
— Pero tu hermana...
— Yo la levanto tu ve con mamá— dice Rachel mientras lo aleja y lo ve bajar.
Mientras eso sucedía Alice miraba sorprendida a Ángel, al escuchar como su hermana alejo a su padre. Y abrió la puerta al escucharla tocar.
— Baja rápido antes de que vuelva a subir y los descubra— habló Rachel y su hermana solo asintió.
Alice se dio una ducha rápida y luego se vistió ante la mirada atenta del chico. Algo que no se había dado cuenta la hacía estremecer.
— Me daré una ducha y me iré cuando tus padres lo hayan hecho— le dice metiéndose en el baño.
Alice lo mira sorprendida y niega mientras sale y baja a desayunar. Llegó y se encontró con la mirada de reproche de sus padres como todos los días. Los ignoró y solo saludo a su nana con un abrazo.
Desayunaron tranquilamente y luego sus padres se fueron al trabajo y su nana al supermercado.
— Ya se fueron todos— le dice Rachel regresando a la cocina— le puedes decir a tu chico que baje.
— No es mi chico es solo diversión— dice Alice a prisa.
— Bueno, dile que baje— responde su hermana.
— Ya estoy bajando— escuchan al chico desde las escaleras— y ya me voy— dice arrebatándole a Alice su pan con mermelada y dándole un mordisco— adiós— se despide caminando a la puerta y la chica lo sigue.
— Adiós— le dice Alice abriendo la puerta. Y siente como Ángel la besa salvaje pero cortamente y sale.
Alice lo ve alejarse y a los segundos entra y se encuentra de frente a su hermana.
— Rachel... ¿Por qué me ayudaste?— pregunta confundida.
— Eres mi hermana Alice, y aunque lo dudes te quiero. Así que como antes aun lo seguiré haciendo, siempre te ayudaré y apoyaré en todo.
Rachel luego de esa explicación sale y deja a Alice con sus ojos cristalizados y un gran nudo en la garganta. Siempre juzgó a su hermana y quizás estaba equivocada.
CAPITULO 11
Alice disfrutaba cada uno de los encuentros que tenía con Ángel, donde por supuesto existía la batalla sobre quien llevaba el poder algo que divertía a la chica. Lo mejor era cuando tenía días donde se ponía indiferente para verlo desesperado, y sobre todo porque luego de esos los reencuentros eran increíbles.
También pensaba en lo fastidioso que se había vuelto Joshua, era muy obvio como quería que cayera ante él. Pero lo que no sabía era que odiaba a los tipos cursis como él y que sobre todo lo tenía cerca para vigilar o tratar de escuchar cualquier cosa que planeara en contra de Ángel.
Se encontraba en la casa del chico, en su cama y por supuesto con él a su lado mientras pensaba en todo. Había aparecido de visita para fastidiarlo y había terminado en su cama. Como siempre pasaba en cada encuentro.
— Sé que te vuelvo loca, pero me vas a derretir de tanto mirarme— dice Ángel sacándola de sus pensamientos.
— Baja esos humos angelito, solo estaba pensativa— responde Alice.
— ¿Sobre qué?— preguntó.
— En la actividad, o bueno presentación que tengo mañana, por lo que debo irme para dormir temprano y descansar.
— Pues tu familia debe de estar emocionada por verte— le dice. Alice suelta una carcajada y él la mira confundido.
—Te explico angelito, mañana hay dos presentaciones en la primera bailara mi hermana, donde por supuesto estarán mis padres, y en la segunda donde yo bailaré donde ellos no estarán porque por casualidad tendrán alguna reunión de trabajo a esa hora.
— Bueno...
— Estoy acostumbrada a eso. Así que no me interesa.
Alice se despide y sale de la casa dejando al chico con una muy interesante idea en su mente.
Al día siguiente Alice se encontraba en el auditorio de la academia ayudando al profesor Diego con la preparación de la primera presentación. Estaba junto a Melissa ayudando a sus demás compañeras y arreglando los últimos detalles del escenario.
— Estoy nerviosa, cuando nos toque nuestra presentación no sé si lo haré bien— dice Melissa.
— No seas idiota, claro que lo haremos bien. Ahora avisemos al profesor que todo está listo y es hora de empezar, así terminan a tiempo y nosotros tenemos dos horas para prepararnos dice y sale.
Minutos después el espectáculo estaba comenzando, miro por detrás del telón hacia el público y vio a sus padres en primera fila esperando ver a Rachel.
— Era obvio que vendrían, como lo es el que me dijeran que no se podrán quedar. No entiendo porque esperaba que me vieran cuando sabía que no sería así— dijo mirando a Melissa quien la miro con tristeza.
A las dos horas se escuchaban los aplausos del público que indicaban el fin del primer espectáculo. Las chicas se arreglaban mientras sentían un poco de nervios por su baile. Vio a su padre asomarse buscando a Rachel, Alice le dijo que ayudaría a buscarla y salió de su camerino.
Llegó al de su hermana y se detuvo en la puerta al escuchar unas voces. Sabía que no debía escuchar, pero su curiosidad le ganó.
— Me encantas— escucha la voz del profesor Diego.
— Y tú a mí, pero aquí nos pueden ver— oye la respuesta y queda en shock al escuchar la voz de su hermana.
— Relájate hermosa, nada pasara— responde el profesor— te amo preciosa.
— Yo te amo más— responde Rachel.
Alice no podía creer lo que acababa de escuchar, su hermana y uno de sus profesores. Se escuchaban sinceros con sus sentimientos, lo que la alegraba por su hermana.
Se dio la vuelta para irse y paró en seco al ver a su padre a centímetros de la puerta.
— ¿Encontraste a tu hermana?— preguntó el hombre acercándose a la puerta.
— ¡Si papá!— gritó y cerró la puerta de golpe para no dejarlo entrar.
Rachel se sobre salto al escuchar la puerta y la voz de su padre. Miró asustada a Diego quien le hizo señas para que hiciera silencio y escuchara las voces que venían del otro lado de la puerta.
— ¿Qué diablos te pasa Alice? ¿Por qué cierras así la puerta?— escucha a su padre preguntar
— Porque Rachel se está cambiando, y no creo que quieras ver a tu hija en ropa interior— escuchó Rachel hablar a Alice y se sorprendió.
— Bien, avísale que la queremos ver antes de irnos, que se dé prisa. Y antes de que lo vuelvas a preguntar, no Alice no nos podemos quedar.
Escucha unos pasos alejarse y luego silencio del otro lado de la puerta. Se molesta por lo que escuchó de su padre, pero Suspira de alivio cuando no lo vuelve a escuchar, mira a Diego quien le sonríe y le da un beso en su frente para tranquilizarla. La puerta se abre y ellos se asustan.
— Tranquilos soy yo— dice Alice— ahora profesor salga aprovechando que no hay nadie cerca. El hombre asiente y luego de agradecerle sale.
— Alice...
— Te la debía Rachel, tú hiciste lo mismo por mí. Además... somos hermanas, y para eso estoy para ayudarte y apoyarte— repite la chica casi las misma que su hermana le dijo.
— Gracias— dijo Rachel abrazándola, y Alice no dudo en corresponderle.
— Siempre te ayudaré— responde Alice— además me agrada el profesor, me tienes que contar como se dio.
— Y tú también me tienes que contar sobre el chico que estaba en tu habitación la otra vez— dice Rachel— viernes... ¿Noche de chicas?— pregunta.
— Hace muchos no lo hacemos— dice la chica.
— Se vale retomarlo— dice la mayor.
Alice asiente y luego le dice a su hermana que vaya con sus padres que ella se tiene que ir a terminar de arreglar y sale. Llega a su camerino y se encuentra con su amiga y ambas se terminan de preparar.
Una hora después la presentación de Alice estaba comenzando. Su hermana le dio ánimos y le deseó suerte segundos antes de salir. Alice respira profundamente y sale al escenario y se pone en posición.
Recorre rápidamente la mirada al público y cuando su mirada queda fija en unos ojos marrones penetrantes que tanto la vuelven loca siente que su corazón se detiene. El dueño de esos ojos le sonríen y ella sigue sin poder creer que él esté ahí.
—Ángel...— susurró.
CAPITULO 12
Alice no lo podía creer, por primera vez alguien aparte de su hermana, que siempre se quedaba por apoyarla, la había ido a ver, una persona estaba ahí por ella. Y lo más sorprendente era de quien se trataba, ese chico rudo sin corazón estaba sentado en el público viéndola bailar.
Cerró sus ojos y respiro profundo segundos antes de que la música comenzara, cuando la melodía inundó sus oídos su cuerpo reaccionó por sí solo, se movía y se sentía como nunca lo había hecho. Estaba dispuesta a bailar como nunca, estaba dispuesta a dejar al chico sin palabras.
Una hora y media después todo había terminado, todos los bailarines estaban dando las reverencias ante los aplausos del público. La mirada de Alice se volvió a encontrar con la de Ángel, quien aplaudía y al mirarla de guiñó un ojo, y la chica sintió sus mejillas arder.
Afortunadamente el telón estaba cerrando y Alice sale corriendo a su camerino y ya adentro respira profundo y se mira en el espejo mientras se reprocha a sí misma.
— ¿De verdad Alice? Como es posible que te hayas sonrojado, que digo sonrojado estabas como un tomate— se hablaba al espejo.
— Bailas muy bien— escuchó la vos del chico. Y antes de voltear respiro profundo para volver a ser ella.
— Gracias, aunque no te sorprendas sabes que todo lo que hago, lo hago muy— le dice muy cerca de sus labios, pero se aleja al ver que él la iba a besar, y lo escucha gruñir.
— ¿Pasa algo?— pregunta la chica mientras lo mira con una sonrisa burlona.
— Nada— responde serio.
— Bueno...
— Hola hermosa— la interrumpen— vaya Ángel, no esperaba verte aquí— le dicen con una sonrisa.
— ¿Qué haces aquí Joshua?— pregunta Ángel con las manos echas puño.
— Vine a ver bailar a esta belleza, e invitarla a cenar— dice tranquilamente.
— Te exigí que te alejaras— le dice Ángel.
— Y te sabes mi respuesta, no pienso alejarme de esta preciosura— dice tomando a Alice por la cintura— y yo...
— ¡Basta!— interviene Alice separándose de Joshua al ver que Ángel se acercaba furioso— no quiero problemas en mi academia— dice mirando a Joshua y luego a Ángel
— Conmigo nunca tendrás problemas— responde Joshua a la chica, pero mirando a Ángel.
— Si no te vas ya, te juro que...
— Ángel cálmate— dice Alice tomando su brazo— y gracias Joshua pero ya tengo planes, es mejor que te vayas— le pide la chica.
— De acuerdo, nos vemos luego chicos— responde y sale.
— No soporto que este cerca y...
Los labios de Alice callaron al chico gracias al beso que le estaba dando que obviamente fue correspondido. Terminó el beso por falta de aire pero lo hizo mordiendo el labio inferior del chico haciéndolo gruñir.
— Espero que la mentira que dije se vuelva realidad, porque no tengo planes...
— Yo tengo uno que te va a encantar— responde el chico.
— Me parece perfecto y...
— Amiga todo...— Melissa se queda callada al ver al chico.
— Hola— saluda Rachel que venía detrás de la chica.
— Hola Rachel— saluda Ángel.
— Ella es Melissa, mi mejor amiga— dice Alice señalando a la chica que interrumpió.
Los chicos se presentan y luego de que Rachel llamara a su padre para decirle una pequeña mentira, salieron. Cada una por caminos diferentes. El chico toma camino a su casa ya que deseaba pasar una gran noche junto a Alice.
— Espero no estés muy cansada porque esta noche no te pienso dejar dormir— le dice Ángel mientras entran a la casa. La chica le iba a responder pero fue interrumpida.
— Hola mi niño— habla Flor— un gusto verla señorita— saluda a la chica.
— Dime Alice por favor— le pide.
— ¿Dónde está mamá?— pregunta el chico.
— Esta en el jardín junto a sus primos— responde su nana.
— ¿Mis pri...?
— El joven Carlos y sus hermanas— explica la mujer— siempre vienen cuando no estás.
— Vaya interesante— bueno, avísale a mi mamá que llegue. Vamos a mi habitación y no quiero que molesten— dice subiendo junto a Alice.
— No sabía que tenías más familia— dice Alice luego de entrar a la habitación.
— Pues ya te enteraste, y no es importante— responde serio— ahora lo que nos debe importar es...
— Tengo hambre— suelta la chica— habló de hambre de verdad— dice al ver la mirada intensa del chico.
— Bien, voy por algo a la cocina, ya vuelvo— responde saliendo.
Baja y al llegar a la cocina se sorprende al ver a Carlos sirviéndose un poco de agua. Y sonríe al ver como se tensa al verlo llegar a la cocina.
— Vaya, que gusto volverte a ver primito.
— Lamento no decir lo mismo— responde Carlos.
— Vamos, ¿Aun me odias?— pregunto divertido— ya todo cambio.
Carlos inevitablemente suelta una carcajada al escuchar a su primo y mientras se calma fija su mirada en Ángel y se pone serio.
— Podrás engañar a todos en esta casa y también a Noé. Pero a mí no— dice seguro.
— ¿A qué te refieres?— pregunta Ángel.
— Que esa fachada de arrepentido y chico bueno no me lo creo, sé que sigues siendo igual, la misma basura...
— ¡Cállate!— brama el chico molesto— no te voy a permitir que...
— ¿Qué? ¿Qué te eche a perder tu fachada? No, eso lo harás tu solo ya verás, aunque puedo atreverme...
— ¡Cierra la boca!— exclama en un susurro. Carlos sonríe y camina para salir, pero Ángel lo toma del brazo.
— Sabes muy bien de lo que soy capaz, y si sabes lo que te conviene no te metas— lo amenaza y luego lo suelta.
Mientras toma unos emparedados ve a Carlos alejarse y al mirar por la ventana lo ve salir al jardín, donde está su madre junto a sus otras primas y Kate.
— Ay primito, espero no tener que terminar lo que aquel incendio falló— susurró.
CAPITULO 13
— Te tardaste— dice Alice al ver entrar a Ángel a la habitación.
— Me entretuve hablando con mi primo— respondió con tono molesto.
Alice le recibe su emparedado y antes de dar el primer mordisco mira con su ceño fruncido al chico.
— Y me parece que no te gustó la conversación— pregunta y luego da un mordisco a su emparedado.
— Es solo que sigue viendo al chico de antes— responde serio.
— Ah, es eso, no se cree tu fachada— dice la chica con diversión.
— Fin del tema— dice Ángel y sale dando un portazo.
Alice niega con la cabeza mientras termina de comer, definitivamente le encantaba sacar de sus casillas al chico. A los dos minutos escucha un golpe en la puerta y se levanta. Al abrirla ve al chico con un vaso de jugo en cada mano, Alice se hace un lado mientras agarra uno de los vasos.
La chica se toma de sorbo en sorbo mientras mira al chico quien se desvestía. Sonrió al tener la idea de lo que hará para hacerlo molestar, el chico poso sus ojos en los de ella y la hizo bajar la mirada.
"— Es increíble que me logre intimidar con solo una mirada"— piensa la chica luego de bajar su mirada.
Terminó su jugo y se metió al baño, agarró el cepillo de dientes del chico y lavó sus dientes. Salió y vio al chico acostado en su cama volvió a sonreír a sus adentros y camino para empezar a quitarse su ropa sintiendo la mirada de Ángel en ella.
— Muero por dormir, estoy demasiado cansada— comentó mientras quedaba solo en bragas y buscaba en el closet del chico y saco una de sus camisas y se la puso mientras disfrutaba el aroma que desprendía, olía a él.
— ¡¿Qué?!— exclamó Ángel— pero yo pensé que...
— Fue un día agotador en la academia— dijo mientras se acostaba a un lado del chico y sonreía porque sabía que lo había dejado con las ganas y eso lo frustraría.
— ¡Alice!— bramó molesto.
— ¿Hmm?— respondió.
— Agh... nada— dijo el chico mientras se acomodaba para acostarse mejor.
Alice se sentía contenta el día había salido genial. Había tenido una buena presentación, se había arreglado con su hermana y lo mejor de todo había sacado de sus casillas a su angelito cosa que disfrutaba a montones. Sintió de repente como Ángel rodeaba su cintura y la pegó más a él cosa que sin ella darse cuenta la hizo sonreír.
— Gracias— Alice al escucharse decir eso abrió sus ojos, no podía creer que lo había dicho en voz alta.
— ¿Por?— preguntó Ángel confundido. La chica se debatía entre decir la verdad o pensar una mentira y tras segundos de silencio opto por decir la verdad.
— Por... haber ido a mi presentación— dijo al fin.
— Quería ver si era verdad que eras buena. Como alardeas tanto debía comprobarlo— respondió el chico.
— Pues ya viste que sí. Soy buena en todo lo que hago— dijo con voz picara.
Ángel no respondió nada si no que le dio un beso a la chica en su cabeza. Ese gesto sorprendió a Alice pero tampoco dijo nada, por lo que luego de minutos en silencio ambos se dejaron caer en brazos de Morfeo.
Los días pasaban y la rutina de los chicos eran las mismas. Ángel en su trabajo y universidad y Alice en su academia, por supuesto esa rutina de ambos tenía el juntarse y pasarla bien como lo hacían siempre.
También se debía agregar los momentos en que peleaban o simplemente se alejaban cuando Alice no lo buscaba y se comportaba indiferente con el solo para verlo desesperado cosa que a ella le encantaba. No podía olvidar las salidas con Joshua que ya la estaban molestando porque el hombre se estaba poniendo necio y hasta un poco obsesivo con ella por lo que había decidido alejarse un poco.
Estos últimos días había querido hacer sentir bien a Ángel y no lo había querido fastidiar y ya que el chico había adquirido un apartamento para pasar sus momentos con ella y no tener que llevarla a su casa. Decidió quedarse unos días con el allí.
Solo se lo había informado a su hermana y le pidió que no dijera nada. Por supuesto no le importó lo que dijeran sus padres porque si nunca se preocuparon por ella... increíble que lo hicieran en ese momento.
Pero para su sorpresa sus padres no dejaban de llamarla por lo que apagó su teléfono y se comunicaba con Rachel por el del chico. También llegaba a su academia antes de la hora y salía antes de que sus padres salieran de su trabajo. Eso lo hacía tranquila ya que estaba segura que ellos jamás saldrían de su trabajo solo por ella y en eso estaba en lo cierto.
— Sabes que tienes que ir a tu casa— dice Ángel mientras conduce y toma la vía hacia la casa de la chica.
— Lo sé y veo que ya me llevas hacia allá— respondió Alice. Llegaron en pocos minutos y bajaron para despedirse.
— No me vayas a extrañar— dice Ángel acariciando el brazo de la chica.
— ¡Ja! El que no soporta estar lejos de mi eres tu— responde la chica.
— Pues déjame decirte que...
— ¡ALICE MORGAN!— escucha que su padre le grita.
— ¡Maldición!— exclama Alice y voltea.
— ¿Dónde diablos has estado?— pregunta esta vez su madre.
— Por ahí— responde seria y ve que sus padres se detienen muy cerca de ella.
— No vas a volver a desaparecer así y...
— Ay como si les importara— interrumpe a su madre.
— Tienes que respetarnos y respetar la casa y no andar de callejera— dice su padre— así que dices ya mismo dónde estabas y...
— ¡NO ES TU PROBLEMA!— grita la chica— no se vengan a tirar de padres preocupados porque se ven ridículos. Y que les quede claro, Marcos y Liz, yo hago con mi vida lo que me dé la gana.
— ¡No te lo voy a permitir!— brama su padre.
— Ay por favor Marcos...
— Nos respetas o si no...— Alice quedó paralizada al ver que su padre estaba con su mano levantada a punto de golpearla.
— ¡Ni se le ocurra!— exclama Ángel al ponerse frente a Alice y tomando fuerte el brazo de Marcos y darle un empujón— no voy a permitir que le ponga una mano encima— dice el chico lleno de furia.
— ¡¿Y ESTE TIPO QUIEN ES?!— pregunta el hombre molesto.
Ambos chicos se quedaron callados sin saber que decir, hasta que a Alice grito lo primero que le llegó a su mente.
— ¡Es mi novio!— gritó y tanto sus padres con Ángel la miraron sorprendidos.
— ¿Cómo que...?
— Si mi novio— dice Alice interrumpiendo a su madre.
— Pero Alice...
— Pero nada Liz. Me importa una mierda se les agrada o no, estoy con él y en eso no se van a meter porque no se los voy a permitir. Ahora yo me quiero ir a dormir, basta del ridículo show que ambos están dando— dice y luego toma a chico del brazo y camina con el rodeando el auto hasta el lado del conductor.
— Nos vemos mañana— dice la chica y comienza a caminar pero Ángel toma su brazo y la pega a él.
— Si te llega a tocar....— no termina de hablar y vuelve en puño sus manos.
— No pasará nada— responde Alice acariciando su mejilla para tranquilizarlo. Siente como se relaja y sonríe.
— Si lo hace... solo llámame y vendré por ti enseguida— confiesa el chico.
— No pasará, vete tranquilo— le pide el chico asiente y entra en su auto y arranca.
La chica lo ve alejarse y cuando se pierde de vista camina hacia su casa pasando por un lado de sus padres e ignorándolos por completos. Se detiene al ver a su hermana en la puerta pero esta la toma del brazo y luego de fulminar a sus padres con la mirada empuja a Alice y sube con ella a su cuarto.
Alice se lanzaba en su cama mientras Ángel aún estaba camino a su casa. Ambos estaban con una amplia sonrisa mientras recordaban aquellas palabras.
— "No puedo creer lo que hice o mejor dicho dije, aunque... no lo negó"— pensó mientras mantenía su sonrisa.
— Es increíble— dijo el chico con su mirada en la vía— esa niñita está loca— Ángel volvió a sonreír y esta vez más amplio para luego susurrar Yo... su novio.
CAPITULO 14
— ¿Así que novio?— preguntó Rachel entrando a la habitación de Alice.
— Para nada— dice la chica luego de reír— eso fue porque no se me ocurrió más que decir.
— Pues él tampoco lo negó— dijo Rachel con una sonrisa.
— No lo iba hacer, por lo menos no en ese momento— comenta.
— Nunca creí que papá fuese capaz de levantarte su mano— dice Rachel con un toque de tristeza.
— Primero, no solo la iba a levantar si no que de verdad me iba a golpear, no preguntes como lo sé, solo lo sabía— explicó la chica— y no es de sorprender porque me odian y eso lo sabemos.
— No lo puedo entender...
— Yo tampoco Rachel, yo tampoco— responde Alice tratando de no demostrar el dolor que esa dura realidad le causa.
— Pensé que Ángel lo golpearía— dice la mayor para desaparecer el momento incomodo que se había instalado.
— Antes de irse me dijo que si Marcos me hacía algo lo llamara— cuenta Alice— y no solo lo golpearía hermana, Ángel no es solo un chico rebelde y de apariencia de chico malo. Su mundo es... hermosa y atractivamente peligroso— confiesa con una pequeña sonrisa.
— Bueno, pero... ni que fuera capaz de matarlo— comentó Rachel rodando sus ojos. La chica miro a Alice sorprendida al entender el silencio de la chica— ¡¿En serio lo haría?!— preguntó la mayor sorprendida.
— Sinceramente si— confiesa la menor.
— Bueno... esperemos que a papá se le ocurra hacerlo. Pero si lo hace yo misma llamaré a Ángel— confiesa Rachel y Alice la mira sorprendida.
— Pero Rachel...
— No voy a permitir que ni papá ni mamá te lastimen hermana, no más y jamás soportaría que te pongan una mano encima— explica.
Luego de terminar ese tema Alice le dice a su hermana que le cuente su historia de amor con su profesor y ella gustosamente acepta. Alice escuchaba con emoción a su hermana y soltaban algunas carcajadas debido a algunas anécdotas entre su hermana y el profesor.
La conversación fue interrumpida por un minuto debido al sonido del teléfono de Alice avisando de un mensaje, la chica lo revisó y vio que se trataba de Joshua invitándola a cenar. Ella aceptó pensando que debía tratar de no mostrarse tan esquiva para evitar alguna acción peligrosa del chico.
Luego de responder el mensaje retomó la conversación con su hermana la cual duro hasta altas horas de la noche. Ambas estaban felices de haber recuperado esa amistad que gracias a sus padres la habían perdido. Y con ese pensamiento de que volvieron a hacer las mejores amigas quedaron dormidas.
Al día siguiente todo transcurrió normal para la chica con la diferencia de la pequeña discusión que había tenido con Ángel por haberle contado que iría a cenar con Joshua y por haberse negado a cancelarla cosa que Ángel le había pedido.
La noche había caído y ya Joshua la había pasado buscando por lo que se encontraban camino a su cena. Alice se fijó que había entrado a una pate de la ciudad que no conocía se asustó un poco pero trato de mostrarse tranquila.
El auto entro por un portón y se dio cuenta de unos cuantos hombres quienes custodiaban la casa, se sorprendió pero a los segundos se dio cuenta de lo estúpida que había sido su sorpresa al recordar en el mundo que el hombre vivía.
Entraron y Alice admiraba la casa mientras la conducía a la sala donde estaba una mesa para dos hermosamente adornada. Ambos tomaron asiento mientras dos señoras mayores servían la comida.
La cena pasó tranquila en conversaciones sencillas sin dejar atrás las indirectas que Joshua lanzaba a la chica, Alice simplemente lo ignoraba y ya deseaba irse pronto porque el hombre se estaba poniendo intenso.
El hombre salió un momento y Alice aprovecho para mirar por el ventanal y relajarse un poco. Se le formó una sonrisa de la nada al recordar todos sus momentos con Ángel. Estaba perdida en sus pensamientos cuando sintió unas manos en sus hombros y se incomodó al instante.
— Sabes, conmigo tendrías una vida perfecta y sin ningún problema— le susurra Joshua.
— No me interesas Joshua y lo sabes— responde Alice.
— No puedo entender cómo te puedes interesar en alguien como Ángel— dice Joshua.
— No te interesa...
— Vamos Alice, yo te puedo dar una vida de reina— la interrumpe.
— Creo que mejor me voy y...
— ¡No!— exclama el hombre agarrándola muy fuerte por sus hombros y pegándola al ventanal de forma brusca.
— Joshua me lastimas— se queja Alice empezando a asustarse.
— ¿Crees que de verdad le importas? No seas ilusa yo conozco su tipo de chicas y tú no lo eres. Solo eres una simple diversión. Yo te puedo tener para mí siempre porque mientras me complazca lo demás no importa— le dice sonriendo— pero él te botará pronto, no es su estilo estar con alguien tan absurda y torpe como tú, vamos mírate tan insípida y patética.
— Suéltame Joshua...
— Nunca has hecho nada bueno, tus padres siempre lo han sabido al igual que toda las personas que te conocen. No sirves, pero aun así yo te puedo tener en cambio él te botara, vamos quédate conmigo— se acercó y empezó a besar su cuello.
Déjame— pidió Alice forcejeando.
— No— respondió el hombre apretándola más fuerte y así lastimándola más.
Alice como última opción golpeo la entrepierna de Joshua haciendo que cayera al piso doblándose del dolor. Sin dudarlo tomo sus cosas y salió a toda prisa y mientras salía veía como los hombres la miraban de forma extraña. Llegó a la pequeña puerta del portón y se alertó al escuchar la voz de Joshua.
— ¡AGARRENLA Y TRAIGAN LA YA!— lo escuchó gritar. Volteo y vio a dos hombres correr hacia ella. Abrió rápidamente y salió.
Cuando camino a paso rápido un poco se detuvo de golpe al darse cuenta que no sabía a dónde ir. Nunca había estado por esa zona y estaba realmente asustada por lo oscuro que estaba todo, ni si quiera la luna estaba para alumbrar. Las palabras de Joshua llegaron a su mente y no pudo evitar que sus ojos se empañaran.
Pensaba que tenía razón, era una persona sin valor, para nada parecida a su hermana Rachel o a su hermano mayor del cual tenía mucho tiempo sin saber.
— Te atrapamos preciosa— escuchó unas voces mientras la tomaban por sus hombros.
— ¡SUELTENME!— gritó desesperada.
— No lindura, te tenemos que llevar...
— ¡Suéltenla ya!— escucharon una voz y vieron varias sombras y como los apuntaban— ¡AHORA!— vuelven a gritar. Los chicos lo hacen y levantan sus manos.
Alice no espero ni un segundo y empezó a caminar lejos de todos no sabía qué hacer ni cómo salir de ahí pero se quería alejar, vio un auto estacionado y se llenó de pánico e iba a correr pero unos brazos la detuvieron.
— Sube al auto ya— escuchó la exigencia de la voz de Ángel y de inmediato se relajó. No se contuvo y lo abrazo muy fuete mordiendo su labio inferior tratando de no llorar.
— Tranquila, me tienes que contar lo que sucedió— sentía como el cuerpo de la chica temblaba y pensó que no era el momento— pero será después, ahora vamos.
Ambos se montaron y Ángel arrancó rumbo al apartamento donde pasaban sus noches. Iban en un completo silencio Alice miraba por la ventana mientras una vez más pensaba las palabras de Joshua, como alguien como Ángel y no solo como él, si no cualquiera se podría fijar en ella.
CAPITULO 15
Llegaron al apartamento y lo hicieron de la misma forma en la que había recorrido todo el camino en un total silencio. Entraron y Alice se dirigió directo a la habitación y luego de tomar una camisa del chico se metió al baño.
Se dio una larga ducha tratando de no llorar y sobre todo calmando las inmensas ganas que tenia de cortarse. No supo cuánto duro bajo el agua pero ya sentía que debía salir. Se secó su cuerpo y su cabello y luego de ponerse la camisa salió y se dio cuenta que estaba sola en la habitación.
Se sentó en la cama mientras empezaba hacer sus ejercicios de respiración para calmar su ansiedad. Duro unos cuantos minutos haciéndolos pero no lograba que funcionaran realmente lo que había pasado la logró alterar más de lo que pensaba.
No lo pensó por más tiempo y se levantó directo al baño. Tomó una de las hojillas que ahí estaban y la miraba mientras la sobaba con sus dedos, tomo una fuerte bocanada de aire y la apretó fuerte para a los segundos posicionarla en su brazo izquierdo.
— Solo está vez— susurró. Sintió que la abrazaban por la espalda y tomaron sus manos.
— ¡No! Ni esta vez ni ninguna otra— habló Ángel en tono firme.
— Salte por favor— pidió la chica.
— No me iré.
— Déjame sola, necesito hacerlo— dice molesta.
Ángel le quita la hojilla y la tira al basurero, luego toma a la chica y la lleva hasta la cama. Alice tenía su mirada baja y no dijo nada, solo esperaba que el chico dijera algo o la dejara sola.
— ¿Qué sucedió?— preguntó el chico.
Alice suspiró y contó casi todo ya que dijo lo que Joshua había dicho sobre ella y como le dijo que el aun así la acepta, pero prefirió omitir lo que había dicho sobre él y como en cualquier momento la dejaría.
— No debes creer eso— dice el chico molesto.
— De alguna forma no dijo ninguna mentira— respondió Alice.
Ángel no dudo y la beso, lo hizo como siempre pero tratando de que la chica sintiera que sus palabras si eran verdaderas y que ella no era nada de lo que Joshua había dicho.
— "A eso se resume todo esto, a buenos momentos de sexo... hasta que se aburra y me bote"— pensó la chica mientras recordaba aquellas palabras y llevaba sus manos a la camisa que tenía puesta para quitársela.
Ángel se separó de ella y la detuvo para luego acostarla y hacer lo mismo a su lado, todo esto bajo la mirada confundida y sorprendida de Alice. Ya acomodados la tomo por la cintura y la pego a su pecho abrazándola fuerte.
— Debes estar cansada tanto física como mentalmente, así que a dormir— le dijo y luego le dio un beso en su cabeza.
Se dio cuenta de la mirada confundida de la chica y sabía que él estaba igual pero en ese momento no quería nada más que estar así de esa forma con ella y mostrarle que la protegería, y lo haría de cualquiera y hasta de ella misma si era necesario.
Al día siguiente la llevó hasta su casa, ella no quería pero debía hacerlo, se despidió del chico pero antes de bajarse él la tomó y le dio un rudo beso para luego dejarla ir.
— ¿Qué harás hoy?— preguntó Alice antes de cerrar la puerta.
— Algo que debí haber hecho desde el principio— respondió la chica no dijo más y cerró. Entró a su casa y se encontró con la mala mirada de su padre.
— ¿Eso es lo que te gusta cierto? Andar de ramera revolcándote con ese tipo— le reprocha su padre— te fijaste en una gentuza buena para nada.
— ¡Cállate!— grita la chica— y aunque no sea de tu problema pues si me encanta estar con él porque por lo menos es un hombre de verdad. No como tú que eres un títere que vives debajo de la falda de tu esposa y te dejas manejar por ella— dijo Alice muy molesta y firme.
— No te voy a permitir que me hables así— dijo Marcos acercándose a ella y con su puño cerrado golpeo su rostro.
— ¡PAPÁ QUE HICISTE!— gritó Rachel al ver caer a su hermana al suelo y sin moverse— Alice hermana— la llamaba mientras tocaba su mejilla. ¡La dejaste inconsciente!— le grita a su padre.
— Aun respira ya despertará— dijo el hombre y salió sin ningún remordimiento.
Ángel iba en busca de Joshua esta vez le daría su merecido. Pensaba en todas las cosas que le podría hacer para torturarlo, el sonido de su teléfono lo saco de sus pensamientos y se extrañó al ver que era Rachel quien llamaba.
— Rachel— habló con sorpresa.
— Ángel es Alice... Marcos la golpeo— respondió la chica.
Ángel terminó la llamada y dio una dura vuelta al cambiar de vía para dirigirse a casa de Alice. Sin quererlo recordó los momentos en que su padre golpeaba sus hermanos y a su madre.
— Tu no Alice, no te dejaré pasar por lo mismo— susurró.
CAPITULO 16
Alice abre sus ojos pero los cierra debido a la luz, espera unos segundos y los vuelve a abrir poco a poco y se encuentra con la mirada preocupada de su hermana y ella le sonríe para tranquilizarla.
— Hermana estaba muy preocupada— dice Rachel con sollozos mientras sus lágrimas salen.
— Tranquila, solo fue un golpe— dice Alice tomando las manos de la mayor.
— Pero te dejó inconsciente, te pudo haber pasado algo o te pudiste dar un mal golpe al caer y...
— Rachel calma, no pasó nada y eso es lo importante— la interrumpe Alice.
— No puedo creer que haya hecho esto— dice Rachel con rabia.
— Seguro fue la tensión del momento, no creo que lo vuelva hacer— le dice Alice.
— No lo defiendas ni lo justifiques. Es una bestia— responde la mayor con mucha rabia.
— Pero seguro no volverá a pasar— Alice no se creía sus palabras pero trataba de calmar a su hermana para así cerrar ese episodio.
— No entiendo porque lo dices si...
— ¿Ya volvió?— pregunta Alice al escuchar un auto estacionarse.
— No, debe ser Ángel— respondió su hermana.
— ¡¿Qué?! ¿Lo llamaste?
— Debía hacerlo— responde Rachel.
— Hermana lo que te conté lo hice en serio. Ángel puede lastimar a papá de formas que no te lo imaginas, lo puede matar— explicaba la menor preocupada.
— Pues puede que se lo merezca— responde Rachel, porque ya estoy harta de esto, de que te humillaran y de que a mí me trataran de perfecta y me hayan hecho vivir por ellos y para ellos sin detenerse a pensar en mi— dijo Rachel desahogándose al fin.
— Rachel yo...— el sonido del timbre la interrumpió, lo habían escuchado anteriormente pero lo habían ignorado.
— Yo abro— dijo la mayor pero se detuvo en la puerta— ah, y sabes que amo la fotografía, que siempre quise ser fotógrafa, pero no, mis padres querían que fuera bailarina y mírame. Y recuerda a nuestro hermano Alex es ingeniero porque ellos así lo quisieron no porque él lo decidiera.
Rachel dijo eso ultimo y abrió la puerta al fin, se encontró con un Ángel preocupado y molesto. La chica se hizo a un lado y él entró rápidamente encontrándose a Alice sentada en el sofá. Al ver su rostro y mirar el golpe su sangre hirvió de furia y sabía que debía darle su merecido al hombre.
— ¿Alice estas bien?— preguntó preocupado.
— Por supuesto, es solo un golpe no debieron molestarte— le dice mirando molesta a su hermana.
— Claro que hicieron bien en avisarme, y esto no se va a quedar así ese hombre va a recibir su merecido y yo...
— ¡No!— exclamó Alice haciendo que él la mirara confundido y molesto— no vas hacer nada, además no volverá a pasar.
— Agh... no lo puedo entender— los interrumpe Rachel molesta— pues por mi has todo lo que quieras porque se lo merece— dice mirando a Ángel y se va a la cocina— ah, una cosa dice antes de entrar por completo, tenemos una conversación pendiente Alice, me tienes que explicar tus cicatrices.
La chica la mira con los ojos abiertos, pero sin decir una sola palabra esperaba que su hermana nunca se enterara de sus cortadas.
— ¿Entendido?— dijo Rachel.
— Entendido— respondió Alice en un susurro. Y Rachel desapareció en la cocina.
— No entiendo porque no quieres...
— Ángel no es por él, mira mi papá es un hombre muy conocido y muy poderoso si le llegase a pasar algo te juro que hará lo que sea por encontrar al culpable y lo logrará y eso te causaría problemas. Yo no se me tu historia pero lo que si se es que si algo pasa caerás en la cárcel y es lo que quiero evitar— la chica dijo las últimas palabras con sus ojos fijos en los del chico.
Ángel soltó un suspiro y tomo valor para contarle a la chica aquel famoso trato del que ella tanto hablaba pero no entendía.
— Alice te contare. Había una familia de apellido Arizondo, los padres y sus cuatro hijos, no te haré el cuento largo así que te diré lo necesario— explicó— yo le hice la vida imposible a esos cuatros chicos, son tres chicas y un chico. Lo hice por diversión, y rabia.
— ¿Rabia?— preguntó la chica extrañada.
— Lo único que te diré sobre eso es que digamos que ellos tenían la familia que yo quería. En fin. Les hice muchas cosas que algún día te contaré. Pero luego de algunos años, nos volvimos a encontrar, y digamos que mi rabia seguía intacta— el chico tomó aire y continuó— por lo que, digamos que tanto ellos como yo, volvimos “de regreso al pasado”. Y mi último movimiento fue secuestrar a la pequeña hija de Alexandra, una de las chicas— explicó.
— ¿La mataste?— preguntó Alice sorprendida.
— No, encontraron el sitio donde me escondía y me capturaron, y cuando eso paso mi madre habló con Alexandra y le propuso un trato el cual consistía en que ella retirara todos los cargos y yo aceptaba internarme en una clínica Psiquiátrica, ella luego de pensarlo unos días aceptó pero solo con la condición de que si llegaba a cometer algún delito iría de inmediato a la cárcel, mi madre aceptó y así hubo trato. Donde se puede decir que todos tuvimos, “un nuevo comenzar”
— Pues ahora que lo sé todo es un punto a mi favor, con más razón tienes que estar tranquilo y no hacerle nada a mi papá— dice Alice.
— Lo sé, y por eso es que ahora soy el jefe holgazán que le deja todo a sus hombres y solo me percató de que hagan bien su trabajo. Pero hay momentos en los que no me puedo contener y hago de las mías— confiesa sonriendo.
— Pues referente a esto no harás nada, estoy segura de que Marcos no lo volverá hacer— dijo tratando de sonar segura.
Ángel se puso serio y puso sus manos en el rostro de la chica— esta vez lo dejaré pasar pero si lo vuelve hacer no me va importar ir a la cárcel con tal que reciba su merecido— aseguró. Vio a Rachel aparecer y se levantó— ahora ve a descansar y ponte y poco de hielo y luego alguna pomada en el rostro— Alice asintió y luego de darle un rápido beso subió a su habitación.
Rachel acompañó al chico a la puerta y se despidieron pero se sorprendió al ver que el chico había volteado y caminaba de regreso hacia ella.
— Sé que Alice no lo hará, así que te lo pido a ti, si vuelve a golpearlo no dudes en llamarme— dijo.
— Y tú no dudes que lo haré— respondió Rachel y luego de despedirse, entró a su casa.
Ángel iba camino a su diligencia de hacía rato, quizás no se podía desquitar de Marcos pero si lo podía hacer de Joshua y logró que sus hombre lo capturaran sin ningún problema. Llegó hasta otro de los galpones que tenían y vio al hombre colgando de dos tubos a los que estaba encadenado.
— Vaya que tienes agallas angelito— dijo Joshua al verlo.
— Te exigí que no te acercaras a ella— responde el chico.
— ¿Sabes lo que pasaras si me matas cierto?
— Tranquilo que no te mataré por lo menos no hoy— respondió y sin perder más tiempo comenzó a golpearlo y no solo viendo su cara si no que después de mucho tiempo volvió a imaginar la de su padre y ahora estaba otra incluida miraba la imagen de Marcos.
CAPITULO 17
Alice se miraba en el espejo y veía como el golpe se estaba poniendo feo, se vio una última vez y suspiro mientras se sentaba en su cama y comenzó hacer sus ejercicios de respiración. Los realizó por cinco minutos y luego agarró sus cosas para dibujar que era otra de sus formas de calmar sus ansias de cortarse y además después de bailar era otra de las cosas que más amaba hacer.
Dibujaba un paisaje con una cabaña en medio, recordando el fin de semana de una de sus salidas con Ángel justamente en aquella cabaña que plasmaba en el papel. Dejo su mente volar en aquel recuerdo mientras dibujaba olvidándose de la escena de la mañana con su padre y sobre todo de la ansiedad de cortarse.
— Es momento de que me cuentes sobre esos cortes— dice Rachel entrando a la habitación. Alice la mira y luego de soltar un suspiro asiente.
— Comencé a los catorce años, estaba en internet cuando vi un blog donde contaban que era una de las mejores formas de relajarse y pues debido a como nuestros padres me trataban y los murmullos y comparaciones que siempre me hacían contigo en el colegio pues empecé a probar eso y me gustó porque si lo lograba siempre me calmaba.
— Pero Alice, eso no era correcto no debías— dice su hermana tomando sus manos y mirándola con tristeza.
— Era mi única forma de desahogo, hasta que la profesora Abby me descubrió y habló con Marcos y Liz y aquí está la respuesta a tu pregunta de porque iba a la psicóloga— le dice a su hermana al recordar que siempre Rachel le hacia esa pregunta— la profesora los obligó a llevarme y yo acepte solo porque me dijo que si no asistía me expulsaría de la academia— contó Alice al fin.
— ¿Pero han funcionado las terapias?— pregunta Rachel con preocupación.
— Si la verdad, pero he mejorado aún más desde que...— Alice se quedó callada y negó con su cabeza repetidas veces.
— Desde que apareció Ángel— terminó Rachel por ella.
— Pues... si— dice Alice— aunque es una tontería solo nos estamos divirtiendo.
— Si claro, que idiotas son— dice Rachel rodando los ojos.
— ¿Por qué dices eso?— pregunta Alice molesta.
— Por algo de lo que solo ustedes no se dan cuenta o... mejor dicho no aceptan— le responde sonriendo y sale de la habitación.
El día pasaba tranquilo, Alice almorzó y paso casi toda la tarde en su habitación, antes de que el sol se ocultara se dio una ducha rápida y se vistió cómoda para salir. Bajo y dijo que iría a casa de Melissa salió sin esperar respuesta y se montó en su auto rumbo al apartamento, quería estar un rato con Ángel.
Llegó al edificio y al entrar al estacionamiento vio el auto del chico. Subió tranquilamente mientras pensaba que cocinar para cenar aunque sea un poco. Llegó a su piso y al llegar a su puerta vio una caja al pie de esta.
La tomó pero pensó en revisar después entró y puso sus cosas en una mesa cerca e hizo lo mismo con la caja, sintió un rico olor saliendo de la cocina y se acercó, se detuvo en el marco y observo la espalda de Ángel mientras cocinaba.
— Huele divino— dice y el chico se sorprende.
— No te escuché llegar— respondió.
— Me di cuenta, ¿Necesitas ayuda?— le pregunta la chica.
Ángel asiente y se disponen a terminar de preparar la cena, hicieron todo en un silencio extraño y Alice sabía que era porque el chico trataba de no preguntar sobre Marcos y si había pasado algo más.
Luego de unos minutos acomodaron todo y se sentaron a comer, Alice estaba frustrada porque odiaba el silencio del que estaban rodeados, tomó una bocanada de aire y decidió romperlo.
— No pasó nada— habló— estuve encerrada en mi habitación, el único momento incomodo fue cuando Liz le apoyó la gracias porque me lo merecía, pero nada más— explicó.
— No me gusta verte así— confesó el chico.
— Tranquilo, eso se desaparecerá muy pronto— lo calmó.
Luego desviaron la conversación y hablaron de las clases de cada uno y del trabajo del chico, luego lavaron todo y al terminar el chico subió a la habitación y Alice se fue a la sala para ver que tenía la caja que estaba en la puerta.
La tomó y se sentó en el sofá mientras detallaba la caja, vio la nota que estaba entre la cinta y la tapa y la sacó pero antes de leerla decidió revisar el contenido de la caja. La abrió y al ver lo que estaba adentro la soltó de golpe por la impresión.
Con sus ojos cristalizados y sus manos temblando tomo la tarjeta y al ver lo que decía sus lágrimas salieron. Iba a deshacerse de todo para que Ángel no lo viese pero en ese momento apareció.
— Alice... ¿Qué sucede?— preguntó al verla con lágrimas— ¿Qué es eso?— preguntó al ver la caja en sus manos.
— Nada, no pasa nada— responde rápidamente pero él se acerca y toma la caja y se sorprende al ver unas zapatillas de ballet todas llenas de sangre, vio la nota sobre el sofá y la tomó antes que Alice quien lo había intentado.
"Pronto serás mía preciosa" Te quiere Joshua.
El chico lo leyó en voz alta y de inmediato lanzó la caja contra el suelo, Alice vio cómo empezó a temblar y su rostro estaba rojo. Repetía que no iba a permitir que se acercara a la chica.
Alice lo miraba asustada y más cuando él empezó a lanzar todas las cosas que se le atravesaban al piso, estaba totalmente fuera de si no hacía más que tumbar todo y maldecir una y otra vez.
La chica solo lloraba porque no sabía qué hacer, no sabía cómo controlar todo, vio como Ángel subía y a los minutos bajaba con un arma en su mano ella se asustó y más cuando sin él mirarla salió del apartamento.
Alice al reaccionar e imaginar lo que haría salió corriendo tras él no podía permitir que hiciera algo que lo perjudicara.
Llegó al estacionamiento y mientras trataba de limpiar su rostro por su llanto, al verlo corrió aún más rápido para alcanzarlo antes de que subiera al auto.
— Ángel detente— le dijo tomándolo de brazo pero no obtuvo respuesta. Él chico solo trataba de alejarla para poder subir— ¡Cálmate por favor!— exclamó pero Ángel seguía sin reaccionar estaba muy alterado.
Alice lo agarró y lo estrelló contra el auto sin pensarlo y sin importarle que su rostro estuviese mojado por las lágrimas, lo beso, no fue el típico beso que los caracterizaba a ambos fue un beso suave, lento y de una forma tan delicada que logró que ambos sintieran tanto su corazón latir a mil como una corriente y millones de sensaciones por todo sus cuerpos que no habían sentido o mejor dicho que siempre que se hacían presente trataban de ignorar.
Alice envolvió el cuello del chico mientras él la abrazaba por la cintura y la pegaba lo más posible a él. Ella se dio cuenta como el temblor del chico había cesado y lo sentía relajado. Ese beso los hacía sentir como sus labios encajaban perfectamente como si hubiesen sido creados el uno para el otro.
Alice sin querer finalizó el beso pero pego su frente a la de él con sus ojos cerrados y habló aun sin abrirlos, ya que pensaba que si lo hacía dejaría de sentir todas esas sensaciones que corrían por su cuerpo y no las quería perder.
— No vayas por favor— habló— no quiero estar sola te necesito— confesó con lágrimas saliendo y rodando por sus mejillas.
Ángel no respondió nada, simplemente la abrazó por unos segundos y luego con su brazo en la cintura de la chica camino de regreso al apartamento. Subieron y al entrar el chico se tensó un poco al ver otra vez las zapatillas y también por el desastre que causó por el ataque de ira que sufrió.
— Vamos a la cama— pidió Alice al darse cuenta de la tensión del chico. El asintió y subieron a la habitación.
Luego de cambiarse por algo cómodo Alice lo tomó de la mano y se acostaron, ella le dio un pequeño beso y se acomodó en su pecho.
— Descansa, lo necesitas— le dice ella.
El solo como lo ha hecho últimamente besa su cabeza. Y se pierde en sus pensamientos mientras trata de entender todo lo que aquel delicado beso le hizo sentir, no podía entender lo que estaba pasando en él estaba muy confundido.
— "No puede ser lo que estoy pensando"— se dijo mentalmente mientras sus ojos se cerraban y quedaba profundamente dormido.
CAPITULO 18
A la mañana siguiente Alice se despertó pero sin querer abrir sus ojos, al incorporarse y abrir del todo sus ojos se dio cuenta que estaba sola en la cama, se levantó y luego de lavarse los dientes salió de la habitación y se encontró a Ángel haciendo el desayuno.
— Buenos días— saludó la chica.
— Buenos días— respondió él— iremos a la cabaña, así que luego de desayunar te alistas— informa el chico.
Alice respondió aceptando y luego lo ayudo a servir, se sentaron a desayunar y ninguno dijo absolutamente nada de lo que había pasado la noche anterior, solo se escuchaba el sonido de los cubiertos y uno que otro comentario entre ellos.
Una hora más tarde se encontraban ya camino a la cabaña, la chica iba algo emocionada ya que aprovecharía para observar bien el lugar y terminar el dibujo que hacia sobre el mismo.
— Hay algo que me tiene intrigada— comentó la chica rompiendo el silencio— ¿Cómo supiste que Joshua me había llevado a esa casa?— preguntó.
— Cuando te negaste a cancelar esa cena decidí seguirlos— confesó el chico— fui acompañado de algunos de mis hombres y nos estacionamos a esperar que salieran y pues cuando te vi salir tan de prisa me extrañó y me alerte cuando vi a esos tipos agarrarte. Ya lo demás lo sabes— explicó.
— Pues... gracias. Si no hubieses estado allí...
— Ya olvídalo— dijo el chico sin ninguna expresión.
— Ya que vamos a la cabaña, me seguirás enseñando a usar el arma— exigió la chica.
— Ahora más que nunca, lo había hecho por diversión pero quiero que la sepas manejarla por tu protección— responde el chico mientras recuerda las zapatillas y la nota.
Llegaron a la cabaña y después de dejar sus cosas adentro fueron directo al pequeño lago que estaba a unos cinco minutos del lugar. Pasaron la mañana dentro del agua relajándose y dedicándose miradas lujuriosas y uno que otro beso de esos rudos que los desesperaba.
A la hora de comer salieron y prepararon algo ligero, ya satisfechos y luego de unos minutos de descanso Ángel se dispuso a complacer a Alice y continuar con su entrenamiento con el arma.
Llevaban más de dos horas y el chico se sentía satisfecho por lo buena que era la chica, entendía a la perfección cada una de las indicaciones y sobre todo las seguía al pie de la letra.
— Eres buena la verdad— comenta mientras pone el arma sobre un tronco y Alice al verla se le ocurre una idea para ella divertida.
— Si soy muy buena— dijo tomando el arma, puedo hacer cosas que no te imaginas y...— quedó callada y sonrió al ver la cara de espanto de Ángel al verla como lo apuntaba.
— ¿Qué haces?— preguntó nervioso.
— Sabes, esto que aprendí hoy es solo una herramienta más para mi vida, mi... miserable vida, la que me obligó a aprender a protegerme y a cuidarme sola y desde muy pequeña— contaba caminando alrededor del chico mientras lo apuntaba.
— Alice suficiente, aun no sabes manejar eso del todo y...
— Tranquilo angelito que aprendí lo suficiente— dijo deteniéndose detrás del chico— como dije soy buena en todo y capaz de muchas cosas— dijo pegando el arma a la espalda del chico— fui capaz de muchas cosas para... ¿Cómo decirlo? Hacer que mucha gente pagara sus burlas, claro quizás eras cosas tontas de chiquilla, jamás haría algo como las cosas que tu hacías pero ahora he aprendido muchas cosas mejores que si me veo en la necesidad de hacerlo, lo haré.
— Alice ya basta— baja la maldita arma— bramó Ángel más nervioso que molesto.
— Bueno pero... cierra los ojos— pide la chica.
— Pero...
— Vamos angelito has caso— dice Alice.
Ella se mueve un poco para poder observarlo y al ver que tiene sus ojos cerrados se aleja y pone el arma donde estaba antes, y sin decir nada se acerca a él a pasos rápidos y lo besa. Le da por segunda vez ese beso suave y delicado que tanto la estremece.
Ángel abre sus ojos por la sorpresa y molesto a la vez pero a los segundos corresponde ese tierno y apasionado beso, donde ambos se muestran esa pasión, deseo y un enorme sentimiento que ninguno se atreve a aceptar. Alice sonríe entre el beso y luego se separa.
— Debiste ver tu cara de terror— dice soltando una risita— para de reír y muerde su labio inferior para evitarlo al ver la mirada furica del chico.
— ¡No debes jugar con eso!— exclama molesto y decir cosas como esas y...
— ¡Eso es verdad!— brama Alice— suelta un suspiro y se calma— lo que dije es cierto— susurra— Ángel la mira ya más relajado y ella sabe qué hacer para calmarlo del todo— discúlpame, aunque fue divertido— le dice y lo vuelve a besar tiernamente.
El chico sin romper el beso la toma entre sus brazos y camina hasta la cabaña tratando de no tropezar. Entran y al llegar a la habitación la baja con delicadeza, se separa solo un poco para poder quitar su camisa la que a los segundos desaparece dejando a la chica solo en brasier, repite lo mismo con sus short dejándola solo con su ropa interior negra.
Ella hizo lo mismo con él y todo esto mientras ambos mantenían sus miradas conectadas las cuales mostraban un brillo muy especial que sin ellos darse cuenta decían muchas cosas.
La acostó suavemente sobre la cama y a los segundos ambos se despojaron de la única tela que los cubría quedando totalmente desnudos. Ángel comenzó a besar el cuello de la chica logrando que ella soltara pequeños gemidos.
Él besó y acarició cada centímetro de su cuerpo con una nerviosa delicadeza tratándola como alguien frágil quien podría romperse en cualquier momento, disfrutó todo el cuerpo de la chica junto a cada uno de los gemidos que lograba hacerla sacar.
Luego de besar una vez más sus pechos subió a su rostro y la beso mientras se introducía muy lentamente en ella logrando que sus gemidos más sus gruñidos quedaran atrapados en sus besos.
Con el vaivén tan sincronizado de ambos se sentían en el cielo, sentía que flotaban disfrutando de ese momento entre ellos. Alice arqueo su espalda dando a entender lo que sucedería, el chico también se tensó y ambos se liberaron.
— Ángel— gimió Alice cayendo en placer.
— Alice— gimió el chico al segundo cayendo de igual forma en placer y acostándose en el pecho de ella sin dejar caer su peso.
Se miraron una vez más sin atreverse a decir una palabra, ella acercó sus labios a los de él y le dio un corto beso.
Cuando sus respiraciones se habían controlado. El chico se acostó a su lado, apoyándola en su pecho y así ambos cayeron en un profundo sueño.
La luz del sol los despertó a Ángel y al ver a la chica y al recordar todo lo que había pasado, no pudo evitar confundirse aún más se levantó y luego de ducharse bajo e hizo el desayuno. A la media hora vio a Alice ya vestida entrar a la cocina.
No le dijo absolutamente nada lo que confundió a la chica, sirvió el desayuno y luego se sentaron y comieron sin decir una sola palabra, la chica ya conocía los estados de humor del chico por lo que prefirió no decir nada. Pero no podía evitar sentirse confundida porque no creyó que él estaría así después de la hermosa noche que habían tenido.
Luego de terminar y arreglar todo salieron de regreso a la ciudad, el camino fue más de lo mismo en un total e incómodo silencio. Al cabo de más de dos horas llegaron a la ciudad y dejó a la chica frente a su casa.
— Si aparece Joshua no caigas en ninguna de sus provocaciones, cuídate— dijo la chica y salió del auto sin esperar respuesta vio el auto alejarse y al perderlo de vista entró en su casa con una presión en su pecho.
Ángel trataba de dejar su mente en blanco y no pensar en nada ni siquiera en la actitud que había tenido con la chica. Llegó a su casa y se encontró con la mirada preocupada de su mamá.
— ¿Dónde estabas? Me tenías preocupada— habló la mujer.
— Disculpa mamá, estuve en la cabaña— explicó.
— ¿Por qué no avisaste?— lo regaña.
— Se me pasó el tiempo, fui con Alice y se me olvido avisar— confesó.
— ¿Así? ¿Qué tal la pasaron?— preguntó Elena con una sonrisa.
— Increíble, es una chica muy interesante y muy loca— respondió con su mente en los recuerdos y sonriendo.
— Vaya hijo, te me enamoraste— dice la mujer.
— ¡¿Qué?! Claro que no mamá, no digas estupideces— dijo con una molestia que no entendía y se fue a su habitación.
Entro y se tiro en su cama tomando una decisión. Debía alejarse de esa chica y era lo mejor, no era más que diversión y tenía que ser solo eso. Así que no se acercaría a ella, ya no.
CAPITULO 19
Los días pasaban y Alice no entendía nada, Ángel se había alejado, más bien le parecía que se había desaparecido. No respondió sus mensajes ni llamadas y tampoco lo veía en el consultorio ya que según pudo averiguar había cambiado sus días de consultas.
Trató de distraer su mente y de aceptar olvidarse de ese sentimiento que esa distancia le provocaba. Se dedicó a su academia y a dibujar no hablaba con su hermana del chico y le pidió que no lo nombrara más y lo mismo le pidió a Melissa.
Dedico sus días a su rutina, se entregaba a su academia, sus consultas y sus dibujos. Trataba de pensar lo menos posible en el chico. Trataba de pasar también el menos tiempo posible en su casa para no ver a sus padres.
Se privó de ir a su bar favorito ya que no quería por nada del mundo encontrarse a Ángel, porque si él no la quería ver, pues no lo incomodaría.
— Que maravilla volver a ver a mi hermanita— escuchó desde su puerta una voz ronca y volteo sorprendida y feliz.
— ¡ALEX!— exclamó y corrió a abrazar a su hermano.
— Hola princesa— respondió el hombre de 28 años.
La chica fue con él hasta su cama y se sentaron a conversar para ponerse al día y a los minutos entró Rachel uniéndose a la conversación.
Ángel no aguantaba la ansiedad que le provocaba el no ver a Alice, se había prohibido así mismo hasta vigilarla de lejos lo único que no pudo evitar fue saber de ella por una tercera persona y esa fue Rachel, la que le contaba lo distante que estaba Alice y lo tan encerrada en su mudo que se encontraba.
Le dolía saber que Alice estaba mal, pero no sabía porque sentirse así por ella, él no debía ni podía sentir nada por ella, y eso solo era porque le daba miedo, mucho miedo.
No enfrentó a Joshua pero si mando a algunos de sus hombres a vigilarlo. Él se encerró entre sus estudios, su trabajo y sus negocios. La rabia que sentía al estar lejos de Alice la botaba golpeando a cualquier victima que tenían solo por diversión. Terminaba un día más y se tiró en su cama recordando su último encuentro con Alice en aquella cabaña.
Ya había pasado más de un mes y seguían sin saber el uno del otro, o por lo menos Alice de Ángel ya que él sabía de ella gracias a Rachel. Había llegado otro fin de semana y Alice estaba en su casa con un nuevo ataque de ansiedad los cuales habían aparecido desde días atrás y los había calmado como ella había aprendido.
Revisó y vio que no tenía hojillas en su baño y las tijeras las tenía su hermana, por lo que fue a la habitación de Rachel y las buscó Se fue de nuevo a su habitación para calmar sus nervios. Al colocar las tijeras sobre uno de sus brazos recordó cómo una vez le prometió a Ángel que nunca lo volvería hacer.
También al mismo tiempo recordó las palabras de Joshua, sonrió sin humor y negó con su cabeza.
— Que estúpida eres Alice, te negaste a creer en lo que sabias era verdad, te botaría y mira, lo hizo— se susurró mirándose al espejo de su peinadora sentada desde su cama.
Iba a hacer la primera cortada pero unas repentinas ganas de vomitar le llegaron y corrió al baño, expulso todo agachada en el inodoro, al terminar lo bajo y lavó su boca. No entendía que pasaba con ella, llevaba días con vómitos y malestar.
Cuando se sintió mejor volvió a sentarse en su cama y nuevamente tomó las tijeras con las que sin perder más tiempo empezó a realizar corte tras cortes mientras su mente la llevaba a sus momentos con Ángel.
— Hermana vamos a...— se tensó al escuchar como Rachel entraba a su cuarto sin avisar.
— ¡ALICE! ¡¿QUÉ DIABLOS HACES?!— preguntó su hermano gritando ya que había entrado junto Rachel.
— Nada— respondió levantándose caminando al baño, para lavarse y quitar la sangre.
— ¿Cómo que nada? ¿Por qué haces eso?— pregunta Alex entrando al baño con Rachel detrás.
— Váyanse por favor— pedía la chica mientras limpiaba y vendaba las heridas.
— No me iré hasta que hablemos— asegura Alex.
La chica termina de vendar las heridas y los mira furica— ¡Quiero estar sola!— exclama.
— No— responde el hombre.
— ¡Fuera!— bramó mientras empezaba a ver todo borroso— quiero que se va...— no termino de hablar debido a que se desvaneció y su hermano la sujeto a tiempo.
La tomó preocupado y la acostó en su cama. Le daba pequeñas palmadas en sus mejillas mientras la llamaba pero Alice no respondía, le pidió a Rachel que fuera por alcohol y ella fue al baño de su hermana y a los segundos salió a la habitación con el recipiente y algodón.
A los minutos la chica reaccionó y sus hermanos suspiraron de alivio. Ella los miró avergonzada pero ellos solo la abrazaron. Alex tomo sus muñecas y miro con tristeza las vendas y vio otras cicatrices.
— Me tienes que explicar esto pero luego, ahora descansa— dijo levantándose— y mañana iremos al médico para saber el porqué de ese desmayo— dijo y salió.
— No pensé que estabas tan mal porque Ángel se alejó— dijo Rachel.
— No digas estupideces y...
— Alice él siempre se...
— Dije que no quería volver a hablar más de él— dijo la chica interrumpiendo a Rachel.
— Sé que eso te hizo recaer, pero... ahora otra cosa es importante— dijo y salió. Al minuto Rachel vuelve entrar con una caja en mano y Alice la miro confundida.
— ¿Qué es eso?— preguntó
— Una prueba de embarazo, debes hacértela— y no me digas que estoy loca porque me he dado cuenta de tus malestares y vómitos.
Alice sin dar batalla toma la caja y entra al baño para realizarse la prueba, sigue las instrucciones y luego de hacerlo sale y se queda en la puerta del baño mirando a su hermana pero sin decir nada. Luego de que pasaran los minutos correspondientes revisa y queda en total shock.
— Alice di algo, ¿Cuál es el resultado?— pregunta la hermana intrigada. La chica la mira y siente sus ojos llenarse de lágrimas.
— Dio... Dio positivo, Rachel estoy... embarazada…
CAPITULO 20
Ambas chicas estaban en shock no sabían que decir, Alice jamás se imaginó que ese momento podía llegar para ella tan pronto y mucho menos quien sería el padre del chico. Pensó en Ángel, en que no estaría de acuerdo que siendo como es no aceptaría a ese bebé.
Sintió como su hermana la abrazaba y eso la hizo volver de sus pensamientos y sin dudarlo también la abrazó, un abrazo lleno de emoción, alegría, nervios y mucho, mucho miedo. No podía permitir que sus padres se enteraran porque no sabía de lo que podían ser capaces.
— Voy a ser tía— dijo Rachel rompiendo el silencio y terminando el abrazo.
— No lo puedo creer— responde la chica tocando su vientre— nuestros padres no se pueden enterar, bueno nadie...
— ¡Ángel! Cuando se entere...
— ¡No!— exclama Alice— él tampoco se puede enterar, lo nuestro... ¡Ja! Quise decir, lo que hubo fue solo diversión nada más que eso, con una consecuencia pero yo podré salir adelante con este bebé sola— explica muy seria.
— Pero es su papá y...
— ¡Dije que no!— bramó la chica— promételo.
— Bien, no diré nada— responde Rachel resignada.
— Es lo mejor— dijo la chica dando por terminada la conversación.
El resto del día la pasó encerrada en su habitación mientras pensaba el último encuentro con Ángel que de seguro fue cuando al estar juntos sin protección crearon esa hermosa vida.
Aprovechó que sus padres tenían una cena de trabajo y llegarían tarde e invitó a Melissa para que se llevara la sorpresa de que Alex estaba de vuelta, sabia como su amiga y su hermano estaban enamorados pero él nunca se atrevió a nada en el pasado por la chica se menor. La hora de la cena casi llegaba y ya tenían todo listo, las hermanas conversaban mientras esperaban que su hermano bajara de su habitación y también que su amiga llegara.
El timbre interrumpió la conversación y Alice de inmediato fue a abrir encontrándose en la puerta a su mejor amiga, Melissa la abrazó y luego entró y saludo a Rachel, Alice iba a decir algo pero la voz de su hermano la interrumpió.
— Chicas huele delicioso y muero de hambre, así que vamos ya a...
Alex se quedó callado de golpe al ver a Melissa, pensaba que lo que sentía por ella ya no existía, pero al verla después de unos años sintió como su corazón latía queriendo salirse de su pecho y como esa corriente que ella con solo mirarlo volvía después de tanto tiempo a recorrer su cuerpo.
— Melissa— logró decir el hombre.
— Alexander— dijo ella su nombre como respuesta.
— Bien... se supone que deberían aprovechar esta segunda oportunidad y no quedarse ahí parados como idiotas solo mirándose. ¡Se aman! No lo dejen pasar otra vez— dijo todo esto Alice y luego agarró a Rachel llevándosela a la cocina y dejando a esos dos solos.
— Alice no debiste decir eso, hiciste que ambos se pusieran rojos de la pena— la regañó Rachel.
— Pues era la idea— respondió la chica de forma inocente.
Se pusieron a servir mientras le daban el tiempo suficiente a solas a la pareja, Alice se debatía entre contarles o no sobre su embarazó hasta que se decidió a hacerlo en el postre esperando que su hermano la apoyara.
Salieron de la cocina en busca de Alex y Melissa pero lo hicieron muy silenciosamente para poder ver y escuchar que sucedía. Llegaron a la sala y se escondieron tras una pequeña columna observaron cómo los chicos estaban entregados en un tierno beso. Alice miro a su hermana y le sonrió para luego salir.
— Bien par de tortolos la mesa está servida— habló haciendo que los chicos se asustaran y pusieran rojos de la pena.
Minutos después se encontraban cenado y riendo de todas las locuras que contaban, Alice sonreía al darse cuenta que se sentía como hace mucho no lo hacía pensaba que estaba sola que no contaba con nadie, pero no, estaba equivocada ya que ahí estaban sus hermanos y su mejor amiga, y sabía que siempre estarían para ella.
De repente llegó Ángel a su mente y sabía que era porque solo él la había hecho sentir querida nuevamente, o eso pensaba ella ya que sabía o creía que solo había sido una diversión para él, recordó la noticia que tenía y como ya estaban en el momento del postre decidió que era el momento.
— Estoy embarazada— soltó de repente.
El lugar se quedó en un tenso silencio y sintió las miradas de los demás en ella, su hermana la miraba sorprendida ya que pensaba que aún no lo diría y los otros dos era sorpresa por sus palabras.
— ¿Qué dijiste Alice? ¿Dime que estas bromeando?— preguntaba Alex aun sorprendido y un poco molesto.
— No es broma, esa fue la razón de mi desmayo— respondió de forma suave.
— ¡Maldición Alice! ¡Aun eres muy joven!— exclamaba el hombre.
— Lo sé, pero...
— ¿Quién es el padre? ¿Imagino que se hará responsable?— preguntó de repente.
— Aun no lo sabe yo...
— No me digas que te embarazó y huyó porque si es así...
— No lo sabe— lo interrumpe Alice— está de viaje y yo me enteré hoy— explicó diciendo una mentira.
— Pues tienes que hablar con ese chico y...
— Lo haré cuando regrese, eso será la próxima semana— volvió a mentir.
— Bien— responde su hermano.
Alice se disculpa y se levanta para retirarse se sentía mal emocionalmente, entendía a su hermano pero esperaba su apoyo y al no sentirlo un dolor la invadió, camina pero antes de salir su hermano la detiene.
— Alice espera— dice Alex.
— ¿Dime?— pregunta mirándolo y ve como su hermano se acerca a ella.
— Pase lo que pase cuentas conmigo— responde su hermano abrazándola. Ella sorprendida y con lágrimas en sus ojos lo abraza fuerte— eres mi hermanita y siempre estaré para ti— le dice haciéndola que lo mire.
— Y no te olvides de mí— dice Rachel poniéndose a su lado— siempre te apoyaré— dice y hace que los tres se fundan en un hermoso abrazo.
Melissa miraba la escena mientras sus lágrimas se escapaban, sabía lo que las palabras de Rachel y Alex significaban para su amiga, a la que siempre espero ver así querida por esas personas que sus padres le habían quitado.
— Y yo me encargaré de convertirme en su tía favorita— dijo Melissa. Alice la miro y le iba a responder pero la voz de su hermana la interrumpió.
— No señor, su tía favorita seré yo— dijo Rachel.
— No...
Y así comenzaba una divertida discusión entre la mejor amiga de Alice y su hermana la cual la chica y Alex miraban con gracia. Alice se tocó su vientre y sin querer su sonrisa se borró al recordar al padre de la criatura que venía en camino.
Ángel se encontraba mirando por el pequeño ventanal que tenía en su oficina que estaba en la segunda planta del bar del que era dueño o mejor dicho el que había heredado de su padre.
El local era un bar realmente normal donde los jóvenes se divertían y bebían y por supuesto donde sus hombres realizaban aquellas pequeñas entregas que podían pasar desapercibidas dentro del local.
Se sentó en el sofá que tenía y apoyo su cabeza con sus ojos cerrados pensando en la niñita que le había desordenado su vida y en aquel último encuentro entre ellos en aquella cabaña.
— Vaya, tenía que ver esto con mis propios ojos— dijo una voz desde la puerta y saltó del susto.
— ¿Qué haces tú aquí?— preguntó nervioso.
— Confirmando que sigues en este mundo, en realidad lo sé desde hace meses, te conozco así que supe que aun seguías en esto, que quizás ya no eres un asesino y torturador de gente inocente, pero sigues siendo el mismo y hasta mejor porque...
— Kate tu no debes de...
— De estar aquí, y eso es lo de menos, y para que dejes de mirarme así, te seguí en muchas ocasiones y además escuché la conversación que tuviste el otro día con nuestro primo en la casa. Es increíble como los has logrado engañar a todos, bueno menos a mí, porque antes de seguirte o de escuchar la conversación entre Calos y tú, te observaba y tu actitud me lo decía todo. Que te puedo decir soy tan o hasta más astuta que tu— explica la chica.
Ángel sonríe con orgullo mientras niega con su cabeza, camina hasta su pequeña hermana y la abraza luego de besar su frente.
— Eres mucho más astuta que yo, lo acepto— dice el chico— pero lástima que no quisiste celebrar tu cumpleaños conmigo— responde dolido.
— Sabes quienes estarán allá y no quiero que...
— Lo entiendo— dice frustrado— y por cierto ese vestido es muy provocativo— dice serio.
— Lo sé, es la idea quiero provocar a una chica especial— dice inocentemente y el chico la mira divertido— bien, debo irme a mi fiesta. Hermano, aunque ya no les hagas daño a gente inocente y a los que no lo son, de esos sé que se encargan tus hombres. Este es tu mundo ahora lo entiendo y sé que lo será toda tu vida pero cuídate si— le dice.
— Lo haré— responde.
— Ah, y sabes no es malo enamorarse, todos nos merecemos sentirlo y vivirlo así que no tengas miedo, busca a Alice no la pierdas— dice la chica y sale.
El chico se queda en shock por las palabras de su hermana, quizás tenía razón pero no sabía qué hacer, no sabía cómo actuar.
Los días pasaron y Alice seguía sin saber de Ángel y sobre todo dándole largas a la insistencia de su hermano de que cuando supuestamente regresará el chico. Iba pensando en todo eso mientras iba en su auto de regreso a su casa.
Había pasado la tarde con Melissa ya que su hermana había salido con su chico y Alex había salido a resolver unas cosas según le había dicho. Recordó también el día que fue con la doctora y vio un pequeño puntito que aún era su hijo.
Había decidido hacer un video diario, empezarlo desde que se enteró y cada mes que su bebé crecía para mostrárselo en algunos años, había querido empezar ese día pero la insistente llamada de su amiga la interrumpió y salió dejando su video cámara encendida y esperando que no se le haya acabado su batería.
Se dijo mentalmente que luego de darse una ducha empezaría por fin el video diario lo que la hizo sonreír, ese pequeño ser le había dado una buena razón para ver con un poco de alegría su vida.
Llegó a su casa y al escuchar ruido en la cocina gritó que ya había llegado pero como siempre no obtuvo ninguna respuesta. No le importó y subió de inmediato a su habitación y se detuvo en seco al ver a su papá allí adentro y mirando un papel.
— ¿Qué haces aquí en mi...?
— No puedo creer que hayas sido tan estúpida— dice tomando a la chica por su brazo y dándole una bofetada.
— ¿De qué hablas...?
— De esto— responde el hombre lanzándole el papel y ella se pone pálida al darse cuenta que es su prueba de embarazo. La chica maldecía varias veces mientras su padre le dio otra bofetada.
— Te voy hacer entender de una vez por todas como te debes portar, esto debí hacerlo desde mucho antes— dice mientras se quita su cinturón.
— Papá, ¿Qué vas hacer...?
La chica no pudo terminar de hablar ya que soltó un grito de dolor al sentir el cinturón contra su piel. La chica trataba de no soltar los gritos que el dolor le provocaba mientras le pedía a su padre que se detuviera.
— ¿Qué sucede?— entra Liz.
— Esto pasa— dice Marcos mostrándole los exámenes a su esposa.
— No puedo creerlo— dice la mujer mirando con repugnancia a la chica.
— Debe aprender y lo haré como mejor sé— dice Marcos volviendo a golpear a la chica. Todo pasaba sin ninguno darse cuenta que todo estaba quedando grabado en la cámara que la chica había dejado encendida.
— Basta por favor— habló Alice entre sollozos— mamá dile que se deten...
— Cállate, te lo mereces— responde.
— Mamá...
— No me llames más así. ¡No eres mi hija!— grita la mujer con rabia— eres igual que ella.
— ¿Qué dices?— logra preguntar al darse cuenta que Marcos detiene sus golpes.
— Que eres igual de zorra que Amelia— dice el hombre.
— ¿Mi tía?— pregunta sorprendida.
— No era tu tía, si no tu madre. La muy miserable murió en un accidente cuando cumpliste un año y no me quedó más que encargarme de ti tus dos padres murieron mejor dicho, iba con el muerto de hambre de tu padre— explica Marcos, yo la amaba pero prefirió a un pobretón— dijo con rabia.
— Lo bueno de eso es que yo al fin me quedé con algo de lo que a ella le rodeaba— habla Liz, siempre la odie. Ella era la perfecta la mejor en todo el orgullo de nuestros padres, y yo... yo no existía para ellos— confiesa la mujer.
— Y por eso Liz se encargó de que nuestros hijos fueran perfectos para que siempre fueran mejor que tú, porque nos recuerdas a ella te pareces tanto— dijo el hombre, hasta en lo zorra porque hiciste lo mismo quedar embarazada. Pero no voy a dejar que nos señalen porque estas embarazada sin casarte.
— Has lo que quieras— dice Liz saliendo.
— Me voy a encargar de que todo vuelva a la normalidad— dijo mientras miraba el vientre de Alice y la chica sintió un escalofrió.
El hombre volvió a golpearla y la chica como pudo protegía su vientre con sus brazos mientras ella le imploraba que no lo hiciera que su bebé no tenía su culpa.
— ¡DETENTE!— gritaron y el hombre volteo y sin darse cuenta ya estaba cayendo al suelo por culpa de un golpe— nunca te imagine capaz de algo así, eres un miserable.
— ¡ALEX! No te permito que me trates así— dice el hombre.
— Y yo no te permitiré que vuelvas a tocar a mi hermana, ahora lárgate le dice y el hombre sale.
Alice solo se acostó en su cama hecha un ovillo sin decir nada, tenía sus brazos sobre su vientre y sintió como su hermano la abrazaba. No podía permitir que a su hijo le pasara nada, así que tenía que salir de esa casa y protegerlo así eso significara tragarse su orgullo, así que la única forma de estar a salvo era junto el padre de su bebé. Así que sin pensarlo más decidió que esa misma noche lo buscaría, él se enteraría que sería padre.
CAPITULO 21
Alice no dejaba de pensar en lo que Marcos y Liz le habían contado mientras seguía en los brazos de su hermano pensaba en como ellos se pudieron desquitar con ella sin tener culpa alguna, solo por ser la hija de la mujer que odiaban cada uno por un motivo personal.
— Alice algunos golpes te sangran, lo mejor es ir…
— ¿Están por aquí?— pregunta Rachel entrando— hola…— se quedó callada al ver a su hermana roja de tanto llorar y ver como en algunos lugares su suéter estaba manchad de sangre— ¿Qué sucedió?— preguntó preocupada.
— Llegue y la escuché llorando y al entrar encontré a papá…— Alex suspira de rabia— golpeándola— dice al fin.
— ¿Qué? ¿Lo volvió hacer?— pregunto la chica sorprendida.
— ¿Cómo que lo volvió hacer?— dijo el hombre molesto.
— Antes de que vinieras ya me había golpeado, aunque no de esta forma— confesó Alice.
— No puedo creerlo yo…
— Lo importante ahora es curar esas heridas— lo interrumpe Rachel— y… ¡El bebé!— exclama preocupada— debemos ir al hospital para asegurarnos que todo está bien— dice mirando a sus hermanos. Ambos le dan la razón y Alice se levanta mordiendo su labio inferior para evitar que salga algún quejido de dolor a causa de su movimiento al ponerse de pie.
— ¿Y esa cámara?— pregunta Alex al verla.
— Se me olvido apagarla más temprano ya que Melissa me hizo salir disparada. Está ahí porque quiero hacer un video diario de cómo mi bebé va creciendo y mostrárselo ya cuando este grande, y pues lo iba a empezar hoy— la chica explicó mientras revisaba la cámara para apagarla y guardarla.
Al mirar se dio cuenta que la golpiza que le había dado su padre había quedado guardada, la iba a borrar pero algo muy dentro la detuvo y prefirió dejar el video sentía que lo necesitaría alguna vez.
A los minutos se encontraban camino al hospital la chica miraba su suéter y vio algunas manchas de sangre iba en su auto mientras su hermano conducía y ella en la parte trasera junto a Rachel y recostada en su hombro tratando de no moverse ya que cualquier roce la lastimaba por las heridas de sus golpes.
— Oigan, ¿Qué vamos a decir cuando vean los golpes?— preguntó Rachel.
— La verdad— responde su hermano.
— No, no diremos la verdad— dice Alice— diremos que unos tipos entraron a la casa a robar y yo estaba sola, al verme me golpearon y trataron de abusar de mi pero logré escapar— explicó.
— Se que es nuestro padre pero tiene que pagar— dice Alex molesto.
— Tiene razón— lo apoya Rachel.
— Y pagará pero no así, tiene que ser como más le duela— dice Alice de forma fría.
Unas dos horas después ya se encontraban de camino regreso a su casa, habían dicho la versión que Alice había planeado y no del todo seguros los médicos le creyeron su doctora la revisó y les dio la buena noticia de que su bebé estaba en perfecto estado, eso los alivio y se fueron más tranquilos.
Alice miró a su hermano que conducía y pensó que cuando ella tenía un año que fue cuando sus padres murieron el ya estaba grande y debió conocerlos.
— Alex… ¿Tu llegaste a conocer a tu tía Amelia cierto?— pregunta y su hermano le da una mirada nerviosa por el retrovisor rápidamente.
— Si— responde.
— ¿Y cómo era ella?— pregunta nuevamente.
— Era una mujer muy sensible, le encantaba ayudar a los demás y también me consentía mucho y si estabas en aprietos ya fueras un niño con alguna travesura o un adulto con algo grave ella siempre estaba ahí para ayudar, en fin tenía unos grandes sentimientos en definitiva muy parecida a…— Alex se queda callado al darse cuenta de lo que estuvo por decir.
— Muy parecida a mi— Alice dice las palabras que su hermano no dejo salir.
Alex aprovecha un semáforo en luz roja y se volteo para mirar mejor a Alice debido a lo que acababa de decir. La chica alzó la vista y miro a su hermano sonriéndole con tristeza.
— ¿Tu lo sabías cierto?— preguntó la chica.
— ¿Cómo lo supis…?
— Marcos y Liz me lo dijeron mientras él me golpea, soltó todo con una rabia que no te imaginas— explicó ¿Por qué nunca me lo dijiste? ¿Y por qué tu lo sabías?— preguntó.
— ¿Se puede saber de qué hablan?— pregunta Rachel muy confundida.
— Que Marcos y Liz no son mis padres— confiesa Alice.
— ¡¿Qué?!— exclama su hermana sorprendida.
— Rachel tenía tres años y yo nueve— empezó Alex luego de soltar un suspiro, pero tuvo que seguir manejando.
— ¿Y?— preguntó Alice. Su hermano estacionó ya frente a su casa y se puso de lado en su asiento para poderlas mirar mejor.
— A mi edad no me podían engañar, además aparte de que nunca le vi creer la barriga a mi madre ya también había conocido a la pequeña hija de mi tía. Por lo que a mí me dijeron que se harían cargo y que serias ya no mi primita si no una hermanita para mi, todo esto lo hablaron conmigo luego del entierro de mi tía Amelia y su esposo— explicó Alex— y pues como Rachel estaba pequeña no entendía nada por lo que nunca se le dijo nada y para ella eras su hermana. El resto lo sabes creciste con nosotros y aquí estas— dijo mirando a ambas chicas.
Salieron del auto sin decir nada más y antes de entrar Alice se detuvo y suspiro con tristeza.
— Lo único malo de esta verdad es saber que ustedes no son…
— ¡Si lo somos!— exclamó Rachel con tristeza y un nudo en su garganta que se había formado al saber lo que Alice diría.
— Claro que lo somos— dice Alex acercándose a ella y abrazándola con cuidado de no lastimar sus golpes— eso no cambiara— dice al mirar a Rachel y esta se acerca.
— Somos hermanos y punto, sin importar nada— dijo su hermana. Se dieron un abrazó y luego sin ningunas ganas entraron a su casa.
La chica se alivio al no encontrarse con las dos personas que tanto daño le habían causado. Subió a su habitación para darse un baño con mucho cuidado, para luego ir en busca de Ángel.
Ya lista le avisó a su hermana lo que haría y Rachel se alegró y como sabia que Alice al estar con el chico no pisaba su casa en días le pidió que estuviese en contacto con ella. La chica asintió y salió sin perder más tiempo.
Alice llevaba una hora dentro de aquel bar y no veía señales de Ángel por lo que pensó que debía de estar o en el bar que él manejaba o en su casa y en última opción el apartamento.
Salió de aquel lugar y se detuvo un momento al sentir la brisa sobre su rostro al pensar a cuál de los tres lugares ir ya que como estaba pasando desde hacía casi dos meses el chico no respondía sus llamadas.
— Que maravilla volver a verte— escuchó la voz de Joshua en su oído mientras la abrazaba por la espalda. La chica se tensó y trato de no quejarse por el dolor que estaba causando el chico al abrazarla fuerte.
— Suéltame y lárgate— dijo Alice separándose del chico.
— ¿Por qué tan sola y desprotegida?— preguntó— ah, ya sé, ¿Ya te botaron cierto?— preguntó y sonrió al ver como la chica no respondía y volteaba su mirada— vaya, te lo advertí— dijo.
— Te quiero lejos de mí— dijo Alice y caminó para alejarse.
— No preciosa— dijo Joshua tomándola por la cintura rápidamente— ahora si serás para mí y nadie lo impedirá— dijo apretándola contra él.
— Déjame— pedía la chica mientras forcejeaba.
— Cálmate o te harás mas daño— dice y ella lo mira confundida— cariño se lo de la golpiza que te dio tu padre, yo me entero de todo.
— Ya vete.
— No, tu vendrás conmigo…— el chico la mira y sonríe— a menos que quieras que Melissa o Rachel tomen tu lugar— le dice al oído.
El chico sonríe victorioso al ver como la chica detiene su lucha y baja su mirada en forma de derrota.
— Buena chica, ahora dame esto— dice quitándole su teléfono y luego lo pisa destrozándolo por completo— no lo necesitaras más, estarás conmigo por mucho tiempo— le dice y luego la besa cortamente y ella aparta su rostro— ya te acostumbraras— le dice luego de montarla en su auto.
Alice moría de nervios no permitiera que a su amiga o a su hermana les pasara algo por lo que no le quedó más remedio que irse con el chico. Pero mientras colocaba sus brazos sobre su vientre pensaba en cómo podría salvarse de ese psicópata, como lograría salvar su vida y la de su bebé.
CAPITULO 22
Alice estaba sentada en un pequeño al sofá frente a la ventana de aquella pequeña casa a donde Joshua la había llevado, mientras miraba el bosque que los rodeaba no hacía más que llorar ya que no sabía qué hacer para poder salir de allí.
Llevaba creía ella ya tres días contando el de ese momento mientras veía al sol salir, estaba tranquila ya que gracias a sus golpes el chico no la había tocado esperando a que se mejorara por completo para no lastimarla más. Pero no se había salvado de ser tratada como una esclava, debía hacer todo lo que el chico ordenara.
— Ya estoy lo suficientemente lastimada— susurró mientras imágenes de su vida pasaban por su mente y cerraba sus ojos dejándose llevar por el sueño.
— Buenos días preciosa— escuchó la voz de Joshua y se levantó de golpe.
— ¿Qué quieres?— responde ella secamente.
— Desayuno— responde él mientras se acerca y trata de besarla pero ella voltea su rostro— ya caerás ante mi— le dice.
— Si claro— responde ella mientras se levanta para salir e ir a la cocina pero se detiene y lo mira— ¿Por qué yo? ¿Por qué fastidiarme con todo esto?— preguntó curiosa.
— Para fastidiar al estúpido de Ángel, para que sufra— confiesa el chico con rabia.
— Pero ¿Qué tengo que ver yo es todo esto?— pregunta molesta.
— Porque quiero que pase por lo que yo pase— dice Joshua— el envolvió en sus redes a la chica que yo amaba, me la arrebató y solo por diversión, pero la muy tonta estaba confundida porque decía sentir cosas por él. Y cuando estuve a punto de sacarlo de mi camino, de matarlo ella se interpuso y recibió la bala muriendo al instante. Yo mismo mate a la mujer que amaba y... ¡POR SU CULPA!—gritó lleno de furia.
— Y yo que...
— Quiero que pase por lo mismo que yo pase al perderla, que sienta todo ese dolor que te destroza cuando pierdes a alguien que amas— dijo.
— ¡PERO SI YO NI SIQUIERA LE IMPORTO!— gritó Alice molesta.
— Eso es lo que no sé, o por lo menos no estoy seguro por algo te protegía y eso es lo que me hizo dudar, así que no me quedó de otra que arriesgarme. Eres mi forma de venganza— le respondió Joshua sonriendo.
— Definitivamente me saque el premio mayor— dice la chica riendo de manera seca— ahora resulta que sirvo para venganzas. Entonces... ¡Vengan todos, aquí esta Alice que sirve de títere de venganza!— exclamó con rabia mientras asimilaba las palabras del chico y recordaba las de Marcos y Liz. Y se fue a la cocina.
Llevaba unos cuantos minutos preparando el desayuno mientras su mente trabajaba en cómo salir de ahí, cuando Joshua tenía que irse la dejaba con dos de sus hombres y al volver no quedaban más que ellos dos por lo que en ningún momento estaba sola.
— Ya sabes la razón principal del porque te quiero conmigo— dice Joshua entrando a la cocina y sacándola de sus pensamientos— pero también debo admitir que lo linda que eres ayudo, por lo que si quieres podernos tener una vida juntos...— se acercó y la abrazo por la espalda— como familia... los tres juntos— le susurró al oído colocando sus manos en el vientre de la chica.
Alice se tensó totalmente al escucharlo y su miedo apareció haciendo a su corazón latir muy rápido. El chico besaba su cuello y sonrió sobre su piel al sentir la tensión de la chica.
— ¿Qué? ¿Pensaste que no lo sabía?— preguntó con tono de diversión— pues que equivocada estabas preciosa. Bueno desayunemos que tengo que ir a la ciudad y quizás no vuelva hasta mañana temprano y como ya te veo muy bien, quizás... pasemos un muy buen rato cuando regrese.
Alice no respondió absolutamente nada mientras lo escuchaba, simplemente comenzó a servir todo mientras pensaba que ya no tenía escapatoria que eso que no quería vivir estaba a veinticuatro horas de pasar.
Ángel se despertó con un horrible dolor de cabeza y eso gracias a todo lo que bebió la noche anterior. Escuchó como su teléfono sonaba y lo volvió a ignorar al ver que se trataba de una llamada de Rachel. Ella nunca lo hacía y las veces que hablaron fueron porque las llamadas las realzaba él.
Por lo que pensó que se trataba de Alice usando el teléfono de su hermana para comunicarse con él. Esas llamadas llevaban más de tres días pero no quería hablar con ella, aun estaba confundido. Se levantó y decidió darse una larga ducha.
Salió y luego de vestirse y bajar se detuvo al pie de la escalera recorriendo su vista por el apartamento recordando todos sus encuentros con Alice en ese lugar, iba a ir hacia la cocina pero el sonido desesperado del timbre lo detuvo, se quejó unos segundos pero decidió atender, se quedó sorprendido al ver a Rachel en la puerta.
— ¿Qué haces tú aqu...?
— ¿Dime que está aquí contigo?— pregunta la chica sin terminar de dejarlo hablar.
— ¿De qué hablas?— pregunta confundido.
— Pues de Alice, dime que está aquí— dice la chica esperanzada.
— Rachel, sabes que ya tenemos dos meses sin vernos— dice el chico confundido.
— ¿Qué? ¿No se vieron hace tres noches?— preguntó preocupada.
— No, ¿Rachel que sucede?— pregunta mientras la ve entrar.
— Ella hace tres noches salió y me dijo que iría a verte que necesitaba hablar contigo— contaba la chica— y pues yo le dije que estaba bien y como sé que cuando está contigo no regresa a casa por días y solo la veo en la academia le dije que como siempre se comunicara conmigo, aceptó y salió— contó.
— Rachel nunca nos vimos y...
— Su teléfono está apagado— lo interrumpió la chica, ella jamás haría algo así— dice la chica con voz entre cortada— le dije una mentira a todos y ya no se qué hacer.
— Rachel cálmate, voy a mover cielo y tierra pero la encontraré— dice Ángel ya muy preocupado sintiendo una presión en su pecho que nunca había sentido.
— Tienes que encontrarla, ella tiene que cuidarse, debe de estar bien porque ella esta...— Rachel hizo silencio al darse cuenta de lo que diría.
— ¿Ella esta qué?
— Nada— dice dándole la espalda.
— Rachel, ¿Qué sucede con Alice?— pregunta alterado y preocupado.
— Esta... embarazada— confesó la chica— por eso salió a buscarte, para contarte que serás papá.
— No lo creo— dijo el chico sentándose en el sofá en shock.
— Es la verdad, ella no quería decírtelo, porque como te alejaste pues... no quiso fastidiar tu vida con algo así— explicó— pero supongo que lo que pasó la hizo cambiar de opinión.
— ¿Qué sucedió?— preguntó saliendo del Shock.
— Marcos... la golpeo.
— Ya me encargaré de él, ahora debo salir para empezar a buscarla no dejaré que le pase nada y...
El sonido de su teléfono lo interrumpió y se preocupó al ver que era Joshua ya que él nunca lo llamaba directamente. Soltó un suspiro ya que pensó que él podía tener a Alice así que respondió.
— Mira no estoy para tus necedades ahora y...— se quedó callado al escuchar una voz diferente a la de Joshua y sobre todo quedó sorprendido al escuchar lo que dijeron.
— Ángel...— Rachel hizo silencio al verlo levantarse y tapar su teléfono para que no lo escucharan hablar.
— La traeré de vuelta— dijo mirando a la chica y salió.
CAPITULO 23
Mucho antes de que Ángel recibiera aquella llamada, Alice se había despertado de madrugada ya que su miedo por lo que pasaría en tan solo unas horas no le permitía dormir bien, rindiéndose a las ganas que tenía de dormir para no pensar se levantó y se sentó en el mismo lugar de siempre.
Estaba como siempre encerrada en la habitación de aquella casa, ya había desayunado y como llevaba haciendo estos días solo se sentaba frente a la ventana mientras miraba el bosque y acariciaba su vientre mientras le hablaba a su bebé de sus hermanos su amiga y por supuesto de Ángel.
— Saldremos de esto bebé, te lo prometo— susurró. Se tensó al escuchar un auto y luego la puerta de la entrada imagino de quien se trataba.
— Volví hermosa— dice Joshua entrando a la habitación.
— No te imaginas como eso me alegra— dice la chica sarcástica.
— Pues aunque lo ocultes sé que es así— le dice acercándose para besarla.
— Aléjate de mí— le pide Alice nerviosa.
— No preciosa, ya es hora de que me complazcas— le dice agarrándola y llevándola a la cama donde se acuesta y se pone encima y comienza a besar su cuello.
— No, por favor Joshua no lo hagas— pedía Alice desesperada.
El chico no respondió y simplemente seguía besando y acariciando el cuerpo de Alice, ella forcejeaba intentando detenerlo no podía permitir que se saliera con la suya, en el forcejeo la chica vio la oportunidad y no dudo en darle un golpe en su estomago.
El chico se alejo por la falta de aire y Alice sin dudarlo se levanto rápidamente pero Joshua logró agarrarla por su brazo y la volvió a lanzar en la cama mientras la apuntaba con su arma.
— No se te ocurra volver hacer algo como eso— le dice molesto— y si no quieres que acabe contigo y con tu hijo vas a dejar de resistirte— exigió.
La chica quedó paralizada al ver el arma, no podía dejar que la matara, meses atrás no le hubiese importado pero ahora no lo iba a permitir su bebé se merecía vivir. La chica se levantó sin ningún titubeo y se acercó a él.
— Si eso es lo que quieres, no puedo hacer más que cumplir, todo por la vida de mi hijo— dijo mientras quedaba solo la distancia que el arma causaba y desabrochando algunos botones para dejar ver su escote.
Joshua sonrió triunfante y retiró el arma y se acercó aun más a la chica, la iba a abrazar por la cintura pero sintió como Alice tomó el arma e intento quitarsela, se sorprendió y a los segundos se vio luchando con la chica por el arma.
— ¡Suelta el arma!— gritaba él.
— No voy a permitir que nos hagas daño, ni a mí ni a mi hijo— decía mientras se aferraba al arma.
En el forcejeo el arma se disparó y del susto por el sonido ambos soltaron el arma y cayó al suelo y ella al ser más rápida logró tomarla y lo apunto.
— Vamos Alice, suelta eso tú no eres capaz de matar ni a una mosca— dice con burla.
— Jamás subestimes a alguien como yo— responde.
— Como lo dicen tus padres, eres una pobre infeliz que no sirves...
Alice sin dudarlo un segundo más y al recordar su entrenamiento que tuvo con Ángel, reaccionó antes la hirientes palabras de Joshua y sin ningún temblor en sus manos disparó tres veces seguidas en su pecho.
El cuerpo de Joshua cayó al piso quedando sin vida al instante, Alice abrió muy grande los ojos al darse cuenta de lo que acababa de hacer, con su miedo a flor de piel se acercó al cuerpo del chico y buscó en sus bolsillos y sacó el teléfono y de inmediato marcó el numero de la única persona sabia la podía ayudar en ese momento. Escuchó tres pitidos hasta que al fin escuchó esa voz que tanto la volvía loca.
— Mira no estoy para tus necedades ahora y...
— Lo mate— dijo Alice sin dejarlo terminar de hablar— realmente lo mate— volvió a decir nerviosa. La chica estaba desesperada al no tener ninguna respuesta del chico.
— Ángel...— escuchó la voz de su hermana nombrándolo e iba a decir algo pero a los segundos escuchó una puerta cerrarse.
— ¿Dónde estás?— escuchó al chico preguntar del otro lado de la línea.
— No lo sé, es una casa en medio del bosque— respondió la chica. Escuchó cómo se cerraba la puerta del auto y luego los ruidos de la ciudad.
— Tengo que rastrear el teléfono no vayas a colgar— le pidió el chico.
Por unos minutos no hubo en la línea más que silencio ninguno se atrevía a decir algo, la chica moría por decirle lo de su bebé pero sabía que no era el momento. A los segundos volvió oír la puerta del auto y luego unos murmullos pero no logró entender nada.
— Ya están rastreando el numero— dice el chico de repente.
— Tengo miedo, si llegan a venir sus hombres...
— Tranquila, no permitiré que nada te suceda— dice muy seguro luego de escucharla con tanto miedo en su voz y eso no le gustó ya que nunca la había escuchado así.
— Ángel...
— Listo, ya tenemos la ubicación vamos para allá en este momento— dijo interrumpiéndola.
— La batería esta baja— dijo Alice luego de mirar el aparato.
— Debemos terminar la llamada, no puedes quedarte sin comunicación, tu espera y si vez algo raro me llamas de inmediato— dijo el chico y terminó la llamada sin esperar respuesta.
Tres horas habían pasado y Alice estaba fuera de la cabaña caminando de un lado a otro aun con el arma en la mano, esperando a que Ángel apareciera. Escuchó el ruido de unos autos y al verlos apretó fuertemente el arma poniéndose en alerta.
Al ver a Ángel bajar de uno de los autos con unos hombres se había relajado y sin esperar más corrió hacia él y lo abrazó.
— Tranquila, ya todo paso estas bien— le dijo acariciando su espalda— ¿Segura que está muerto?— preguntó separándose un poco para poder mirarla.
— Pues no se ha movido— respondió.
— Jefe, está en la otra vida, fueron tres disparos muy bien dados se los merecía— dijo uno de los chicos.
— Aprendí del mejor— susurró Alice pero el chico la escuchó y sonrió.
— Ya saben qué hacer en estos casos— dijo Ángel mirando a sus hombres— nosotros vamos a casa— dijo abrazando a la chica.
Ambos sintieron algo debido a esas palabras, él se sintió muy bien al decirlas y ellas al escucharlas, sin perder más tiempo se montaron en uno de los autos y agarraron rumbo a la ciudad luego de él decirle que Rachel estaba preocupada y lo esperaba en el apartamento.
El camino estaba siendo silencioso luego de que Alice relatara lo que había vivido esos días en la casa y también sobre como su padre la había golpeado, esto por supuesto sin explicar el porqué lo había hecho.
— ¿De verdad estas bien?— volvió a preguntar el chico rompiendo el silencio.
— Si, no te preocu...
— ¿Y el bebé está bien?— se atrevió a preguntar al fin y al mirar rápidamente de reojo a Alice vio como lo miraba sorprendida— Rachel me lo confesó— explicó.
— También está bien— fue lo único que Alice pudo responder y luego volvió hacer silencio.
Habían llegado al fin al edificio y se encontraban en el ascensor subiendo a su piso, iban envueltos aun en silencio y cada vez era más incomodo al llegar a su puerta y abrir Alice corrió al ver a sus hermanos.
Ángel paró en seco al ver a el hombre allí, lo conocía era uno de sus socios de confianza y no se imaginaba porque estaba ahí. Alex también quedó sorprendido al verlo pero ambos al mirarse entendieron que debían actuar que no se conocían, pero fue muy tarde Rachel se había dado cuenta de la reacción de ambos pero no dijo nada.
— Él es Alex mi hermano mayor— dijo Alice mirando a Ángel. Ambos chicos se presentaron mientras disimulaban muy bien.
— Debemos irnos— dice Rachel luego de un rato conversando con su hermana.
— Yo me quedaré— dice Alice— después de tener días fuera, no quiero pensar de lo que pueda hacer Marcos si regreso.
— De acuerdo— dice Alex levantándose junto a Rachel— oye Alice...
— No se te ocurra decir algo del embarazo, no ahora no es el momento— le susurra su hermana al oído.
— ¿Qué pasa?— pregunta Alice.
— Cuídate y no te vuelvas a perder así— le dice Alex y luego de que él y Rachel le dan un abrazo se van.
La chica luego de quedar sola con Ángel se va directamente al baño y luego de darse una larga ducha sale y se coloca la camisa del chico que tanto le gusta. Estaba sola en la habitación así que se acostó y sin darse cuenta dejo escapar sus lágrimas.
Las estaba dejando salir botando todo el miedo que había sentido esos días y sobre todo por lo que tuvo que hacer, si bien no sentía remordimiento por haber matado a Joshua sino más bien sentir satisfacción en ese momento, no podía negar que sentía miedo por lo que fue capaz de hacer, nunca lo imaginó y eso la impresionó.
Escuchó la puerta de la habitación abrirse y se limpio sus lágrimas lo más rápido que pudo. Sintió como la cama se hundía y luego el brazo del chico rodear su cintura y pegarla a él.
— No llores más, ya todo pasó. De ahora en adelante todo estará bien y yo siempre estaré a tu lado te protegeré, los... protegeré a ambos— dijo acariciándole su vientre.
Alice se sorprendió pero a la vez sonrió por la acción del chico, colocó su mano sobre la de él sin decir nada y sintió como Ángel sonreía sobre su cuello. La apretó un poco más fuerte y antes de cerrar por completo sus ojos hicieron una promesa que dejó a Alice con el corazón latiendo a mil.
— Prometo que nada les pasará, siempre cuidaré de ti y de... nuestro hijo.
CAPITULO 24
Alice se despertó y al sentir como los brazos de Ángel la rodeaban pudo experimentar la sensación de tranquilidad y protección que la habían abandonado al estar en aquella cabaña.
Mira su vientre y sonríe al ver como la mano de chico seguía ahí. Ella la toma y la aparta suavemente para no despertarlo. Se levanta se va directo a dar una ducha, observa sus brazos y ve las muy recientes cicatrices de todas las cortadas que se hizo ante la ausencia de Ángel y también por su encierro en aquella cabaña.
Se limpia algunas que apenas estaban empezando a curarse y luego se mete en la ducha. Siente como el agua relaja su cuerpo y disfruta la sensación, luego de unos cuantos minutos sale y con cuidado de no despertar al chico, busca en el closet algo de la ropa que había llevado al apartamento para cuando se quedaba.
Ya que no saldría ese día decidió colocarse un vestido de tiras color turquesa para andar cómoda y ligera. Ya lista sale con cuidado y baja a preparar el desayuno. Ve el Ipod de Ángel en la cocina por lo que lo toma y se pone los audífonos para escuchar algo de música y distraerse y dejar de pensar de cómo evitar el tema de su embarazo.
Luego de unos minutos siente como unos brazos la rodean y sabe que es Ángel, Alice trata de mostrarse tranquila para que no se le note como el tenerlo así de cerca le eriza la piel y acelera los latidos de su corazón.
— Buenos días— le susurra el chico al oído luego de quitarle un audífono.
— Buenos días— responde ella secamente— siéntate que ya voy a servir— avisa.
Alice pones los platos en el mesón y sin decir nada más ambos se disponen a desayunar en un silencio que sobrepasa la incomodidad. Los minutos pasaron y terminaron todo sin decir palabra alguna, la chica lavo y arregló todo y luego se fue a la sala para dibujar un poco.
Podía hacerlo gracias a que su hermana había pasado antes de irse a la academia a llevarle unas maletas con algunas de sus pertenencias en donde estaban incluidos la cámara de video y sus cosas de dibujo.
Al ver la cámara recordó el vídeo diario que sin duda haría y sobre todo la golpiza que le dio su padre. Sonrió al recordar que ya tenía el plan perfecto para vengarse de las personas que creyó eran sus padres y la habían lastimado tanto.
Pasó gran parte de la mañana dibujando ya que Ángel luego del desayuno se había marchado diciendo que volvería al rato. Alice sin darse cuenta estaba terminando al fin el dibujo de aquella cabaña en donde había vivido un hermoso momento junto a su angelito. Negó varias veces con su cabeza pensando que era una idiota al haberse enamorado de ese chico.
— Si Alice, te enamoraste no lo puedes ocultar ni negar más, por lo menos no a ti misma— se dijo en voz alta.
Escuchó la puerta abrirse y vio aparecer a Ángel, quien le sonrió pero al desviar la mirada a sus brazos se puso serio, la chica imagino que se había dado cuenta de sus cicatrices por lo que maldijo mentalmente. Saludo y dejando sus cosas sobre el sofá se levantó para evitar cualquier pregunta pero no pudo evitarlas.
— ¿Por qué volviste hacerlo?— pregunta Ángel.
— ¿A qué te refie...?
— ¿Por qué volviste a cortarte?
— La ansiedad fue más fuerte que mi voluntad y más encerrada en aquella casa— explicó sin mirarlo, se había quedado dándole la espalda.
— Me lo prometiste y...
— Pues no pude cumplir— dijo secamente recordando los días en los que se cortaba por la distancia que él había tomado.
— No quiero que lo vuelvas hacer— le dijo en tono serio.
— No creo poder cumplir eso así que...
— ¡No lo vuelvas hacer!— exclamó molesto.
— ¡Esto tiene que ser una broma!— exclama Alice muy molesta luego de voltear a encararlo— te desvaneces por semanas y luego vienes y apareces queriendo imponer cosas, ¡Pues no! ¡No tienes ningún derecho!— brama ya furica— ah, y es mi vida por lo que hago... ¡LO QUE ME DE LA GANA!— gritó y retomó su camino hacia las escaleras para subir.
— ¡ESTABA CONFUNDIDO! ¡POR ESO ME ALEJE!— gritó Ángel desesperado.
— ¿Confundido?— pregunta Alice sin entender.
— Nunca había sentido cosas por alguien, y...— se quedó callado al no querer decir con los sentimientos que batallaba— solo no me gusta que te lastimes y...
— ¡Ja! Como si realmente te importara...
— ¡SI!— grita el chico mientras acorta la distancia entre ellos— por eso me aleje, porque nunca había sentido algo así por alguien y...
— Ángel...
— Me importas Alice— dice tomándola por la cintura y pegando su frente a la de ella— aquella noche en la cabaña no tuvimos sexo, esa noche te hice el amor y no sé cómo enfrentar eso. Repito me importas Alice, más de lo que imaginas y más de lo que pueda explicar— confiesa.
La chica estaba totalmente en shock y sin palabras, no sabía que decir, no esperaba una confesión como esa jamás y mucho menos de ese Ángel oscuro que tenia frente a ella y que la volvía loca. Subió su mano hasta el rostro del chico y acarició su mejilla.
Ángel sin poderlo evitar cierra sus ojos para disfrutar del tacto de la chica. A los segundos los abre y conecta su mirada con la de Alice y sin decir nada la besa. Se pierden en ese beso suave y apasionado que se había vuelto parte de ellos.
Sin despegar sus labios él la toma en sus brazos y sube hasta su habitación donde la acuesta suavemente y la mira esperando que su mirada le diga lo que él no es capaz de decir. Quedan totalmente desnudos y a los segundos se pierde en ella con la intensión de demostrarle lo que siente.
Pero también que no será a través del sexo sino que por segunda vez le estaba haciendo el amor.
CAPITULO 25
Alice despertó y vio que eran casi las siete de la noche por lo que decidió bajar hacer la cena. Volteó un segundo antes de levantarse y fijo su mirada en el chico que estaba a su lado, aun no podía creer todo lo que le había dicho horas atrás.
Si bien no había dicho aquellas dos palabras que ella tampoco puede atreverse a decir, estaba segura de que así como el chico se lo demostró esta segunda vez cuando le hizo el amor ella también lo había hecho en ese mismo acto y sabia que a pesar de ella ser de un alma con luz y el de oscuridad, ambos compartían algo de sus personalidades.
Y eso era que nunca se les hacia ni haría fácil expresar lo que sentían por palabras ninguno era ni será expresivo mediante ellas. Alice se levanta y se coloca sus bragas y su vestido, camina y se detiene en la puerta para mirar una vez más mientras vuelve a pensar en todo y en eso que siente.
— Quizás algo día te lo diga— susurró y salió.
Ya en la cocina volvió a agarrar el Ipod para escuchar las nuevas canciones que había descargado ya que en eso su angelito y ella no compartían gustos. Puso las canciones a rodar mientras tarareaba y cocinaba.
Sonrió al escuchar la canción Cheap Thrills de Sia. Era una de sus favoritas ya que sentía que la describía a ella a la perfección. Recordó su embarazó por lo que le daba miedo hacer algún movimiento fuerte por lo que comenzó a bailar de forma lenta y suave mientras servía todo.
Dio una vuelta y se detuvo al ver a Ángel en la entrada de la cocina mirándola con una amplia sonrisa. Alice se sonrojo y terminó de servir todo de forma tranquila mientras sentía la mirada del chico fija en ella siguiendo todos sus movimientos.
— ¿Aun puedes bailar?— pregunta el chico— digo por el embarazo.
— Pues no lo creo por eso lo hacía lento, tengo que ir con la doctora para ver como...
— Yo te acompaño— la interrumpió el chico.
— Eh... si claro— respondió la chica ya que no quería tocar el tema porque no sabía cómo hacerlo.
— Alice deja de sufrir por la evasión de ese tema— dice Ángel— me importas al igual que ese bebé— dice abrazándola— así que seremos una familia, algo diferente pero lo seremos y no se habla más— dice besándola.
Estaban cenando cuando el timbre suena y ambos se miran extrañados, Ángel se levanta a atender y se sorprende al ver a Melissa en la puerta.
— ¡Holaa!— saluda la chica alegremente.
— ¿Mel?— pregunta Alice sorprendida llegando a la puerta.
— ¡Amigaa!— exclama Melissa y se abalanza sobre ella y la abraza.
— ¿Qué haces aquí?— pregunta Alice.
— Disculpen por aparecer así, pero estaba muy preocupada por ti y al saber que ya habías aparecido le hice la vida imposible a Rachel, así que cuando ya no me soportó me dio la dirección— explicó.
Los chicos la invitaron a cenar y ella aceptó gustosa, Alice sirvió otro plato para ella y conversaron animadamente sobre la academia y otras cosas mientras Ángel solo las miraba y sonreía al ver a Alice feliz. Pensaba que definitivamente esa chica era una pequeña luz en su alma oscura.
— Por cierto, como ya no podré bailar mientras el embarazo, me anime hacer otra cosa. Estudiaré artes mientras tenga paralizadas mis clases de la academia— confesó y Mel aplaudió emocionada.
— Cierto que dibujas y pintas— dijo.
— Y yo no he visto ninguno de sus dibujos— dijo el chico haciéndose el ofendido.
— Ya te enseñaré uno— le dijo Alice lanzándole un beso.
— Por cierto amiga, Rachel me contó que Marcos está muy molesto y te anda buscando. Que debes respetar la casa y a tus padres— contó Melissa.
— ¿Padres? Todavía tienen el cinismo de llamarse así, cuando yo ya se la verdad. Son únicos— dice Alice.
— ¿Cuál verdad?— pregunta Ángel.
La chica suelta un suspiro y cuenta porque su padre la golpeó y como mientras lo hacía le soltaba la verdad sobre quienes eran ellos y sus verdaderos padres. Ambos chicos se llenaron de rabia al escuchar todo.
— ¡Es una asquerosa basura!— exclama Melissa.
— ¡Juro que lo haré pagar!— brama Ángel en un susurro.
— Cálmense los dos— dice Alice— y tu no harás nada— dice apuntando a Ángel con un dedo.
— Pero...— dicen Mel y el chico al unisonó pero Alice los calla.
— Marcos y Liz pagaran, pero no es el momento aun falta...— se queda callada y mira a Ángel y muestra una sonrisa malvada— así que pido que confíen en mi.
Al día siguiente Alice fue a su academia a hablar con su profesora Abby por lo de su embarazo y la forma de detener sus clases mientras el mismo pero sin perder su cupo.
Por su parte Ángel hizo su rutina diaria, en las mañanas sus clases y en la tarde su trabajo. Al finalizar todo va para la casa donde vivía el sombra con sus hermanos y primos que también eran partes de su gente.
Llegó y mientras los veía cuadrar unas cosas recordaba como sombra se había convertido a parte de su mano derecha en su único y gran amigo y esto gracias a que su padre era uno de los grandes socios del suyo. Salió de sus pensamientos para poder dirigirse al chico y dar unas últimas indicaciones.
— Sombra ven por favor— lo llamó pero el chico conversaba con uno de sus primos y lo ignoro— sombra necesito que vengas— dijo un poco más alto pero así como esas dos unas pocas llamadas más fueron ignoradas— ¡Steve!— gritó el chico ya molesto.
— ¿Qué?— respondió el chico asustado por el grito.
— Tengo una eternidad llamándote— dice Ángel molesto— ¿Está todo listo?— pregunta.
— Si, yo iré hacer la entrega junto Clark y a Noemí— responde.
— Perfecto, ya lo sabes no se entrega mercancía hasta verificar que el dinero este completo. Ahora váyanse ya.
— De acuerdo— dice el chico mientras camina para salir pero se detiene para saludar a uno de los socios confiables de Ángel.
— Vaya camaleón que bueno verte— dice el chico y lo invita a sentarse.
— Si me enteré de algo importante y vine a conversarlo— responde el hombre luego de sentarse— pero primero te preguntaré algo importante para mí. ¿Dime que no es otra de tus diversiones?— pregunta serio.
El chico sonríe y niega con su cabeza— por supuesto que no ella...
— ¿Estás seguro? Se trata de mi hermana y...
— ¡Alice me importa Alex!— exclama el chico— y más de lo que puedas imaginar, además tendremos un hijo y te aseguro algo siempre los defenderé hasta con mi vida de ser necesario— asegura firme.
— Confiaré en ti— responde el hombre— ahora lo otro... la gente de Dariuss anda rondando, está seguro que tu eres el causante de la muerte de su mejor amigo y te quiere hacer pagar...
— ¿Y quién es ese mejor amigo?— pregunta el chico confundido.
— Joshua— responde Alex.
— Vaya, pero tranquilo no encontrara ninguna prueba— responde seguro. Pero se pone serio al pensar que tiene que proteger a Alice porque si Dariuss descubre que fue ella hará lo que sea por hacerla pagar.
CAPITULO 26
Ángel seguía junto a Alex mientras conversaban de Alice y también de algunos negocios pendientes que debían solventar. Llevaban en eso unas dos horas y el chico ya estaba preocupado porque Sombra no había regresado.
— ¿Por qué no has hecho nada?— pregunta Alex de repente— me refiero a mi... a Marcos— dice.
— Porque Alice no me deja— confesó— me pidió que no hiciera nada, que Marcos pagaría pero que de eso se encargaría ella— explicó.
— Pues... realmente está planeando algo, porque dudo que le tenga consideración.
— Si, eso espero.
Conversaron un poco más sobre unas ventas de armas que tenía que llevar a cabo en los siguientes días hasta que el sonido del teléfono de Ángel los interrumpió.
— Habla— respondió simplemente al ver que era Clark.
— ¡Todo era una maldita trampa!— exclamó el otro del otro lado de la línea.
— ¿De qué diablos hablas?— preguntó Ángel alarmado antes sus palabras y al escuchar el sonido de disparos.
— ¡La compra!— brama— es la gente de Dariuss, querían atacar por sorpresa y no sé porque. Maldición lo que ahora necesito es gente, tengo a mi hermano herido— gruñó.
— ¡Steve!
— Si cual más— respondió Clark.
— Tenlo lo más seguro posible vamos para allá.
Ángel al terminar la llamada le explicó rápido la situación a Alex quien decidió acompañarlo y luego de reunir a los hombres suficientes agarraron camino rumbo al lugar donde se había planeado hacer la entrega.
El chico sabía que todos estaban confundidos porque él no es de los que ha a rescatar a uno de sus hombres simplemente los deja morir y listo. Pero Steve era su amigo el único verdadero que había conocido en ese mundo.
Su amigo también estaba metido en esa oscuridad al igual que él pero eso no le impidió ser un chico común y corriente en su adolescencia y era con él y sus estupideces que Ángel a pesar de ser tan miserable era con quien por unos minutos se podía sentir un chico común y corriente de 14 años.
Y todo por el simple hecho de que Steve lo obligaba hacer lo que realmente pensó por un tiempo que era lo que debía hacer, cosas de esa edad pero lo único que se lo impedía era ese gusto y emoción que sentía al hacer esas atrocidades que su padre le había enseñado.
Estaba claro que ahora si podía decir que había cambiado, si estaba claro que nunca dejaría ese mundo o mejor dicho ese negocio, y también solo acabar con gente miserable quizás igual a él. Y todo gracias a esa niñita que le había cambiado la vida y que ya no quería ser tan macabro para no causarle daño a ella y ahora tampoco a su hijo.
Suspiró ante eso un hijo jamás lo hubiese imaginado, pero estaba pasando y le haría frente y si lo querría nunca haría las cosas que su padre hacia con él y sus hermanos por más oscura que fuera su alma, el jamás seria como Stefan Uzcategui.
La voz de Alex lo hizo salir de su pensamiento y se dio cuenta que ya estaban muy cera de lugar, estacionaron a una distancia razonable y con sus armas en manos salieron a resolver la situación.
Llegó a la zona de fuego y sin darse tiempo empezó a disparar para ayudar a su gente, Alex como siempre o mejor dicho cuando no estaba Steve lo cubría. Balas iban y venían cada uno cuidando la espalda de sus compañeros.
— ¡Al suelo!— escuchó el gritó de Alex y al obedecer oyó tres disparos seguidos y luego vio a un hombre caer casi a su lado.
Preparaba nuevamente su arma para volver a disparar pero una voz lo detuvo al igual que a todos.
— ¡Alto! ¡Deténganse!— gritaron e inmediatamente los hombres de Dariuss pararon los disparos. Los hombres de Ángel igual pero mantuvieron sus almas en alto— vamos relájense, voy a terminar esto por hoy pero no sin antes hablar, vamos Cuervo sal de donde estés— dijo el Hombre.
— No se te ocurra salir— susurró Alex a Ángel.
— Tengo que hacerlo, no le voy a demostrar miedo...
— Vamos Áng...
— ¡Aquí estoy!— exclamó el chico saliendo detrás de unos árboles al escuchar que lo iba a llamar por su nombre. No tenia problema en que lo hicieran por privado y delante de los chicos de confianza, pero delante de los hombres que eran prácticamente los peones tanto de él como de otro de su mundo no lo permitía.
— Que bueno verte cuervo— dice Dariuss acercándose a él.
— Lamento no decir lo mismo de ti cazador— dice llamándolo por su apodo— ahora si tu objetivo era este, aquí estoy habla de una vez.
— Te lo quise advertir de frente, vas a pagar el haber matado a Joshua— dice con rabia.
— ¿Y porque me das ese honor a mi?— pregunta luego de soltar unas carcajadas— no era el único enemigo de tu amiguito.
— Pero sé que tu lo hiciste, estaba al tanto con lo que él te estaba fastidiando— explica el chico.
— Pues cuando me lo pruebes me avisas— dice Ángel y se da vuelta para alejarse pero lo detiene.
— Tienes muchos puntos débiles por donde puedo lastimarte— dice el cazador aguantando su rabia.
El chico suelta una carcajada y lo mira— ¿Seguro Dariuss?— pregunta en un susurro— ¿Yo el cuervo puntos débiles?— vuelve a preguntar.
— No, el cuervo no. Ángel— le dice sonriendo— pero no será ahora, puede ser en un mes, un año no lo sé. Pero ten por seguro que me vengaré— se da vuelta y se va.
El chico queda estático en el lugar al escuchar esas palabras, sus hermanos su madre y Alice le vinieron a la mente sabía que tenía que cuidarlos, con Noé y su mamá so sabia como hacer pero los protegería si o si.
Horas después estaban de nuevo en la casa junto con un medico de confianza quien atendía a Steve por la herida de su pierna. Ángel salió con Alex y se fueron al despacho.
Ángel suspiro y le contó todo sobre la desaparición de su hermana días antes y como ella era la responsable de la muerte de Joshua y lo que hizo él para ayudarla y también le contó lo último que Dariuss le había dicho.
— Tenemos que cuidarla— dice Alex.
— Lo sé, y lo haré— dice Ángel— no permitiré que les pase nada, ni a ella ni a mi hijo.
CAPITULO 27
Alice estaba sentada en el sofá, había decidido esperar a Ángel pero su tiempo realmente voló gracias a que mientras esperaba dibujaba. Sonreía al ver el dibujo al fin terminado de aquella cabaña tan especial para ella.
Luego de echarle un último vistazo siguió con su nuevo dibujo, estaba haciendo un pequeño retrato de su hermano junto a Mel ya que se los quería regalar por su próximo tercer mes de novios. Escuchó la puerta abrirse y al alzar su vista se encontró con la sonrisa de su chico.
— ¿Qué haces despierta tan tarde?— preguntó.
— Quise esperarte— respondió Alice y eso hizo sonreír al chico.
— ¿Y qué haces?— volvió a preguntar.
— Un retrato de mi hermano y su novia, quiero regalárselos en su tercer mes de novios— explicó.
— Déjame verlo— pidió el chico.
— No, no muestro mis dibujos sin que estén terminados— dice la chica— pero ve este, ya está listo— dice pasándole una hoja.
Ángel se queda mirando la hoja y no puede evitar sonreír, definitivamente la chica sabía lo que hacía pero lo que más le sorprendió era que tenía su cabaña y todo su alrededor muy bien plasmado en esa hoja. La chica lo miro de reojo y al ver su sonrisa celebra internamente.
— Se me quedó grabado en mi memoria todo el lugar y pues... lo dibuje— explicó Alice.
— Eres realmente buena y...
— Eso lo sabemos, soy buena en todo lo que hago— le dice guiñándole un ojo.
Luego decide terminar su retrato al día siguiente y dejando todas las cosas a un lado se levanta, y al volver a mirar el chico se da cuenta que estaba con la ropa algo arrugada y un poco sucia.
— ¿Qué te pasó?— pregunta.
— Eh... pues digamos que tuve problemas en mi negocio— explicó.
— ¿Pero está todo bien?— preguntó preocupada.
Subieron a la habitación y ya en la cama Ángel respondió a la pregunta de minutos atrás, contó todo lo que había pasado y la razón por la que Dariuss estaba fastidiando.
— No pensaba meterte en problemas— dijo la chica preocupada.
— No lo hiciste, así que tranquila— hiciste lo correcto— la tranquiliza— ahora vamos a dormir.
— Oye y mañana iré con Kate al centro comercial, me dijo que la acompañara a divertirse— explicó.
— Seguro ira a fastidiar a la chica que le gusta, bueno voy a tener gente por el centro comercial no las voy a dejar descuidadas ni desprotegidas— aseguró.
— Este bien— responde la chica con voz adormilada. Ángel la abraza y la pega a él para a los segundos quedar dormidos.
Al día siguiente pasaron la mañana en la cama hasta que Alice vio que era hora de almorzar. Estaban terminando de arreglar todo después de comer hasta que el timbre suena y van hasta la puerta.
— ¡Hola!— saluda Kate dándole un abrazo a su hermano.
— Hola— saluda el chico.
— Vine por tu chica— dice mirándolo— ¿Nos vamos?— le dice a Alice.
— Kate, van a tener gente cuidándolas y también tu las tendrás por un tiempo. Tengo problemas y debo cuidarlos— contó Ángel.
— De acuerdo jefe— dice la chica con un suspiro y luego de despedirse salen.
Iban en el camino hablando de todo pero sobre todo del embarazo y de cómo querían recorrer todas las tiendas de bebé y quizás comprar una que otra cosa aun sin saber el sexo de su bebé.
Llegaron y caminaron viendo muchas tiendas y también comprando cosas para ellas. Estaban probándose unos vestidos y cuando Alice sale del probador ve como Kate miraba con una sonrisa hacia afuera de la tienda.
— ¿Qué miras?— pregunta.
— Mira ahí está la chica de la que te hablaba— responde Kate.
Alice sigue la mirada de la chica y ve a una castaña sentada en las mesas que están en la parte de afuera de una pequeña dulcería que estaba frente a la tienda donde estaban.
— Vamos a pagar— dice Kate halando a la otra,
Pagan y salen rápidamente pero con cuidado de que la castaña no la viera, cuando ya están cerca Kate sonríe y acelera sus pasos hasta detenerse detrás de la chica.
— Que maravilla encontrarme con una hermosa agente— le dice al oído y ve como la chica se tensa.
— Hola Kate— la saluda y luego de voltear a verla se queda con su vista fija en Alice.
— Tranquila Elizabeth, no te pongas celosa— le dice con una sonrisa y la chica la mira con los ojos como platos e intenta disimular lo que sintió en ese momento.
— No digas tonterías y...
— Mira, te presento a Alice, la novia de mi hermano Ángel, cuñadita ella es Elizabeth pero le puedes decir Eli— las presenta.
— Bueno... yo las dejo, voy a seguir mirando tiendas de bebés, estaré por el lado sur— le dice a Kate y luego de despedirse se aleja dejándolas solas.
— Lastima que no estamos tan solas como quisiera dice la pelirroja.
— Vamos Kate, no empieces— dice Eli empezando a caminar y siente a la chica a su lado.
— Vamos Eli, no me digas que te mueres por volverme a ver como lo hiciste en mi fiesta— comenta— o que...— se pone enfrente y no la deja caminar— o que no te mueres por probar mis labios otra vez— dice rozando sus labios sin ninguna pena ya que estaban en un pasillo y no había nadie.
Ve como Eli cierra sus ojos y eso la hace sonreír, vuelve a rozar sus labios provocándola pero no la besa. Sube su mano y le acaricia la mejilla y luego sus labios, se acerca y luego le susurra en su oído.
— Los volverás a probar por ti misma, yo no haré nada— le dice y luego le muerde su lóbulo— nos vemos luego Eli— dice Kate alejándose y se va en busca de Alice.
Alice caminaba muy feliz mirando ropita y también comprando un poco de todo pero de colores neutros para no perderlas. Iba distraída cuando al pasar cerca de un pequeño local de comida del centro comercial se queda en Shock al ver a la persona que menos esperaba.
— Hasta que te encuentro— dice Kate apareciendo.
— Shhh... mira ese es Marcos— dice señalándolo.
— Ah... tu papá— dice la chica— y esa debe de ser...
— No, no es mi mamá, además es muy joven— dice Alice— pero...— se queda callada al pensar en algo— necesitamos grabar eso. Pero no puedo entrar.
— Ay, eso es fácil ven— dice Kate.
Las chicas van al baño y luego de que la pelirroja le haya hecho una cola alta y puesto una gorra y una chaqueta sonríe y vuelven a salir y entran al local y se ponen en una mesa cerca pero discreta. Alice se sentó dándole la espalda a la mesa donde estaba su padre y Kate lo hizo de frente con su celular y se puso a grabar.
Una hora después Marcos y su acompañante estaban saliendo y las chicas decidieron seguirlos llegaron a estacionamiento y guardaron las bolsas en el auto.
— Hay un problema— dice Alice— vinimos en mi auto lo va a reconocer— dice frustrada.
— ¡Ya se!— exclama Kate mientras camina y la chica la sigue.
— ¿Qué haces?— le pregunta cuando la ve tocar la ventanilla de otro auto.
— Espera— le responde y en ese momento el chico abre su ventana— necesito que nos lleves y sigas ese auto— exige.
— Pero señorita...
— Si no obedeces mi hermano se enterará y créeme eso no te gustará— dice firme.
El chico solo asiente y las chicas se montan y de una vez el chico arranca detrás del auto de Marcos.
— Es uno de los chicos que mi hermano mandó a cuidarnos— explica Kate ante la mirada confundida de Alice— una vez fui al bar de él y vi algunas caras y soy de buena memoria— contó.
A los minutos Alice vuelve a poner a grabar el teléfono y graba como el auto de Marcos entra a un hotel. Hace una última toma tomando todo el edificio y detiene el video.
— Bien, ¿Y ahora?— pregunta el chico.
— Primero, ¿Tu nombre o como te dicen?— pregunta Kate.
— Clark— responde el chico.
— Bien, llama a alguien y pide que recoja el auto y lo lleve al edificio y tu llévanos a nosotras— le pide— ah, y le hablaré bien de ti a mi hermano, gracias por la ayuda.
— Ahora sé que ya no necesito nada más, puedo empezar con todo— dice Alice de repente con una sonrisa.
— ¿Puedo saber de que hablas?— pregunta Kate confundida.
— Te invito al evento que hará mi padre en aniversario de su empresa— le responde la chica— te prometo que nos vamos a divertir.
CAPITULO 28
Las chicas le dieron cortésmente las gracias a Clark y subieron al apartamento, al entrar se encontraron con Ángel revisando las bolsas del centro comercial, específicamente la ropa para el futuro bebé.
— Hola— saludan las chicas al unisonó.
— Hola— saluda el chico guardando todo en la bolsa— ¿Se puede saber porque trajeron el auto? ¿Y dónde diablos estaban ustedes?
— Primero, no podíamos dejar el auto en el centro comercial, y segundo teníamos una cosa importante que hacer— explicó Alice.
— ¿Cómo qué?— volvió a preguntar Ángel.
— Estaba grabando algo importante. Y ya no preguntes más te lo explicaré mejor en tres días— aseguró— en el evento de la empresa de mi padre lo sabrás— le dice y recuerda ir— habla mirando esta vez a Kate.
— Ahí estaré— dice la pelirroja.
Minutos más tarde ya estaban solos y mientras el chico revisaba algunas cosas de la universidad Alice preparaba la cena. Pensaba en todo lo que tenía planeado, todavía faltaba algunos detalles por terminar pero eso lo podía hacer en cualquier momento.
Cenaron tranquilos conversando de todo y de nada y luego se fueron a la cama ya que al día siguiente la chica comenzaría sus clases de arte ya que gracias a su profesora Abby logró entrar a pesar de que ya habían comenzado.
También luego de sus clases irían con la doctora Hunter a su consulta y luego con su ginecóloga para saber cómo estaba creciendo su bebé. Se acostó y apenas se acurrucó sobre el pecho del chico había quedado profundamente dormida.
Al día siguiente cumplió con todas sus cosas y ya se encontraban de camino regreso a su apartamento.
La cita con su ginecóloga había salido muy bien y su bebé estaba creciendo perfectamente, se había sorprendido ante lo atento que estaba Ángel y prometiéndole a la doctora que cumplirían todo a la perfección y que él se encargaría de cuidarla.
Los días pasaron rápido y ya había llegado ese en que llevaría acabo el plan que tenía en mente. Desayunaron tranquilos y cuando él chico se fue a la habitación ella se dispuso a terminar de preparar un video muy especial.
Conectó el Ipod a las cornetas y luego de ponerle un volumen moderado para que no molestara al chico buscó entre las canciones y se encontró con unas de sus tantas favoritas, pero está era especial ya que la hacía pensar en Ángel y en como la hacía sentir.
Sonrió y dio play a Dangerous Woman de Ariana Grande, y se puso manos a la obra con el video mientras cantaba en voz baja. Una dos o tres horas después mientras volvía a repetir la canción de Ariana Grande por cuarta vez sonreía satisfecha por cómo había quedado todo.
Se sorprendió al sentir un beso en su cuello y como su piel se había erizado por completo por esa sensación.
— Así que te hago sentir una mujer peligrosa— susurró Ángel en su oído.
Alice sintió como sus mejillas ardían por el hecho de que el chico la haya escuchado mientras cantaba esa canción. La chica no respondió a sus palabras solo le sonrió y luego de sacar la pequeña memoria donde guardo el video, se levantó y le dio un beso.
— Ve a ducharte mientras yo preparo algo para comer, ya nos debemos empezar a arreglar para irnos al evento— dijo Alice al finalizar el beso.
— No entiendo cómo quieres ir a apoyar a Marcos después de...
— Shhh... tranquilo, tu obedece que te aseguro nos vamos a divertir— le dijo— por cierto tu hermana...— en ese momento el timbre sonó y la interrumpió— viene a arreglarse aquí— termina de decir.
Las horas habían pasado y ya el chico se encontraba en la sala esperando por su hermana y Alice, jugaba con su teléfono para distraerse y no desesperarse. Unos minutos después de que su desespero aumentara las escuchó bajar y al verlas quedó con la boca abierta.
Pero sobre todo por ese vestido negro con escote de corazón y pedrería que le llegaba un poco más arriba de sus rodillas y se amoldaba perfectamente a su cuerpo. Tenía suerte de que aun su vientre no estaba abultado y podía lucir un vestido así.
Luego de que Kate se burlara de su hermano por como se había quedado idiotizado salieron rumbo al evento. El camino fue tranquilo entre conversaciones entre las chicas y Ángel.
Llegaron en poco tiempo y se encontraron con Alex y Rachel en la entrada acompañados de sus parejas. Se saludaron pero antes de entrar Rachel los detuvo.
— Sabes que se van a sorprender mucho al vernos— le dice a Alice.
— Es cierto las pocas veces que asistimos a estas cosas han sido obligados— dice Alex y cuando nos vea entrar...
— Va a ponerse muy feliz por ver que sus hijos le den esta grata sorpresa, y lo va a demostrar para que todos lo vean y se den cuenta de lo gran padre que es— dice Alice— ya relájense nos vamos a divertir. Así que entremos que es hora de que comience la función.
Entraron e inmediatamente sintieron las miradas sobre ellos, Alice buscó con sus ojos a Marcos y a Liz y al ver como los miraban sorprendidos y confundidos. La chica les sonrió y mientras ellos se acercaban ella se aproximó a su hermana.
— Aprovecha y presenta aquí a mi cuñadito como se debe— le dijo mirándola a ella y luego a Diego.
— Pero yo pensaba decir que me acompañó por cortesía— respondió Rachel nerviosa.
— Tu confía en mí— dijo justo cuando sus padres llegaron a ellos—
— Que hermosa sorpresa— dijo Marcos y Liz lo apoyó mientras abrazaban a Alex y saludaron de forma cortes pero seca a Melissa.
Luego se acercaron a Rachel y después de hacer lo mismo con ella se quedaron mirando de forma confusa a Diego.
— Papá, mamá él...
— Lo conocemos hija— dice Liz interrumpiéndola.
— Lo sé, pero...— Rachel miro a Alice y esta le sonrió— también quiero presentárselos como mi novio— soltó al fin esperando un grito de sus padres.
— ¿Qué dices?— preguntó Liz mirándola con reproche.
— ¿Cómo que novio?— pregunta Marcos esta vez— ¡Estás loca!— exclamó lo más bajo que pudo— no puedo permitir que...
— No te conviene formar un escándalo aquí Marcos— susurra Alice. El hombre la mira y respira profundo porque sabe que tiene razón.
— Bien tomen asiento en aquella mesa— dice el hombre señalando una mesa del centro.
— Todos nos miran— dice Alice— ¿No van a saludar a su pequeña?— pregunta con una sonrisa.
Su madre mientras la mira con repugnancia se acerca a ella y le da un rápido beso en la mejilla. Cuando Marcos se acerca a solo darle un rápido beso en la mejilla Alice lo agarra y lo abraza.
— Esta será una gran noche para ti— le susurra y luego de soltarlo le guiña un ojo al ver que la mira extrañado.
Entrelazó su brazo al de Ángel y junto a los demás chicos caminaron a la mesa que el hombre la había señalado. Se sentaron y se dio cuenta como sus hermanos la miraban muy confundidos al igual que el resto.
— ¿Qué?— preguntó.
— Lo abrazaste— comentó Rachel incrédula.
— Ya cambien esas caras y disfruten— les dijo sonriendo y ellos la miraron como si estuviera loca.
Los chicos bailaron, probaron platos divinos y conversaban muy amenamente. De repente un señor subió a la tarima y pidió silencio.
— Buenas noches, espero estén disfrutando esta grata celebración en honor al aniversario de esta gran empresa "Construcciones Morgan & asociados"— dice el hombre— espero me disculpen la interrupción pero tenemos una sorpresa para el hombre al mando el gran Marcos Morgan— dice y todos aplauden.
Los chicos se miran entre todos cuando ven que Alice se levanta y camina hasta la tarima y sube a ella. El presentador la mira y luego de presentarla y el aplauso de todos le entrega el micrófono.
— Gracias por el recibimiento, y pues muchos saben parte de esta sorpresa ya que muchos colaboraron para una parte— dice la chica— y para los que no lo hicieron, esta será una gran sorpresa para todos pero sobre todo para mi padre, vamos a mostrarles a todos a Ese hombre por completo— comenta— conocerán ese gran hombre no solo como el gran empresario que es, sino en todas sus demás facetas. Ahora sin más que decir los invito a ver esta hermosa sorpresa.
La chica se hace a un lado y sobre la tarima baja una gran lamina de proyección donde a los segundos comienza a rodar un video donde aparece cada parte de la empresa. Luego de esas imágenes la pantalla se pone en negro y a los segundos aparece uno de los empleados.
Este empieza a describir a su jefe, así también pasa con cada una de las caras que aparecen. Ingenieros, arquitectos, empleados de mantenimiento y así todos los miembros posibles de esa empresa.
Alice mira hacia donde están sus acompañantes y ve en sus miradas que están completamente sorprendidos mira a Kate y la sonríe cuando ve que la chica la mira al entender que próximo video puede aparecer.
— No puedo creer lo que está por pasar— dice la pelirroja de repente.
— ¿De qué hablas?— pregunta Rachel y los demás la miran.
— Ya verán— responde. Los aplausos no se hacen esperar y los chicos se dan cuenta que el video acabo pero empiezan a aparecer unas imágenes.
Alice ve como fotos de sus padres con ella y sus hermanos empiezan a aparecer y se acerca al micrófono.
— Ahora vamos a la parte emocional, conoceremos el lado personal de de este gran empresario. Conocerán lo gran padre y... esposo que es— dice y guiña un ojo a sus padres.
Las imágenes continúan pasando hasta que se detiene en una donde sale el hombre junto a la chica y segundos después comienza a rodar un nuevo video.
Ella desvía su mirada del mismo y al mirar a sus padres ven como la miran sorprendidos y nerviosos.
Ese video que ella tanto había cuidado donde él la golpeaba estaba rodando en ese momento, y el lugar estaba envuelto en un silencio sepulcral viendo ese espantoso video.
Vio a sus hermanos quienes la miraban sorprendidos y luego miró a Ángel quien estaba igual de sorprendido pero también había mucha rabia en su mirada y sabía que era por cómo veía era golpeada.
El video termino con unas palabras que decían. "Gracias por ser un gran padre"
De inmediato el video continuo con imágenes de fotos donde solo estaban sus padres sonriendo y felices. Pasaba imagen tras imagen hasta que se detuvo en donde salían sus padres el día de su boda.
Y como paso anteriormente a los segundos comenzó a rodar otro video pero este era aquel que había grabado en el centro comercial junto a una jovencita muy cariñosos y como minutos después entraron a un hotel.
Esta vez el video finalizó con otras palabras diferentes. "Eres un esposo maravilloso". El video se apagó y la chica vio como los agraviados estaban muy pálidos.
Paseó su mirada por todo el lugar y vio que todos los presentes estaban en shock. Sonrió y se acerco nuevamente a micrófono.
— Como veo que todos están conmovidos y no pueden moverse yo lo haré— dijo y empezó a aplaudir cerca del micrófono para que se escuchara por todo el lugar, hasta que volvió a hablar— definitivamente un hombre excepcional.
Miro a su padre quien la asesinaba con la mirada y ella le sonrió.
— Espero hayas disfrutado mi regalo, y te haya hecho feliz— dijo mirándolo— Los invito a seguir disfrutando de la celebración, gracias por toda su atención. Y me alegra haber mostrado quien eres Marcos Morgan— dijo mirando a el hombre y luego se bajo.
La chica caminó con su frente en alto y llegó a la mesa, sus hermanos la miraron sorprendidos pero a los segundos le sonrieron y los demás igual.
— Definitivamente eres genial— dice Rachel.
— Les dije que pagaría todo de la forma más dolorosa— respondió la chica mientras miraba como Marcos estaba rodeado de periodista mientras trataba de irse.
— Es hora de irnos— dijo Ángel mientras la miraba con orgullo y también amor.
Salieron del salón y cuando iban camino a los autos Alice sintió la sujetaron del brazo y la hicieron voltear.
Vio a Marcos quien la halo para alejarla un poco de los chicos, Ángel lo iba a detener pero Alice lo detuvo con la mirada.
— ¿Qué quieres?— preguntó la chica firme, y dio una rápida mirada hacia atrás sobre su hombro y vio a Ángel y a los demás mirándolos.
— Advertirte, esto que acabas de hacer juro que me lo vas a pagar, así que prepárate y cuídate, porque en cualquier momento algo puede suceder— dice con una cruel sonrisa y la suelta. Ella no responde y solo se da media vuelta.
Alice da unos tres pasos pero se detiene y sonríe para luego voltear para llamarlo.
— Marcos— grita y ve que el hombre voltea y la mira.
— ¿Qué?— grita él en respuesta y ella le sonríe con suficiencia.
— Te estaré esperando— le dice y voltea para seguir su camino con un gran sentimiento de orgullo hacia ella misma.
CAPITULO 29
Alice vio la mirada de preocupación que todos tenían cuando llegó junto a ellos. La chica les dio una mirada calmada y luego les sonrió.
— ¿Qué te dijo?— preguntó Rachel preocupada.
— Nada nuevo, insultos— respondió.
— Pero por cómo te miraba no parecía que fueran solo insultos— insistió su hermana.
— Pues me miró como lo ha hecho toda la vida— respondió la chica— ahora vamos.
Después de despedirse cada pareja se fue en su auto correspondiente, Alice iba pensando en todo lo que había pasado con una sonrisa sentía que de esa forma tan sencilla y divertida se había cobrado cada una de las humillaciones y los maltratos de los que había sido víctima casi toda su vida.
Llegaron al apartamento y al entrar la chica se sintió por primera vez en su hogar. Se fue a su habitación y decidió darse una ducha, pensaba en su hijo mientras el agua resbalaba por su cuerpo.
Pensaba en que si era una niña le enseñaría a bailar para que se enamorara de ese hermoso arte y si era niño lo imaginaba con una bata blanca siendo un gran medico. Por supuesto eso si era lo que su hijo o hija quería, no pensaba hacer que pasara por lo mismo que sus hermanos.
Se sobre saltó al sentir unas manos en sus cintura y eso la hizo salir de sus pensamientos.
— Tranquila soy yo, espero no te moleste un poco de compañía— dice Ángel mientras empieza a dar besos en el cuello de la chica.
— Al contrario, me encanta— dice Alice volteándose y robándole un beso mientras aprieta si entrepierna.
Siente como el gruñido del chico se pierde entre el beso y ella sonríe, y sin despegar sus labios el chico la alza y ella automáticamente enrolla las piernas en su cintura y a los segundos siente su espalda pegada a la pared.
Sus gemidos y jadeos se escapan gracias a los besos y caricias del chico y también por la sensación del agua sobre su cuerpo. Soltó un fuerte gemido cuando sin previo aviso el chico se introdujo en ella comenzando un vaivén donde se perdieron el uno en el otro por completo.
Después de esa exquisita ducha la chica se encontraba en la cama acurrucada sobre el pecho del chico, pero luego se mueve para acomodarse y poderlo mirar ya que le quería preguntar algo que le parecía extraño.
— ¿Por qué no me has dicho nada sobre lo que hice esta noche?— preguntó.
— Esperaba el momento pero ahora que preguntas, definitivamente eres una chica mala cuando te lo propones—dice son una sonrisa.
— Solo me cansé de ser la víctima— confiesa la chica mientras se vuelve a acomodar en el pecho del chico.
— Eso es bueno— dijo el chico.
— Lo sé— respondió Alice antes de quedarse dormida.
Los días pasaban y Alice se sentía mejor que nunca, realizaba su rutina con tranquilidad y sus consultas con la doctora Hunter habían terminado pero aun así iba por momentos solo cuando sentía que por cualquier motivo la ansiedad amenazaba por aparecer.
Iba camino al apartamento pero al ver que un auto la seguía prefirió desviarse a la casa de su amiga, pensó que era Clark el chico que Ángel había puesto para cuidarla pero vio que no era el auto de siempre. Tomó su teléfono y marcó el número del chico.
— Estoy algo ocupado y...
— ¿Clark cambio de auto?— preguntó sin dejarlo terminar de hablar.
— No, pero él no está contigo porque lo necesitaba y como estabas con la doctora le pedí que viniera— explica.
— Pues ya Salí del consultorio y tengo un auto detrás de mí y...
— Ángel necesito que....— Alice se sorprendió al escuchar la voz de su hermano pero él de inmediato hizo silencio.
— ¿Qué hace mi hermano contigo?— pregunta la chica.
— Eh... Alice lo que ahora importa es que te están siguiendo ¿Dónde estás?
— Llegando a casa de Mel, no quise irme al apartamento en cuanto vi ese auto— explicó.
— Bien, voy para allá— dijo el chico y terminó la llamada.
Alice no dejaba de darle vueltas al hecho de que su hermano estaba con Ángel y eso era muy extraño. Dejo el tema por el momento al cruzar a la calle donde vivía su amiga. No tardó en ver la casa y estacionó.
Bajo lo más normal que pudo y se dio cuenta que el auto se había detenido en la esquina, y se sorprendió al darse cuenta del hombre que manejaba. Tocó el timbre y a los segundos su amiga apareció tras la puerta.
— Hola— saludo Alice entrando y cerrando la puerta.
— Hola, ¿Estás bien?— pregunta la rubia.
— Si Mel, es solo que me estaban siguiendo y...
— Si, me habías contado que Ángel estaba en problemas— la interrumpió su amiga.
— No amiga, era...— el timbre suena y las interrumpe.
La rubia abrió y se encontró a Ángel junto a Alex, saludó y le dio un beso a su chico luego de dejarlos entrar.
— ¿Estás bien?— preguntó Ángel.
— Si no pasó nada— respondió Alice.
El chico tomó su teléfono luego de que Alice le describiera el auto y se alejo para hablar, su amiga fue a la cocina y Alice aprovechó que se había quedado sola con su hermano y lo miró de brazos cruzados.
— ¿Qué?— preguntó Alex.
— ¿Qué hacías con Ángel?— pregunta Alice— y no digas que se encontraron en la puerta porque cuando lo llame te escuché.
— Bien pues....— Alex tomo a su hermana por un brazo y la saco de la casa.
— ¿Y?— dijo la chica.
— Conozco al chico desde hace mucho yo....
— ¿También estas en ese mundo cierto?— preguntó la chica sin poderlo creer.
— Si, desde que me fui a vivir a las afueras de la ciudad, pasaron cosas en donde me involucre en ese mundo y pues desde ese entonces soy parte de él.
— ¿Y desde cuando...?
— Hace un tiempo ya, y soy uno de sus socios de confianza— confesó.
— Bien, ahora tengo dos por quienes preocuparme— dice negando varias veces.
— Tranquila nos cuidamos entre los dos— dice.
— Bueno...
— ¿Qué hacen ahí?— pregunta Mel desde la puerta.
— Nada ya vamos— dijo Alex y la chica asintió y entró— tengo miedo de que se entere— dice.
— ¡Ja! Tranquilo porque a ella le emocionan esas cosas, cuando le cuento algo de Ángel es feliz— dice y entran.
Se encuentran con la mirada confundida de Ángel y miran a la rubia quien se encoge de hombros dando a entender que tampoco sabe.
— Es extraño pero la gente de Dariuss no ha hecho movimientos— dice de repente mirándolos a todos.
— Vamos hacer otras llamadas— dice Alex alejándose con el chico.
— ¿Por qué Alex...?— Melissa no termina de preguntar pero mira a su amiga.
— Eso te lo dirá él— responde Alice.
Las chicas se quedan en un silencio extraño y Alice se acerca a la ventana y recorre con su vista toda la calle y ya no hay ningún carro extraño estacionado. Se aleja y suelta un suspiro.
— No te preocupes, veras que Ángel...
— Es que no me han dejado hablar y están buscando al equivocado— explica.
— ¿De qué hablas?— pregunta su amiga.
— La noche del evento cuando Marcos me alejó de ustedes lo que me dijo fue una amenaza, que le pagaría lo que había hecho— contó.
— ¿Y eso que tiene que ver con esto?
— Que quien me seguía, no era un hombre de Dariuss— suspira y por primera vez de aquella amenaza siente miedo— sino uno de los hombres de Marcos.
CAPITULO 30
— ¡Te amenazó y no dijiste nada!— exclamó Melissa sorprendida y preocupada.
— Baja la voz— pide Alice.
— Pero es que debes de contárselos, tienen que saberlo— dice la rubia.
— Lo sé, y no lo hice antes porque pensé que era una más de sus tonterías pero el ver a Dante me preocupó.
— ¿Dante?— dijo la rubia confundida.
— El hombre que cuida a mí... a Marcos, es como su mano derecha anda con él para arriba y para abajo y...
— ¿No me digas que Marcos también está metido en ese mundo?— pregunta Melissa sorprendida.
— Claro que no Mel, amiga...— Alice suelta un suspiro mientras se vuelve a acercar a la ventana— no se tiene que estar en ese mundo para ser poderoso. Tiene dinero es multimillonario, le quite su fama y credibilidad con lo que hice, pero mo su dinero. Lo que quiero decir es que con dinero cualquiera es poderoso.
Quita su vista de la ventana y vuelve a mirar a su amiga quien tenía la vista fija en ella asimilando sus palabras.
— Marcos ha quitado de su camino a la gente que le estorba o mejor dicho paga para que lo hagan, y lo hice perder su maravillosa empresa, pero aun le queda "Construcciones Woods"
— ¿Tiene otra?— pregunta su amiga incrédula.
— No es un santo, la empresa no la creo con trabajo duro es un rico de cuna, por lo que todo fue con trampas y creó "Construcciones Woods" por si en algún momento sus trampas salían a la luz. Claro no fue por eso que se está acabando si no por lo que hice.
— Pero con eso ambas empresas...
— No amiga, porque esa segunda empresa fue creada para soportar la caída de la otra así que no fue estúpido, por lo que no es él quien aparece ni aparenta ante el mundo ser el dueño si no Scott Woods su mejor y fiel amigo— explica.
— Vaya que es inteligente— dice Melissa sorprendida por todo.
— Si y Dante es hermano de Scott y como ya dije más que la mano derecha es la sombra de Marcos, por eso que haya sido él quien me siguiera me preocupa. Si lo mando a él es porque va a atacar en serio— confiesa Alice.
— Bueno pero Ángel está en una posición o mundo donde es igual de poderoso así que no te preocupes— dice la rubia segura.
— Pues sí, pero te tengo una mala noticia amiga— dice Alice y su amiga la mira con su ceño fruncido— Marcos tiene un arma con la que puede hacer que todos los de ese mundo vayan contra Ángel— Melissa la mira confundida por unos segundos hasta que entiende.
— Claro... el dinero— susurra.
Los chicos habían estando en el jardín haciendo llamadas, se detuvieron por un rato y entraron a la casa al llegar a la sala se dieron cuenta que las chicas hicieron silencio al verlos.
— Esto es extraño, la gente de Dariuss no se ha movido y también investigue sobre otros hombres y pasa lo mismo— Dice Ángel.
— Pues... quizás no sea Dariuss— dice Melissa y el chico ve como Alice la fulmina con la mirada.
— ¿Por qué lo dices?— pregunta Alex extrañado.
— Pues...
— Lo importante es que no pasó nada— dice Alice interrumpiendo a su amiga— ya olvidemos el tema.
— ¿Olvidarlo?— pregunta su hermano incrédulo.
— ¡Por algo te seguían!— exclama Ángel quien seguía observando como la chica fulminaba a su amiga y estaba algo nerviosa.
— Pues si y...
— Ya tengo hambre— interrumpe Alice a su amiga una vez más— ¿Nos podemos ir ya?— preguntó mirando a Ángel.
— Quédense a cenar— dice Melissa— ya mismo cocinaré.
Los chicos aceptaron y Alice se fue junto a su amiga a la cocina, los chicos esperaron unos segundos y luego se acercaron con la intención de escucharlas hablar porque sabían que estaban extrañas y algo pasaba.
— ¿Qué te pasa?— escucharon preguntar a Alice.
— Tienen que saberlo— responde la otra.
— ¿No prestaste atención a lo que te conté?— dijo Alice molesta.
— Precisamente por eso tienen que saberlo— brama Melissa
— Pues es peligroso y no pienso arriesgarlo punto— chilla la chica molesta.
— Perfecto, tu proteges a Ángel y ¿A ti quien te cuida?
— Puedo cuidarme sola y...
— Si claro, por eso fue que apenas te diste cuenta que te seguían lo llamaste— se burla la rubia.
— Pues si puedo cuidarme sola y...
— Entiende que no solo se trata de ti amiga, no puedes salir y enfrentarlo porque te recuerdo que llevas una vida ahí dentro— dice Melissa apuntando el vientre de la chica— y debes protegerla.
— Y lo haré pero a mi mo...
— Hablen de una vez— escuchan y al voltear ven a los chicos en la entrada de la cocina.
— No hay nada de qué hablar— asegura Alice.
— ¡¿En serio?!— pregunta Mel en un grito.
— ¡SI!— grita Alice de vuelta volteando a ver a su amiga y en ese momento siente un mareo.
— No te creo así que habla— dice Ángel.
— ¡Pues cree lo que te de la gana!— exclama molesta y ve como su chico se vuelve borroso— no voy a discutir así que...— se queda callada al sentir como su cuerpo se desvanece y ve como unos brazos la sujetan.
— ¡ALICE!— escucha su nombre salir de los labios de Ángel, pero no puede responder y a los segundos todo se vuelve oscuro.
CAPITULO 31
Alice abrió sus ojos pero los cerró al instante al sentir una luz, espero unos segundos y poco a poco los volvió abrir hasta que se acoplaron a la luz.
Escaneó el lugar y se dio cuenta que estaba en un cuarto de hospital.
— Hermana despertaste— escuchó y se encontró con la mirada de alivio de Rachel.
— ¿Qué sucedió?— preguntó Alice en voz baja.
— Alex me llamó y me vine de inmediato. Me contó que te desmayaste y empezaste a sangrar y te trajeron para acá— explicó.
— ¡Mi bebé!— exclamó nerviosa.
— Alice cálmate todo…
— Todo está bien ahora— interrumpieron a Rachel y vieron a la doctora de la chica.
— Doctora Versini, ¿Cómo esta mi…
— Alice cálmate, tu bebé está bien pudimos estabilizarte y salvarlo. Mira el embarazo es un estado donde tienes que cuidarte mucho y más estos tres primeros meses que son delicados, ya te lo había advertido— explicaba la doctora.
— Lo sé, no pensé que esto pasaría.
— Alice acabas de pasar por una amenaza de aborto, logramos evitarlo, pero aun estas en riesgo y tendrás que pasar unos días incluso unas semanas en observación no quiero complicaciones y es lo mejor por ahora— dice la doctora— Ángel ya lo sabe fue por unas cosas para tus días aquí. Y por favor Alice no puedes recibir emociones fuertes— dice esto y sale.
— Bueno por lo menos todo está bajo control— susurra.
— Pero debes estar tranquila— responde Rachel.
— ¿Se puede saber porque carga esos lentes puestos?— pregunta Alice mientras se mueve un poco para sentarse y estar más cómoda.
— Termine con Diego— soltó la chica para evadir la pregunta.
— ¡¿Qué?!— grita— ¿Qué sucedió?
— Eso no importa— responde cabizbaja— pero era lo mejor— dice mientras camina y se sienta a un costado de la cama y dándole la espalda a la puerta.
— Rachel ¿Por qué dices eso y…? ¡Agh! Quítate esos lentes— dice al acercarse a ella y quitarlo.
Alice quedó en shock ante el golpe que su hermana tenía cerca de su ojo derecho. Soltó los lentes e hizo que su hermana la mirara.
— ¿Fue por eso? ¿Te golpeo?— preguntó molesta.
— ¡No! Alice él jamás haría eso— responde su hermana rápidamente.
— ¿Entonces quien…? ¡Marcos!— exclama mirando a Rachel y ella baja su mirada— Rachel…
— Por eso no te había visitado, no quería que lo supieras y como Alex se la pasa más con Mel que en casa, tampoco se ha enterado— confiesa la chica.
— ¿A ti? ¿A su hija perfecta? Es que no lo puedo creer— expreso Alice.
— Deje de ser perfecta la noche del evento— murmura la chica.
— Explícate.
— Luego de eso actuó muy distante pendiente de otras cosas, también en supuestamente pedir perdón a mamá y ella le creyó y bueno están como si nada— cuenta.
Alice ve como la puerta se abre y ve a Ángel junto a su hermano, su mejor amiga y Diego y la presencia de este último le sorprendió pero reaccionó y les hizo disimuladamente una seña de que hicieran silencio ya que por suerte su hermana estaba tan concentrada contando todo que no los escuchó.
— Bien, lo de que Liz lo haya perdonado no me sorprende— comenta Alice y la toma de su mano para impedir que se levante o voltee y no descubra a los chicos— pero ahora podemos ir al punto del golpe— pidió y vio la sorpresa de los otros.
— Bueno esos días eran normales hasta hace unos días me dijo que esperaba que lo mío con el… profesorcito de quinta fuera un capricho mío. Entonces le dije que no lo era y se me acerco y me apretó muy feo de los brazos zarandeándome y…
— Y te golpeo— la interrumpió Alice.
— No, ese día no paso de eso— aclaró su hermana— me soltó y me dijo que esperaba que eso terminara pronto. Hasta hace tres días que volvió con el tema y lo enfrente le dije que no lo haría, que lo amaba y que no me importaba lo que él pensara, y entonces me golpeo en el rostro e iba a continuar pero mamá lo detuvo.
Rachel respira por unos segundos y luego mientras se limpia sus lágrimas recuerda las palabras de su padre y lo que ella tuvo que hacer después.
Alice miró a los demás y se dio cuenta que su hermano y diego estaban desesperados por interrumpir. Escuchó un suspiro de Rachel y regresó su mirada a ella.
— Cuando mamá lo detuvo lo único que hizo fue decirme que yo lo conocía muy bien y que sabía que le podía destruir la vida a Diego por completo, y si eso me incluía a mí, no le importaría, que eso sería muy fácil y que todo dependía de mi— contó Rachel— y con esas últimas palabras salió de la casa.
— Y en vez de decirme la verdad y enfrentar esto juntos me dejaste— habló Diego y Rachel se levantó de golpe y lo miró.
— No… no podía, no quiero que te pase nada— dijo con voz entre cortada.
Alice veía como Diego la abrazaba y escuchaba como le decía que no le importaba nada, que no la dejaría sola y se enfrentaría a quien fuera necesario, pero que jamás se alejaría de ella.
— ¿Te sientes bien?— susurró Ángel llegando a Alice.
— Si, tranquilo— respondió y él le dio un beso.
— Alice…— la llama Rachel y la mira— Chris esta suelto, lo he visto vigilándome y siguiéndome— dice.
— ¿Chris? ¿Y ese quién es?— pregunta Diego.
— Uno de los hombres de confianza de mi padre— responde Alex— para no hacerle el cuento largo. Marcos tiene tres hombres de confianza unos hermanos, Scott maneja su otra empresa y Chis y Dante son sus sombras y…
— Y cuando los suelta, es porque planea algo realmente malo— termina Rachel por su hermano.
— Tenemos que cuidarte— dice Alex— no me gusta eso de que ese tipo ande suelto.
— Dante también esta suelto— susurra Melissa y Alice se pone nerviosa.
— ¿Qué dijiste Mel?— preguntó Alex.
— Nada yo…
— ¡Melissa habla!— exclama el hombre.
— Pregúntale a Alice— responde la rubia y todos dirigieron la mirada a la chica que estaba en la cama con muchos nervios.
— Alice…
— Dante era quien me seguía— confesó la chica luego de soltar un suspiro.
— ¿Cómo se te ocurre no decirnos eso?— preguntó su hermano molesto.
— Lo sé y lo siento pero…— la chica hizo silencio y apretó la mano de Ángel a sentir un dolor en su vientre.
— ¿Estás bien?— preguntó el chico alarmado.
— Me duele— respondió Alice.
Alex salió en busca de la doctora quien minutos después de revisarla les dijo que estaba un poco alterada y por eso el dolor que tenía que estar tranquila por el bien del bebé.
Los chicos dejaron el tema para después y luego de despedirse dejaron a Alice junto a Ángel.
El chico la acomodo para que se sintiera más cómoda y luego hizo que se comiera toda la cena, la llevó a lavarse los dientes y la ayudó a volverse a acostar.
Alice sabia que él estaba molesto por lo de Dante pero no lo decía por su condición.
— No quiero que te pase nada— dijo la chica mientras miraba sus manos rompiendo el silencio.
— A un así debías decírmelo— responde el chico sentándose a su lado y mirándola serio.
— Si te pasa algo no lo soportaría— confiesa. El chico acuna el rostro de la chica en sus manos y pega sus frentes.
— Y si a ustedes les pasa algo eso me destrozaría— declara Ángel en un susurro— estamos juntos en esto y los protegeré con mi vida— dijo y la beso.
Los días pasaban y Alice seguía en el hospital, Ángel se encontraba en la casa donde siempre iba a cuadrar sus negocios y hablar con sus hombres.
Se sentía inquieto cuando ya sea por sus clases, las cuales ya estaba por terminar o su trabajo o sus negocios tenían que dejar a Alice.
Nunca estaba sola pero se sentía más tranquilo estando él con ella, uno de sus hombres entró avisando que tenía una visita y él lo dejó pasar.
— Que gustó poder saber quién eres en realidad— escuchó una voz y se tensó.
— ¿Qué hace usted aquí?— preguntó sintiendo su sangre hervir.
— Viene a conocerte cuervo— respondió el hombre.
— Pues a mí no me interesa conocerlo, así que lárguese— pidió entre dientes.
— De acuerdo, veo que no te agrado— dijo soltando una carcajada y caminando a la salida pero se detuvo al escucharlo.
— No voy a dejar que le haga daño— dijo y se acercó a él fijando su mirada en el hombre— eso Marcos téngalo por seguro.
El hombre sonrió y se hizo a un lado para seguir su camino a la puerta en donde se detuvo nuevamente.
— Te tengo una mala noticia cuerv… perdón Ángel. No siempre podrás protegerla— dijo con una sonrisa y salió.
CAPITULO 32
Luego de la visita de Marcos Ángel habia quedado muy inquieto. Estaba tratando de terminar rápidamente sus asuntos para volver junto a Alice.
Después de las palabras que el hombre habia dicho no pensaba dejarla sola. Mandó a llamar a Steve y a Alex para dejar todo en orden.
— ¿Qué necesitas?— preguntó Alex entrando junto a sombra— por cierto, lo vi. No puedo creer que haya venido— comenta refiriéndose a su padre.
— Justo por eso los mande a llamar. Quiero pedirles que ambos queden a cargo— explica.
— Pero Ángel...
— No, nada de peros— interrumpió a sombra— quiero que obedezcas en todo a Alex.
— De acuerdo no hay problema, pero... ¿Qué sucede?— pregunta el chico.
— Me amenazó, o mejor dicho, me advirtió que no siempre podría cuidar a Alice— confesó— y no pienso dejarla sola— explica.
— Bien, nosotros nos haremos cargo— dice Alex— y Ángel... Cuida a mi hermana.
— Con mi vida, lo sabes y nunca lo dudes— responde el chico y sale.
Antes de irse directo al hospital tomó camino a casa de su madre ya que tenía dias sin verla. También tenia que cuidarla ya que no se podía olvidar que también existía la amenaza de Dariuss.
— Hola— saludó al entrar y su madre, su hermana y su nana lo recibieron con un abrazo.
— Acabamos de llegar del hospital— dice Kate.
— ¿Qué sucedió?— preguntó alarmado.
— Tranquilo hijo, fuimos a ver a Alice— explicó su madre— y nos extrañamos al no verte.
— Estaba haciendo unas cosas de la universidad y aproveché para venir a verlas— explicó.
— No puedo creer que vayas a ser papá— dice su madre y lo abraza— no sabes lo feliz que me hace el que ahora todo sea como debió ser y estas fuera de ese mundo— le dice dandole un beso.
La mirada del chico se encuentra con la de su hermana, quien con sus ojos le dice lo triste que es que su madre crea eso.
Ambos saben que él de ese mundo nunca saldrá y que solo esperan que su madre nunca se enteré para que no vuelva a sufrir.
Luego de unos minutos más de conversación con su madre y su hermana se despidió y se fue al fin rumbo al hospital.
No dejaba de pensar en todo lo que podia y debía hacer para proteger lo más posible a su chica y a su bebé.
Apretó fuerte el volante mientras recordaba una y otra vez las palabras tanto de Dariuss como las de Marcos. Si tenia que volver a matar y aunque eso le implicara caer en la carcel estaba dispuesto, con tal de proteger a la chica y su hijo.
La amaba, los amaba y no podía negarse por más tiempo que moría por confesarselo con sus ojos fijos en los de ella.
Sonrió incrédulo, no podia creer que estuviese pasando por eso, que se hubiese enamorado y de una forma tan profunda y mucho menos de alguien tan diferente a él en muchos sentidos.
Respiró profundo mientras se estacionaba. Inspeccionó su alrededor y se dio cuenta que dos de sus autos estaban en vigilancia.
Entró al hospital y al ver a otro de sus hombres preguntó si no habia visto nada fuera de lo normal y se alivió al ver que todo estaba tranquilo.
Caminó hasta la habitación y al llegar vio la puerta entre abierta y se quedó observando un poco a la chica con una sonrisa y también escuchando lo que decia.
— Bueno, dejame decirte que si eres una niña te pondré Amelia como tu abuela, se que tu papá estará de acuerdo— dijo.
La chica dibujaba mientras le hablaba a su barriga. Y el chico seguia observando y escuchando.
— Y si eres un niño... No eso se lo dejaré a tu papá se que el querrá escoger tu nombre— dice sonriendo.
La chica deja de dibujar y coloca sus manos sobre su vientre mientras suelta un suspiro de preocupación.
— Tengo miedo bebé, espero no fallar como mamá, no se si sea capaz de hacerlo bien. Pero lo intentaré— dice acariciandose su vientre— lo que si sé es que tu papi y yo te vamos a amar...
— Muchísimo— dice Ángel entrando y sorprendiendo a la chica.
— ¿Hace cuanto estas ahi?— pregunta la chica sonrojada.
— Lo suficiente— responde el chico acercándose a ella.
— ¿Qué sucede?— pregunta Alice luego de terminar el beso que él le habia dado.
— Nada— responde.
— Ángel te conozco— dice Alice— te conozco, te veo inquieto.
— Son cosas del negocio, no te preocupes— le dice y ella asiente no muy convencida.
Alice siente su piel erizarse al sentir la mano del chico acariciar su vientre y verlo sonreir.
— Sebastián— dijo el chico al vientre de Alice y ella lo miro con el ceño fruncido.
— ¿Sebastián?— pregunta confundida.
— Asi te llamarás si eres un niño— explica y luego mira a Alice.
Deja su vista fija en la de ella, y ve como los ojos de la chica se humedecen pero sonriendo ampliamente.
El sonrie y siente tanto que no lo puede ocultar más como unas imensas ganas de decirlo. Se acerca a la chica y le da un tierno beso y al separarse queda con sus frentes juntas.
La mira y vuelve a sonreir antes de decir dos palabras que jamás creyó que salieran de él.
— Alice... Te amo— confesó al fin.
Alice siente como su corazón quiere salirse de su pecho. Tiene la mirada del chico clavada en ella y ve en ellos la sinceridad fe aquellas dos palabras que la habian dejado sin habla.
CAPITULO 33
Alice seguía con su mirada fija en Ángel. Le habia dicho que la amaba, ella lo sabía por la forma en que la miraba, la trataba y en como la cuidaba pero jamás creyó que lo escucharía.
Había pasado por muchas cosas las cuales le hicieron creer que nunca seria merecedora del amor.
Mucho menos creía que alguien cruel con un alma oscura y en un mundo igual a su alma llegara a sentir amor y menos por ella.
Pero ahi frente a ella tenía um chico con todas esas características mostrándole que estaba equivocada, que todo eso que ella siempre creyó imposible estaba sucediendo.
Nunca espero vivirlo y por más que estuviese pasando no lo creia. Siempre habia sido fime y segura de si pero ese sentimiento llamado amor, gracias a como siempre fue maltrada tanto en la que llamaba casa como en su escuela era al que mas miedo le tenia.
Se sentia vulnerable ante eso llamado amor. Siempre lo experimentó de sus hermanos pero pensaba que era solo por ese hecho, por el lazo que los unía. Nunca lo esperó de nadie más.
Era por eso que en ese momento estaba muda, las palabras no salian no tenia el valor para decir lo que su corazón gritaba.
La chica acercó su mano al rostro del chico y acarició su mejilla. Era lo único que fue pacaz de hacer en ese instante.
— Alice...
— Ángel yo...
— Volvimos— escucharon la voz de Melissa y el chico se acomodó alejando su rostro del de Alice.
— ¿Interrumpimos?— preguntó Rachel entrando detras de la rubia.
"¡SI!"— gritaron ambos en sus mentes.
— No— responde Ángel con una sonrisa forzada— ¿Donde estaban?— pregunta.
— En la cafetería, fuimos a comer algo— explica Rachel.
Minutos después un rato de charla Alice se queda dormida y Ángel aprovechó para salir al pasillo con Rachel y Melissa para contarles sobre la visita que habia tenido de Marcos.
— Es increíble la clase de padre que tengo— dice Rachel.
— Si, bastante. Pero lo importante es que tenemos que cuidar a Alice— comenta Mel.
— Exacto, esa es nuestra prioridad— afirma Ángel.
Los días pasaban y la chica ya estaba mucho mejor. La doctora le habia dicho que ya no habia peligro que en tres días podia volver a su casa.
Sin embargo debia guardar absoluto reposo para evitar otra amenaza de aborto ya que esa podría llegar a ser fatal.
— Tengo hambre— se quejó Rachel después de que la doctora saliera y Ángel a regaña dientes se fuera a la universidad. Tenia la revisión de su tesis y no podía faltar.
— Ve a la cafeteria a comer algo— dice Alice.
— No voy a dejarte sola.
— Hermana ve tranquila, nada va a pasar— insiste Alice.
— Bien pero comeré rápido y volveré pronto— dice y sale.
Alice agarrar su cuaderno para dibujar pero el sonido de la puerta la detiene.
— Rachel no creo que...— se queda callada al mirar a la puerta.
— Hola pequeña— saluda Marcos con una sonrisa.
— ¡Lárgate de aquí!— exige la chica.
— No Alice, no aún. Vine a cobrarme el hecho de que mi empresa este a un paso de la ruina por tu culpa— explica el hombre con rabia colocándose a su lado.
— No te tengo miedo y...
— Yo si fuera tú lo tendría... ¿Cómo esta el bebe? Seria muy triste que no llegara a conocer el mundo— dice mientras saca una jeringa de su chaqueta y muestra una sonrisa malévola.
Rachel caminaba de regreso a la habitación de Alice y se detuvo en seco al ver a Chris rondando por el hospital.
Caminó rápidamente para que no la viera y al estar a una corta distancia de la habitación volvió a para en seco al ver esta vez a Dante parado en la puerta.
Eso no queria decir otra cosa más que su padre estaba en la habitación. Entró a una vacia y de inmediato marcó el número de Ángel.
Empezó a desesperarse al no tener respuesta. Recordó que debía estar en lo de su tesis y decidió llamar a su hermano.
— ¿Qué pasa?— preguntó Alex al contestar.
— Marcos está en el hospital— dice asustada.
— ¡Maldición!— exclamó— por suerte estoy llegando— dice su hermano y termina la llamada.
Rachel se asoma y al ver a Dante distraido camina para entrar y lo hace aun más rápido cuando escucha a Alice suplicando entre llanto.
Rachel entra y ve a su padre a punto de inyectar a su hermana pero llega hasta él y lo empuja.
— ¿Qué crees que haces?— pregunta molesta.
— ¡Tú no te metas!— grita el hombre molesto por la interrupción.
— ¡LÁRGATE!— grita la chica.
¡Ja! ¿Crees que te haré caso?— pregunta burlón.
— Pues a mi si— escuchan la voz de Alex.
— No puedo creer que estes en mi contra Alexander— dice el hombre mirando a su hijo y este se acerca a él.
— Y yo no puedo creer la basura que me tocó de padre— dice enfrentandolo y luego lo agarra del brazo— ahora fuera de aquí— exige empujandolo hacia la puerta.
— De acuerdo, me voy— dice pero se detiene en la puerta— ah, Alice lo que estuve a punto de lograr te demuestra a ti y a los demás que no siempre podrán protegerte, asi que pronto cumpliré mi objetivo lo prometo— dijo con su vista en los tres y con una sonrisa salió de la habitación.
Alex y Rachel se acercaron a Alice para abrazarla sin saber que los tres tenian el mismo pensamiento de pánico por esa promesa que sabían Marcos podría cumplir.
CAPITULO 34
Alice se había dormido luego de que la doctora la revisara y le pusieran un relajante para que no se volviera a complicar debido al susto que había pasado.
Alex se encontraba junto con su hermana en el pasillo para poder conversar mientras esperaban a la doctora con los resultados.
Esos que dirían lo que contenía la jeringa, habían tenido la suerte que al momento de Rachel empujar a su padre el objeto se le había caído y salió olvidándolo.
Por lo que al Alex percatarse le pidió a la doctora que lo analizara para saber con qué pensaba matar el hombre a la chica.
Estaban conversando sobre como nunca se habían dado cuenta de la magnitud de perversidad de su padre, cuando vieron a Mel y Ángel aparecer por el pasillo.
— Hola— saludaron.
— Hola— respondieron los hermanos al unisonó.
— ¿Por qué están aquí afuera?— pregunta Ángel.
— Bueno pues...
— Ya tengo los resultados— dice la doctora apareciendo.
Los chicos se voltean ignorando a Melissa y Ángel para poner toda su atención a la doctora quien los miraba de una forma muy seria y luego posó su vista en la hoja que tenía en mano.
— Doctora...
— Era arsénico— dice la mujer interrumpiendo a Rachel— y en una cantidad que era fatal, así que por lo que me contaron fue una gran suerte que intervinieras Rachel— dice mirando a la chica.
— Si eso he pensado desde ese momento— dice la chica— doctora esto no prohibirá...
— No, mañana en la tarde se podrá ir— dice y luego se retira.
— ¿Se puede saber que fue todo eso?— pregunta Melissa. Los hermanos se voltean y los miran.
— Marcos estuvo en el hospital— confesó Rachel.
— ¡¿Qué?!— gritaron los dos chicos al unisonó.
— ¿Cómo está Alice? ¿Qué le hizo ese...?
— Ángel cálmate— le pide Alex— ella está bien no pasó más que el susto, ahora está dormida— explica.
— Chicos se que se trata de su padre pero...
— Por mi puedes hacer lo que quieras— dice Rachel interrumpiendo a Ángel.
— Por mi igual— dice Alex— pero a un no porque...
— Me debe de estar esperando lo sé, y no actuaré por lo menos no de esa forma dijo entrando a la habitación.
— Hola— saludó a Alice y le dio un corto beso.
— Hola— respondió ella— ¿Dónde están todos?— preguntó.
— En el pasillo ya vendrán— le respondió.
— Tuve mucho miedo— soltó la chica luego de unos minutos de silencio.
— Tranquila todo va a estar bien— responde Ángel justo cuando los demás entran.
Saludaron a Alice y luego se pusieron hablar cosas triviales para distraer a la chica y no se sacara el tema de lo que habia pasado con Marcos.
— Ya quiero salir de aquí— se queja Alice.
— Tranquila, ya mañana lo harás— dice su hermana dandole animos.
— Quiero ya retomar mis clases de Arte— dice la chica.
— No, tu tienes que seguir descansando y cuidandote— dice Ángel serio.
— Ay, vamos, saben que no me gusta estar sin hacer nada. Prometo que ire a mis clases y luego directo a casa— dice con mirada inocente.
— Bien— dice Ángel rindiendose— bueno, saldré hacer algo importante— dice acercandose a la chica y besandola. La mira y se acerca a su oido para susurrar algo solo para ella— te amo niñita— dice y se aleja para a los segundos salir.
Alice sintió su piel erizarse y como se le formaba una tonta sonrisa. Hacia mucho que no la llamaba de esa forma. Y le habia encantado volver a escucharlo.
Tampoco se podía negar que el escucharlo decir que la amaba por segunda vez también le encantaba. No entendía como no se podía atrever a decir que ella sentia lo mismo.
— Ayer antes de que ustedes aparecieran me dijo que me amaba— confesó luego de un rato de silencio.
Las chicas gritaron como locas de la emoción. Y luego prestaron atención a todo lo que la chica les contó.
Eso incluía como hace unos minutos se lo habia susurrado y como ella en ninguna de las ocasiones pudo responderle.
— No lo entiendo— dice Rachel— ¿Por qué no...?
— Quizás sea miedo o pena— dice Alice.
— Pero Alice, el ya se armó de valor y te lo dijo— dijo Melissa—Creo que tu podrías a menos que no...
— ¡Claro que lo amo Mel!— gritó Alice.
Se dió cuenta como su hermana y su amiga la miraban de brazos cruzados pero con una sonrisa.
— Si, lo entendí— dijo Alice ante la indirecta silenciosa de las chicas— a quien se lo debo gritar es a él— dijo con una sonrisa.
Luego de salir del hospital y tras unos cuantos minutos de camino, Ángel se encontraba entrando de forma brusca a la oficina de Marcos.
La puerta fue cerrada de un fuerte azoton lo que hizo que el hombre levantara la vista de sus papeles y sonriera al ver el chico que tenia en frente.
— Sabia que vendrías, pero no tan pronto— habló el hombre rompiendo el silencio.
— Te quiero lejos de mi mujer, si no quieres tener crueles consecuencias— exigió Ángel furico.
— Lamento decirte que eso no se va a poder, estoy dispuesto a cumplir con mi objetivo— dijo el hombre con suficiencia.
— No sabes de lo que yo soy capaz de hacer creeme, no te lo puedes imaginar— dijo que el chico con rabia.
— Tu tampoco te imaginas lo que yo puedo llegar hacer— dijo el hombre con una sonrisa mientras abría la puerta— Así que veremos quién acaba con quién— dijo mientras con una seña invitó el chico salir de su oficina.
— Seré yo quién acabaré contigo Eso tenlo por seguro— dijo para luego salir de la oficina.
Salió dispuesto a formar miles de planes con tal de acabar con Marcos así fuera lo último qué hiciera.
Las semanas pasaron y Alice cumplía al cien por ciento su promesa. Se cuidaba cómo lo había prometido y no hacía que ir a sus clases de arte y luego directo a su apartamento.
Ángel agradecida internamente que todo estaba marchando tranquilamente pero sin descuidar ni un segundo a la chica, por lo que siempre Alice era escoltada por Clark quién era quién cuidaba de ella.
Otro día más estaba transcurriendo normalmente Hasta que Ángel empezó a desesperarse.
Alice tenía más de una hora de haber salido de sus clases de arte y al no haberle avisado como siempre lo hacía, y sobre todo que ni ella ni Clark respondían sus teléfonos le causó un mal presentimiento.
— Necesito que rastrees sus autos y sus teléfonos ya— pidió a Steve a quien habia llamado para que los buscara.
— De acuerdo, ahora mismo lo hago— respondió Steve.
— Quiero que muevas cielo y tierra y que...
El sonido de su teléfono hizo callar a Ángel y al leer el mensaje que habia llegado sintió como su alma salia de su cuerpo.
"No te molestes en seguir buscando, no la vas a encontrar tan fácil. Pero tranquilo, Alice está conmigo y prometo cuidarla para que ella y su bebé estén bien". Marcos.
CAPITULO 35
Ángel sentia su sangre hervir mientras su cuerpo estaba paralizado, y sus ojos estaban fijos en ese mensaje que había recibido.
— Ángel que...
— La tiene, dijo el chico interrumpiendo a Steve— Marcos la tiene.
— Diablos, tenemos que hacer algo ya— dice Steve.
— Tienes... Tenemos que hacer lo que sea, no me importa nada. ¡La quiero a salvo!— exclamó con furia
— Lo sé, y así será pero tienes que estar tranquilo— dijo Steve.
— Yo...
— Ángel tenemos que.. — Alex se quedó callado al ver la cara de los otros dos— ¿Que sucede?
— Alex... — Ángel no se atreve a decir una palabra por lo que le muestra el mensaje.
— ¡Maldito! ¡Tenemos que encontrarla!— exclamó con furia— Ya mismo le obligare a decirme donde la tiene— dijo caminando hacia la puerta.
— ¡No!— gritó Ángel para deterlo.
— ¿Cómo? Pero...
— Si lo enfrentamos ponemos en riesgo a Alice— explicó Ángel.
— Tienes razón.
— La salvaré Alex— aseguró Ángel—Asi sea lo último que haga, traeré a salvo a Alice y a mi hijo.
Alice estaba en una esquina del cuartucho sucio y con poca luz que la tenian, estaba abrazando su vientre. Tenia ya cinco meses y recordaba con habia salido feliz de su consulta a la que habia ido después de clases.
Sabia que Ángel se molestaría, pero era ella quien quería darle la noticia sobre el sexo de su bebé.
Pero toda esa felicidad se borró cuando al salir los interceptaron a ella y a Clark y por más que luchó lograron dejarlo inconsciente y así llevarse a la chica.
De todo ese episodio habian pasado ya tres días. Y ella lo sabia gracias a una pequeña ventana el cual era su unico proveedor de luz y veía los pocos rayos del sol que entraban asomarse por cuarta vez.
Por lo que supuso que comenzaba su cuarto día en ese lugar. No la golpeaban ni nada de ese estilo. Solo la hacían ver las formas horrendas en como torturaban y mataban gente.
Eso la hacia preferir que la matasen o cualquier cosa con tal de dejar de ver esas cosas.
Escuchó la puerta y se acurruco más a la pared cómo si ésta la fuera a proteger.
— Hola pequeña, espero estes bien— habló Marcos entrando.
Caminó hasta ella y sentarse de frente para mirarla con burla y suficiencia.
— Sabes, es gracioso ver como la gente de tu amorcito me sigue y se mueve de aqui para allá sin exito— dice con una amplia sonrisa— yo se los advertí no siempre podrían cuidarte— dice Marcos levantándose.
— ¡TE ENCONTRARAN!— grita Alice— y cuando lo hagan desearas no haber nacido.
— Yo no estoy tan seguro de eso, pero me alegra que no pierdas las esperanzas— dice el hombre luego de reirse— pero por ahora vamos a darle una sorpresa a tu amado angelito.
Ángel se encontraba en el despacho de la casa respirando agitadamente luego de haber manifestado su furia tirando cosas y golpeando la pared.
— Cuatro malditos días sin lograr nada— susurró— te encontraré niñita te lo prometo— volvió a susurrar mientras sentia un nudo en su garganta.
— No voy a dejar de disculparme— dijo Clark entrando junto a Steve.
Ángel no dijo una palabra y luego se sentó en su escritorio para revisar una vez más si podía rastrear el número desde donde Marcos le había escrito hace cuatro días.
— No deberia seguir con vida— dijo Clark— no se porque aun...
— ¡Basta!— exclamó Ángel— los agarraron desprevenidos y lo entiendo, ahora lo importante es no dejar de buscar.
— Tienes razón y yo... — Clark hizo silencio gracias al sonido que hacia el teléfono de Ángel indicando una llamada.
— Hola... — saludo nervioso.
— No te imaginas cómo me divierto al ver como me siguen y sobre todo su desespero al no lograr nada— dijo la voz de Marcos del otro lado.
— Te encontraré maldito y...
— Calla y escuchame— dice Marcos— ¿Recuerdas a una de tus víctimas? A Samantha Arizondo— dice.
— ¿Qué tiene que ver ella...?
— Todo lo que la hiciste ver, sentir y hacer... Yo... — Marcos salta una risita— digamos que tu querida Alice pasará solo la parte de ver, estoy disfrutando de ver su cara cuando la hacemos ver como uno de tu mundo tortura y asesina a algun individuo.
Ángel cerró sus ojos soportado la rabia y la impotencia al no poder evitar eso. Jamás hubiese querido que Alice viera algo tan espantoso como eso.
— No la hagas ver...
— ¡Ja! Gracioso que tu me vayas a pedir eso, cuando tu hiciste lo mismo y hasta cosas peores con una chica de tan solo catorce años— dice el hombre riendo.
— ¡Te encontraré maldito!— exclama el chico con furia.
— Eso ya lo veremos, pero mientras revisa tu computadora— pide Marcos.
Ángel se hacerca y abre un enlace que le habia llegado. Se sorprende cuando en la pantalla comienza a rodar una transmisión en vivo donde observa un sucio cuarto y ve a la pobre Alice en un rincón.
Queda paralizado y su sagre hierve al verla con Marcos aun lado, pero sobre todo con su cara reflejando miedo y derrota.
— Quiero que veas y disfrutes como llega aturdida y espantada cada vez que ve cómo alguien es torturado y asesinado— habló Marcos nuevamente.
— Dejame hablar con...
— No, esa es parte de mi tortura— lo imterrimpe— verás como ella se deteriora y destroza poco a poco solo gracias a esos episodios de los que le hagodisfrutar. Y tu no puedes hacer nada más que ver— dice riendo.
Marcos se acerca más a Alice y la hace mirar a la cámara. Ángel siente su pecho doler a verla así, con una mirada aturdida y sin ganas de vivir.
— Juro que la salvaré y te haré pagar de la peor forma— dice Ángel conteniendo su rabia.
— Y yo te juro... — Marcos hace silencio y mira la cámara sonriendo de forma siniestra para que el chico lo vea, mientras acaricia la cabeza de Alice— que disfrutarás ésta maravillosa transmisión.
CAPITULO 36
Ángel veía en la pantalla de su portátil como Marcos salía de aquel cuartucho y Alice al momento de verse sola empezaba a llorar.
Se sentía furioso consigo mismo por no ser capaz de hacer algo y sacarla de ese infierno.
Estaba solo, los chicos habían salido del despacho cuando él recibió la llamada. Se sentó frente a su portátil y pasaba su mano justo donde se mostraba a aquella frágil chica que él había prometido proteger y había fallado.
Las horas pasaban y la había visto salir y entrar tres veces de ese cuarto y cada vez la veía entrar con una cara peor que la otra.
Se desesperaba odiaba estar ahí sentado viéndola sufrir. La puerta se abrió y vio entrar a un Steve con cara de preocupación.
— ¿Qué pasa?— preguntó Ángel.
— Me vas a matar, pero me siguió hasta aquí— respondió el chico.
— ¿De qué habl...?
— ¡No puedo creer que nos engañaras!— escucha que gritan al entrar y se encuentra con Noé su hermano mayor y con Kate.
— Hermano no es el momento...
— Ah no, entonces seguro será cuando al jefe le de la....
— Alice esta secuestrada— suelta y hace callar a su hermano.
— Oh Dios, ¿Quién fue...?
— No tiene que ver conmigo— explica de inmediato— es algo que tú no sabes y...
— ¡Marcos!— exclama Kate interrumpiendo a Ángel.
— Exacto— responde Ángel.
— No entiendo nada— dice Noé.
El chico luego de soltar un suspiro comienza a contar todo respecto a Marcos y lo que ha pasado.
También Contó lo que el hombre le habia contado en esa llamada y Noé se puso serio al recordar lo que había pasado con Samantha.
— Sabes, nunca creí que esto me pasaria, pero... Ahora entiendo como te sentías cuando veías llegar a Samantha luego de que yo la hacia ver esas cosas y hacer otras— Dijo mirando a su hermano y luego a la pantalla.
Ángel hizo silencio por unos segundos mientras observaba la pantalla y veía como Alice estaba sentada con la mirada perdida y acariciando su vientre ya abultado.
Cerró sus ojos por unos segundos y sonrió con incredulidad al saber lo que estaba por decir.
— Ángel hermano...
— Tampoco creí que llegaría a sentir y a decir lo que estoy pensando— dijo interrumpiendo a Noé— perdóname hermano, te hice sufrir al hacerte ver como destrozaba a Samantha y.... – vuelve a cerrar los ojos por unos segundos y luego mira a sus hermanos nuevamente— de este mundo no saldré, es mi mundo y además no se puede, también te mentiría si te dijera que no me gusta porque al contrario me gusta pero...
— Ángel....— Kate hace silencio al ver como la mirada de Ángel es de tristeza y como la alterna con ellos luego la pantalla y de nuevo a ellos.
— De algo si les hablo con sinceridad, y es que de todas las cosas que he hecho gracias a esto que soy, me arrepiento de solamente dos— suelta un suspiro y continua— y es de todo lo que le hice a Samantha y de tiempo después haber secuestrado a su sobrina Zoé— confiesa al fin.
Noé y Kate lo miran sorprendidos antes esas palabras, tal vez había cambiado o se había controlado gracias a Alice, pero nunca creyeron que él se llegara arrepentir de algo en algún momento de su vida.
— Estoy viviendo ambas cosas— dice ante la mirada de sus hermanos— por la mirada de Alice puedo entender por lo que le hice pasar a Samantha y también gracias a eso puedo sentir y entender lo que tu sentías al verla tan mal— dice mirando a su hermano— y aunque mi bebé aun no esté con nosotros, también está allá con una basura corriendo peligro. Por lo que entiendo como la pasaron Alexandra y Santiago cuando secuestre a su hija.
— Estas viviendo en un solo momento dos cosas horribles que... tú también llegaste a causar a otros— dice Noé.
— Quizás algo tenías que...— Kate se queda callada y prefiere no decir lo que pensó.
— Algo de todo lo que hice lo tenía que pagar— termina Ángel por ella— si quizás, pero no así no a través de Alice y nuestro bebé— dice golpeando la mesa con su puño por la rabia.
— ¿La señal es en vivo?— pregunta Kate poniéndose a su lado luego de que se calmara.
— Si— responde el chico.
— Pues para que eso sea así y que solo sea para ti, tiene que manejar todo a través de una portátil— dice la chica y sus hermanos la miran confundidos.
— ¿Y eso quiere decir que...?
— Eso quiere decir Ángel que podemos investigar el servidor que manda la señal y desde donde la envía— dice Kate— pero yo no se de eso si conseguimos un buen Hacker quizás...
— ¡Steve!— grita Ángel interrumpiendo a su hermana.
— ¿Qué sucede?— pregunta el chico entrando rápidamente.
— Necesito consigas un hacker al mejor si es posible— explica muy rápido— ¡LO QUIERO PARA YA!— gritó. El chico asintió y salió sin perder tiempo.
Se dejó caer sobre la silla y al mirar su portátil se dio cuenta que Marcos estaba entrando al cuarto y acariciaba a Alice con burla. Cerró sus puños lleno de rabia, desesperación e impotencia.
Vio que el hombre ponía un teléfono sobre su oreja y a los segundos escuchó el suyo sonar. Miro a sus hermanos y estos lo animaron a contestar rápido, luego de respirar profundamente contesto poniendo el altavoz.
— Habla— dijo cortante.
— Vaya, que frialdad— dice Marcos— llamaba para que veas que no soy tan malo, la dejaré hablar con la querida Alice— dice y luego se escucha un silencio.
En los segundos de ese silencio Ángel ve a Steve entrar con un chico quien luego de susurrar que ya le había explicado todo, dijo también que trabajaría lo más rápido posible. El chico se alejo para darle el espacio al Hacker.
Salió junto a sus hermanos y entraron en otra habitación para que más nadie oyera la llamada.
— Sigues...
— Ángel— escuchó la voz de Alice y sintió su corazón latir muy rápido.
— Te sacare de ahí, lo prometo— dijo él en respuesta.
— Creo que... esta vez Marcos ganó, ya no aguanto más— dijo la chica con voz entre cortada.
— No, el no va a ganar, no debemos dejarlo.
— Me descuide, fui con la doctora y no deje que Clark te avisara, quería ser yo quien te diera la noticia del sexo del bebé— dice dejando escapar un sollozo.
Kate y Noé se alejan de su hermano para darle su espacio aunque saben que es tonto ya que la llamada esta en alta voz, y podían escuchar todo.
— No te preocupes, ahora tienes que ser fuerte y...
— Te queda poco tiempo lindura— escucha hablar a Marcos.
— Es una niña— dice Alice luego de un segundo de silencio— pero siento que no podré no lograre tener fuerzas y tal vez...
— Debes hacerlo— dice Ángel con un nudo en la garganta— por Amelia— dice.
— ¿Cómo sabes que...?
— Te escuche recuerda, y así querías llamarla y si será, pero necesito que seas fuerte por... nuestra Amelia— dice luego de un suspiro.
Alice no pudo evitar sollozar y intentar decir que lo haría— hay algo que no he dicho...— se calla para calmar un sollozo— por cobarde y sé que debo hacerlo.
— Alice lo importante...
— Ángel yo también te...
— ¡NO!— gritó el chico. Miro a sus hermanos y vio que estaban tensos, los tres sabían que esas palabras en un momento como ese no eran buenas.
— Ángel quiero decirlo y quiero que lo sepas yo te...
— ¡NO! ¡CÁLLATE!— volvió a gritar— lo que seas que tengas que decirme lo harás cuando estés conmigo, junto a mí y mirándome a los ojos— dice con voz entre cortada.
— Pero y si no...
— Bien, fin de la conversación— escuchó de repente la voz de Marcos— espero que la encuentres y también espero que... sea viva— dijo y terminó la llamada.
Habían pasado tres horas de esa llamada y Ángel estaba parado en la ventana mirando la calle, sus hermanos mo se atrevían a decir nada sabían lo mal que estaba, y sobre todo Noé lo entendía muy bien.
— Tendré una hija— dijo de repente rompiendo el silencio.
— Serás un gran padre— dice Kate y el chico suelta una risita.
— Lo intentaré, porque no soy algo bueno en realidad— dice— pero quiero que mi hija tenga una vida fuera de esto a pensar de mi— confiesa.
— Y así será, te conozco se que lograrás eso para tu hija— responde su hermano.
Ángel recuerda su conversación con Alice y lo que no la dejó decir. Lo sabía desde hace mucho y también eso le había causado miedo, nunca se había creído merecedor de algo tan grande.
— Yo también te amo niñita— susurró sintiendo un gran nudo en su garganta.
Se volteo rápidamente al escuchar unos pasos apresurados afuera y luego vio entrar a Steve quien dijo unas palabras que le devolvieron la vida.
— Ya sabemos donde está...
CAPITULO 37
— Vamos ya— dijo ángel a Steve.
— Ustedes regresen— dice mirando a Noé y Kate.
— Lo haremos, además no quiero preocupar a Samantha. Y hermano...— Ángel mira a Noé cuando este no habló y notó preocupación en su mirada.
— Cuídate— dijo Kate con preocupación.
— Kate...
— Tienes una hija que conocer y ver crecer— dice Noé interrumpiendo a Ángel.
— Lo haré, me cuidaré— dice dándole un beso a su hermana y sale.
El camino estaba siendo eterno para el chico, estaba desesperado por llegar al lugar. Iba junto a Alex, Steve y Clark y en otra camioneta estaba Noemí con tres más de sus hombres.
No estaba dispuesto a regresar sin la mujer que amaba, haría todo lo que pudiese para salvarla. Ante sus ojos apareció una casa abandonada, vieron que había dos hombres en la entrada principal.
Estacionaron lejos del lugar y se dividieron para poder llegar y quitar a los tipos del medio sin hacer ningún ruido y no poner a Marcos sobre aviso. Steve y Clark se acercaron y sin muchos problemas rompieron los cuellos de eso hombres dejando libre la puerta principal.
Entraron en total silencio registrando habitación tras habitación, el chico entro a una habitación más dándose cuenta que esa era donde tenían a la chica pero en ese momento se encontraba vacía.
Ángel se imagino que la tenían viendo una vez más una de esas cosas horribles que le hacían a alguna persona. Dio la orden de que se encargaran de los cuerpos de los tipos de afuera y algunos fueron de inmediato.
— Escóndanse, necesito que se encarguen de los dos amiguitos de Marcos— dijo a Alex, Steve y Clark— yo... me encargaré de él.
Se metió de nuevo al cuarto y se escondió tras una vieja librería dañada que ahí había y también con la ayuda de la oscuridad permaneció escondido a esperar la llegada del hombre y Alice.
Sentía que había pasado una eternidad esperando hasta que escuchó la puerta del cuartucho abrirse y vio como Marcos empujaba Alice y como ella caía sobre una cama vieja que estaba en una esquina.
— Sabes, me sorprende que ya no muestres ninguna expresión ante lo que ves— escucha decir a Marcos.
— Lo volviste normal para mí— respondió la chica.
— Si, es algo que es parte del mundo de tu chico, además hizo lo mismo con una chiquilla así que es bueno que lo conocieras— dijo.
Ángel cerró sus ojos ante las palabras de Marcos, definitivamente era increíble que eso lo llegara a afectar y eso solo lo logró que la chica que amaba pasaba por lo mismo. El chico caminó esperando que Alice no pusiera ninguna expresión al verlo para que no pusiese sobre aviso al hombre.
Suspiro internamente al ver que la chica se quedó igual a como estaba y logró llegar hasta Marcos y poner su arma sobre su cabeza.
— Tengo miles de razones para vaciar mi arma en tu cabeza en este momento— habló el chico sorprendiendo al hombre.
— Vaya, si que te subestime Ángel— dijo el hombre.
— Como no tienes una idea— respondió.
— Puedes matarme pero no creo que quieras que tu chica te vea realizando uno de tus macabros asesinatos— dice con suficiencia.
— Alice sal de aquí— le pide Ángel.
— No me iré de aquí sin ti— responde ella.
— Alice por favor vete ya...
Marcos aprovechó la distracción del chico y volteo rápidamente y lo golpeo arrebatándole el arma. Ángel se abalanzó sobre él y empezaron una pelea, Alice estaba estática observando todo pidiendo que al chico no le pasara nada.
— Ángel!— gritó cuando vio que Marcos tenía el arma y apuntaba al chico.
— Yo tu cierro los ojos, no quiero que lo veas morir— le dice Marcos.
Alice conecta sus ojos con los del chico y cuando se da cuenta de que él empezaba a mover sus labios para decirle algo ella tapo su rostro con sus manos reprimiendo un sollozo.
Sintió su alma abandonar su cuerpo cuando escuchó el ruido de dos disparos, no quería abrir sus ojos y ver a el hombre que amaba sin vida. Su respiración estaba acelerada y por más que debía hacerlo no quería ver nada.
— ¿Estás bien?— escuchó la voz de su hermano y solo así se atrevió a mirar.
Al quitar sus manos de su rostro vio a su hermano a un lado con un arma en alto, él la miro y ella asintió en respuesta a su pregunta. Con miedo desvió su mirada y se encontró con Ángel mirándola con alivio y vio al hombre tirado en el suelo con una pierna herida.
— Ya esta, todo pasó— dijo Ángel llegando a ella y abrazándola.
— Sácame de aquí— susurró la chica.
— Llévatela, nosotros nos encargaremos— dijo Alex.
— Si, ellos se encargaran y ya te debes imaginar cómo pequeña— dijo Marcos mirando a Alice cuando lo levantaban.
— Y el que se encargará sin ningún remordimiento seré yo— dijo Alex con rabia— váyanse— dijo mirando a los chicos y estos salieron.
Unas dos horas después estaban llegando al hospital, el camino había sido en silencio y Ángel había decidido ir sin perder tiempo al hospital para saber cómo estaban la chica y su bebé.
Habían llamado a la doctora y esta los esperaba en el lugar, la mujer sabia el mundo del chico ya que él había decidido contárselo para tener un medico de confianza para la chica y su bebé.
Llegaron al fin y la doctora sin perder tiempo la atendió, hizo exámenes y revisó todo lo necesario. El chico estaba sentado esperando que la doctora lo llamara y mientras tanto pensaba que no quería eso para la chica y su hija.
— Lo mejor sería que...
— Ángel Alice quiere verte— dice la doctora llegando a él.
— ¿Cómo están?— preguntó.
— Gracias a dios están bien, algo deshidratada por lo que la dejaré hasta mañana.
El chico asiente y luego camina hacia la habitación, al entrar la chica lo recibe con una hermosa sonrisa. Ángel sin decir nada se acerca a ella y la besa queriendo dejar su alma y corazón con ese beso.
— ¿Qué pasa?— pregunta la chica cuando el termina el beso pero deja sus frentes juntas.
— Si las pierdo no las soportaría— confiesa.
— Eso no va a pasar— responde a chica acariciándole la mejilla.
— Alice, mi mundo es peligroso, es una oscuridad a la que tu y nuestra hija no merecen entrar— cierra sus ojos recordando lo que estaba pensando cuando la doctora lo interrumpió— lo mejor sería que tú te alejaras de mi— confiesa sintiendo un nudo en su garganta.
— ¡No!— exclama la chica.
—Alice piensa en...
— Te acepte con todo y tu oscuridad y eso no va a cambiar— dice Alice— además siempre se necesita un poco de luz en la oscuridad, y yo quiero que...— toma la mano de su chico y la pone sobre su barriga— nosotras seamos esa pequeña luz— le dice mirándolo.
— Alice...
— No pienso alejarme— le dice ella con voz entre cortada— eres mi Ángel— confiesa acariciándole la mejilla.
— Un Ángel oscuro— dice él con tristeza.
— Pero mío— dice ella sonriéndole inocentemente— solo permítenos... ser tu luz, no quiero alejarme— dice.
— Yo tampoco quiero eso— responde el chico dándose cuenta que no quería eso por más que lo pidiera— pero las quiero al margen de esto. Tendremos una vida normal y yo me encargaré del negocio como lo he hecho hasta ahora.
— Así será— dice la chica. Él se acerca y la besa.
— Te amo niñita— dice entre el beso. Se aleja y besa la barriga de la chica— a ti también te amo Amelia.
Alice siente su corazón latiendo muy rápido y sus ojos cristalizados al ver la hermosa escena que el chico había realizado con su vientre.
— Ángel— lo llama y el chico alza su mirada y la clava a la de ella— ya estoy aquí a tu lado y... puedo decir lo que quiero.
— Alice ¿Qué...?— la chica lo calla colocando un dedo sobre sus labios.
— Te amo— confiesa la chica al fin.
Ángel sin poder articular palabras solo se acerca a ella, le acaricia la mejilla y solo le da respuesta como mejor puede hacerlo en ese momento. A través de un suave y profundo beso donde logra sentirse por primera vez merecedor de un maravilloso sentimiento que jamás pensó tener.
CAPITULO 38
Unos toques en la puerta los obligaron a terminar el beso, al separarse vieron entrar a Kate junto a Noé quienes estaban preocupados ya que su hermano no les había avisado nada. Los chicos entraron del todo a la habitación y sintieron alivio al verlos a ambos sanos y salvos.
— Estoy feliz de que estén bien— dice Kate dándole un cuidadoso abrazo a Alice.
— No te libraras de mí por mucho tiempo— responde la chica con una sonrisa.
— Eso espero, mira que tu eres mi confidente y aun me quedan muchas visitas al centro comercial donde me debes acompañar— le dice Kate en un susurro para que solo ella escuche y guiñándole un ojo.
— Tranquila que eso es divertido y no me lo pienso perder— responde Alice lo que hace que su cuñada ría.
— ¿Qué es tanto secreto?— pregunta Ángel.
— Cosas nuestras, Ángel— responde Alice con un guiño.
Luego de un rato más de conversación los chicos se retiran para que Alice pudiera descansar. La chica ya acostada como se debe observa a Ángel y se da cuenta que el chico tiene la mirada totalmente perdida.
— ¿Qué sucede?— pregunta y él la mira y le sonríe con un poco de culpa y tristeza.
— Perdóname— responde Ángel.
— No tengo nada que...
— No te cuide Alice, no como debía— dice el chico un poco molesto mientras se acerca y se sienta a un costado de la cama— se supone que debo protegerlas y...
— Shhh... Ángel eso...
— No, no pidas que me calle— responde el chico frustrado— no debías ver eso, no tenias porque enterarte...— suelta un suspiro de rabia y la mira— si, sabias quien era y de lo que soy capaz de hacer y sabes que eso siempre será así, pero de eso que te hicieron ver son cosas que no debías conocer. Y mucho menos que yo le hice a alguien lo mismo que Marcos hizo y...
— Ángel...
— ¡No!— exclamó con rabia, lo peor fue que te enteraras que no solo hice que la chica viera como tú lo hiciste, si no que la hice participar en eso. No debías enterarte de quien soy... era yo en realidad— dice con frustración— y quizás las cosas ya no...
— ¡Cállate!— gritó Alice y Ángel la miro sorprendido— ¿Has vuelto hacer algo de eso?— preguntó serenamente.
— No, por lo menos no como esa vez. Los chicos se encargan y solo es a personas que nos han traicionado o han querido jugarnos sucio, en pocas palabras solo a gente de nuestro mundo, nada de gente inocente— explica el chico.
— Y eso que paso con esa chica, quien terminó siendo la esposa de tu hermano...— Alice lo mira y sonríe— eso es lo más divertido de todo.
— Si e increíble— dice Ángel.
— Como decía, eso paso hace más de tres años, ¿Cierto?— pregunta y el chico asiente— bien eso quiere decir que es parte de tu pasado y...
— No entiendo a donde quieres llegar— comenta Ángel.
La chica se acomoda para sentarse un poco y coloca sus manos en el rostro del chico y lo mira fijamente— que eso es tu pasado y ya no importa, no me importa. Yo llegue en tu presente y ahora también soy...— niega y sonríe mientras toma la mano del chico y la coloca en su vientre— no soy, somos tu presente y tu futuro y eso es lo que nos interesa— dice y lo besa.
Los meses pasaban y todo estaba al fin en calma, cada uno estaba en su rutina las cuales cumplían día a día sin ningún contratiempo.
Por supuesto el chico aun tenía a su familia y a Alice protegidos porque aunque ya Marcos estaba muerto aun existía Dariuss y su amenaza por lo que no estaba dispuesto a permitirse otro error que pusiera a los suyos en problemas.
Iba camino a la academia de artes en busca de Alice, aun no dejaba de pensar en aquella conversación que tuvieron en el hospital. Era increíble para él como esa chica no le importaba el monstruo que una vez fue y aun así lo amaba fuertemente.
Estacionó y sonrió al ver a su chica salir de la academia, la veía hermosa y radiante como siempre por supuesto, pero su embarazo la hacía ver aun más hermosa y la hacía brillar aun más.
— Hola— saludo la chica con un beso al entrar al auto.
— Hola, ¿Cómo estuvieron tus clases?— preguntó el chico luego de arrancar.
— Fenomenal, como siempre realizando los mejores dibujos y pinturas de la clase— responde Alice con suficiencia.
— Vaya ego— responde el chico
Luego de que Alice soltara una risita ante la respuesta del chico, los envolvió un silencio cómodo, mientras ella miraba por la ventana y tenía su mano entrelazada con la del chico.
Ángel iba concentrado en la vía hasta que al pararse en una luz roja miró con el ceño fruncido a Alice debido a la forma en que apretó su mano.
— Amor que...
— ¿Podemos parar un momento ahí?— preguntó la chica señalando el lado derecho de la vía.
— ¿El cementerio?— preguntó Ángel extrañado.
— Si, es que hace días vine con mis hermanos pero...— lo mira y suspira— no me atreví a acercarme a la tumba de mis padres— confiesa.
El chico le da un beso en su mano y conduce hasta la entrada del campo santo, bajan y la chica entrelaza su mano con la del chico para armarse de valor y llevar las flores que había comprado en la entrada del lugar hasta la tumba de sus padres.
Iba pensando en cómo su suerte había sido tan mala y no los había podido conocer y tener una verdadera familia. Miro hasta donde se encontraban las lapidas de sus padres y se sorprendió al ver a su profesora Abby frente a ellas colocando flores.
— ¿Abby? ¿Qué haces aquí?— pregunta la chica sorprendida.
— Alice... ho... hola— dice la mujer sorprendida y nerviosa de ver a la chica.
— Hola— dice la chica con sus brazos cruzados— ¿Y entonces...?
— Creo que, como ya que sabes quiénes son tus padres... debes saber el resto de la verdad— dice la mujer.
— ¿Cuál verdad? Y.... ¿Cómo sabes tú lo de mis padres?— pregunta
— Siempre lo supe y...
— Viví engañada siendo una Morgan Johnson... ¡¿Por qué nunca me lo dijiste?!— preguntó en un grito— siempre fuiste como una segunda madre para mí, una amiga...
— Hasta que te alejaste cuando hable con tus pa... con Marcos y Liz— rectifico.
— Y te agradezco que me hayas hecho ir al psicólogo— dice mirando a Ángel— y suficiente de desviar el tema— pide Alice— quiero saber que haces aquí— exige mirando a la mujer.
— Las Johnson somos... éramos tres— dice la mujer— Liz era la mayor y Amelia era la menor. Yo... soy la hermana del medio— confesó al fin.
Alice iba mirando por la ventana mientras recordaba toda la historia que Abby le había contado. De cómo ella había luchado su custodia pero al ser en ese momento una chica inestable en la economía y algo rebelde Liz había ganado.
Y como esa mujer nunca dejo que su hermana viera a ninguno de sus sobrinos, y que no le quedó más que lograr con su profesión de bailarina lograr ver tanto a ella como a Rachel.
— ¿Puedo preguntar algo que no me explicaste?— dice Ángel rompiendo el silencio que había en el auto y sacando a la chica de sus pensamientos.
— Claro— respondió la chica mirándolo.
— ¿Cómo logró Abby que no las alejarán de ella nuevamente? Es decir cuando Liz se enteró que ella era una de sus profesoras— explicó.
— Me contó que los amenazó con contarnos la verdad a mi hermana y a mí. Y claro nunca lo hizo porque pensó que yo era feliz, nunca imagino que me trataban tan mal.
Llegaron al apartamento y luego subió directo a su habitación, se dio una ducha y se puso algo cómodo para después acostarse a descansar un poco ya que había sido un día de una gran sorpresa.
Escuchó la puerta abrirse y a los segundos sintió la cama hundirse y como Ángel la abrazaba. Ella se pego más a él y se aferró a su brazo.
— Sabes, ahora entiendo el cariño que Abby nos tenía a Rachel y a mi desde que entramos a la academia, siempre fue una gran mujer con nosotras— dijo rompiendo el silencio.
— Me alegra que haya alguien más con quien puedas contar— dijo el chico.
Alice se volteo y quedó frente a él— sabes, gracias a ella mi vida cambio. Ella fue quien me obligó a asistir con la psicóloga. Y se lo agradeceré siempre— confiesa.
— ¿Y eso por qué?— pregunta el chico.
— Porque gracias a esas consultas conocí al amor de mi vida— respondió
— Entonces debo agradecerle, porque por ella yo conocí al amor de la mía— respondió el chico.
— Ángel...
— Ella logró que conociera el mejor sentimiento de todos y también que ganara una mujer maravillosa que me diera una familia.
— Y yo, gané un chico malo que me encanta— dice Alice— Te amo...— se queda callada y sonríe al recordar cómo le dijo cuando lo conoció solo para molestarlo— ¡Angelito!— exclama y se acurruca en su pecho escondiendo su rostro
Ángel sonríe entendiendo porque lo dijo, la abraza fuerte y le responde aun con la sonrisa en su rostro— yo también te amo... niñita.
CAPITULO 39 (FINAL)
Los días para los chicos habían pasado con total normalidad, Ángel ya al fin se había graduado y era el socio mayor de la empresa de Alex la cual manejaban ahora juntos y a pesar de ser legal era su mejor fachada para el verdadero negocio que manejaban a través de ella.
Por supuesto ambos hombres mantenían a sus chicas fuera de ese mundo, y sobre todo Ángel que como había dicho, quería una vida lo más tranquila y normal posible para su futura hija.
El chico pasaba los días nervioso y ansioso ya que en cualquier momento podía nacer su hija, así que trataba de pasar el mayor tiempo posible junto Alice quien realizaba sus actividades desde su casa por estar a su pronto momento de convertirse en madre.
Por su parte Alice había pasado sus días con sus actividades pero también junto a sus hermanos visitando a Abby, quien siempre le hablaba y mostraba cosas de su madre las cuales ella se había quedado porque sabía que en cualquier momento estaría viéndolas con la chica.
— Gracias por esto... tía— dice la chica y a la mujer se le cristalizan sus ojos.
— No saben cómo espere que llegara el momento que me llamaran así— dijo Abby mirando a sus tres sobrinos.
— Pues llegó el momento— respondió Rachel abrazando a la mujer
— Así es— dijeron Alice y Alex al unisonó y uniéndose al abrazo.
— Oigan... ¿Cómo te trata Diego?— pregunta mirando a Rachel— más le vale que bien porque si no le pellizco las orejas y...
— Tía tranquila— habla Rachel luego de calmar su risa— es maravilloso— confiesa sonrojada.
— Bien... y... ¿Cómo lo hace tu chico, se porta bien?— pregunta mirando a Alice.
— Bueno, se porta muy bien. Y pues de cómo lo hace.... Es...
— ¡ALICE!— grita Alex alarmado y provoca que las tres mujeres estallen en carcajadas.
La chica calma su risa y fija su mirada en una foto, específicamente en una que salen sus papás con ella de pequeña justo en su primer cumpleaños. Sus hermanos siguen su mirada y la abrazan al ver la foto.
— No merecíamos esto— dice con un suspiro.
— Realmente no— responde su tía— te amaban Alice— desde el momento que Amelia se enteró de su embarazo te amaron, y desde donde quiera que estén se que aun lo hacen.
— Lo sé— responde Alice con tristeza— no sé cómo pero lo sé.
Ángel se encontraba en casa de su madre almorzando con todos ya que Alice estaba con su tía. Conversaba con su madre y sus hermanos de lo bien que le iba en la empresa y de cómo ha estado Alice en su embarazo.
— Oigan en cuatro meses es el cumpleaños de Alice y quiero darle una sorpresa y me gustaría que estuviesen presentes— explica el chico mirando a su familia.
Todos aceptaron felices pero dejando a su madre con la curiosidad sobre la sorpresa que le daría a la chica. Pero sonrió al escuchar que fuera lo que fuera ella estaría ahí para apoyarlo.
Luego del almuerzo el chico salió al jardín mientras pensaba como de alguna forma parte de su vida había cambiado o mejor dicho siendo controlada por una niñita rebelde y malcriada.
Seguía y seguirá siendo ese chico malvado y cruel capaz de muchas cosas pero también acompañado de esas dos pequeñas luces que habían llegado a su vida sin pedir permiso.
— Quien lo diría, Ángel Uzcategui a punto de dar un gran paso— dijo Noé llegando junto a Kate.
— Tranquilo que ni yo mismo me lo creo aun— responde el chico a su hermano.
— Es increíble, sabes Kate un día me dijeron que jamás vería a Ángel Uzcategui enamorado— dijo Noé en tono de burla.
— ¿En serio?— responde su hermana con una sonrisa— y mira como son las cosas porque resulta que...
— Resulta que pasó— dice Ángel interrumpiendo a su hermana. El chico cierra sus ojos y sonríe mientras la imagen de Alice llega a su mente— y no me arrepiento, alguien una vez me dijo que todos nos merecíamos ese sentimiento— dijo abrazando a su hermana— y es lo mejor que me pudo pasar— confesó.
Luego de esa conversación el chico se despide ya que Alice le había avisado que ya iba para su apartamento y no quería que estuviese sola en ningún momento. Les dio un beso a su madre y a Kate y salió sin perder tiempo.
Una media hora después llegó a su apartamento y encontró a la chica en la habitación descansando mientras miraba una foto. Él se acercó y le dio un beso y se acostó a su lado.
— Son mis padres, y esta bebé soy yo cuando tenía un año— explica Alice.
— Te pareces mucho a tu mamá— confiesa el chico.
— Así me dijo Abby— respondió— prometo ser una buena madre— dijo con un poco de nervios.
— Se que lo serás— respondió Ángel y le dio un beso.
Alice seguía mirando la foto mientras tenía el brazo de el chico sobre su barriga, lo miró y sonrió al verlo profundamente dormido. Era increíble para ella como debajo de esa armadura de chico malo y rudo había un poco de un alma sensible y amorosa que solo ella conocía.
Alice apartó la mano de Ángel para acomodarse mejor y en ese momento sintió como un líquido rodaba por sus piernas y a los segundos una fuerte punzada en su vientre. Se alarmó pero se tranquilizó de inmediato al darse cuenta de lo que sucedía.
— Amor— llamó al chico mientras lo movía un poco— amor por todos los cielos despierta— dijo moviéndolo un poco más pero el chico seguía en un sueño profundo.
La chica empezó a molestarse ya que el chico no despertaba y no atendía a su voz, trataba de no desesperarse y el que las contracciones aun no fueran tan fuertes la ayudaban.
— ¡ÁNGEL!— gritó al mismo tiempo que lo empujó y provocó que el chico terminara en el suelo.
— ¡Oye! ¿Qué te pasa?— se quejó Ángel mientras sobaba su cabeza.
— ¡La bebé ya viene!— exclamó la chica mientras aguantaba sus ganas de reír.
— ¡¿Cómo que la bebé ya viene?!— gritó alarmado.
— Pues si y...
— Debemos irnos ya, hay que buscar todo, la ropa de la bebé también tus cosas y no perder tiempo...
Alice sonreía divertida al ver como Ángel caminaba lleno de nervios por toda la habitación buscando los bolsos donde tenían todas las cosas preparadas. Vio como el chico los tomó y los bajo rápidamente para a los segundos subir por ella.
La tomó por la cintura e hizo que la chica pasara su brazo por sus hombros para que se apoyara en él.
— Aun puedo caminar— dijo Alice con tono divertido.
— No, no hay que ser cuidadoso— respondió cuando llegaron a la sala y la sentó por un momento en el sofá— las llaves, faltan las llaves. ¿Dónde diablos están?— preguntaba desesperado.
— Ángel cálmate...
— No las consigo— dijo ignorando a la chica.
— Están en esa mesa— dijo la chica rodando los ojos luego de verlas.
— Bien, ahora si vamos ya...
— Falta una pequeña cosa— dice la chica mirándolo con una sonrisa.
— ¿Qué...?
— Que te pongas algo de ropa, porque no creo que quieras ir al hospital en bóxer— le dijo y soltó una carcajada cuando lo vio sonrojado corriendo a la habitación.
Una hora después ya estaban en el quirófano del hospital listo para el nacimiento de la pequeña. Apenas todo estuvo en orden el momento de pujar llegó.
La chica pujaba fuerte siguiendo las órdenes de la doctora Versini mientras Ángel apretaba su mano y decía palabras de ánimo. Unos cuantos minutos después y ya algo agotada Alice escucha como el lugar se inunda del llanto de su hija.
Ambos padres se miran y sonríen luego de que la doctora le da la bienvenida a la pequeña Amelia. Luego de que la doctora dejara en manos de las enfermeras y del pediatra a la pequeña se sorprendió ante la queja de la chica y de otra contracción.
— Vaya, creo que hay que volver a la acción— dice la mujer.
— ¿Qué sucede?— pregunta Ángel preocupado.
— Nada malo, solo que su pequeña tenia escondido a su otro bebé— responde tranquilamente.
Ambos chicos se sorprenden pero a Alice no le da tiempo de hablar ya que las ganas de volver a pujar volvieron, y así lo hizo hasta que minutos después se escuchó un nuevo llanto en el quirófano.
Unas dos horas después ya Alice se encontraba en la habitación junto Ángel quien estaba junto a sus hijos. La chica no pudo evitar sonreír a ver como el chico jugaba con las manitas de los pequeños.
— Hola— saludó Rachel quien entraba junto a los hermanos de Ángel, Melissa y por supuesto no podía faltar la madre del chico, Abby y Alex. Alice se sorprendió al ver que los dejaran entrar a todos.
Vio como Ángel cargaba a su hija y se la ponía en brazos a su madre, Elena sonrió y le dio un beso a su hijo y luego a la pequeña al momento que todos se acercaron para verla.
— Creo que deben comprar más regalos— dice Alice— al ver muchos ramos de flores con peluches y globos rosados.
— ¿Más?— pregunta Kate sorprendida.
— Así es familia— responde Ángel por ella— porque tengo el gusto de presentarles a Sebastián— dice tomando a su hijo en brazos y se carcajea ante la cara de sorpresa de todos.
Todos los felicitaron y luego de escuchar la historia de cómo la pequeña nunca dejo que su hermano se viera, y de más abrazos y besos se despidieron para dejar descansar a la chica.
Ángel miraba a la chica mientras dormía y luego miró a sus hijos, aun no podía creer como alguien como él se había ganado eso tan especial llamado familia, suspiró al recordar todo lo que había hecho y todo lo que la chica había pasado.
No sabía cómo alguien como él, quien estaba en un mundo del que nunca podría salir podía lograr hacer a su familia feliz. Pero lo intentaría de eso estaba seguro, usaría ese lado bueno que nunca creyó tener para dar todo de él.
Estaba comenzando una etapa de su vida que no pensaba tener y que tampoco la había planeado jamás pero apareció esa niñita que le puso su mundo de cabeza y que dio un poco de luz a su oscuridad.
— Te amo— escuchó de repente y miró a Alice quien lo miraba con una sonrisa y una mirada llena de amor que lo atemorizaba.
— No entiendo cómo puedes amarme sabiendo quien soy y...
— Te amo, y lo haré el resto de mi vida— declaró la chica con una mirada segura y sincera hacia él.
— Yo también te amo, los amo— confesó para luego besarla.
Recordó las palabras de su hermana, todos merecemos enamorarnos, todos merecen amar y ser amados y hay estaba él. Amando y sobre todo siendo amado a pesar de ser, un Ángel oscuro.
FIN.
EPILOGO
Los meses pasaron y todo iba de maravilla para los chicos, Ángel sacando ese lado oscuro donde por momentos y sin poder evitarlo era ese chico cruel y despiadado que mantenía su negocio. Pero también era una persona como todas con un buen trabajo y tenía una hermosa familia que era lo que su madre y la mayor parte de su entorno veía y conocía.
Y eso incluía a Alice a quien trataba de contarle lo menos posible sobre esas cosas ya que a ella la quería sacar de esa zona que sin querer conocía y de alguna forma le agradaba. Definitivamente eran el uno para el otro.
Estaba muy nervioso y preparando todo para aquella sorpresa que esperaba la chica disfrutara y todo para él le saliera bien. Se miro al espejo por última vez y al verse listo suspiro y bajo encontrándose con su hermano, Alex, Diego, su madre su nana y Abby quien sabia no podía faltar.
Estas tres mujeres habían llegado ya que no podían estar antes para evitar QUE Alice las viera, porque se sorprendería y eso podía arruinar su sorpresa.
— ¿Puedo saber que le dijiste a mamá?— pregunta Noé en un susurro.
— Que el lugar era de un amigo y que como me invito quise hacer esto diferente y por eso la sorpresa será en ese casino— explica.
— Bien, esperemos no te descubra.
— No lo hará Noé, relájate ahora vámonos quiero llegar antes que Alice para revisar que todo este como se debe.
Las chicas estaban en la habitación de aquel apartamento de las vegas cuando escucharon la puerta cerrarse.
— ¿Por qué se fueron sin nosotras?— preguntó Alice confundida.
— Recuerda que es la inauguración de su casino, así que supongo que Ángel debe estar antes para ver que todo esté en orden— explicó Melissa.
— Bueno si, oigan amo el vestido pero... ¿No es muy extravagante? O muy... ¿Gótico?— preguntó— lo digo por el evento.
— Claro que no, es perfecto— respondió Kate
Alice asintió y miro su teléfono donde tenía una foto de Ángel y ella con sus hijos de hace unos días atrás cuando los pequeños cumplían cuatro meses. Se extrañó que su chico haya sido el único que no la felicito y sintió un nudo en su pecho al pensar que se había olvidado de su cumpleaños. Suspiro y al alzar su vista vio que las chicas la miraban con una sonrisa.
— ¿Qué?— preguntó apenada.
— Nada solo que nos gusta verte así de...
— Feliz— terminó Mel por Rachel.
— Lo soy chicas, soy feliz— dijo mientras volvía a mirar la imagen.
A los minutos al fin ya listas bajaron encontrándose con Alex quien las esperaba.
— ¿Dónde están mis bebés?— preguntó la chica recorriendo el lugar con sus ojos.
— Se fueron con su padre, y Diego se fue con él— explicó rápidamente.
— ¿Pero por qué...?
— Si nos vamos ya, lo sabrás— dijo Rachel arrastrándola al auto.
Una hora después ya se encontraban en el casino disfrutando de la inauguración y viendo a muchas personas disfrutar los juegos. Alice se llenó de frustración por el tiempo que llevaba ahí y no había visto ni a Ángel ni a sus hijos, pero se puso peor al darse cuenta que los chicos se habían desaparecido y estaba recorriendo sola el lugar.
Sintió como unos brazos la rodearon y por un momento sintió miedo pero se relajó al escuchar la voz de Ángel.
— Te ves... hermosa, fascinante, divina— susurró en su oído.
— Y tú te ves... guapo, fascinante y divino— respondió ella algo sonrojada y el no pudo evitar darle un beso.
— Alice...
— ¿Se puede saber donde están todos? Y eso incluye a mis hijos— dijo seria.
— Por eso vine por ti, vamos— le dijo y entrelazo sus manos dirigiéndola a un salón alejado de los juegos.
Se detuvieron frente a una puerta blanca y el chico sin perder tiempo la abrió dándole el paso a la chica. Alice se sorprendió al verse dentro de una capilla y al ver a sus hermanos, cuñados pero sobre todo a su suegra y a su tía sentadas y hermosamente vestidas. Sonrió al verlas y ver que tenían a sus pequeños en brazos.
— Ángel...
— Alice amor... es tu cumpleaños y no encontré mejor regalo que pedirte que seas mi esposa— soltó el chico sin respirar— y todos esperan por tu respuesta para comenzar la ceremonia— explicó mirando el lugar.
— Ángel...— la chica siente sus ojos pañosos cuando se abalanza y abraza al chico— por supuesto que me quiero casar contigo, es más no se qué hacemos aquí parados como idiotas, vamos ya— dijo separándose y cuando lo iba a arrastrar hasta el altar él la detuvo.
— ¿Qué sucede?— pregunta la chica.
— Que tienes que dejarme ir hasta el altar y esperarte, fue lo único tradicional que acepte porque si no...— hizo silencio y ambos miraron hacia al frente y vieron a Alex caminar a ellos.
— Si no te matan— dijo la chica con una risita luego de entender todo. El chico asintió y se fue a su lugar.
— ¿Vamos?— preguntó Alex alzando su brazo y pasándole un pequeño ramos de rosas blancas.
— Vamos— respondió la chica tomando el brazo de su hermano y caminó sin perder tiempo hacia ese chico que la hacía más feliz de lo que pensaba.
— Tomó la mano de Ángel al llegar y sin más espera la ceremonia comenzó. Unos cuantos minutos después ya se estaban dando su primer beso como marido y mujer.
— No puedo creer que Elvis me haya casado— susurra la chica y Ángel suelta una carcajada.
Todos se acercan y reciben los abrazos de felicitación, luego ella reúne a las chicas que estaban ahí, incluyendo a su suegra a la nana de su ahora esposo y a su tía quienes la miraron con los ojos como platos por ella querer que se colocaran para el lanzamiento del ramo.
— Vamos, el amor no tiene edad en cualquier momento puede llegar— dice y luego cuenta y lanza el ramo.
Alice voltea y se sorprende al ver el objeto en manos de Kate, la chica se acerca y la abraza.
— Me hubiese encantado que tu agente estuviese aquí, para verla con su cara cuando agarraste el ramo— le susurra.
— Tranquila que me encargaré que se entere que esto sucedió— responde luego de reír.
Todos salieron para seguir disfrutando de la inauguración del lugar, mientras que Alice se quedó dentro de la capilla solo con el pequeño Sebastián que tenía en brazos mientras recordaba cómo había empezado todo.
— ¿Qué pasa?— escuchó y vio a su esposo llegar a su lado con Amelia en brazos.
— Recordaba a un chico que conocí en un consultorio— respondió sin mirarlo pero sabía que había sonreído— y no te imaginas como me cayó de mal, era exasperante. Lo mejor fue cuando me dijo que debía tenerle miedo— dijo soltando una risita.
— Estoy seguro de que ese chico en este momento es feliz porque no lo hayas tenido y no te hayas alejado— dijo el chico pasando su mano libre por la cintura de la chica y pegándola a él.
— Pero es que como tener miedo de alguien... de un angelito que quería intimidar y me daba era risa— dijo mirándolo con una sonrisa inocente.
— Y el chico no puede creer que se haya dejado embobar por... una niñita tonta que se la daba de chica mala— dijo haciéndole un guiño.
— Esto será especial y divertido— dice la chica con una sonrisa.
— ¿Qué cosa?— pregunta Ángel.
La chica lo mira y le da un profundo beso y luego se separa para responder— Nuestra nueva vida como... familia.
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