El destino de Toshiko / Carlos Rozas

#acciÓn, #aventura, #romance

SINOPSIS:

El destino de Toshiko es la historia de una princesa engañada por su familia para emprender un viaje peligroso hacia un planeta lejano. Acompañada de su guardaespaldas que sabe el gran secreto de Toshiko y el plan que hay para ella, la princesa intenta encontrar su camino en este lejano mundo, lleno de peligro y razas enemigas. En su aventura, una pregunta resuena en su cabeza: ¿Por qué yo?

                                                     

A mi familia, los que están  y a los que no…

A mis amigos y amigas

Y por mis sueños, que se han hecho realidad.

En el año 2086, las potencias del mundo occidental se enfrascaban en un conflicto sin precedentes contra oriente, con el fin de establecer supremacía en el planeta, ya sea política o económica. El conflicto estalló nuevamente en medio oriente, específicamente, en la zona de la antigua fértil medialuna, ahí EE.UU. y la nueva URSS encabezaban las hostilidades para ver quién era el dueño y señor del mundo. Las fuerzas de occidente estaban compuestas por la Europa occidental y central, las Américas, la zona desde el río Congo hasta el sur de África. Por su parte, en el bando oriental se encontraban la nueva URSS, toda Asia, incluyendo el sub. Continente indio, medio oriente, los países árabes y la indochina, mientras que, como terrenos neutrales se encontraban Australia y Japón

La guerra duró cerca de veinte años sin un resultado claro, sino hasta cuando EE.UU. y los países del cono sur de América encabezaron la ofensiva más grande jamás vista en la historia del Hombre: en la frontera con URSS, específicamente en la península de Crimea, el ataque se expandió por todo el territorio ruso por medio de bombas nucleares a las principales ciudades paneslavas. Además, Japón sale de su neutralidad y le declara la guerra a las potencias China e India, las cuales tuvieron que pelear en dos frentes. Por su parte, con la ya casi derrotada nueva unión soviética y con el desplome gradual de China e India, las familias más ricas y poderosas de la tierra empiezan a adquirir los terrenos en guerra y a tener sus propios ejércitos para poder hacer frente a la amenaza asiática—islámica iniciando la última cruzada occidental a tierras de Alá, es así como, comandados por generales en retiro, empiezan a unirse a las naciones en guerra, siendo de gran utilidad en las batallas marinas de Ceilán e Indonesia, con ello, se ganan la facultad de los botines de guerra y de acarrear tierras para su propio beneficio. De esta forma, se convierten en pequeñas naciones ricas y poderosas alrededor de las naciones originales. Entre las familias más destacadas se encuentran la familia Siphelia y la familia Robertson, la primera asentada en la zona de Aquisgrán en Alemania y la segunda con domicilio en California, EE.UU.

Al haber terminado la gran guerra de civilizaciones, los países asiáticos—islámicos firman la rendición incondicional y con ello pierden gran cantidad del territorio, ahora formando parte de las familias más ricas del mundo; sobre el efecto de la guerra, los territorios atacados con bombas nucleares se dejan en “cuarentena” por cuarenta años y se les da asilo a las personas que quieran marcharse de su país de origen. Lo que ganan los países vencedores es la supremacía económica y política del planeta, junto a las regalías territoriales de las familias más ricas que, sin mencionar a los botines de guerra, habían sacado el triple de lo que se podría sacar en cualquier evento bélico, junto con eso, la libertad de puertos de cualquier nación, la libertad de comercio y la libertad de culto. De esta manera, la China, Indochina, y todas las naciones vencidas tendrán que convivir con las religiones de occidente creando el crisol cultural más grande después de la llegada de los españoles a América; en lo político, se permitió que cada país reconociere el gobierno que le gustase, más allá de cualquier atrevimiento sobre los orígenes de la democracia, también se les reduciría el material bélico introduciendo bases militares de países aliados para que tomaran posesión de todo arsenal. Por su parte, los países perdedores no tendrán que pagar ninguna indemnización y los militares envueltos en los conflictos bélicos, fueron perdonados de inmediato y devueltos a ejercicio común y corriente, se perdonó a todo traidor de la guerra, y se repartió ayuda económica a toda nación que la pidiera, se crearon escuelas, se educó a los niños y adolescentes de manera cosmopolita, sin ninguna discriminación, y se crearon las mayores y más eficientes organizaciones humanitarias que tenían como aliadas no sólo a los países vencedores, sino también a los vencidos.

Luego del caos, viene la paz, los países aliados y los asiáticos vivieron en armonía: la Unión Europea y EE.UU. junto con la URSS y China deciden crear el primer ente supra nacional que abarcase todo el planeta: la OMP (Organización Mundial de Países), y para ello, era fundamental que no hubiese ninguna nación que resistiera el equilibrio, así que por lo demás, los territorios se volvieron a dividir: Rusia se fragmenta en 4 territorios federales, la Rusia Europea, la Siberia, la Rusia de Vladivostock y la Rusia Mongolia, mientras que Europa se divide según los antiguos mapas del siglo XX y EE.UU. se fracciona en 4 territorios federales, entre ellos, el más importante es el FOA, la Organización Federal de América, comandado por los Robertson, dueños de casi 1/9 del planeta incluyendo el mar.

La primera sesión de la OMP se realizó el 10 de febrero del año 2108, y se puso como fecha un nuevo calendario el cual partiría de cero y se regiría a todo el planeta, de esa manera comenzó una nueva era en la historia del ser Humano. 

Es el año 198 después del desarme de las tropas de las fuerzas aliadas y de Los Estados Unidos de América tras el conflicto con las potencias asiáticas, un año de rebeldía mundial y de adelantos científicos que van a perturbar al mundo en toda su dimensión, progresos que conllevan a la exploración del universo y a la colonización de mundos desconocidos, entre ellos, hace más de cincuenta años, un grupo de científicos descubrieron que dentro del terreno rocoso y lleno de azufre de Venus, se escondía una zona rica en minerales y de agua congelada capaces de albergar vida en el hermano de la tierra. Es así como se realiza la primera empresa espacial nunca antes vista después de la emprendida en la Luna y en Marte. La primera bandera en ser asestada en el terreno venusiano fueron las de la Ex Unión Europea en conjunto con la FOA (Federal Organization of América) y las de Japón, entablando las primeras comunicaciones el 21 de enero del año 148 después del desarme.

La felicidad en el mundo de fantasía, donde todos eran uno, había desaparecido casi por completo, luego de un siglo sin eventos bélicos en todo el mundo, cuando se supo lo de Venus comenzaron los primeros problemas. Los grupos más fervientes y fundamentalistas religiosos empezaron a asustarse de que toda la civilización caería, convirtiéndose la vida en un infierno. Un gran número de atentados azotó las naciones, comenzaban las batallas de guerrillas en las selvas y la guerra de especulaciones ocasionó que los países empezaran a pelearse entre ellos sin un ganador claro, es ahí donde, en una segunda oportunidad para salvar la situación, surgen las familias más ricas del planeta que calmarían la situación, ganando más adeptos para regir los hilos de la nación de turno, entre ellos estaban nuevamente los Robertson y los Siphelia, quienes tenían los prototipos para embarcarse al espacio sin la ayuda de las naciones. Los Siphelia, creadores de los prototipos, aseguraron la paz a través de la creación de colonias espaciales parecidas a ciudades espaciales asegurando el alimento y llevándose a toda la gente que más lo necesitara. Por otro lado, los Robertson, aseguraron la paz en Venus, llevándose a millones de refugiados de las guerrillas y lograron aplacar la stasis terrestre.

Pasaron los años, y el mundo siguió transformándose rápidamente, las Colonias estaban en su máxima capacidad. La Luna, que en su momento fue la panacea de los científicos, sólo podía a albergar a un número pequeño de gente, en su mayoría adinerada, las cuales tenían casas de agrado o para vacacionar. En Marte la situación era similar: los ejércitos terrícolas tenían el planeta para experimentos y sólo un sexto del planeta era habitable para la población general. Venus logró sobrevivir por las buenas gestiones de los Robertson, pero poco a poco fue mermando su esfera de influencia por las políticas autoritarias y de monopolio que incitaban a comprar sólo los productos traídos por sus empresas. La Stasis terrestre se hacía insostenible y la única opción era ver otros terrenos y planetas fuera de la galaxia para poder sobrevivir. Dentro de este punto, la familia Siphelia, en años siguientes a la colonización de Venus por sus antagonistas, creó una compañía llamada Gladys CO., la cual era la encargada de encontrar las tecnologías para llevar al hombre más allá de los confines del espacio y poder solventar la sobrevivencia en el planeta madre. Durante este proceso, los efectivos extremistas y radicales comenzaron a aliarse para hacer un frente común y echar abajo los paradigmas terrestres, cuyo resultado fue el estallido conjunto de ataques terroristas y el sembradío del caos en el ya saturado planeta Tierra.

Sociedad en la era después del desarme

Desde tiempos inmemoriales, la familia ha sido el baluarte principal y sostén de la sociedad, y esto sigue siéndolo en la era de los viajes venusianos, aunque esta se ha fragmentado un poco producto de la laicicidad de los tiempos. Es común ver familias que se unen o que se separan, pero todo sigue la ley natural la cual permite fragmentaciones y excepciones, sin perturbar el orden que desde un principio se había propuesto.

Las familias tipo en todo el mundo sólo tienen uno o dos hijos debido al abarrotamiento del planeta y a los pocos recursos que pudieran tener los padres para solventar la educación y la salud de aquellos niños. Por ejemplo, las familias de clase media alta tienen uno o dos hijos en el periodo de plenitud de la pareja, para tener un tercero en el periodo de “nido vacío”, o cuando los hijos mayores comienzan a hacer su vida. Las comunicaciones no son un problema para la esfera familiar, que, en su mayoría, está dispersa entre territorios, colonias o planetas, todo esto pasa debido al libre tránsito de las personas y a la búsqueda de trabajo de manera libre, así, cada una de las personas puede trabajar en el lugar que más le convenga para el bienestar de su familia.

Un vínculo que se ha fortalecido es el vecinal, el del barrio, que en su momento había estado en retroceso. En estos tiempos es más robusto y tiene una preponderancia mayor, pues se realizan fiestas periódicas según el territorio y la nación, lo que nace desde un sentido social, ya que el costo de la vida es caro, el costear una empleada doméstica es un accesorio sólo para las familias medianamente acomodadas. En los barrios populares, se recurre a la vecina o a sus hijas para que cuiden del hogar y así ambos padres salen a trabajar por el bien de la familia, de este modo, el vínculo se fortifica, y junto con las últimas experiencias científicas de cámaras en las casas para ver el estado de su interior, cosa que desde los primeros años del desarme se había masificado y la ayuda de sistemas robóticas para el cuidado de los niños y las tareas del hogar, hacen del sistema del barrio el segundo circulo más importante dentro de la sociedad

Finalmente, la sociedad como un conjunto completo vive en la eterna expectación, el miedo y los problemas diarios hacen de esta un complejo sistema moderno de interacciones humanas. Las comunicaciones están al alcance de todos, cada persona posee su casilla de correos y toda la gente posee un celular, los cuales son de forma de audífono, los transportes son baratos según el lugar donde se intente viajar, la gente vive en un mundo rápido en donde el tiempo es dinero y el dinero sirve en un mundo completamente económico, a sobrevivir. 

Los problemas de la sociedad son el abarrotamiento de gente y la escasa comida y agua. El alimento algunas veces escasea y esto provoca la migración forzosa de algunos que se van a otras latitudes. Además, la comida es en algunas zonas de África, Asia y América una fuente de sobrevivencia extrema, eso quiere decir que en todo el mundo el alimento es costoso, caro y lleva la mayoría del presupuesto de una familia de índole de vulnerabilidad. Junto con ello, se está sumando la inseguridad en las calles y el terrorismo, que les afecta a todos por igual, ya que el ejército hace, de vez en cuando, levas para enfrentar las amenazas, y en ese punto, no importa en qué grado socioeconómico uno esté, cualquiera que pueda manejar un arma, independiente del dinero que tenga, sirve para ir a una selva o aplacar un ataque.

La cultura en la nueva era

La cultura terrestre comienza en la localidad y desde ahí se bifurca en varios caminos hasta el plano de la civilización, La Tierra es una civilización completa, única y unidireccional, a lo cual la cultura oficial, la cultura terrestre, convive con las culturas de naciones, provincias o grupos de gente.

La cultura terrícola se basa principalmente en la búsqueda del progreso sustentable con un positivismo crítico y humanista y aunque resulte paradójico, estas corrientes han sido los pilares de la nueva civilización. Esta búsqueda del progreso sustentable cae en la matriz de que no todo lo que sirve, funciona y cumple una función, la pregunta es el porqué del objeto y no el para qué, que había sido llevado a experimentación hace siglos atrás y que terminó con la mayor masacre y en el mayor evento bélico de la era contemporánea. Por tales motivos, se ha vuelto a ver los errores del pasado, teniendo a la historia y a la ciencia política como pilares fundamentales del nuevo mundo y los principales actores de la búsqueda de soluciones, que junto con la ciencia, logran hacer confluencias para un mundo mejor. 

Las culturas locales se basan también en aquellas disciplinas para reafirmar el sentido de su existencia y por ello ya se ha tomado como un paradigma básico en las relaciones culturales del nuevo tiempo.

La política y la economía

Son las dos ramas que en los tiempos actuales mueven el planeta y sus colonias. Políticamente está regido por el actuar de los grupos de poder y de las marionetas de las familias ricas, tal es así que se mantienen dos tipos de mapas, los antiguos, de antes del nuevo orden, y los actuales que son los de los territorios abarcados por las potencias económicas como los Siphelia y los Robertson.

En materia política, el mundo terrícola se basa en la conformación de la OMP u Organización Mundial de Países, la cual abarca a todas las naciones de la tierra, Venus, Marte, la Luna y las colonias. Esta entidad está regida por un presidente que es elegido entre todos los representantes, que preside el consejo general y la secretaria general, como también tiene un puesto en las distintas comisiones. Luego de éste, vienen los poderes nacionales, los cuales cada país ve el mejor modo de autogobernarse, teniendo a su jefe como miembro de la OMP.

En materia económica, todo está regido por las leyes del mercado, del dinero y de las grandes esferas de poder económico, allí las familias más acaudaladas entran en un gran círculo vicioso del monopolio y la manipulación hacia los más necesitados. En materia microeconómica, del día a día, los tramites económicos burocráticos se hacen por la intranet del gobierno de cada nación y del comercio establecido, los malls rara vez están llenos producto de las compras por Internet y sólo lo están cuando hay ofertas de tienda, existe tiempo para la diversión y para el entretenimiento, como también lo hay para los eventos masivos, el cual abarcan cerca del millón de personas.

Los peligros actuales

El nuevo terrorismo es la principal causa de miedo en el planeta, los movimientos bursátiles manejados por las altas esferas no parecen caer y la manipulación de las familias hacia la gente común y corriente hace un mundo relativamente estable, con peligros que están al orden del día, pero que se intentan calmar gracias a las maniobras del ejército para mantener la paz. La stasis terrestre ha comenzado nuevamente y es el momento de que los que tienen la solución, la apliquen para que su imperio no se derrumbe y el caos no se apodere del sistema bien manejado y manipulado que ellos mismos han colapsado.

Año 198 Después del Desarme (D.D.), en la Tierra, un grupo de investigadores espaciales confirman las posibilidades de encontrar territorio más allá del sistema solar donde se pueda establecer la vida, ya que el planeta Venus ya está sobrepoblado y las posibles bases en el espacio están dejando en bancarrota a los países. Este descubrimiento hace que la idea de poblar otras zonas, fuera del espacio terrestre, suene bien para los cazadores de recompensa y buscadores de fortuna, familias ricas y colonizadoras que quieren incrementar aún más sus riquezas y establecer imperios económicos a lo largo del universo. La familia Robertson lo ha logrado hace cincuenta años, cuando colonizó Venus y con ello creó el imperio familiar más grande en la historia de la galaxia, de esta manera, se ha ganado el beneplácito de todos los países al resolver la stasis que hubo en aquellos tiempos.

La familia Siphelia, ahora la más poderosa de toda la Tierra, intenta establecer otra base espacial, esta vez fuera del sistema solar, con fines lucrativos y colonizadores, prometiendo a los conejillos de indias: tierras, materiales, y establecer un nuevo orden social, paralelo al que tienen en la Tierra; su hija Toshiko, organizadora del evento, que conlleva a la expectación de todo el mundo por los posibles cambios en la vida de las personas y del universo humano, trata de localizar gente con ganas de “cruzar el río” y ya tiene a más doce millones de personas en varios países del globo terráqueo, pero le falta el más importante: Estados Unidos de Norteamérica, el país que después del enfrentamiento con los países asiáticos e islámicos que duró por un largo periodo de tiempo, logra vencer con ayuda de los países del cono sur de América. 

Después de la batalla del milenio y de un periodo de paz respetable, Estados Unidos se divide en varias organizaciones de orden político—económico y político—social, siendo la más importante la organización americana federal o Federal Organization of América (FOA). Es ahí donde va Toshiko, en busca de tripulantes y para establecer contactos comerciales con los líderes de aquel territorio.

—¿Está listo mi vuelo? —preguntó al comandante de la nave llegando al puesto de comando del aeropuerto y dejando sus maletas a una azafata quien las colocó en un compartimiento especial.

—Si señorita Toshiko, nos elevaremos en aproximadamente cinco minutos más —contesta el comandante, de características de un hombre de edad.

—Ya era hora, mira que tengo una reunión con Robertson y no puedo faltar a ella, el proyecto Gladys depende de eso. Tomaría más tiempo fabricar otro para Frank —aseveró entonces Toshiko después de sacar su pañuelo para secarse el sudor de la frente.

—Señorita Toshiko, ya llegó el contingente de seguridad —dijo luego Mónica, asesora de Toshiko, de contextura delgada, alta, pelo rubio, recién llegada de la Rusia europea por asuntos internacionales.

—¡Todos llegan atrasados y estamos a punto de partir! ¡Cómo es posible!, todos saben lo importante que es para mí que funcione todo bien y ahora me dices que están atrasados, ¡eres una inepta!, ¡debiste haberlos avisado que llegaran con tiempo!

—Pero señorita, como iba a saber yo…

—¡¡Cállate!! —la interrumpe la princesa Siphelia—. Al hacer callar a Mónica, esta sale del sector de embarque sollozando. Cuando el contingente de seguridad la ve, se acerca a ella:

—¿Qué es lo que ocurre, señorita? —le pregunta el agente.

—Nada, no me pasa nada, es que….

—¿Es qué? —le pregunta nuevamente el contingente.

—La señorita Toshiko está muy amargada, abandonada, sus padres la dejan botada para que sola haga el trabajo, no conoce a nadie que pueda establecer ni siquiera una amistad, y eso me tiene mal porque toda su furia me llega a mí —dice sollozando la secretaria— no aguanto más, me iré apenas pueda a mi madre patria, ya no la soporto, llevo sólo una semana y ya me tiene con ataques de pánico sabiendo que me pueda hacer algo.

—No se preocupe, no tiene ni siquiera que irse a su tierra, capaz que no vea nunca más a su “señorita”, ahora me tengo que ir, usted quédese tranquila, yo arreglaré todo —le dice el soldado secando la lágrimas de Mónica con un pañuelo.

Entonces, el agente de seguridad se despide de Mónica y se dirige al avión que ya iniciaba el rugido de los motores. Al entrar, se encuentra con Toshiko quien lo mira con desdén.

—¿Cómo? ¿Sólo un hombre es todo el contingente de seguridad?, ¿Cómo es posible?, una figura tan importante como yo, la heredera de casi toda la Tierra y me pongo en manos de un soldado de poca monta, y que más encima tiene cinco medallas solamente y no un rectángulo de condecoraciones, que es lo que mínimo tendría que tener yo. Dime una cosa Napoleón de macetero, ¿en verdad eres el único guardia?

—No —contesta el soldado—, falta mi compañera.

—Y cómo te llamas soldadito —pregunta Toshiko con arrogancia. 

—Thomas , y mi compañera se llama Pamela por si lo pregunta cuando llegue ella —respondió secamente.

Viendo la respuesta de Thomas , Toshiko se da media vuelta y va a su butaca, segundos más tarde llega Pamela con tres maletas gordas, se supone llenas y pesadas, las cuales les costaba levantar.

—Oye niño —le grita a Thomas — tu equipaje.

—¿Y el tuyo? —le pregunta Thomas . 

—Ya lo guardé, ¿estamos listos?, ¿dónde está el bulto?

—¡¡¡¡¡Aquí!!!!!— le grita Toshiko a Pamela sentada ya en su butaca mirando en forma irónica a la recién llegada y levantando la mano en señal de saludo.

Luego de unos minutos el avión despega con destino a FOA, con el fin de establecer relaciones comerciales y de reclutar gente para el proyecto. Los Robertson habían hecho una gran fortuna enviando gente a Venus, convirtiéndose en una de las familias más poderosas del universo, habían creado maquinaria inteligente y con ello poseían las bases de la ciudad capital Robertson en el planeta hermano de la Tierra, pero nada hubiera sido posible sin el prototipo de vuelo creado por Toshiko y la familia Siphelia, estos le vendieron el prototipo a los Robertson, con la única condición que si los de la familia de Frank tomarían posesión de Venus, los Siphelia lo harían en la Tierra y en las colonias espaciales, con esa condición, la influencia de las dos familias no se tocaría y todo estaría en armonía. Ahora la idea era vender el prototipo más avanzado de los Siphelia, la famosa maquinaria llamada Gladys, un mecanismo de navegación fuera del sistema solar, capaz de volar por todo el universo hasta encontrar un planeta parecido a la madre Tierra. 

En el avión todo iba en normalidad, el vuelo fue tranquilo y sin retrasos, se sirvieron refrescos y bocadillos que Toshiko recibió con mucha alegría y felicidad, se paraba del asiento reiteradas veces para cantar y bailar las canciones de su reproductor de música, mientras que Thomas  le pedía que se sentara, pero después recordaba que no era un vuelo comercial, no había nadie, el avión era de los Siphelia y no había hostilidad en el aire, así que se despreocupó y dejó que la niña mimada siguiera con sus juegos. Pamela, hermosa como siempre, dormía plácidamente, lucia el traje de salida del ejército, una blusa blanca con bordes dorados, una falda larga azul, una chaqueta con sus medallas de reconocimiento por la labor hecha en Irak y Afganistán. Su cara sin ninguna imperfección era tapada por su boina también de color azul, pelo café claro, ojos del mismo color de la boina, estatura delgada atlética, había sido elegida la más bonita de todo el contingente internacional de la Organización Mundial de Países (OMP) y premiada por su esfuerzo en aquellas campañas. Había sido llamada por Thomas  en el contingente de la OMP que iba al Amazonas, le toco ser su secretaria por un periodo corto de tiempo para luego pasar a ser la segunda al mando en el batallón de francotiradores, éste era oro puro dentro del ejército y los dos eran los encargados de eliminar blancos difíciles en las cuevas de guerrillas de Afganistán. Desde entonces, su vida ha sido en torno a Thomas , nunca se han separado y van a todas las misiones juntos, siendo la dupla de soldados más requeridos de la Organización. 

Por su parte Thomas , que después de los bailes, griteríos y retos de Toshiko, hacía un informe en su tablero digital sobre el despegue del primer contingente Gladys que se realizaría el 19 de Septiembre del mismo año. Era hombre alto, de contextura delgada musculosa, pelo corto y de color café, tez blanca, ojos claros, lucia el traje de salida del ejército, camisa blanca, pantalón azul, boina del mismo color, chaqueta azul con más distinciones que Pamela, ya que él es Teniente General; condecorado en Bosnia, Rusia e Irak, es un soldado respetado dentro de sus iguales ya que ha servido no sólo en situaciones peligrosas, sino a los principales personajes políticos con motivo de seguridad, es un experto francotirador, y es titulado en Estrategia Militar, o sea un soldado perfecto, desde que fue jefe de Pamela en Sudamérica, no se ha separado de ella profesionalmente hablando, pero desde que la conoció no se le ha visto con ninguna mujer comprometido o ni siquiera en una salida esporádica, convirtiéndose en un ser antisocial, muy callado, tímido y con mal carácter, aun así, no se siente solo puesto que ha ganado mucha fama, dinero y amistades después de la entrega de las condecoraciones, las cuales muestra con orgullo después de una noche de juerga, acompañado de lejos, siempre por Pamela.

Toshiko, que se había cansado de cantar y bailar al sonido de la música, ahora ya terminaba su merienda y su jugo natural, estaba vestida de ocasión, un hermoso traje burdeo con bordes blancos y rojo oscuro que contrastan con su cara y su tez, completamente blanco, sin imperfecciones, totalmente bella, ojos verde claros que resaltan aún más la belleza de toda una familia, es el símbolo de los Siphelia, es su carta de presentación. Con 18 años, superdotada y dueña del mundo, desde que comenzó el proyecto Gladys hace dos años ha cambiado mucho su personalidad, de ser cálida y amorosa, a una fría, calculadora, arrogante y soberbia, ella es la única que sabe todos los secretos de los Siphelia, incluidos los que podrían destruir a la familia, como también aquellos que la pueden elevar a lo más alto de la escala económica. Todos se rinden ante su hermosura, puede conseguir todo con tan solo un coqueteo, se siente la dueña de todo el mundo, y podría dominarlo si ella quisiera ,todo esto sólo en materia de hacer negocios, pues en materia sentimental, no se le conoce amor, cuando era pequeña la iban a emparentar con un hermano de Frank Robertson, llamado Francisco, pero desapareció misteriosamente en un viaje de vacaciones junto a su madre, noticia que repercutió hondo en el corazón de Toshiko y desde los 10 años no se le conoce a ningún hombre, es más, ahora se ha vuelto igual que Thomas , antisocial, burlesca, mal genio y perfeccionista, felizmente todas estas características, según sus cercanos, para ella no son nada, porque lo tiene todo, dinero, comodidades, tranquilidad interior (según ella) y lo más importante: el futuro comprado y la riqueza completa de la familia más poderosa jamás vista.

El trayecto en avión en estos tiempos toma alrededor de treinta minutos. Viajar por toda la línea del ecuador, los nuevos adelantos tecnológicos fueron provistos por las guerras del siglo XXI antiguo y también por el llamado “efecto atmósfera” de Venus, situación que se presentó cuando recién llegaban los primeros colonos al planeta vecino. Estos tenían que tener la rapidez necesaria para construir todo antes de que anochezca y también plantar lo que sería la nueva atmósfera en la superficie del planeta, por ello se crearon propulsores mucho más potentes que en la tierra, en las prácticas murieron miles de personas ya que la noche es sumamente fría y hacia explotar los trajes de los campesinos de atmósfera, estos tenían que plantar pequeñas sustancias que gracias al azufre podían convertirse en gas e ir al espacio, allí se condensarían y crearían el ciclo del agua. Luego de esa innovación, casi todas las tecnologías de transporte y de propulsión hacia el espacio o hacia algún punto de la tierra, se hacía mediante estos propulsores a lo cual Thomas , Toshiko y Pamela demoraron cerca de veinte minutos en ir de Alemania (país de origen de Toshiko) a FOA.

Al llegar a la federación, Thomas  se impresiona con lo colosal de las construcciones: grandes edificios de inmigrantes de cerca de 200 pisos, construcciones de oficinas que sobresalían por sus fuentes entre los pisos, plazas y piscinas presentes en las azoteas, cascadas artificiales que caían desde el techo del edificio de prensa nacional, de 168 pisos, hacia una gran plazoleta blanca en la calle principal llamada avenida Francisco Robertson; las cuatro grandes torres de la FOA cuya altura de la más grande podía llegar a superar la troposfera, estaba ubicada al lado del gran parque de la estación central de trenes y aeronaves, eran estructuras de mármol que sobrepasaban la palabra magnificencia, la biblioteca presidencial Frank Robertson, una de las más grandes de todos los planetas conocidos, se podía ver desde el avión con su gran patio central lleno de flores rosas y moradas, símbolo de la nación americana, estructuras de cobre, grandes estatuas a los héroes de la guerra del milenio ubicadas en cada plaza, que estaban cubiertas de árboles gigantes y mucho pasto, precisa y uniformemente cortado, sin ninguna basura en el piso, estatuas de oro puro en el palacio presidencial, que era una copia legitima del senado romano en escala mucho más grandilocuente y jactanciosa, todo esto envuelto en un velo de luz naranja, provocado por el sol que ya se escondía por entre los barcos navegantes en el puerto de California. El teniente hacía años que no iba a USA—FOA. ya que ahora no desempeñaba cargos de seguridad para los representantes del capitolio, hace seis años aproximados tuvo que salvarle la vida al presidente del senado de la CA, la Confederación Americana, ubicada en las antiguas 13 colonias inglesas, al otro lado de los EE.UU. esta es otra de las cuatro naciones de la división estadounidense. En un atentado se abalanzó en la tarima del senador, impactándole a él la bala de plata en el abdomen y teniéndolo casi al borde de la muerte, salió acompañado de Pamela dos semanas después de ocurrido el evento y fue condecorado con la cruz al valor. Era la segunda de su carrera militar.

—Seis años no pasan en vano —le dice Thomas  a Pamela viendo la magnificencia de las construcciones por el aire, lanzando un suspiro.

—Yo vine para el 4 de julio, cuando me condecoraron por lo de Afganistán, lástima que tu no pudiste tener medallita —contesta Pamela con tono de burla.

—Sí, una pena, estaba en asuntos más importantes que unas cuevas —se ríe— ahora cambiando de tema, revisa la correspondencia de Toshiko cuando llegues al palacio Robertson, pues debe haber ahí una carta —le dice Thomas  al tocar la mano de Pamela en tono maternal.

—No te preocupes, pero, ¿para quién es esa carta? —ella lo mira de manera rara, ya sabía que algo estaba mal, cuando tocaba su mano era porque algo malo estaba cocinándose, así había pasado justo hace seis años, un día antes del atentado al senador.

—Para ella —el teniente miraba a Toshiko quien estaba pendiente de lo que decían los dos— es que trae una información que puede cambiar su vida.

—¿De que forma? —pregunta Pámela intrigada

—Radicalmente, y si va, nosotros iremos con ella —responde Thomas  en tono de resignación.

—¿Adónde?, dímelo, tú lo sabes.

—No lo sé, te lo prometo.

—¿Ya llegamos? —pregunta Toshiko quien se había parado de rodillas en su asiento y miraba a la pareja de soldados con aires de picardía— ¿que se traen ustedes dos? Mmm…

—Falta poco, le ruego que se siente —pide Thomas — por favor, ya vamos a aterrizar.

—Es feo escuchar conversaciones ajenas niñita, no me importa quién seas, sólo eres una inmadura —incurrió a decir Pamela a la heredera Siphelia y se fue a su asiento, ésta lo único que alcanzo a hacer, fue un desprecio con la mirada y se ubicó en su butaca.

Ni un ejército podrá separarlas si se enojasen algún día, Thomas  prepárate porque vivirás entre estas dos mujeres por un buen tiempo— pensaba el teniente.

Al aeropuerto de la Federación Americana llegaron desde el puerto privado Siphelia en Alemania. Al llegar se encontraron con un edificio inmenso, más de seis niveles y cerca de diez pistas principales de aterrizaje, millones de ciudadanos del planeta lo visitaban, no una, sino varias veces en su vida, un sector de tiendas con dos niveles exclusivos, con los productos más requeridos en la Tierra y en Venus, era uno de los cuatro aeropuertos de la FOA. Podía servir como puerto de embarque para los ciudadanos de Venus, era portal de conexión espacial, ningún otro en el mundo, por requerimiento de los Robertson podía dejar o tomar pasajeros del planeta vecino, así como también ningún ciudadano de las colonias espaciales podía hacerlo en un aeropuerto que no fuera de la marca Siphelia. Los tres personajes se dirigieron por un largo pasillo iluminado, junto con ellos, iba una comitiva de diez personas vestidas de negro y con auriculares, muy parecidos a los guardias que resguardaban el palacio presidencial de la Organización Federal, doblaron por una compuerta y allí estaba la salida, la cual estaba rodeada por periodistas que lo único que querían era sacarle algunas palabras a la heredera genio de los Siphelia, sobre el nuevo prototipo y del proyecto Gladys que llevaría al hombre más allá del sistema solar, las únicas palabras que le sacaron a Toshiko fueron déjennos pasar, luego habrá un comunicado con la resolución de la reunión que tendré con su presidente, gracias.  Después, luego acabado la arremetida de los medios de prensa, en la calle de la salida principal, los esperaba una comitiva de tres vehículos, rodeados de mucha gente vestida de negro, guardias altísimos y con etiqueta de luchadores, grandes mastodontes aguardando al diamante pulido de los Siphelia y a su comitiva de seguridad, que en realidad no parecían serlo al lado de los grandes personajes, quienes por orden de Robertson debían esperar hasta la llegada de los invitados y llevarlos no al palacio presidencial, sino a su residencia ubicada a unas calles del barrio cívico.

—Estos sí que son guardias personales —refunfuñaba Toshiko al lado del propio Thomas .

—Voy a hacer como que no he escuchado, señorita —le replicó el Teniente — quizás cuando comande los hilos de su familia pueda tener a estos guardias de seguridad, por mientras, sólo confórmese conmigo.

—¡Y conmigo! —interrumpía Pamela, que casi volaba de emoción al saber que iba a ser escoltada por esos guardias.

—Señorita Toshiko, este es su automóvil, por motivos de seguridad existen tres autos para tres personas, pase por aquí, éste es el suyo— le señaló muy gentilmente el jefe de los guardias en el aeropuerto.

—¿Y qué pasará con mi contingente?

—Su contingente se ubicará uno en cada auto, también para su seguridad.

—¿Qué hacemos? —le preguntó Pamela a Thomas , mirando fijamente al jefe de los guardias.

—¿Qué más?, haremos lo que él dice, no estamos en medio oriente para desconfiar.

—Así me gusta, digno de un contingente de seguridad, jajaja —gritaba Toshiko a los presentes, que por respeto no lanzaron una carcajada. Así, ella subió al segundo auto, mientras que Pamela lo hizo en el primero y Thomas  lo hacía en el tercero, guardándose toda la ira proveniente de las burlas de la heredera Siphelia.

Al iniciarse el trayecto, bajaron al estacionamiento privado del aeropuerto para conducir en círculos y así cambiar el orden de donde salieron en la entrada principal, esto era algo típico en las comitivas nacionales, puesto que se habían realizado grandes atentados durante los periodos de la primera revuelta terrorista por el hacinamiento en la FOA, luego de eso, el viaje en automóvil fue tranquilo, sin sobresaltos, Thomas  veía las grandes estructuras desde el vehículo, la nación americana había hecho bien su trabajo, los Robertson al no poder crear una nación ellos mismos en la Tierra, se apoderaron de la FOA, para así tener una monarquía prácticamente hereditaria, la función de presidente pasaba entre la familia, y esta vez le tocó al más malévolo de los Robertson, el hijo mayor de la dinastía: Frank. La nación por su parte crecía a pasos agigantados, grandes palacios se ubicaban en el camino de acceso a la ciudad, como tratando de decir que la organización federal es la nueva esperanza del mundo, lo que más llamaba la atención es que todos los pórticos tenían un escudo de armas provenientes de la familia, la mayoría con símbolos heráldicos del planeta Venus o de grandes castillos con estrellas alrededor, era como estar en las casas de los conquistadores de América una vez que regresaban a España hechos todos unos señores dignos de ser alabados por la chusma presente en los puertos, era un signo de grandilocuencia, ver los escudos de armas, las estatuas al entrar a las mansiones de entrada estilo Partenón griego. Luego se adentraron al área comercial de la ciudad, allí donde el sistema económico es perfecto, toda la gente compra y compra, señoras repletas de bolsas, de paquetes de diferentes marcas, y eso que ni siquiera era día de pago, todo el mundo llevaba algo en su mano que parecía indicar una compra reciente, el teniente se daba cuenta que nada de lo que sucediera en el mundo les iba a afectar a ellos, con tal de que compraran lo que quisieran, ellos serían felices y no se preocuparían por el hambre reciente en los estados en revolución ni por los atentados con miles de muertos en las zonas de conflicto en el medio oriente, no tenían conciencia, y eso afectaba más a la mente de Thomas , puesto que el viaje en la Gladys era para resolver el problema de la Stasis terrestre, pero el trasfondo no es resolver el problema, sino ocultarlo de la forma más siniestra, en compras, dinero y poder. Luego de pasar por un atochamiento en la calle de los centros comerciales más exclusivos de América, comenzaba el barrio cívico, que tenía como característica una gran rotonda que conecta un sin número de calles, tomaron la calle principal y pasaron por el palacio presidencial, el gran palacio dorado, de color damasco claro, estaba rodeado de una circunferencia de agua cristalina, todo esto cercado de flores lilas y rosadas que eran el característico de la nación, aquellas eran pequeñas, del tamaño de una rosa o de un trébol de cuatro hojas, es un verdadero versalles en América, un gran palacio dorado, rodeado de un bosque inmenso, que cubría cerca de cuatro cuadras a la redonda, y en el patio principal, de llegada la cubierta lila y rosada que expelía un aroma completamente agradable, digno de cualquier casa real del siglo XVII; un gran pasillo aguardaba la entrada principal, que estaba compuesta por un cubículo de mando y una gran reja bañada en oro, junto al infaltable símbolo de armas de los Robertson, un blasón que no se distinguían los colores, puesto que todo era dorado, solo se diferenciaba por las figuras, que eran un planeta, un árbol, un castillo y tres estrellas en uno de los extremos. Al presenciar la magnificencia del palacio presidencial, comenzó una hilera de grandes árboles alrededor del camino, llegando a una gran reja negra, que era el portal para el acceso al  Palacio Robertson-Mongomery.

Los guardias de la puerta revisaron una contraseña que tenía la tarjeta del conductor, y pudieron entrar en el parque del palacio, en cada costado habían grandes fuentes de agua que soltaban sus manantiales armoniosamente sincronizados y un destacamento de soldados fielmente vestidos de morado oscuro esperando al final del camino para hacer los honores a la visita foránea, mientras tanto, algunos periodistas acreditados sacaban fotos de los tres autos que iban muy lentamente hacia la entrada del palacio de residencia, luego del camino de las fuentes, había un gran campo verde rodeado de un jardín de flores moradas y rosadas, característico ya de cualquier construcción con propósitos estatales, los autos doblaron y se estacionaron justo al frente de la entrada principal, para así poder cruzar por el camino que habían hecho los soldados de la FOA, las puertas se abrieron automáticamente en forma sincronizada y los invitados salieron los tres al mismo tiempo para el sonido de las trompetas de la banda del ejército, Thomas  sentía que Toshiko iba muy tranquila, es más, tenía un aire de omnipotencia que la hacía mirar en menos a la delegación de bienvenida, mientras que Pamela estaba nerviosa, se le notaba por la posición de sus manos al momento de caminar, él por su parte, ya le había tocado ser recibido por comitivas de bienvenida, pero aun así, esta era diferente, dado por lo que ya tenía conocimiento de la carta, mas no de su contenido.

Frank y su esposa, Emily, se acercaron junto a la banda militar para recibir a los invitados que ya estaban en posición protocolar.

—Señorita Toshiko —saludó Robertson— en nombre de la Organización Federal de América y de mi Familia le damos la mayor y más cordial bienvenida a mi palacio.

—Gracias Frank —contestó nada de protocolar Toshiko— un gusto poder venir de nuevo, disculpa por el retardo, es que se atrasó el vuelo y las calles estaban atochadas de gente. Emily, ¿cómo estás?, hace tantos años que no venía para acá, desde que jugábamos en esos parques de la entrada cuando éramos niñas.

—Así es, pero recuerda que todavía lo somos, he estado muy bien, gracias amiga— le contestó muy amistosamente la esposa de Frank.

La comitiva de seguridad de Toshiko observaba todo; paredes, cámaras de seguridad y guardias, no podían despegarse nunca de la heredera Siphelia, aunque el palacio fuera un bastión de la seguridad mundial.

—Veo que vienes con comitiva gubernamental, ¿o no? —preguntó Frank, al ver las miradas inquisitivas de Thomas  y Pamela.

—¿Comitiva gubernamental?, ¿estos dos?, no, para nada, son mi comitiva de seguridad, no son muy inteligentes, pero como están los tiempos, tú sabes, atentados, guerrillas, secuestros, ahora te pueden matar por un trozo de pan duro, lo que en años nunca se había visto y ya ves, mi padre me acopló estos dos grilletes…

—Por supuesto, atentados y secuestros, ¿qué terrible o no?, —Frank se queda mirando al contingente— pero aquí no te va a pasar nada, la FOA es muy segura, la mayoría de los problemas se encuentran en la CA, disculpen, ¿cuáles son sus nombres?

—Me presento, soy el Teniente General Thomas  Stephenson, y la persona que está conmigo, la Mayor General Pamela Miller —contesta el agente de seguridad, viendo la duda de Robertson e indicándole a Pamela sobre la posible correspondencia.

—A que bien, generales del ejército de la OMP, me han contado que son los mejores en su especialidad. Recuerdo el nombre de Thomas  y de Pamela, pero no había tenido el honor de verlos en persona, por favor, entremos a mi palacio. 

Las personalidades entraron luego de escuchar el himno nacional de la FOA, de carácter prusiano y el himno de la nación de los Siphelia, Alemania.  El palacio, muestra del resplandor y belleza que caracteriza la arquitectura de mármol, tenía estatuas que resaltaban la belleza humana, sus revestimientos, que aparte ser del oro blanco, también tenían incrustaciones de diamantes, eran recursos propios del arte de los Robertson, los pilares de la entrada, de estilo corintio, eran colosales, se podía ver la pulcritud de las conexiones entre el pilar y el cielo; al entrar un gran hall marcado por una réplica del Miguel Ángel, se podían ver dos grandes escaleras de mármol  cóncavas que al medio se juntaban con una incrustación de oro; en el techo, una lámpara de lágrimas espectacular, hecha de cristales que daban un singular sonido cuando corría el viento al abrir cualquier ventana o puerta. En los costados, dos grandes salas, una de descanso con una chimenea que se veía desde la entrada, un gran sofá puesto en uno de los costados, una alfombra de pared a pared y un sector de té muy cómodo que se apostaba justo en frente de la chimenea, que servía también para los juegos de mesa en las noches de mucho frío. Todo esto estaba cubierto por grandes junquillos con figuras bordadas de oro, dignos del palacio de verano del destruido y nunca reconstruido San Petersburgo; y en la otra, un comedor largo de color blanco que poseía una mesa que podía albergar una comitiva de 500 invitados, las sillas de madera fina resaltaban con las cortinas moradas y el símbolo de la familia justo en la cabecera daban el signo de poderío y de la riqueza de la familia fundadora de Venus. 

Los invitados avanzaron y subieron la escalera derecha para subir al segundo piso, allí se encontraron en un gran pasillo, en cuyas paredes habían cuadros de paisajes venusianos y retratos de los más antiguos Robertson y algunas puertas cerradas que parecían ser de las habitaciones, aposentos totalmente de mármol y oro. Los dormitorios estaban con decoración del siglo XVII, muy parecidos a los de Versalles, con grandes junturas en las paredes, camas con velo y grandes juegos de té en los costados, algo que sólo se ve en dos casas del planeta, en esta y en la de los Siphelia. Luego del recorrido en el pasillo, entraron en un gran salón donde estaba la escalera principal de la segunda planta. Los invitados subieron al tercer piso del palacio, la zona de oficinas y control de mando de todas las empresas de Frank Robertson, que junto con su esposa Emily Mongomery, tienen una cuenta corriente que sobrepasa todo limite; en el despacho donde se suponía iba a ser la reunión, había llegado antes Emily, que había tomado pasadizos en el palacio para llegar antes. Ésta, la dueña de casa, con solo 20 años se había casado con Frank por un acuerdo familiar cuando solo tenía 10, eran amigas con Toshiko, ya que se conocieron en una tertulia cuando la heredera Siphelia estaba relacionada y en acuerdo matrimonial con Francisco. La niña esmeralda como la conocían en la mansión Robertson, por sus hermosos ojos verdes,  siempre iba a visitar a Emily antes del matrimonio y fue la dama de honor en el acontecimiento, luego de eso, sus vidas cambiaron, la esposa y ahora cuasi dueña de todo el imperio Robertson-Mongomery tenía el deber de cuidar su patrimonio, así, la relación entre ellas se distanció en persona, mas siempre mantuvieron comunicación por video conferencia. Como el matrimonio fue por conveniencia, a las dos familias les convenía proveerse una de la otra, los Montgomery estaban en un hilo con su situación económica y los Robertson necesitaban el argumento de la sangre aristócrata para poder subsistir, de este modo ambas familias se proveyeron de sus cualidades. Frank sólo conoció a Emily unos meses antes de casarse, pero con el tiempo la niña de los dorados cabellos y el pequeño gigante Robertson se fueron queriendo, formando una unión feliz y con dos hijos, John y el pequeño Philippe que nacieron unos años después del matrimonio.

Al adentrarse en el despacho de la reunión, Thomas  le hace una señal a Pamela, quien no entra y se queda afuera del salón.

Esa es la señal, bien, ahora necesito que los guardias no me miren si bajo las escaleras, preciso ver cuáles son los pasadizos del palacio —pensaba la Mayor general mientras veía con entusiasmo al personal que se quedó afuera— no, tengo una mejor idea.

—¿Disculpa?, ¿te puedo hacer una pregunta? —interrogó muy coqueta al guardia de menor estatura, aunque igual lo miraba hacia arriba.

—Dígame, señorita Miller – contestó secamente y en posición recta, el delegado de seguridad.

—Tú me podrías decir dónde está el tocador en este piso, es que este palacio es gigante, miro para cualquier parte y todo es de oro, ¿Serías tan gentil de poder llevarme? — comenzó a coquetear más explícitamente Pamela.

—Mmm —dudaba el guardia, viendo las curvas de Pamela— no… no creo que eso sería… correcto, señorita Mayor General, pero sí le puedo decir dónde queda, camine derecho hasta la escalera y allí, justo al lado derecho, está el tocador de damas.

—¡Eres un mal pensado! sé perfectamente lo que has premeditado, grosero, de todas maneras, gracias guapo —le hace un gesto de desdén al guardia que estaba impávido, mientras ella cavilaba si es que ella sabía lo que pensaba, que precisamente no era correcto — bien, he pasado la primera valla, ahora espero que no se dé cuenta cuando baje la escalera, estos hombres soldados, se guían por las reglas de no tener relaciones amorosas con compañeras de labores, ilusos pensaba mientras iba al tocador.

Mientras tanto, al despacho llegaron unas sirvientas a servir té y galletitas a los invitados entrando por la puerta de servicio. Thomas  se quedó de pie al lado de la puerta de salida con otro guardia de la FOA, mientras que Emily, Frank y Toshiko se sentaban en una mesa rectangular. En cada ventana se apostaron guardias de la familia, observando hacia afuera lo que pasaba en el lugar y que no ocurriera nada desproporcionado con algunas organizaciones pro Tierra que se estaban juntando en la entrada de la mansión.

—Bien, comencemos —dijo Toshiko— aquí tienen una carpeta con las instrucciones del prototipo, lo que puede hacer y lo que no, junto con el precio que tiene, que a decir verdad, es más bajo que lo que le vendimos a los países del cono sur americano el mes pasado.

—Es bastante gruesa —replicó Frank mirando y ojeando la carpeta— ¿tú crees que me voy a leer toda esta Biblia en pocos segundos?

—En la primera página están el número de compra y el precio, ya que me acorde de que casi no lees, te lo leen todo —soltó una carcajada Toshiko— está bien, venimos a negociar, pero igual quiero que tengas todo, así después no me alegarás de que hubo un desperfecto y la nave se fue sin rumbo.

—Jajajaja, ojalá eso nunca pase —se rió Frank junto con Emily— bien, negociemos.

Lo estás haciendo muy bien Toshiko, no dejaré que este tipo me vaya a arrebatar todo lo que yo he inventado y criado como si fuera una hija, es un imbécil  si piensa que le venderé la Gladys, mi Gladys— pensaba para sí Toshiko.

Al otro lado del salón, Pamela intentaba caminar lo más pausado posible hacia el tocador, sabía que las cámaras la estarían vigilando y los guardias estarían atentas a cualquier movimiento brusco, hizo como si le llegara un mensaje en un auricular ficticio y bajó normalmente la escalera sin que nadie la viera, al bajar se encontró con una sirvienta.

—Disculpe, ¿el mayordomo, donde lo puedo ubicar?

—En el primer piso, al final del pasillo de las escaleras está el centro de mando de la mansión, allí podrá encontrarlo— le contestó la sirvienta.

—Gracias —le responde y continua rápidamente, pero sin ademán de correr hacia el pasillo de los negocios, grandes oficinas donde se ubicaban los centros de operaciones para los empleados de las empresas de Robertson, en aquel lugar habían decenas de personas trabajando, sin duda eran los empleados de mayor confianza de Frank, puesto que las oficinas principales estaban en el centro de la ciudad capital de la FOA, en el gran edificio mundial, una megaestructura de más de 390 metros de ancho y 189 pisos de altura. En aquellas oficinas la Mayor General se libraba del acoso de las cámaras de seguridad por un tiempo, la ida y la vuelta hacia la puerta del despacho debía ser breve y por eso, pese a todas las condiciones autoimpuestas, comenzó a correr por el pasillo de las oficinas y bajó la escalera de servicio llegando al primer piso, justo en la central de operaciones de la mansión, en donde caminó unos cuantos pasos llegar a la oficina del mayordomo.

—Buenas tardes —la saluda un señor que estaba sentado en una silla de escritorio revisando algunos papeles; de contextura gruesa, calvo por completo, con rasgos árabes y con una barba blanca que resaltaba por su escasez de pelo en su brillante cabeza— ¿qué necesita?

—Buenas tardes, soy la jefa de seguridad de missia Toshiko, y ella me dijo que tenía una correspondencia aquí, ¿no es cierto?

—Sí, pero lamentablemente la tiene que recoger en persona, lo siento, son ordenes de palacio y de parte exclusiva de don Frank —responde el mayordomo parándose de su escritorio.

—Disculpe, pero ¿usted cree que la sangre azul de missia Toshiko va a pisar los aposentos del sector trabajador de la casa palaciega?, no creo mi señor, la heredera de la familia, la señorita Toshiko, me pidió expresamente que le llevara la correspondencia, porque ella no va a poder pisar los departamentos de la servidumbre —se jactaba de decir Pamela, mintiendo, puesto que Toshiko se podía embarrar en el jardín si es que así lo quería ella y nadie le podía decir algo.

—Lamento mi insolencia señorita, vamos a la caseta del correo de la familia, la carta de seguro está allí —dijo el mayordomo, con una actitud de resignación ante la respuesta de Pamela, comparar a la servidumbre con Toshiko, más aún, que en su vida trabajando con los Robertson, había visto pocas veces al señor Frank.

Bien, lo he logrado, pero tiene que ser rápido porque el guardia del salón podría sospechar de mí —pensaba la mayor general mientras caminaba con el mayordomo, que ya sudaba por haberse parado de su escritorio y caminar unos pocos pasos hacia la caseta de la correspondencia. 

Los dos entran al sector, ahí habían cientos de estantes y decenas de trabajadores llenos de cartas, muchos de simpatizantes de la familia que le daban su apoyo, las cartas por cierto, nunca las leía el dueño de casa, si su ama de llaves quien le decía todo lo escrito en la mañana. Entre ellas, ubicada por separado estaba una carta de color celeste con el sello de los siphelia, el águila negra, símbolo que alguna vez tuvo Carlomagno y el sello de cera.

—Aquí está, llegó hoy en la mañana, tenía órdenes expresas de pasársela a la señorita Toshiko, pero viendo que se lo pidió a usted recibirla, no me cabe más remedio, sólo dígale al señor de que yo se la pasé a ella, porque es capaz de despedirme si no lo hago en persona.

—Gracias, no se preocupe, le diré a Frank que se la dio usted, no tiene por qué tener miedo, adiós —se despidió Pamela del mayordomo viéndolo temeroso de la acción que acabase de realizar.

Luego de esa actuación, se dirigió rápidamente al tocador del tercer piso y recordó que Thomas  en el avión le pidió que leyera esa carta y que la quemara después de leerla, subió rápidamente las escaleras del segundo piso, corrió por el pasillo de las oficinas y de pronto se estrelló con una secretaria, lo que hizo volar las hojas que llevaba, en el piso, logró recuperar la carta y se fue rauda a la escalera donde se había encontrado con la sirvienta y apenas subió, dio la vuelta y entró al tocador, el guardia se percató de que había sonado la puerta y fue a ver.

Mierda, el guardia me vio, no, no pudo, sólo escucho la puerta, pero viene para acá, que hago, ¡qué hago! —pensó.

—Señorita, ¿está bien, pasa algo? —preguntó el guardia que tocaba la puerta para abrir.

—¡No intentes entrar depravado!, como te atreves, ¡golfo!, ¡ahora retírate! —gritaba desesperada Pamela sacando su pistola de servicio y apuntándola hacia la puerta.

—Per…perdone señorita, no fue mi intención ofenderla, discúlpeme —dijo el jefe de seguridad, alejándose rápidamente de la puerta.

Uuuffff, estuvo muy cerca, me imagino si no tendrá cámaras el baño, si es así, en segundos sería sentenciada a muerte por intento de atentado con un arma de servicio, pero no han roto la puerta así que creo que no tiene, además las cámaras tendrían que haber visto el espectáculo que hice para llegar donde el mayordomo y aún así no ha llegado nadie. Ahora tengo que leer la carta y quemarla rápidamente antes de que sospechen de mí —pensó aliviada Pamela, sacó el papel de algas marinas, y empezó a leer mentalmente:

“Querida Hija:

Las indicaciones con Robertson son que le des lo que quiere, o sea, el prototipo de Gladys, para que así, ellos inicien primero la entrega de terrícolas al espacio, pues hay una gran falla en el condensador de imágenes en el mapa, por favor, haz lo que te digo, todo saldrá bien y saldrás libre de culpa.

La Gladys estos últimos días ha tenido fallas de navegación, no hemos podido repararlas, tu compañía está en un caos, puesto que faltan pocos días para el despegue de nuestro prototipo y no sabemos qué hacer si falla, te lo ruego, ojalá que tu conciencia te haga hacer lo correcto, sé lo mucho que te has esforzado en construir a “tu hija”, pero ahora es necesario que hagas lo que te pido, véndele el prototipo como sea posible a Frank, aunque sea gratis.

 Se despide, queriéndote siempre …………………..Steven Siphelia.”

Enterada de la correspondencia, Pamela se puso blanca, era prácticamente la muerte anunciada del prototipo en el espacio, millones de personas morirían en el instante, apenas pudo sacar de su bolsillo su encendedor y tiritando le prendió fuego, luego de eso, tiro la cadena del escusado fingiendo ocuparlo y salió del tocador, allí estaba el guardia, al otro lado del pasillo.

—Me siento un poco mal, necesito aire, por favor, ayúdame a salir de aquí —insinuaba Pamela un desmayo, el guardia alcanzó a tomarla por la cintura e hizo una seña a los otros guardias que se ausentaría por unos minutos.

—Señorita, acompáñeme a la terraza.

Los dos salieron a una gran terraza en el tercer piso, allí habían unas mesas blancas con sus respectivas sillas, y con sus quitasoles del mismo color, una pequeña piscina en un costado y suaves reposaderas alrededor del agua.

—Disculpe mi intromisión, pero del momento que entró del baño y salió, su cara ha cambiado completamente, ¿le pasó algo? —preguntó el guardia a Pamela quien reposaba junto a la piscina.

—Algo terrible, pero sólo se lo puedo contar a mi espos… perdón, a mi compañero, podrías alejarte de mí un poco, este asunto es delicado y compromete a más de una persona —actuaba Pamela tocándose el vientre; viendo las señas de ella, el guardia se alejó reflejamente dejándola en paz.

En la reunión, Thomas  estaba escuchando la negociación, que se colocaba muy densa algunas veces y Toshiko hacia los ademanes de pararse de su asiento e irse de palacio, sin duda era una muy buena negociadora, soberbia y engreída, que sacaba de quicio algunas veces a Frank. Principalmente se habló lo que Pamela sabía, Toshiko no quería darle el prototipo Gladys, pues perdía mucho dinero con las rebajas que quería Frank y éste deseaba tal ejemplar para turismo, y no como una fuente de ingreso que beneficiaría a las dos familias de por vida, como un viaje de colonización, que presupuestaba Toshiko hacer dentro de pocos días.

—Te lo repito Frank, no te daré la Gladys si no es con la condición de iniciar un viaje de colonización, no quiero japoneses con cámaras digitales fotografiando todo lo que se cruce a su lado en Venus, quiero colonias, no turistas japoneses.

—Pero dime, que es lo que pierdes con eso, si las franquicias de tu navegador van a seguir siendo tuyas, solo quiero el prototipo, no los planos de este – replicaba Frank de manera de ruego.

—Y tú crees que soy tonta, que nací ayer y que no conozco a los Robertson, que recién los llevo viendo esta semana, ¡por favor!, los conozco desde los cinco años, he jugado contigo y con tus hermanos desde que visité la que ahora es tu mansión, tu mamá cuantas veces no me invitó a quedarme con ustedes en su casa de verano, tu papá cuantas veces no me emparentó contigo o con Emilio, tu otro hermano cuando falleció Francisco —decía Toshiko mientras veía la cara de Emily que había cambiado para mal y Frank que se estaba poniendo rojo de ira— yo conozco a tu familia, conozco tus raíces, viví con ellas cerca de 5 cinco años hasta que Francisco… —Toshiko  se colocaba cada vez más melancólica para hablar— sé que apenas tengas el prototipo lo copiarás y le pondrás como nombre la “Nave Robertson” original de la familia, investigarás el espacio bajo tus órdenes y te harás más rico, pero no lo puedo permitir, si quieres hacer eso, que sea de forma limpia, y que desde el principio estemos nosotros, los Siphelia, en la empresa conjunta más grande en la historia conocida, si no es así, despídete del prototipo porque nunca será tuyo.

—Espera Toshiko, ¡por Dios! —intervino Emily por primera vez en la reunión— no te pongas así, todos sabemos que eres muy apegada a nosotros, todos sabemos que si no hubiera sido por los trágicos acontecimientos, tú habrías estado acá, en este palacio —Toshiko se quedó escuchando pensativa y muy inquisidoramente miraba a Frank que intentaba ignorarla y miraba a su esposa hablar— pero no puedes pensar siempre lo mismo, de que los Robertson somos embusteros y estafadores, te lo prometo, desde que yo estoy en este palacio, nunca se ha llevado ningún negocio de forma corrupta, siempre se han hecho las cosas con guante blanco; tú me conoces y sabes que si te lo digo así es.

Justo al terminar las palabras, sonó un celular.

—Disculpen todos, es el mío —dijo Thomas  pidiendo mil perdones a Toshiko y saliendo del auditorio, allí estaban los guardias que lo miraban fijamente— es Pamela, seguramente leyó la carta.

Gracias, algo bueno que hagas idiota, estuve a punto de tirarme encima a Frank, no podré dormir tranquila hoy sabiendo lo que me dijo Emily —pensaba Toshiko.

Thomas , al salir del auditorio, le hace una señal a los guardias de palacio y estos, obedientes, dan media vuelta. Era un juramento de silencio efectuado con frecuencia en el ejército de la OMP, ocupado cuando un soldado de rango hablaba con alguien mayor y se contaban cosas que podían afectar el libre funcionamiento de las fuerzas armadas, generalmente de carácter político, ya que las fuerzas armadas de las naciones tienen de por sí el principio de no deliberación.

—Aló, mi niño, Toshiko está en un gran problema – fue lo primero que dijo Pamela al contestar Thomas .

—¿Por qué? si Toshiko hasta el momento está haciendo bien su trabajo, no le está dando el prototipo a los Robertson, la vieras, no parece una inmadura mimada.

—¡No puede ser! está haciendo todo lo contrario a la carta, en ella dice que le tiene que pasar el prototipo a como dé lugar, los Siphelia le quieren tender una trampa a los Robertson, Gladys tiene fallas y se las quieren enrostrar a Frank— le explicó Pamela a Thomas , quien no se explicaba el hecho abriendo más sus ojos.

—¡¿Qué?!, no lo puedo creer, y por qué…por qué quieren hacer eso los Siphelia si Frank sólo lo quiere hacer para turistas.

—El prototipo tiene una falla en la imagen que proyecta, en el mapa, lo cual hace que el rumbo se desvíe, los viajeros de Robertson, en este caso los turistas, se van a desviar del rumbo, va a caer toda la culpa a este y quedará en la ruina, y después de eso los Siphelia comprarían los bienes a bajo precio, comprarían entera la posesión del planeta Venus, para luego subir sus utilidades y convertirse en los más ricos y poderosos del universo,  ¡ahí está!, ¡más claro no puede estar!, ¡esos malditos están ocupando a Toshiko en todo esto y ella no lo sabe! —gritó Pamela contestándole a Thomas  que estaba en las nubes y no sabía cómo responder.

Justo al pensar una respuesta o una solución al problema que se avecinaba en los ojos de Thomas , salieron Robertson, Emily y Toshiko del auditorio acordando que no se entregaría el prototipo hasta la plena seguridad de la heredera siphelia, esta contemplaría que los Robertson tendrían que asociarse con ellos para que se hicieran los viajes, no de carácter turístico, sino de carácter de colonización interespacial, sin ningún otro propósito además de este, o sea, todo lo contrario a la carta recibida por Pamela.

—Eres muy tacaña Toshiko Siphelia —le decía Frank en tono amistoso.

—Ah, ¿y tú?, ¿alguna regalía por quedarte con Venus aparte de los tratados comerciales?, ninguno, ahora aguántate, muy tuyo será ese planeta, pero ahora tenemos los siphelia el universo en nuestras manos.

—Querrás decir en tus manos —incurría Emily de tono despectivo, sin duda, no le gustó la manera en que se refirió Toshiko a Frank cuando sostenían conversaciones del pasado.

—Sí, en mis manos – respondió, Toshiko en tono seco viendo la mirada de Emily— ¿y tú?, qué diablos hacías con el celular prendido en medio de la reunión, ¿ah?, más encima interrumpes algo importante, ¿Qué te crees soldado de pacotilla? —le preguntó además a Thomas  que ahora se impresionaba de la forma enojada y engreída que tenía la heredera.

—Disculpe señorita Toshiko, fue algo imprevisto….

—¡Ya cállate!, ¿tú crees que tengo tiempo de escucharte?, apura el paso y dile a tu otra acompañante que se apure y que deje de tomar el fresco —decía Toshiko viendo a Pamela entrando de la terraza hacia el pasillo de conferencias junto al guardia.

—Te acompaño a la salida, ¿seguro que no quieres quedarte un día siquiera, no quieres pasear por la FOA?— preguntó Frank.

—No, en serio, gracias pero tengo que planificar ahora sola el proyecto Gladys, el cohete sale en pocos días y tengo que tener todo listo.

—Bueno, está bien, ¿bajemos? —invitó el jefe de familia a la comitiva entera, incluida a Pamela que se incorporaba al grupo.

—¿Qué hacías con el guardia sola en la terraza, me puedes explicar? —le preguntó Thomas  a la mayor general de tono brusco, pero silencioso para que nadie se enterara, mientras bajaban las escaleras.

—Bah, es una larga historia, estuve envuelta en varias aventuras para tener en mis manos la famosa carta, te las contaré cuando haya tiempo y no me hables así que pareciera ser que te pones celoso, celoso jaja – respondía Pamela ante los gestos de burla de Thomas .

Esta vez bajaron hasta el primer piso por la escalera de la terraza en donde estaba Pamela, pero antes, pasaron por el largo pasillo del tercer piso, que al igual que el segundo, estaba compuesto de cuadros de los más importantes artistas de todos los tiempos, mapas de todo el planeta y pinturas de toda la familia que se albergó en EEUU. Durante la fiebre del oro en el siglo XIX antiguo, al salir, corría una brisa bastante agradable que hacía que el aroma de las flores en el patio principal del palacio pudiera subir hacia sus narices con exquisita armonía, pudieron ver la gran laguna artificial en la parte posterior de la mansión, compuesta de aguas 100% cristalinas, todo esto, conectado al gran rió artificial que se unía con el Pacífico y que servía a los deportistas de vela y de remo con el fin de prepararse para los juegos infantiles interplanetarios, precisamente en la laguna habían dos veleros en el cual estaban los hijos de los Robertson, preparándose para el magno evento. Ellos eran deportistas innatos y participaban en cada competencia que organizaba la FOA, ganando curiosamente casi todos los premios, en materia política y económica eran los personajes que llevaban los números de las empresas y también aquellos que representaban al país en pequeños actos de beneficencia y en naciones pequeñas, eran el ejemplo de toda la familia y su carta de presentación, al igual de lo que pasaba con Toshiko en la familia Siphelia. Por su parte ella no se interesó mucho  en los niños, y pensaba que algo en la reunión no había salido bien, miraba el rostro de Robertson y le parecía algo cínica, ella sabía más que nadie en el mundo que Frank haría todo lo posible y a cualquier costo de tomar la Gladys para sí, sería capaz de hasta matar por tener los planos, pero aún de esa manera, se encontraba casi resignado, también le parecía extraño si hacia el contraste con la cara de Thomas , la cual era de preocupación y miedo, era la primera vez que lo veía así, siempre estaba en forma dura y muy militar, ahora se veía como una víctima de la reunión, más suave, más humano, esto le pareció atractivo, pero aún así dudaba de las dos impresiones, ella tenía que dudar de todo, incluso de su agente de seguridad y su compañera, era la única forma de sobrevivir, pero lamentablemente no podía, miraba a Thomas  preocupado y a Pamela tomando la misma tez casi blanca.

Estos agentes no son viciados, no son corruptos, realmente están de mi lado, Thomas  está muy raro, ¿será porque lo he tratado mal?, se debe sentir pésimo al igual que Pamela y Mónica en el aeropuerto, apenas lo vi le hice ver lo ruda que era, ojalá que no esté enojada conmigo… Toshiko, te tienes que tranquilizar, no puedes tener esas actitudes de niñita mimada e inmadura, veo la cara de Thomas  y me parece muy guapo, pero siempre está al lado de Pamela, me parece muy extraño siendo que como militares no pueden tener relación amorosa alguna, tendré que hincarle más el diente a eso después de que lance a “mi hija” —pensaba la heredera Siphelia.

Oh Dios, en que nos has metido, se suponía que todo iba bien, la carta no debería haber tenido eso escrito, debería haber contenido lo que se dijo en la reunión, no puede ser posible que los Siphelia destruyan a Frank, si han convivido bien durante siglos, esto está muy raro, hay algo entremedio que “ella” no me dijo. Pero bueno, si es para la seguridad de Toshiko, tendré que hacerlo, ese es mi deber —pensaba por su parte Thomas  mientras bajaba la escalera junto a Pamela cerrando la fila de la comitiva.

El Teniente General junto con su acompañante bajaban más lento la escalera que el resto, eso daba nota de que estaban haciendo algo más que caminar y bajar la hermosa escalera exterior de palacio Robertson.

Dios mío, Dios mío, Dios mío, nave, falla, y que pasa si nosotros vamos en ella, no puede ser, Thomas  no dejará que pase eso, él puede solucionar todos los desperfectos, desde que estoy con él, no me ha pasado nada malo, siempre me ha protegido de todo mal… lo amo y siempre estaré con él, aunque… éste no lo sepa o por lo menos, insinué no saberlo. Y si no vamos, nos podrían dar de baja o condenarnos por la alta traición de defender a muerte a la niña Toshiko y a la familia Siphelia, bueno, eso no me importa, en realidad, no me importa nada  siempre y cuando sea al lado de él —pensaba la Mayor General, mientras miraba a Thomas .

Al llegar al primer piso desde la escalera, los medios acreditados sacaban fotos de la comitiva y llegaron a un estrado que estaba en el piso de pastelones amarillos, que combinaban con el blanco de la mansión, allí Toshiko tenía que dar unas palabras de cortesía y la resolución de la reunión, que sin duda no era la que se había tomado.

—Hola, muy buenas tardes a todos, en primer lugar, agradezco sinceramente a la familia Robertson por habernos acogido esta tarde en su palacio, estamos muy contentos puesto que se ha avanzado mucho en la compra del prototipo Gladys y esperamos que la transacción se concrete dentro de los próximos días o en la otra semana, así finalmente, las dos familias más influyentes de la Tierra trabajaran juntas en pos de un mundo mucho mejor, muchas gracias a todos.

La salida del estrado comenzó con la sesión de fotos: Toshiko saludando de la mano a Frank, lo cual era digno de teleserie puesto que casi se habían peleado en el auditorio, y también saludando a la congregación pro Tierra que asistió al encuentro con pancartas en contra de la firma del contrato, la heredera así le ponía el pecho a las balas que podían llegar de aquellas instituciones, finalmente, se despide rápidamente de Frank y de Emily, quien se mostraba resentida de los hechos pasados, pero intentaba ocultarlo con una sonrisa cínica, lo mismo hacían Thomas  y Pamela, quienes no podían controlar la angustia y se despidieron rápidamente de la familia para proceder a tomar el automóvil que los llevará al aeropuerto.

Has cambiado mucho Toshiko Siphelia, desde la última vez que te vi ahora solo eres una víbora, lamentarás el hecho de que no me hayas vendido a Gladys, esa nave será mía y destruiré a tu familia, hasta que no quede ningún sólo rasgo de ella —repasaba en su mente Frank mientras despedía a la heredera.

Mientras tanto, Thomas  iba en el vehículo con el guardia a quien Pamela había hecho la vida imposible durante la reunión, este lo miraba con cara de pocos amigos ya que Pamela se le había escapado una palabra que no era compatible con la labor de oficial.

—Disculpe Teniente General, solicito permiso para preguntar algo .

—Dígame soldado —contestaba Thomas  mientras miraba los grandes árboles de la salida de la mansión Robertson sin prestarle mucha atención.

—¿Usted está casado con la Mayor General Miller? —le preguntó desafiante el guardia.

—Y que si lo estuviera, ¿acaso vas a hacer algo?, ¿le vas a hacer algo a la segunda antigüedad más importante del ejército después del Comandante General?

—No…no es eso….ruego…que me disculpe…Teniente General —balbuceaba el guardia, que sin duda no había sido su día.

—Jajajajajajajaja —estalló en carcajada Thomas  ante el cabizbajo soldado  —no te preocupes, no estoy casado con ella, recuerda cuales son las leyes del ejército moderno, no me podría casar con ella aunque quisiera, también sucede con los mandatarios, por ejemplo, no puedo casarme con la señorita Toshiko tampoco si quisiera— no había pensado en ello — se le vino de pronto a su cabeza.

—Oh, disculpe, es que me pareció oír de la señorita Miller que usted era su esposo y se tocaba el vientre, entonces dudé en llamar de inmediato a la comandancia a avisar el hecho.

—Y qué bueno que no lo hiciste, hubiera sido nuestro derrumbe, no solo para mí y la Pame, sino para ti también, por falso testimonio— no podría casarme con Toshiko si pudiera, entonces, ¿por qué “ella” me elije a mí?, no lo entiendo, lo más lógico es que formase una familia con Toshiko – revisaba en su mente Thomas  sus últimas frases.

—Oh, ya veo, entonces el hijo que está esperando es de otra persona – quedaba pensativo el agente de seguridad.

—Mmm…si, quizás es de otra persona – cortaba el tema Thomas  quien pensaba qué le habría dicho Pamela al guardia para poder hablar tranquilo con él sobre la carta.

En tanto, en el palacio Robertson, Emily cerraba los ojos y se iba pacíficamente a sus aposentos, seguida por tres sirvientas, no miró a Frank ni a la comitiva de seguridad, como sacándose un peso de encima, se iba seguida por su sequito mientras que Frank enojadísimo entraba raudamente y subía las escaleras, cerraba la puerta de un golpe en el tercer piso y se encerraba en su escritorio— Luego, tomó bruscamente el video teléfono, que era un aparatito parecido a un monitor de pantalla plana con la imagen de una operadora telefónica y contactó a la familia Siphelia por medio de su voz.

—Contáctame con la familia Siphelia —dijo bruscamente.

—Conectando con la familia Siphelia, ubicación: nuevo Aquisgrán, Alemania, en 5…4…3…2…1…conectado —dijo la operadora mientras sonaba el tono del teléfono.

—Está en pantalla Steven siphelia, ¿con quién tengo el placer? —decía el jefe de la familia desde un despacho que estaba oscuro debido al uso horario de Alemania.

—Steven, ¡Steven! —gritó de ira Frank.

—Te veo y te oigo —contestó el padre de Toshiko muy tranquilo y paciente— qué pasó amigo, ¿algún problema?, ¿mi hija te ha tratado bien?, si parece que sí, porque sigues con todos tus brazos y piernas en su lugar y no volando por los aires jajaja.

—Tu hija… no quiso darme el prototipo, ¡no acordó nada de lo que planeamos!, yo creía que ella sabía todo, lo del turismo, lo de la franquicia, ¡todo! ¡y no aceptó nada!, tienes que hacer algo Steven, ¡algo!

—¡¿Cómo?!, no es posible, se le envió una carta diciendo que tenía que venderte el prototipo porque ya estaba conversado lo de nuestra alianza, es una maldita engreída —refunfuñaba Steven al otro lado del videotelefóno— ¿en serio lo que me dices?— preguntó de nuevo en tono de duda cínica.

—Steven, ¿te mentiría? – preguntó Frank en tono de resignación actoral, sin duda era la mejor actuación que hacía desde que hizo el discurso inaugural de la primera ciudad en Venus.

—Por supuesto que no, te conozco y en materia de negocios, eres corrupto, pero a un Siphelia, nunca. Mi hija tenía órdenes explicitas de que te diera el prototipo, maldita, su orgullo la ha hecho pasar por encima mío, siempre es así, pero no te preocupes.

—¿Que vas a hacer?, no creo que la mates o simplemente la elimines para poder sacar provecho de nuestra alianza, Lynda nunca lo permitiría —contestó Frank adivinando lo que ya planeaba Steven.

—Por cierto que no la mataría, eso ni lo sueñes, no manejo la seguridad nacional en mi país, eso me da asco y se lo dejo al ejército, mi esposa tampoco me permitiría siquiera ponerle una mano encima a mi hija, pero lo que podría pasar es un accidente.

—¿Cómo? —preguntó Robertson intrigado y con la cara de lleno en la pantalla.

—Toshiko me ha hecho puros problemas, la crié de forma correcta, pero algo pasó en el camino, es una figura de peligro, engreída, soberbia, completamente ajeno a los Siphelia y se basa sólo en privilegio y fama personal, no ve el beneficio de la familia, sólo ve el de ella, por eso me veré en la obligación de mandarla en la primera comitiva Gladys, aparte, podría aparecer una falla precisamente en el condensador de mapas y así el prototipo navegaría sin rumbo, Toshiko desaparecería, Lynda llorará de pena, pero estaremos bien, con una alianza y los millones de mi hija repartidos en dos por tu silencio, ¿qué te parece?

—Te lo digo de inmediato, ella no es tonta, no aceptará –contesta tajante Frank quien saca un habano y hace que una sirvienta se lo prenda.

—Puede ser —aseveró Steven— pero mi hija no sabe que el prototipo puede tener fallas , y el favor de padre no se deniega, sólo se acata, aparte que está tan metida en el proyecto que si se lo pido, no dudará en adentrarse a la nave principal y comandar ella misma la conquista del universo.

—Esto no lo creo —se toma la cabeza Frank— ¡vas a matar a tu propia hija!, ¡esto es increíble!, y ¿todo ello para qué?, para la alianza y los euros que tiene, ¡esto es increíble, papa del año!— suelta una estruendosa carcajada que llega a sonar muy fuerte en el auricular inalámbrico de Steven.

—Exacto, para tomar sus cuentas secretas, ella recibió gran cantidad de dinero de la compañía por ser partícipe de Gladys y es una de las socias mayoritarias, por ello, al eliminarla ganaríamos lo de ella, tú te quedarías con el puesto vacante en el directorio y, por último, las ganancias se partirían en dos, y no en tres… ¿me entiendes?, además de la alianza que tendríamos, que es por lo demás, muy pero muy lucrativa.

—O sea, ¿eres capaz de matar a tu propia hija con tal de ganar un par de euros?

—No solo un par, sino billones de esos billetitos —se burló Steven ahora acompañado de su esposa Lynda.

—Hola señora Siphelia, gusto en verla, En fin —sentencia Frank viendo a Lynda en la pantalla y saludándola— ¿me vas a dar el prototipo después de que se haya ido tu hija?

—No solo eso, pensándolo bien, tú eres el perfil para un asiento del directorio —dijo Steven, percatándose de la compañía de su esposa y cortando rápido la comunicación.

—Ya lo dijiste amigo mío, que tengas un buen día, me has tranquilizado en demasía, saluda de mi parte a la señora Siphelia, y recuerda viejo amigo, anda a buscar a tu hija que debe de estar por llegar, saludos y adiós —rió Frank al colgar el video teléfono— este maldito va a matar a su hija, bueno, yo haría lo mismo si mi vida dependiera de uno de los dos míos, e incluso, creo que mataría primero a Emily jajajaja, esto se pone interesante, y yo que pensaba eliminar a la familia entera, ¿para qué?, si ellos lo van a hacer por mí – pensaba.

Durante el viaje al aeropuerto, Thomas  iba mirando hacia abajo, no observó los grandes edificios ni los bellísimos parques, tampoco la parte de las tiendas ni la maravillosa estatua en el centro de la rotonda central por la que habría de pasar en la ida al palacio, tampoco presenció los edificios en construcción que habrían de reemplazar al palacio de justicia ni la remodelación del Museo Arqueológico de la capital. Lo mismo ocurrió con Pamela, quien pensaba cómo arreglar los problemas que de una parte a otra la habían perturbado en su vida diaria; Toshiko por su parte, sólo pensaba en qué había salido mal y que tenía que tener las máximas precauciones de aquí en adelante, así fue como llegaron al aeropuerto, con mucho tiempo de antelación, puesto que las calles estaban un poco menos atochadas e iban en dirección contraria a la afluencia de autos. Al bajarse en la entrada del hangar privado, la delegación de seguridad de los Robertson, se acercaba a los tres personajes invitados para escoltarlos al avión Siphelia.

—No se preocupen muchachos, de ahora mi contingente de seguridad se encargara del resto, ustedes pueden finalizar su trabajo, gracias por todo— lanzó sorpresivamente la heredera Siphelia.

—Como usted lo desee señorita Siphelia, finalizamos nuestros servicios, muy buen viaje— contestó cortésmente el jefe de la delegación de seguridad de la FOA. Haciendo una pequeña reverencia.

—Thomas , Pamela, es hora de irnos —dijo nuevamente de sorpresa Toshiko, como teniendo mucha confianza en el contingente que minutos antes insultó.

—De inmediato missia Toshiko— atinó a decir Pamela, mientras Thomas  no pudo contestar de la impresión, no comprendía como la que antes lo había insultado, ahora se comportara de esa manera, tan amable y tan pacífica. En seguida, la Mayor General le hizo una señal al piloto del avión privado para que encendiera motores mientras subían y ordenó que las azafatas bajaran la escalera de ingreso. De este modo, un avión pequeño del modelo Gufsttream, pero con poderosos motores hechos en Venus, y diferente al que la había traído (un jumbo), emprendía vuelo hacia Aquisgrán.

En el avión, Toshiko sacó rápidamente su tablero digital que estaba debajo de la confortable butaca de cuero blanco y se puso a escribir acerca del lanzamiento que se tendría que llevar a cabo el 19 de septiembre, ese día, más de 15 millones de personas, entre ellas más de 3 millones de soldados, 5 de profesionales y 7 de civiles se irán del planeta para la mayor empresa de conquista que jamás se haya hecho en la historia, irían a un planeta que ya estaba delimitado por los telescopios Siphelia en el espacio y por los centros de astronomía de las colonias espaciales, Gladys había tomado todos los números y aproximaciones y dio la conclusión que el planeta extra galáctico tenía posiblemente vida bacteriana, además había una gran posibilidad de haber agua líquida, o si no, en un 100% agua en forma de hielo, lo que era un primer gran éxito en los anales del prototipo tan querido por la niña esmeralda. Ella tenía que tener todo listo y preparado para aquel día, el equipo de logística estaba trabajando a full para que los prototipos espaciales y las naves que los transportarían, no tuvieran ningún desperfecto, también se aseguraba de la implementación de los jefes de área y de los colonizadores que serían de la extrema confianza de Toshiko y de Gladys CO. además, el equipo de logística tenía que brindar todo lo necesario para que los tripulantes de ambas naves, la de mando y la esclava, donde irían la mayoría de los pasajeros, tuviera el agua y la comida necesaria para por lo menos cuatro meses de viaje, ya que Gladys aproximó cerca de 25 a 30 días de navegación, cinco días en salir del sistema solar y el resto para adentrarse en el espacio exterior, así, la comida que sobraba era puesta en los contenedores que servirían para alimentar en los primeros días de la colonia en el nuevo planeta.

—Señorita Toshiko —le dijo la azafata del avión— ¿se le ofrece algo?, ¿le traigo un jugo natural a su gusto?

—No gracias —contestó Toshiko, en la tercera respuesta sorpresiva a oídos de Thomas  y Pamela —pregúntele a mis acompañantes, ya que no han comido nada desde que partimos de Alemania a la FOA, deben tener hambre— con esa respuesta, Toshiko lanzó la cuarta y la más inesperada frase.

—Como usted desee missia —dijo finalmente la azafata haciendo la reverencia correspondiente y dirigiéndose con paso suave y delicado a los asientos de Thomas  y de Pamela.

—Toshiko ha estado muy rara desde que salimos del palacio de Frank, ahora está mucho más cordial y hasta se ve amistosa— le dijo Pamela a Thomas  que no se sentía bien— mi niño ¿le pasa algo?

—No me siento muy bien, déjame pasar al baño por favor —decía Thomas  de tono débil y con el cuerpo frío.

—Mi niño, no me asustes, dime qué te pasa —hablaba Pamela más fuerte y preocupada provocando que Toshiko se percatara del hecho y fuera a la butaca, mientras que Thomas  corría al baño del avión.

—¿Qué ha pasado? –preguntó la heredera Siphelia.

—No lo sé —contestó Pamela tocándose la cabeza intentando sacar alguna respuesta a los hechos —nunca lo había visto así en un avión, viajamos mucho y no es común que este pálido.

—Fernanda, cuando vuelva Thomas , dale unas pastillas contra el mareo, debió ser eso, a mí me pasa cuando estoy con estrés o cuando estoy tensa, pásaselas a Pamela, ella se las arreglará para que él se las tome —le dijo Toshiko a la azafata mientras guiñaba un ojo a Pamela, quien sólo contestaba con una sonrisa muy tenue, casi miedosa intentando responderse, en primer lugar por qué Thomas  estaba reaccionando así y en segundo lugar, por qué Toshiko se comportaba de esa manera tan extraña.

—Así va a ser señorita —le respondió la azafata a Toshiko dirigiéndose de inmediato al sector de suministros.

—Al volver Thomas  del baño del avión, las pastillas ya estaban en la mesa que estaba al frente de la butaca, junto con un vaso de gaseosa roja, él sabía perfectamente que eran para él y sin preguntar a Pamela cogió el vaso y se tomó rápidamente una de las pastillas, para luego sentarse de un golpe y cerrar los ojos para no despertar en todo el viaje, no sin antes hablar unas palabras con su compañera.

—Cuando lleguemos, llama a tus padres y dile que estarás fuera por un tiempo indeterminado de tiempo —susurró Thomas  mientras respiraba agitadamente.

—Si mi niñito, lo haré, ¿te sientes mejor? —preguntó preocupada Pamela.

—Sí, pero estoy guardando la otra pastilla para más rato, debe ser toda la presión, de todo en general —dijo Thomas  tratando de consolarse a sí mismo.

—Pero mi am…mi niño, tienes la carita verde —le dice amorosamente la Mayor mientras le tocaba el rostro a Thomas  suavemente con sus dos manos, una haciéndole cariño y la otra verificando que no tuviera fiebre— venga para acá, yo lo cuidare— y coloca la cabeza del Teniente en su pecho mientras le hacía cariño en el pelo, así Thomas , callado, se durmió hasta cuando llegaron al aeropuerto privado. En tanto pasaba eso, Toshiko trataba de cranear una justificación a la negativa de compra que le había hecho a Frank y así sus padres no sospecharían de los instintos de poder de su hija. La situación era complicada, la Familia había invertido una gran cantidad de dinero para el prototipo Gladys y una de las formas de sacar dividendos era vendérsela a los Robertson, así tendrían como ganancia todos los viajes interespaciales, pero las conversaciones no resultaron como la familia quería ya que Toshiko siempre atrasaba las negociaciones y no permitía que Frank ni que ninguna otra familia adquiriera el prototipo, cosa que pasó en la visita a FOA.

Si fuera por mí, formaría mi propio Imperio en un planeta lejano, me llevaría todo, no dejaría absolutamente nada en la Tierra, y sería la dueña y señora de todo el universo.

El resto del vuelo fue tranquilo, Toshiko veía como Pamela le hacía cariño a Thomas  y eso la inquietaba un poco, quisiera ella hacerle cariño, pero era algo que podría tener consecuencias, poco a poco veía a Thomas  con otros ojos mientras escribía en su tablero. Luego de unos cuantos minutos, llegaron al aeropuerto privado, ubicado a unas pocas cuadras de la casa de campo de la familia, lugar donde se hospedaban durante sus vacaciones, que se las habían dado por adelantadas. Un vehículo negro los esperaba, era un auto blindado del año, con unas pequeñas turbinas ubicadas en el costado posterior, capacitadas para llevar a gran velocidad en rutas rectas y largas distancias, Thomas  medio dormido, se sentó en el asiento delantero, no sin antes abrirles la puerta a las damas, la heredera Siphelia y a la Mayor General. Cuando estuvieron todos en el auto, este partió tranquilamente saliendo del aeropuerto privado, que era un edificio angosto y largo, de solo tres pisos, con una torre de control muy alta y dos pistas de aterrizaje, que era motivo y razón de las visitas vacacionales que tenían, junto con las reuniones diplomáticas que se hacían en época de verano en la casa colonial Siphelia. Al salir del aeródromo, llegaron directamente a la carretera Nº 65CCS, que daba muestras de estar nombrada por la ruta que llevaba a la casa familiar. El día estaba nublado, pero con una temperatura agradable, Toshiko ya veía las posibilidades de atrasar unas horas el lanzamiento del prototipo por las nubes, pero no se preocupó mucho de eso.

—Está bien nublado el día —apreció Pamela para cortar un poco la tensión del ambiente— pareciera que llueve, pero de repente despeja de la nada.

—Sí, está raro el día —contestó Thomas  sin despegar la cabeza del asiento del copiloto; sin duda leía la mente de Pamela, ya que cuando ella hablaba del clima o de una anécdota que pasaba en el paisaje, era porque quería romper el hielo de la tensión y de la densidad del aire— ¿no lo encuentra así, señorita Toshiko?— preguntó caballerosamente.

—En realidad el día ha estado raro desde que me levanté —contestó pensativa y seca Toshiko, memorizando todo lo que le había pasado en un solo día, el viaje a FOA, la comitiva de seguridad, los dichos de Emily, la reunión con Frank y lo que ahora sentía en el pecho, como si le faltara el aire cuando veía a Thomas — …disculpen, no quise ser grosera, sí, está raro el día, ojalá que mañana esté despejado— miraba a Pamela con cara de pena.

—No te preocupes pequeña, ya no eres grosera, es normal para nosotros, ¿cierto Thomas ?—  respondió ésta mientras le tomaba el hombro al Teniente.

—Ya llegamos, señorita Toshiko, la comitiva la esperará afuera para nuevas instrucciones— atinó a contestar Thomas , ignorando a la pregunta de Pamela, mientras ya pasaban al camino Siphelia, un camino de tierra apisonada, con grandes árboles a los costados que solo dejaban ver la parte de adelante, la cual estaba provista de la gran reja negra con el símbolo de la familia, el ave del imperio alemán, el auto iba más lento a medida que se acercaban y se detuvo para pasar el primer control de seguridad, pero el guardia al ver a la heredera sentada en el asiento trasero, detuvo el control, se disculpó de Toshiko por la insolencia y pudieron cruzar la reja sin dificultades.

La casa de los Siphelia era una mansión de tres pisos de estilo alemán, con grandes tejas en los techos y muy parecidas a las que se ven en el sector sur del imperio, pero esta estaba ubicada en el sector del bajo Rhin, del color que le daban los ladrillos macizos y los grandes marcos café oscuro, junto con un techo que parecía azul, grandes ventanales en los costados y la infaltable fuente que se colocaba en el medio del camino en señal de rotonda, daban la impresión de un palacio hermoso y digno de la residencia del Káiser Siphelia. La casa en sus alrededores tenía grandes jardines y árboles frutales, de todos los tipos, ya sea de Venus, regalo obviamente de los Robertson, o de la Tierra, provista de la ley del libre tránsito vegetal impuesta después de la guerra de civilizaciones. En el jardín delantero, grandes matorrales y lanzaderas de agua de manantial hacían hermoso el paisaje, sin duda, la casa colonial y de campo más linda de todo el universo.

El auto rodeó la fuente y se apostó en la entrada principal, allí un sirviente le abrió la puerta a la heredera y seguida de ella salió Pamela, quien ahora se había colocado lentes de sol deportivos, por su parte, Thomas  abrió su puerta solo y fue el primero que salió del vehículo, Toshiko se veía tranquila, pero a la vez con algo de incertidumbre, luego de eso, recibió la bienvenida del sirviente y de Mónica, quien le dijo algo al oído: Missia Toshiko, su señor padre la quiere ver en su despacho.

—Gracias Mónica, iré de inmediato —dijo Toshiko, en algo sorpresivo para la rusa, ya que siempre refunfuñaba cuando la hacía llamar el padre— Thomas , Pamela, quédense con Mónica en el hall y esperen mis instrucciones.

—A su orden Missia —respondieron poniéndose firmes Pamela y Thomas , quien hizo un gesto de querer acompañar a Toshiko, pero pese a las ganas no pudo hacerlo. Mónica por su parte, quedaba extrañada de todo lo que pasaba.

Luego de eso, Toshiko subió las escaleras raudamente para entrar a la casa a entrevistarse con su padre, mientras que los tres personajes, Thomas , Pamela y Mónica, quedaron en el hall de la casa, la puerta principal se cerró con la ida de Toshiko, y hubo un silencio muy frío y entormecedor. La heredera siphelia entró a la casa, y dobló hacia la derecha, allí está el hall, que tenía piso de madera pulida, una chimenea espectacular y unos muebles de decoración verde con café, muy parecidos a la decoración de Luís XIV en sus recuadros; unas cortinas de seda de color verde oscuro y unos revestimientos de oro con verde musgo, muy hermosos que resaltaban el sector central, un gran y largo sillón que estaba a los pies de la esplendorosa chimenea y una lámpara de lágrimas de cristal justo en medio del salón. En la parte de la puerta de entrada del hall, un mueble de roble largo con unas velas y un gran cuadro del abuelo de Toshiko, fallecido hacia años, John H. Siphelia; en el otro costado se encontraba su esposa, Samantha Lipke Siphelia. Ellos habían sido los primeros creadores del proyecto siphelia y le dieron todas las garantías a su nieta para que elaborara el proyecto, que después pasó a serlo en conjunto con su padre, sin duda ellos habían sido la catapulta del poder de Toshiko.

Luego de contemplar ambos cuadros con detalle, Toshiko se dispuso a salir del hall para ir al comedor Siphelia, una gran mesa de roble rectangular, con decenas de sillas, siempre con la decoración verde con café, que tanto le gustaba al padre de Toshiko, su paso ahí fue ligero, doblo rápidamente para la escalera de servicio, que siempre le gustaba usar cuando iba al despacho de Steven, así nadie la vería en el segundo piso, no pasaría por los dormitorios y no se encontraría con su madre, que siempre estaba atenta al pasillo, subió rápidamente, pero de forma silenciosa las escaleras de pino oregón y llegó a una puerta que era la del servicio, la abrió, miró hacia los dos costados del pasillo, y cuando no advirtió la presencia de nadie allí, cruzó rápidamente y abrió la otra puerta de servicio que la llevaría al tercer y último piso, donde se encontraban todas las oficinas y despachos de los Siphelia en esa casa de campo, subió esta vez más lentamente, pensando cada detalle de que le podría decir su padre y que respuesta le podía dar.

Dios, estoy en un aprieto, si no actúo bien esta vez, podría hasta hacer cancelar el viaje y ahí sí que estoy perdida, porque millones de las acciones de Gladys CO. Se irían a pique. Mi padre ya se ha enterado por boca de Frank que no ha resultado, de eso estoy seguro, es ahí donde como tengo que actuar…¿sólo me resignaré, y asumiré mi “error”?, tengo que hacer algo más inteligente, mi padre notaría de inmediato que estaría más “suave”, lo mejor es reaccionar normal, pero con el cuidado de que la expedición sale mañana en la noche sí o sí.

Toshiko salió de la puerta del tercer piso a un pasillo más corto que el del segundo, en el que habían cuatro puertas, dos en cada lado del pasillo, una era la de servicio y las otras tres, eran de Lynda, su madre, Steven, su padre y la de ella, que era la más pequeña. La heredera comenzó a caminar sigilosamente en el pasillo y abrió la puerta del despacho más grande, allí en una pequeña recepción estaba la secretaria de Steven, en traje informal ya que estaba en la casa de campo.

Missia Toshiko, ¿Cómo está?, su padre quiere hablar con usted, le aviso de inmediato —la secretaria tomó así el auricular y apretó un botón.

—No te preocupes, no lo aprietes —le dijo Toshiko a la secretaria, quien se sintió contrariada— a una hija no se le hace esperar nunca —sentenció orgullosa.

—Está…..está bien señorita – respondió la secretaria algo miedosa por el próximo comentario de la heredera.

Toshiko se sentía segura ahora que había lanzado el primer comentario irreverente ante la secretaria y es más, en el despacho de su propio padre. Miró con desdén a la secretaria y se dispuso a entrar con paso firme, sin que nada ni nadie le dijera como hacerlo. El patriarca Siphelia estaba sentado como siempre, mirando hacia la puerta y leyendo el diario del Imperio, se sentía el Rey, amo y señor de todo, con algunos años a su haber, cerca de los 55, todavía era capaz de ir al campo de batalla y matar a unos cuantos soldados antes de caer abatido por alguno que osara a hacerlo. El viejo tenía un pelo blanco como la nieve, aun así, era abundante y no se manifestaba rasgo de calvicie alguna; con arrugas en la cara que demostraban una avanzada edad y una nariz puntiaguda que era fuente de su voz ronca y calculadora, unos labios medios morados que eran escondidos por una barba bien cuidada, corta y de color blanco; vestía de un traje azul, y una capa azul marino, pantalones azules con rayas doradas en los costados y zapatos que provenían del nuevo Imperio Romano. Éste mira a Toshiko como si ya supiera todo lo que esta pensaba y cuales iban a ser sus reacciones, sabía todo, era un sabio de primera categoría, muy calculador y precavido. Se casó joven con Lynda Ilescu, proveniente de la familia rumana más influyente en el cáucaso, estos dos personajes, conformaron a la familia Siphelia a la cumbre más alta de la evolución Humana en los tiempos de la paz eterna después de la guerra de civilizaciones, sus familias contraían siempre nupcias con los herederos legítimos, y esta vez el turno le tocaba al pequeño Steven, al morir su padre solo a los 45 años, el pequeño de 14 empezó a comandar solo los destinos del imperio económico Siphelia, que después se convertiría en el político. Se casó con Lynda a los 15 y tuvieron dos hijos: Lucas, el pequeño superdotado, era el hermano mayor de Toshiko, pero fue muerto lamentablemente de leucemia fulminante, sin que nadie pudiera ayudarle. Luego de esa desgracia tan ingrata, Lynda toma duelo por años, hasta que nuevamente del fruto del amor nace la pequeña Toshiko, de ahí que ella es la encargada y la heredera legitima de todo el imperio Siphelia y la pequeña mimada de la gran familia teutona. Ahora esa heredera se ha revelado ante la intención de su padre y eso no es de agrado de nadie.

—¿Cómo te ha ido con Frank?, supongo que le vendiste el prototipo —Steven fue el primero en hablar, cerró el diario y lo puso de golpe en la mesa, luego miraba a Toshiko con atención, sin que dejase detalle sin atisbar prácticamente con una contemplación casi maniaca del patriarca hacia su hija.

Jajaja, así se habla papá, habla como si no supiera nada, pero en tus ojos sé que ya lo sabes todo, muy inteligente de tu parte, pero no lo suficiente para hacerme caer —pensaba su hija— ¿Steven, para que finges que no sabes cuando ya te vinieron con el cuento? —le preguntó Toshiko desafiante— tú sabes perfectamente que por esa cantidad de dinero y por las intenciones de ese maldito, ¡no le iba a vender el prototipo, mi prototipo!

—¡Perdón!, tu prototipo, ¡eso es mentira niñita insolente y tú lo sabes!, tenías que hacer tal cual decía la carta e hiciste todo lo contrario, ¡todo lo contrario! —Toshiko mira con duda, pues no sabía el contenido de esa carta— la idea era que le vendieras el prototipo a Frank, ¡para eso se construyó!, es el prototipo Siphelia, ¡no el tuyo! —le gritó Steven descontrolado golpeando la mesa, y mirando fijamente a Toshiko que retrocedía involuntariamente unos pasos con cara de susto, ya que nunca su padre le había gritado de esa manera.

—¿Cuál carta?, Steven, ¿de qué me hablas?, esto es nuevo, tendré que cambiar mi estrategia, esto se está tornando peligroso —hacía lógica Toshiko mientras intentaba hablar— papá, ¿de qué carta me estás hablando?, cuál, cómo, dónde, no conozco, ¡no se de ninguna carta por Dios!

—¿No sabías que te mandé una carta?, ¡tus agentes debieron notarlo, que tipos tan incompetentes tienes! —Steven se tomaba la cabeza, cínicamente— la carta decía que tenías que venderle el prototipo Siphelia a Frank, sólo el prototipo, y vendérselo como sea, no importa cuánto costara— bien, el plan está funcionando por completo, yo creo que no hará falta mencionar el desperfecto de Gladys, ella lo notará en los primeros días de su viaje.

¿Dónde está metiendo sus garras?, no sé para dónde quiere llevarme, si le vendíamos o no, eso no hacía temblar el imperio económico, es una nimiedad —pensó rápidamente Toshiko— ¡Steven!, reacciona, sabes lo que habría costado pasarle el prototipo, Frank lo hubiera copiado y nos tendría en sus manos, ¡¿es lo que quieres?! —aseveró Toshiko de tono molesto— se perderían millones de dólares, de euros, e inclusive, ¡la perdida de la marca Siphelia para siempre en manos de ese infeliz!

—¿Tú crees que destruiría el más grande imperio económico de todos los tiempos? —preguntó Steven de manera desafiante— no me importa lo que haya hecho con Gladys CO., no me importa si ocupa los cohetes para reconocimiento o para turismo, ¡me importaba el dinero!, yo ya no estoy para supervisar una decena de colonias espaciales ni tampoco un planeta, ¡por Dios!, ¡eso es imposible para mí!, ni yo tampoco te dejaría que supervisaras todo, eres una niña mal criada que solo sabe hacer lo que es en beneficio propio y no para la familia, ¡eres un desastre para manejar la voluntad de un pueblo!, solo manejas la voluntad de tus sirvientes y amas de llaves, ¡sólo manejas tus propias manos!, tu codicia, tu ambición te ha cegado completamente, ya no eres la niña ojos de esmeralda que jugaba en los jardines de esta casa, que se embarraba completa y llegaba a mi oficina ensuciando mis papeles para obligarme a salir a jugar contigo, ahora solo eres una mujer seca, fría, calculadora, con unos ojos como el carbón, que no se ensucia con nada, que pide que limpien todo cuatro y hasta cinco veces, que solo ve el beneficio y la riqueza propia antes del bienestar de tu familia, de tu pobre madre que siempre te ha protegido y de mí, que ves no como a un padre, sino simplemente como “Steven”… ¡esto ha sido el colmo, me has decepcionado!— y de pronto el patriarca gritaba de manera desesperada, retumbante, que sin duda llegó al corazón de Toshiko, quien ya estaba con signos de sollozos, de lágrimas que rodeaban su perfecta nariz y que llegaban a sus carnosos labios que tiritaban después de la estocada en el corazón provocada por su padre.

—¿Qué quiere de mí?, yo lo he hecho todo por él, diseñé, creé, construí con mis propias manos a Gladys, y ni con eso recibí un gracias de él… —pensaba una Toshiko sollozante, cuyas lágrimas le impedían llegar más allá de unos pocos pensamientos— ¡yo una niña mal criada!, ¡yo, la gran heredera de todo lo que ves y que verás!, papá —gritó Toshiko llorando a un ahora, sentido padre— he hecho todo lo que me dices, he repetido cada acción tuya, he sido la cara visible de todos tus negocios, he creado cosas y he hecho feliz a la gente que ha estado en nuestro terruño, y tú ni siquiera me has dado las gracias por eso, me he embarrado ya de grande, y he venido a tu oficina ya no a que juegues conmigo, sino a que me ayudes, y ni siquiera he recibido respuesta; he sacrificado cada año de mi vida para hacerlos felices y orgullosos de mí, que tú y mi madre se sientan dignos de ser reemplazados por mí, cuando mueran; no conozco a nadie que me merezca porque ustedes así me lo inculcaron, que yo era la más grande, la que llevaría al imperio a su máximo esplendor, y cuando es así, cuando está todo listo para emprender vuelo hacia otra galaxia, y los Siphelia por fin toquen la cumbre, la cima del olimpo, tú me haces saber todo lo malo que he hecho, todo lo que me odias, todo lo que siempre esperaste de mí y que yo debería haber hecho —Toshiko toma una pausa para respirar, mientras su padre se sentaba de golpe en su butaca ejecutiva— claro, si yo tuviera un par de testículos hubiera sido diferente ¿no?, ¡¿no es así?! ¡¿Respóndeme Steven?!— terminó Toshiko completamente desecha de discutir y se sienta por fin en el asiento de visitas del despacho de su padre.

—¡No!, no es así hija, no estoy hablando de tu habilidad con los negocios, sino de tu actitud, eres una niña todavía —le dijo el padre, ahora con un tono más consciente, suave y moderado al que se había iniciado la discusión, lo hacía así porque nunca había visto llorar a su hija, nunca, ni siquiera cuando se caía de pequeña, siempre se paraba y seguía adelante. Esa actitud lo hizo dudar de la trampa, iba a mandar a su hija directamente al infierno, aun así siguió.

—¡No soy una niña!, ¡nunca lo he sido! —dijo Toshiko secándose las lágrimas y parándose de nuevo del asiento— tú nunca me has querido, he tenido que crecer sola, como un hombre a quien lo ponen en una selva salvaje, llena de animales feroces, y tú, el gran señor observando el espectáculo. He crecido sola, sin que nadie me ayudara y es por eso que veo mis capacidades y me siento capaz de afrontar cualquier desafío, todo padre debería estar orgulloso de eso, pero tú no, lo niegas, lo contradices, estoy a punto de controlar todo el universo ¡y tú me dices que soy una niña mal criada! —gritaba Toshiko llena de ira, nunca la habían humillado de tal manera— ahora, mañana, se inicia la empresa intergaláctica más grande de la historia del hombre, ¡y tú me dices que te interesa el dinero!, podría irme con ellos y gobernar sola el universo existente ¡y a ti no te importa nada!, ¡nunca me quisiste y nunca me querrás! —Toshiko sale rápidamente del despacho, abre la puerta de la oficina y la cierra con un portazo, hace callar a la secretaria y abre con furia la puerta de salida. 

—Hija, no lo hagas, ¡no hagas una locura por Dios! —gritaba Steven desde la oficina tratando de seguirla sin resultado, la puerta de su oficina cerradas de un golpe, habiéndole impedido el paso hacia el pasillo —te quiero Toshiko, ojalá que un día me perdones— murmuraba Steven en presencia de la secretaria quien se secaba la lágrimas de impotencia ante el enojo feroz de Toshiko— lo he logrado, no lo esperaba así, pero lo he conseguido, ganaré más de lo que esperaba, la riqueza de la cuenta corriente de Toshiko, Gladys CO. Y el respeto de “ella”, jajajaja, esto es espectacular…Toshiko Siphelia, hija, te he vencido, por fin…, ojalá que pienses en mi antes de morir…

Mientras tanto, en el hall, ya habían entrado Pamela, Mónica y Thomas . Ingresaron y vieron en el centro la gran escalera de roble barnizado que conducía al segundo piso, el de las habitaciones y aposentos de la familia, en los costados de la escalera, pequeños pasillos que derivaban al sector de la servidumbre y al de juegos en la parte posterior de la casa. Esta vez, los tres se dirigieron a la parte izquierda, donde había un salón parecido al que había pasado Toshiko, pero sin chimenea y con los cuadros de Steven y Lynda colocados en los costados de la puerta de ingreso, los mueblecitos que tenían unos arreglos florales muy lindos, hojitas verdes muy pequeñas y violetas le daban un toque acogedor a ese sector, ellas eran provenientes del jardín trasero, donde se extendía un largo campo, lleno de siembras, cosechas que abastecían a la ciudad contigua a la casa de campo, también allí había una piscina olímpica, unos grandes quitasoles que hacían estar en el paraíso, con la vista del establo, granero y sector de entrenamiento de polo y equitación inglesa. Thomas  miraba el gran paisaje del costado y hacia esfuerzo para mirar hacia atrás de la casa, Mónica esperaba sentada con sus piernas largas bien juntas y con las manos en sus rodillas, mirando a Pamela quien estaba más relajada, de piernas cruzadas y mirando a Thomas .

—Mmm… ¿qué estará pasando en la oficina del amo Steven?  —preguntó Mónica con tono tímido viendo la frialdad de los otros dos cuerpos, ya que no habían hablado nada desde que llegaron al salón— a missia la vi muy rara cuando llego…

—Pamela… —interrumpió Thomas  el comentario de Mónica.

—Si mi niño, yo también –contestó la Mayor General sin emitir otro comentario.

—¿Qué pasa?, por favor, señor Thomas , usted fue muy amable conmigo en el hangar del aeropuerto, dígame algo se lo ruego— exclamó Mónica, quien ya estaba nerviosa por no saber el resultado de la entrevista, pero a la vez se notaba coqueta con el Teniente General.

—Mónica —le dijo Thomas , dando la vuelta de la ventana y mirándola fijamente, avanzó unos cuantos pasos y se arrodilló ante la secretaria tomándole las manos, todo esto estaba siendo observado detalladamente por Pamela, quien se extrañó que Mónica le hablara tan cariñosamente— cierra tus ojos, escucha atentamente, no pienses en nada más, piensa que estás sola en el vacío, en el espacio, y tan solo escucha lo que está lejos, ¿logras oír? —preguntó Thomas  de manera tierna, Mónica sacaba sus manos de sus rodillas para tocar las manos de Thomas  que estaban en sus ojos, lo hacía muy calmadamente, pero con una respiración agitada.

—Sí, logro oír algo, son gritos, llanto, odio… ¡oh, no puede ser Dios mío, están discutiendo! – exclama Mónica de manera de susurro, y con sorpresa, abriendo sus ojos y mirando fijamente a Thomas . Pamela no aguanta más y se acerca a los dos.

—¡Sí!, están discutiendo, por eso nos quedamos callados, porque estábamos escuchando— incurrió a decir Pamela que suelta la mano de Thomas  de los ojos de Mónica de manera brusca y saca la mano de ella rápidamente. Thomas  ya sabía lo que se venía, así que solo atinó a seguirla en su juego de celos y a sentarse en el sofá contiguo, siempre mirando a Pamela, quien estaba roja de furia y tirando fuego por los celos— maldito seas, nunca me has hecho eso a mí y se lo haces a alguien que ni conoces…ahh, pero si se lo haces a la histérica de Toshiko, te golpearé tan fuerte que cantarás opera por toda tu vida.

—Disculpen, no fue mi intención —dijo Mónica pidiendo perdón por la actitud que desembocó la ira de Pamela— es que aunque sea soviética no sé entrenamiento militar ni escuchar conversaciones a larga distancia, perdóneme señorita Pamela.

—Sí, sí, está bien —respondió Pamela haciendo un ademán de soberbia— cállense todos —exclamó sobre agitada— Thomas , ¿escuchaste eso? —preguntó, algo había sentido que no la había dejado muy tranquila.

—…Sí, Pame, sí lo oí, viene para acá —Thomas  había sido el primero que había sentido los portazos, pero no había querido decir nada para no preocupar a Mónica, quien ya estaba contrariada por la actitud pasada de Pamela. Thomas  sabía que no había sido sin querer los portazos, eran llantos ilimitados los que escuchaban bajando la escalera, la discusión había sido muy fuerte, tanto como para cambiar la vida de una persona, o de millones de ellas. Se le pasó todo por la cabeza, desde re—alistarse en el servicio activo peleando contra guerrillas en Medio oriente, haciendo trabajo comunitario en África, como también, en un planeta totalmente desconocido, todo gracias a la discusión, la carta y a Toshiko, participe y protagonista desde esos momentos, de su futuro. De pronto, apareció la figura escultural de ella, un poco despeinada y con marcas de lágrimas frescas en su rostro, miró al grupo que se encontraba, a Mónica que estaba entristecida por el incidente de los ojos y preocupada por missia; a Pamela quien estaba con una ira controlada, pero a la vez con un tormento en su pecho de no saber cuál es su futuro de aquí en adelante y a Thomas , quien sorpresivamente al mirarlo, le respondió con una sonrisa.

—¿Missia, missia, que pasó? —díganos por favor— habló primero Mónica quien ya no aguantaba el empacho y se le salieron algunas lágrimas.

—Thomas , Pamela, se supone que junto con las maletas que llevaron en el avión, llegaron a esta casa a dejar sus cosas permanentes, ¿es cierto eso? —preguntó Toshiko al contingente de seguridad el cual se levantó  de los sofás, obligando a Mónica a imitarlos, colocándose nuevamente los lentes y secándose las lágrimas.

—Sí missia Toshiko, antes de ir al aeropuerto, hemos venido a la casa para dejar nuestras pertenencias en las habitaciones de la servidumbre cercana a la familia en el segundo piso, así lo ha ordenado Mónica al saber nuestra presencia —respondió Pamela muy suavemente, de manera que Toshiko no se sintiera presionada en nada. Thomas  estaba silencioso, también lo estaba Mónica, quien todavía se acordaba que la heredera Siphelia le debía una respuesta a su pregunta.

—Mónica has hecho muy bien —dijo Toshiko secándose nuevamente las lágrimas que brotaban nuevamente de sus ojos esmeralda— nunca te agradecí el buen trabajo que has hecho, ojalá que estés bien para después de nuestra partida.

—Pero  missia ¿se va a ir? —preguntó Mónica sollozante, al observar y apreciar que el agradecimiento del trabajo realizado era de corazón y que era la primera vez que se lo hacía saber Toshiko— no missia, déjeme ir con usted, por favor, mi misión en corresponderle a usted en lo que sea, por favor. 

—En lo que sea, y ¿en dónde también? —preguntó la heredera mirando amistosamente a la soviética. Esta se tocó el rostro con sus manos tratando de esconderlo, sin duda sabía el propósito de esa pregunta, y comienza a estallar en llanto y menea la cabeza en señal de asentimiento, sin duda, iría donde fuera, sólo porque ella se lo había agradecido de corazón— si, así es, mañana emprenderemos vuelo hacia una nueva galaxia, hacia una nueva página en la historia, y quisiera preguntarles a ustedes —Toshiko levanta un poco su cabeza, que la tenía cabizbaja y pregunta mirando esta vez al contingente de seguridad— ¿se irían conmigo mañana en Gladys? 

Pamela mira a Thomas  quien sólo sonreía silenciosamente.  Este no podía entender como estaba en esa situación, las miles de aventuras mortales que le depararía el destino en menos de una semana, claro, con la posible explosión de la nave a la mitad del trayecto, y la supuesta llegada al mundo nuevo, un planeta que no se sabía si tenía agua, las impresiones de Steven, la trampa y los desafíos de llegar a hacer literalmente una nueva historia en un planeta desconocido. Pamela por su parte, dependía de la decisión de Thomas , si este decía que sí, ella iba con él a lo que fuera, pero sí él decía que no, se quedaría en la Tierra, siempre acompañándolo.

Missia Toshiko —dijo Pamela —yo dependo de lo que decida Thomas , él es mi superior y lo obedeceré en lo que diga, a la vez si acepta, mi obligación también es obedecerte —lanzó Pamela, que nunca se había puesto en la posición subordinada que se encontraba ahora con Toshiko.

—Señorita Toshiko —respondió Thomas  en un tenso salón, donde el aire se partía con cuchillo y existía siempre el peligro de que el padre o la madre apareciera y se formara otra discusión— su padre me contrato para protegerla, no me dijo dónde, no me dijo cuándo, no me dijo hasta qué momento, solo me dijo, protégela y que nada malo le pase, yo estoy dispuesto a hacer eso, ya sea acá en la Tierra o en otra galaxia, mi deber es protegerla y lo haré donde sea… cuente conmigo para todo —sorpresivamente Thomas  se inclina con una rodilla en el piso y con la cabeza agacha, Pamela lo ve y atina a hacer lo mismo, en lo que sin duda era la primera vez que veía a Thomas  inclinado hacia alguna persona, ella no comprendía nada, solo hacía lo que Thomas  decía o actuaba, eso es un acto de obediencia, independiente de todas las cosas que pueden pasar, independiente de todas las insurrecciones, esto es la prueba de confianza más importante. El inclinarse ante una persona, es símbolo de que se va con ella hasta el final, incluida la muerte; eso Pamela lo sabía muy bien y no dudó también a inclinarse. Mónica se da vuelta y mira a los dos funcionarios inclinados, y también pone su rodilla en tierra; el hecho de que Toshiko le haya agradecido todo lo que había hecho ella desde su llegada, había significado que a la secretaria le abriera el corazón y comenzara a admirar a la pequeña heredera, ya que nadie le había agradecido de la manera que le había dicho Toshiko. Al ver a los tres personajes inclinados, Toshiko suelta una pequeña lágrima, otra más del repertorio, pero que sin duda este no era de pena, sino de emoción y de satisfacción.

Irán conmigo hasta la muerte, son dignos de admirar —pensó— muy bien —dijo agachándose también y tomando suavemente el mentón de Mónica que estaba mojado por las lágrimas— es hora de preparar todo, llevar todo el equipaje del contingente de seguridad, mis sirvientas, amas de llave, tu equipaje y el mío hacia el hangar del aeropuerto privado, nos iremos al lugar de lanzamiento, a Colonia ahora mismo— le dijo a Mónica quien ya se disponía a anotar en su libreta.

—¡A su orden missia Toshiko! —exclamó lleno de vigorosidad Mónica quien comenzaba a dirigirse al sector de la servidumbre, y haciendo reír un poco a la heredera, la cual hacia un ademán de beneplácito, a su vez, miraba a Thomas  y Pamela quienes estaban todavía inclinados, sin decir palabra alguna.

—Ustedes dos —habló Toshiko, con prestancia mientras se dirigía a ellos— levántense.

Mientras los dos militares se levantaban de su estado de rodilla en tierra, Toshiko se dirigía a paso firme hacia donde estaba Thomas , quien miraba hacia abajo, lo mismo hacia Pamela a quien le tiritaban un poco las piernas por lo acontecido.

—Tú, Thomas  —dijo la heredera mirando la cabeza del soldado y levantándola con su mano para verle a los ojos. El sólo atinó a observar resignado— eres la persona más estúpida e incompetente que hay en esta tierra, de seguro ganaste todas esas medallas salvando a gente de una muerte inminente, ¿no es cierto?, contéstame. 

—Las personas que salvé en el campo de batalla, Toshiko —contestaba Thomas  sin tener el protocolo hacia una jerarquía de poderes, sólo hablaba y respondía la pregunta de Toshiko, quien escuchaba con ansias de pegarle una cachetada, sin antes agradecerle todo lo que ha hecho durante esos minutos—ellas que tenían una muerte inminente, ahora son mis amigos más íntimos y mis más fieles colaboradores… —ahora Thomas  miraba a Pamela quien se limpiaba los ojos de manera melancólica, en tanto, él pensaba: bien Toshiko, has vuelto a ser la misma de antes, soberbia, engreída y dueña del mundo, es lo suficiente para ser la próxima emperadora de todo el universo.

—Si alguna vez me salvas, yo no seré tu amiga, todo lo contrario, serás condenado como traidor por doblarle la mano a mi destino, un destino que sólo puede ser cambiado por mí y nadie más que yo, así que no te esfuerces soldadito —le dijo Toshiko mirando al teniente general fijamente a los ojos, como si de ellos saliera una ráfaga de fuego, la piel de Toshiko se colocaba más dura, los ojos más agudos y las venas de la muñeca más penetrantes y visibles al ojo humano, mientras que Thomas  sólo la miraba con la intención de que terminara pronto, sin duda era una humillación más de la heredera Siphelia, aunque la situación lo ocultaba perfectamente.

Uhmm…destino, ¿qué es para ti el destino Toshiko?, sin duda no sabes lo que te espera, el destino no puede ser escrito por su protagonista, el destino siempre es escrito por otra persona, la que te da un trabajo, la que mata a tus padres, la que te deja solo o la persona que se reúne junto a ti en tu lecho de amor, tú no te haces el destino, te lo hacen… eso sí, procura que te hagan un buen destino, esfuérzate lo más que puedas y júntate con personas de bien, lo demás, me encargare yo de hacerlo— pensaba Thomas  mientras miraba a Toshiko y esos hermosos ojos verdes— si alguna vez tengo que concebirlo, antes que todo quiero que pienses que fue mi trabajo, y nada más lo que me impulso a hacerlo —le decía en forma seca.

—Imbécil… —fue lo único que atinó Toshiko golpeándolo en el hombro de manera suave y dándose la media vuelta, se dirigió a la escalera principal.

—Su alteza —contestó Thomas  inclinando su cabeza, en respuesta del insulto y siguiendo a Toshiko con su mirada hasta que dobló en la salida del salón.

En serio lo harías porque es tu trabajo, mi destino es mío, yo lo construyo… ¿me harías tú, mi destino? —Toshiko subía la escalera rápidamente.

Los soldados se quedaron callados mientras se escuchaban los pasos de Toshiko en las escaleras. Pamela que se encontraba un poco más lejos de la puerta, caminó unos cuantos pasos hasta donde se encontraba Thomas , quien estaba silencioso con la mano empuñada y tiritando de rabia; ese había sido el mayor insulto a un militar, negar y cuestionar sus honores y grados, era como empuñar una espada apuñalando al afectado sin piedad, haciendo que la sangre corra por el piso, y es más, no podía hacer nada, ni siquiera exigir satisfacción, puesto que lo había dicho alguien con rango superior a él. Viendo la escena, la mayor sólo se remite a tomar a Thomas  por la espalda, hizo que dejase empuñar sus manos suavemente, levantó un poco sus brazos y le dio un abrazo por la cintura, lo apretó delicadamente y puso su cabeza lo más alto que pudo, altura que no daba más allá que el hombro, puso su cara mirando a la ventana y cerró sus ojos descansadamente.

Gracias por salvarme, te prometo con todo mi corazón que mi vida no fue protegida en vano —Thomas , gracias por salvarme.

—No digas nada chiquita, anda a llamar a tus Toshikores, diles la noticia y que apenas lleguemos a donde fuese, lo primero que harás será llamarlos —dijo Thomas  tomando las manos de Pamela cariñosamente y las posó en su pecho haciéndole sentir sus latidos.

Pero mi niño, ¿llegaremos a alguna parte? — le preguntó Pamela  soltando algunos sollozos que los seca en el traje azul del Teniente.

—¿Y cuándo te he fallado chiquita? —respondió él, silenciosamente. 

Es el día 19 de septiembre del año 198 Después del Desarme, el día de lanzamiento más esperado por todo el sistema solar, miles de personas se aprestan en las galerías y tribunas del imponente centro de lanzamientos espaciales de los Siphelia ubicada en la ciudad de Colonia, que está a unos pocos kilómetros hacia el este de la ciudad Capital Aquisgrán y es también parte del mismo distrito imperial. Colonia es una ciudad relativamente mediana, con más de seis millones de habitantes, es una de las aglomeraciones urbanas más uniformes de toda la Europa Siphelia y está provista de grandes catedrales religiosas. Desde su casi destrucción por las fuerzas aéreas de la nueva URSS durante la guerra de civilizaciones, los arquitectos e ingenieros, luego de terminada la guerra, crearon la cuidad nuevamente, haciéndola según los planos de los grandes urbanistas del siglo XII antiguo; al estilo damero, es decir, con manzanas en forma de tablero de ajedrez y una gran circunvalación, dejando las partes de terreno de la vieja ciudad, desde donde plantaron una ciudad nueva, manteniendo y mejorando los antiguos baluartes de la historia de aquella urbe: se creó una avenida especial para el “carnaval” que se realiza cerca de once siglos y se restauró la destruida catedral de Colonia, resguardando aún más, las pertenencias de los reyes magos, según las creencias católicas. Se crearon nuevos edificios administrativos, se mejoraron las instalaciones de los museos importantes, como el museo Romano-Germánico, se limpió la rivera del bajo Rhin y se enanchó la cuenca de éste para facilitar la navegación turística. En el plano político no hay mucho que decir, puesto que el centro de operaciones del imperio es Aquisgrán, algunas ciudades de la baja Sajonia y del Brandeburgo.  En el plano de las comunicaciones, telecomunicaciones, los sistemas de red y los sistemas interplanetarios; esta ciudad tiene la mayoría de las emisoras de programas y eventos masivos, en televisión, telones visuales, hologramas o los nuevos cascos de realidad virtual. En la cinematografía, es una de las más importantes y sede de los premios más importantes del género artístico. 

En el género de comunicaciones, fue la primera ciudad que registró autopistas aéreas en Europa, en ella se transportan más de dos millones y medio de autonaves por día y es la capital de la logística comunicacional del imperio. Es en aquella ciudad donde se encuentra una de las casas centrales de Gladys CO y el gran centro de operaciones interespaciales de la Familia Siphelia. Esta última es un gran campo de terreno, en cuyo centro se encuentra la plataforma de lanzamiento más grande jamás construida y que se fabricó con motivo de esta magna celebración de llevar al hombre hasta los confines del universo; también dentro del lugar, hay tres grandes edificios de más de 30 pisos cada uno, destinados a la logística de las misiones espaciales y a los preparativos del despegue, y finalmente una gran torre de control, de más de 100 pisos, en donde están los operadores externos de la nave a despegar, colocados en grandes galerías de escritorios todos con monitores tan delgados como una hoja de papel en la cual tienen todos los programas computacionales para hacer funcionar el gran transbordador, además está el centro de comando de la nave cuando se encuentra en el espacio, pero que sólo tiene comunicación hasta la órbita de Júpiter, puesto que desde ese lugar se inicia la tercera etapa que es del mando propio del dispositivo Gladys, desde ese punto, los grandes cruceros espaciales se manejan desde el prototipo Siphelia, el cual seguiría el programa indicado para llegar al nuevo planeta. Alrededor de la plataforma de lanzamiento, a unos cientos de metros, se ubican las galerías y tribunas para el público general y las casetas especiales para la prensa especializada, quienes en manera de centésimas de segundo mandan al satélite la imagen del lanzamiento; finalmente en el centro de los corredores de asientos están las butacas especiales de la familia Siphelia y su sequito, todo cubierto de una seda roja que tapa la luz de los reflectores ubicados a los costados.

Lo más importante de todo el procedimiento, es la mayor perfección en la construcción del prototipo y de la nave que lo posea, estas son diseñadas con los mejores materiales hechos en la tierra, en su mayoría, metálicos y pesados. Para el combustible, se ocupan casi los mismos conceptos que alguna vez se ocupó para los viajes a Venus, propilentes para impulsar la nave hacia el espacio e hipergólicos, que son combustibles que necesitan un detonador para estallar y hacer funcionar el mecanismo de despegue. Lo novedoso de la Gladys es que lo hace sola, sin necesidad de una plataforma de despegue, sólo se requiere la nivelación para poder entrar en el espacio, inicia la ignición y la nave es expulsada en forma cohete hacia el universo, para que luego a la combustión, se puedan accionar los propulsores venusianos, eso le había costado a Toshiko cerca de dos años de trabajo con muchas pruebas fallidas. Las naves son tres, la primera, de nombre “Gôttin” es la nave madre, que contrariamente a la ley natural, corresponde a la más pequeña del grupo, consiste en dos secciones de metal, una gran esfera en la parte de adelante y un gran cilindro plateado en la parte trasera, todo esto unido, haciendo una gran nave con cabeza circular; en la primera iba el centro de comando, la Gladys, los laboratorios, la central de estudios estratégicos y todo el sector administrativo, los despachos de reuniones y de los comandantes de la nave, allí también irían Toshiko, Thomas  y Pamela, ya que la primera era la jefa del proyecto y quería estar presente en todos los procedimientos de maniobra. Por su parte, la segunda sección tenía el combustible, comida, y habitaciones de los tripulantes de la nave, que eran alrededor de 17.000 personas, quienes eran en su totalidad, soldados, personal de confianza de Toshiko, personal de logística, médicos, y profesionales civiles de todas las características, incluidos escritores y poetas.

La segunda nave, llamada “Hoffnung” es la más grande, del mismo tipo que la nave madre, pero con dos diferencias sustanciales: la primera es que no tiene Gladys, ya que la única nave de las tres que la tiene es la nave madre, las demás sólo siguen el curso programado desde la central por la nodriza, y la segunda diferencia, es que esta nave es 10.000 veces más grande que el crucero jefe, tanto así, que tiene la capacidad de siete millones de personas, cómodamente equipadas y plácidamente establecidas, se compone de malls, casinos, piscinas, salas de teatro, grandes telones y salones de realidad virtual, es decir, todos los implementos necesarios para que la gente que está en aquella nave, viva la experiencia como si estuviera en un crucero, todo ello era sustentado por un gran sector habilitado con energía de fusión nuclear, que es capaz de emitir energía durante todo el viaje y durante los primeros cincuenta años del establecimiento de la colonia. En aquella estaban las familias más adineradas y las que quisieron emprender el viaje buscando “hacerse la América”, junto con profesionales que ayudarán en las labores diarias, los profesores para los colegios establecidos en la nave, los médicos para la atención de pacientes y en general, todo lo que necesite una ciudad de 7 millones de habitantes.

La tercera y última nave llamada “Liebe”, la nave de tamaño medio, solo tiene una capacidad de 4.500.000 habitantes, pero era de la misma magnitud y dimensiones que la segunda, puesto que tenían toda la maquinaria de construcción necesaria para empezar la colonia nueva, robots constructores, maquinaria inteligente ligada al proceso de fabricación y ensamblaje de materiales entre otros. Esta nave era fundamental, puesto que tenía toda la reserva militar de la expedición, con cerca de 3 millones de soldados, entre estrategos, administrativos, oficiales y soldados rasos; junto con estos hay 1,5 millones de habitantes civiles que eran las personas que no tenían capacitación profesional.

Las tres naves estaban diseñadas de igual forma, pero con la salvedad de las dimensiones de cada una, en la parte delantera de las naves del centro de comando, existía una gran coraza transparente, muy similar a los parabrisas de las autonaves, esto podía facilitar la visión del espacio, lo mismo pasaba en las habitaciones y en los costados de las naves. En la parte posterior, en el fin del cilindro se encontraban los propulsores venusianos y los de combustible no renovable, eran nueve gigantescos tubos de propulsión, y cuatro tubos para el combustible que generalmente era perclorato de amonia traído de Venus, el típico combustible que ocupaban todas las misiones espaciales desde la incursión al lucero hermano de la Tierra.

El día anterior, Toshiko y su séquito de acompañantes había salido raudamente, casi en una percepción de una escapatoria carcelaria de la casa de campo Siphelia, se habría ido la heredera sin despedirse de su padre, mas no de su madre, quien le dio la bendición y la acompañó al Centro espacial de Gladys CO. Mónica en menos de cinco minutos ya tenía todos los implementos ya embalados, maletas de ropa y de implementos tecnológicos, ya sea de sirvientas, choferes, personal de seguridad, y las de ella misma, muebles lujosos, la gigantesca maleta de Pamela con todo lo que tenía en su habitación, incluida la cama, lo mismo con Thomas , una gran maleta y mucho material científico, auriculares, micrófonos microtransparentes, su tablero digital ultra liviano que pesaba sólo 5 gramos, entre otras cosas. Si eso era excesivo, lo de Toshiko era monstruoso, toda su habitación, toda su oficina, todos los aposentos de no sólo una, sino de las 7 casas y mansiones en donde tenía pertenencias, todas embaladas y puestas en contenedores con destino a Colonia en solamente 5 minutos, todo ello gracias a las telecomunicaciones y gestiones de Mónica. En el caso de la casa de campo, sólo bastaron con cinco aerocamiones de gran capacidad, cada uno con un contenedor, el cual tenía que ser suficiente para hacer entrar todas las pertenencias de la servidumbre, administrativos y personal de la casa Siphelia que iba con Toshiko. 

Cuando todo estuvo listo, Mónica estando en las bodegas de la casa llamó por auricular a la habitación de la heredera Siphelia con tal de avisarle la noticia, sacó de su bolsillo derecho de su pantalón negro que ocupaba para trabajar, un artículo parecido a una coma (,)  transparente y se la introdujo en el oído para comunicarse.

—Diga, qué pasa —habló la voz al otro lado del auricular, se trataba de Toshiko quien estaba ocupada secando su cuerpo luego de la ducha, aunque era nítida la transmisión.

Missia Toshiko, ya está todo listo, espero su inspección final para que mandemos los camiones a la base espacial —respondió Mónica quien mientras hablaba, mandaba a los encargados de llevar las cosas a la puerta principal para ayudar en la revista de materiales que haría la heredera.

—No, no iré, acepta el envío a la base y despacha a los hombres, no tengo ganas para más burocracia —dijo Toshiko ordenándole a Mónica que le cumpliera al pie de la letra.

—Pero Missia, es importante que usted revise….

—Rusa… —contestó Toshiko por el otro lado del auricular con tono de molestia.

—Como usted mande señorita Toshiko —se resignó a decir Mónica, que ya veía otro reto de la niña esmeralda —¡Hey, ustedes!, no va a haber revisión de enseres, ya pueden enviar esto a la base espacial de colonia, ¡vamos que no hay tiempo! —les dijo a los que había mandado a esperar a Toshiko en la entrada. Ellos se miraron entre sí y prosiguieron a enviar las cosas, asintiendo la orden de la secretaria personal de la heredera Siphelia, verificaron todo ellos mismos y partieron con destino a la ciudad del despegue. Al irse los empleados de logística, Thomas  y Pamela aparecieron en escena muy preocupados por la situación, ellos sabían de la trampa y de la falla de los dispositivos de navegación y quisieron advertírselo a la secretaria, quien estaba motivadísima en arreglar todo para ir con missia Toshiko.

—No quiero que vaya, es muy inocente, se está metiendo en el mismo embrollo que nosotros, y no puedo permitírmelo —le dijo Thomas , que estaba apoyado en uno de los pilares de la entrada de la casa de campo, a Pamela que está tomada del brazo izquierdo de él viendo lo mismo, el entusiasmo de Mónica en hacer todo bien y en embarcarse a la nave.

—¿Pero qué harás?, no puedes decirle que podría morir, estás en juramento de silencio —le decía la mayor a Thomas  en el oído, sintiendo el nerviosismo en el cuerpo de este.

—Sí, no puedo decírselo, ella se lo diría a Toshiko y todo se tiraría a la basura, el viaje no se haría y los Siphelia quedarían en la ruina, además que me contrataron con juramento de fidelidad y silencio, así que menos le puedo decir algo a Mónica, pero por lo menos debemos hablar con ella, y tengo el plan para hacerlo.

Thomas  dejó de apoyarse del pilar blanco, miró a Pamela, y le hizo un gesto de que lo siguiera, algo que ella lógicamente iba a hacer por los antecedentes que había tenido en el salón minutos atrás. Al recibir el gesto, Pamela se rompe silenciosamente la costura de la blusa blanca que tenía puesta y siguió al teniente. Los dos bajaron las escaleras con cuidado para que Mónica no se diera cuenta muy rápido de lo que estaba haciendo la comitiva de seguridad y se acercaron por el reverso a la secretaria, que a espaldas de la puerta revisaba algo en su libro de notas. Al llegar cerca de ella, Pamela silenciosamente le pone su mano con la tela en la boca y Thomas  la toma por los pies en manera de hamaca y se la lleva hacia la bodega, Pamela le hizo un nudo bastante grueso y apretado a la secretaria soviética para que no gritara o no se escuchara un escándalo. Doblaron por el costado de la casa y abrieron la puerta de la bodega estilo garaje, así, ésta se abrió hacia arriba y entraron los dos con el bulto a la oscura zona de suministros. Al entrar, gracias a la luz de la entrada, se dieron cuenta de que había una mesa y unas sillas de repuesto del comedor encima y llenas de polvo, ahí Pamela sacó una y la limpió para que Thomas  colocara a Mónica que lo único que hacía era pegar con patadas el cuerpo del teniente sin exclamar ningún grito. Finalmente y haciéndose valor por el dolor de las patadas, sentó a Mónica en la silla preparada y por mientras Pamela encendió la luz del silo.

—¡Por la Madre Rusia!, ¡pensé que eran secuestradores! —exclamó Mónica al ver la cara de Pamela quien le había sacado la tela de su blusa y de Thomas  que se apretaba fuerte el abdomen producto de las patadas— oh, Thomas , mil perdones, nunca pensé que fueran ustedes, en serio perdóname —le decía acercándose a este muy preocupada y con ganas de tirarse a un pozo por la vergüenza de haberle pegado a la persona que había sido la más gentil en toda su estadía en palacio.

—Ya, ¡deja de acercarte a él! —le reprendía Pamela quitándole la mano que tenía ya puesta en el abdomen de Thomas  junto con las suyas— mi niño, ¿te encuentras bien? —le preguntó también preocupada.

—¿Qué diablos le pusiste a tus zapatos? ¿Acero? —le preguntó un herido Thomas  a Mónica quien estaba agachada al lado de él, pese a los retos celosos de Pamela.

—Perdón precioso, en serio no fue mi intención, te lo juro, yo… —comenzó a decir Mónica apenada cuando es interrumpida súbitamente por Pamela.

—¿Perdón?, como le dijiste ¿ah?, ¿¡precioso!?, ¿cómo te atreves si ni siquiera lo conoces? —le dijo Pamela a punto de irse a golpes con la asistente  y empujándola para que se cayera estando agachada— la única que le habla así ¡soy yo!, así que métetelo bien en la cabeza, recuerda que iremos dos malditos meses juntas, ¿¡me entiendes!? —dijo furiosa a la secretaria que estaba acomodándose los lentes de marco rojo que tenía, que se le habían caído con el empujón de Pamela.

—Pamela ¡ya basta!, ¡déjala tranquila!, ella no tiene la culpa, ¡ya basta!,  parece que fueras mi novia —le gritó Thomas  un poco más repuesto a la Mayor General quien estaba con las manos empuñadas, signo de que estaba muy enojada— ayúdame a sentarme será mejor, y levanta a Mónica.

—Pero yo…

—¡Sólo hazlo!, ¡es una orden! —exclamó secamente Thomas .

Pamela obedeció la orden y calladamente levantó a la secretaria que sólo se limitaba a mirar la cara de Thomas , todavía preocupada por las patadas que le dio mientras la llevaba al garaje, la Mayor General también se dignó a limpiar la blusa blanca de la secretaria que se había ensuciado al caer al piso y los pantalones negros que estaban con polvo producto de la bodega, luego, le indicó que se sentara en la silla ubicada al lado de la mesita de té que estaba de repuesto en la casa. Luego de eso, ayudó a Thomas  a pararse y se percató inmediatamente que la camisa de él estaba sangrante en la parte baja.

—Mi niño, estás sangrando —le susurró Pamela— ¡qué le hiciste perra! —exclamó llena de odio.

—No te preocupes, sólo fueron golpes, gracias al cielo que no tenía una cuchilla escondida en la planta del zapato —le dijo el teniente a Pamela, quien ya miraba con rencor a la secretaria, la cual sólo se remitía a taparse la cara con sus manos viendo entre los dedos la camisa ensangrentada de Thomas . Pamela lo toma por el brazo y el hombro, y lo sienta en la silla que estaba colocada en frente de la cara toda roja de vergüenza de Mónica, a la vez, coloca una silla al lado de él para iniciar la conversación.

—Perdóname —le sollozó Mónica a Thomas — yo no sabía….

—¡Está bien! —exclamó Pamela golpeando su puño en la mesita —Thomas , por favor, no la soporto más, ¡dile de una buena vez! —le dice enojada.

—Mira, Mónica —comenzó a hablar Thomas , de manera cortada por el dolor, pero a la vez, suavemente tratando de no llevar el asunto a un punto más tenso de lo que ya estaba— te trajimos acá para pedirte que desistas en ir con Toshiko en la Gladys, es de vital importancia de que no vayas al espacio.

—¿Pero porque me pides eso?, no entiendo nada, Thomas … dime lo que sabes —le respondió Mónica en un tono suave y comprensivo al teniente quien miraba hacia abajo. Entonces, la secretaria se arma de valor, saca su mano derecha y toca la izquierda de Thomas  ubicada encima de la mesa, puesto que la otra estaba en su abdomen, todo eso a vista de Pamela, quien solo cerraba los ojos, ya que cualquier provocación que ella hiciera, Thomas  iba a terminar estallando de enojo por sus ataques de celos injustificados.

Aprovéchate maldita soviética, ya que en la nave yo seré tu jefa y te hare comer aceite de combustión, nadie toca a Thomas  estando yo presente… y este otro idiota se deja… ¡reacciona mi amor! De una vez por todas… ¡reacciona! —pensaba Pamela.

—Te lo pido porque sí, debe ser así, tú no debes ir al espacio en la Gladys —respondió Thomas  a la pregunta desesperada de Mónica.

—Entonces iré en las otras naves, pero no prohíban que yo vaya donde missia Toshiko, eso no se los perdonaría —contestó la secretaria de forma de súplica.

—Thomas , es mejor que se lo digas ahora —le decía Pamela sacando sutilmente la mano de la secretaria a la de Thomas .

El Teniente miró a Pamela pensativo, como viendo todas las posibilidades en que podría desencadenar el relato y las reacciones de Mónica al enterarse de la falla y de la probable muerte de la decenas de millones de voluntarios en el espacio; esto era de vida o muerte, en cualquier momento la asistente podría hablarle a Toshiko, y el contrato de Thomas  que adquirió con los Siphelia, más todas las posesiones de la familia se despedazarían, sin duda, este era el momento de la decisión, le contaba todo o simplemente callaba, quizás para siempre.

Si digo más de lo que debo, todo podría irse al tacho de la basura, pero aun así, si “ella” tiene razón, pese a todo lo que le pudiera decir a Mónica, no importaría nada de lo que consiguiera exponerle, el “plan” seguiría su curso… y yo creería aún más… —pensó— mira Mónica, lo que te voy a decir esta en juramento de silencio, ¿está claro? —le recalcó a la secretaria quien no entendía nada.

—Está bien, pero que es lo que me quieren decir como para haberme “secuestrado” y más encima que veas a Pamela como si fuera algo de vida o muerte —al decir eso Mónica mira a la pareja de agentes y se congeló de inmediato, la cara de Thomas  al escuchar “muerte” lo decía todo, la secretaria había dicho la palabra mágica, se paralizó completamente y empezó a tartamudear, algo que en Rusia era signo de borrachera o un terror que carcome los huesos, y lógicamente la primera no era. Se juntó las manos, en signo de oración y se las puso entre sus ojos como pidiendo a los dioses que no fuera lo que ella pensaba, desolación y muerte.

—Queremos que no vayas con nosotros porque según Steven Siphelia, el prototipo Gladys tiene una falla irrecuperable en el condensador de imágenes y en los primeros días de navegación, Gladys no funcionará y empezaremos a navegar a la deriva, todo esto junto al enfriamiento del cerebro podría haber explosiones que afectarían a la nave mayor —dijo Thomas  secamente, sin anestesia, mirando hacia abajo y tomando aire— es de esta manera, si la nave mayor falla, las otras también fallan puesto que no van a tener a Gladys, así que si navegamos a la deriva ellos también lo harán…

—Y si la nave mayor explota, las otras dos naves también —interrumpe Pamela con tono de pena— así que más de doce millones de personas morirán y no se sabrá de ellos nunca más en la tierra —sentenció con un rostro a punto de llorar.

—Por eso te pedimos que no vayas, puesto que no hay que arriesgarse a que muera más gente inocente, existe una gran posibilidad que explote la nave y que todos muramos en el espacio, por favor, no vayas —dijo Thomas  de voz triste y sentida, mirando a Mónica quien estaba con sus manos tocando su cara de forma de no querer ver los rostros de los dos agentes de seguridad, no quería saber nada, lo que le contaban era simplemente un infierno, sus manos estaban sudorosas, su rubia cabellera se puso rígida de un momento a otro, sus pequeñas orejas se pusieron rojas y empezó a tiritar se súbito.

—Mónica, ¿te encuentras bien?, ¿quieres agua? —le preguntó Pamela preocupada por la reacción inesperada de la secretaria. De seguro la mayor general esperaba un ataque de pánico, y que saliera arrancando gritando la noticia.

Finalmente, la rusa saco sus manos de su rostro, que estaba rojo, pero no de pena, sino de rabia.

—¡¡¡Son unos malditos!!! ¡Van a enviar a missia Toshiko a una muerte segura!, como se atreven, ustedes no pueden decir cuando una persona muere o vive de esa forma, si saben eso, ¡díganlo a missia!, son unos bastardos, ¡¡¡bastardos!!! —gritaba Mónica desesperada ante la incólume mirada de Thomas  y la sorpresiva de Pamela— den gracias al cielo que estoy en juramento de silencio porque si no hubiera sido así, se lo diría a missia y ustedes estarían en el patio de ejecuciones de la cárcel de máxima seguridad, rogando por que no los maten, malditos infelices, bastardos, ¡¡hijos de Perra!!, ¡¡ustedes no son dioses!!, ¡déjenla vivir!, cuéntenle la falla a la señorita Toshiko, que se entere de las fechorías de Sir Steven, que ella lo castigue y se pueda salvar de la muerte, por favor se los ruego —luego de los improperios hacia la comitiva de seguridad, Mónica se levanta de su asiento y se arrodilla en frente de Thomas  en señal de ruego para que él le cuente la trampa a Toshiko. Éste la miraba fijamente con los ojos bien abiertos, atisbaba los ojos color miel de la secretaria, su cara blanca y sus lágrimas que empezaban a aflorar rodeando su pequeña nariz y mojando sus anteojos.

Te llegó al corazón que ella te haya agradecido del alma, ya que  ahora quieres ir a la muerte con ella. Es un lindo gesto, bastante estúpido, pero un lindo gesto… ¿yo creerme Dios?... estás equivocada Mónica, querida… para lo único que sirvo es para obedecer imposiciones de “ella”…por algo “ella” hace las cosas… ¿no sería más bonito proteger a tu Dios y no ser éste? —pensaba Thomas — Mónica, querida —le dijo el Teniente tomándola de la mano— no podemos hacerlo, porque nosotros también estamos en juramento de silencio. Al contratarme Steven me hizo jurar que todo lo que supiera en torno a la familia, iba en juramento de silencio, y cuando me contacté con Pamela le hice jurar silencio ante todo, es esa razón la que nosotros no podemos y no haremos nada, solo obedecemos a Toshiko en lo que necesite y cumplimos la función de cuidarla para que nada le pase.

—Es por eso que Thomas  te hizo jurar silencio, para que no abrieras tu bocota soviética, fanática del vodka —mencionó Pamela furiosa de que Thomas  quien tomara la mano de Mónica— y esa es la razón de la que no queremos que vayas con nosotros, porque ni nosotros sabemos lo que nos espera —le dijo con una voz más suave y contemplativa con la secretaria.

En ese momento, la asistente se levantó de súbito de su silla y golpeó sus dos manos en la mesa. Su cara había cambiado completamente, se encontraba triste y pensativa, no era la jovial y a veces llorona secretaria de confianza de la heredera Siphelia, más bien, ahora parecía un capitán viendo como se hundía su barco. Totalmente resignada, mira a los agentes y con un atisbo de sonrisa abatida, se empieza a retirar de la bodega y aprieta el botón de la entrada para que se abra.

—Hay mucho que hacer todavía, hay que ver que todo esté en orden para que nos vayamos luego a Colonia —comenzó a hablar muy pausadamente la señorita de los rubios cabellos mientras se abría la puerta de la bodega— no dejaré que ustedes tomen toda la responsabilidad de irse a otro planeta y yo vea como mueren en el camino, ya me han contado todo lo que saben y es triste, lo sé, pero me iré con ustedes, yo no tengo nada que hacer en la tierra, tengo que ayudar a Toshiko en lo que necesite y cumplir con mi destino, si tengo que morir, lo haré sin tener el peso del arrepentimiento sabiendo que ustedes se arriesgan a desparecer, si mi destino dice “morir en el espacio”, así será —luego de decir esas palabras, Pamela intenta detener a Mónica que se iba, pero la mano de Thomas  la detiene, la Mayor mira a Thomas  con odio, y éste sólo se remite a cerrar sus ojos y sonreír. La secretaria se había ido a la puerta principal para preparar las últimas cosas que se iban a llevar a la nave.

—No te preocupes, Pame, ella eligió el mismo camino que nosotros —dijo en tono suave y relajado mirándola  a los ojos.

—¿La muerte quieres decir? —respondió ella quitando la mano del teniente de sus manos y teniendo la mirada en forma de desprecio.

—No, cumplir con su trabajo —Thomas  se levanta de su asiento y se va de la bodega rápidamente— recuerda llamar a tus padres —le recalcó a la mayor al momento de salir —mmmm… tu destino será sin duda morir por Toshiko, ahora la pregunta es quien te hará ese destino, y una posibilidad de ello sería Steven… lo mejor, seria averiguarlo —reflexiona mientras doblaba hacia la puerta principal.

Cumplir con mi trabajo, ¿y si no quiero hacerlo?, ¿y si mi destino hubiera sido seguirte a ti en lo que hagas y que tú nunca me vieras más que como una soldada francotiradora?¿si tu destino es amar y a cambio ser ignorado?… ¿te gustaría ese destino?... por favor… necesito que me mires no como tu subordinada… sino como… alguien que te ama sin que tú lo sepas… ¿o sí?... —pensaba Pamela quieta mientras se cerraba el portón de la bodega, luego recordó que tenía que llamar a sus padres, así que se secó las lágrimas que habían brotado de sus ojos y sacó su auricular diminuto, que estaba sin intervención de ningún tipo y se lo colocó en el oído mientras Thomas  salía caminando rápidamente de la bodega.

—Operadora al habla, ¿en qué le puedo ser útil?

—Operadora, quiero línea segura, mi código es 003 —dijo Pamela sentándose en la silla que había dejado su compañero y vigilando que nadie escuchara.

—Código aceptado, Mayor General Miller, le comunico de inmediato en 5… 4… 3... 2... 1... código aceptado, línea segura a la colonia Robertson en Venus —dijo al momento de verificar el código, la secretaria que en el otro lado de la línea, se veía en un cuadrado blanco haciendo movimientos con los dedos y enviando llamadas a distintas zonas del universo. Pamela esperaba que atendieran la llamada sus padres.

—¿Si?, ¿hija? —habló una voz de hombre cansado.

—¡Papá!, hola papá, sí, soy tu hija, ¿me logras escuchar? —Pamela parecía que gritaba colocándose el auricular mucho más adentro de la oreja.

—¿Hija?, ¿eres tú?, ¡pero mujer!, déjame escuchar… pero… —el padre queda forcejeando con la mamá de Pamela —pero mujer, déjame escuchar, no sé quién está al otro lado.

—¿Aló?, ¡alguien puede escucharme! —gritó la Mayor en vista de que nadie le respondía— ¡papá!, deja que mi mamá hable, por más que tenga un megáfono al lado de tu oreja no vas a escuchar nada —le recalcó Pamela a su padre quien ya no estaba al auricular.

Aló… ¡hijita!… ¡Déjame Alejandro!… es Pame… ¡Hija!— empezó a hablar la madre de Pamela, del mismo nombre, quien había ganado la batalla por el teléfono— ¿cómo has estado?, tu padre es más porfiado, le digo que no conteste el teléfono porque no escucha nada, pero sigue y sigue, ¿cómo está todo?, ¿qué pasó que me llamas por línea segura?, ¿estás bien?, ¿no te ha pasado nada?, ¿qué te hizo ese feo de Thomas ? —preguntó inquisitiva Pamela sr.

—Mamá… nada… ese es el problema —declaró Pamela triste— pero no es eso lo que te quería decir, es que es complicado, pero te lo tengo que hablar por teléfono porque ya no hay tiempo —se apuró al ver el tiempo transcurrido en su reloj.

—¿Pero hija qué pasa?, cuéntame, me preocupas chiquita —dijo ahora con un dejo de preocupación, la mamá— ¿tiene que ver con la nueva misión en que estas ahora?, cuéntame, pues hija.

—Mamá, me tengo que ir al espacio, voy a otra galaxia, mamá… me embarco en el proyecto Gladys con Thomas  —un silencio inquietante se apoderó de la bodega, Pamela solo cerró los ojos y se dispuso a escuchar a su madre, quien también se había quedado callada— mamá, yo sé que es difícil para ti y para papá, no los he visto en meses, y ahora no me verán quizás en cuanto tiempo más, pero déjame decirte que te amo mucho y que apenas llegue al nuevo planeta te llamaré, ya que lo primero que hace la Gladys, según Thomas , es colocar el sistema de comunicación… ¿mamá?... ¿estás ahí?

—Sí hija, te estoy escuchando —mencionó la mamá quien estaba más calmada hablando, pero a la vez triste porque no vería a su niña en mucho tiempo más— mi niña preciosa, hija mía, hace lo que tengas que hacer, tú sabes que aquí te apoyamos en todo, eres más que cualquiera de la familia y siempre te has puesto metas mucho más grandes que cualquier integrante de nuestro linaje y si te tienes que ir a otra galaxia, que así sea, que sea Pamela Miller y no otra la que pise suelo extraterrestre. Hija estoy muy orgullosa de ti y no te preocupes por nada, en Venus estamos bien, tu papa consiguió un trabajo gubernamental en donde sólo tiene que timbrar cosas y yo estoy en casa haciendo lo que a mí me gusta, pintar y hacer de esas cositas que tanto te gustan, peluches rechonchos y rosaditos.

—Mamá —solloza Pamela, con la respuesta de su madre se le cayeron las lágrimas, en realidad no sabía si agradecer o retarla por ser tan comprensiva— te amo mucho, cuida a mi papá por favor, te juro que apenas llegue los llamo. No se muevan de Venus, no vengan para acá, porque aquí la situación está peligrosa, si están bien, solo… quédense allá ¿está bien?... yo apenas…apenas… —en esto Pamela estalla en llanto desconsoladamente, se siente desesperada, la crónica de la muerte anunciada por la carta de Steven a Toshiko, la promesa de Thomas  y el tener el peso de los doce millones de personas que se embarcarían en las naves, no la dejaban siquiera pensar— ¿cuídense mucho si?

—Hija, mi amor, tranquila, yo sé que estarás bien, tienes toda mi bendición para tu nueva misión, harás un buen trabajo, ¿y cómo sabes?, quizás te vaya tan bien que en el planeta nuevo hagan leyes nuevas y Thomas  definitivamente se pueda fijar en ti, así que tranquila hija mía, que todo va a salir bien, yo sé que es complicado por el asunto de las distancias, pero ya lo hemos solucionado ¿no crees?

—¡Ja!… a ese imbécil se le va a meter en la cabeza las leyes de la tierra, que quizás acuse de traición a quien quiera cambiarlas —Pamela saca una sonrisa resignada ante lo que le había dicho su madre— como si las estrellas en su uniforme fueran un hábito religioso para él, algunas veces me dan ganas de pegarle por lo tonto que es —la mayor se pone más seria y deja de secarse las lágrimas, puesto que se miró la mano toda negra por el rímel de sus pestañas— mamá, gracias por apoyarme, te voy a extrañar mucho.

—Yo también hija —respondió su madre—, pero recuerda, siempre cuando me extrañes, ve la fotito que te puse en tu bolso y escríbeme algo bonito cuando la veas ¿bueno?, y por ese tonto, no te preocupes, tarde o temprano se dará cuenta de que no va a poder tener algo mejor que tú, porque tú eres lo mejor, te amo hija— sentenció la mamá balbuceando la última frase.

—Te amo mami, ahora me tengo que ir, tengo que preparar mi maleta de mano, cuida a mi papá y a mi sobrino, dile que se porte bien y que cuando lo vea le llevare un regalo ¿bueno? —dijo emocionada Pamela porque ya era tiempo de despedirse, las lágrimas de color negro por el rímel ya tocaban la blusa blanca y la mesa de roble— te amo mamá, nos hablaremos pronto, te lo juro.

—Hija, cuídate mucho, mucho éxito y yo le diré a Tomasito que cuando lo veas le traerás algo del planeta nuevo, te amo hija y cuídate mucho, confía en las personas que te rodean y no hagas locuras —se apuró en decir por el fin de la comunicación— tu papá te ama y yo también, nos hablamos, adiós hija mía.

—Adiós mamá, te amo —al decir esto, corta la comunicación y se toma su cabeza poniéndola entre sus rodillas, aguantando un llanto desproporcionado— mamá, te amo mucho, ojala pueda llevarle algo a Tomasito, eso querría decir que todo salió bien, no puedo confiar en los que me rodean, sólo tengo que confiar en mí misma, y en Thomas , quien podría arreglar la falla de la Gladys… si veo que algo falla, ya no importan las tradiciones castrenses… solo seriamos Thomas  y yo —pensaba.

—Señorita Miller —hablaba la operadora de forma serena— ¿desea algo más por la línea segura?

—Sí, deseo que grabes la última llamada y que me la traspases al disco duro del auricular —respondió Pamela un poco más repuesta, se había sacado las manos de su rostro y estaba de pie para abrir la puerta de la bodega.

—El archivo de la conversación será guardado en 3… 2... 1... diálogo guardado en el hard disk de su auricular, su límite de espacio es de 50 terrabytes y tiene ocupados 48,7 terrabytes, ¿desea algo más mayor general? —la operadora hablaba muy serenamente, pero generalmente esas conversaciones Pamela las detestaba, era como si las operarias telefónicas de la tierra, vivieran en otro mundo, y en parte era cierto, porque aquellas no existían, solo eran programas de realidad virtual.

—Sí, antes de que te vayas y me dejes tranquila —dice Pamela hastiada de la conversación con la operadora— borra todas las conversaciones que tengo como receptor a Thomas  Stephenson, luego de eso, cortas la comunicación.

—4... 3… 2… 1… conversaciones borradas, ahora su espacio libre es de 49,8 terrabytes, que disfrute su día, buenas tardes Mayor General Miller —la operadora corta la comunicación, Pamela al fin logra sacarse el auricular y colocarlo en su bolsillo, estaba disgustada consigo misma luego de la conversación con la operaria virtual. Abre la puerta de la bodega y sale raudamente a sus aposentos.

No sé para qué guardo las conversaciones que he tenido con Thomas  pensaba— si después siempre termino llorando porque lo escucho frío, o cambia el tema cuando abro mi corazón… si cambio de planeta… también tendré que cambiar mi actitud hacia él… y si es así… tiene que ser un cambio radical, aunque muera en el intento... 

Mientras tanto, Thomas  subía la escalera principal hacia el segundo piso, iba directamente a entrevistarse con Steven porque realmente quería saber su destino, además, su mente se hallaba con pensamientos encontrados, la actitud de Mónica, los celos de Pamela, la bipolaridad de Toshiko y todo lo que le esperaba en el espacio, hacían que sus movimientos fueran bruscos y a la vez involuntarios, tanto así, que casi se tropieza del último peldaño de la escalera hacia el piso alfombrado de la segunda planta, ya que, por suerte logro colocar sus manos en el suelo antes que su rostro. Se incorpora difícilmente de la situación y al hacerlo, mira hacia todos lados para certificar que nadie lo había visto caerse, pero alguien estaba observándolo muy fijamente desde la oscuridad, era una figura que no se podía apreciar mejor por la penumbra en donde se encontraba, pero sí se notaba armoniosa, a la vez, se escuchaba su respiración, más agitada aun y cada vez más fuerte, haciendo que el Teniente se percatase de su presencia, y sin aparecer desde las sombras, la voz misteriosa, con rasgos físicos femeninos habló serenamente, como queriendo seducir al agente y obligando a este estar en posición firme, de manera refleja y con la mano en saludo militar. Thomas , sabía perfectamente de quien se trataba, lo podía sentir, en su tono de voz, en su forma de presentarse, tal como lo hizo aquella vez cuando firmó el contrato con Steven.

-No sabía que estarías acá, te hubiera ido a saludar —dijo muy cachondo Thomas , de manera segura y sensual, no obstante, la presencia femenina que estaba en las tinieblas, era de poder y de armas tomar, así que no podía hacer más, además que no sabía ciertamente que podría decir ella.

—Definitivamente no sé cómo Steven te quiso para ser el jefe de seguridad si no puedes subir una escalera de manera decente… cuando fue el puto día en que se me ocurrió venirle con el cuento a ese viejo, y que este se lo creyera —habló la voz de manera seria e irónica, Thomas  por su parte, seguía con el brazo en señal de saludo— ya es tiempo de que saques el brazo, no te pienso hacer esa parafernalia que ustedes hacen para saludarse, ¡ah!, ¡no sé cómo mierda puedo confiar en ti! —se manifiesta la voz entre las sombras, sin salirse de ella, empieza a acercarse a Thomas  y con ello a aumentar la incertidumbre de este, sus manos estaban completamente sudorosas y transpiraba su frente de manera incontrolable— no me pienso acercar a ti para que no te mueras de un ataque de impresión, veo que como militar no se te puede someter mucho a tortura… jajajajaja… mira insecto, este es el plan, desde ahora estaré más en contacto contigo —la figura se detiene y apunta hacia la habitación de Thomas , la mano con la cual apuntaba salía de la oscuridad, era un brazo cubierto de una tela azul, ajustada y una mano oculta por unos guantes negros. Thomas  lo único que hacía era ver  la dirección del brazo que salía de la oscuridad sin decir una palabra, estaba totalmente inspirado en sentir el perfume de aquel personaje.

—Mira mi mano humano… —decía la voz ahora de manera más dura hacia Thomas  quien da vuelta su cabeza casi instantáneamente— lo que apunta mi dedo, es tu habitación, allí habrá información que no debe ser tocada por nadie ni vista por ningún ser humano en esta perra Tierra ni en el espacio ¿entendido?, ahí tendrás todo lo necesario.

—Está bien, pero dime una cosa, ¿qué pasa si es mentira todo por lo que hemos luchado?, ¿y si es verdad?, no entiendo nada ahora —dijo Thomas  mientras miraba la figura en sombras, y pensaba: Dios mío, no puedo decir esto, me contrataron porque era nervios de acero y el más capacitado para la misión, no puedo fallar, que pensara “ella” de mi ahora…

—Muajajajaja… que eres lindo soldadito… ¡te preocupas por Toshiko!... muajajaja —se burló la sombra, ahora ocultando su mano para tapar supuestamente su boca, ya que la risa parecía obstruida por algo— mira sniper boy, si fallas, mueres junto con los demás; si completas la misión, vives y viven los otros, así de simple. Ahora sólo tienes que saber eso, el destino dirá, puedes tener todas las ganas de salvar las naves, y salvar a tu “heredera”, pero sólo el destino te indicará si lo lograrás o no, es fácil y bonito ¿no? Tu futuro depende no de lo que tú hagas, sino de un conjunto de acciones que hagan los demás y eso se llama destino, apréndete bien lo que te dije, y tienes que hacer que todas las personas involucradas en el tuyo trabajen o actúen bien, solo así podrás salvarlos a todos e iniciar la “fase dos”si mueres es simple, buscaré en otra parte la persona que pueda salir de la encrucijada que tú no pudiste completar con éxito… ahora vete, no te quiero ver más por un buen tiempo, anda a tu habitación y prepárate, Toshiko ya está casi lista— la voz de fue alejando cada vez más del lugar donde estaba Thomas , quien ahora se encontraba completamente ido.

—No te preocupes, si estoy en esto es porque haré el trabajo —logró decir el teniente general mientras iba a sus aposentos —si fallo moriremos todos, si acierto, sólo será el cumplimiento de una etapa dentro de mi contrato y se pasará a la otra… eso quiere decir, que el destino de millones de personas depende de mí… y si yo soy la persona en vez de… que están… no… eso es imposible… no puede ser, carecería de lógica… ya lo dijo “ella”, tengo que elegir bien a las personas que harán mi destino en la nave… para así poder salvar yo a Toshiko y al resto… vamos a ver maldito insecto quien se ríe mejor cuando tu “sniper boy” haga su trabajo —pensaba mientras se dirigía raudamente a su habitación, abrió la puerta y en su cama había un portafolios morado, con signos de viscosidad presente en la manilla, viendo esto, sólo cerró la puerta y no salió de ahí por largos minutos sin hacer ruido alguno, olvidándose de ir adonde Steven.

En la habitación de Toshiko, el reproductor de música hacía sonar una música melodiosa, la vocalista interpretaba una canción lenta y suave. De éste, unos pequeños parlantes salían de la superficie, esperando la orden de voz de la dueña, la cual lucia sólo con la toalla que cubría la mayoría de su cuerpo, hacía rato que estaba únicamente con esa vestimenta y en ese preciso momento se secaba el pelo en una silla en donde se sentaba y se hacía rodear por un mecanismo de microondas, las cuales de forma rápida lo iba secando dejándolo sedoso, tal cual le gusta a ella. Mientras escuchaba la melodía, con su orden de voz hacia aumentar el volumen en el estribillo, solía levantarse de donde estaba secándose el cabello y bailaba al son de la sinfonía, para luego de una breve coreografía en donde lucia sus hermosos brazos y piernas, termina agachándose, poniéndose de rodillas y acabando el baile con las manos hacia delante y la cabeza inclinada. Luego de la canción, Toshiko se levantaba e iba dando saltos de ballet hacia el closet, donde Mónica anteriormente había sacado una prenda especial cubriéndola de un plástico protector para diferenciar la ropa que llevaría al espacio; la heredera Siphelia la observó detenidamente, y sin hablar ninguna palabra, sacó el traje y lo colocó delicadamente encima de su cama. Al momento que hacia eso, Mónica tocaba la puerta para entrar, la fiel secretaria había terminado todo su trabajo y solo quedaba la pieza de missia Toshiko para embalar y llevarla a la lanzadera espacial. La heredera Siphelia logró percatarse que la puerta estaba siendo tocada por la niña soviética por el dócil sonido de la puerta de roble provocado por sus blancas manos, y caminó pausadamente hacia la puerta.

—Pasa —dijo Toshiko al abrir la puerta y viendo a Mónica un poco avergonzada de verla solo con una toalla— ay Mónica, no tengas vergüenza, desde el primer día que me has visto así en la mañana y cada vez que tomo un baño.

—Sí… perdone missia, la ayudare a vestirse de inmediato —le dijo Mónica entrando a la habitación con la cabeza mirando hacia abajo— vine también a decirle que todo está listo y sólo faltan las habitaciones de su contingente de seguridad y su habitación, que serán llevados en un aerocamión apenas missia esté lista — en esto saca el traje del plástico, éste era un bello traje de una pieza verde oscuro, con bordados dorados en los costados, que simulaban el ave de la Familia, era una pieza ajustada y acompañada con una capa de un color verde más oscuro de seda, el burdeo y el verde eran los colores que más le gustaban a Toshiko, pero estos tenían que ser trajes de una pieza, largos y ajustados para lucir su figura.

—Bien, entonces está todo listo y preparado cuando lleguemos a Colonia, ya no aguanto las ganas de irme de aquí. Mónica, mi familia me desprecia siendo que le di todos mis mejores esfuerzos y le di un millón y más de satisfacciones —dijo la heredera Siphelia sacándose la toalla y colocándose lo que la asistente le pasaba, que era la ropa interior, también verde oscuro, del color del traje; luego, Toshiko se da vuelta para que la asistente le abroche el sostén— ¿Mónica, seguro quieres ir conmigo?, si quieres, para que no te vayas a la nueva Unión Soviética, te puedo dejar a cargo de la logística acá en la Tierra si lo deseas —le dijo Toshiko mirando a los ojos a una Mónica que estaba además de nerviosa por tener la belleza de la heredera a centímetros y en ropa interior, sumada por la conversación que había tenido con Thomas  anteriormente.

—Mi señorita, estoy segura de lo que hago, la seguiré donde sea, y daré mi vida por usted — le dijo erguida mientras que Toshiko la mira fijamente dudando de su actitud.

—Mónica… ¿hiciste todo lo que te pedí que hicieras cuando me fui a la FOA?, ¿no me estas ocultando algo? —preguntó Toshiko a la secretaria que por la pregunta, lanzó un suspiro de alivio ya que la conversación se había desviado del problema de saber que posiblemente morirían.

—Sí missia, hice todo lo que me pidió: arreglé sus cuentas, distribuí sus dineros comunes de la empresa a su cuenta personal, conseguí la firma de su madre para poder transferir aquellos dineros y preparé el contingente de las naves de Gladys, los traté y los alojé a todos y todas por una semana para el chequeo médico antes de embarcarnos al espacio —decía la asesora personal mientras ayudaba a Toshiko a colocarse el vestido y a sujetarle el cabello para que no llegase a pasar a llevar el cierre térmico del traje. Ésta la miraba todavía con duda, algo sabía que estaba mal, ha estado sólo dos semanas y algo más con Mónica, pero sus ojos y sus manos blancas, que ahora tenían un color rojizo indicaban algo extraño.

Mmm… que extraño el comportamiento de esta rusa, nunca antes se había comportado tan… tan… nerviosa, algo sabe, algo oculta… o quizás solo sea el nerviosismo del viaje… mmm… por lo menos trabaja muy bien, creo que la mandare a cargo de la nave militar, ella sabe mejor que yo los mecanismos de “Liebe” ya que pese que estamos poco tiempo juntas, ella se encargaba del ensamblaje en Gladys CO. y no la necesito tan cerca mío, ya que para eso en la nave nodriza estarán Thomas  y Pamela acompañándome, sí,… prefiero tener gente de confianza en las otras naves —pensaba la heredera Siphelia, mientras se sentaba para que la soviética le peinara sus suaves y largos cabellos antes de colocarle el moño que siempre le gustaba ocupar.

—¿Desea algo más missia? —preguntó la asesora cuando ya tenía el cabello de la heredera peinado y dedicado a ponerle el broche en el pelo —disculpe si me nota nerviosa, pero es la primera vez que salgo del planeta y eso me tiene un poco tensa.

—No te preocupes rusa, el viaje al espacio es más tranquilo que el de avión de la nueva URSS al imperio Siphelia, aparte estarás segura, los accidentes y explosiones en las naves espaciales son nulas, así que despreocúpate porque nada va a pasar —respondió Toshiko mientras se veía el moño en el espejo gigante que tenía al lado del closet, mientras que la secretaria se colocaba el pelo detrás de la oreja y se arreglaba la posición de sus lentes, ocultando su discrepancia a los últimos dichos— ¿vamos?, ya es hora, colócame la capa y abandonemos esta pocilga— dijo la heredera mientras se colocaba frente a ella.

Al estar lista, Toshiko sacó de su closet un portafolio negro y revisó que nada se quedara en la pieza, luego ordena a Mónica abandonar la habitación y a la vez que mande a los encargados de logística que desvalijen la pieza y que la envíen a la lanzadera. Al salir de los aposentos, la heredera deja la puerta a medio abrir y se dirige junto con su asesora a la escalera principal, en donde se encontraba Lynda, su madre, quien estaba esperándola en la entrada de la casa. Ella habría escuchado toda la discusión con Steven y se sentía preocupada por lo que pudiera pasarle a su hija, ya que ella era la marca de la familia, y era una gran responsabilidad mandarla, o que simplemente escapara al espacio sin tener un respaldo de éxito. A la vez, se sentía feliz porque Toshiko iba a lograr lo que por muchos años la familia había aspirado, que era la conquista del universo. Mas Toshiko no sentía esa misma felicidad para con su madre, pues según la niña esmeralda, aunque era tierna y cariñosa con ella, podría ser igual o mucho peor que su padre.

—Mamá, ¿qué haces acá abajo? —preguntó Toshiko de forma insidiosa mientras bajaba la escalera de manera lenta con el fin de no arrugar el vestido verde. Al lado iba Mónica, quien estaba mirando el cuaderno de anotaciones que tenía en la mano y escribiendo algunas cosas— ¿te vas a compadecer de mi por el acto heroico que realizaré? O quizás es solo para burlarte de mí, ya que eso está de moda.

—Hija mía, no digas esas cosas, tú sabes que te quiero mucho y aunque no quise escuchar, de igual forma la discusión con tu padre llego a mis oídos —le respondió Lynda mientras se acercaba a la escalera— solo quiero que estés bien, y si te permites ir al espacio para colonizarlo, tienes todo mi apoyo —recalcó.

—Era lo menos que podía esperar de ti, madre, pensarás acompañarnos, supongo —decía Toshiko en tono irónico mientras que Mónica se colocaba la mano en su oído para escuchar mejor el auricular que tenía y asentir mientras lo hacía.

—Sí, te acompañare y serviré para las cámaras cuando te vayas, posaré llena de felicidad y luego regresare a casa a llorarte, ¿eso es lo que querías escuchar?, ¿no? —Lynda se puso a sollozar un poco mientras Toshiko la abraza tiernamente sin decir una sola palabra. Mónica por su parte asentía con más profundidad y se saca el auricular del oído.

Missia, los vehículos están dispuestos, serán terrestres como usted lo dispuso —dijo la secretaria obedientemente, mientras Toshiko dejaba de Abrazar a su madre y el contingente de seguridad, Thomas  y Pamela, salían conjuntamente de sus habitaciones hacia la escalera principal.

—Jajaja, como relojito los militares, está bien, ojalá que todo funcione así en la Gôttin y por a, b, c motivo no se manden algún error estúpido y digno de una pateadura, por cierto, Mónica, tú irás en la Liebe y la vas a comandar —dijo Toshiko mirando a los agentes bajar por la escalera y a Mónica quien quedaba impresionada por la orden.

—¿Yo?, ¿comandar una nave?, pero eso es… ¿está segura missia? —preguntó la secretaria mirando tocadamente a Toshiko quien sólo miraba al contingente que ya estaba dispuesto en el primer piso y saludaba respetuosamente a Lynda.

—Sí, confió en ti, lo harás bien, si hay una revuelta de militares, a los insurgentes los matas, no importa que quedes con diez, pero que esos diez vayan a la muerte contigo, ¿está claro? —le dijo la heredera a la asesora quien no podía creer la gran responsabilidad que le habían confiado, ella pensaba que podía servir para aminorar las muertes en una posible explosión, pero luego se daba cuenta que la misión que le habían encargado se superponía a toda detonación, era el destino la que la hizo comandante de “la enamorada”.

—Como usted mande missia —asentía haciendo una reverencia la secretaria, ahora comandante de la nave Liebe— señorita Toshiko, los vehículos ya están apostados, es preferible por el trayecto y el tiempo de demora que ya nos fuéramos —recomendó sutilmente mirándola fijamente.

—Sí, tienes razón… ¡ya inútiles! —dijo la heredera a los agentes— ya podrían haberme matado los francotiradores orientales si hubieran querido y ustedes parados en la escalera como tontos, ¡vamos!, hay un millón de cosas que hacer —refunfuñaba mientras le hizo un gesto a la secretaria para que abriera la puerta, ya todo estaba dispuesto para la aventura más escalofriante que ha hecho el ser humano en los últimos cincuenta años.

—¡Ja!, no hubieran podido matarte los ficticios francotiradores… ocultas muy bien la cabeza en cualquier posición, el tiro hubiera sido fallido y la bala, sea por donde sea, habría salido rebotada desde la cabeza hacia el exterior… lo entretenido es que no sabes que yo lo sé —pensó Thomas  mientras le hacía la seña a Pamela a que se adelantara a Mónica en salir para proteger la salida de la heredera y de su madre— muy bien missia Lynda, colóquese detrás mío para la salida, así la cubriré hasta el automóvil— le dijo a la madre de Toshiko, mientras ella asentía de manera políticamente correcta y se colocaba atrás de Thomas . Así, Pamela comandaba el grupo que iba hacia los vehículos, seguido de Mónica, Toshiko, Thomas  y Lynda respectivamente.

De pronto, Thomas  logró percibir algo al costado izquierdo de la casa que estaba raramente colocado, las ramas estaban dispuestas para que tapara la vista desde la entrada de la casa y de ahí hasta la salida, de los matorrales a medida que iba caminando hacia los vehículos, al costado derecho de la casa, también las ramas y matorrales estaban dispuestos de esa forma y eso empezó a ser signo de sospecha para Thomas , perfectamente, podría ser un ataque de hileras o un ataque de flancos con armas de grueso calibre, o simplemente un sniper colocado en cada matorral, uno apuntando a Lynda y el otro a Toshiko, perfectamente podría ser así viendo los tiempos coyunturales, por este motivo no duda advertirle a la niña esmeralda de lo sucedido.

—Toshiko, en dos segundos rompes fila y te vas corriendo al auto ¿entiendes? —le decía casi sin modular, pero silenciosamente.

—¿Y mi madre? —le respondió a Thomas  quien ya estaba en disposición de sacar su arma de servicio.

—¡Ahora! —le gritó Thomas  a la heredera, quien corrió rompiendo filas hacia el auto, Mónica no entendía que pasaba, pero Pamela rápida y bruscamente la toma por la blusa y la introduce al auto mientras cubría a Toshiko quien ya se apresuró en entrar al vehículo. Thomas , por su parte, tomó a Lynda por la cintura y se puso detrás de ella haciendo un escudo humano con su cuerpo, saca su arma de servicio y al momento desde los matorrales empiezan a disparar a metralla. Pamela se logra refugiar tirándose al piso dispara contra el matorral izquierdo, mientras que Thomas  de pie y en posición de escudo, logra abatir de un disparo certero a la cabeza al pistolero desconocido que estaba a la derecha, así le resulta más fácil hacer el escudo. En seguida, hace subir súbitamente a la madre de Toshiko en el mismo vehículo en que estaban las otras dos víctimas.

—¡Pamela!, ¡súbete y escapa! —gritó a la Mayor quien estaba soportando la metralla, que no sólo afectaba a Thomas , quien estaba semiagachado esquivando los disparos, sino a los vehículos que habían sufrido impactos de bala y ya uno de los tres, el primero a vista del pistolero, estaba expeliendo humo negro— Pamela, súbete y no pares el rumbo hasta la lanzadera, vamos ¡anda! —le decía mientras la cubría con disparos resueltos hacia el matorral. De pronto, el auto que estaba al principio explota, emanando llamas junto con un humo denso y peligroso que podía hacer escapar al terrorista. Esto lanza a Thomas  por los aires y los gritos de miedo y de terror por lo sucedido de las tres integrantes del sequito imperial no se hicieron esperar, mientras las balas ya estaban impactando el segundo automóvil y Thomas  no podía ver nada por el humo, entonces los disparos se incrementa del lado donde estaba todavía vivo el terrorista. Por otro lado, Pamela estaba media desenfocada y sorda por los disparos que eran muy ruidosos y avasalladores, Thomas  al ver el estado de la Mayor, abre la puerta delantera del auto imperial y la lanza como puede, haciéndole la seña a un paralizado conductor para que avanzara pasara lo que pasara. Mientras el auto se mueve, Thomas  se sube por la parte del parabrisas, haciendo estallar en histeria a las tripulantes con gritos para que se bajara por el peligro de ser atropellado. Mónica tenía ataque de Pánico, Toshiko estaba toda despeinada y preocupada por la situación del automóvil y Pamela en el asiento delantero intentando que el chofer del Mercedes se detuviera para llevarse a Thomas  también.

—¡A toda velocidad!, ¡ahora! —gritaba el agente al conductor mientras las balas hacían explotar el segundo auto lanzándolo hacia donde estaba acelerando el auto de Toshiko e impactando por el costado delantero, donde se encontraba Thomas , el impacto hizo que este fuera lanzado cruzando el auto y cayendo secamente en el asfalto golpeándose contra la fuente que servía de rotonda, ahí, Pamela, Toshiko, Lynda y Mónica gritaban desesperadas para que el conductor se detuviera para socorrerlo, pero la orden ya estaba hecha, el chofer no detuvo la marcha y el vehículo chocado, pero aun en pie, escapó raudamente por la entrada principal. La reja de acceso estaba abierta y sola, puesto que los soldados de guardia habían ido al sitio del suceso, así que el automóvil con el sequito partió a toda velocidad a la lanzadera de Colonia, pese a los gritos desesperados, sollozantes, plagados de llanto y de forma doliente de las cuatro mujeres. Thomas  por su parte sólo se tocaba la cabeza viendo que no hubiera sangre y vigilando que el tirador siguiera cerca del matorral, lo cual estaba en lo correcto, el terrorista seguía en el rango. Estaba completamente knock—out pero aún así tenía que viajar a colonia y además eliminar al metrallero.

Mierda, mi cabeza, todo me da vueltas, no puedo disparar sin fallar, si fallo el tirador sabrá donde estoy y me liquidará, sólo espero que el humo no se disipe fácilmente —pensaba mientras apuntaba vacilantemente hacia el humo de los autos— sólo me queda pararme y correr hacia el matorral— dijo mientras veía que los soldados de la entrada recién llegaban al sitio del atentado— ¡Cúbranme! —gritó mientras se levantaba y se colocaba a correr entremedio del humo. En seguida pasa por sobre los autos y la llamas y en ese instante los soldados empezaron a disparar al matorral, recibiendo la respuesta del metrallero, lo cual era la trampa perfecta, ahora Thomas  sabía dónde estaba, llegó rápidamente al matorral y apuntó a la cabeza al tirador que sólo atinó a bajar el arma y a poner sus manos en la nuca.

—Me rindo —dijo, mientras veía a los soldados y personal policial que había llegado al lugar acercarse a los matorrales. Inmediatamente se colocó de rodillas.

—¡Quién te mandó! —preguntó agitadamente Thomas  quien no podía con el dolor de cabeza.

—“Ella” —respondió.

—Entonces asume tu destino —sentenció y le disparó en la cabeza al tirador, a vista y paciencia de todos los que ya estaban reunidos alrededor apuntando también al terrorista. La cabeza de este explotó dejándole un hueco en la cabeza y lo tiró hacia atrás haciendo caso omiso a su posición de rodillas. Los soldados quedaron sorprendidos puesto que el terrorista se había rendido y aún así Thomas  le había disparado a quema ropa, pero sabían que no podía permanecer vivo por mucho tiempo, tampoco sabían quién era ella así que mientras más misterio había, menos posibilidad existía de que permaneciera vivo.

—Señores, quiero juramento de silencio, el enemigo cayó en batalla y en presencia de todos, ¿¡está claro!? —Thomas  se puso en posición firme mientras decía esto en forma de orden venida de la segunda autoridad imperial, aunque esta se encontrara semi inconsciente y con los ojos rasgados por el dolor de cabeza.

—¡Sí, señor! —respondieron todos a coro y de forma enérgica, haciendo descansar un poco el espíritu de Thomas .

—Sargento, —le dijo a uno de los soldados que estaba parado y guardando su arma de servicio, este había llegado primero al lugar y había cubierto al Teniente —le tengo una misión, quiero esto limpio en diez minutos, sin autos, sin cuerpos, sin sangre ni cerebro esparcido por la casa, es una orden. La segunda misión, quiero en un minuto un aeroauto con un gran maletero que me lleve a Colonia… el tiempo se cumple a partir de ¡ahora! —exclamó enérgico el agente de seguridad al soldado quien escuchaba atentamente el mandato.

—A su orden mi Teniente General —contestó el Sargento yendo rápidamente a delegar funciones de limpieza a los soldados de bajo rango y también partiendo él mismo a buscar un aeroauto para el viaje a Colonia. Así, la primera experiencia de peligro puso a prueba el mando de Thomas  y la eficacia en la seguridad de Toshiko y junto con esto, reforzó la idea que el contrato seguía en vigencia, esta vez, en la etapa dos.

Mmm…buena iniciativa de “ella” para probarme, o quizás para armarme de valor para las futuras confrontaciones… esto lógicamente me sube el ánimo… pero aún así, tengo que tener cuidado con todo y observar todo lo que este a mi alrededor —pensaba Thomas  mientras esperaba el vehículo y se tocaba la nuca, ya que aunque el mareo y el estado de knock—out ya habían pasado del todo, todavía le dolía la cabeza.

Mientras sucedía la ejecución del terrorista y la limpieza en la casa de campo Siphelia, el automóvil de Toshiko y las otras tres mujeres se dirigía raudamente a la lanzadera. Nadie miraba el hermoso paisaje de los árboles rodeando la carretera, los grandes robles que fueron colocados para el sublime panorama que daba con la combinación con la carretera de cemento blanco y las líneas demarcadas de color amarillo. Las tripulantes estaban todas cabizbajas, Mónica estaba llorando y con el rostro demacrado, no sabía lo que había pasado, sólo había presenciado a Thomas  azotarse contra la pileta, los disparos, las ráfagas ruidosas de los terroristas, la explosión de los autos, y agradecía a la astucia del Teniente general por haberla salvado, aún así, se sentía triste, lloraba sin hacer ruido y miraba a Pamela. Esta al principio reprendió en forma enérgica al conductor, hasta el punto de golpearlo para que se detuviera y volviera al sitio del suceso, pero después se dio cuenta que el chofer también era militar y que no sacaba nada con retractar esa orden de llevarla a la lanzadera puesto que el que había dado la orden, era alguien de mayor rango que ella, así que después de hacer escándalo sin efecto, se sentó en la butaca del auto, sacó su arma de servicio, le reviso las balas, e hizo de tripas corazón, secó sus lagrimones que habían salido de forma continua al abandonar a Thomas  y reiteradamente se daba vuelta con la arma en mano para revisar por el vidrio de atrás si había algún auto siguiéndolos.

—Toshiko, por su parte, estaba mirando hacia abajo por la ventana, echaba un vistazo al camino que estaba construido de forma escobillada, estaba callada, no sabía que decir o siquiera pensar, sólo miraba hacia un costado, mientras brotaban sus lágrimas espontáneamente desde sus ojos esmeralda. Lynda, al medio, entre Mónica y Toshiko, se encontraba tranquila, ya había pasado por esto, atentados terroristas en el inicio del año le habían costado la vida al agente de seguridad que estaba de turno, y en una situación parecida el soldado llamado Bryan, de origen inglés, había muerto en servicio, salvando la vida de la señora del Imperio Siphelia.

Mientras Pamela se daba vuelta de su asiento a mirar la carretera, escuchó un pitido agudo, característico de su auricular, rápidamente dejó el arma de servicio arriba de la guantera del Mercedes y se levantó un poco para sacar su auricular que tenía una luz roja que indicaba una llamada entrante, se lo colocó en el oído y escuchó la voz de la operadora.

—Mayor Miller, tiene una llamada privada del Teniente general Stephenson —decía la voz femenina y armoniosa al otro lado de la línea —conecto en 3… 2… 1… conectado.

—¿Me escuchas Pamela? —dijo una voz borrosa y entrecortada.

—¡Thomas ! – contestó la Mayor General mientras estallaban en llanto Mónica y ella, sin duda una explosión de felicidad, mientras Toshiko sacó la vista del camino y se puso al pendiente de lo que estaba hablando Pamela, era cierto pensaba ella, estaba vivo— mi niño, ¿estás bien?, dime que pasó, ¿dónde estás? Cuéntame, estamos todas desesperadas por ti —le dijo sin lograr escuchar bien todo lo que recibía.

—Pamela, por ningún motivo vengas para acá, llévalas a la lanzadera de inmediato, yo estoy bien, me golpeé en la cabeza, pero sin ninguna complicación, estoy tranquilo y esperando que me manden un aeroauto para ir a Colonia, ustedes no se preocupen por nada, no te escucho muy bien, mi auricular está dañado, pero los documentos de mi portafolios están sanos, las maletas están todas bien, los súbditos todavía no habían cargado las maletas en los autos así que se las llevaré, no puedo hablarte más, porque me zumban los oídos y esta cosa esta mala y me raspa, nos vemos en la lanzadera, cuídense y que estés bien… a propósito, cuidado en los costados del camino, cuando lleguen al comando espacial preocúpate de la gente que se acerque al vehículo y dale a Mónica un arma para que vigile el otro lado del carro, nos vemos… se produjo un silencio y luego se escuchó la voz de la operadora informando que la llamada ha sido cortada por el Teniente General. De todas maneras, era lo justo y necesario que quería escuchar Pamela, ahora sus lágrimas eran de tranquilidad, igualmente las de Mónica y Toshiko, Lynda sólo esbozó una sonrisa, la cual daba a entender que Thomas  era más hábil que los demás agentes que habían muerto por los mismos atentados años antes.

—Mónica, toma esta, es automática, apunta y aprieta el gatillo, aquí también está el cargador, al acabarse las municiones, se sale solo el cargador vacío e insertas el nuevo ¿entendido? —le dijo la Mayor pasándole una pistola plateada, pulida y lisa, es decir, de una sola pieza—. ¿Sabes ocupar armas cierto? —preguntó como si ya supiera la respuesta.

—Sí señorita Pamela, al momento de ser empleadas públicas de la madre Rusia, lo primero que tenemos es enseñanza de control y posesión de armas, así que no se preocupe —le respondía la secretaria de manera segura.

Mmm... novedoso lo que dice ella, si la entrenaron para manejar armas, es lógico que le dieron entrenamiento militar, entonces había escuchado la conversación de Toshiko con Steven… pero aun así coqueteo con Thomas …maldita, por lo menos sé que te irás en la tercera nave —pensó Pamela rebobinando lo que había pasado en la casa de campo. Pero aún viendo las intenciones de la secretaria, se quedó tranquila porque por lo menos Thomas  estaba vivo.

Los minutos pasaron rápido desde la carretera hasta el portón de seguridad del puesto de comando, durante el camino ya se veían más tranquilas las tripulantes, sabiendo que Thomas , independiente de que haya recibido un golpe en la cabeza, estaba a salvo, incluso tal golpe sirvió para que bromearan entre ellas, alivianando el ambiente antes de llegar al gran centro de comando espacial, donde, por cierto, habría cerca de 20 millones de personas, en el mitin de gente más grande en la historia del Universo. El automóvil tomó la calle lateral, donde millares de personas se aprestaban con interés y entusiasmo hacia este para ver algún rostro conocido, muchos con pancartas de ánimo y cariño hacia missia Toshiko y hacia la familia del imperio económico más grande de la Tierra, además, la prensa que había ido de avanzada estaba apostada en la entrada junto con la sin acreditación, aún más cerca de estaba del auto, puesto que era la única ocasión de presenciar a la heredera. Sobre ella, algunos rumores ya la habían unido a la tripulación de la nave madre (cosa que era cierta) y también atisbaban con sorpresa y extrañados las magulladuras de la carrocería, pero pese a la aglomeración de gente y de periodistas, el dispositivo de seguridad funcionó a la perfección y el coche entró a la reserva espacial bajando hacia el estacionamiento subterráneo. Al salir, las cuatro mujeres se dirigieron al portal de preparación espacial rápidamente, donde dentro de unas horas, en el anochecer de la ciudad de Colonia, saldrían con destino a las naves más grandes y poderosas jamás hechas por el hombre, las ahora llamadas por los órganos acreditados, “Musas Siphelia”: Diosa, Esperanza y Enamorada, todas comandadas desde el interior por Gladys.

Por su parte, Thomas  se dirigió de la casa de Campo al Hangar donde se ubicaban los aeroautos. Allí, el sargento mandado de apellido Rojas se disponía a hacer arrancar el vehículo y ordenaba a los súbditos que se habían quedado con el equipaje que lo enviaran a la maletera de éste. Por su parte Thomas  había pedido unas pastillas para el dolor de cabeza y un periódico del día después del despegue, cosa que era posible por la subscripción a los diarios vía casilla de correos en realidad virtual, ellos mandarían el Diario en forma de newsletter con los principales titulares y las noticias en desarrollo según la marca del producto. Mientras esperaba eso, ayudó a Rojas en la preparación del aeromercedes, todo esto, sin despegarse del portafolio que había estado en su cama misteriosamente.

—Rojas, ¿qué tienes planeado hacer después de que despegue el prototipo? le pregunta Thomas , mientras este acarreaba algunas cajas selladas al maletero del mercedes y recibía de parte de una súbdita, las pastillas y un vaso grande de agua.

—Después de esto, me darán libre y estaré de vacaciones, hace años que no las tomo, y esta es la ocasión ideal, mi Teniente, lamentablemente no pasé el concurso para ir en las naves Gladys —le respondió respetuosamente Rojas a Thomas  mientras apilaba lo que le había pasado.

—Bien, te tomarás las vacaciones en otro planeta, te irás conmigo en la nave Liebe y ayudarás a Mónica, la secretaria de Toshiko —dijo secamente y de forma planificada— luego de eso te dejaré libre por el tiempo que quieras ¿está bien? —le preguntó el Teniente General al Sargento quien se mostraba sorprendido y a la vez alabado, iba a servir en misión con la segunda antigüedad más importante del imperio y más encima iba a vacacionar en un planeta lejano.

—Señor, disculpe, no… no entendí muy bien… —tartamudeó  el soldado mientras Thomas  lo miraba con una sonrisa que expresaba su tranquilidad y a la vez su confianza por el militar.

—Lo escuchaste claro y fuerte, quiero que el Sargento Alex Rojas se encargue junto con la secretaria y asistente personal de la heredera Siphelia de la nave Liebe para el proyecto Gladys, eso… quiero que te embarques y que vayas a otro planeta, después podrás descansar lo que quieras, ahora anda a preparar tus cosas, nos vemos en la lanzadera —repitió Thomas , demostrando más seguridad en sus dichos y además, junto con esto, le pasó un papel con unos números— este es el código de acceso al sector preparatorio para el despegue, después de esto, encuéntrame en una de las cabinas higiénicas —le dijo mientras se introducía a la aeronave que estaba lista para partir. Al momento que subió, Alex hizo la despedida militar correspondiente y con una sonrisa fue corriendo hacia la casa para buscar sus cosas y decirle a los súbditos que le preparaban otra nave y un dispositivo de logística para que guardaran todas sus cosas.

Entonces, Thomas  accionó el control de mando de la aeronave y presionó unos dígitos que encienden el motor aerodinámico y guardan las ruedas para dejarlo en posición flotante, luego de esto, hizo reversa en los controles y encendió las luces de la nave, ya que estaba oscureciendo rápidamente, apretó el claxon recibiendo el saludo correspondiente de despedida de los soldados que estaban haciendo la limpieza y la reverencia de los súbditos y súbditas que estaban en el lugar. Junto con eso, y en una acción totalmente inesperada para todos, Steven sale hacia el balcón del tercer y último piso para presenciar la salida del Teniente General, viendo este al dueño del imperio, salió raudamente hacia el portón de control para dirigirse a la lanzadera. Al momento de salir, el segundo portafolio que había dejado en el asiento de atrás, donde guardaba su tablero digital, empezó a encenderse, es ahí donde Thomas  inició el piloto automático y con la referencia de voz del lugar de destino, se pasó para el asiento de atrás y sacó la computadora con una luz roja titilando, la cual informaba que había llegado el diario que le había pedido al súbdito. El titular decía: “Se inicia la empresa interespacial de la familia Siphelia”, y en otro, más sensacionalista, ¡Comenzó la conquista del universo!, pero en los dos, aparecía la misma noticia, la oficial del imperio:

“Las características de Gladys, la <hija> de missia Toshiko”

Por Alexander Mirasato, Gladys CO.

El prototipo experimental Siphelia, construido desde el año 196 D.D, tiene un mecanismo de autocontrol llamado Gladys, ésta lleva todos los procesos automatizados y manuales de la máquina, localiza el lugar exacto y los posibles destinos a aterrizar; los primeros experimentos científicos son realizados por el prototipo, el que muestra con toda la objetividad. Si todo eso sale de manera adecuada, se dará paso a la construcción de las primeras estructuras, calles, edificios públicos entre ellos el palacio real, que será construido en menos de seis días—, Las principales estructuras arquitectónicas serán hechas en menos de diez jornadas, y tendrán todas la misma ubicación, en el centro de la ciudad, junto con zonas comerciales macroeconómicas, zonas de entretención y la torre mundial, el edificio más grande de todo el universo conocido, donde albergará telecomunicaciones (por su altura), tiendas comerciales, reuniones internacionales y será, momentáneamente, edificio del nuevo senado que consta de más de 150 senadores ya electos. En la zona de la periferia, se ubicaran las casas y, en general, todo el barrio residencial y comercial, también en esa zona se ubicará toda la industria no contaminante y los laboratorios científicos destinados a la investigación del planeta colonizado. Finalmente en los cerros próximos a la ciudad se encontrarán los observatorios espaciales y las antenas de tele-virtual comunicaciones, que serán las primeras en ser construidas por la maquinaria de la tercera nave especialmente dispuesta para ese propósito, y así facilitar el contacto con la Tierra.

No solo Gladys CO. tiene la posesión del prototipo Siphelia, sino también el nuevo imperio Romano le ha comprado el sistema Gladys, el cono sur de América y la Confederación Americana, por ello, las naciones se han puesto de acuerdo sobre las posibles tierras que puedan obtener, así, se evita un conflicto y un posible el derramamiento de sangre, todo efectuado antes por la familia Siphelia y la compañía del prototipo espacial, Gladys CO. De este modo, si llegan a un mismo planeta no habrá guerras intestinas entre humanos.

La elección del terreno se basa en experimentos científicos y cartográficos espaciales con ayuda de los telescopios más sofisticados que jamás se hayan hecho, por consiguiente es fehaciente el lugar exacto donde hay un planeta, ahora no se sabe si en ese planeta haya agua para el consumo humano, pero sí se sabe que tienen características terrestres: suelo firme, temperatura adecuada, atmósfera y delimitaciones de terreno, entre otros.

Finalmente, el prototipo Gladys CO.  Facilitará la vida de los más de 12 millones de personas que en estos momentos están viajando en las tres musas Siphelia, dará el lugar necesario para la conquista del espacio y el posicionará al hombre como el ser supremo de todo el universo…(noticia en desarrollo).

Jajajaja, y pensar que esto lo había escuchado millones de veces en el ejército, pero siempre supuse que eran mitos, ahora es todo lo contrario, dentro de pocas horas el destino de esas 12 millones de personas dependerá de mí, y yo voy a ser el único en poder cambiar el futuro de aquellos seres humanos… y de Toshiko —pensó Thomas  mientras cerraba el tablero y se colocaba en el asiento delantero, sacaba el piloto automático, colocaba música y se dedicaba a manejar hasta la lanzadera, que estaba a pocos kilómetros de donde se encontraba. En esta, todavía se encontraban millares de personas colocadas en la entrada del comando espacial, ahora más periodistas sin acreditación, y desde el aire se veían la mayor aglomeración de personas jamás vista entrando a esas naves poderosas en la que la más grande, la parte esférica, es del tamaño de ¼ de la Luna, y lógicamente puede ser vista desde el espacio y abarcaba sombra para la mayoría del territorio del imperio Siphelia, pero estaba perfectamente acoplada solo al territorio (que también es gigantesco) del comando espacial. A los minutos de leer la noticia, la nave de Thomas  baja de altitud y se dirige al portón, la gente se agolpa para presenciar quien venía y al ver, Thomas  es recibido por una gran ovación, al parecer se habían enterado del atentado terrorista y que él había salvado la situación. El Teniente sólo levantó la mano en señal de saludo y prosiguió su camino, encontrándose con el portón de acceso y diciendo la clave para luego entrar al subterráneo, en donde estaba el sector de preparación espacial.

—Soldado, vendrá otro automóvil, así que déjelo pasar al acto —dijo Thomas  al salir del auto a un soldado que le abrió la puerta subordinadamente— su nombre es el sargento Alex Rojas, va a cargo de la Liebe— decía mientras abría la puerta trasera para sacar su maletín y el portafolios con tintas moradas.

—Como usted diga mi General —respondió firme el soldado.

Al cruzar esas palabras, el agente se dirigió fugazmente al sector de preparación, en donde una vez dentro se encontró con Toshiko, quien estaba con una bata blanca, estilo hospital, pero aún así bien peinada y maquillada, revisando unos documentos.

—He llegado —dijo Thomas  al verla tan hermosa, pero a la vez pendiente de lo que hacía— el lugar del atentado se ha limpiado y traje conmigo a un sargento que puede acompañar a Mónica en la Liebe.

—¿Y qué quieres?, ¿qué te felicite?, que el tipo se presente al director de misiones, y tú tienes que ir a la enfermería a que te revisen de la cabeza y a hacerte los exámenes, y apúrate porque tenemos poco tiempo y no retrasaré el lanzamiento por un idiota que no valora su vida y que se las da de héroe cuando es sólo un imbécil —dijo enojada Toshiko. La niña esmeralda se encontraba seria, preocupada, como si al que le hubiera dicho eso fuera a un hijo o a su mismo esposo, no lo miró cuando dijo esas frases llenas de disgusto y el Teniente sólo bajó la mirada y se dirigió a donde se encontraba el director de misiones, salió del salón blanco donde estaba Toshiko y se dirigió por un pasillo también blanco, lleno de puertas a los costados con números y letras negras que destinaban a distintos sectores y oficinas.

Al caminar por el pasillo, se encontró con el director de misión, y con la jefa de enfermería, los dos atraparon a Thomas  y lo llevaron a higienizarse para el viaje, lo llevaba uno en cada brazo del Teniente y lo acarrearon arrastrándolo hacia la puerta más grande del pasillo, que servía para camillas. El agente no hizo ninguna oposición al “atraco” y se fue arrastrado por las dos personas con quienes quería conversar. En el salón blanco de higienización, la enfermera lo desvistió regañándolo por la hora mientras el director sacaba un pequeño panel de su bolsillo y escribía con sus dedos todo lo que le decía Thomas , sobre Alex, el equipaje que tenía en la aeronave y las disposiciones de seguridad para el despegue, que el Teniente había revisado durante el viaje en avión a la FOA. Luego de eso, lo encerraron en un cubículo transparente y lo adecuaron para un sector de microgravedad, una “cámara de vomito” especial para viajes interespaciales. Mientras sucedía esto, llegó Alex al salón, y el mismo destino fue para él, lo agarraron entre las enfermeras y lo desvistieron, llevándoselo a otro cubículo que estaba al lado de donde estaba el teniente. El proceso duró cerca de 40 minutos, y al terminar los higienizaron y vistieron con la bata blanca que también tenían las demás navegantes para llevarlos a los camarines especial que tenían los ahora cinco tripulantes más importantes del proyecto Gladys, allí, en pequeños casilleros tenían el traje que ocuparían en el viaje, que es el mismo que podían llevar en la tierra pero con materiales exclusivos para una posible incursión en el espacio. Para Thomas  su uniforme de salida del Ejército, unido a todas las condecoraciones en su abrigo azul con líneas blancas a los costados, lo mismo para Alex, pero estos estaban acompañados de un overol en estilo cortaviento azul compuesto de kevlar y de algodón, que cubría todo el traje que tenían y el casco característico para las misiones espaciales. Luego de que se vistieran los dos y de bromear en confianza acerca de las enfermeras que los habían desnudado, se dirigieron al salón común donde estaban Toshiko, Pamela y Mónica sentadas en los cómodos sofás que había, junto con Lynda que las acompañaba.

—Por fin llegaste, pensé que te habías vomitado entero en la cámara y que no podrías viajar —dijo Toshiko todavía enojada mirando fijamente a Thomas —  no te quedes parado como idiota y preséntame al otro soldadito —le dijo secamente mientras todas miraban a los dos soldados, Mónica con un gesto de admiración hacia Thomas  y Pamela con un ademan de ir corriendo a abrazarlo, lo cual era imposible.

—“Si alguna vez me salvas, yo no seré tu amiga, todo lo contrario, serás condenado como traidor por doblarle la mano a mi destino, un destino que sólo puede ser cambiado por mí y nadie más que yo, así que no te esfuerces soldadito” —recordó Thomas  a cerca de lo que le había dicho alguna vez Toshiko —Sí, aquí esta, el es el Sargento Alex Rojas, el comandará junto a Mónica la nave Liebe —dijo entrecortado el Teniente ante la mirada de las féminas— no me importa que me odies, yo sólo cumplo con mi trabajo, lo siento, ojala que comprendas cuando mi labor esté concluida —reflexionó.

—Así que tú eres el otro soldadito que ayudó en el final al idiota este, también tienes pinta de héroe, a mí los héroes no me gustan, así que no hagas ninguna locura en la Liebe, ¿me escuchaste? —le dijo indicándolo con el dedo mientras ella se iba hacia el sofá con su madre. A él no le impresionaba la forma de hablar de la heredera puesto que ya la había escuchado de esa forma desafiante y sólo asintió a la advertencia. Junto con esto Mónica saludó cordialmente al sargento y se fue a un lado con él para explicarle los dispositivos que había estudiado ella cuando estaba en la fase de higienización mientras Pamela se acercaba sigilosamente al Teniente y al estar junto a él,  puso rígida su mano derecha y le pegó una cachetada.

—Eres un idiota, ¡cómo pudiste hacer esa barbaridad!, no ves que perfectamente podías haber muerto —dijo Pamela con esos ojos brillantes que la caracterizaban, mientras que Mónica y Alex se quedaron mirando a la pareja con aires de extrañeza y Toshiko sólo se preocupaba con su madre por el traje que le había quedado un poco suelto.

—Pero no he muerto, estoy acá y eso es bueno, ¿qué hubiera pasado si yo sucumbo?, no habrías sido capaz de ensuciar tus manos de aceite en la Gladys —se rió Thomas , bajándole el perfil a la acción que había realizado la Mayor, por el número de uniformados que habían en el gran salón.

—Desde ahora no te hablaré más, todo te lo tomas a la broma —dijo Pamela, dirigiéndose al portal del túnel de acceso a la nave, ya que los técnicos les estaban avisando que tenían que subir a la superficie.

Así, los cinco tripulantes dejaron lo que estaban haciendo y cada uno fue saliendo hacia el exterior, subieron la escalera rodeados de técnicos y mecánicos que aplaudían mientras iban avanzando, comandados por Toshiko, Lynda, Pamela, Mónica, Alex y Thomas  respectivamente, ellos seguidos por los tripulantes secundarios del centro de control. Una vez en la superficie, dos gigantes tribunas de gente se levantó de sus asientos y empezaron a vitorear a los Siphelia. Los periodistas acreditados no lo podían creer, los rumores habían sido ciertos y lo primero que hicieron fue sacarle fotografías rápidas a Toshiko que estaba vestida del traje espacial y acompañada sólo de su madre. Finalmente las dudas habían sido despejadas y la heredera del imperio Siphelia iba a comandar la conquista del espacio. La efervescencia de los espectadores y en las casas viendo la transmisión en directo se hizo eufórica cuando mostraron en las pantallas gigantes del comando espacial y en las cámaras de televisión, a Toshiko en su traje azul y a su madre saludando al público. El pasillo entre las dos galerías gigantes, en donde más de doscientas mil personas se habían apostado, era el camino de la gloria, allí, el grupo fue rodeado por millones de flash de cámaras, iluminando los rostros de los tripulantes. Pamela estaba completamente ida de todo acontecimiento, estaba sentida con Thomas  y pensaba cambiar su forma de ser con él, de manera que sólo lo iba a tratar para “lo justo y necesario”, mientras que Mónica y Alex estaban muy entusiasmados y emocionados porque era la primera vez que se hacían famosos y que millones de cámaras los enfocaban a ellos. Thomas  por su parte se encontraba tranquilo y enderezó su cuerpo más de lo común para parecer el súper héroe que iría en la nave principal, cosa que le trajo frutos, puesto que cuando se le enfocó en primer plano en la pantalla gigante, las féminas que se encontraban en el lugar gritaron tal cual hubiera sido una estrella de rock y muchas tenían el amago de desmayarse.

Al llegar al medio de las tribunas, Lynda se despidió de Toshiko.

Cuídate mucho hija  mantén siempre el contacto y cuida de no invadir nuestro planeta cuando ya te hayas asentado —le decía con lágrimas en los ojos— tú eres y serás mi vida, me importa bien poco lo que diga Steven, este prototipo es tuyo, tú lo hiciste y te corresponde todo el crédito, recuerda a tu abuelo y sé la Reina del universo.

—Gracias mamá, si vengo a la Tierra, va a ser sólo para verte a ti, y ojalá que me logre asentar pronto para que tú también puedas ir a mi reino —le respondió Toshiko emocionada. Allí, los flashes y el griterío se hicieron más numerosos, cuando Lynda Siphelia se despide de su hija con un abrazo apretado y tres besos, uno en cada mejilla y para finalizar el beso más sentido de todos, con lágrimas incluidas, en la frente. Luego de eso, la madre de Toshiko pasa a la tribuna preferencial y los demás continúan su camino a las naves las cuales, Hoffnung y Liebe estaban en posición vertical y la Gottin estaba en posición acostada, ya que esta tenía el prototipo Gladys y se comandaba sola.

Sortearon las tribunas que se enanchaban luego de las lanzaderas espaciales a un gigante círculo que era iluminado tal cual un estadio de fútbol o un domo de espectáculos y se fueron por una corredera transportadora que  los llevó rápidamente a las naves. Aquella se detuvo primero en la Liebe, allí se bajaron de la cinta Mónica y Alex, se despidieron de los demás con lágrimas en los ojos, la asistente se despidió efusivamente de Toshiko y Pamela.

—Cuídate mucho rusa, te extrañaré, y procura hacer un buen trabajo – le decía Toshiko mientras estaba siendo abrazada por la secretaria.

—Sí missia, nos encontraremos pronto, Alex me ayudará en todo lo que no sepa o haga mal, así que no se preocupe —le dijo la asistente— ojalá que sea pronto, y ojalá que sea en carne y hueso —pensó mientras apretaba más fuerte a la heredera. También se despidió amorosamente de Thomas  y le pidió en el oído que hiciera todo lo posible por salvar a Toshiko, escuchando perfectamente el Teniente, mas no los otros por el ruido de los asistentes, mientras que Alex se despidió de Pamela junto con Toshiko respetuosamente y con saludo militar muy emocionado ante Thomas , quien respondía con el mismo y un abrazo.

—Cuídate Alex y protege a Mónica— le dijo mientras lo abrazaba.

—No lo defraudare mi Teniente General —le dijo Alex y luego de eso, los dos comandantes de la Liebe se fueron acompañados de personal de seguridad hacia la nave que estaba lista y preparada, con todos los tripulantes y el material cibernético para despegar.

Los vieron subirse a la nave en la parte inferior, y ahí tomarían el ascensor. La cinta transportadora siguió su camino y los tres que quedaron junto al sequito de mecánicos se fueron raudamente a la nave madre. Ésta estaba colocada en el final de la gran explanada del terreno. Al llegar ahí se salieron de la corredera y se fueron con el grupo de técnicos que los acompañaron hacia la puerta de acceso al ascensor del control central, de ahí, dos mujeres de lentes, pelo tomado y con delantales blancos, que suponían iban a estar también en la nave, los acompañaron en la subida a la gran esfera que estaba oscura y sólo estaban habilitadas pequeñas luces que indicaban donde se tenían que sentar, los ahora comandantes de la nave y el camino que tenían que seguir, ya que la explosión de energía, al despegar, iluminaría la esfera en su totalidad y con eso, los reactores nucleares harían la fusión controlada para que se iluminara durante el viaje y estableciera la central de energía.

Wow, esto está muy oscuro —dijo Pamela al pisar por primera vez el suelo de la nave.

—Señorita Pamela, usted se tiene que sentar en la última butaca de la fila —le dijo una de las jóvenes de lentes, que a su vez tenía colocada en ellos una pequeña linterna para ver mejor —usted Thomas , tiene que sentarse en la primera y missia Toshiko tiene que sentarse en el centro para establecer la ignición de la nave —concluyó iluminando a los dos personajes.

Los tripulantes que faltaban se sentaron según las indicaciones de las jóvenes y así se iniciaba la cuenta de preignición que constaba de dos minutos, indicados por la pantalla gigante colocada para los asistentes.

Missia Toshiko, al comenzar el lanzamiento, en las clases que se le hicieron, apretó el botón rojo, ¿no es cierto? —le comentó una de las mecánicas del delantal blanco a la heredera quien se sentaba y un par de técnicos le apretaban el cinturón.

—Sí, ahí se activa el enlace de combustible y también la fusión programada —respondió Toshiko.

—Pues ahora observe —le indicó mientras apretaba un botón que estaba en el costado de la butaca, haciendo encender con luces de litio encerradas en un vidrio de color blanco un centro de comando con un único botón rojo— es el que la va expulsar hacia el espacio —dijo la joven con tono de enseñanza.

—Está bien, ¿y ellos?, ¿qué tarea habrá para ellos? — preguntó Toshiko mirando a los de la comitiva de seguridad— digo para que la recuerden y que no cometan ningún error, porque no tengo la libertad de expulsarlos al espacio.

—Ellos, la estarán apoyando, y tendrán la labor de hacer los controles a Gladys, eso es súper importante, para mantener la dirección del computador principal del cohete —le respondió de forma cordial la joven, que gracias a la luz proyectada en el control de mando central Toshiko supo que se llamaba Fernanda.

—O sea, ellos comandaran a la misma Gladys mientras estemos en el espacio —respondió Toshiko en tono burlesco mientras miraba de reojo a Pamela, quien miraba extrañada a Thomas , pues había escuchado sobre los controles de la Gladys— jajaja, ¡ahora sí que estamos todos perdidos!, nos estrellaremos en Plutón, bueno, gracias por la información.

—De nada missia Toshiko, ahora me tengo que ir al otro prototipo, que tenga éxito, adiós —se despide de la niña esmeralda tomándole la mano cordialmente la que sería jefa de despegue de los prototipos Siphelia.

—Hasta luego, y dale un recado a Mónica —le dijo Toshiko antes de que Fernanda saliera de la esfera— que no se acerque mucho a Alex porque es de la misma calaña que el que está a mi lado —dijo mientras Pamela y Thomas  le echaban un vistazo con enojo a la heredera, sin percatarse de los técnicos que afinaban los detalles de sus butacas.

Al salir la comandante de despegue, se inició una pantalla en el centro de la esfera que también estaba siendo reproducida en la pantalla, era un controlador del tiempo iniciando la cuenta regresiva desde diez, el público que llegó a la base aérea de Colonia, que se estimaban en un millón de personas, sin incluir las otras miles que no habían podido comprar los asientos y estaban en los alrededores del centro espacial, como también los que estaban en las tribunas y los que estaban afuera de ellas, junto a toda la prensa acreditada y los medios que estaban a sólo metros de las tres poderosas musas, estaban totalmente nerviosos, expectantes y gritaban vítores nacionalistas por el buen resultado de la empresa, que se vería cinco días después, cuando la “niebla de telecomunicaciones” se haya disipado y Toshiko, supuestamente tendría que dar una respuesta desde el espacio. Por otro lado, Lynda había dado conferencias de prensa con los periodistas acreditados dando a entender que la decisión de mandar a Toshiko al espacio a colonizar, salió exclusivamente de la heredera Siphelia y la aprobación de su Toshikore, quien había llegado momentos antes del adiós de la nave y se notaba nervioso por el despegue, no dando ninguna entrevista. El conteo se había iniciado y el público coreaba los números que iban saliendo en pantalla.

—¿Últimas palabras soldadillo? —preguntó Toshiko a Thomas , nervioso vigilando que los portafolios, que habían sido traídos con anterioridad por el jefe de despegue que lo había arrastrado en la enfermería, estuvieran bien asegurados al asiento.  

—Ojalá que no seas daltónica y no aprietes el botón azul que está al lado del rojo, ya que abortaría la misión y nos expulsaría de la cabina… Toshikosilla… —contestó irónico el Teniente mientras apuntaba al centro de comando que tenía los dos botones y recibiendo una mirada de odio por parte de la heredera.

—¡Qué simpático! —rió fingidamente Toshiko— no sabía que los soldados de mala muerte como tú tuvieran sentido del humor, y no le pregunto a la miss ejército porque quizás se distraiga y empiece a modelar por la nave… ¡imbécil!

En el puesto de control y en el panel luminoso se estaba revisando el conteo, el público vitoreaba cada número, y mientras más avanzaba, se apagaban las luces de la lanzadera espacial Gladys CO. dejándola en el número tres, completamente a oscuras y presenciando la ignición de las naves, cosa que daba más emoción al espectáculo, la rampla de despegue salió del suelo inclinando la nave Gottin hacia el cielo lentamente.

—3… 2… 1… ¡se inicia el show! —en ese momento, se escuchó el griterío de la gente que estaba en la nave y en el público presente. Toshiko apretó el botón rojo iniciándose la explosión y la fusión controlada, que regularían los científicos en el sector de la central de energía.

Ojalá hubieras sido daltónica —pensaba para sí, Thomas , mirando a Pamela quien se tapaba los ojos al momento del despegue, de seguro, sollozando y con miedo de que pasara cualquier incidente— tendré fe, yo, Thomas  Stephenson, soy el forjador del destino de Toshiko.

El lanzamiento del cohete Gottin fue formidable, toda la explosión del combustible se realizó de una forma impecable, la rampla resistió y la llamarada de combustible iluminó todas las galerías, fue tanto el poderío, que se escuchó un gran estruendo al momento de iniciarse la explosión, fue una llamarada roja que en un corto tiempo se convirtió en una azul y que la expulsaba como cohete lentamente hacia el espacio. Por otra parte, el dispositivo automático funcionó a plena capacidad, luego de la ignición y el vuelo lento y pesado de la Gottin, comenzaron el conteo la nave Hoffnund, la más grande y cargada, pero que a la vez era la más fácil de expulsar al espacio por encontrarse vertical, el conteo también se hizo con vítores y la ignición se realizó sin ningún contratiempo, la gente estaba emocionada, era la primera vez en sus vidas que veían este gran espectáculo, el hombre por fin iba en la conquista del universo y la mayoría de los asistentes eran oriundos y naturales del imperio, a lo cual se abrazaron felices y tocados por la gran labor de Gladys, luego de la Hoffnung que salía expulsada a una mayor velocidad que la Gottin, pese a ser la más grande, se inició el conteo de la Liebe, donde estaban Alex y Mónica. Ambos se miraron, y con ella se desearon éxito, la asistente, ahora comandante de la Liebe al conteo de 3… 2… 1… apretó el botón rojo de la ignición y la nave hizo la explosión necesaria, el público gritó con más fuerza aún, el despegue había sido todo un éxito, el centro de comando de Colonia estaba de fiesta, los técnicos, la base de control en donde estaba monitoreando las tres naves estaban jubilosos, la mayoría de los asistentes en las galerías cercanas al despegue eran familiares de los que iban en las naves, y al momento de despegar se abrazaron todos emocionados, felices y tocados por la historia que estaban escribiendo, finalmente, el día 19 de Septiembre del año 198 Después del Desarme, a las 23:30 hrs, la naves se elevaron al espacio con éxito y desaparecieron en el cielo acogidos por los aplausos vítores, llantos y sentimientos de las personas presentes, además de los grandes fuegos artificiales y juegos de luces auspiciados por la familia Siphelia, para este gran final de fiesta que duro prácticamente toda la noche, y sería recordado para siempre.

Bien Thomas , por fin vas hacia el espacio —pensaba Ella, quien también estaba entre los asistentes— eso quiere decir que has pasado a la fase 2: La salvación de la Gladys… Jesús tuvo a Juan Bautista… Toshiko te tiene a ti… procura no fallar —reflexionaba mientras abandonaba en un auto negro, la dueña de todo mal, al estallido de los felices fuegos de artificio.

20/Septiembre/198 d.d.

Es el primer día de la empresa de descubrimiento. Horas antes, todo había salido correctamente programado, las naves fueron lanzadas de una forma limpia pese al cielo nublado que había en Colonia. La Gottin salió lentamente debido al peso de la Gladys, no obstante, los combustibles funcionaron de manera adecuada y la fusión nuclear hecha por los científicos funcionó a los pocos segundos del despegue, iluminando la nave para que se viera la hermosura del centro de comando. Era una gran esfera, con muchos pisos en forma de terraza y en el centro de esta, estaba un gran cuadrado negro hecho de metal, ahí adentro estaba el cerebro y el gran invento de Toshiko, el gran prototipo Gladys. En el primer piso de la esfera, estaba un centro de comando con tres hileras de mesas computarizadas y también una gran pantalla transparente estilo holograma, ésta daba los monitoreos del espacio y del rumbo, también en la parte delantera, había un gran timón de madera, simbolizando la navegación en el espacio,  y junto con este, habían dos paneles de control con sus respectivas sillas, las cuales se sentaban el capitán y el copiloto para hacer todo el viaje interespacial.

La noche del lanzamiento fue fenomenal, se encendieron las luces y la energía de la nave Gottin se vio en la pantalla transparente con la imagen en vivo de lo que estaban haciendo y a toda la gente que se abrazaba en las galerías, las mujeres y hombres que lloraban por los logros de Toshiko y también se mostraba a la familia Siphelia, a Steven y Lynda abrazados de forma de tranquilidad y de regocijo por ver a su hija en la nave espacial y como comandante simbólico de la Gottin. También los tripulantes vieron la celebración de los fuegos de artificio y las últimas imágenes de la transmisión cuando los asistentes cantaban el himno del imperio. Ahí los que estaban en las tres naves cantaron el Himno de manera mitológica y con lágrimas de emoción en el rostro, lo mismo pasó con Thomas , Pamela y Toshiko, ellos en especial cantaron más fuerte y con más vigor; la heredera por el significado del despegue y por lo que iba a realizar, y los agentes de seguridad porque quizás iba a ser la última vez que lo podrían cantar.

La Hoffnung, luego del despegue de la Gottin, salió impulsada a los pocos segundos, también en aquella, la fusión nuclear fue perfecta y a los pocos momentos se encendió el panel de control y los visores en toda la nave, haciendo emocionar a los tripulantes y tranquilizando un poco a Toshiko, ya que Hoffnung era la más pesada y habían resquemores de que pudiera fallar. Por último, la nave en donde estaban Mónica y Alex también inició la conquista del espacio de manera impecable, Mónica inició la explosión de los tanques y Alex se preocupó de la maniobra, ya que en los momentos de presentarse ante la secretaria, lo hizo por “sargento del Aire”, lo cual le daba el título tácito de piloto de guerra. De esta forma, las tres naves pudieron cantar el himno patrio del gran Imperio Siphelia y observar con regocijo el espectáculo de los fuegos artificiales.

Después de los “abrazos morales”, como lo dijo Thomas , ya que estaban todos sujetos a la butaca, el centro de comando de Colonia se contactó con Pamela y el Teniente para iniciar la fase dos del trayecto, esta es dar hipervelocidad a la nave madre, luego de la estabilización de la nave en el espacio próximo; aunque sólo lo tenía que hacer la Gottin, puesto que las demás seguirían las ordenes de ésta y también iniciarían la llamada “velocidad del rayo” de manera de subordinación computacional. Es así como Thomas  inicia la activación de los propulsores venusianos a máxima capacidad y posteriormente el enderezamiento de la Gottin ya entrando al espacio. Por su parte, Pamela comunica a los tripulantes las acciones a seguir y las indicaciones respectivas, como cerrar los ojos y colocarse un tubo de oxígeno en la boca hasta cuando se estabilice la nave con la nueva velocidad que sería en unos pocos minutos. Luego de haber revisado todo, la base en la Tierra le da el pase para que inicie la propulsión y Toshiko aprieta el botón amarillo que estaba en el panel de control, haciendo que la parte posterior de la nave, se iluminara entera, dejara de salir propulsión combustible y cambiándola por la propulsión azul que había salido cuando despegó en la Tierra. La nave comenzó a temblar y a tener turbulencias bruscas, provocando un poco de miedo en los tripulantes, mas la cara de Toshiko, Thomas  y Pamela estaban serenas, luego de aquellas, la nave paró en seco su velocidad y se inició la propulsión de hipervelocidad repentinamente, haciendo que todos se sujetaran a la butaca o simplemente se pegaran a ella debido a la rapidez. Allí, los científicos regularían la estática y el complemento de la inercia para que en unos pocos minutos la nave en su interior se estabilizara y pudieran levantarse y recorrer la nave. Por otro lado, las dos naves vasallas hicieron el mismo proceso sin problemas y las tres iban a hipervelocidad, una pegada a otra.

Por la celeridad que llevan, no es posible la comunicación de la nave con la comandancia de colonia o siquiera con otra comandancia, tampoco con la antigua NASA, ahora subordinada de la Confederación Americana, quien también había lanzado un prototipo de investigación hacia el planetoide Caronte. Solo tendrían contacto al llegar a las coordenadas del planeta Júpiter, ahí se podrían contactar con la Tierra, iniciando la otra etapa, que sería la “etapa del adiós”, allí se tendría el último contacto de control y se transmitiría un mensaje a todo el imperio por parte de Toshiko, antes de iniciarse la propulsión de diez millones de veces la velocidad de la luz y no saber nada del planeta madre hasta llegar al nuevo hogar. Allí, tal cual decía la noticia de los diarios, lo primero que se haría, seria instalar en los cerros del territorio nuevo las antenas capaces de tener contacto con la Tierra.

Al estabilizarse la inercia dentro de la naves, los pasajeros pudieron sacarse el pequeño tubo de oxígeno y salir de la butaca donde estaban, muchos salieron a sus habitaciones a revisar el equipaje que le habían colocado y si éste estaba correcto, otros más jóvenes salieron a los centros de entretención. En la Hoffnung la mayoría salió a los malls y a los casinos, mientras que en la Liebe, los militares se dirigieron a los gimnasios y a los bares de entretención. Por su parte, en la Gottin, los tripulantes también tenían distracción, pero no fue muy requerida, en vez de eso, iban a sus habitaciones a descansar o a tener labores científicas, puesto que se trataba de navegantes de logística de la misión. Por su parte, Thomas  y Pamela abren un pequeño panel y colocan una llave en conjunto los dos para iniciar la comunicación con la computadora, ella les pide un password y Toshiko, saca de su traje un pequeño papel donde tenía anotada la clave para iniciar la vida útil de la Gladys, ella al comenzar la operación, revisaría los archivos y encontraría las coordenadas del nuevo planeta, lo colocaría en la memoria del panel de los pilotos, estos accionarían el dispositivo de navegación y la nave tendría piloto automático hasta llegar a pocos kilómetros del nuevo Hogar.

—Está listo, ahora sólo falta que Gladys nos indique la primera parada —indicó Thomas  a Toshiko, mientras la computadora del control de mando de la nave accionaba un software de Gladis CO. Para tener las coordenadas espaciales.

—¡Qué bien!, voy a informar a la tripulación entonces —la heredera se empezaba a alejar del teniente para ir al sector de comunicaciones. Allí la emisora de radio que tenía la nave iba a comunicar vía parlantes la situación a toda la nave, también, las ondas de radio podían ser transmitidas, pero con dificultad, a las otras dos naves que seguían subordinadamente a la Gottin, además de estar informando cada dos minutos la situación de la Gladys y de la nave madre para que no hubiera preocupaciones en los comandantes de las naves vasallas, entre ellos Alex y Mónica.

—¡¡Ya llegó!! —grita eufórico Thomas  a Pamela, quien estaba sentada leyendo una revista en su butaca de mando. El Teniente al saber los resultados corre directamente a la Mayor y la toma por el brazo, llevándola al control del Capitán.

—¿Y qué esperas, que te felicite?, ¡eso se esperaba idiota! —le grita en la cara Pamela a Thomas  mientras la llevaba a los controles, éste la miró de inmediato con cara de extrañeza, ella también se había impresionado por la forma de gritarle a Thomas  y se sintió muy mal al haberlo hecho, puesto que los dos estaban como militares todavía, y pese a que ella se dijo a sí misma que solo iba a actuar y hablar lo justo y necesario con él, aún tenía que tener respeto por el grado militar, pero pese a eso, siguió manteniendo la cara de enfado y se sacudió el brazo del teniente para mirar la pantalla.

—¡ya, calma! —gritó Thomas  viendo que Pamela había incurrido a un error de insubordinación, la cual le podía haber traído problemas si hubiera estado en la Tierra, pero a la vez,  la cubre de tal impase abrazándola amistosamente—  eso nos va a servir para que arreglemos el desperfecto de la Gladys.

—No me voy a ensuciar de aceite o plasma de esa cosa, te lo digo ahora y sin anestesia —le dijo con una voz baja y casi gutural mientras estaba siendo abrazada por Thomas . La Mayor se notaba distinta, más seria y seca con respecto a la relación que tenía con el Teniente.

—Ya, bueno —consentía Thomas , sin darse cuenta de la frialdad de su compañera. Ahora dejaba de abrazarla y miraba fijamente a la pantalla del control de mando— pero tú tendrás que ayudarme a arreglar la Gladys desde el panel de control.

—Jajajaja, bueno, será, ya que para lo único que sirvo es para hacer trabajos externos al peligro —le respondió al Teniente, siguiendo con su mirada seria y fría— ¿y qué dice el cacharro? —preguntó despectivamente.

—Coordenadas, 55ºsur, 89ºoeste y la primera parada es 23º norte, 35º este —dijo con tono de duda Thomas , ya que las planillas que habían visto horas antes en el centro espacial decían algo completamente diferente. La expresión de Pamela cambió indiscutiblemente, algo andaba mal con las coordenadas, y esto no era falla de la Gladys, sino falla humana, el Teniente general también lo notaba, alguien tuvo que cambiar los datos e ingresarlos a la computadora.

—O sea todo lo contrario a la planilla del cohete —incurrió Pamela confirmando los pensamientos del agente de seguridad, quien ya estaba sudando del nerviosismo— estos malditos, como que se aseguraran de que la Gladys no funcionara.

—Eso significa que… —quedó pensando Thomas , quien no podía creer lo que estaba pasando, la Gladys aparte de poder explotar, los iba a conducir por una ruta completamente desconocida— eso significa… —repetía.

—Que tenemos que arreglar la coordenada de la primera parada, ver en el interior del cacharro y de ahí ver si la coordenada final es la correcta o por último, insertar los números nuevos en el cerebro para ver si se configura bien ¿o no? —interrumpe Pamela a Thomas , quitándole las palabras de la boca, ya que éste todavía estaba pensando lo que significaba, pero no lo podía expresar en palabras.

—Puede ser, pero hay que ver lo principal —aseveró Thomas , ya sacándose el nerviosismo que lo había invadido anteriormente y mirando fijamente a la Mayor.

—¿Y qué es eso según tú, súper Thomas ? —preguntó desdeñosamente Pamela frunciendo el ceño.

—Ver la falla que decía Steven en la carta —sentencia el teniente, sin darse cuenta que atrás venía caminando raudamente de la central de radio y telecomunicaciones, Toshiko, quien había escuchado parte de la conversación y veía el rostro del agente de seguridad muy inseguro y sudoroso, algo que era extraño en él, también veía a Pamela mucho más “pesada”, más fría y calculadora que en otras oportunidades, así que algo raro pasaba con aquellos dos, llegó sigilosamente a espaldas de los agentes de seguridad y dice en tono de majestuosidad.

—¿Qué falla?, ¿qué me están ocultando ustedes, súbditos del imperio? —preguntó Toshiko apoyándose firmemente en los hombros de Thomas  quien abrió los ojos de forma sorpresiva al escuchar a la heredera.

—Nosotros, nada del otro mundo, preciosa —contestó Pamela de manera despreciable ante el silencio de Thomas , quien no podía decir palabra alguna por la sorpresa de tener a Toshiko atrás de él y sin haberlo previsto antes. La frente del teniente empezó a ponerse helada, miraba a Pamela con la esperanza de que no dijera nada, este era el momento clave, porque aquí se podría decidir el futuro de todos los que iban en el espacio, Toshiko podría reaccionar mal, pero a la vez sería la prueba perfecta para ver si lo que decía ella era cierto o no.

Ahora puede ser el momento, pero no estoy seguro, Pamela no está en disposición de ayudar, incluso pudiera pensar que podría estar en contra mío por su reacción anterior, si la cosa se pone más peligrosa, no habría otro modo que hablar las cosas tal cual pasarán —pensaba Thomas  mientras Pamela hablaba con Toshiko.

—¡No me mientan, maldita sea! ¡Yo sé que tienen algo que me ocultan, y que me responda Thomas , tú no eres su novia, se puede defender solo!, ¡ya estoy harta de todo esto, que defiendes a Thomas  como si fuera tu marido; madura, idiota; él nunca se ha fijado en ti!, ¡deja de tratarlo así y díganme de una buena maldita vez que falla hablan! —gritó exasperada y descontrolada Toshiko ante presencia de Pamela quien le salía fuego por los ojos y a Thomas  quien sólo cerró los suyos como aguantándose la ira, ya que no solamente habían escuchado ellos tres la discusión, sino casi toda la sala de control.

—A quien le vienes a decir novia niñita insolente —se empinó Pamela desafiante ante la majestuosidad de la Heredera quien no se movió ningún paso hacia atrás, todo lo contrario, quiso encarar a la Mayor. Esta se encontraba en una paradoja, puesto que efectivamente lo trataba como a un novio, incluso lo amaba, pero no podía decirlo y por eso se resignó a negar ante la presencia de Toshiko y del mismo Thomas  sus sentimientos— yo nunca me fijaría en este prototipo —sentenció con voz seca y grave, tratando de ocultar sus reales pretensiones. Al decir eso, el afectado se levantó súbitamente del asiento demostrado su enojo, manifestando su enrojecimiento y no aguantó las ganas de gritarle a las dos.

—¡Cállense las dos! —vociferó Thomas , encolerizado por la respuesta de Pamela y la actitud de Toshiko, quienes se quedaron impresionadas por la actitud del Teniente en ese momento, ya que nunca lo habían visto gritando embravecido. Pamela recordaba que hacía años que no veía gritar así a su compañero, lo que la lleno de angustia ya que todo esto había sido producido por ella— ¿quieres que te diga la verdad?, ¿¡quieres que te lo diga!? —increpó a Toshiko quien se notaba sorprendida por la reacción, sin saber que era lo que tenía que hacer para calmar los ánimos, entre eso, intentó seguir enojada para suponer poderío ante el ser subordinado.

Nunca había visto así a Thomas , siempre tan compuesto, ahora está hecho una furia, será que realmente le afectó lo que dijo Pamela, o ¿será por mi recriminación?, ahora lo entiendo todo, estaban coludidos, los dos sabían y no me lo dijeron, supuestamente para protegerme y ahora de la nada, de un conflicto casi de faldas, la verdad ha salido a la luz, a ver soldadito que me tienes que decir —reflexionó la Heredera— ¡por favor, soldado de quinta!, ¡dímelo de una vez maldito infeliz!, que te crees, que me pensabas tener engañada todo el viaje, ¡qué te crees!, ¡habla! —gritó Toshiko mucho más fuerte a Thomas , quien expulsaba fuego por todas partes, sumamente enojado por la situación, y ya no importó que todos escucharan, los dados estaban echados y Pamela ahora se tapaba los ojos para no presenciar el espectáculo.

—¡Te engañaron, ingenua! ¡La que supuestamente es la manda más, la emperadora de todo lo conocido, la heredera que lo sabe todo, la que mueve un dedo y todo un mundo se mueve bajo sus pies… no te das cuenta que te han tendido una trampa!, ¡si, la nave se irá abajo a las pocas horas de despegar!, ¡te vas a morir, y nosotros seguiremos a nuestra capaz y proactiva missia Toshiko! —la ira de Thomas  estaba descontrolada, Toshiko lo miraba con una cara de odio y de terror, era real, había una trampa y todos iban posiblemente a morir, Toshiko se tuvo que sentar para aguantar el soponcio que le vino de repente, se sentía mareada y le dolía mucho la cabeza, pareciera que le había explotado de repente al saber la noticia. Pamela por otra parte se sentía muy mal, las lágrimas empezaron a brotar de sus ojos brillantes y sólo se limitó a cerrarlos y agachar un poco la cabeza, sabiendo que había tenido gran parte de la culpa— al final te dedicas a pelear por cosas estúpidas junto a una inmadura de 1,75 de alto, ¡yo, y sólo yo voy a tener que arreglar el desperfecto, arriesgándome a cualquier bomba!, ¡porque las señoritas pelean quien es la novia de quien o se la pasan leyendo revistas de la Tierra, cambiando de actitud cada vez que se le da la gana!, eso es la famosa y suculenta falla, las coordenadas están malas, a las pocas horas que nos quedan dejarán de funcionar, los sistemas se detendrán, la Gladys se va a congelar, o en su defecto a sobrecalentar y por las dos formas, explotará, mandándonos a quien sabe dónde,  y si tenemos suerte, más encima vamos a ser impactados como una piedra por los otros cohetes, ¡así que ni siquiera ellos van a sobrevivir!, ¿te gusta eso?, ahí está tu respuesta y sigan peleando como abejas a la miel —Thomas  en esos minutos salía de la cabina de mando enojadísimo por la actitud de las dos mujeres, Pamela no lo podía creer, nunca había visto a su compañero de esa manera, ella estaba completamente ida, sin saber que pensar, sólo tenía ganas de llorar, de desahogarse en los brazos de quien siempre la había protegido, luego recordó una situación parecida en donde, hace años, en un día de embriaguez de Pamela, esta le dio un beso a su compañero, provocándole prácticamente un estado de inconsciencia por dos días, y luego de esos acontecimientos, en una reunión azotaría a golpes a un compañero por hacerle una broma de tal hecho.

Dios mío, mis celos, mis estúpidas reacciones… la hora de la muerte se está acercando poco a poco y no hay nadie que pueda impedirlo… Pamela, tienes que hacer algo rápido, Dios mío, Thomas … mi amor, no puedo ser así contigo… —reflexionaba la Mayor mientras observaba a Toshiko, a esta se le vino el mundo encima, no sabía si reír o desmayarse, pues no tomaba conciencia de lo ocurrido, los hechos descritos por Thomas  eran sumamente peligrosos, no sólo para la nave, sino para las otras, que por el impacto podían explotar al instante, y junto con el peligro, le daba miedo la reacción del Teniente, que siempre se mostró tan frío, ahora está hirviendo en rabia, y quizás no las ayudarían a ver la falla, lo que sería casi fatal, puesto que él sabía junto con Pamela de qué es lo que se trataba, así que ningún científico o militar podía ayudar, sólo Thomas  y Pamela debían hacer el “trabajo sucio”.

La niña de ojos esmeralda no aguantó más la presión y poco a poco se fue desplomando de la butaca donde se había sentado con dificultad, su cuerpo se fue hacia un lado y cuando estaba cayéndose lentamente Pamela la logra sujetar, allí hizo un gesto de ayuda y llegaron dos soldados que hacían la guardia en  la puerta principal de la compuerta los que llamaron rápidamente a personal paramédico de la heredera Siphelia para que la llevaran a la enfermería, en instantes llegaron tres enfermeras en un mini carrito dispuesto de ambulancia en la nave, colocaron a Toshiko suavemente en la camilla y la trasladaron al sector médico exclusivo para la heredera, acompañada siempre por Pamela. El carrito avanzó raudamente lanzando una pequeña baliza y atrás de él, una comitiva de solados que habían llegado al sitio de la discusión y ahora escoltaban la ambulancia corriendo sincronizadamente, la gente que estaba caminado por los pasillos, se hacía a un lado momentos antes de que pasara rápidamente el vehículo siempre con la curiosidad de ver a quien llevaban en aquel, pero la mayoría no pudo hacer nada puesto que pasaban los militares y ocultaban a quien llevaban, así que todos suponían que era alguien importante, pero a raíz de eso, la vida en la nave se estaba haciendo normalmente.

El carrito llegó hacia el sector de asistencia médica, y la heredera fue trasladada hacia el interior, ahí la dispusieron en una camilla especial para ella y los médicos le hacían los procedimientos de rigor, fue ahí cuando Pamela se preocupó por el estado de Thomas  ya que no sabía cuáles eran los siguientes pasos para salvar la nave y tampoco sabía si estos se iban a realizar. Le dio indicaciones a los paramédicos y a las doctoras que estaban presentes al lado de la camilla mientras Toshiko recién estaba abriendo los ojos muy pausadamente y dio media vuelta para salir hacia el pasillo principal.

Por otro lado, en la nave que cerraba el cowboy, el cohete Liebe, Mónica y Alex estaban controlando la situación en completa calma, sabían perfectamente cuales eran sus indicaciones, lo que les dio tiempo para disfrutar del viaje, como ir al sector de juegos, compartir con la tripulación, conocerse más y crear un lazo fuerte entre ellos, además de establecer amistad con el resto de la tripulación central que se componía de 30 personas, que eran las que vigilaban los comportamientos de la nave en comparación con la trayectoria de la nave madre. Era un clima de paz, armonía y unos vistazos de cariño mutuo entre la secretaria de la heredera Siphelia y el Sargento de la Guardia Imperial.

Estando Alex en el asiento del copiloto revisando los controles de trayectoria, llegó Mónica con un helado de cono en cada mano, uno con una bola de crema más que el otro, acercándose sigilosamente a las espaldas del sargento.

—¡¡Elijo el que tiene dos bolitas!! —se rió Alex, acusando la elección y viendo a Mónica poner una cara larga y cerrando los ojos de forma chistosa.

—¿Cómo lo supiste?, ¡me arruinaste la broma, tontito! —le dijo la secretaria de forma coqueta, mientras le pasaba el helado más grande.

—Es que te vi en el reflejo de los controles, no fue magia, te he estado siguiendo con la vista todo el momento, incluso cuando casi te caíste con los helados bajando los escalones jajaja, te hubieras visto chistosa —dijo el ahora con-capitán de la Liebe mientras le sonreía— oye, hablando otro tema, estaba viendo la trayectoria de la nave, y encontré algo extraño —dijo preocupado.

Ojalá que no sea el principio del fin… Alex… tontito, para que viste el panel de control antes que yo, lo hubiera visto antes y hubiera borrado esa información… Dios quiera que missia Toshiko esté bien —reflexionó Mónica mientras veía al sargento— en serio, ¿y que viste?, ¿algo como para preocuparse? —preguntó intrigadamente.

—Dos cosas, la primera es que las coordenadas lentamente se están desviando, o sea, que la nave madre nos mandó una información, y ahora con el paso de los minutos esa información ha ido cambiando, cosa que considero extraña a lo menos, puesto que las coordenadas serían únicas y la Gladys tendría sólo una cifra colocada en el centro de mando y no todas las que ha puesto —aseveró mientras Mónica cerraba los ojos tratando de escuchar mejor y también tratando de ocultar la mirada de miedo, para no dar sospechas— lo otro que me parece extraño —siguió— es que los tubos de información que tiene esta nave, son diferentes a las que tendría la Nave Madre por lo tanto esta nave aparte de ser más pesada y grande, sólo guarda combustible e información cibernética en ciertas partes, pero mira la nave madre —ahí Alex aprieta algunos botones las cuales aparece la distribución actual de la Gottin, y el impacto en Mónica se hizo evidente, los cables de combustible estaban en dirección a la Gladys, lo cual era ilógico puesto que ahí se recibía información y no era centro de combustible. La cara de la secretaria de demacró y empezó a memorizar todo lo que le habían contado.

Queremos que no vayas con nosotros porque según Steven Siphelia, el prototipo Gladys tiene una falla irrecuperable en el condensador de imágenes y en los primeros días de navegación, Gladys no funcionará y empezaremos a navegar a la deriva, todo esto junto al enfriamiento del cerebro podría haber explosiones que afectarían a la nave mayor...

Y si la nave mayor explota, las otras dos naves también… así que más de doce millones de personas morirán y no se sabrá de ellos nunca más en la tierra.

Oh por la Madre Rusia… era eso… la explosión, los cables de combustible que conectan con la Gladys… no pueden existir puesto que esta tiene vida propia ligada de la tecnología que Missia Toshiko le proporcionó. No puede ser… la Gladys explotará reparen o no el desperfecto… puesto que el combustible no lo manda la Gladys, sino la central, y si el computador Gladys falla, todo falla y nos moriremos igual… Dios mío ¡Estamos Perdidos! —pensaba Mónica, ante una mirada de expectación de Alex para saber la respuesta de la secretaria.

—¿Y?, ¿qué debemos hacer preciosa? —Interrumpió los pensamientos de la soviética, Alex —debemos hacer algo, por lo menos avisar que algo puede andar mal —le advirtió de manera suave— ¿no es verdad?

—Déjame pensarlo —Mónica cerró los ojos, al cabo de unos segundos de expectación y de ansiedad de Alex tratando de tomar el auricular para comunicarse con la nave Gottin, Mónica los abrió y miró al sargento de forma sincera —no, no haremos nada— contestó resueltamente y sin rodeos— ellos ya lo tendrían planificado, así que no te preocupes, estas naves fueron hechas por la propia Missia Toshiko, así que ella sabe para qué son los cables de combustible de la Gottin, no hay para que estorbar —dijo seriamente y con seguridad la secretaria.

—Bueno mi preciosa, no llamaré, y pensándolo bien, tienes razón, ella debe saber para qué sirven esos cables, y si los coloco ahí, por algo serán —contestó Alex mascando por primera vez la bola de helado cremoso.

—Sí, así que no te preocupes, y el problema de las coordenadas, deben ser ajustes por la trayectoria que llevamos, nada más, ahora relájese y tómese su helado —sentenció cariñosa y coquetamente tocando suavemente el hombro del Sargento— no, no haremos nada, Thomas  ya debe tener previsto eso, solamente hay que invocarlo a él para que pueda solucionar el problema, no diré nada de los cables, puesto que será el Destino quien se encargue de eso… ahora veremos… es tiempo de creer… yo creo en ti… Thomas .

En la nave madre, Pamela caminaba por el pasillo pensativa de cómo iba a estar el agente de seguridad, puesto que, aparte de tener ese encontrón con la heredera y ella, también había negado su amor por Thomas , contradiciéndose en todo lo que ella pensaba y sentía, por lo tanto, era el momento de aclarar todas las cosas y decir de una vez la verdad, aunque esto suponía un castigo ejemplar en una corte militar. Los soldados la saludaban respetuosamente mientras iba rumbo a los aposentos del Teniente, que seguramente se convertiría en el Comandante General de las fuerzas Siphelia cuando llegaran al nuevo planeta, si es que llegaban, ya que la Gladys ya empezaba a tener problemas de trayectoria, como lo ocurrido en la Liebe, aun así la Mayor se sentía segura, ya lo había meditado mientras asistía a la heredera en el carrito ambulancia y ya estaba decidido, se iba a declarar ante Thomas , si él comprendía la situación, se iba a quedar junto a ella, si no lo entendía o se hacia el estúpido hablando otro tema, era lógico que no podía pasar  nada, y ese “nada”, para Pamela iba a ser un suplicio toda su vida en la nueva Tierra.

El aposento de forma de submarino era un lugar con grandes tubos que tenían cables de conexión de las instalaciones que poseía el Teniente. Cuando llegó a la puerta, la Mayor General tomó aire y pegó un gran suspiro, pero extrañamente al tocar suave, ésta se abrió sin hacer ruido alguno. A Pamela eso le parecía muy extraño, puesto que Thomas  siempre dejaba sus aposentos con llave y candado digital, e incluso al acercarse a la puerta, tenía que dar contraseña en varias oportunidades, es por eso que cuando vio la puerta abierta, le pareció por lo menos raro, viendo la situación, pensó de todo y sacó su arma de servicio y sigilosamente entró a la habitación. Aquella era una verdadera casa, con un living comedor, dos habitaciones, una de descanso y la otra de oficina-central tecnológica, lugar donde desembocaban todos los cables que iban pasando por los tubos. La habitación estaba amoblada con los muebles que le gustaban a Thomas , sofás de cuero y esponjosos, una mesa de roble, un plasma que abarcaba toda la muralla, una cama gigante estilo “King” y la central tecnológica provista de computadores, telones cibernéticos, centros de información y proyectores cartográficos que también poseía la base central de la nave.

Pamela entró en el living comedor, habían unos platos de las horas anteriores, ya que lo primero que hizo el teniente fue ver su refrigerador y qué encontraba de sabroso para aminorar la tensión. Además, estaba la radio encendida a volumen bajo, así que lógicamente alguien había en la habitación, Pamela sujetó con más fuerza su arma y la configuró para que diera ráfagas de municiones. Al ver que no había nadie avanzó hacia los dormitorios, allí, la cama desordenada, a lo cual Pamela no se extrañó ya que era normal en Thomas  dejar todo para la tarde o que alguien le hiciera las cosas básicas de su casa, el telón televisor estaba apagado y también había comida en el velador, revisó el closet, y el baño en suite, despejó la cortina de la tina, y no presenció a nadie o nada extraño, sólo que en el lavamanos había un líquido muy tenue de color morado, pero no le pareció anormal, puesto que el enjuague bucal que ocupaba el teniente era de un color similar, al pensar esto sin duda, se puso a reír silenciosamente.

Ay Pamela, tonta, conoces tanto a Thomas  que sabes de qué color es el enjuague bucal que ocupa o como se enjuaga, ya parece obsesión, por otro lado, no hay nada extraño en la pieza, y cerré la puerta con torniquete, así que nadie va a poder salir sin ocupar la contraseña, pero me parece extraño que la puerta haya estado abierta, nunca la había dejado así, ni siquiera yo puedo meterme a sus aposentos militares sin antes dar una prueba de retina y de voz —reflexionaba Pamela mientras miraba el “enjuague” que se escurría por el lavamanos.

Al salir del baño, escuchó ruido en la oficina de tecnología, así que se dirigió raudamente entre el pasillo del dormitorio hacia el living y desde allí, cruzar hacia la central de operaciones que tenía Thomas  en su aposento, entró rápida y silenciosamente hacia el interior de la cámara con su arma empuñada  y el dedo en el gatillo, pero no había nadie, los computadores sólo estaban procesando información y el telón de cartografía estaba encendido con la trayectoria y demostrando que la nave y las demás esclavas estaban desviándose y teniendo coordenadas erróneas, a la Mayor le vino de repente un vacío de estómago ya que veía con sus propios ojos la realidad de la situación y se esmeró para encontrar a Thomas  lo antes posible para así arreglar el maldito problema.

De pronto, el ruido se hizo más característico del Teniente, se escuchaba su voz en la cocina, así que Pamela se puso más tranquila, guardó su arma de servicio, aunque la dejó sin seguro en una medida de improviso, y se dirigió a la cocina, donde se suponía que debía estar el Teniente preparándose una bebida caliente, ya que el calefactor de agua estaba sonando agudamente. Luego, cruzó el pasillo de la oficina a la zona de alimentación y vio a Thomas  emitir mensajes raros y de otro idioma, muy chocante y por un auricular brillante, mientras cortaba el sonido del calefactor y se preparaba un café.

Pamela lo miró de forma muy inusual, tenía hasta gestos y ademanes diferentes, ella lo conocía perfectamente, era su amor desde que él la llamó para que conformara su equipo y fuese su secretaria, así que esos movimientos de brazos, ese lenguaje, nunca lo había escuchado de su boca, cuando iba a hablarle, Thomas  se dio vuelta para buscar una taza y vio a la Mayor, ahí el teniente se sorprendió, y cortó la comunicación, cayéndosele el auricular al suelo. 

—Oh, lo siento —dijo Pamela al percatarse de que el auricular se había partido por la mitad y estaba empezando a emanar un líquido morado— ¿pero por qué tan solo y “saltón”, ah, qué te pasa? —preguntó de súbito, ya que notaba algo muy extraño en Thomas , estaba con una tez más blanca que de costumbre y era muy raro que pudiese hablar, puesto que no había señal por cerca de 48 horas después del despegue— ¿Thomas , me estás ocultando algo, ah?

—¡Cállate, y sal de aquí! —gritó del Teniente con una fuerza que se debió haber escuchado por toda la nave, o por lo menos por la planta de navegación, casi se le salieron los ojos al ver como escurría líquido morado al auricular, Pamela dio un paso hacia atrás viendo la reacción de Thomas  y lo miró con miedo, era una de las pocas veces que lo había visto tan iracundo, la otra había sido con la discusión con Toshiko— ¿no te han dicho que es de mala educación entrar a un cuarto sin tocar la puerta? —incurrió de mala forma mientras se agachaba para recoger el auricular dañado.

—¡Perdón! —contestó la Mayor en tono defensivo haciendo ademanes con las manos— la puerta estaba abierta, y aparte de todo, ¿con quién hablabas?, ¿qué me ocultas?, ¡no me has contestado!, que yo sepa no hay comunicación con la Tierra o siquiera con Venus hasta dentro de unas horas más, ¿por qué me mientes? —decía de tono grave y lastimero— ¡dime Thomas , por Dios!, has estado raro desde que has entrado en esta maldita nave —Pamela empieza a golpear el mesón de cocina con sus puños mientras el teniente se reincorporaba al tratar de arreglar el auricular.

—¿Raro yo?, ¡por favor! —respondió rápidamente el agente de seguridad— si eres tú la que no me toma en cuenta y además se ha comportado de manera muy fría, ya no me hablas y ni te importa lo que yo haga o no… ¿quiere decir que yo estoy raro? ¿o mejor, quién es la rara o la que se pasa “películas”? —contestó desafiante, mientras Pamela empuñaba aún más sus manos y miraba hacia abajo en señal de ira contenida, tenía unas ganas enormes de golpearlo, al final, el motivo de la ida al aposento del teniente se había tergiversado— sí, hay comunicación—  continuó el teniente— funciona hace cinco minutos o menos, el velo negro de la comunicación con los planetas ya pasó, así que me podía comunicar… hablar… conversar… ¡con mi novia!, sí, ¡¡con mi novia!! —soltó la noticia Thomas  sin anestesia a la pobre Pamela que al escuchar la palabra novia casi se desvaneció y sólo cerró los ojos impidiendo que su cabeza le diera vueltas, por suerte antes de la frase de la discordia, había apoyado bien su cuerpo en el marco de la puerta de la cocina, porque de otra forma, no hubiera resistido un segundo más de pie por la gran noticia. Los pensamientos de la Mayor daban vueltas igual que su cabeza, la conversación que hubiera querido tener, también hubiera sido en vano, puesto que ya estaba todo decidido, por lo menos en el corazón de Thomas — ¿algún problema con eso? —soltó nuevamente, mientras Pamela no se poda reponer del shock.

¿Cómo, cuándo, dónde, en qué momento, en qué circunstancia pudo pasar aquella desgracia? ¿Cómo es, de qué planeta, cómo la conoció, la conozco… a la perra más perra de todas?... no puede ser… esto no puede estar sucediéndome…me hubiera quedado en la Tierra, Thomas … maldito… no… no es un maldito…  es mentira, estoy segura que es mentira, lo veo en sus ojos… él me quiere… él me ama —reflexionaba Pamela mientras se humedecían sus ojos por dentro. Hizo una fuerza extraordinaria para aguantarse las lágrimas y se colocó con las manos en el mesón que estaba al lado de la puerta¡Eres un mentiroso, que yo sepa no tienes novia! —exclamó, siempre mirando hacia el mesón, mientras Thomas  permanecía inmóvil tomando el auricular y agarrando de vez en cuando la taza de café— aparte de todo —continuó— la comunicación no se va a restablecer hasta la vuelta de la órbita de Júpiter o Neptuno, ¿a quién tratas de engañar?, ¿piensas que soy una estúpida?, te equivocas rotundamente, ¡eres un tarado! —golpeó con sus puños el mesón mientras el Teniente exhalaba en tono de furia, preparando la acometida.

—¡¡¡Se acabó esta discusión, te me vas de acá!!! —gritó estrepitosamente el Teniente, tirando la cafetera por los suelos y botando la taza llena de café caliente— ¡tengo mucho que hacer, salvar la nave, salvar tu vida; ándate a leer revistas, no te necesito más!, me tienes harto con tus pendejerias de quinceañera, siempre molestándome con eso del “amor”, ¡estas enamorada de mi acaso!, ¡ándate de aquí!, no te quiero ver más por un largo tiempo, ¡¡déjame colocarme los implementos para entrar a la Gladys y así salvar tu trasero!!  —respondió, de forma desatinada y descriteriada Thomas , quien estaba iracundo.

—¡¡Ya me voy, maldito infeliz!! —contestó Pamela en tono brusco y ya sin soportar el insulto, se le escaparon algunas lágrimas— sólo te quería decir que Toshiko se desmayó, así que está en enfermería, por culpa tuya ahora casi toda la nave sabe que estamos en peligro, eres un estúpido, te tendré que tratar como debería, como mi superior militar, ni siquiera debí ser tu “amiga” —lanzó, ocasionándole el primer knock-out al Teniente— ¡nunca me has gustado y nunca me gustarás! —siguió— aparte, jugaría a perdedor porque ves los rangos como un celibato, eres un estúpido, aunque estuviera enamorada de ti, nunca te darías cuenta, ¡¡idiota!! Y si quieres salvarnos, ¡hazlo ahora! Porque podríamos estrellarnos en este preciso momento… infeliz —fue lo último que se escuchó a la Mayor mientras salía rápidamente de los aposentos del agente de seguridad, su cara lucia demacrada e inundada en llanto. Entonces, cerró la puerta principal de un golpe.

Al salir de la habitación súbitamente Pamela, Thomas  logra reparar el auricular que tenía pequeños orificios morados producto de la emanación del líquido viscoso, limpia el mesón lleno de café, al igual que el piso empapado, y bota a la basura la cafetera, que se había destruido producto del golpe, al terminar, va hacia el aparador del dormitorio para ponerse la ropa con la cual va a entrar hacia la computadora principal de Gladys, todo esto, lo hace en silencio y muy pensativo, la música se escucha mucho más que la respiración del teniente, quien ahora al ponerse las botas del traje, se acuesta en su cama y contempla el techo de la habitación. 

Por otro lado, la Mayor General corría llorando desconsolada hacia la enfermería, pensativa sobre la situación ocurrida, recordaba cada gesto del teniente como una daga incrustada en el corazón, cada palabra como una flecha en la garganta que no la dejaba respirar, de súbito se tropieza con un tripulante al no mirar hacia el frente, y terminando en el piso, se da cuenta que esto no puede seguir así, puesto que cada segundo que pasa al no contar la verdad, es un segundo menos de vida que tenía, así que se levantó sola, sin ayuda del soldado, y siguió raudamente sin secarse las lágrimas, cada una de toneladas de peso, pero era de suponerse, porque el acontecimiento fue raro, brutal e increíblemente violento, ver a Thomas  conversar de un modo extraño con su “novia”, de la forma en que lo estaba haciendo y que más encima se colocara nervioso al momento de entrar otra persona, rompiendo todo, botando cosas y gritando de la forma que lo hizo, negándola y ridiculizando el amor que sinceramente Pamela sentía por el agente. La Mayor recapitulaba y recapitulaba, pero al darse cuenta que llegaba a la enfermería, secó rápidamente sus lágrimas, se guardó toda la tristeza y la pena de lo sucedido, y entró como si nada hubiera pasado, aunque el rímel de sus ojos estaba delatándola. Vio a Toshiko encima de la camilla acostada y en cuya cabeza había una acogedora almohada, la heredera al verla sonrió tenuemente siempre mirándola fijamente, aunque con un tono de descanso, sin abrir mucho los ojos.   

— ¿Cómo estás? —le preguntó Pamela mientras se sentaba en un sofá a la cabecera de la camilla tomándole la mano a la heredera Siphelia, por su parte, esta se acurrucaba para poder mirar mejor a la agente de seguridad— ¿te traigo algo? ¿Qué quieres? —preguntó insistente.

—Estoy bien, no te preocupes —dijo calmada Toshiko, quien notó algo en los ojos de la mayor— ¿por qué estabas llorando?, ¿pasó algo? —preguntó en seguida la niña de los ojos esmeralda. Al inquirir eso, el cuerpo de Pamela empezó a temblar y comenzó a buscar un espejo que le dijera la verdad sobre su rostro, tomó una pequeña bandeja del estante que estaba a un costado de la camilla y que servía para dejar medicamentos e implementos de los doctores y se vio por el reflejo, viendo la cara que tenía, con los caminos negros de las lágrimas combinadas con rímel. Luego de comprobar el estado del rostro, sacó rápidamente un pañuelo y empezó a sacarse el color, todo esto a vista y paciencia de Toshiko quien esperaba una respuesta— Pamela, dime, ¿qué fue lo que pasó?, ¿acaso lo que dijo Thomas  es verdad?, porque si fue una broma, debo decirlo que fue de muy mal gusto —dijo más seria la heredera.

— Ahora sí está mejor —pensó en voz alta Pamela mientras se sacaba el rímel de las mejillas— ¿Qué me preguntabas?, ah sí, lamentablemente la trampa y la falla de Gladys es verídica, lo siento missia —contestó en forma protocolar Pamela mirando a los ojos de Toshiko, inclinando su cabeza con tal respuesta.

— ¿Pero por qué no me lo dijiste antes?, si hubiera sabido todo esto, nada de lo que estamos viviendo ahora hubiese ocurrido —dijo Toshiko mientras se tomaba su cara en señal de desesperación.

Quizás Thomas  no lo contó por eso, para que viviéramos la prueba…aunque… no… no puede haber sido así… él estaba en juramento de silencio… era lógico, dado su militarismo de celibato que no hubiera dicho nada aunque lo torturaran —pensó para sí Pamela, mientras inventaba una respuesta— no hubo posibilidad missia, si te lo hubiéramos dicho ya estarías muerta, Frank estaría muerto, la marca Siphelia se hubiera derrumbado, tus padres te hubieran matado, es decir, la única forma de salvarte era metiéndote en esto, es bastante ilógico lo que voy a decir, pero… te morías en la Tierra o en el espacio, y Thomas  eligió lo segundo, dado que podría haber manera de salvarte y seguir con los planes de Gladys CO.

—¿Eso es lo que piensas ahora, cierto?, o sea que soy prisionera de las ordenes de tu novio, ¡Yo me mando sola!, ¡nadie decide por mí!, ¡yo ahora soy la ama y señora del universo!, como se atreve ese imbécil a decidir la vida no sólo de mí, sino de más de 12 millones de personas, de Alex, Mónica, tú y más encima de la heredera del imperio más poderoso de la Tierra, es un imbécil —dijo Toshiko estallando en llanto, las lágrimas mojaron parte de la frazada y la Mayor sólo se dedicaba a contemplarla, tan dominante, pero a la vez, no se podía olvidar de que era sólo una niña mal criada, y al pensar eso, sólo movió la cabeza en señal de lamento— no sé cómo pueden mis padres hacerme tal calaña de cosas —continuo Toshiko— no sé cómo ustedes se prestaron para esto, y también me lo ocultaron, me tendieron una trampa, son unos malditos, ¡todos son unos malditos!, ¡más encima creer que un incompetente como tu novio nos va a salvar! —gritó completamente ida del éxtasis del sedante que le pusieron, más la combinación de la ira que le producía todos los acontecimientos.

—Mira Toshiko —se irguió Pamela rápidamente en tono de provocación— te lo diré por última vez, en primer lugar, Thomas  no es mi novio, nunca lo ha sido, y lamentablemente nunca lo será —ahí de improviso agachó la cabeza en tono de dolor, para luego continuar—, en segundo lugar, no nos eches la culpa a nosotros, estábamos en juramento de silencio, y nos podrían colgar si soltábamos la noticia en la Tierra, especialmente tu querida familia quienes no querían que nadie se enterara, así que si hay que culpar a alguien es a tu padre, Steven, quien metió en esto a Thomas  e hizo las maromas para meterte a ti, también —sentenció Pamela en tono grave y de manera de reprimenda hacia una Toshiko que se tapaba entera con la frazada— por último, Thomas  es la mejor persona que podría estar en este lugar, es un experto en bombas así que no te preocupes porque no pasara nada —luego de decir eso, la niña esmeralda sale de las frazadas rápidamente y mira a Pamela con miedo y con grandes ojos. Ésta no supuso que la heredera no sabía nada.

—¡¡¡Qué!!!, ¡¡¡¡una bomba!!!!, ¡¡¡¡¡explotaremos todos!!!!!, ¡¡¡¡¡¡no puede ser!!!!!!, ¡¡¡¡¡¡¡la trampa era una bomba!!!!!!! ¡¡¡¡¡¡¡¡noooooo!!!!!!!!, ¡¡¡¡moriremos!!!!— al decir la última palabra, los médicos llegaron al lugar para poder calmarla, los gritos de la Heredera se neutralizaban con los gritos de Pamela al llamar al personal para que le pusieran algún calmante o algo para relajarla, porque si se mantenía así, en cualquier momento podía sufrir un colapso, los gritos explosivos de Toshiko finalmente se calmaron, puesto que la niña esmeralda se volvió a desmayar.

— Pobrecita missia, hijita rica tenía que ser —decía Pamela, mientras veía a los paramédicos y enfermeras vigilar los signos vitales de Toshiko y asegurar que fue un desmayo, la acostaron nuevamente, esta vez en una cama de clínica que habían acondicionado, así que fueron a otra habitación más grande, que está contigua a las camillas para poder colocarla, Pamela seguía todo movimiento de los médicos y llegó con ella a la habitación— que pena por el que se case con ella —dijo moviendo la cabeza en ademán de resignación— es verdad, una bomba, una pequeña explosión y nos desintegraríamos en el espacio… no habría forma de buscarnos, ni siquiera de dejar rastro… esto es muy peligroso, incluso si no pasa nada, ya que podríamos chocar con cualquier cosa que llegué a nosotros… Thomas … déjame vivir para ver si realmente valió la pena este viaje… por… favor… aunque tengas novia… novia… eres un hijo de…  —reflexionaba tomándose el pecho con sus dos manos.

Durante la reflexión de Pamela, apareció Thomas  en la habitación, estaba vestido con un traje overol plomo, también venía con un pequeño computador y un porta documentos de color morado, cuando entró, miró a Pamela quien estaba parada en la habitación mirando hacia abajo y a Toshiko quien estaba en la cama tapada con las sábanas blancas de costumbre, se colocó en frente de la mayor, la observó durante un rato largo.

Como siempre, estás pensando—supuso el Teniente, mirando los ojos cerrados de Pamela— Thomas  llamando a Pamela, ¿aló? estoy listo para entrar, ¿estás lista? —le preguntó a la Mayor moviendo sus manos para despabilar a Pamela que recién abría los ojos y comenzaba a temblar, signo de que estaba totalmente estresada.

Al abrir sus ojos a medias, Pamela, instintivamente, comenzó a acercar sus labios con los del teniente, se acercaba poco a poco, sin notar la situación ni nada por el estilo, Thomas  sólo miraba sin decir ni hacer nada, era un simple espectador de la aventura propuesta por la Mayor, quien al momento de estar muy cerca de los labios del agente, atinó a abrir por completo sus ojos miel y se tiró inmediatamente hacia atrás. El cuerpo de la compañera de Stephenson estaba temblando por completo.

—¡¡Eres un mentiroso!!, maldito imbécil —le gritó la Mayor a Thomas , pegándole una bofetada, la cual hizo voltear la cabeza del Teniente y esta estalló en llanto— ¡tú no tienes novia!, tú… yo…, ¡¡no puede ser!!, dime que es mentira, ¡¡¡dímelo!!! —gritaba desconsolada Pamela— dímelo por favor, yo… yo… ¡¡no puedo vivir sin ti!! —las lágrimas se desbordaron, Pamela empezó a gemir del dolor que le causó, cayó de rodillas al piso, y se afirmó con las dos manos mirando hacia el suelo, no lo podía creer, y como estaba Thomas , se exponía a un duro castigo militar por haber declarado parte de su amor a un superior.

El Teniente, al escuchar la última frase, empezó a tocarse la parte de la mejilla que quedó roja después del golpe y la nariz, en donde asomaba un hilo de sangre por el impacto, miro a la Mayor y sólo atinó a secarle las lágrimas que tenía por montones, puso sus dedos en las mejillas de Pamela y las secó cuidadosamente, luego de eso, esbozó una pequeña sonrisa paternal, dio media vuelta y se fue a la cabina de mando, sin decir ninguna palabra ni tampoco limpiarse la sangre que emanaba, ahora en abundancia, Pamela sólo se quedó mirando, sin secarse las nuevas gotas que lentamente se dirigían a su boca.

Ya se lo dije… me hizo decirlo… Thomas … maldito… no… no es un maldito… pero es mentira, estoy segura que es mentira, lo veo en sus ojos… él me quiere… él me ama. 

Pasó cerca de una hora hasta cuando Thomas  se dispuso a entrar a la Gladys, durante ese periodo de tiempo Pamela no se movió de donde se había puesto de rodillas, y se colocó mirando hacia la cama de Toshiko, Mientras Thomas  se había logrado limpiar en el baño más cercano y luego había ido al compartimiento de carga rápidamente puesto que había recibido una llamada perdida del auricular recién restaurado, era una llamada con un número de símbolos raros, según la operadora, a lo cual el Teniente sabía perfectamente de quien se trataba. De pronto el auricular enciende una luz roja indicando que tenía llamada entrante así que éste lo saca para ver de quien era

—Teniente General Stephenson, tiene una llamada desconocida nuevamente, ¿procedo a conectarlo? —preguntó la operadora de tono muy suave al momento de que este se colocó el auricular.

—Sí, pásala, y ponla en línea segura —contestó seco el agente mientras se percataba que la sangre volvía a aparecer en sus narices luego del golpe de Pamela —pobre… se la creyó toda… tratare de ser mas bueno con Pamela, pese a que no puedo sentir nada por ella… se merece que la entienda… es lógico que me ame, puesto que a la única persona que ha visto en mucho tiempo ha sido a mí, no tiene nada del otro mundo, mi labor como militar es cumplir las misiones que se me han impuesto, no enamorarme de la primera mujer con quien trabaje… eso es para oficinistas, yo soy una máquina de guerra, así me obligaron… así me entrenaron, y así moriré… no puedo confundirme con algo tan simple—  pensaba mientras la operadora hacia la acción de conectar.

—Llamada conectada, disculpe la tardanza, todo esto es producido por la distancia, conectando en 3… 2… 1… llamada aceptada —anunció la operadora mientras se escuchaba la comunicación muy baja y con mucha contaminación.

Solo diré… 45° Norte-67° Oeste-89° Limite, lo demás es tu prueba, no falles…—La pobre comunicación sólo da esas palabras mientras Thomas  las escuchaba pendiente debido al alto grado de contaminación acústica y la poca señal producido por la distancia.

El Teniente no alcanzó a responder a los números cuando la llamada ya había sido cortada, la voz parecía femenina pero no pudo captarla bien por lo malo de la comunicación, el hecho de que el auricular se haya roto, marcó un precedente en el reciente dialogo  unilateral, también se extrañó de que sólo le dijeran eso, más cuando las palabras finales eran “lo demás es tu prueba, no falles”

Terminando la ínfima conversación por auricular, se fue a la cabina de mando, ésta, aprovisionada con la mayor tecnología terrestre y venusiana, es capaz de cruzar el sistema solar en tan solo días, era una cabina enorme de doce pisos de alto, con compartimientos de relajación de la tripulación, comando de geografía espacial, laboratorio de partículas, todo tipo de entretenimiento y lo más importante, la gran computadora Gladys, colocada en el centro de todo y que estaba cubierta con una coraza de color negro, es allí donde finalmente, el teniente se tendría que introducir para ver la falla y la desviación de la navegación que tanto se había hablado.

Thomas  baja por el ascensor hacia la planta principal del centro de mando y se dirige directamente hacia la gran caja negra, que era de dos pisos de alto, totalmente de color negro, con las iniciales de Toshiko, y el símbolo de Gladys CO. Empieza a ver los compartimientos, pero no encuentra ninguno que le permita el acceso.

—La puerta de control está en la zona del timón —interrumpió la búsqueda Pamela, mientras Thomas  se incorporaba de pie para verla mejor ya que no se percató que cuando estaba con la llamada, ella ya había llegado de la enfermería— de ahí tendrás que pasar por los cables de fibra hasta llegar al cerebro por un gran pasillo, y luego de eso, el espacio se angosta hasta tener al cerebro y un monitor el cual salen las coordenadas, allí seguramente debe estar la bomba, lo sé porque está en el manual, así que no me mires como si fuera yo la que entrará en esa cosa— dijo acercándose al Teniente, de manera sumisa y con culpa de lo que había pasado anteriormente.

—Jajajaja —rió Thomas  en tono de burla— bueno, tú estarás a cargo de poner las coordenadas que te diga en la cabina del timón y van a pasar cinco segundos para poder colocarlas o si no Gladys se desconfigurará y tú sabes los problemas que eso acarrearía— sentencio el Teniente en tono seco.

—Sí lo sé, no te preocupes que lo recuerdo cada segundo —dijo Pamela mientras se mantenía al lado de él, este la miraba con indiferencia y con frialdad, no podía estar confundido por una cosa mínima— y por el asunto de la enfermería yo… no se… perdóname, no fue mi intención… yo…

—No te preocupes, estoy bien —respondió el agente— dile a Toshiko que no se acerque, no quiero que haga nada, esto puede ser muy peligroso.

—Está bien, no te preocupes, tiene para un buen tiempo en la enfermería, además, para serte sincera, aunque estuviera al lado tuyo, o en la parte más alejada, moriría igual si es que pasa algo —al decir esto la Mayor, se percató que había sido desubicada y se tapó la boca con sus manos— perdón, no quise ser impertinente.

—No te preocupes, hubiera dicho lo mismo en tu lugar, ¡bien! —se golpeó las manos— entonces manos a la obra —dijo animadamente el teniente mientras  sacaba el panel del timón, y bajó por un conducto que es un poco más grande que los espacios de aire acondicionado, hacía frío y estaba rodeado de cables de fibra, los que seguramente llevan la información del lugar de aterrizaje y los comandos para controlar a las maquinarias con que harán las ciudades modelo, eran hileras gruesas de un cable transparente con un centro verde claro, que es por donde pasaban los cordones de información. Pamela en tanto, procede a sentarse en el puesto de control de la nave y escucha atentamente las indicaciones de Thomas  por medio de una radio pequeña que éste le había pasado antes.

—Escúchame bien, estoy entrando al conducto principal, esto está lleno de cables verdes y transparentes, no hay indicios de una bomba o algún indicio de termita tecnológica que se haya comido parte de los cables, así que por aquí está todo bien, ahora veré el panel de control primario, ya… —iba diciéndole nítidamente por radio todo el procedimiento a la Mayor quien escuchaba atentamente y tomando nota en un pequeño cuaderno digital —en el panel de control no hay indicios de lo que te dije anteriormente, pero el interruptor del botón azul de operación lineal está apagado, Pamela, mira el panel, hay un botón azul que dice O.L., apriétalo.

—Ya, ya lo hice —dijo Pamela mientras buscaba el botón dentro del panel para apretarlo rápidamente.

—Ok, ahora mueve el cursor de la computadora a panel de control, ¿qué muestra?, debería salir una anormalidad en el conducto principal, o si no estamos perdidos porque si no marca que estoy aquí, tampoco marcará la presencia de algo en la Gladys, menos una bomba.

—Marca una salida de presión por el conducto principal, ¿ese eres tú, cierto?, además no marca ninguna anormalidad con el traspaso de información y tampoco muestra nada en la Gladys, me dice que está actuando correctamente.

—No, esto está mal —afirmó Thomas , lamentándose por la radio —algo  debe estar pasando con los cables de conexión, bueno, no importa que no muestre nada, total, tendré que ir directamente a la Gladys de igual forma… ahora veamos el panel del rumbo, lo estoy abriendo… hay una termita tecnológica, la eliminaré —le habló a Pamela mientras sacaba un pequeño mazo del overol para exterminar al insecto mutado de cerca de cuatro centímetros —ya, está muerto, anota eso en la bitácora, ahora veré el rumbo original… ¡¡¡no puede ser!!! —gritó desesperado el teniente mientras hacía saltar del susto a la Mayor desde su asiento —dime el curso actual, ¡rápido!

—¡Me asustaste!, déjame ver… esto debe ser una broma —dijo cuándo se percató del rumbo actual— …¡¡¡¡Thomas !!!! ¡¡Nos hemos desviado 30° al oeste!! ¡qué hago, que hago mi niño! Nos vamos a estrellar con Neptuno si no salimos de aquí!, por favor di algo rápido, estoy asustándome —gritaba Pamela mientras casi todos los científicos y personal de la tripulación se apostaron cerca del segundo piso para observar las indicaciones de la mayor a Thomas  y viceversa, ya que la radio se escuchaba perfecto.

—Tranquila, ingresa las coordenadas nuevas, levanta el vidrio y hazlo manual, de forma rápida y sin equivocarse.

—¿Pero, ya está todo listo?, no quiero ser yo la culpable de todo después, dime cuando lo estés.

—No, no lo está aún, es que estoy incomodo —Thomas  se daba vuelta por entremedio de los cables, estaba acostado por sobre ellos ya que el espacio era pequeño— recién me estoy metiendo en el panel de control principal, esto está muy frío, se me están congelando las piernas, ahora sí —en ese minuto Thomas  estaba a bordo del panel de control principal, algo nunca antes fabricado por terrícolas, era un panel negro con incrustaciones de cobre y oro, parecido a un microchip de tamaño descomunal, sin duda la puerta de entrada a Gladys —¡aquí está lleno de termitas!, ¡maldito Steven! —gritaba.

Ahí la confusión entre los científicos se acentuó, por la radio se escuchó claramente que Steven tenía algo que ver y eso inquieto a aquellos que estaban viendo y escuchando el espectáculo desde el segundo piso. La planta baja estaba vacía, no había nadie y acaecía un silencio descomunal, que solamente se interrumpía por la voz del teniente en la radio y las respuestas angustiadas de Pamela.

—Ya, ¿ya está? —preguntó la mayor preocupada, ya que se había dado cuenta de que estaban todos pendientes de  lo que pasaba en la Gladys y de sus actitudes con la radio, además que las letras y los números del panel del ascensor se movían y encendían, así que estaba en funcionamiento hacia la planta baja, alguien se acercaba.

—¡¡Sí!!, el panel está funcionando, ya maté a todas las termitas, anota, el cable de conexión de navegación estaba roto, lo habían comido alrededor de seis termitas aproximadamente y estaba el nido cibernético, así que ya no habrá más en el camino, ahora Pamela, ingresa las coordenadas… 45° N, 67° E, 89°  Limite Exterior —dicta Thomas  al recordar la llamada misteriosa.

—Pero ese es casi el fin del universo, no se conoce más allá del 90 exterior, Thomas  tengo miedo, ¿qué pasa si se desvía? ¿Caeríamos del universo?, no me hagas ponerlo hacia el 89 —el público presente empezaba a murmurar, era muy peligroso poner esa coordenada puesto que no se sabía lo que haba más allá. Junto con esto, se abrió la puerta corrediza del ascensor, era la heredera Toshiko quien salía del cubículo móvil, su rostro estaba compuesto y se veía peinada, aunque tenía una cara de preocupación también, en ese momento el murmullo fue peor, cosa que terminó bruscamente cuando Toshiko miró hacia el segundo piso y todos los científicos y la tripulación de mando se quedaron callados.

— ¡¡¡¡Solo hazlo carajo!!!! —le gritó enojado Thomas  por la radio a una Mayor compungida.

—¡Ya está! ¡No te enojes ahí dentro que puedes hacer algo mal! —le gritó Pamela ante el arrebato de Thomas , quien se notaba nervioso —ya está, está listo, ingresado, las coordenadas están puestas y no pasa nada raro así que hasta el momento todo bien.

Yap, ahora recién entraré a Gladys, esta maldita maquina tiene que tener un cortafuego para las coordenadas, por eso las puse antes, si no las colocaba y estaba la muralla de fuego, podríamos haber explotado. Ahora Pamela, escúchame bien, al lado tuyo, en la parte de atrás hay un traje igual al mío, cualquier cosa que suceda, te pones ese traje y entras a la Gladys, ¿de acuerdo?

—Ok, no te preocupes chiquito, cuídate mucho por favor, también te informo que Toshiko ya despertó y está al lado mío, me prometió solemnemente que no hará ni tocara nada —dijo Pamela casi obligada por la heredera, ésta, después de llamarle la atención con la mirada a los científicos, caminó lenta y silenciosamente hacia la Mayor, tocándole el brazo, causándole un susto de grueso calibre a la ya nerviosa Pamela, a la vez, empezó a alegar por la radio, y se escuchaban los “¿¿¿qué yo qué???” Luego de asegurar la agente de que la niña esmeralda no haría nada.

Mientras discutían las dos mujeres en la planta baja de la nave, Thomas  veía el mayor espectáculo de su corta y extremadamente peligrosa vida, salió de los cables y entró por la puerta de la Gladys, allí el paisaje fue otro, se pudo parar en un gran cuadrado gigante, allí al medio estaba la gran Gladys, una esfera verde llena de escamas octogonales que simulaban un gran panal, y un sin fin de cables transparentes y verdes todos con una dirección, el cerebro, la gran esfera. Los cables provenían de todas partes, del techo del cuadrado, del suelo, algunos que salían del techo y bajaban como guirnaldas hacia la Gladys, quien parecía que bombeaba información, ya que levitaba en el piso del gran cubo, allí, Thomas  se dio cuenta que esto no era tan simple como lo suponía.

No lo puedo creer, la inteligencia de la humanidad, hecha un solo artefacto… la Gladys, es increíble, no me atrevería ni a tocarla… espera un poco… hubo alguien que ya estuvo acá… eso es… —pensó Thomas  antes de hablar por la radio— ¡no! , ahora veo, Toshiko me será útil —dijo Thomas  contemplando el paisaje cibernético, Gladys, mientras palpitaba como un gran corazón verde y todos los cables, como arterias, llevaban información de la nave, suministros e incluso las actividades de los pasajeros, todo esto resguardado por el cuadrado negro el cual servía como protección, el agente de seguridad se acercó cuidadosamente hacia el panel, el cual tenía claros indicios de haber sido manipulado.

— ¿Pero no puedo ser yo? — le preguntaba la Mayor a Thomas  quien se notaba aún más alterado, ya que estaba viendo la gran manipulación de los cables en el panel de control de la esfera verde.

—¡¡No!!, tiene que ser ella y nadie más que ella —repitió Thomas  en tono nervioso y alterado— Dios mío, esto no puede estar pasando, esto sin duda es de otro planeta, estos cables, este panel de control, estas letras raras, todo tiene un significado que lógicamente parece ser la clave de la salvación —pensó.

—¡¿Qué yo qué?! ¿En qué podría ayudar yo? pero si yo independiente si se cómo es la Gladys, sólo los científicos saben el mecanismo, yo no… —se cuestionaba y preguntaba Toshiko, mientras Pamela celosa, sacaba el traje de la parte de atrás del panel y se lo pasaba bruscamente a la heredera.

—No preguntes y ponte este traje, si no te lo pones, morirías por el calor— se tragaba los insultos Pamela tirándole el traje gris a Toshiko— ¡ahora métete en ese tubo! ¡Y haz lo que te diga Thomas ! —sentenció.

—¡Está bien, está bien, no me apures!, ¡Hey ustedes tres! —gritó a unos científicos que estaban más alejados del grupo— vengan para acá, tengo una misión que darles. 

Al bajar rápidamente los científicos, jóvenes probablemente universitarios, Toshiko les comunicó los pasos a seguir: se tendrían que quedar junto con Pamela ante cualquier externalidad que sucediera, así ella estaría más tranquila puesto que se quedaría sola. Al asentir los hombres, Toshiko entró por el conducto hasta la Gladys, teniendo cuidado de no pisar los cables carcomidos por las termitas.

Estando en el compartimiento, avanzó por sobre los cordones de información, llegando al portal de la Gladys y viendo a Thomas  quien estaba en el panel de control principal, no sin antes presenciar la belleza del paisaje, sin duda, la mayor creación hecha por la humanidad, más bien, ella. Esta vez, la situación se tornaba un poco diferente puesto que el corazón se tornaba ligeramente morado y con claros signos de ser obstruido por algo.

— ¡¡Rápido Toshiko!!, ven, ¡¡aquí está el panel principal!!, ven antes de que esto explote —gritaba Thomas  mientras intentaba desamarrar un cable al cual se le iba acumulando líquido verde que iba hacia la Gladys.

—¿Qué pasa, por qué me llamas?, qué podría ayudar yo, si según tú soy una niña mimada —dijo orgullosamente Toshiko mientras veía en los ojos de Thomas , la creciente desesperación, eso la inquietó y dejó de insultarlo.

—Mira, de quién es esta marca y quién escribió esto, esto sin duda no es una escritura común y corriente, esto indica que ya habían estado acá y que parece que no fue en buena fe.

En el panel estaban marcadas con color plateado el signo de los siphelia y al lado una frase que no era en el idioma oficial, lleno de símbolos y dibujos que para Toshiko parecían incoherentes, pero para Thomas , algo se podían relacionar con la prueba que tanto le rondaba en la cabeza, la frase tenía una simbología rara, digno de un cuento de extraterrestres:

Si, lo reconozco, es el lápiz de mi padre, y esa frase la he visto varias veces en documentos del escritorio de Steven, pero nunca me dejó tomarlos siquiera, algunos tenían muchas firmas y en colores muy raros —dijo cortada Toshiko, debido a la presión de la situación.

Eres una maldita, además firmas cosas en el despacho de Steven, sin duda este es una trampa de “ella”, y pones símbolos, como si quisieras que nadie los descifrara, lo lamento “su majestad”, aunque me costó, aprendí a descifrarlos y te prometo, te juro por lo más sagrado, que “si, nos vamos a volver a ver” – pensó Thomas  a raíz de los sollozos de la heredera y ahora, ¿esto lo reconoces? —preguntó Thomas  colocando su mano en una manta que misteriosamente estaba colocada en un lado del panel de control.

El teniente sacó el mantel de color dorado dejando ver una gran bomba, que estaba envuelta en aquella manta, fraccionado en cuatro partes idénticas, todas cuadriculares, movidas por un sólo cablecito blanco, que iba directamente al compartimiento del timón y un contador que estaba marcando regresivamente en veinte minutos. Al remover el paño, la vista se les nubló a ambos, no lo podían creer, la bomba era cierta, nada podían hacer y el reloj contaba el tiempo restante, la nave comenzó a temblar suavemente haciendo que los dos se tuvieran que tomar por un mango que había en el panel, para no caer entre los cables que ya no tenían un color verde, sino algo más oscuro. Las bombas también tenían una inscripción con casi los mismos símbolos que el anterior, este último, dejó perplejo al teniente:

La profecía es verdad, ahora empiezo a creer…, maldito fue el día en que me aprendí estos símbolos, aún así, lo entiendo, es verdad… ¡es verdad!… jetin Libely —Thomas  no lo podía creer, estos símbolos, fueron los últimos de su contrato, los recordaba, quedándose por instantes perplejo y luego tomándolo con más calma, mas siempre tenía la incertidumbre de morir, mientras Toshiko se tapaba la cara de la impresión de la bomba.

—Por todos los cielos, esta dinamita puede hacer volar la nave y todo el contingente! —gritó Toshiko desesperada— Thomas , que podemos hacer, esto va a estallar en cualquier momento, ¡tenemos 20 minutos!

—Sí, por eso necesito tu ayuda —se apuró en decir Thomas , quien se despabilaba de sus pensamientos— esto tiene una clave para desactivarla, de seis dígitos, y tenemos tres posibilidades antes de que explote toda la nave, dime los seis números o una cifra importante, algo que sea familiar o si tienes los datos de los científicos.

—Déjame ver —Toshiko sacó de su overol una pequeña radio transparente, intentando llamar a los científicos que estaban al lado de Pamela —habla planta central, dígame missia, que sucede abajo —contestaron los científicos al acto de que Toshiko prendió el radio.

— Hola, si…tenemos un problema —dijo Toshiko apuradamente nerviosa— tenemos una bomba, que explotara en veinte minutos y necesita una clave de seis dígitos, da la alerta general, que todos los tripulantes normales vayan a los sectores de descanso, y ustedes revisen los controles junto con los planos de la Gladys para ver si tienen la clave de 6 dígitos que nos pide esta cosa.

—De inmediato missia —el contacto con la radio dio cambio y fuera, en la superficie los científicos se organizaron en buscar en las bibliotecas de documentos los planos y las claves principales de acceso, mientras Pamela seguía a los científicos preguntando por todas partes qué es lo que estaba pasando e intentándose contactar con el Teniente, puesto que la señal del radio tenía interferencia debido al poder que ejercía la Gladys.

—Rápido, rápido, esto puede explotar ahora mismo, además, los cables se están colocando cada vez más calientes —decía Toshiko mientras los tocaba apoyándose de ellos mientras temblaba suavemente— Thomas , no sé una combinación, puede ser cualquier número, desde mi fecha de nacimiento hasta las cifras de cuenta de Steven, cosa que ni mi madre lo sabe, esto es muy peligroso gritaba mientras Thomas  veía los dispositivos de la bomba.

—¡Tenemos que hacer algo!, el reloj pareciera avanzar más rápido, ¡ya quedan diecisiete minutos! —mencionó Thomas  mostrándole el contador que se encontraba en forma externa el explosivo.

Al decir esas palabras, comenzó otro temblor, esta vez de mayor magnitud y el corazón de la Gladys dejó de funcionar, éste se volvió negro, los cables cambian su tonalidad de verde claro a un negro intenso y con ello todas las comunicaciones, cordones de alta velocidad, cables transparentes y tubos de telecomunicaciones se tornaron negros, al presenciar eso, Thomas  intentó detener el temblor apretando algunos botones del panel pero fue imposible, dando paso a que algunos cables se salieron de su origen y empezarán, sin percatarse el Teniente, a expulsar el líquido negro directo en la cara de Toshiko, quien no pudo colocar sus brazos como escudo.

—¡¡¡Demonios!!!, ¡¡¡¡¡Aaahhhh, mi cara!!!!!, ¡¡¡no puedo ver nada!!! —explota a gritos Toshiko tocándose el líquido viscoso que tenía en su rostro, mientras Thomas  recién se daba cuenta de lo ocurrido, corrió a auxiliarla pasando por encima de todo, acostándola encima de los cables para que se relajara, ya que estaba muy tensa.

—Tranquila, Toshiko… saca tus brazos que no puedo ver nada, ¿te llegó a los ojos?, déjame ver —dijo Thomas  mientras tocaba la cara de Toshiko tratando de limpiarla con la manga del overol, que era lo único que tenía mientras el temblor pasaba lentamente, Toshiko comenzó a llorar de desesperación porque el líquido viscoso no salía fácilmente de su cara, Thomas  se sacó parte del overol para así sacarse la manga de la camisa que tenía colocada y de esta forma poder limpiar fácilmente— ya, tranquila, todo va a pasar, solo fue en la cara, no llegó a tus ojos —le repetía mientras pasaba la manga por las mejillas de una Toshiko completamente indefensa.

—¿Qué es esa cosa negra?, nunca la había visto en mi vida y tiene mal olor, como a tóxico, mi cara ¿está bien? —preguntaba Toshiko tocándose la cara al percatarse que podía haber sido un tóxico que la deformara.

—Es petróleo crudo —contestó el Teniente— ¿desde cuándo ocupan petróleo estas naves?, este producto se dejó de ocupar hace décadas, cómo es posible que todos los cables de la nave estuvieran conectados a la Gladys por medio de fuentes de petróleo, es ilógico —recalcó.

—Estas naves no ocupan petróleo, esto debe ser infiltrado, la máquina que controla los cables está en el cuarto de combustible —mencionó Toshiko mientras se incorporaba y comenzaban los temblores nuevamente, más fuerte y haciendo que otros cables se soltaran lanzando petróleo hacia distintas direcciones— hay que informarle a Pamela como sea.

—Sí, pero la radio no tiene señal, déjame intentar ahora ya que la Gladys dejó de funcionar —dijo Thomas  mientras se apartaba de unos cables que expulsaban petróleo a chorro, Toshiko ya estaba agarrándose de la baranda del panel principal, el nivel de petróleo subía más y más en el cuarto de la Gladys, hasta el punto que la capa de crudo no dejaba presenciar el piso del cubo —¡¡¡¡¡Pamela, Pamela!!!!! —Empezaba a hablar el agente por la radio— Pamela, esto se está poniendo muy mal, ¿puedes oírme? —preguntó gritando desesperado porque veía que ya el techo empezaba a ceder por el peso que ahora tenían los cables, llenos de petróleo.

—¡¡Thomas , Thomas !!, el panel se fue a negro, estamos a ciegas —gritó Pamela desesperada desde el otro lado del transmisor, ya que la nave estaba siguiendo curso desconocido y se habían apagado los motores— esto está muy mal, dime qué hago, todos los científicos están gritando desesperados, las iglesias de la nave están copadas de gente, hay un caos generalizado, y yo no puedo controlar todo, mi niño, ¡ayúdame! —exclamó la Mayor sintiendo los temblores mucho más fuertes que antes.

—¡¡Pamela!!, corre al cuarto de combustible, ¡¡ahí hay petróleo!!, debes detener el paso de petróleo para que Gladys siga funcionando, córtalos, mándalos al espacio por el tubo de escape que tienen los propulsores de Venus, inserta los cables y aprietas un botón, que aquí me dice el panel que es uno blanco cuadrado.

Cuando decía estas palabras, y habiendo escuchado el consentimiento de Pamela en su misión, ocurre un temblor bastante fuerte, todo esto era producto de que la Gladys estaba funcionando, pero estaba negra por el petróleo, los circuitos se encendían pero se abortaban al instante. Claramente se veía que la Gladys se encendía verde nuevamente pero luego, a los segundos, se colocaba negra expulsando más chorros de petróleo, haciendo que pareciera una guerra de facciones.

—¡¡Ahí están de nuevo los temblores!!, ¡¡Thomas  cúbrete!! —exclamó la heredera siphelia. Se escuchó un crujido y miró para arriba, el cable mayor el cual el techo lo sostenía, se estaba cayendo justo sobre la cabeza del Teniente, así que en un acto reflejo se abalanzó hacia Thomas  para protegerlo del chorro de petróleo y del cable suelto que caía, pero se tropezó con un cordón de telecomunicaciones y no alcanza a llegar, llegándole al Teniente directamente y sin nada que pudiera aplacar el golpe, el agente de seguridad cayó seco de cabeza hacia el piso, que ya estaba lleno de petróleo.

—¡No, Thomas ! —gritaba la niña esmeralda mientras lo veía sin movimiento en el piso ahora lleno de petróleo y con el cable encima. La heredera corrió hacia él, pero no puede levantar el cable, el sentimiento de impotencia le invadía, lloraba desconsolada porque no podía ayudar a su agente de seguridad, intentó sacarlo como pudo del petróleo y llevarlo a “tierras altas” que eran unas montoneras de cables, fue ahí cuando Thomas  se reincorporó justo en el momento preciso.

—¡Toshiko!, alejémonos de los cables, estos pueden explotar en cualquier momento —dijo el teniente sobresaltado, puesto que podía ser un arma de doble filo estar en tierras altas, cuando de repente, la Gladys empezó a fallar  y a soltar pequeñas chispas de los pilares que sostenían el paso de los cables, siendo estos medida de peligro.

—¡¡Oh Dios mío!!, ¡¡Thomas !!, ¡¡esto va a estallar!! —exclamó Toshiko, viendo que las chispas se hacían más frecuentes, pero ninguna llegaba al piso aún. Cuando llegó la más mínima estela en el piso, todo el compartimiento se incendió, los cables empezaron a estallar en pedazos, y el montículo donde estaban ellos, no fue la excepción. Entonces, Thomas  tomó fuerte a Toshiko, le colocó el gorro que tenía el overol a prueba de fuego y saltó evadiendo el cerro, pero fue demasiado tarde, pues los cables se reventaron justo en medio de los dos tripulantes, enviando a Thomas  y Toshiko a los extremos de la Gladys, el primero golpeándose nuevamente la cabeza y la segunda, rompiéndose un brazo que se quedó enganchado en un fierro del compartimiento, haciendo gritar de dolor profundo a la heredera, además de eso, uno de los cables que hizo explosión, se partió por la mitad, siendo expulsado hacia el panel de control y a la bomba, pasándola a llevar, lo cual provoca que se caiga una de las cuatro partes, mientras las chispas y el fuego presente el todo el cubo del cerebro presagiaba lo peor.

—¡¡Va a explotar!!, ¡¡va a explotar!! —le gritó Thomas  a Toshiko que recién se incorporaba, Thomas  se había pegado fuerte nuevamente en la cabeza, pero debido al peligro no había pasado mucho tiempo antes de reponerse —¡¡cúbrete con lo que tengas!! ¡esto va a estallar! —grita nuevamente intentando arrastrarse por entre los cables que no habían explotado para llegar a donde estaba Toshiko semi inconsciente.

—Thomas … —dijo la heredera con los ojos semi abiertos tratando de incorporarse lentamente, pero el fuego se intensificó y ocurrió una pequeña explosión en la Gladys, así se levantó rápidamente mientras el Teniente iba hacia ella—. ¡¡¡Noooo!!!... Thomas  quédate ahí, ¡¡¡esta cosa va a explotar!!!

Al momento de terminar la frase la pequeña bomba explota, haciendo que una parte del corazón de la Gladys se caiga hacia el petróleo incendiado, el humo en algún momento se hizo irrespirable: la coraza de la Gladys se desprendió y una parte del cerebro cayó al piso expulsando el petróleo absorbido, causando un incendio de mayores proporciones, los gases hicieron estallar la coraza y los cables del techo sucumbieron ente el peso y cedieron ante el poder del fuego, la coraza del techo, producto de la presión fue lanzada por los aires, casi haciendo quebrar los vidrios protectores del compartimiento de mando, Toshiko fue impulsada hacia la puerta principal de la Gladys, y Thomas  fue expulsado con los cables que quedaban hacia un costado de la muralla de metal donde se encontraba la puerta. Por su parte, Pamela no se percató de la explosión, sólo escucho un estruendo y un griterío de los científicos que estaban desde el segundo piso, impotentes de no poder hacer nada. La mayor se encontraba en el cuarto de máquinas viendo que cable era el que transportaba el líquido negro, de pronto, un nuevo temblor de características apocalípticas arremete en toda la nave, justo con eso cuando de la radio le dice Thomas :

—¡¡¡Pamela!!!, incendio… ¡¡petróleo… explosión!!, mi cabeza… mis costillas, ayúdame Pamela, encuentra el cable, por favor.

—Thomas , que diablos está pasando —dijo la mayor mientras estaba buscando entre los cientos de cables junto a los científicos que la acompañaban, y en el panel un botón blanco que al parecer no estaba en el control de mando principal— qué han sido estos temblores, qué explosión me hablas, ¡incendio!, mi niño no he podido encontrar el cable —hablaba desesperada Pamela mientras abría otro compartimiento de metal donde habían nuevamente miles de cables.

—Pame, tendrás que encontrarlo, el fuego se está expandiendo y nos falta la respiración —Thomas  tosía, mientras buscaba gateando a Toshiko quien recién se podía poner en pie y también estaba vomitando producto del tóxico de los gases.

—¿Qué fuego?, ¡¡de qué carajo de hablas!! —Pamela desconsolada tratando de buscar los cables y el botón blanco, no sabía nada de lo que estaba pasando— Thomas  por favor, ¡sálvanos de esto!, ¡no puedo hacerlo sola! —gritaba llorando mientras seguía buscando.

Esto es más peligroso que lo que temía…“ella” debió planearlo todo, y claro, Steven asintió solamente, pero no sabía lo que se venía, los terrícolas algunas veces son unos estúpidos, ambiciosos de poder sin ver el perjuicio de la víctima —pensó mientras hablaba por radio, el Teniente—  ¡Pame, Pame! —gritó hiperventilado  por la radio— va a haber una explosión gigante, tienes que encontrar ese cable y desconectarlo de la maquina ahora, debería estar escondido en el piso, encuéntralo por el bien de todos, ¡¡sólo hazlo!!... ¡¡oh no!!, ¡¡viene otra explosión!!, ¡¡necesitamos salir de aquí!! —le dijo por radio. 

En seguida, Toshiko se reincorporó como pudo y empezó a forzar la puerta donde habían entrado, entonces, Thomas  busca un fierro incandescente que estaba suelto y tomándolo de la parte fría con el overol antifuego, golpeó la puerta con el fierro al rojo, sin tener éxito.

El fuego, por su parte, se expandió hacia donde estaban los dos, y también este se empezó a expandir por los cables, haciendo un sin número de mechas de fuego, a raíz de los cables que estaban impregnados de petróleo, uno de ellos era el cable principal, el cual iba dirigido al laboratorio de partículas espaciales, provocando que las llamas llegaran hacia el segundo piso de la esfera de mando, y conllevó a la explosión de éste, matando a casi todos los científicos que estaban estudiando la forma de salvar la nave.

—Thomas , ¡no puedo respirar, haz algo! —gritó desesperada Toshiko mientras se abrazaba al Teniente, ya que el fuego se expandía mucho más e iba hacia donde estaban ellos— me siento mal, vomité sangre, estoy mareada…¡tienes que hacer algo!, ¡tú me cuidas! —le enroscaba la heredera mientras el agente de seguridad seguía golpeando la puerta principal de acceso.

—Eso intento, ¡eso intento! —incurría el Teniente a decir cuando los golpes surtieron efecto y se pudo abrir la puerta, pero el panorama era desolador, miles de termitas cibernéticas habían comido parte de los cables antes de llegar al acceso, eso provocó que el petróleo que había en esos cables saliera hacia la superficie, lo cual era combustible fresco para la expansión de las llamas. Toshiko no lo podía creer, lo que hubiera sido su salvación, ahora podría producir su muerte y la de todos los tripulantes.

—¡Ciérrala!, ¡cierra esa puerta Thomas ! —gritó la niña esmeralda viendo que el petróleo iba hacia las llamas, que lanzaban chispas, afortunadamente fuera del perímetro— ¡eres un estúpido!, ¡apagas las llamas con más petróleo!

—Espérame aquí y no te vayas a ninguna aparte, te prometo por mi vida que estaremos vivos, te lo prometo… tengo una idea —mirándola fijamente a los ojos y tocando su rostro con una sonrisa paternal, luego se va por la puerta de acceso y la cierra impidiendo que llegué petróleo pero a la vez dejando a la heredera sola. 

Te prometo por mi vida, nadie ha dado nada por mí y él me da su vida de aval… creo que también, el algún momento de la vida, también la daré por él.

Luego de un minuto, en donde seguían cayendo los cables y las cenizas del compartimiento, el fuego se expandía más rápido hacia donde estaba Toshiko, de pronto, la puerta de acceso se abrió rápidamente, ahí salió Thomas  con una capsula roja y un tubito con una pequeña batería, venía contento, pese a todo lo que estaba pasando, ya que la memoria no le falló y lo pudo encontrar a tiempo.

—Eres un imbécil, ¡un maldito idiota! —le gritó iracunda Toshiko al teniente golpeándolo en la cara con su puño bien apretado, el agente cayó al piso manifestando la herida que tenía en la cabeza— como te atreves a dejarme sola, ¡podría haber habido una explosión y yo ya estaría muerta! – arguyó fuertemente— o por Dios que he hecho, lo he golpeado, fuerte… tiene una herida en la cabeza, esa sangre no es por el golpe que le di, sino que es por…, ¡lo siento, lo siento!

—La segunda promesa que te hago es que cuando estemos a salvo podrás golpearme todo lo que quieras, no me importa, pero ahora tratemos de vivir civilizados dentro del cubículo —dijo Thomas  tratándose de incorporar, pero no pudo, ahí recurrió a la ayuda complaciente de Toshiko quien había meditado y lo ayudo a colocarse de pie— esta… esta es una capsula de oxigeno —dijo con dificultad y vomitando sangre— póntelo en tu traje, pero no tienes que respirar hasta cuando yo te diga ¿está claro? 

—Sí, yo… yo… haré lo que tú… me pidas que haga… gracias —dijo Toshiko cabeza agacha soltando algunas lágrimas, producto de la culpa, y viendo que el fuego venía hacia ellos, se abrazó fuertemente al Teniente, éste se sacó rápidamente el overol, manteniendo sus botas y se lo puso a la heredera de frente a su cara cubriéndola completamente.

—¡Qué haces!, noooo, ¡te quedaras sin protección!, ¡Thomas  no hagas eso! —exclamó Toshiko cubierta del overol del agente.

—Tranquila pequeña, todo va a salir bien, ahora quiero que tragues la capsula y aprietes la batería, eso es oxigeno hipercomprimido, respira profundo ahora, no te preocupes por nada, todo va a salir bien —dijo Thomas  abrazándola fuertemente.

Te prometo por mi vida, nadie ha dado nada por mí y él me da su vida de aval… creo que también, el algún momento de la vida, también la daré por él.

— Thomas , no quiero que mueras, ¡no quiero, lo prohíbo! —dijo Toshiko mojando con sus lágrimas el traje plomo que le había colocado el Teniente, quien ya sentía el calor del fuego.

—Pequeña…jajaja —se rió— hasta en eso tienes la potestad, de decir quien muere y quien no, ya te lo prometí, daré mi vida por ti si es necesario, aparte de ser mi trabajo, es mi obligación, es lo que yo quiero —sentenció— ahora prepárate y aprieta fuerte el overol, que vamos a cruzar por las llamas.

—Cuídate, no te puedo ver así que no te quemes, te lo ordeno.

—Está bien, ¿estás lista? —preguntó Thomas .

—Sí, lo estoy.

—Vamos… ¡Ahora! —gritó el Teniente comenzando a correr.

Thomas  tomó a Toshiko entre sus brazos, y parecido a un bebé, acurrucado en el pecho del agente, este corrió por entre los cables al rojo, por entre el fuego, las cenizas y el petróleo ardiendo tratando de buscar la salida, y observando que no tenía coraza al teniente se le ocurre una idea brillante.

—Podría ocupar la parte de la Gladys que se cayó y ocuparla como escalera, pero solo tendría un intento, y sería de vida o muerte, aún así, si el destino y “ella” lo han pensado así, lo haré sin más remedio —pensó.

El teniente logró salir del paso del fuego, pero las heridas en la cabeza, por el dolor y la presión, no lo dejaban pensar muy bien, además de los mareos, y todo esto con una Toshiko silenciosa y sollozante quien sólo se dejaba llevar por los movimientos del agente.

—Ya, estamos relativamente tranquilos —dijo Thomas  sacándole el overol a la heredera y mirándola como si la tormenta hubiera pasado y sin soltarla del modo en que la tenía —ya no hay coraza, sujétame fuerte y cuando yo te diga me sueltas ¿vale? —preguntó, viéndola llorar de angustia.

—No me dejaste sola, no me dejaste sola, no escapaste y me dejaste tirada, me protegiste, y cumpliste la orden de no morir —dijo sollozando y con la garganta apretada, la princesa Siphelia— sí, estoy dispuesta a hacer lo que tú digas —respondió.

—Bien… ¡no te enojes conmigo, vamos! —gritó.

Thomas  apretó a Toshiko y ya no la colocó estilo bebé con la cabeza en el hombro, sino que hace un movimiento rápido y la toma por la cintura. Toshiko se sorprendió de lo rápido que lo hizo, tomando en consideración el estado en que se encontraba el Teniente. Éste corre por sobre los cables destruidos y toma dirección al pedazo de cerebro de la Gladys que se había caído producto de la primera explosión, salta un montículo de cables, los cuales estaban como leña para el fuego que estaba produciendo el petróleo y corre por el pedazo incandescente del cerebro, llegando a estar pocos metros por debajo de la superficie de la planta baja y panel de tripulación central, avisó con un grito que todavía estaban vivos, así que allí lo esperaron soldados que se habían quedado a ver qué había pasado con él y la heredera y algunos científicos quienes habían bajado desde el segundo piso producto de la explosión del cuarto de partículas, es así como el teniente corre por entre la Gladys destruida, salta hacia la zona desprendida y lanza a Toshiko, quien antes había cerrado los ojos y justo antes de caer nuevamente, los soldados se apuraron en ayudar y la tomaron por los brazos ayudándola a salir del cubículo destruido y por ende, alejándola del peligro y de las llamas, como también habían paramédicos que le ayudaron con su brazo roto. Mientras los soldados y los científicos celebraban la salvación de la heredera, ella miraba sólo a Thomas , quien sonreía pero no hacía ademanes de saltar con ella.

—¡¡Thomas !! – le gritó la heredera— ¡¿qué haces?!, ahora te toca a ti, salta —le dijo por entre el humo que salía del cubículo hacia la planta del primer piso, mientras el Teniente seguía mirándola con cara paternal y sonriendo— ¡por favor salta!, ¡te lo ordeno!, no hagas una locura, por favor —le decía angustiada.

—¡Escapa de aquí! Esto en cualquier momento puede explotar, anda a los dormitorios, hazlo antes de que explote la cabina!, ustedes soldados, les tengo la orden de que saquen a la señorita Toshiko Siphelia y la ubiquen en sus aposentos, ¡háganlo rápido! —ordenó Thomas  al grupo de soldados, quienes rápidamente tomaron contra su voluntad a la niña esmeralda de los brazos, ya que se quería quedar con el teniente.

—¡¡¡¡Noooo!!!! ¡imbécil!, no lo hagas, no te quedes a morir, ¡por favor te lo suplico!... Thomas … no puedo dejarte solo ahora, por favor… salta… !salta! —gritó Toshiko forcejeando con los soldados para que la dejaran libre y así tomar la mano de Thomas — ¡por favor, quédate conmigo! —le gritaba desconsolada mientras se sacaba el overol que le había dado Thomas  por completo.

—¡Anda! ¡Vete! —le respondió suplicante Thomas — que están haciendo parados, soldados, ¡cumplid la orden que os he mandado! – dijo en tono solemne mientras veía que el petróleo seguía emanando, lanzando humo negro que se mantenía presente en Gladys, Toshiko, llorando le decía que no, no podía dejarlo ahí, sentenciado a muerte entre las llamas, pero unos soldados escolta la llevaron a la fuerza al dormitorio real contra su voluntad y el teniente sólo sonrió, le cerro un ojo,  y recibió el overol de un científico para volver a las brasas y el fuego expandiéndose, para de esa forma solucionar el problema de la bomba mientras la heredera se desintegraba en llanto y pesadumbre.

—Te prometo por mi vida, nadie ha dado nada por mí y él me da su vida de aval…creo que también, el algún momento de la vida, también la daré por él.

—Pamela, me puedes escuchar —habló Thomas  por el radio mientras corría por la Gladys que estaba desprendida y llena de pequeñas llamaradas — ¿encontraste el cable? —le preguntó.

—¡Thomas !, gracias a Dios estas bien —dijo por el otro lado la Mayor, no mi niño… no, no lo encuentro, qué hago, dime.

—Por favor, es de vida o muerte —insinuaba el Teniente mientras veía el reloj que estaba intacto y los tres pedazos restantes de bomba, estaban bien colocados y sin ningún indicio de fuego alrededor— sólo quedan dos minutos.

—Déjame ver… este es el último panel que hay en el piso, debería ser este —dijo Pamela forzosamente mientras sacaba con sus fuerzas el panel de acero mientras le decía a los científicos que vigilaran el paso de petróleo— ¡¡aquí está!!, maldito cable —dijo feliz la Mayor— espera , tiene un pañuelito dorado, ¿qué hago?

—¡No hagas nada!, ¡¡¡¡es una bomba!!!!, revisa que no tenga un contador.

—Veré si hay un reloj o algo así… Thomas , el fuego…, Dios mío,  ¡se está expandiendo por los cables para acá! —gritó la agente que veía el fuego expandirse lentamente por los cables, y aquellos estaban sin los paneles protectores, lo cual podan causar una explosión.

Thomas  al escuchar esto, le gritó al séquito de mando que llevaran cosas para apagar el fuego en la sala de máquinas y que ayuden a Pamela y los científicos a cerrar los paneles. Hasta frazadas servirían para extinguir el fuego, mientras tanto, el Teniente rodeaba la Gladys para llegar fuera del fuego y del humo y así poder desactivar la bomba, se acercó a ella, y revisó el panel de control del explosivo

—Seis dígitos, Toshiko nunca me los dijo ni los científicos pudieron descifrarlo, tendré que hacerlo manualmente —dijo Thomas  en voz alta

El fuego afloraba por todas partes, lentamente las llamas se dirigían hacia la parte donde estaba Thomas  que todavía podía ver cables intactos dentro de las cenizas y aquello era un peligro latente ya que las bombas estaban expuestas, cuando de pronto tuvo un destello de razón, dentro de todo el ambiente apocalíptico en que se encontraba.

—¡Claro esta!, ¡las coordenadas! —gritó Thomas  como si una decena de luces se les encendieron en su cerebro, e ingresó los números que supuestamente “ella” le dijo en el auricular, los colocó en el contador cuidadosamente pese a los movimientos que tenía la nave, procesó las coordenadas 456789 y ahí se logró abrir el panel que estaba sucio de cenizas y también con fisuras debido a las explosiones, al abrirse, las bombas se desactivaron, y logró poner las coordenadas activas, luego de eso, colocó los pedacitos envueltos en el pañuelo y la gran bomba en su traje que estaba casi destruido para que estuvieran a salvo del fuego.

No sé cómo funcionó la clave, O quizás sólo haya sido el que Pamela haya ingresado los números antes y desactivado el sistema de números de la bomba… sí, eso debió ser… “ella” sin duda lo sabía, es lógico, era mi prueba, ahora hay que terminarla de la mejor manera.

En eso Pamela llama por el auricular.

Thomas … Thomas , los guardias de escolta me ayudaron a sacar el cable del petróleo hacia el espacio, apagaron parte del fuego y ahora van allá para resolver lo del incendio, aquí, gracias a ellos no exploto nada, a propósito, la bomba se desactivó sola, se encendieron algunas luces y luego se apagó.

—¿Y qué más pasó allá? —le preguntó Thomas  quien trataba de apagar el fuego de los compartimientos centrales de Gladys que estaban todavía encendidos, el incendio ya se estaba considerando incontrolable y con todo el humo que salía, había dejado a todos casi ahogándose en la gran esfera de mando, pero afortunadamente, los extractores de aire todavía funcionaban.

—Jajaja, me conoces —le dijo Pamela riéndose— pasó otra cosa, lo malo es que aunque no explotamos, quedamos a la deriva igual o a velocidad crucero hasta cuando nos encontremos con un planeta, porque los motores se apagaron y Gladys era la única capaz de darle vida…¿Thomas , estás bien?, ¿estás ahí? —preguntó ante el silencio. 

—Sí, estoy aquí —respondió el teniente, pensativo— ¿te acuerdas de las coordenadas que dije cuando entré? —preguntó mientras trataba de ver lo bueno que había quedado la nave y también trataba de focalizar el incendio tratando de llevar a los cables a un solo lugar y con el petróleo inundando toda la cabina, aunque no se percató de la puerta de acceso la cual había forzado.

—Sí, me acuerdo, ¿por qué? 

—Se supone que iremos hacia esa dirección, siendo la clave de la salvación de la nave, así que la “Gottin” se dirige hacia allá, y de seguro habrá un planeta porque o si no, la Gladys no lo hubiera aceptado como coordenada —agregó Thomas .

—¿Y Toshiko cómo está? , se debió sentir súper mal con todo el humo y el fuego, que bueno que no murió, hubiera sido una pena haber salvado la nave y todo, pero menos a la futura Reina ¿no? —preguntó  la Mayor mientras ordenaba a los científicos cerrar las compuertas.

—Sí, es verdad, ahora se la llevaron a la fuerza al dormitorio, puesto que quería seguir acá pese a todos los peligros, ya… estoy cerrando la comunicación, apenas termines allá te veo en la esfera principal para reconocimiento de daños y hasta donde podremos llegar con toda esta parafernalia por la sobre vivencia.

—Gracias mi niño, haz pasado una gran prueba con esto —habló y terminó la comunicación Pamela— nos vemos en el centro de tripulación, bye.

Si supieras que esto fue una “real” prueba, y no fue sólo ficción… ojalá que Toshiko se encuentre bien, ojalá que en un futuro me perdone todo lo que he hecho por ella —pensó el Teniente, que en ese momento, no se daba cuenta de que el petróleo seguía emanando de los cables recién cortados, haciendo que el fuego no se extinguiera y provocando la lenta fatiga de la puerta de acceso, la cual daba también mucho petróleo y cables que servían como combustible. 

—Mi Teniente General, mi señor, déjenos ayudarle —gritaban arriba de la cabina los guardias de escolta y los científicos que se habían quedado, gritaban por entre el humo que había, que ya se tornaba insoportable.

—Gracias, ¡intenten apagar el fuego por favor!, traigan agua o químicos, ya que no tiene electricidad esta parte y sólo se sustenta por Gladys —les respondió Thomas  amablemente mientras agrupaba más cables y cordones de información sanos para el lado seco del cubículo, pero eso fue un presagio de lo peor, la puerta que había forzado anteriormente cede ante el fuego, levantándose una marea llena de petróleo, y pese a las advertencias y ayuda de parte de los científicos no se pudo hacer mucho, Thomas  al ver el panorama que se venía, les dijo que se alejaran lo más que podían, pero era demasiado tarde.

Finalmente, el compartimiento lleno de cables y petróleo provocó una gran expansión del fuego, los cables también empezaron a expandir y expulsaron lo último de petróleo que quedaba, que era mucho todavía, todo esto, ayudando a una posible explosión de combustible, el líquido tocó las llamas y ocurrió un estallido en los cables de reconocimiento y con ello en todo el cubículo, que ya estaba lleno de combustible, Thomas  no logró salirse de ese problema e intentó correr hacia la superficie, pero la explosión lo alcanzó ingratamente y fue arrojado junto con los soldados hacia fuera de la Gladys, siendo expulsados con fuerza, a los científicos los arrojó muy lejos, llegando algunos hasta el segundo piso y otros hacia el ascensor, mientras que el teniente general se estrelló fuertemente con la baranda del comando central en la cabeza, la Gladys, por su parte, debido a la explosión, se rompió y estalló como una serie de cristales, lo bueno de ella se desprendió de la suspensión, se quiebra y cae a las llamas del petróleo, también explotan la cabina de la tripulación y la de oficiales, producto de los cables que llevaban energía. Así, la parte delantera de la nave estaba casi destruida a cabalidad, navegando a ciegas, sin motores, sin un rumbo afortunado, puesto que no se sabía que planeta podían encontrar, y con Thomas  inconsciente en la loza de la cabina del timón que estaba en llamas, afortunadamente, las bombas seguían intactas, gracias al casi destruido traje protector que poseía el Teniente.

Pamela, por su parte, se dirigía al comando central cuando ocurrieron las explosiones, sintió un gran temblor que le movió el piso de una forma exagerada y casi se cae por un costado del pasillo. En ese momento se dio cuenta que algo no andaba bien y cambió su cara de felicidad debido a haber resuelto el problema del petróleo, por una de preocupación hacia Thomas  y el rumbo de la nave, así que se prestó para llegar al punto de reunión rápidamente y atravesó todo el gran pasillo hasta llegar a la entrada del timón central y el centro de comando, al llegar y abrir la puerta, vio una docena de cuerpos casi quemados, algunos gritando de dolor, otros que simplemente estaban desplomados en el piso empapados en sangre y algunos muertos, sólo le tocaba apreciar la desolación producida por las explosiones. Únicamente apretó los dientes, cerró sus ojos y puso sus manos para taparse su rostro, para así soltar algunos sollozos, empezó a caminar tal cual, sin visión por entre las cenizas, partes del cerebro y algunas partes del compartimiento, hasta presenciar la imagen que nunca ha de olvidar en su vida y que hasta sus últimos días siempre le hará recordar a Thomas ,  como telón de fondo, observó la figura del Teniente retorcida, bañada en sangre debajo de un trozo de metal al lado de la baranda, junto a unos guardias de escolta, corrió para socorrerlo, pensando que ya estaba sin vida, y una luz de esperanza pasó por sus ojos y oídos, cuando Thomas  se empezó a quejar y gemir de dolor, así, con una Gladys completamente calcinada, decenas de personas muertas y la explosión de toda la parte principal de la nave, mas no de toda ella, la prueba de Thomas  ha sido completada. Pamela, viendo que su compañero estaba vivo, se puso de rodillas, le dio un beso en sus labios, suave, tierno y de agradecimiento, para luego comenzar a llorar sin consuelo, hasta cuando llegaron los médicos.

—Gracias por salvarnos… nuevamente… por favor no te mueras porque no podría vivir sin ti… no me dejes… te amo con todo mi corazón, con toda mi alma y con todo mi cuerpo… te prometo que mi vida junto a la tuya no será en vano, siempre he creído en ti, y ahora más que nunca… Thomas .

Estaba en la OMP, recién ascendido Teniente General, me llamaban “el súper hombre”, ya que con solo 27 años y medio pude hacerme con ese cargo. Eran tiempos turbulentos y mi afición por los juegos de estrategia en tiempos de universidad, hizo que conociera el arte de la guerra. 

Producto de la nueva guerra en la selva amazónica, a los 21, el ejército me arrestó a la fuerza, según los de reclutamiento: “por el bien del planeta”, y no pude escapar de mi hogar en Birmingham hacia la universidad de Oxford, donde estudiaba “Guerra y relaciones interplanetarias”; en la facultad, mis amigos habían hecho un refugio para que no nos arrestaran como remisos producto de los bajos reclutamientos así que mi huida de la casa se iba a hacer en la noche, pero los guardias de la OMP me arrestaron antes de que yo pudiera escapar, dejando a mi familia consternada en llanto. Nunca más supe de mis amigos, algunos fueron detenidos y muertos en batalla en la zona de la sabana africana, otros prosiguieron sus estudios y se fueron a Venus para hacer una nueva historia en otro planeta, pero lo más horrible que paso aquellos días, fue cuando me enviaron al campo de batalla sin ninguna preparación, más aún, acompañado de la que era mi novia, la cual también se encontraba en mi casa esos días, nos pusieron en primera fila, a carne de cañón,  pero pudimos escapar no sin dificultad. Eran unos imbéciles si suponían que íbamos a pelear por lo que no nos correspondía, yo iba a ser un erudito de la guerra, un experto en relaciones con otros países, sabía más de lenguas y dialectos que cualquier otra persona en la universidad, aún así, no les importó y me mandaron como un vil novato al campo de batalla. Además, mi novia, Carolina, iba a ser médico en algunos meses, era cirujana y la mejor de su clase, pero no les importó y de igual forma la enviaron… ¡si tan sólo nos hubieran preguntado las especialidades!, ¡ella estaría viva!, hubiera estado en la tienda de campaña operando heridos, yo hubiera estado viendo mapas… pero no… no les importó, y como había falta de carne, nos mandaron adonde explotaban las bombas. 

Corrimos por la selva y logramos escapar por entre los frentes de batalla, pasamos tres días y dos noches en la intemperie, sobreviviendo gracias a la gran memoria que teníamos de ver esos programas de sobrevivientes en terrenos desolados y algunos en paisajes venusianos, así pudimos tomar agua de las plantas y comer lo que no era venenoso, pescar en los pozos que no estaban contaminados con petróleo y poder aplacar las lluvias que siempre caían de noche. Hasta que llegó el horrendo día, despertamos en la mañana por un bombazo, las tropas insurgentes se habían desplazado hacia donde estábamos, eso quería decir que los de la OMP estaban perdiendo la batalla, tratamos de levantarnos como pudimos y seguimos corriendo... ¡nos estaban persiguiendo!, con armas modernas nos disparaban ráfagas de balas celestes, una munición especial que no tenía acero, sólo era una bola de luz mucho más poderosa que una bala, así destruían los árboles para cortarnos el paso, le grité a mi novia que se adelantara porque no quería que le pasara nada, ella obedeció, como siempre lo hacía, y corrimos hacia un acantilado… se nos había acabado el camino y nos escondimos tras unos matorrales altos, allí llegaron cinco soldados rebeldes con pistolas de luz celeste.

Estábamos rodeados, nos quedamos solo cinco minutos esperando el desenlace, que fueron los más largos de mi vida, en los que pude contemplar la belleza de ella mientras observaba a los soldados quienes no se daban por vencido al buscarnos. Silenciosamente me acerqué, toqué sus manos que aún, pese a todo lo que habíamos pasado, estaban suaves y lisas, la miré, toqué con mis manos su rostro y la besé profundamente sin hacer ruido, ella comenzó a llorar y sus lágrimas llegaron a mis mejillas haciendo que también llorara, luego de eso la seguí mirando por el tiempo que se pudo, sin duda era nuestra despedida, hasta que un helicóptero de los rebeldes llegó al lugar y nos delató desde el aire, ahí comenzamos a correr de nuevo, pero una bala de luz impactó de lleno la pierna de Carolina, destruyéndola y provocando que cayera al piso desatando las risas de los rebeldes, yo me quede allí, grité desesperado que se levantara, la ayudé y cuando la estaba cargándola, me dijo entre dolor, griterío y llanto desconsolado que me escapara, que me fuera, que la dejara puesto que ya sabía su futuro, yo le dije que no podía hacerlo, que la amaba, que era lo único que tenía en mi vida, que además le había preparado una gran sorpresa y que producto del arresto, la iba a hacer para cuando llegáramos, que no me podía dejar solo, que por favor resistiera.

Era una escena dolorosa, hacía rato que habían llegado los rebeldes a mi lado apuntándome con sus armas y yo ya no me quería ir, estaba junto a ella que se desangraba, ella me suplicaba que escapara, pero yo lo negaba, hasta el momento de que ella me toma la nuca y se levanta para darme un beso... fue el último, me dijo “te amo y te amaré siempre” cerró sus ojos... y falleció.

Fue como si clavaran mil puñales al corazón, me largué a llorar desconsoladamente, era mi vida, no podía vivir sin ella, los rebeldes nos miraban con burla, me ridiculizaban con mis llantos y dejaban que me ahogara aún más en mi desolación, lo único que quería era acompañarla, no quería más guerra, el mundo se me destruyó con su muerte y ya no había nada más que hacer, la veía una vez más, recordaba cómo cerró sus ojos y ahora su rostro era de dolor. Yo estaba empapado en sangre, pero eso no importaba, la tomé nuevamente pese a las presiones de los rebeldes que seguían mirando con gozo como sufría, y la besé profundamente, fue ahí cuando un rebelde me apuntó más firmemente con su arma queriendo dispararme, me dijo que en tres segundos me mataba, aunque yo hubiera querido que me eliminara al instante, contó los segundos y cuando estaba a punto de apretar el botón del disparo, una ráfaga de metralleta destruyó todo lo que había a su paso, mataron a los rebeldes que estaban, yo me tiré al piso cuidando de que a Carolina no le llegara otra bala y de pronto llegaron miembros del escuadrón de donde habíamos escapado, me ayudaron a levantarme y pensaron que nos habíamos convertidos en prisioneros de los insurgentes, yo asentí tímidamente porque así nos librábamos de la condena militar, vieron a Carolina muerta, y me dieron el pésame. Ahí mi pena se convirtió en ira, le quité el arma que tenía al rebelde caído, y corrí hacia el acantilado, donde había estado el helicóptero, que se estaba escapando, y con fuego en mis ojos y mi corazón convertido en un infierno, disparé como pude y cuantas balas de luz conseguí hacia la máquina, logrando darle en el tanque de combustible, allí me empezaron a disparar, pero no me cubrí, si me mataban era mejor, me podría reunir con mi novia, pero tuve mala suerte, seguí disparando, gritando de odio hacia el helicóptero, y logre darle varias veces de nuevo, ahora con consecuencias, la nave explotó en el aire, y presencié como los insurgentes caían al acantilado quemándose completamente mientras que el helicóptero calcinado se iba en picada libre. Mi corazón sintió un alivio, repentino, tiré la arma al piso, y caí de rodillas, agaché mi cabeza, y lloré pidiendo que regresara a la vida.

Luego de eso, los soldados de la OMP me llevaron junto con el cuerpo de Carolina a la base central, allí les informaron que nos habían tenido como rehenes, que habían matado a la recluta Williams y que yo había destruido a un helicóptero enemigo sin necesidad de ayuda. El Brigadier General en ese entonces, Smith, recién ahí me preguntó qué especialidad tenía… yo ofuscado y todavía en un estado de depresión extrema le enrostré en la cara lo que habían hecho, mandarnos sin preguntarnos nada, arrestarnos como delincuentes en Inglaterra por una guerra que ni siquiera era nuestra responsabilidad, pero que debíamos por el supuesto “deber del planeta”, y además, por ser los “autores intelectuales” de la muerte de Carolina. El Brigadier no me dijo nada, se quedó completamente callado, los soldados que estaban ahí esperaban el peor castigo por haber respondido de mala manera y además, dudar de la integridad del ejército planetario hacia un General que se suponía que era de alto rango. Smith me miró con autoridad, y me mandó a su oficina. Yo enojado, salí rápidamente hacia ella, y cuando entré, estaban mis padres y los de Caro, los primeros me miraron con una cara de pena por todo lo que había pasado, estaba completamente sucio, lleno de barro y de sangre. Los padres de Carolina se acercaron a mí, miraron mis ropas haraposas, llenas de líquido rojo y se lanzaron a llorar dándome el abrazo más fuerte que nadie me había dado, sentí todo el calor de mi novia en aquel apretón, me lancé a llorar y mis padres también se acercaron para dar un abrazo colectivo.

Smith llegó a la oficina, no sin antes advertir a los soldados el juramento de silencio ante mi insubordinación, miró el escenario, se sentó en su puesto y empezó a revisar unos documentos. Todos lo miramos con odio, pero nos sentamos tranquilos en cada asiento que nos tenía preparado, allí él nos dijo que podía ir a velar a mi novia en mi hogar, la Gran Bretaña, tenía cinco días para velarla y volver al cuartel, nuevamente me preguntó la especialidad, y le dije más calmado que era guerra y relaciones interplanetarias. Smith sonrió y me dijo “cuando llegues, repórtate en esta oficina, ahora Coronel Stephenson, tienes un día más de duelo”. Yo asentí tímidamente y luego de eso nos informó que el avión ya estaba con los motores encendidos para partir, las familias fueron a la morgue para retirar el cuerpo y estuvieron un momento con ella mientras yo con mi padre mirábamos el techo de la recepción. Las lágrimas todavía no podían parar de salir, recordaba cada momento junto a ella todo lo malo, todo lo bueno, su carita tan linda no podía sacármela de la cabeza, y era obvio, había muerto entre mis brazos injustamente.

Mi madre me contó que la habían vestido con sus ropas, la habían perfumado, en parte le habían quitado la expresión de dolor ya que ahora se veía más serena y la colocaron en un ataúd especial para oficiales. Nos llamaron para llevar el féretro hacia el avión y nos elevamos con destino al aeropuerto de Birmingham. Durante el vuelo sólo se escucharon algunas palabras, yo estaba acurrucado encima de las faldas de mi madre tratando de salir del abismo sin éxito y no tuve las ganas tampoco de escuchar alguna conversación. Llegamos rápidamente al aeropuerto ya que los nuevos propulsores venusianos que tenía el ejército acortaban de forma significativa el tiempo de vuelo, sólo nos demoramos una hora, de las veinte que supuestamente se hubiera demorado en tiempos de la guerra de civilizaciones. Allí nos esperó un contingente de unos seis soldados y una secretaria, la cual al momento de llegar, tomaron el ataúd y lo llevaron a paso lento de manera de un protocolo militar, mientras la mujer nos daba el pésame y me informaba que ella iba a ser mi secretaria, en mis labores como Coronel. Yo en mi estado de letargo, asentí nuevamente mientras se llevaban el cuerpo de mi amada hacia la catedral donde ya todos nuestros familiares y amigos estaban presentes.

Fueron los tres días de ritual más tristes de mi corta vida, había llegado a mi casa, me cambie de ropas y fui a la catedral, allí todos me vieron llegar, observando mi cara de pena, tristeza y dolor que se notaba por las lágrimas que todavía no se me secaban. Ella estaba al medio del altar, con muchas flores alrededor una coronas a los costados y unas velas que no expelían cera ni se gastaban, siendo una de las únicas innovaciones a los rituales de la muerte, caminé hacia ella a paso lento, cada uno más pesado que el anterior,  negaba completamente su muerte porque todavía la sentía al lado mío, negaba su fallecimiento porque era lo único que tenía y haciendo fuerzas caminaba cada vez más rápido pese al peso moral que tenía en la espalda y una sensación de gravedad que me impedía caminar más, avancé rápidamente por la iglesia y logré con todas mis fuerzas llegar al féretro. Allí estaba, tan linda y calmada como siempre, pareciera como si estuviera dormida plácidamente, sus manos tocaban su pecho y sostenían un ramito de flores blancas, le habían colocado sus aritos que tanto le gustaban y tenía su vestido favorito, el rosado. La mire fijamente y empecé a hablar de a poco con ella, preguntándome siempre ¿por qué?, toda la gente que había ido me dejó estar algunos minutos con ella, le hable bajito y creía que ella asentía todo lo que le decía, al final de todo, me largué a llorar y me despedí de ella nuevamente, de pronto mi cuerpo empezó a temblar por completo, me fui desvaneciendo poco a poco, pero mi padre que se había acercado me sostuvo y logró llevarme a la banca más cercana del ataúd.

El funeral fue multitudinario, cientos de amigos y familiares fueron a la catedral y al cementerio, todos dándome una palabra de aliento y es más, ninguno me recriminó lo que había pasado, lo cual me dejó más tranquilo en parte, puesto que la culpa, según yo, era del ejército y mía. Cargamos el ataúd del hall del cementerio hasta un carrito con personal encargado de las exequias y luego lo seguimos hasta el lugar donde se realizaría el entierro acondicionado con sillas, bancas de aluminio, algunos arreglos florales y una gran carpa que tapaba el cielo grisáceo que había aquella tarde. Yo no había dormido en todos esos días, me había quedado hasta el último momento en la catedral y me había levantado temprano para volver a ella, sin dormir nada y repasar una y otra vez lo ocurrido en las noches. Debido a eso, tenía unos lentes negros bastante grandes para ocultar las ojeras y un cinturón en mi pantalón que lo sostenían producto de la falta de alimento, ya que tampoco había querido comer nada. Fui acompañado de mis amigos y compañeros de universidad que se habían salvado de la leva forzosa y de las amigas de Carolina quienes no se despegaron de mí en ningún momento. El sacerdote de la congregación hizo un pequeño responso junto con el que ya había dado en la iglesia, lanzó agua bendita, bendijo a los presentes y al féretro y entonces todos nos despedimos llorando con angustia. Finalmente, apretaron el botón para bajarlo, allí lentamente se iba de nosotros, se iba de mí, me dejaba solo, sin nada más que mi nuevo e injusto rango militar.

Los días siguientes fueron oscuros y los pasé en la casa, estaba lloviendo fuertemente, típico del centro de la gran isla. Uno de esos días, recibí las visita de las amigas de Carolina, ellas me dieron animo ya que conocían a la perfección al relación casi matrimonial que tenía con ella, es por eso, que habían ido a dejarme algunas pertenencias que habían tenido ellas y que ahora era mejor, para el recuerdo, que yo las poseyera. También llegaron mis amigos, estos no con muy buenas noticias, porque también habían ido a velatorios de compañeros nuestros que cayeron en batalla, esta vez en medio oriente y me preguntaban si me sentía bien para ir al funeral, yo respondí que sí, que aunque la pena me embargara, tenía que sobreponerme (mentira) y por lo menos ir a despedir a mis amigos. Así que al otro día fui a los responsos de Tom, Louis y David y los vi alejarse del mundo terrenal.

Los días transcurrían de forma lenta, la lluvia caía de forma copiosa, yo estaba sentado en la orilla de mi ventana… de nuestra ventana. Sostenía una caja, que eran sus pertenencias, estuve cerca de seis horas viendo el agua caer, ver a la gente que transitaba por la calle, sus impermeables y ropa de secado automático, vi como una pareja se encontraba en la puerta de mi casa, quizás para ir a alguna tienda o algo por el estilo, y cuando fueron las seis de la tarde, ya oscuro, le dije a mi madre, quien estaba cocinando, que saldría por unas horas y llegaría a cenar, ella me quedó mirando de manera rara y extrañada, pero asintió ya que veía en mis ojos que no me suicidaría. Salí a la calle y me dirigí al cementerio… a verla. 

Allá estaba lloviendo más fuerte, las gotas eran piedras que me caían en todo el cuerpo, entré al cementerio por la puerta de servicio, la única que estaba abierta, adentro era un parque lleno de árboles en los costados de los caminos para dejar solo el pasto y las tumbas en los cuadrados. Llegué a la tumba de Carolina, la cual ya estaba sellada y con flores alrededor, obra de su madre lógicamente, y me puse de rodillas para ver la lápida más nítidamente, ya que la lluvia casi impedía la visión.

—Hola chiquita, aquí estoy de nuevo, esta parece que será la última vez que nos veremos —dije en voz baja, mirando el suelo, húmedo y barroso— me iré al amazonas a derrotar y eliminar a todos los rebeldes, lo hago por ti porque tú no te merecías morir, ¡nos íbamos a casar por Dios!... —me quedé pensando y luego proseguí— ya me dieron el rango y mi próxima misión, la universidad aceleró los papeles de mi titulación, así que dentro de las siguientes semanas seré un doctor en sistemas de guerra y relaciones interplanetarias… ¿novedoso no?, ojala estuvieras ahí en la ceremonia de premiación, me haces falta chiquitita.

Mis lágrimas salieron a la luz, no aguantaba más, deseaba estar con ella, pero tenía que ser fuerte...ahora tenía que acabar con el mal que asolaba el mundo, en otro lugar del planeta quizás alguien esté haciendo lo mismo, y tendrá impotencia de no hacer nada, yo esta vez, podría hacer algo, batallar contra las fuerzas insurgentes y separatistas, dar la paz que el mundo necesita y finalmente encontrar y encarar al culpable de la muerte de Carolina, al destino… y a Dios. De algo a lo cual estaba en contra, ahora obligadamente tendré que asumir un camino, y ese camino será la guerra.

Mientras lloraba desconsolado, empapado puesto que la lluvia seguía con más fuerza, caminaba por ahí una niña, quizás tenía mi misma edad o un poco más joven, se me quedó mirando de forma complaciente y yo sólo me di cuenta que había alguien observándome, entonces me levanté para ver de quien se trataba. En eso llegó y me dijo:

—Hola, ¿puedo acompañarte?

—…hola, por qué me quieres acompañar, ¿te conozco?

—No… jajaja… no me conoces me dijo riendo —me llamo Corina, vine a ver a mi novio que esta acá, y bueno… te vi, y pensé venir a saludarte y si quieres te puedo acompañar a pasar un poco la pena, ¿Quién es la persona que está ahí?, ¿tu novia?

—Me llamo Thomas  —me presenté—  sí, es ella, murió en el amazonas, en mis brazos.

—Lo siento mucho, en serio… la muerte muchas veces es injusta, todo algunas veces es injusto en esta tierra, por eso los humanos intentan salir de ella y buscar nuevos rumbos… estoy segura que la amabas mucho y por eso has venido en este día de lluvia copiosa, ¿no es así?

—Sí, la amaba más que a todo en este mundo y en el otro, podría dar mi alma para que ella volviera a la vida, si pudiera retroceder en el tiempo… yo… yo —ahí no pude más y me lancé a llorar de rodillas en frente de la tumba de mi amada.

—Thomas …  — Corina se agachó y me tomó los hombros, subió mi cara para que la viera de frente, y siguió— tú no tienes la culpa de nada, no fuiste el culpable de su muerte, ella te amaba mucho, no está enojada contigo para nada, todo lo que pasó fue por el destino, fue éste el culpable de la muerte de tu amada, pero también el destino no es el malo de la película, el destino es en sí mismo, y lo hacen las personas, sin darse cuenta.

—¿Entonces quieres decir que yo tuve la culpa en realidad? —dije llorando mientras Corina me miraba con una sonrisa en sus labios. 

—No, tontito, porque tu destino era también el de Carolina, los dos tenían un solo destino, ¿se iban a casar o no?, tengo muy buen oído, ahora ese destino pasó a tus manos. Recuerda, ella siempre te amó, te ama y te amará por siempre, no está enfadada contigo ni nada menos, siempre estará contigo cuidándote de que nada te pase, tienes un ángel en el cielo que te cuida y protege… solo hazte un buen destino, cumple tus sueños, y sé el mejor en todo, yo creo que eso también te lo dijo alguna vez… me tengo que ir porque me esperan en la entrada… cuídate y recuerda, ella siempre te amará y siempre estará contigo, no en cuerpo, pero si en espíritu… adiós, Thomas  —Corina en esos momentos se levantó y se fue caminando rápidamente por entre los árboles de la calle principal, en medio de una fuerte lluvia que dejaba embarrado a todo aquel que pisara el pasto.

—Gracias… Corina… “ella te amaba mucho, no está enojada contigo para nada, todo lo que pasó fue por el destino, fue éste el culpable de la muerte de tu amada, pero también el destino no es el malo de la película, el destino es en sí mismo, y lo hacen los hombres, sin darse cuenta”.

Me quede mirando un poco más la lápida de Carolina, tenía una foto plastificada de su cara, para que no se arruinara con la lluvia que cae cerca de la mitad del año en esta zona. De pronto, llegó Doreen, mi nueva secretaria con un portafolio amarillo, estaba muy cansada por la lluvia y por el cansancio de llegar rápidamente donde me encontraba.

—Mi coronel —me dijo saludándome militarmente,  mientras yo seguía contemplando la tumba— tengo información preciada, un memo de nuestro Brigadier General Smith, quien también me solicitó, bueno… más bien me ordenó que me quedara con usted hasta el día del despegue.

—Así que Smith quiere que no me escape hasta mañana en la tarde, que iluso, está bien que no haya querido la guerra, pero eso no quiere decir que odie el ejército, de hecho… lo teníamos conversado con Caro, me iba a alistar apenas terminara la carrera para tener más espacio en la OMP. Y así tener más roce con mi carrera ¿y qué más me tienes?

—Tengo este portafolio con sus indicaciones y también una carta de la madre de la señorita Carolina.

—Pásamelas —recibí de Doreen las cosas, y solo me preocupé de la carta, ya que la mamá de Caro sabía que no me gustaban mucho los nuevos auriculares telefónicos, abrí la carta que era de papel impermeable, y comencé a leer.

Querido Thomas :

En casa están todos los materiales de estudio de Carolina, quizás a ti te pueden servir más, los llevare a casa hoy o mañana antes de que te vayas. Yo con tal de que el recuerdo de mi hija no se desvanezca, estoy tranquila. Tú la amaste (amas) mucho y me siento contenta de que los últimos momentos que estuvo viva los haya pasado contigo, no guardo rencores ni odios, estoy en paz.

Gracias y nos vemos

Doreen, te puedes ir por un momento, espérame en la calle principal, me despediré de Carolina —dije, un poco más tranquilo por la lectura de la carta, ya eran los últimos momentos de mi existencia al lado de mi amada.

—Por supuesto mi coronel —la secretaria se puso firme y dio media vuelta hacia la calle.

Los últimos momentos en que estuve en la tumba de Carolina fueron los más decidores de mi vida, ahí, en esos pocos minutos pude expresar todo lo que sentía. Recién había dejado de llover y sólo corría un viento húmedo el cual hacia mover mi abrigo, me levanté y le expresé todo mi amor a mi novia, quien ya posiblemente esté en el cielo.

—Mi futuro era contigo, el destino se adelantó y me hizo coronel, el destino se adelantó, y fuiste quitada de mis brazos, como también este destino tan cruel se equivocó, puesto que todo lo que soy ahora, no lo disfruto ya que no estás conmigo… se adelantaron… se equivocaron… mi amor… me tengo que ir, quiero decir que te amo y siempre te amaré, ruego al cielo para que siempre estés al lado mío, como yo también siempre estaré a tu lado… en alma. Te seré fiel siempre y mi corazón, hasta el final de mis días, será tuyo. Falleciste un jueves, y estaré rezando por tu alma, todos los días del mismo nombre. Me convertiré en el mejor soldado, como tú también me lo pediste alguna vez, cuando dijiste que te convertirías en la mejor médica y yo en el mejor militar diplomático, hasta me largué a reír cuando dijiste que sería capitán general de cinco estrellas, pero ahora eso se ve más claro, lo haré por ti y por el amor que te tengo, seré el mejor y te vengaré, no sólo en palabra, sino en hechos; eliminaré a todo ser capaz de entristecer el destino de los inocentes y así haré un futuro mejor para todos……… te amo y siempre te amaré… Carolina Williams —me agaché y saqué de mi bolsillo una cajita negra con incrustaciones doradas —esto lo haba comprado para ti  semanas antes pero no había tenido el valor para entregártelo, aunque lamentablemente tenía planeado hacerlo cuando llegaron los soldados a arrestarnos, es nuestro anillo de matrimonio —me largué a llorar nuevamente mientras el viento soplaba más fuerte, ahí me levanté, y dejé la cajita con el anillo en el centro de la lápida— aquí está el mío —dije y me saqué los guantes de cuero para mostrarle el anillo puesto en la mano indicada —y siempre lo tendré ahí, hasta el final de mis días. Caro, te amo… esposa mía.

Me coloqué el guante, me levanté débilmente, sequé sin éxito mis lágrimas, me puse firme y di mi primer saludo militar mientras veía por última vez la tumba y la foto de esa carita tan bonita, que tenía como carta de presentación, la lápida que se llevaba todos mis sueños. 

Me di media vuelta, y empecé a caminar hacia los árboles, donde Doreen me estaba esperando para llevarme a casa. Me miraba con un rostro de complacencia, y no me dijo nada, sólo me siguió mientras recorríamos el camino principal.

— Señor, le ruego que acelere sus pasos, el vigía se extrañó que hubiera alguien en el cementerio a esta hora.

—No te preocupes, no era el único, también estaba una niña llamada Corina.

—Mi Coronel, no me gusta contradecir, pero usted es el único que ha entrado al cementerio hoy, la puertas estaban cerradas para el público, no hubo nadie que entrase o saliera del cementerio, sólo usted.

—Pero debiste verla cuando salía del cementerio a la puerta principal, ella se fue por ese camino, tú llegaste justo después de que ella se fuera, debieron haberse encontrado de frente, además la habían venido a buscar, debió haber un auto o una persona esperándola también… es imposible que no la hayas visto.

—Señor, lo siento, no vi a nadie, camine todo el tiempo por la calzada principal y no vi a la persona que usted dice, y todas las veredas conducen a ella.

—Esto es imposible, ella se despidió de mi… ella… se despidió…!Doreen!¡no puede ser! —me desesperé y empecé a correr de vuelta a la tumba de Carolina, y cuando llegué allí, la cajita estaba abierta y el anillo ya no estaba. Mire hacia la lápida, me saqué mis guantes nuevamente, observe mi anillo, lo besé y observé el cielo, justo cuando las nubes se abrieron en el horizonte, dándole a mi cuerpo el sol del atardecer que me ayudaron a secar mis lágrimas y colocar una sonrisa que desde hace días no tenía.

“Ella te amaba mucho, no está enojada contigo para nada, todo lo que paso fue por el destino, fue éste el culpable de la muerte de tu amada, pero también el destino no es el malo de la película, el destino es en sí mismo, y lo hacen los hombres, sin darse cuenta”.

Toshiko se encontraba al lado de Thomas , intentaba escuchar las palabras que él decía sin éxito, se dio cuenta en esos días que el Teniente hablaba solo, pero que era efecto de la inconsciencia artificial que le tenían colocada para así limpiar al organismo y de esta forma, ayudar a su cura; el cerebro se colocaba en estado de reposo y las heridas o el dolor lograba ser aplacado, además, los médicos en el momento de inconsciencia le reparan las heridas con renovadores y regeneradores láser que aceleraban el proceso de cicatrizado. Producto de eso, el agente ya podía modular y tener acciones reflejas, así que, en sus sueños hablaba o balbuceaba, la Princesa Siphelia debido a que no escuchaba se intentó acercar aún más a su boca, lo que le permitió escuchar algunos nombres, algunas conversaciones sin sentido y le pareció que el Teniente estaba soñando. De momento apareció Pamela llena de aceite que ahora le habían colocado al nuevo timón de madera que finalmente había resultado más que un adorno.

—¿Qué haces?, ¿por qué estás tan cerca de Thomas ?, ¡le intentabas dar un beso! exclamó sorprendida la mayor.

—¡¿Qué?!, ¡¿yo?! preguntó cínicamente Toshiko – nooooo, por favor, como se te ocurre Pamela, sólo que estaba intentando escuchar a Thomas , porque está empezando a hablar solo cuando está inconsciente y menciona varios nombres, algo de Corina, Karina, Carolina, algo así, pero no le puedo escuchar bien, ¿tú sabes algo de eso?, quizás sí, porque estaba alterándose mucho este último tiempo.

—No, no sé nada acerca de lo que me dices, deben ser sueños, recuerda que cuando se le coloca a las personas la inconsciencia asistida, tienden a tener sueños abstractos, así que no te preocupes por nada, deben ser efectos del sueño.

—Sí lo sé, pero también alguno de aquellos sueños suelen ser recuerdos, mi maestro alguna vez me lo dijo.

—Puede ser, pero en todo caso no venía a vigilarte dijo Pamela mientras se sacaba parte del aceite con un paño de mecánicate vengo a avisar que la nave ya está funcionando bien, tiene implantado el timón y lo están controlando los científicos. El ejército, por su parte, está viendo las conexiones en el interior de la nave, así que podríamos decir que la situación está controlada.

—Gracias, de verdad gracias, ¿y a dónde nos dirigimos?

—Eso lo sabe Thomas , él puso las coordenadas, así que si no llegamos a nada lo tiramos al espacio, ¿qué te parece? pregunto Pamela riéndose bueno, me voy a tomar un baño, este aceite y su olor me está matando, vengo más rato se despidió militarmente mientras Toshiko asentía con su mirada Carolina, Corina… Thomas , hasta en sus sueños no dice nada vago, algo debieron haber sido en su vida pasada, porque o si no, no habría la necesidad de nombrarlas… algo raro está pasando en la mente de él… y todo esto a raíz de haberle salvado la vida a Toshiko —pensó mientras caminaba por el pasillo principal de la esfera de mando.

—“Si alguna vez me salvas, yo no seré tu amiga, todo lo contrario, serás condenado como traidor por doblarle la mano a mi destino, un destino que sólo puede ser cambiado por mí y nadie más que yo, así que no te esfuerces soldadito”… Thomas , en ese momento fui una estúpida, nunca debí reaccionar así, nunca debí ser engreída desde el primer momento, nunca debí dañar tu honor y no debí haberte hecho daño… lo que te había dicho en un principio no era cierto, no te condenaré por haberme salvado, sino todo lo contrario… —reflexionó la heredera mientras veía como se iba la mayor y tomaba con más fuerza la mano del Teniente, quien comenzaba a balbucear en voz baja.

Estaba en mi Dormitorio esa noche acompañado incómodamente por Doreen, yo estaba en mi cama leyendo algunas cosas de Carolina y ella me miraba desde la entrada de la puerta con su fusil de plasma. Yo aún no lo podía creer, lo que había pasado en el cementerio había sido sobrenatural, nadie había conocido a esa tal Corina, y más paradigmático todavía fue lo que pasó con el anillo. Aun así, preferí dormirme pensando en que Carolina había tomado el anillo y había aceptado, aunque sea en alma, mi propuesta, le dije a Doreen buenas noches y con el anillo puesto y me dormí plácidamente hasta el amanecer.

En la mañana cuando desperté, Doreen todavía seguía incólume en posición de guardia, mientras mis padres preparaban el último desayuno antes de embarcarme a la guerra de verdad, también habían llegado los pocos amigos que tenía a darme ánimos para lo que se venía. Yo ya estaba consciente de que era mi futuro la labor militar, nunca pensé que el precio que tuviera que pagar fuese altísimo, pero aún así me tenía que reportar en el amazonas en la hora del almuerzo. Tomé desayuno teniendo una muy amena conversación con mis padres y amigos. Hacia largo rato que no me había reído tanto, luego de tanta pena y tristeza del alma, el desayuno en el cual me celebraron, era una batería de energía para lo que serían unas pocas horas después. Lo más entretenido fue hacer reír a Doreen, quien estaba siempre con su rostro incólume y muy recatada tomando desayuno con nosotros, el cual también había negado cordialmente porque no eran sus atribuciones, pero con una sola mirada mía, se sentó silenciosa y esperó a que le sirvieran, para luego ser parte principal de las burlas en la mesa, hasta que se rió y dejo de ser la señorita amargada.

Después del encuentro en el cementerio me sentía más tranquilo, mis padres vieron que tenía colocado el anillo de matrimonio, el mismo que mi padre me acompañó a comprar, pero no dijeron nada, el auto del ejército llegó a mi puerta y abandonamos la casa con destino al aeropuerto de Birmingham, donde me esperaría el jet para ir al amazonas. Allí se despidieron de mí y Doreen me acompañó al embarque donde también me despidió militarmente, impresionando a todos los presentes en la zona ya que estaba sollozante. Yo respondí a su despedida, colocándome la boina burdeo para luego con mi mano derecha firme, colocarla en mi sien y partir rumbo a la selva más densa de todas.

Allá, me hicieron reunirme con el Teniente General Lee, quien me tenía malas noticias. El Brigadier General Smith y sus asistentes murieron en un atentado ocurrido en su base central, así que como yo era el que tenía más rango, me asignaron la última misión en la selva, que era acabar con todo indicio de insurgentes y demostrar de que la OMP era más poderosa que los rebeldes, todo esto a la opinión pública y a los medios especializados. También me pidieron que asignara mi equipo especial y me dieron a conocer archivos de soldados y oficiales que estaban inactivos, habían finalizado sus misiones, o eran nuevos en las armas. Allí me tocó elegir tres hombres y una mujer que desempeñaría el secretariado, la labor de guardaespaldas y me acompañaría en todo, yo quise elegir a Doreen, pero ella estaba trabajando en la administración Central y no le permitían salir de la nación.

En un pequeño computador portátil y plano, me puse a elegir en la salida del aeropuerto de Manaos el personal, y como yo era el encargado de todo, elegí a Nicolás Rojas, Yasuo Tenchi, Andrew Sinclair y como mujer me puse a ver los listados, hasta cuando un rostro me pareció muy familiar y quede perplejo, demasiado familiar a y estremecedor para mi gusto.

—Mi Teniente —dije subiéndome al jeep mientras veía los archivos— aquí todavía aparecen los registros de mi novia Carolina, mire, esta acá —indicándole con el dedo.

—Stephenson, mire bien, los archivos no fallan, despreocúpese, ahora solo está en sus pensamientos.

Y efectivamente, no era Carolina, era una Teniente Coronel que se llamaba Pamela Miller. Aquella era idéntica a Carolina, sólo que tenía el pelo más liso que mi fallecida novia, los mismos ojos miel, el mismo rostro que aquella mujer que prometió amarme para siempre. De inmediato le dije a Lee que quería estas cuatro personas, incluyendo a Pamela y que los quería a más tardar se mismo día en la noche, él llamó a un soldado para que hiciera el encargo y así transcurrió el día revisando mapas y ver una estrategia coherente para destruir a los asesinos de mi esposa.

En la noche, los fui a esperar al aeropuerto, horas antes había revisado los mapas topográficos y ya tenía una estrategia más o menos planificada, se bajaron del pequeño avión que los traía y me saludaron militarmente en fila, les respondí a cada uno de ellos y al último, Pamela muy nerviosa me saludó vacilante, yo asentí, sonreí y  les di las gracias, algo que un Coronel nunca hace pero que me nació. Luego de eso, comenzó a llover y nos refugiamos en el hangar del aeropuerto.

La impresión de ver a Carolina saludándome, en el cuerpo de Pamela me llevo todo el viaje al comando en silencio viendo el paisaje… ¿tanta coincidencia?, o ¿es algo del destino?, pensé mientras las gotas de lluvia caían en la ventana y el sonido de la lluvia se sentía más en el techo del vehículo. Me di vuelta y la mire en el asiento delantero, tan pura, con su pelo mojado por lo tormentoso de la lluvia, con una mirada penetrante, directa, que miraba el camino y silenciosa, quizás soñando algo despierta, se veía tan bella que tuve ganas de besarla en aquel instante… pero no… tenía que guardar la compostura, yo era un casi general, no podía a tener relaciones con mi secretaria, que más encima es militar, algo que rompería el código de la OMP sobre relaciones entre compañeros de armas. Era mi deber, era mi trabajo no caer a la tentación de sucumbir completamente enamorado ante ella.

Los primeros días de campaña, tomé una posición súper fría con ella, sólo le hablaba lo justo y necesario, aunque su perfume me cautivara y me hacía sentir en el paraíso rodeado de plantas tropicales. Ella notó que era diferente, pero no se preocupó por eso y me siguió al pie de la letra todo lo que le decía, el resultado fue que en sólo dos semanas logramos derrotar al ejército insurgente y en la última campaña me lancé en persona a combatir con mi grupo de soldados rasos, así que por las gestas heroicas y haber solucionado el problema del amazonas, me ascendieron a Brigadier General, el puesto que tenía el fallecido Smith.

Luego de la asignación, mi vida cambió completamente, estaba acompañado de una clonación de mi novia fallecida, y que además presentaba los mismos encantos, pero por el código militar no podía hacer nada. La última noche en el amazonas, me quise acercar a ella… que importaba el código militar, que importaba todas las reglas y reglamentaciones, ¡mi novia murió en batalla!, y la imagen de ella está reflejada en Pamela, entonces tenía que hacer algo. Salí de la tienda de campaña y ahí la vi mirando las estrellas acostada en el piso envuelta en una manta y fumando un cigarro, esta era mi oportunidad, pero no sabía cómo decirle algo, o cómo comenzar… hasta que los nervios me traicionaron, tiritaba entero y el frío de aquella noche caló mis huesos haciendo que se me cayera el café que tenía en la mano, allí ella me vio y se levantó inmediatamente.

—Mi brigadier, no se preocupe —me dijo amorosamente— yo le preparo otro café.

—Aaaah… ah… sí… gracias… gracias —fue lo único que dije mientras iba adentro de mi tienda, pero me hice de fuerzas y me di vuelta para mirarla — Coronel, me da gusto que a usted también la hayan ascendido— le dije tartamudeando un poco— pero le prohíbo que fume, no quiero que se muera antes de tiempo —ella me miró un poco extrañada, pero entendió el mensaje, sonrió y fue el café más dulce que me haya tomado desde la muerte de Carolina, las estrellas fueron más brillantes y pudimos ver más de quinientos satélites en todo el cielo. Solo eso me bastaba para saber que ella seguía en mi corazón, y cada vez que veía a Pamela, era como si ella me estuviese observando.

Toshiko se había quedado dormida al lado de la cama de Thomas , se cansó de tratar de escuchar lo que decía el Teniente y no aguantó más, había estado más de cuarenta horas tratando de estar con él y trabajando en paralelo en la burocracia de la nave, ya que tenía que gobernar las tres. Pamela siempre la iba a ver, estaba más preocupada por ella que del propio Thomas .

Él es fuerte, desde un principio fue así, desde la primera vez que lo vi me di cuenta de que estaría segura toda mi vida… desde la primera vez que lo vi supe que él no morirá nunca… desde la primera vez que lo vi, algo en mi corazón me dijo que lo amaba y que lo acompañaría hasta la muerte…por otro lado, es completamente seguro de que Toshiko cambio 180° su actitud hacia Thomas , eso es un obstáculo en mis pretensiones de estar con él, y más aún si ella, aunque es la próxima reina, es civil… no como yo, que hasta mi fallecimiento tendré que vestir mi traje de gala militar… —pensó mientras Thomas  seguía balbuceando.

A medida que avanzaba la noche, me di cuenta que, aunque Pamela era igual a Carolina, en realidad no era tal, sentía su calor, su cariño, su abnegación en cada cosa que hacía, pero en mi mente seguía el reflejo y el rostro de mi novia. No era el rango el que me alejaba de ella, no era el código militar, no era el castigo que podía tener, simplemente era el hecho de que yo estaba casado moralmente con la única persona que durante cuatro años me acogió en su seno y que todavía recordaba con amor y tristeza por su partida, solo era eso. Sigo estando enamorado de Carolina, y lo seguiré estando por mucho tiempo, y la veré a ella en Pamela, pero ésta no será mía, puesto que yo seré de una única mujer, la que murió en mis brazos y la que me dijo que me amará por siempre. 

De ahí pensé, mientras la Coronel me hablaba de las estrellas muy sabiamente ya que ella ya había viajado a Venus a ver a sus padres que se establecieron allá, que el rango militar era el pretexto lógico y fehaciente de que yo no podía tener nada con Pamela, aunque la tentación me venciera, así que durante ese día tomé una posición deferente, pero dejando en claro de que yo era su superior en ejercicio y que pese a los excesos de confianza al comunicarnos o al estar juntos, sólo quedaría en eso y no pasaría a mayores. De esta forma, adopte mi prestigio y lugar dentro del ejército de la OMP para conceder una barrera, invisible, pero poderosa entre Pamela y yo. Ella quizás sabía todo lo que estaba pasando pero nunca lo dijo, el hecho de tener un trato deferente con ella aquella noche no le manifestó en absoluto algún efecto y siguió conversando acerca de su vida, su familia y me preguntó por qué la había mandado a llamar si no me conocía, ya que generalmente los militares se llamaban entre amigos. Yo le respondí que ninguno fue llamado porque era mi amigo, y que la llamé porque necesitaba una mujer para que no me trataran de misógino dentro de los círculos del ejército; ella se largó a reír y me dijo que no me creía, ya que mis ojos mentían. Lamentablemente de nuevo se me vino a la mente la actitud de Carolina, que sabía si era verdad o mentira cuando hablaba algo. Como respuesta a lo que me dijo ella, yo siempre me acurrucaba solo en algo cómodo, tal cual lo hice ahora.

Era difícil estar con ella sin hacer nada, era mi novia, más bien una reencarnación de ella, pero en las horas siguientes decidí algunas consideraciones que cambiaran mi vida. En general, antes de estar con Carolina veía la vida de otra forma, estaba en la universidad más antigua del planeta, estudiando algo que me apasionaba, con unos amigos increíbles, acompañado de la persona idónea para mí, ambos con unas familias que se querían y cuando saliera para me convirtiera en un profesional, me iba a alistar en el palacio de la Diplomacia en Escocia, sede de la OMP para preparar los diplomáticos más capaces del mundo, pero antes tenía que alistarme en el ejército para hacer carrera curricular, ya que era mal visto alguien que estudiara guerra y relaciones interplanetarias y no haya ido nunca a una, pero pasó lo que pasó, fui alistado junto a mi novia forzosamente, la mataron y ahora la estoy vengando de por vida, así que estando en el ejército, mi existencia y filosofía de vida cambió considerablemente, mientras veía a Pamela hablar tomé decisiones que se consideré leyes, como seguir al pie de la letra el código militar, y de una vez por todas fomentar mi vocación desde el ejército, ser frío y calculador como un francotirador y pasional como un soldado de primera línea, me abocaré sólo a las armas y mantendré en mi memoria lo bueno, bonito, importante y lleno de amor como fue la relación con mi novia. Es por eso que no puedo estar con Pamela, por esos motivos no puedo tener nada con ella, por mi recuerdo de Carolina, que se mantiene incólume, y también porque mi duelo todavía se mantiene y se mantendrá por mucho tiempo más, además que hay un anillo que confirma en mi dedo todo lo que alguna vez sentí por alguien, de esta forma, mi relación con Pamela, aunque sea igual que mi novia, me mantendrá solo en lo militar y la protegeré en todo, ella será la que me guíe y yo seré quien la cuide, porque tomara el lugar de mi amada, más no será ella.

Un segundo en que me saqué los guantes de campaña, ya que hacia un poco de calor en la noche amazónica, Pamela se dio cuenta de que tenía algo puesto en mi mano, pero no dijo nada, quizás no vio mi anillo, pero tuvo curiosidad por ver qué era lo que tenía puesto que se corrió para donde yo estaba, pero atiné a colocarme el guante nuevamente. Nadie tiene que saber esto, nadie debe saber que me “casé” con Carolina excepto mis padres, esto será un secreto, este nunca será revelado, ni siquiera a Pamela se lo voy a decir.

—Y Brigadier, ¿tiene novia?—me preguntó un poco tímida.

—Si tú quieres saber si mi corazón está ocupado, si, lo está por alguien muy especial.

—No mi brigadier, le pregunté si tiene novia, porque es muy distinto tener el corazón ocupado a tener una pareja.

—Yo le debo ahora mi vida presente y futuro al ejército, de ahí sacaré mis fuerzas para seguir, contra viento y marea, cumpliré mi función dentro de este y así cumpliré mi promesa de eliminar el mal para que ningún ser humano inocente sufra tanto como yo he sufrido.

—Eso quiere decir que estaba emparejado pero terminó la relación porque usted entró al ejército, ¿no es así?, ¿y qué ahora, la única razón de estar aquí, es por el olvido, cierto?

—Bueno… algo por el estilo —atiné a responder y me acurruqué nuevamente en la frazada que había traído la Coronel.

Pasó la noche y a las 5 de la mañana nos devolvimos a las tiendas de campaña, para que a las 9 de la mañana todos nos despertamos y salimos de las tiendas respectivas, todos salieron menos yo, y cuando Pamela abrió el cierre de la puerta de la carpa gigante, me vio prendiendo una vela, nos miramos, pero  ella entendió todo y se dio media vuelta. Era jueves y allí, con una lagrima en mi mejilla, reafirme todo lo que había pensado aquella noche, Carolina me dijo que fuera el mejor, y así será.

—¿Qué pasa?— preguntó Pamela vigilando más de cerca a Toshiko mientras ella se acercaba aún más a la boca de Thomas .

—Nada en especial, solo que pareciera escuchar tu nombre y de nuevo la de la tal “ina” que no escuché la primera parte del nombre, ¿por qué será?

—No lo sé, siempre me lo he preguntado, algunas veces habla dormido, bueno, todas las veces, él es un soñador y siempre intenta soñar algo cuando duerme.

—¡Ah! ¡tú has dormido con él!, por eso menciona tu nombre —dijo Toshiko media alterada, parándose de su asiento.

—Obvio que he dormido con él, pero no junto a él, ¿o piensas que en campañas militares duermo separada del grupo?, sería mujer muerta —contestó la Mayor viendo la ira creciente de la heredera— ¿por qué lo dices de esa forma?, acaso te gusta esa persona, la que le dijiste soldadito, la que le negaste los cargos y condecoraciones que tenía, la que humillaste frente a todos los personajes habidos y por haber en la Tierra, ¿ah?, ¿te gusta Thomas  acaso que te levantas y casi que me pegas por decir algo que siempre lo he hecho porque es una necesidad militar, dormir en grupo?

—¡Cállate!, ¡no seas insolente conmigo!, ¡yo seré la reina de todo!, cuidado con levantarme la voz —se atrevió a decir Toshiko.

—¡Serás la reina de todo porque Thomas  así lo quiso!, ¡y déjalo tranquilo, psicópata!, ya que si lo sigues mirando con esos ojos no se despertará nunca del miedo! —espetó Pamela dando media vuelta y dirigiéndose al sector de mando —da gracias que está Thomas  con nosotros, o si no hubiéramos muerto todos, demos gracias al destino porque esta él y no otra persona, que seguramente no hubiera podido lograrlo, ingrata, serás reina porque él te salvó y ahora tratas de hacer valer tu poder conmigo, siendo que también puedo dar mi vida por tu infame persona… eres lo peor, te aprovechas de Thomas  y más encima lo quieres para ti —pensaba Pamela mientras iba a revisar que estuviera todo en orden en el timón.

No debí haber sido así con Pamela, ella también hubiera estado en la mismo situación de Thomas , pero necesitaba estar sola un momento con él ya que entendí perfectamente que dijo “Steven” —meditó Toshiko mientras se acercaba más al Teniente.

Después del amazonas, vino el atentado contra el senador de la Confederación y una serie de campañas en contra de los rebeldes que no querían el sistema establecido después de brindarles décadas y décadas de paz y prosperidad, había algo en ellos que no soportaban el clima de tranquilidad, así que era un trabajo que nosotros teníamos que hacer, el cual era eliminarlos para proteger el sistema y establecer la paz global, siendo la OMP, la punta de lanza. Ahora la situación era en Afganistán, los rebeldes que alguna vez fueron terroristas intentan hacer sistema de guerrillas en las cuevas al norte del país, y yo con un sequito de militares, entre ellos Pamela, intentábamos detener el avance.

Un día normal, mi superior directo, el Comandante General Grotius me llamó informándome que tenía una misión especial para mí y que dejara el batallón de donde estaba, abandonando la zona de conflicto y la zona de las cuevas, que ya estaban tratando de escapar sin resultados óptimos. De inmediato alejé a Pamela de la zona alta de las cuevas, donde nos colocábamos para disparar con rifles de precisión de plasma y la lleve a regañadientes a mis aposentos de general. Ella después de Bosnia había sido ascendida a Brigadier General y yo Teniente General, es decir, a la segunda antigüedad en el ejército planetario, y el heredero legitimo por rango, de suceder al comandante Grotius.

Mientras caminábamos más calmados, ya que Pamela se había enojado conmigo por alejarla de la zona, empezamos a conversar sobre lo que me había dicho el comandante: la Casa Imperial Siphelia quería mis servicios y que me llamaban a mí para encabezar una misión, también adelanté que quería que ella estuviera conmigo a donde fuera, a lo que ella casi devotamente me dijo que iría donde yo fuese. Entonces, llegamos a la gran casona de la OMP, la cual era de cuatro pisos, allí encontramos a todos los soldados de la misión instalados en subterráneos gigantes que se implementaron para albergar a todos los soldados que participaban activamente de la batalla. Entramos, y en el cuarto piso estaban las habitaciones de mis cuatro de confianza, que ya no eran los mismos que en el amazonas, ahora sólo me acompañaba Pamela. Entramos a mi habitación en silencio, y le di una señal a la Brigadier de que cerrara la puerta con llave en caso de que alguien los descubriera juntos, ella asintió y cerró la puerta, y también supo cuando le di la señal con el fin de que se diera vuelta para que yo me pudiese desvestir, sacándome las ropas sucias con la arena que parecía harina por lo fina que era, mientras me seguía hablando.

—¿Y por cuanto será esa misión? —me preguntó.

—No lo sé, sólo me dijo que querían mis servicios, más aún, que una casa imperial requiera los míos, ya es como si fuera de suma urgencia —respondí dirigiéndome a la ducha.

—Es cierto —dijo Pamela, yendo de espaldas hacia el baño y hablándome mientras encendía el botón del agua— ¿estos personajes no eran los que van a la conquista del espacio?, ¿si van al espacio y necesitan a alguien como tú para que comande el cohete?, ¡ah!, ¡sería genial! —dijo ambiciosamente feliz— ¿quieres que te averigüe algo?

—Está bien, cuando te llame informándote, quiero que tengas averiguado todo sobre su familia, plata, acciones, la conquista del espacio, sus eternas disputas con Robertson, todo.

—Hecho. Lo único que sé, ya que siempre estamos en misiones militares gracias a un niñito que se  cree máquina de guerra —dijo riéndose Pamela— es que tiene la mayor riqueza de la Tierra, tiene un imperio económico bastante grande, llegando a toda Escandinavia por el norte, colinda con la nueva república socialista en el este, al sur con el nuevo imperio Romano y al oeste con Bretaña y que la única heredera y futura dueña de todo es una niña de nombre Toshiko Berit Liese Siphelia y que es una perra de las peores.

—Jajajaja, todas las mujeres para ti son unas perras, así que parece que es una mujer normal —dije saliendo de la ducha, y como siempre, pille a Pamela mirándome de frente – bueno, esa niña no me preocupa, total, el que todavía toma las desiciones es Steven, el patriarca de los Siphelia —me coloqué la Toalla y fui al dormitorio.

—Sí, es él, él seguramente llamó a Grotius y le dijo que quería sus servicios, ahora la pregunta es por qué te llamó a ti y no a no a otra persona.

—Eso lo averiguaré estando allá, estoy dos minutos y 24 segundos atrasado y quiero llegar a tiempo —dije apresurado colocándome la camisa militar y la corbata que ocupamos que es más romboide.

—¿Estás listo? —preguntó Pamela para darse vuelta.

—No, todavía no, me queda algo —dije dirigiéndome al velador, donde en una cajita negra con bordados dorados, la misma que tenía la Tumba de Carolina, estaba mi anillo, me lo coloqué y puse sobre él mi guante único, azul de cuero, que ya era característico de mi persona, todos me reconocían por “el general del guante azul”, de temer sin duda. Junto con esto, al lado había una cajita también azul, con textura de cuero de cocodrilo extinto—ahora sí, estoy listo, pero quiero que hagas una cosa antes de darte vuelta, cierra los ojos y abre tus manos para recibir algo.

—¡Ay qué emoción!, qué me compraste, dímelo, dímelo —se daba vuelta rápidamente la Brigadier saltando ansiosa.

—Se lo pedí a Logística que lo trajera de Venus, costó mucho, pero llegó a tiempo, espero que te guste —se los pasé lentamente a sus manos— ya, ahora abre tus ojitos.

—¡Oh!, ¡qué lindo eres! ¡chocolates venusianos!, me fascinan los chocolates de Venus, que eres hermoso Thomas , muchas gracias —lo dijo abriendo la caja y mirando los envoltorios dorados que estaban ordenados en una bandejita blanca, luego de eso, me dio un abrazo muy cariñosamente, tomo mi cara y me dio un beso en la mejilla, yo creo, no sin antes dudar en qué lugar de mi rostro me lo daba.

—No te preocupes, de nada chiquita, te los quise dar ahora porque como pasado mañana es tu cumpleaños, quizás con esto de la misión sobre Steven no esté para tu celebración.

—Es verdad, pero no te preocupes, mi corazoncito te recordará si es que estas en ese imperio, mientras yo mato insurgentes con mi ojo biónico ¡ja!

—Así es, espero que hayas cumplido esta misión para que te asciendan y te juntes conmigo lo antes posible, deja todo limpio y que no escape ninguno.

—Sí, oye, disculpa que te diga, pero ya estás atrasado como en cinco minutos, y no te gusta atrasarte en nada así que vamos rápido al aeroauto —dijo Pamela en tono maternal mientras guardaba mis cosas personales en mi maletín —¿está listo, “blue-glove general”,  para ir al imperio más grande de este planeta? – me pregunto coqueta.

—Sí, estoy listo —le dije sonriente y dándole la señal para que abriera la puerta, ella la abrió al instante, salimos al pasillo y caminó detrás de mí anotando algunas cosas de mi salida en su virtualbook mirando de reojo a todo aquel que me saludase. Salimos a la intemperie ya sin bombazos en las cuevas puesto que estaban identificados los insurgentes que faltaban (unos cien solamente) y divisamos el autonave que venía desde la carretera.

—Pamela, cuídate mucho, júrame que no te pasará nada a mi partida —le dije mirando el horizonte desde donde venía el auto.

—te lo prometo, ándate tranquilo que haré todo bien y no me pasará nada... por favor, cuídate tú también… te lo pido… que… sería insoportable no estar un día más contigo —dijo Pamela mientras miraba junto a Thomas  el auto sin tocar nada de él para que no pareciera extraño.

—No te preocupes, estaré vivo para que me veas de nuevo y sepas que todo lo que has hecho al lado mío como asistente no ha sido en vano, por Dios, soy el blue glove general, ¿Qué me podría pasar? —intenté cambiar el tema, como siempre lo hacía, pero Pamela me miró fijamente a los ojos, y ahí supe más que nunca que tenía que ser fuerte a la tentación.

—Lo que digo es en serio, cuídate mucho, los Siphelia pese a que son semi aliados a la OMP, son humanos y tienen poder, rezaré a todos los dioses para que no te pase nada —me miró fijo, lastima para ella que era más baja de estatura que yo y que podía echarme hacia atrás en caso de que me robara un beso, así que por eso no hizo nada.

—Tranquila, no me pasará nada —dije rápido al ver que el autonave llegaba a mis pies para llevarme al aeropuerto— te lo juro, estaré vivo cuando nos veamos de nuevo, y ojala sea para el día de tu cumpleaños —le dije tomándole la mano con la que tenía el guante, y le di un abrazo bien apretado y un beso en la mejilla, algo que los oficiales y gente de guardia estaban observando, pero no dijeron nada, puesto que antes de iniciar las operaciones les encomendé juramento de silencio a todo lo que pasaba conmigo y con ella en el cuartel, luego del abrazo, la saludé sonriendo militarmente, mientras que ella casi llorando se sorprendió gratamente de que la abrazara, puesto que no sabía el juramento, también lo hizo sonriendo llena de entusiasmo por el acercamiento y porque le dejé en claro lo que iba a salir con vida de todo. Me subí al autonave y salí raudo al aeropuerto, mientras que Pamela seguía con su brazo en señal de despedida, hasta cuando el auto dejo de verse en el horizonte.

Llegué en sólo cinco minutos al aeropuerto acondicionado en el desierto de la OMP para las operaciones militares en el oriente medio, allí me llevé la grata sorpresa de que estaba Doreen esperándome, siempre compuesta, y con una carpeta azul, como las que me gustaban a mí, nos saludamos militarmente y entramos al avión que me llevaría al aeropuerto del nuevo Aquisgrán.

—Que bueno verlo nuevamente Teniente General, me da mucho gusto —me dijo.

—A mí también me da mucho gusto verte Doreen, veo que el tiempo se mantiene incólume en ti, te ves hermosa como siempre —le dije algo de lo que para mí era normal, y que Carolina se colocaba celosa cuando me lo escuchaba decir —ya, vayamos al grano, ¿qué me tienes?

—Sí, le tengo su carpeta, ahí están los datos sobre la misión que le dio el Comandante Grotius  y unas cartas de su familia —me las dio sonriente mientras me sentaba en la butaca del avión— ahora lo dejo para que descanse, si me necesita toque el botón rojo que está al lado suyo, nos vemos —se despidió cordialmente señalándome el interruptor, ya que vio que quería leer las cartas de mi familia en privado.

Que emoción era volver a leer las cartas de mi madre y mi padre, o las de la madre de Carolina, que siempre me enviaba cartas, ya que era el hijo que nunca tuvo, me comentaban de las noticias en que salía, que tenía la fama de incorruptible, el mejor de todos, incluso que algunos programas me llamaban el “próximo boina amarilla”, mi mama me daba alientos para seguir adelante, mi papá se sentía orgulloso de mi y la mamá de Carolina me recordaba lo mucho que me quería y que me cuidara pasara lo que pasara. Los tres me recordaban que habían ido al cementerio y habían adornado y arreglado floralmente la tumba de Caro y que le habían colocado las cartas que les había enviado. Después de secarme un poco los ojos, escribí las respuestas, se las entregué a Doreen antes de verla por última vez en el aeropuerto, ya que cuando llegamos,  me subí rápidamente al vehículo que me llevaría a la casa imperial Siphelia, la gran mansión de mármol, hogar de la familia más acaudalada de la Tierra. 

La ciudad de Aquisgrán, la gran capital Imperial. Sus edificios eran verdes y amarillos, grandes catedrales de decenas de siglos adornaban el paisaje de grandes árboles, que rodeaban las espaciosas calles. Todo era gigantesco, aunque no habían edificios modernos, todas las construcciones eran de estilos de siglo XIX en la era del cristianismo, no había ninguna construcción de metal, o vidrios de espejos, todo era de mármol, de cemento ornamentado y de color blanco o damasco que resaltaba, a la vez, el verde de los árboles. La ciudad había sido ambientada según la idea o deseo de la Hija de los Siphelia con ayuda de su madre, a la pequeña en ese entonces le gustaba el verde y de ahí que la madre empezó a importar grandes árboles en los bosques de la rivera del Rhin, era una obsesión de la pequeña heredera tener arboledas, incluso todos suponían que se iba a convertir en botánica si es que hubiera habido otro hijo que pudiera tomar las riendas del imperio, le gustaban los aires libres y jugar con sus amigos de la casa Robertson, mientras que los padres de ambas familias discutían fuertemente en el castillo. Todo eso lo pude leer en la carpeta azul derivada de las disputas Siphelia con los Robertson. Era de suponerse también que la misión podría ser de tal envergadura.

Llegué en un parpadeo a la gran mansión de la ciudad imperial, urbe que sólo tenía como finalidad el establecimiento de la administración central, ya que las grandes ciudades que controlaban el imperio estaban destinadas por todo el territorio, pero aún así era la ciudad de la zona EuroOMP más grande. Me recibieron unos guardias de palacio, que cuando me vieron, casi de arrodillaron y me besaron los pies, nunca antes habían visto al gran General Stephenson, me dieron una cordial bienvenida, las mucamas y personal de aseo estaban locas e histéricas, casi todos me miraban con expectación, viendo que si realmente era el gran general del que todos hablaban. Llegó el momento de la recepción oficial, en la puerta de palacio estaba la secretaria de la familia, una mujer joven de aspecto atlético de nombre Maud, ella sécamente mandó a todas las personas que me recibieron a que continuaran con su trabajo y no vieran más a mi persona casi como un Dios, sólo con un gesto. 

—Bienvenido a la Mansión Siphelia, Teniente General Stephenson —me dijo protocolarmente, Maud.

—Gracias, el patriarca del Imperio quiere mi presencia, quizás usted me podría decir para que se trata —le pregunté.

—En realidad no sé nada de su visita, sólo me informaron de que el Káiser Steven quería verlo para algo importante, además que este es mi último día en la mansión Siphelia, puesto que renuncié para irme a China.

—Mmm…interesante, a China, y ¿se podría saber por qué renunció?, algo desagradable debió haber pasado ¿o no? —le pregunté mientras entrábamos a la mansión.

—Disculpe que se lo diga, yo sé que es un militar hecho y derecho, de valores y convicciones, que es el ejemplo a seguir en toda la tierra, por la campaña mediática que ha hecho la OMP  sobre su nombre por las campañas realizadas desde el amazonas, cuando salvó al Senador en el congreso en América y  hasta Afganistán, pero ¿quiere que le diga una cosa?, me voy porque a la hija, le queda poca la palabra desagradable, así que decidí renunciar y conseguir trabajo gubernamental en China.

—¿Tan indeseable es la señorita Toshiko? —pregunté mientras subíamos al tercer piso.

—De las peores —me respondió susurrándome— ahora lo dejaré aquí, órdenes del señor Steven, le ruego que siga las escaleras y llegue al quinto piso de la mansión, allí habrá sólo una puerta, que tenga buena suerte General —se despidió Maud y me dejó solo en el pasillo principal. Me sentía raro, el ambiente en sí lo era, un aroma que no era típico, entre amargo y acido que se resaltaba con los toques de oscuridad que tenían los pisos siguientes, la gente me miraba de reojo, pensando que haría yo allí, o si realmente era el General del guante azul. Subí las escaleras de roble, y con desconfianza me arrimé al pasamanos hasta el quinto piso, en este, sólo se divisaba una puerta y un pequeño pasillo con luces tenues, pese a que era todavía de día, caminé en el mirando todo a mi alrededor, y sólo eran las murallas verde oscuro, el piso que se notaba firme y la puerta impregnada en barniz, llegué a ella y algo me dijo que no entrara, pero aún así era mi deber puesto que me habían llamado, la toqué y una voz atenta me dijo que pasara, entré a un gran cuarto, una oficina que abarcaba todo el piso, las cortinas de color verde oscuro tapaban la luz del exterior, resaltando más la luz que había sobre el escritorio, allí estaba esperándome Steven, sentado en su sillón característico, a quien sólo lo iluminaba la lamparita, no se veía nada más, solamente él, con su rostro incólume frente a mi llegada y su barba que inspiraba respeto. Me acerqué al escritorio y me puse firme para saludar, coloqué mi mano sobre mi sien y me invitó a tomar asiento, a lo cual, yo mirando la silla antes que nada, viendo que no hubiera nada extraño, accedí.

—Bienvenido a mi Mansión, al General más respetado en la Historia de la OMP, el General del guante azul, a lo cual nadie sabe el porqué de su uso, símbolo de victoria segura para las fuerzas del orden —comenzó diciendo el patriarca Siphelia— para mí es un gusto, que un gusto, un verdadero placer que haya acudido a mi llamado el general Grotius y que me haya mandado al candidato n°1 para llevar en su cabeza la boina amarilla de la OMP —recalcó.

—Para mí también es un gusto poder venir al imperio más grande de nuestro Planeta —respondí de forma soberbia, como me caracterizaba cuando hablaba con personalidades más importantes que yo— lo que no he podido descifrar, pese a todo, es por qué alguien como usted requiere de alguien como yo, ¿tiene problemas su imperio que llama a personalidades de la OMP?

—Jajajajaja —se largó a reír— y también tiene sentido del humor Stephenson, me gusta su actitud, sin duda la de un forjador de sueños, pilar fundamental del desarrollo de nuestra cultura, la fe, la esperanza y el destino. No teniente, mi gran y vasto imperio no tiene problema alguno, es más, queremos expandir nuestra esperanza y  paz por todo el universo, y para eso necesito su ayuda.

—¿Mi ayuda Steven?, pensé que como emperador y poseedor de las directrices económicas y sociales de un cuarto del planeta podría lidiar una empresa solo, sin mi ayuda.

—Se equivoca mi querido general —me dijo en tono burlesco— exhortaré a mi Hija para que vaya con usted, Liese… debe ir con usted.

—Pero como lo hará, según lo que me han contado, su hija es un hueso duro de roer, no querrá muy fácilmente.

—Bueno, de eso me encargo yo —dijo secamente Steven— ahora a lo nuestro, tengo en esta mesa, un contrato, la cual se convierte en el agente de seguridad personal de mi hija Toshiko, esté en el planeta que esté, tal contrato finaliza cuando mi hija muera, sus obligaciones serán, acompañarla a donde ella quiera, vigilar cualquier movimiento que esté en contra del Imperio, ayudarla en lo que necesite, entrenarla física y psicológicamente esté donde esté, ser su chaperón, todo, y esto no se remite solo a usted sino también al sequito que lo acompaña.

El mundo se me vino encima, lo que alguna vez había dicho Pamela era cierto, estaba a punto de caer en la mayor trampa que me habían preparado en la historia, dejé que mi cuerpo se sometiera a la comodidad de la silla y dejé que hablara mientras procesaba toda la información, ya que era lo único que podía hacer.

 —Le recuerdo también —me recalcó fría y calculadoramente el jefe Siphelia— que esto está bajo juramento de silencio, por ende, usted al salir de esta mansión no podrá decir nada, porque o si no…

—Si no qué Steven, ¿me mandará a matar?, ¿y qué pasa si no quiero firmarlo?, no quiero ser la sirviente de una niñita mimada como es su hija.

—¡Tenga en cuenta con quien está hablando esto Stephenson! —gritó el dueño del imperio— tengo planeado todo General, todo, no se me escapa nada de lo que digo, hago o ejecuto, sé las respuestas que me dirán y la que me dice es una respuesta que me enerva —se levantó de su escritorio bruscamente— tenga en cuenta lo bueno del contrato que le entrego, tendrá todo, riqueza, fortuna, cuidará a la mujer más bella de la Tierra, quizás en algún momento se llegarán a enamorar y quién sabe, puedan formar familia —se empezó a reír— mire Stephenson, le dije todo a Grotius, él aceptó y me dijo que lo mandaría a usted, le dije todo lo que le estoy hablando ahora, y el Comandante aceptó, eso sólo quiere decir que Grotius lo quería fuera del ejército, piense un poco… ¿qué hubiera pasado si usted no hubiera aceptado?... piense bien Thomas … exacto, lo habrían matado por el éxito repentino que ha tenido.

—Lo que usted me menciona no lo puedo creer, está llevando todo hacia una supuesta emboscada, me está llevando contra la pared por medio de una daga que ya ha sido bañada en sangre, Steven, dejémonos de niñerías, hablemos como hombres que somos… ¡no quiero firmar ese maldito contrato!, si eso es para lo que me llamó sin saber la respuesta que le diría, estaba equivocado, no firmaré una sentencia de muerte al lado de su hija, no firmaré mi destino por los próximos cien años, no lo haré, no por nada soy el mejor, no por nada sufrí todos estos años por darle al ejército lo mejor; dejé todo, casa, familia, creencias, sentimientos, por servir a la OMP, y ésta no me dejará partir tan fácilmente… se lo juro Steven, el ejército de la OMP no dejará que me aleje de ella, ¡se lo juro!

—Está en lo correcto, Teniente General, la OMP no lo dejará tan fácilmente— apareció de la oscuridad total, una silueta de un hombre gordo, con barba gruesa y blanca y muchas condecoraciones, era el Comandante Grotius, quien parecía contrariado por algo— es por eso que queremos que la OMP tome en usted, el estandarte en otras latitudes, claro está, si es que usted así lo quiere, y que mejor que al lado de Toshiko.

—Pero comandante —dije extrañado por su presencia en aquella habitación además sin darme cuenta de ella— lo que usted me pide es…

—¡Lo correcto!, ¡déjese de pendejadas de militar Stephenson y firme el contrato de una buena vez! —gritó Steven.

—Hágalo… por Dios —dijo forzadamente y con dolor Grotius, dándome la señal de que algo andaba mal, tomé mi guante azul e hice el ademán de sacármelo, sabiendo que no sabían que era lo que tenía, ya que estaba desarmado.

—¡Quién está atrás suyo! Manifiéstate o si no haré volar toda la mansión si me saco el guante, y viviré para contarlo ¡vamos! ¡Quién es la persona que esta atrás de mi Comandante! ¡Muéstrate hijo de perra, muéstrate!

A la mirada impávida de Steven, quien no sabía qué era lo que tenía en mi mano derecha, y también al ahogo repentino de Grotius hecho por algo que no podía ver gracias a la oscuridad, se asomó una figura que nunca se me borrará de la cabeza, algo horripilante y sacado de una película de terror, parecido a un arácnido gigante, como de dos metros, viscoso, de un olor asqueroso, tez morada completa, con unos ojos rojos, unos colmillos que bordeaban su mentón, o algo por el estilo, y que sostenía al comandante con tres de los ocho brazos que tenía y con el cuarto le sostenía el cuello para sacarle las palabras con la presión que ejercía. Di un salto para atrás y me caí de la impresión por arriba de la silla, junto con este, salió otro detrás del sillón de Steven y que se dirigía a mí. Me sentía completamente en una pesadilla, estaba en frente de grandes arañas, que caminaban en dos patas y con las otras seis que ejercían como manos, un gran cuerpo muy parecido a los humanos pero con ese toque viscoso el cual expelían una putrefacción que impregnaba la alfombra. No tenía un arma con que defenderme, sólo tenía la incertidumbre de mi guante azul, el cual tuve los ademanes de sacármelo, pero sabía que no tenía nada en él. 

—Insisto, debes firmar el contrato soldadito —me dijo Steven más tranquilo ya que vio al otro “soldado” salir detrás del sillón, es la única forma de que te salves y con ello a Grotius.

—¡¿Qué son esas cosas?!, te lo juro, haré explotar todo y ellos también sucumbirán ante mi poder, diles que se detengan ¡diles de una buena vez! —le dije apurado mientras veía que la otra araña se acercaba a mi lentamente.

—¿Y por qué no haces explosión ahora?, si dices que saldrás vivo, ¿por qué no lo intentas?, jajajaja, eres un ingenuo Stephenson, un niño realmente.

Lo que decía Steven era cierto, si hacia explosión a la mansión, aparte de morir todos, incluidas las arañas, no quedaría nada que certificara su presencia por la cercanía, más aún, nadie, supongo, que las habrá visto en el palacio, sólo Steven, así que las posibilidades del culpable se limitarían, además, si solamente yo saliera vivo, sospecharían de mí, ya que la prensa sabía de mi reunión con Steven, y si muere él junto al comandante, mientras yo saliera vivo, todos los dardos apuntarían a mí y me tendrían como culpable de la muerte de los dos personajes más importantes del planeta, la prensa se volvería en mi contra, y resultaría lo mismo que firmar el contrato y ser el sirviente de Toshiko para toda la vida, no habría otra solución para salir con vida de esto, pero aún así tenía que forzar la situación a como diera lugar, quizás alguien tendrá que subir o sacar el máximo tiempo posible, ver el punto débil de las arañas y no importa que maten a Grotius, si Steven sale vivo, podría culparlo a él de la masacre.

—No lo haré, tú crees que soy tonto, pedazo de idiota —dije violentamente— ya te lo dije, saldré vivo de esta, Grotius estará a salvo, tú estarás quizás muerto y todos te culparán a ti de la masacre, mataré a las arañas y las daré a conocer ante la opinión pública, ¿Qué te parece? —le pregunté seguro de mí, viendo la oportunidad para escapar y dejarlo todo botado.

—Jajaja, tú crees que soy un idiota, pero no es así, mira lo que hay a tu espalda… estás equivocado si querías escapar —me dijo confiado. Ahí supe que no tendría escapatoria, miré hacia atrás y habían dos arañas de la misma magnitud de la que sostenía a Grotius en la puerta, mientras no me percataba que la otra araña se abalanzaba en contra mío. Me botó al piso y con sus “manos” viscosas me tomó las mías y me puso la punta de una de las suyas en mi cuello, apretándome con las restantes. El dolor era intenso, penetrante, hacía que me triturara todos los huesos, pero aún así no grité para no dar muestras de dolor, incluso fui desafiante y me quería soltar de las amarras, pero el soldado me apretó aún más, saliéndome un hilo de sangre por la boca, en ese minuto Steven se dio cuenta que tenía la batalla ganada, pero faltaba el toque de gracia.

—¿Qué pasó?, ¿te duele?, ¿qué pasaría si tu no firmas ese contrato?, tenlo por seguro maldito engreído  —me lo dijo tomándome la cara fuertemente— que haré que tu familia también pase por esto, haré que Pamela, sií…  ella,  sea violada por uno de estos soldados, o mejor, por todos los que están en esta oficina —me lo dijo con odio, yo sólo lo miraba con rencor, como con la venganza a flor de labios, en cualquier momento lo iba a matar, eliminar y no le iba a perdonar que hiciese algo en contra de mi familia o en contra Pamela— y más aún — haré que excaven la tumba de tu querida amada Carolina, haré que el cuerpo en descomposición sea descuartizado, que estos soldados se coman sus tripas llenas de gusanos y además, que quemen todo lo que haya de ella, en tu casa, y en la casa de su familia, ¿Qué te parece eso, soldadito?, ¿te gusta?, ahora por qué no pones tu trasero en esa silla —me la indica gritando furioso y lleno de ira mientras yo desesperado trataba de huir para ponerle mis manos encima, pero el soldado me apretaba aún más y dejó esparcir su viscosidad por mis brazos, la cual estaba hirviendo. Grité como nunca antes hubiera gritado nunca— ¡de una vez por todas firmas esa mierda de contrato!

—Por el amor de Dios, déjalo tranquilo Steven, él no tiene la culpa de tus atrocidades y tus alianzas, ¡déjalo en paz! —gritaba como podía Grotius que estaba ido producto de la presión ejercida por el soldado arácnido— Perdóname Thomas , por todo, te pido perdón, pero no puedo seguir con esto — el comandante pudo sacar una pequeña granada de mano, la cual tenían todos los generales para cual inmolarse ante una situación de presión, yo en ese momento no la tenía conmigo, pero me dio la posibilidad de poder escapar— Thomas , no dejes que te controlen, no firmes tu condena…¡Steven, nos veremos en el infierno! —Grotius lanzó el detonador lejos y mantuvo con su mano, la granada, que apretándola tendría que hacer explosión, pero eso no pasó. Detrás del sillón de Steven otra figura asomó  por entre las luces, esta vez con tentáculos, cortó desde el hombro el brazo del Comandante, haciéndolo gritar de dolor, y segundos antes de  explotar, los tentáculos, que eran decenas, se llevaron el brazo hacia la figura que todavía no se divisaba, se lo comió  y sólo se oyó como el sonido de un bombo, para luego tomar el asiento de Steven y sentarse, viéndosele por primera vez la cara a ese engendro del mal. 

Era un ser horripilante, esta vez mucho más parecido a un humano, tenía un aspecto femenino, con su cara de color verde oscuro con tintes morados , llena de sangre en su boca mejillas lizas pero que en su cuello y la parte superior de la frente pareciera que se había quemado con algo puesto que de ahí hacia su hombro tenía una piel rugosa, toda cubierta por tentáculos viscosos que le salían por entre las costillas, tenía pelos largos que eran como pequeños tentáculos viscosos y con movilidad propia, el cuerpo, sin duda escultural, tenía una protección de escamas moradas en los brazos y un traje negro apretado que le resaltaba toda las curvas de su cuerpo hasta los pies, del traje en cualquier momento podían salir tentáculos gigantes, medianos o pequeños, o grandes protuberancias parecidas a un arma poderosa, como la que había salido para cortar el brazo de Grotius, quien yacía muerto desangrado. Me quedó mirando fijamente mientras sus tentáculos se acercaban a mí lentamente por debajo del escritorio, sentía el calor de ellos y ella sólo sonreía llenando de viscosidad todo el escritorio. Sus cabellos me tomaron y me sostuvieron junto con sus brazos por el cuello, brazos y pies, dejándome el torso libre. Los tentáculos levantaron mi cuerpo sin tener ningún problema por mi peso,  Steven, en ese instante,  se alejó unos pasos de mí y se fue en dirección al escritorio.

— Steven, remata a Grotius de un disparo en la cabeza —le dijo “ella” mientras me seguía mirando sin quitarme la vista, yo me resistía adolorido y sangrante en la boca producto de la presión ejercida por el soldado.

—Sí, milady —dijo subordinadamente Steven, siendo la primera vez que lo veía de esa forma, antes soberbio y prepotente, ahora sumiso y complaciente. Abrió el cajón de su escritorio y sacó un arma pequeña apuntándole al comandante en la cabeza, disparando y haciendo explotar la cabeza de un solo tiro.

—¡Eres un maldito,! ¡un hijo de perra, Siphelia! —le dije escupiéndole sangre sin éxito ya que se encontraba muy lejos.

— tranquilo soldado —me dijo ella— y… ¿firmarás o no?, ¿te doy pistas? —un tentáculo desde su costilla se expandió, se lanzó en contra mí y me atravesó un costado del abdomen, mi grito de dolor fue instantáneo, vomité sangre al momento de que me traspasara mi cuerpo, la viscosidad llegaba como un ácido hacia mis entrañas, el olor putrefacto que ahora tenían mis tripas se hacía notar en demasía y caían a pedazos, pero aun estaba vivo, y lleno de odio ante el poder de la desconocida alienígena. Mi camisa estaba teñida en rojo, pero a medida que pasaron los segundos, empezó a brotar líquido morado.

—¿Quién… .quién eres?, ¿cómo te llamas? —dije con dificultad— te juro que te buscaré y te destruiré, maldita, buscaré por todos los planetas… ¡ah!... ¡eres de Venus!, pues iré allá y te eliminaré —dije gritando de dolor y ahogándome en la sangre que salía de mi boca. También la tensión en mis nervios, me impedían de mover mis brazos y mi cuello— ¡quién eres, maldita seas!

—Me presento, todos me dicen Witch, en mi reino me conocen como ama y señora de la maldad, jajajaja… que chistoso, en solo algunas semanas ya estoy convertida en una reina de otro planeta —rió ella simpáticamente— bueno, tú me puedes llamar Natalia Andrea y desde estos momentos soy tu nueva colegiada, juntos haremos algo importante, que llenará de esperanza a todo el universo.

—¡¿De qué estás hablando idiota?! —intenté salirme de los tentáculos pero el que me había atravesado seguía ahí y no lo podía sacar de su sitio— suéltame….!suéltame!

Ya no resistía más, pero hacía fuerza para demostrarle a Natalia que aún tenía energías para poder enfrentarme a ella, quien siempre me miraba sonriendo, además, había algo en su sonrisa que me parecía familiar, pero eran esos tentáculos los que mi vista no podía verla por completo. Natalia se levantó de su asiento y caminó hacia mí sin ver el escritorio que se le atravesaba, dio un salto rápido y rompió el mueble partiéndolo por la mitad para luego seguir caminando, las protuberancias se acortaron a medida que se acercaba y cuando llegó al frente mío, cara a cara, los tentáculos cubrieron su cara y se mimetizaron, convirtiéndola en un nuevo rostro, el de Pamela. Yo no lo podía creer, se había convertido en Pamela, con todas esas cosas viscosas y verde-moradas me miraba como un reptil, volteando la cabeza y oliendo mi sangre. De pronto, se quedó impávida y agrandó el tentáculo que tenía en mi cuerpo, volteándolo y atornillándolo, haciendo que la posible herida nunca se cicatrizara, me mordí la lengua del sufrimiento pero no exhalé ningún quejido o grito, todo lo contrario, me había quedado sin fuerzas, producto de que la sangre ahora era un pequeño hilo que caía en el piso.

—No te hagas el valiente conmigo, te conozco Thomas  Stephenson, General del guante azul —me estiró la mano derecha donde tenía siempre colocado mi guante y me la apretó— jajaja ¡enseñémosle al mundo que es de misterioso este General! ¡Enseñémosle al planeta que tenía que ocultar en este poderoso y majestuoso guante Azul!, no eres más que un simple romántico jajajaja —Natalia me sacó el guante y todos los que estaban en la oficina, los soldados y Steven vieron de que se trataba, era el anillo de matrimonio que me había puesto en honor a Carolina, que siempre me lo había ocultado con mi guante azul, ni siquiera Pamela sabía el porqué del guante. Natalia se largó a reír estrepitosamente, al igual que todos, dejándome como un imbécil que se estaba llenando de impotencia y odio ante el hecho consumado, pero luego esta se quedó callada por un momento, me miró fijamente y me sacó el anillo pese a mi resistencia.

—Ya no necesitarás esto nunca, el Thomas  que ha vivido todo este tiempo, ya no lo es más, desde hoy ha nacido otro Thomas  —tomó el anillo con sus manos reales y lo evaporó convirtiéndolo en líquido amarillo el cual bebió — …si quieres hacer las cosas bien de una buena vez, y ser el mejor, firma el contrato… ya no serás el General de Guante Azul, sino serás el forjador de esperanza…

—Eres una maldita, una vil perra, suéltame de una vez por todas, ¡no quiero nada contigo! —le dije sollozante por lo que había hecho con el anillo mientras me resistía a los tentáculos, pero ella agrandó más el orificio, haciéndome ceder finalmente por el dolor.

—¡No te hagas el valiente, Thomas ! —me dijo ella— mis manitos me indican que te morirás en quince minutos, ya que te perforé el hígado, así que, firmas el contrato y todos felices, te sano y te devuelvo el guante, pero no el anillo, o simplemente te mueres y hago lo mismo que dijo Steven, atrocidades que las encontré inhumanas, pero lo haré al fin y al cabo —me recalcó mirando a Steven quien estaba callado limpiándose la sangre de Grotius.

—Es…esta….está bien…, firmaré —dije muy adolorido y casi desfalleciente —pero no le hagas nada a Pamela o a mi Familia… sólo… lo firmaré, pero antes de eso, tengo que leerlo por último, saber la condena que me espera.

—Mmm… que eres tozudo Stephenson… en tu estado te morirías antes de terminar de leer el maldito contrato… pero como yo soy muy linda y buena, te lo diré en palabras claras… y no te mueras antes de haber terminado —mientras Steven caminaba hacia la puerta, Natalia se daba vueltas haciendo una muralla de tentáculos en la puerta que ya estaba guardada por los soldados.

—Disculpe milady, tengo que ir al salón principal, me acaban de avisar que llegó mi hija y tengo que recibirla —dice vacilante el patriarca Siphelia.

—Recuerda lo que dijimos —se remitió a decir— nada de esto, si dices una sola palabra de los planes, te mueres y tu Imperio se acaba, ¿entendido?

—Tranquila, se lo que hago —Steven se retira de la oficina imperial hacia el salón para recibir a su Hija, que recién llegaba. Yo estaba ido y lo único que quería era que acabara la pesadilla de Natalia. Luego que se fue el Siphelia mayor, ella me siguió mirando y con sus tentáculos me sentó en el sillón que quedaba limpio sin tanta sangre, ya que la habitación estaba teñida de rojo.

—El contrato es lo siguiente querido Thomas  —comenzó de manera desagradable, subiendo su pie hacia mi entrepierna y tomando mi cara contra la suya llena de tentáculos y brazos pulposos— en primer lugar el contrato es de por vida, intransferible, solo se quiebra si tú o Toshiko mueren, ya que si uno de ustedes fallece, eso quiere decir que no eran los elegidos para el trabajo. En las labores diarias, serás el agente de seguridad de ella, procurarás de la salvaguardia de su persona y su sequito si es que la tuviera, vivirás junto con ella en palacio o donde se hospede, probarás cada comida que ella deguste y comprobarás las habitaciones para que no haya elementos que atenten la vida e integridad de la princesita. No recibirás sueldo alguno, ni tú, ni tu ayudante, que en este caso será Pamela, ni tampoco otro personaje a tu elección, sino que vivirás de la fortuna de la familia Siphelia, ya sea con una tarjeta o con las cuentas bancarias personales de Steven, así que por esa parte tienes el trabajo y la vida asegurada. Contarás con toda clase de seguros y tendrás inmunidad en la Tierra, nadie podrá tocarte y podrás hacer y deshacer con la vida de todos, menos con la de Missia Toshiko Liese ya que a ella le forjarás el destino y tiene que ser perfecto. Comerás, dormirás, beberás y vivirás por Toshiko y por nadie más y solamente la velarás a ella, es decir, desde ahora vivirás y vas a morir por la niña esmeralda, la interpondrás antes de todas las cosas habidas y por haber en esta tierra y en otra que se le ocurra estar. Tú tendrás que hacer todo con tal de que Toshiko viva, incluso matar si es necesario, sea quien sea… en ese sentido, mi apuesto general, tu labor primera será forjarle el destino a la persona ahora más importante de este planeta, tú harás su destino, la prepararás para algo gigante, la instruirás por medio de las enseñanzas de la vida para ser parte de la profecía más poderosa de todo el universo… junto con mi ayuda, forjaremos el destino de Toshiko para que se convierta y se transforme en la Diosa de todo el universo. Si todo esto resulta, tú cumples tu trabajo, la profecía se habrá hecho realidad y comenzará la gran era de concordia y prosperidad que todo el espacio conocido y por conocer quiere para sus civilizaciones, la existencia de una Diosa única, que abarque todas las creencias y que provea la palabra codiciada por todos, la paz.

Junto con el dolor que era a estas alturas insoportable, no podía creer lo que me estaba diciendo la Witch, ¿estaría forjándole el destino a alguien?, ¿sería capaz de esa tarea que nadie la había hecho en el universo?, ¿y más encima a una futura Diosa?, estaba completamente contrariado, la cabeza me daba vueltas y negaba con ella todo lo que me decía Natalia, en realidad era completamente increíble todo lo que me decía, y también inhumano, el forjar y preparar a alguien para hacer algo que quizás ella no quiera.

—Está bien General, es momento de la firma —con un tentáculo me acerca el contrato que certificaba el destino de Toshiko, estaba con manchas de sangre producto del disparo en la cabeza de Grotius, pero estaba intacto la zona de las firmas, me acercó con otro tentáculo la pluma con la cual iba a firmar y con otro, me tomó el brazo para que firmara— recuerda, si firmas todos somos felices y podremos crear a la Diosa más poderosa del universo, si fallas, sería porque ni ella estaba destinada a ser Diosa, ni tú para protegerla, si firmas y te escapas, tu familia, Pamela y Carolina sabrán de mi ira, y si no firmas, también lo sabrán, estás contra la espada y la pared, pero aún así terminarás con vida… bueno… eso es lo que esperamos todos —terminó de decir mientras tomaba adolorido y agonizante, con ayuda de los tentáculos, la pluma. La dirigí lentamente y firmé tal cual lo hacía en el ejército, como Blue Glove Stephenson. De ahí no pude decir nada, la vista se me nublaba, los ojos no tenían fuerza para seguir abiertos, empecé a tener tiritones, convulsiones y el dolor inmenso del hígado ya era común en mi organismo, me empecé a desmayar y Natalia me toma con sus tentáculos, me levanta e introduce el más grande por mi boca. Junto con ello, mi cuerpo empezó a reaccionar, la herida fue tapada con viscosidad transparente la cual se convirtió en piel, los nervios comenzaron a funcionar normalmente y también aquellas protuberancias limpiaban mi camisa, como una gran lavadora que higienizaba, lavaba y eliminaba toda evidencia de dolor o tortura. Terminó mi saneamiento, aunque igual me dolía mucho la zona del hígado y la camisa tenía la evidencia de haber sido rota, mas no tenía sangre alguna.

—Muy bien Thomas , estás listo para la primera gran batalla de tu vida, has sido destinado para forjar y transformar el destino de Toshiko Berit Liese Siphelia, tu propio destino será forjar el de ella y así convertirla en la jettin Libely de todo el universo. Hablando de otra cosa, dejé un recuerdo en la zona de tu hígado, una marca que te recordará el trato que hicimos ahora —me dijo guardando la proporción de sus tentáculos y dejándome libre, aunque me sostuvo cuando caí al piso de rodillas.

—Solo hago esto por mi familia, Pamela y el alma en paz de mi novia Carolina, por nadie más —le recalqué incorporándome nuevamente, quejumbroso.

—Estás equivocado Stephenson, no lo harás por ellos, lo harás por Toshiko y su destino, ahora es a ella por quien lo concebirás, para que así tenga todo el honor y la gloria por los siglos de los siglos —me lo dijo suavemente, siendo la primera vez que lo decía, digo yo, de corazón— ahora bien, recibirás instrucciones básicas, pero la mayor parte del trabajo la harás tú, en tu aposento de esta casa está una carpeta morada con las primeras indicaciones, procura no fallar, tengo fe en ti de que harás un buen trabajo y no lo arruines… resígnate Thomas , es mejor que lo hagas consciente de lo que estás formando, así la tarea tendrá más importancia y no te pesará tanto, si fuera por mí lo haría personalmente, pero mis bracitos viscosos no tienen un buen acercamiento con la raza terrícola, por eso he elegido al mejor, y ese eres tú —me lo dijo alejándose un poco de mi y llamando a los soldados.

—Ha… haré… lo… es decir… cumpliré el contrato, cueste lo que cueste, el honor y la vida de mis seres queridos costará mi éxito o mi fracaso —dije resignado y empuñando mi mano izquierda.

—Así está mejor, ah… se me olvidaba —Natalia recogió el guante que me había sacado para provocar la burla de todos y mi muerte existencial— colócatelo, no quiero que se rompan los paradigmas de la gente común, pero tú ya sabes que desde hace 3 minutos y medio, tu vida ha cambiado por completo… es tiempo, es nuestro futuro… La humanidad y nuestro universo no puede escapar de su destino, este no se puede saltar, no se puede superar o mejorar, puesto que no lo forjamos nosotros, lo hacen las personas que nos rodean, y tu Thomas , eres el que hará el destino de Toshiko de aquí en adelante, buena suerte… forjador de esperanza, la necesitarás —al decir esas palabras,  Natalia desaparece en la oscuridad y no se le ve más, intenté recuperar fuerzas y llegué a las ventanas abriendo las cortinas, pero sólo se vía el sillón de Steven, y los demás empapados en sangre, el escritorio partido por la mitad, el cuerpo del comandante en el piso, mucha viscosidad transparente, sangre morada y al fondo, del sillón del patriarca a la muralla, una gran biblioteca, pero Natalia con su sequito, habían desaparecido completamente.

Luego de esa pesadilla, me quedé unos cuantos minutos recomponiendo fuerzas en el sillón de Steven, pensando en lo ocurrido, yo era una persona que tenía el axioma de “causa y consecuencia” y el de “ver para creer”, sin duda, si forjo el destino de la hija Siphelia, ella se podría convertir en Diosa, y me gustaría estar ahí para verlo con mis propios ojos, de otra forma no creeré y sólo lo haré por los que me rodean y porque si este es mi camino para ser el mejor, como alguna vez me lo dijo Carolina, era mi deber tomarlo y seguir adelante, pase lo que pase. De inmediato llamé a Pamela y le dije que llegara lo antes posible, ella me contestó de que había terminado hacía pocos minutos la misión en Afganistán y que habían sido derrotados los últimos rebeldes de esa zona, así que el Teniente General Lee le comunicó que tenía que asistir a la ceremonia de premiación en Londres el día de su cumpleaños. Yo le dije que estaría allá para la ceremonia y que después tendríamos una misión en la casa Siphelia. Ella aceptó gustosa y se despidió feliz. Yo por mi parte, miré mi guante azul, me lo coloqué en mi mano izquierda y lo miré por algún instante, para luego, sacármelo nuevamente y botarlo, para no verlo nunca más. Agaché la mirada, vi el cuarto como había quedado, y salí de la habitación.

Bajé al primer piso, me abotoné el abrigo azul que ocupaba para que no se viera la herida en la camisa, y me dirigí con destino a la premiación de Pamela sin pensarlo dos veces, ya que quería madurar más mis ideas, miré que una señorita de aspecto nórdico y de pelo rubio doblaba por el pasillo hacia donde había ruido y pensé que ese era el salón principal así que pasé por allí, y en ese lugar estaba ella, radiante, con un vestido negro brillante que resaltaba todas las curvas de su cuerpo, bailando con su padre la danza ritual de cumpleaños característica de esa época, él me miró de reojo, yo asentí y él sonrió también confirmando lo que me suponía, yo había firmado el contrato y ella había cumplido dieciocho. 

Toshiko se había dormido en el pecho de Thomas  por intentar averiguar qué era lo que se trataba, los médicos habían decidido apagar el dispositivo de sueño inducido que le permitía al organismo trabajar con lo básico y así disponer de todo lo necesario para la cicatrización y sanación optima del paciente.

(…)

¿Dónde, dónde estoy?

—¡¡¡¡Thomas !!!! ...¡¡enfermera, vaya al cuarto de comando y dígale a Pamela que Thomas  despertó!! exclamó Toshiko muy feliz de lo ocurrido— ¿cómo estás?, ¿te sientes bien?, ¿te duele algo?, ¿quieres que te traiga alguna cosa?, lo que pidas.

—¿Toshiko, que pasó?, no me acuerdo de nada después de la explosión.

—No te preocupes y no te esfuerces, ya todo está bien, Pamela te dirá todo lo que pasó, lo único que debes hacer es relajarte para que el proceso de sanación sea óptimo… me da mucho gusto que estés bien dijo con tintes de emoción Toshiko, quien se le notaban ojeras y un poco de decaimiento nos estabas preocupando a todos.

—Lo único que sé, es que te envié a tus aposentos, luego incendio, la Gladys, y la explosión, de ahí no me acuerdo de nada intentó recordar sin éxito el Teniente junto con preguntarse el porqué de la situación.

—De ahí te quedaste con sueño inducido por los médicos durante tres semanas para que te sanaras de forma completa habló Pamela quien entraba al cuarto junto a la enfermera cuando llegue al cuarto de comando y estaba todo destruido, te miré que estabas casi muerto junto a los escoltas, y con un grupo de la tripulación los enviamos al cuarto de cuidados médicos, hasta ahora, dos de los cinco escoltas murieron en la explosión, y los tres restantes ya se han ido recuperando poco a poco, tú eres el último que ha recuperado la conciencia del sueño asistido, si hasta hace poco todavía tenías las placas de cobre a los costados.

—¿Y qué pasó con Gladys y la nave? preguntaba Thomas  todavía extrañado de lo ocurrido y con cansancio en su voz.

—¿Sigues aquí no? hablaba Pamela de tono maternal, quien ya estaba sentada en una silla junto a la cama de Thomas , al lado de Toshiko Gladys murió, se calcinó completa desde el incendio, la nave sigue curso normal con una velocidad crucero hasta las coordenadas que enviaste la última vez antes que se destruyera, allí llegaremos en unas horas o un día más según lo acordado, el timón, por su parte, se hace manualmente, al estilo marino, como una especie de pirata espacial, sólo con las estrellas y cartas espaciales hechas por los científicos que quedaron después de la explosión en el laboratorio, lo único que no te puedo decir, porque no lo hemos averiguado, es que si las coordenadas que nos dijiste, corresponden a un planeta, asteroide o roquita espacial, y si eso tiene agua o algún material peligroso, y tampoco me preguntes como vamos a aterrizar allí porque tampoco lo sé, pero lo importante es que seguimos rumbo y que no explotamos, después se verá lo otro.

—Qué bueno… y las bombas, yo las había guardado en el traje para que no explotaran, ¿Qué pasó con ellas?

—Sí, como se desactivaron, lo único que podían hacer era calcinarse, pero las neutralizamos con hielo, ahora están en los refrigeradores, pensamos que nos pueden servir de algo habló Toshiko tocando la mano de Thomas ahora descansa y no gaste sus energías hablando con nosotros, después podremos responderte todo, pero ahora todavía no estás sano y debes mejorar, ahora yo me voy porque tengo que ver con los científicos el asunto del aterrizaje, más rato vengo de nuevo y hablaremos todo ¿ya?

—Está bien, anda dijo Thomas  en tono de resignación y gracias.

Mientras se iba Toshiko, Pamela se acercó a Thomas  y le susurró al oído:

—Toshiko no se movió de ti ningún momento, las tres semanas estuvo contigo, durmió en el sofá que está a los pies de tu cama, te habló millones de cosas, no me preguntes qué cosas porque no sabría decirte, unas en alemán, otras en ruso, cosas que sólo ella sabe, también quería escucharte hablar mientras estabas en el estado de sueño,  pero siempre estuvo contigo durante todo el proceso; no sé lo que hiciste en la Gladys, pero definitivamente conquistaste el corazón de esa chica, ahora no va donde los científicos, el aterrizaje se hace con lo que quede, no sé dónde ira, pero de seguro ahora corre de felicidad porque despertaste.

—En serio, ¿no me estás jodiendo? preguntó Thomas  en modo de extrañeza ¿y no que no te gustaba antes, que ahora me hablas relativamente bien de ella?

—Sí, la encuentro una de las peores, pero aún así te lo digo en serio, cuando se la llevaron a sus aposentos estaba enojadísima y casi rompió la puerta, pero en el momento en que pudo escapar, se encontró conmigo en el comando central, y vio toda la desolación, te vio casi muerto, con el traje totalmente destruido, con un charco de sangre alrededor tuyo y pensó que estabas muerto, de ahí que no se ha separado de ti, quizás es porque la salvaste de aquello, pero te digo, la conquistaste y de qué forma Pamela esbozaba una sonrisa picaresca al decir esas últimas palabras  no sé cómo puedo decir esto si es que amo a este hombre y prácticamente le doy en bandeja a otra mujer… no me entiendo —pensó.

—¿Y tú?, qué opinas, parece que conquisté el corazón de alguien, ¿pero parece que traerá consecuencias, o no? el enfermo miraba con avidez a Pamela quien se colocaba incomoda con ese tipo de preguntas.

—Sí, deja consecuencias, pero sólo si el conquistador así lo permite miró fijamente Pamela a Thomas  quien estaba con los ojos a medio abrir todavía ya, te dejo, yo si tengo que hacer cosas, ojalá que te recuperes pronto para así acompañarme en el aterrizaje, así que descansa y cuidadito con tú ya sabes quién ¿ah?

—Como siempre, celosa de algo que ni siquiera pude ver con mis ojos mientras se reía con dificultad, miraba la cara irónica de Pamela quien se despedía informalmente y salía al pasillo principal con destino a la caseta de mando.

La mayor dejó sólo por algunos instantes al convaleciente Teniente, este se acurrucó más en su cama, se tapó con su frazada y se escondió más al amparo de ella, tratando de descansar un poco más antes de poder levantarse por unos pocos minutos.

—Mi destino ha sido cambiado vertiginosamente, mi arresto, Carolina, el anillo, Pamela y el contrato; soy un hombre que no se forja propio destino, sino que otros se lo transforman, lo fabrican y lo conectan con la vida real… quisiera yo alguna vez ser mi hacedor de destino, quisiera alguna vez que sea, soltar de las cadenas y decidir por mí mismo, quisiera… hacer que Toshiko conociese su futuro y que ella viera lo que más le guste, sin depender de otros… pero no puedo… tengo que forjarla para el camino… tengo que prepararla, tengo que hacer de ella una persona perfecta, con una vida perfecta… además, la tengo que guiar para que no sufra lo mismo que yo he sufrido.

De súbito, llegan Pamela y Toshiko con cara de histéricas y de emoción, resaltando el júbilo extremo que sentían.

¡¡¡¡¡¡Llegamos!!!!!!!dijeron las dos mujeres a coro.

¡Cómo!, ¡no puede ser!, Pamela, hay que revisar la velocidad y Toshiko, comunícales a todos que se vayan a sus habitaciones Thomas  se sentó en su cama y se colocó a buscar algo para levantarse, Pamela, por su parte, se dirigió rápidamente al closet y le sacó el traje de día del ejército no hay tiempo Pamela, pásame cualquier cosa.

¡Relájate hombre!, llegaremos a él en eso de una hora y media, así que puedes vestirte como corresponde dijo Toshiko, mientras Pamela buscaba los zapatos.

Ah, bueno, déjenme solo ahora dijo mientras las dos se iban de la habitación —  por fin… veremos que nos tiene preparado “ella”, jajajaja, no creo que precisamente nos esté esperando para darnos un abrazo y colocarle la corona a Toshiko, tendré que preparar desde antes a las tropas, y alistarlas para lo peor…

Pamela lo esperaba en la puerta junto con Toshiko, las dos estaban muy felices, y se miraban con cara de picardía, no alcanzaron a decir palabra alguna cuando Thomas  las hizo pasar nuevamente a la habitación.

—Antes de que me miren, den vuelta y caminen hacia atrás, que todavía no me visto por completo dijo antes de que entraran.

—Jajajaja ¿siempre es así? preguntó Toshiko a Pamelaqué histérico.

—Princesa… princesa, si te contara agachó la cabeza de los peores, jajaja.

—¿Se hicieron amigas mientras estaba durmiendo? preguntó extrañado el Teniente mientras se abrochaba cremallera del pantalón o están felices porque ya vamos a llegar.

—Mmmm… algo así, algo así dijo Pamela mientras Toshiko se reía, de lo que según ella era estúpido, estar de espalda ¿querías decirnos algo?

—Sí, quiero que además de revisar la velocidad, llames a las otras naves por circuito cerrado y que informes la situación, llama a formación a las tropas e informa a Mónica para que hagan el trabajo lo antes posible.

—Thomas … relájate, no vamos a una guerra, solo queremos que veas por tus propios ojos el planeta que ya se acerca dijo Toshiko contenta. Así, los tres salieron de la habitación del centro de cuidados médicos rápidamente hacia el control de mando, la gente que estaba por ese pasillo se hacían al costado cuando veía al gran Teniente general y otrora salvador de la nave, algunos lo miraban tratando de explicarse cómo podría sobrevivir y las mujeres suspiraban silenciosamente cuando él pasaba al lado cuidando de no provocar la mirada celosa de Pamela.

Entraron al sector de programación de la Gladys y se acercaban hacia el centro de comando, la gente se aglutinaba misteriosamente en esa zona, todos veían pasar a Thomas , con su capa azul escoltada por Pamela a la derecha luciendo como siempre su traje azul de salida, y por Toshiko quien no estaba caminando atrás como lo hacía la Mayor, sino junto con Thomas  en el lado izquierdo. Entraron al centro de comando que estaba lleno, los ocho pisos habitables, llenos de personas, científicos, personal militar, de tripulación como también algunos civiles y entre los pilares del tercer piso un gran lienzo que decía “Welcome back, Lieutenant General”. Todos tenían una copa en la mano, algunos una taza de café, otros de gaseosa, jugo, vino espumante o tinto en largas copas y cuando los tres llegaron, Pamela y Toshiko retrocedieron y dejaron a Thomas  al centro del pequeño círculo, rodeado de cerca de 10 mil personas, que comenzaron a aplaudir enfervorizados al que los había salvado. Thomas  miró hacia los pisos superiores y todos vitoreaban su nombre, luego hacia donde había explotado la Gladys y se dio cuenta que habían tapado el orificio que habían dejado con grandes placas de metal, ya que había gente en ese lugar que estaba aplaudiendo, sonrió y Toshiko le pasó una copa de gaseosa, asintió respetuosamente, acordándose que le pasaba la copa la futura Reina de la colonia y ella le respondió moviendo su cabeza. Toshiko levanto la mano y todos quedaron callados a los segundos, para luego decir algunas palabras, que serían las primeras en sociedad.

—Queridos tripulantes, les doy las gracias por estar acá, yo sé que estaban muy entretenidos en el casino de juegos o en las salas de cine tridimensional se rieron todos los presentes—, pero ahora hemos de honrar y agradecer a una persona que no sólo cumplió con su deber, sino que sobrepasó todo límite para poder salvar a toda la nave madre Gottin y con ello a la Hoffnung y a la Liebe, estoy hablando de la persona que creía que estábamos llegando al planeta desconocido, pero lo siento, te mentimos, no hemos llegado todavía toda la gente, coludida se sonrió—, el Teniente General Thomas  Stephenson ahí todas las personas aplaudieron a la princesa y luego vitorearon a Thomas  quien besaba la mano de la niña esmeralda para poder decir unas palabras, levantó su copa de gaseosa a los presentes y comenzó a hablar.

—Gracias a todos, de verdad muchas gracias… y yo que pensé que ya habíamos llegado, pensaba movilizar tropas y hacer los macuqueos que me gustan a mí el ambiente se llenó de carcajadas mientras el teniente movía sus hombros reconociendo la joda jajaja, en serio, no pensé que harían algo así, no me lo merezco, sólo cumplía con mi deber y también esto es gracias a la Mayor General Miller, a los científicos, soldados y a la Princesa Siphelia, no es sólo esfuerzo de uno sino de todos se ganó los aplausos respectivos y el brindis para continuar con la celebración, pero alguien gritó:

—¡¡¡¡Llegamos!!!!! el vigía que estaba al lado de la ventana vio que algo se acercaba desde el fondo del espacio con velocidad media, todos se largaron a reír, ya que pensaron que no se había dado cuenta de la broma hecha al Teniente  no es mentira… mi Princesa… ¡hemos llegado!, ¡Hemos llegado!

—El público presente se quedó mudo, completamente en silencio, Toshiko, Pamela, Thomas  y algunos científicos fueron directamente al vidrio de protección a ver lo que les venía encima, el Teniente le pidió los visores al vigía quien se los dio sin reparar y vio con sus propios ojos el planeta, se los pasó a Pamela, pero los rechaza, puesto que ya lo podía ver sin necesidad de estos. Por su parte, Toshiko, se llevó la mano a la boca sorprendida, no se hacia la idea de llegar a un planeta tan particular, era una gran esfera alargada, muy parecida a una pepita de melón, muy distinta a la tierra o a otro planeta, que en general eran redondos elípticos, este en cambio era muy diferente y con una atmósfera que era cambiante, en algunos lados azul, en otros morado y con grandes nubes en la zona norte de donde veían. Pamela quedó impactada con la percepción del planeta y miró a Thomas  asombrada, él por su parte, sólo quedó observando detenidamente. Luego de ese momento, todos los presentes  intentaban observar y quedaron impresionados con la forma peculiar del astro que prácticamente no giraba en un eje y al percatarse de eso, vieron a dos soles gigantes en los costados de la nave. De pronto la nave Gottin empezó a temblar como lo hacía cuando estaba la Gladys quemándose, desatando la histeria y el pánico dentro de los presentes y ahí se dieron cuenta de que había trabajo por hacer. Los tres empezaron a dar órdenes de aterrizaje a los científicos y toda la gente se fue hacia el sector de dormitorios por órdenes de Toshiko, quien los guiaba hacia fuera del centro de comando, Pamela empezó a configurar en un pequeño computador táctil, las coordenadas sacadas con los científicos y compararlas con las del planeta, mientras Thomas  hablaba por clave militar a las demás naves para que prepararan el contingente militar para el inminente aterrizaje

—¡Thomas !, no hay duda alguna, este es el planeta dijo Pamela con dificultad por el alboroto de los científicos y personal que corría de un lado a otro las coordenadas son correctas, hacia allá vamos.

—Entonces preparemos todo, los controles que arreglaron, los circuitos, el timón, todo en 30° para que no nos quememos al aterrizar si es que tiene atmósfera.

—Ya, tú vigila el panel de control que preparamos con los científicos, y nivela directamente el ángulo, yo me encargo de preparar todo para el aterrizaje.

—Vaya… cuídate niña.

—Tranquilo, estaré a menos de sesenta metros tuyo, no me perderé.

Thomas  corrió hacia el panel de control y Pamela hacia el cubículo de científicos, mientras que Toshiko salió del centro de comando para acompañar a la gente a sus aposentos y así despejar los pasillos principales en caso de una emergencia. En el centro de comando todos corrían con papeles e informes acerca del planeta. Pese que la Gladys está destruida, todos los científicos trabajaban a pulso, junto con ellos Thomas  y Pamela también hacían cálculos mentales de la posición de la nave y cómo tenía que coordinar a las otras dos. El primero veía el nuevo panel de control e ingresaba el dispositivo de aterrizaje, mientras que Pamela estaba al lado de él, viendo con unos rollos de papel y su computador táctil, el estado de las compuertas de aterrizaje de la Gottin y de las demás naves, puesto que se controlaban con una Gladys que estaba destruida y debería hacerse manual.

—Ya está ingresado todo, sólo falta que haga lo que le digamos dijo el Teniente ¿el sistema de fusión todavía está estable?

—Sí, esta todo en orden, sólo falta que lo que hagamos manualmente esté listo, ya mandé a llamar a los mecánicos.

—¿Está todo preparado? preguntaba Toshiko, quien llegaba al panel ya envié a todos los tripulantes a sus aposentos y las fuerzas militares están alertas tal cual lo pediste, Thomas .

—También se le informó la situación a las otras naves, así que estarán preparados replicó Pamela, mientras Thomas  veía con los visores el sector donde la nave impactaría.

—Algo bueno… el planeta tiene una atmósfera, así que prepárense para el ángulo de 30°, ojala que sea este el necesario para no quemarse decía el agente de seguridad.

—Sí, es el necesario ya que el planeta no es redondo, sino alargado dijo Pamela ahora, en cinco segundos tendrás que iniciar la dinámica del aterrizaje, ya que la Gottin maneja a las otras dos, y como las otras son gigantescas, son más pesadas y giraran lento, así que hazlo con toda la fe del mundo.

—Vamos… cinco dijo Toshiko instando a que los otros dos dijeran con ella el conteo.

—Cuatro, tres, dos, uno dijeron a coro los tres.

—¡Ahora! dijo Pamela mientras Thomas  iniciaba en el panel la dinámica, pero algo falló, la nave empezó a temblar más fuerte y los controles se incendiaron provocando cortos circuitos. El panel lanzó chispas haciendo retroceder a los tres, los científicos estaban en el cubículo, el vigía peleaba con todas sus fuerzas contra el timón, el personal de seguridad estaba pendiente de los pasajeros que miraban confundidos lo que pasaba desde sus habitaciones, así que los únicos capaces de hacer algo por la tripulación, nuevamente eran aquellos tres y algunos del equipo que ahora estaban en las compuertas subterráneas esperando la orden para abrir el dispositivo de aterrizaje.

—¡No puede ser!, algo falló desde el panel gritó Pamela asustada tomándose del brazo al Teniente.

—¿¡Qué haremos ahora!? exclamó la princesa mientras miraba a Thomas , que estaba pensando lo que podía hacer.

Cuando éste iba a decir las primeras palabras, hubo un apagón en toda la nave, los circuitos de apagaron, dejaron de funcionar los radares, el panel transparente se fue a negro, los científicos no lo podían creer y se asustaron más, producto de que la energía eléctrica la producía la fusión. Toshiko y Pamela se aferraron mucho más fuerte al Teniente que miraba con impotencia lo que pasaba, de pronto, empezaron a ocurrir los temblores más fuertes haciendo que se cayeran, se aferraron débilmente en la baranda donde se había golpeado Thomas  en algún momento y se incorporaron.

—Dios mío, esto no puede estar pasando dijo horrorizada Pamela mientras veía el caos producido por el apagón no hemos explotado aún, así que no fue problema de la fusión, sino de los circuitos todavía hay esperanza, por favor Thomas , sálvanos… si muero… moriré abrazada a ti, y tocaremos el cielo con nuestras manos, pero no explotamos aún, así que hay esperanza…  que ocurra un milagro.

—Fallaron los circuitos y el panel, estamos perdidos dijo llorando Toshiko suplicante no podemos terminar así, después de todo lo que hemos pasado, ¡no podemos! —no he llegado acá para morir como Moisés, antes de caminar por la tierra prometida… no es justo… ¡simplemente no es justo!

—La nave no pierde la velocidad, quiere decir que no funcionó el dispositivo de aterrizaje, ni siquiera se ingresó mencionó Thomas  entre resignado y meditando las palabras de Toshiko ¿éste es el fin de todo?, ¿realmente éste es el final del camino?, ¿esto quiere decir que no éramos para el trabajo, que Toshiko no era para ser la forjadora de esperanza, ni yo la persona que haría su destino? ¿He fallado?... ¿vamos… vamos… a morir?

No es justo, lo hicimos todo bien… no nos puede pasar esto susurraba Toshiko mientras cerraba sus ojos y lloraba silenciosamente mientras explotaban los focos de luz por los vaivenes del voltaje, pese a que las luces no encendían.

Thomas , tengo miedo, abrázame, ¡tengo miedo! decía sollozante Pamela y aferrándose fuertemente al brazo del Teniente, era la primera vez que expresaba todo su miedo interno no quiero morir…  yo… yo quiero estar contigo.

—Estén tranquilas, no va a pasar nada… —dijo su compañero, mientras veía que el planeta se acercaba más y más, y profetizaba internamente que la nave iría al choque contra el planeta provocando un impacto inminente, pero él sólo cerraba los ojos— estén tranquilas…es nuestro destino… simplemente es nuestro destino… él no es el malo de la película, el destino es en sí mismo, y lo hacen las personas, sin darse cuenta... lo hacen las personas... sin darse cuenta.

Estén tranquilas…es nuestro destino… simplemente es nuestro destino…él no es el malo de la película, el destino es en sí mismo, y lo hacen los hombres, sin darse cuenta... lo hacen los hombres... sin darse cuenta.

—Mi destino ha sido cambiado vertiginosamente, mi arresto, Carolina, el anillo, Pamela y el contrato; soy un hombre que no forja su propio destino, sino que otros se lo transforman, lo fabrican y lo conectan con la vida real… quisiera yo, alguna vez, ser mi hacedor de destino, quisiera alguna vez que sea, soltar de las cadenas y decidir por mí mismo, quisiera… hacer que Toshiko conociese su futuro y que ella viera lo que más le guste, sin depender de otros…, pero no puedo… tengo que forjarla para el camino… tengo que prepararla, tengo que hacer de ella una persona perfecta, con una vida perfecta… además, la tengo que guiar para que no sufra lo mismo que yo he sufrido —comenzó a pensar nuevamente Thomas  cerrando los ojos, sintiendo como el metal se empezaba a calentar por el inminente impacto a la atmósfera, pero de pronto tuvo un impulso que nació desde su mismas vísceras.

¡¡¡¡¡No!!!!! ¡¡¡¡¡no puedo!!!!!... no puedo morir, ¡¡¡¡no podemos!!!! en eso, el Teniente suelta a Pamela y a Toshiko de golpe, corre hacia el sector de carga y manda a llamar a todos los soldados que lo sigan, cosa que fue de inmediato asentida por los que estaban en la zona de mando. Bajó las escaleras lo más rápido que pudo desde el centro de comando y de ahí bajó por el tubo que se tenía a disposición para hacer lo más expedito posible el tránsito hacia los pisos inferiores de la gran esfera. Lo siguieron una veintena de soldados y Pamela, quien lo seguía a todas partes.

—¡¡¡Thomas !!! ¡¡¡qué haces!!! gritó Pamela mientras bajaba por el tubo ¡dímelo!

—¡¡Dile a Toshiko que se quede dónde está!!... ¡no quiero que baje! gritó Thomas  corriendo hacia la puerta de la zona de carga.

—Se quedó allá congelada, dime que es lo que quieres hacer.

—Ayúdenme a abrir la puerta le dijo el teniente a la veintena de soldados mientras la nave empezaba a temblar apurémonos, esto va a explotar en cualquier momento, Pamela, haz un llamado a todas las personas de la nave, diles que se vayan a la parte delantera del cohete y luego haz corto circuito en la plataforma que la Gladys tenía de reserva en los cohetes.

—¿La que limpiamos del petróleo?, ¿por qué?, no sé lo que quieres hacer, pero iré de inmediato, ¡ten cuidado Thomas ! manifestó mientras corría no sin dificultad. Luego, subió la escalera de servicio.

—¡Vamos soldados!, uno, dos, ¡tres! el agente hace toda la fuerza con los soldados que mueven la palanca de apertura a una puerta que estaba trabada por los temblores constantes de la nave.

—Ahora hay que mover todo el equipaje y todas las cosas de la esfera hacia adelante, cosa que la nave cambie el ángulo y no explotemos en el choque.

—¡Sí señor! gritaron los soldados y emprendiendo rápidamente la misión, mientras Thomas  corría hacia el sector de circuitos eléctricos. Al llegar, encontró a Toshiko, quien estaba ida viendo a toda la gente gritar y moviéndose hacia delante de la nave.

—Mi princesa, venga conmigo le dijo tomándole la mano y yendo a donde estaba el panel de circuitos, lugar donde se encontraban científicos tratando de solucionar la electricidad.

—¿Eh?, ¿yo?, Thomas , moriremos de todas formas dijo Toshiko fuera de sí y en estado de shock.

—No, tú vivirás y harás grandes cosas, ese es tu destino, ahora acompáñame dijo el teniente que iba raudo hacia los científicos. Siguió por un pasillo y mientras iba la nave empezó a temblar aún más. La hora ha llegado, tengo que llegar antes de que impacte, si no llego, Pamela y toda la gente que está en la parte delantera de la nave morirá calcinada.

 Los dos llegaron al gran panel, alejaron a todos los científicos y les dijeron que se dirigieran a la parte delantera de la nave, pero no sirvió de mucho, ya la gente se había agolpado y ya llegaba a pocos metros de donde estaban ellos ubicados, de esta manera, Thomas  abrió los circuitos y revisa los cables, para poder conectar el sistema de aterrizaje.

—¿Estás seguro de lo que haces? preguntó Toshiko.

—¿Y quién lo está mejor que yo?, sostente de algo le dijo mientras la miraba fijamente, y en eso, conectó un cable amarillo en un puerto y lanzó un corto circuito que les dio un golpe de corriente que los impulsó a la multitud, pero pese al estallido de la caja, las luces se encendieron y la gravedad se sintió más fuerte que momentos atrás, los cientos de personas que estaban allí lograron servir de colchón para el impacto del Teniente y la princesa para luego verificar que solo Thomas  había recibido el golpe de corriente.

—¡Thomas ! , ¡háblame Thomas ! exclamó a Thomas , quien estaba ido y con los ojos cerrados— ¡contéstame Thomas  por Dios!, no te me mueras, ¡Thomas ! lloraba mientras la nave empezaba a irse hacia delante.

—Tranquila, estoy bien, el traje me ayudó, aunque mi mano está completamente muerta dijo Thomas  quien despertaba y trataba de mover su mano sin éxito mi mano no se mueve, jajajaja, parece que ahora sí que seré el general del guante azul, quiera o no dijo tranquilo mientras miraba a Toshiko quien se secaba las lágrimas vamos princesa, tenemos que ir al timón.

—Siempre me haces llorar, estúpido le dijo soltándolo súbitamente y dirigiéndose hacia el timón. Todos los que estaban presentes le dieron el paso rápido, Thomas  se levantó rápidamente gracias a la ayuda de los científicos y salió hacia el Timón también, donde se tendría que encontrar Pamela, quien había resuelto hacer corto circuito en los cables de la plataforma de los cohetes.

La multitud era enorme, las filas de personas se extendían hasta el sector de juegos, todos reunidos en la parte delantera y con la electricidad al máximo nuevamente, los sistemas de aterrizaje se encendieron, esto junto a la gente y a la carga que fue puesta hacia delante, dieron a la nave una inclinación aceptable, y sólo se esperaba el golpe con la atmósfera. Toshiko y Thomas  habían llegado rápidamente y se habían colocado en la parte delantera de la cabina de mando, toda la gente estaba expectante, mientras esperaba que la nave hiciera el contacto con el planeta desconocido. Si la nave no reaccionaba a los cambios, la cabina haría explosión al instante y todos los tripulantes morirían calcinados, pero si la nave reaccionaba, habría otra tarea que solucionar, la del aterrizaje hacia la superficie.

—¡Pamela, Pamela! —gritaba Thomas  tratando de buscar a la mayor— Toshiko, sostente de lo que tengas a mano, y no te sueltes —le dijo ya que el movimiento hacia delante de la nave hacia que no se sostuviera bien.

—Bueno, como digas —Toshiko trató de aferrase a Thomas  como pudo y lo apretó con fuerza, lo abrazó como nunca lo había hecho.

— Pa…Toshiko, me aprietas.

—Tú dijiste, y no me soltaré.

—Llegué, ¡con esta multitud que reuní no podía pasar!, además que estaba calculando el tiempo de impacto —dijo Pamela viendo a los dos abrazados— claro está pues, nos vamos a morir y ustedes abrazados ¿interrumpo algo? —preguntó Pamela irónica.

—¡Sólo sostente de mí! —le dijo Thomas  mientras los tripulantes de la nave veían la pantallita que había dispuesto Pamela.

—¡Sosténganse todos de algo, corran la voz, el impacto será fuerte! —gritó el teniente hacia atrás y todos comenzaron a correr la voz.

—Ahora viene, se puede ver el reflejo de la luz, en 5, 4, 3, 2, 1…¡¡¡¡¡ahora!!!!! —gritó Pamela ante el griterío de la gente, Thomas  se pudo sostener de la baranda donde había recibido el golpe a la destrucción de la Gladys, Toshiko y Pamela se aferraron fuertemente a él y toda la gente se sostuvo como pudo al piso.

El impacto fue fuerte, como si hubiera chocado con algo muy pesado, mucha gente salió disparada con el impacto hacia el vidrio protector y parabrisas de la nave, mientras otros habían roto las barandas y fueron impulsados de igual forma, los circuitos fallaron por última vez, se apagaron las luces, salían chispas de todas partes mientras el calor del fuego atmosférico impregnaba como un sauna a toda la gente que estaba apostada en la cabina de mando, las gotas de agua hicieron corte en la electricidad y se produjeron variadas llamaradas que afectaron a una parte de los científicos que estaban en esas zonas. Toda la nave temblaba y pareciera que todo se desmoronaba, los circuitos principales dejaron de funcionar y los motores de potencia, los que tenía para impulsarse, dejaron de rotar, así que la situación era crítica.

Thomas  con el impacto se sostuvo lo más que pudo con Toshiko y Pamela abrazados a él, se tomó con la mano que le respondía a la baranda y el impacto los impulsó hacia el vidrio, pero la baranda resistió así que el impacto fue menor, Toshiko y Pamela, con la fuerza del choque salieron disparadas hacia el parabrisas pero pudieron aferrarse a las piernas del Teniente, mientras este volaba con los brazos en el pasamanos. Lamentablemente Toshiko no resistió la fuerza y pese a los gritos de apoyo de Thomas  se soltó de las piernas y esto forzó a Thomas  a desprenderse de la baranda con Pamela y tratar de ayudar a Toshiko que estaba a punto de golpearse con la losa del centro de mando y de ahí hacia el vidrio, pero en una acción rápida, fue el agente quien golpea su hombro sobre la losa y logra tomar a Toshiko por la cintura para dejar a las dos mujeres encima de él. La velocidad que llevaba la nave era increíble y el Teniente tomó a la Mayor y a la princesa Siphelia por encima y recibió todo el impacto contra el vidrio.

—¡Thomas !, ¡no! ¡resiste! —Pamela vio todo el choque del agente en el vidrio y de inmediato este cerró los ojos, Toshiko, estaba con los ojos abiertos completamente, impactada por lo que había hecho el Teniente, y empezó a temblar entera. Los tres cuerpos luego del choque cayeron hacia el pasillo que estaba abajo del parabrisas que ya hervía de calor producto de la atmósfera.

—Thomas  respóndeme, Thomas , por favor —decía rápidamente y nerviosa Pamela golpeando las mejillas del agente, quien no respondía y un pequeño hilo rojo salió de su cabeza.

—Pamela, mira el piso, por Dios ¡por Dios, Thomas ! —gritó Toshiko todavía con los ojos idos y tomándose la boca de miedo.

—Ayúdame Toshiko, a tomarle la cabeza —dijo rápidamente mientras se rompía un trozo de blusa para colocarlos como torniquete. Toshiko asintió con pavor, le tomó cuidadosamente la cabeza, pero de pronto Thomas  despertó de súbito.

—¡¡El aterrizaje!! —gritó con fuerza, intentó pararse pero la mano no le respondió  y cayó al piso. Pese a las dos miradas de preocupación, siguió en pos de levantarse pero ahora el hombro de la mano buena no pudo hacer frente al peso y cayó nuevamente, estaba completamente mareado y con un hilo de sangre que salía de su cabeza.

—Thomas  no te esfuerces, si ya pasaremos el impacto —dijo Pamela mientras sostenía al Teniente por el hombro, Toshiko también ayudó y los dos se colocaron mirando el vidrio, quien ya daba signos de despejarse del humo que lo cubría y ahora empezó a mostrar los primeros signos de luz y brillantez, la gente comenzó a levantarse ya que el impacto y la fricción era menor, ahora podían ver en todo su esplendor el planeta en el que pusieron todas sus fichas.

— Pame… Pamela… revisa los controles que hay después de la explosión de la Gladys, Lie… Liese… Princesa, calme a la población mientras los científicos logran aterrizar la nave.

Toshiko se quedó impactada y helada a la vez, en primer lugar, quedo impactada de la fuerza interior del Teniente, que, pese a que estaba moribundo, logró resistir para salvarla y con ello aun así, daba las órdenes para el aterrizaje. Y por otra parte quedaba completamente helada, nadie le había dicho Liese sin que ella no le hubiera pegado una cachetada o insultado en la cara, ese nombre ella quería que lo ocupase el hombre de su vida, nadie más, pero aun así, le gustó que el Teniente Stephenson lo ocupara, y no dijo nada, sólo sonrió tímidamente antes de asentir al mandato.

Sí señor, a la orden —Pamela miró a Thomas  que estaba sereno, aplacando el dolor y lo dejó en los brazos de Toshiko, quien miraba a la Mayor con extrañeza— Thomas  amor mío, me das esa orden para no verte con cara de dolor, siempre haces eso cuando estas herido y te duele, das las últimas órdenes para un inminente final, no quieres que la gente sufra, no quieres verte en los ojos de otro como el débil, simplemente quieres dar vida independiente de que la tuya se acabe repentinamente. —Se dirigió al centro de comando más próximo, un panel enorme que lo habían habilitado cuando la Gladys explotó. Se dio cuenta que los circuitos de la antigua Gladys en buenas condiciones seguían funcionando pese a la humedad y pudo ver en la pantalla que el planeta podía tener agua.

Mientras tanto Toshiko estaba con Thomas  quien se retorcía del dolor y gritaba de manera desesperada por su hombro, que pareciera se le había desprendido del todo y afectaba algún órgano.

—Liese…controla la situación, la princesa debe ser la más tranquila en momentos de tensión, así le darás tranquilidad a la gente, anda y háblales, que se vayan a sus habitaciones y que esperen pacientes, sé que lo harás bien —le dijo quejándose profundamente y escupiendo sangre de la boca.

—Pero Thomas , estás mal, déjame que te vean los doctores primero —dijo preocupadísima Toshiko mientras trataba de empujar al teniente.

—Sólo déjame en el timón, rápido, que hay que maniobrar la nave.

—Pero Thomas .

—Sólo déjame ahí, estaré bien —dijo sécamente mientras veía a Toshiko quien asentía, caminó con él al timón y lo dejó, le amarró el trozo de manga a la cabeza, lo miró con pena, con tristeza, algo presentía Toshiko que le pasaría al teniente, dio media vuelta y se fue a la zona de comunicaciones para informar la situación y dar tranquilidad.

Tengo que aterrizar la nave sin que se destruya, si lo hace, también explotaran las otras dos, no sé si resista más, mi cuerpo ya no resiste y en cualquier momento dejara de funcionar, tengo que hacerlo, por Toshiko, por Pamela… y por el bien de todos… no importa que sea el moisés de los tiempos espaciales, lo importante es…el destino de Toshiko... —El Teniente tomó el timón con fuerza, ya que la nave poco a poco se precipitaba al suelo, Toshiko daba el comunicado de que pronto se iba a hacer un aterrizaje forzoso al planeta y que todos se dirigieran rápidamente tranquilos en sus habitaciones, por otro lado, Pamela revisaba si se podía hacer algo con el tren de aterrizaje.

—¡Thomas !, ¡el planeta tiene agua y el panel funciona! —gritó la mayor en medio de las turbulencias del aterrizaje y vio a su compañero caer de rodillas tratando de hacer fuerza a un timón que se le iba de las manos— no caigas ahora amor, no me lastimes sabiendo que si dejo el panel, explotaremos. No me des la encrucijada de estar contigo y morir, o ver que mueres, y vivir para contarlo.

Entre eso, el cielo del parabrisas se abrió completamente, dando un resplandor de degradaciones de rojo, con dos grandes esferas brillantes, una a cada costado del vidrio. Una más grande que la otra, daba el resplandor necesario para iluminar todo el terreno y la otra, empezaba a iluminarse a medida que la esfera principal se escondía por los frondosos bosques del nuevo planeta, dando de un color verde oscuro, a uno anaranjado, proporcionando la impresión de un gran incendio, que iluminaba de manera especial las grandes y casi prehistóricas hojas se podían apreciar desde lo alto. Además de los bosques, también se podía apreciar un gran río de aguas transparentes, que por el fulgor de los dos satélites, daban un resplandor luminoso. El suelo del nuevo planeta y en especial de aterrizaje, de una llanura y valle enorme, rodeado por los bosques de grandes árboles, que tenían tonalidades verdes, producto de la posible fotosíntesis presente. El cielo rojo no tenía ninguna nube, y desde lejos se apreciaba una montaña rodeada de nubosidad negra que lanza rayos de vez en cuando, junto con eso se vieron las primeras manifestaciones de animales presentes en el vuelo de la Gottin, unas especies de murciélagos de color negro que rodeaban la ruta de descenso de la nave, pero que no eran hostiles. 

Pamela quedó con una mirada reveladora a la llegada del nuevo planeta, y mandó a transmitir en todas las zonas que tenían telones de visión, una imagen del planeta para que se dieran cuenta de lo hermoso y paradisíaco del paisaje, a la vez, veía que Thomas  se levantaba de nuevo y daba un grito de emoción al ver el planeta pero no pudo oír bien las palabras que decía con felicidad.

—¡polr filn!,¡ witchl, nuestrla jettin ha llegado!, ¡¡¡humja to yah y blom jettin libely!!! (Por fin, witch, nuestra Diosa ha llegado, prepárate a pelear y arrodillarte ante la Diosa Libertad) —gritó a todo pulmón, sin importar vomitar sangre después, y siguió de pie piloteando el timón con la mano que tenía activa— ¡¡¡Pamela!!!, ¡¡enciende el tren de aterrizaje!!

—¡Está listo en 3, 2, 1 ahora!, ¡está listo!, tengo que ir a ver los circuitos y que no fallen —dijo corriendo dirigiéndose a donde Thomas  había recibido el golpe de corriente, la mayor corrió pese a la turbulencia que se hacía más fuerte y provocaba la falla de los telones visuales con la imagen del planeta, abrió el panel de circuitos y vio que estaba todo en orden, ya que la carga había sido soldada por un científico y se devolvió a donde estaba el Teniente, pero la imagen que vio no era de las más prometedoras. Al igual que cuando vio a Thomas  afectado por la explosión de la Gladys, lo vio de rodillas, inmóvil con una mano tomando el timón, pero ya sin movimiento, el paño que Toshiko le había puesto en la cabeza estaba rojo por completo y la mano estaba a punto de dejar el centro de mando, para más peligro, el pecho estaba con estelas de vidrio del parabrisas que ya se estaba desquebrajando por la fricción. Pamela corrió hacia él, tomando el timón que estaba bien dirigido ya que el agente había colocado pedazos de cosas rotas con el choque y trabado el timón momentáneamente, golpeó  un poco los objetos y tomó ella el control mientras gritaba que atendieran a Thomas , pero la única persona que llegó a tiempo fue Toshiko y una mujer desconocida para todos. La princesa y la mujer se llevaron al agente lejos del timón para salir hacia algún dormitorio o central médica y finalmente la Mayor con lágrimas en los ojos preparó la nave para el aterrizaje.

Ayúdame, por favor ayúdame, no puedo hacer nada sin tu ayuda, no te me vayas ahora, te amo, ayúdame, ayúdame tu sabes que en el fondo soy débil, que en el fondo estoy indefensa, no me dejes sola, ¡¡¡no aprenderé a vivir sin ti!!! —mientras tomaba el timón, y veía que el suelo se acercaba, intento dar las ordenes que podría haber dado el Teniente, lanzar toda la carga hacia atrás, y con ello nivelar la nave para que caiga completamente hacia el suelo y no sólo de cabeza, sentía pequeños cristales rozarle el brazo y se preocupó del vidrio principal, ordenó a todo el personal militar llegar al centro de mando junto con ella y así nivelar la nave y con ello, apagar los propulsores y la nave completamente, la Gottin empezó a planear pesadamente.

Mientras ocurría el aterrizaje, llegó corriendo Toshiko con cara de preocupación y todos los soldados se apartaron haciendo reverencia militar, Pamela la ve y lágrimas recorren nuevamente su cuerpo.

—No me digas que… —dijo Pamela con un nudo en la garganta.

—Thomas  ha desaparecido, ¡no está! —gritó Toshiko con desesperación.

—¡¡Qué!!, ¡cómo que no está!, ¡no es posible!, si estaba contigo y esa mujer —gritó Pamela mientras hacía fuerza al timón por la turbulencia.

—Sí, fui a buscar a los médicos y cuando volví ni la mujer ni Thomas  estaban en la habitación.

—No puede ser, búscalo mujer, ¡hay que encontrarlo! —exclamó la mayor, mientras se quedaba impactada con lo sucedido— como puede ser posible, estas casi muerto y te escapas, eres un imbécil, un tonto, piensas que es tu trabajo hacerlo, pero no piensas que hay gente que te ama que no se perdonaría dejarte solo en estas circunstancias, ¡aparécete de una buena vez!

La nave se prestaba a “aterrizar” y Pamela viendo la urgencia de que el Teniente no estaba y Toshiko estaba buscándolo, tomó el control de la situación y mandó a los científicos hacer las maniobras para después del aterrizaje y mando la alerta a la central médica para que prepararan el material necesario para los heridos, lo mismo para los militares cuando salieran de la nave. En tanto en una de las pocas audacias de la Mayor, le pidió a un científico de nombre Silvestre que hiciera comunicación como sea con las otras dos naves, ya que como la Gladys estaba destruida, los transmisores internos estaban quemados, más aún, con los cortos circuitos y turbulencias que hicieron perder la comunicación y solo podían establecerla por Morse. Cuando Silvestre se dirigió rápidamente hacia Pamela, supo que el problema se había resuelto y pudo contactarse con las delegaciones del Hoffung y de la Liebe.

—Habla la mayor general Miller, les hablo desde la nave Gottin, MD, MD, estamos planeando por suelo extraterrestre sin motores y sin propulsión, preparen todo para un aterrizaje de emergencia…MD, MD, cambio.

—¡Pamela!, ¡Pamela! —habló una voz por el otro lado de la pequeña radio artesanal que había creado Silvestre— ¡habla Mónica!, que bueno, me siento muy feliz de que estén a salvo, acá la Liebe esta óptima para el aterrizaje, recién hemos pasado la barrera de la atmósfera, y el computador nos indica que hay las condiciones muy parecidas a la tierra, aire limpio, más que el del planeta madre, agua salada y dulce, condiciones climáticas aceptables, un poco más altas que en la Tierra, pero todo aceptable, estamos dispuestos aterrizar.

—¡Mónica!, ¿me escuchas? —preguntó gritando la mayor ya viendo el choque con la tierra.

—Sí, me dijiste que preparemos el aterrizaje.

—¡rusa!, no tenemos motores, ¡estamos sin propulsión, navegamos a ciegas más del 30% del viaje y nos vamos a estrellar!, ¡prepara todo para las asistencias médicas, rusa!, ¿me escuchas?

—Qu….qu…..¡qué!, ¡nos vamos a morir!, ¡nos vamos a morir!, nooo… ¡tenemos que hacer algo! —gritó tan fuerte Mónica que Pamela tuvo que quitarse la radio de los oídos y colocarla a veinte centímetros de distancia de este mientras se escuchaba que la secretaria y ahora piloto de la Liebe llamaba a Alex.

—Pamela —habló el sargento —te escucho fuerte y claro, ya Mónica con los gritos supe que era algo grave, no te preocupes porque la Liebe y la Hoffung tienen el aterrizaje autónomo y prepararé las tropas como si fuera una guerra, ¿está el Teniente Stephenson contigo? —preguntó.

—Eh…emmm…—estaba  por decir la noticia la mayor cuando vio que apareció Thomas  caminando sin ayuda, con Toshiko y la Mujer quien lucía unos pantalones grises y un delantal blanco— ¡Si, esta acá!, estamos en contacto, falta poco para el impacto cambio y fuera —dijo Pamela con cara de felicidad y alegría, viendo al Teniente ir hacia el timón y recibiendo el cambio y fuera de Alex, quien tranquilizaba a Mónica en la otra parte de la línea.

Thomas  llega serio desde la puerta de acceso hasta el timón, mira a Pamela, le sonríe tímidamente y la mayor le hace el saludo militar pese a las turbulencias.

—Gracias, pero mejor que me des los saludos en tierra —dijo el Teniente.

—Está todo listo, me introduje a tu mente e hice todo lo que podrías haber hecho —dijo ella en tono amoroso— hay que informarles a todos que se apresten para el aterrizaje.

—Y es preciso que nosotros también —dijo Thomas , no podemos estar acá, necesitamos ir a las oficinas de estrategia, tenemos que ir rápido, Pamela, ponle el freno al timón y vámonos. 

Luego de decir eso, Pamela colocó el freno que había utilizado Thomas  y junto con Toshiko, la mujer, Silvestre y Pamela, arrancaron hacia la oficina de estrategia, en donde se colocaron en posición de impacto. La Gottin poco a poco empezó a caer sobre el territorio extraterrestre. La nave que estaba planeando se estrelló con el suelo: la gran esfera tuvo un fuerte contacto con la tierra, los vidrios que servían de parabrisas y visor a la Gottin explotaron súbitamente y eyectaron grandes lanzas de cristales por todos los pisos de la esfera de comando. La tierra, debido a la quebrazón de vidrios y al cráter producido por el impacto, empezó a entrar hacia el piso del timón, iniciándose  el choque de grandes cortocircuitos y produciéndose incendios en diferentes partes de la nave. El sector de entretenimiento quedó prácticamente destruido, dando paso a las llamas. Los pilares de la parte derecha de la nave empezaron a ceder y los pisos cayeron sobre el primero. 

Toshiko y los demás estaban en la parte izquierda, en el sector de estrategia, y se colocaron hacia adelante, así el muro podría servir como colchón, Thomas  colocó la gran mesa de reuniones sobre ellos para tratar de aplacar el impacto de las cosas que estaban en la habitación, y cuando el golpe de la nave se hizo realidad, todos los artefactos cayeron sobre ellos, los vidrios se quebraron, hubieron chispazos en el sector de electricidad y los focos explotaron. En los otros aposentos de la nave ocurrió lo mismo, vidrios quebrados, incendios locales, explosión de focos y cosas tiradas en cualquier parte. 

En el sector de carga, los materiales puestos hacia atrás se fueron hacia donde estaban los soldados, aplastándolos y provocándoles la muerte, lamentablemente, pese al griterío descollante y desgarrador de aquellos, nadie los escuchó puesto que eran los únicos en labores militares, los demás estaban controlando a los tripulantes, enviándolos hasta sus aposentos a otro lado de la gran nave Gottin, lo mismo pasó con los científicos que estaban en las plataformas de fusión nuclear, luego de cancelar la fusión, proceso que fue descubierto y mejorado luego de décadas, todos los materiales y artefactos fueron lanzados por el choque hacia donde estaban, impactándoles de lleno y perdiendo la vida.

La Gottin se estrelló en el suelo provocando todos esos problemas y se arrastró por el terreno provocando un cráter alargado, las dos naves aterrizaron una al lado de la otra y en muy buenas condiciones, pero nadie salió de los cohetes, el primer pie que debía pisar suelo extraterrestre era el de Toshiko seguido por el de la delegación de seguridad y los tripulantes centrales, esas habían sido las ordenes antes de iniciar el vuelo hacia el espacio. Los cohetes de la Gottin se incendiaron por la condensación y los circuitos que tenían y se provocaron focos de incendios en el sector trasero, pese a eso, toda la gente estaba expectante de los que pudiera pasar con Toshiko y los demás ya que si ella estaba muerta, el que daría el primer paso sería el oficial de mayor rango dando la orden de que salieran los demás tripulantes de las demás naves. 

En esos momentos salió una silueta que estaba como desordenada, con un pequeño corte en la frente, seguida de una figura alta y con una capa hombrera azul, sin duda estaban con vida, eran las siluetas de la Princesa Toshiko Siphelia y del Teniente General Thomas  Stephenson, en las naves vasallas, se escuchaba los gritos de alegría y efervescencia, lo mismo con los tripulantes de la Gottin, quienes habían sufrido más los percances del viaje al nuevo planeta, Toshiko intentó bajar hacia el suelo firme, y la mayor Miller colocó una pequeña escalera de emergencia por lo que antes había sido el parabrisas y ahí pudo bajar, Toshiko dio el primer paso en la nueva Tierra y los gritos se hicieron más fuertes y de mayor emoción, Toshiko prefirió evitar el protocolo que tenía por los incendios y se apresuró a caminar algunos pasos, Thomas  prefirió saltar hacia el suelo y ayudó a las demás tripulantes para que bajaran la escalerita, así se había completado un viaje que había durado poco, pero que lo habían sentido como una eternidad. Terminó con los brazos abiertos de la princesa quien miraba hacia el ocaso del primer sol.

Los demás terrícolas salieron por los conductos de emergencia y los que estaban en las naves Hoffnung y Liebe salieron cuando vieron a la Princesa extender sus brazos, todos alegres y jubilosos, la imagen de Toshiko se extendió por todas los cohetes y todos salieron según las indicaciones de Thomas , Pamela y Alex por mientras se preocupaban de apagar los incendios de la nave madre, por eso Thomas  pidió que no se le vertiera agua al fuego sino por extintores ya que así no se expendería el humo y si hay alguien vivo en el planeta supusiera que sólo se tratara de un meteoro. En tanto se instalaron las tiendas de campaña en el terreno para tratar a los heridos por mientras que se reunían todos en el suelo del misterioso planeta. Los militares instalaron barreras en un radio de kilómetros para así prohibir el paso de gente que quisiera explorar hacia los bosques que rodeaban a las tres gigantes naves y tampoco permitieron que la gente se acercara al gran río que cruzaba el valle donde se habían establecido, por las precauciones al caso, todos estos mandatos habían sido hechos por el Teniente Stephenson mientras acompañaba a Toshiko, quien miraba el paisaje del nuevo planeta.

Al frente existía como un monte, se colocó en la cima de él, y mirando hacia el horizonte, un gran valle, de pastos verdes azulados y un rio de aguas cristalinas que lo cruzaba llenaban el paisaje; el valle se extendía por kilómetros dando paso después a los más grandes y frondosos bosques nunca antes vistos, con unos troncos que sobrepasaban los tres a cuatro metros de grosor, con una altura sin duda magnificente, y al fondo, hacia el lado derecho  una gran montaña, que se veía lejana pero aun así era gigante, rodeada de nubes negras que expulsaban rayos. El horizonte aparte de aquella montaña era limpio, sin cadenas montañosas y sólo se veía los últimos rayos de luz del gran sol que se escondía en medio de los abundantes bosques, dando paso al otro gran sol que de un color verdoso, lentamente se iba iluminando por el resplandor del que se escondía y por el otro horizonte, el mismo paisaje, bosques rodeando el gigantesco valle y en el fondo del paisaje un pequeño satélite saliendo de la copa de los árboles, muy parecido a la Luna Terrestre.

Toshiko quien estaba con Thomas , empezó a caminar por sobre el pequeño monte y empezó a tocar los arboles nuevos que crecían y que eran de la misma altura que ella, tocó las hojas que ya eran como del tamaño de su cabeza, sacó algunas, las cuales desprendieron un líquido blanco muy parecido a la savia, y las acarició con una dulzura que fue inédita a la personalidad de la princesa.

—Este será nuestro hogar, al fin —murmuró ella mientras Thomas  la miraba acariciar la hoja.

—Así es… lo hemos conseguido —resaltó él mientras daba vuelta la cabeza para mirar el bello paisaje que tenía el Sol que ya estaba ocultándose— ya las primeras indicaciones se han repartido al ejército, se ha acordonado todo el pequeño valle para que las personas estén los primeros momentos y luego vuelvan a los cohetes respectivos, pero por ahora se acordonó y se han de colocar telones gigantes para que la gente que esté en el valle pueda ver a la Princesa decir el discurso inaugural.

—Bien, es tiempo de comenzar un nuevo futuro —dijo Toshiko mientras le pasaba la hoja al Teniente quien la recibía de tono cortés, cuando vio una figura aproximarse hacia donde estaban ellos.

—Mi princesa, los tripulantes del comando de control de la nave Liebe esperan de su presencia —dijo solemnemente la mujer que había desaparecido con Thomas , lo hizo llevándose la mano hacia la boca del estómago e inclinándose un poco al decir tales palabras, provocando una risa irónica de Toshiko.

—Jajaja, ¿así que un saludo de la corte de la Galia para mi ah? —replicó Toshiko— hace años que no veía uno hecho de tal forma, será que  nunca fui mucho a la Galia dominada por el imperio —se quedó pensando y siguió — ¿y quién es la francesita Thomas ? ¿Qué gracia tiene?, ¿cuenta chistes o es malabarista? —preguntó sarcástica.

—Ella es su medica de cabecera, elegida directamente por el contingente de seguridad, para su cuidado médico en el nuevo planeta, desde ahora y hasta la eternidad —dijo Thomas  amigablemente mientras miraba a Toshiko directamente a los ojos y sin vacilar.

—Que linda la forma de decir que la elegiste arbitrariamente, sin consultarme, para que me vigilara mientras tú no estés, ¿crees que soy idiota?  —Preguntó ofuscada, pero luego de decir eso, se tranquilizó rápidamente— bueno, no pensemos en eso y hagamos cuenta de que has hecho bien, francesita —la miró a los ojos— ¿cómo te llamas?

—Matilde Duvalier, mi princesa.

—Está bien Matilde, serás mi médico de cabecera, ahora iré a ver a Mónica y Alex, Thomas , más rato, antes del discurso quiero hablar contigo —se retiró Toshiko y bajando el pequeño monte fue a la carpa principal donde estaban ubicados los jefes de tripulaciones, dejando a Matilde y a Thomas  solos en la cima.

—Dime que valdrá la pena – dijo Matilde mirando hacia el horizonte, de espalda a las tiendas terrícolas.

—De a poco la conocerás mejor, no te preocupes – contestó él.

—Ojala que no la conozca al nivel de que me guste, pobre hombre el que la aguante toda una vida —dijo ella mirando a la cara a un Thomas  que mirando el nuevo horizonte, ni se inmutó.

Quizás “Ella” no quiere que vigile a Toshiko —pensó la doctora.

—Quizás “Ella” no quiere que Matilde vigile a Toshiko pensó el Teniente.

Cuando los dos bajaron del pequeño monte, fueron directo a la tienda de la jefatura de tripulación, donde estaban Mónica y Alex. La primera corrió a donde Thomas  y se tiró encima de él dándole un gran abrazo, provocando las risas del grupo conformado por Silvestre, Pamela, Alex, Matilde y Toshiko. Luego de eso, llegó Alex y también con un abrazo apretado, se puso un broche de oro al encuentro nuevamente de todos los tripulantes de las naves Liese y Gottin. La comandante noruega de la nave Hoffnung, la mayor Lorelei L. Eikel llegó segundos después a saludar al grupo y se mostró muy contenta de haber llegado sin preocupaciones y felicitó a Thomas  por las acciones realizadas y que todo el comando de las naves ya sabía por rumores provocados por Pamela.

De esta manera, una gran cantidad de personas esperaban que Toshiko dijera un discurso inaugural, que se realizaría pocos minutos después. Entretanto los del grupo más cercano a la princesa se alejaron cada uno a las labores adquiridas para la administración de la logística y los planes urbanizadores, Thomas  y Toshiko se quedaron revisando los informes finales del aterrizaje y el diagnóstico de la nave madre. En ello, Matilde se acerca al Teniente. Este ya sabía para qué es lo que era.

— Toshiko, ya está todo dispuesto para que se haga una revisión médica —le dijo suavemente a la heredera Siphelia mientras revisaba unos papeles sobre la población.

— Thomas , estoy bien ¿y tú? —le respondió. 

— princesa, usted tiene que hacerse esta revisión y se le estará monitoreando por lo menos las primeras semanas para ver su estado en el nuevo planeta.

—Está bien, está bien, termina de revisar las fallas de la Gottin y el estado de la población y me llamas para cuando todo esté listo —se resignó la hija Siphelia.

Toshiko Liese se fue junto a Matilde a un box acondicionado especialmente para la princesa hecho por el ejército de la misión espacial, este tenía todo lo apropiado para operar, curar y no le envidiaba nada a un pabellón de los hospitales terrestres, allí la doctora le dijo a Toshiko que se recostara en la camilla para proceder a examinarla. Toshiko se recostó mientras miraba a Matilde sacar de un maletín unas especies de jeringas especiales y unos frasquitos que no había en la Tierra.

—Pensé que me ibas a examinar, no a meter jeringas e inyectarme no sé qué cosa —le dijo Toshiko un poco sorprendida.

—Mi princesa, usted es fuerte y si le hubiera pasado algo ya se hubiera muerto en este planeta, además, este pedazo de tierra es casi idéntico que la madre Tierra, ya que tiene la misma cantidad de oxígeno, agua y vegetación que ella, así que este es un planeta adecuado para la vida —acertó en contestar la doctora.

—¿Y cómo sabes tanto?, ¿ya has estado acá acaso? —preguntó riéndose la heredera.

—No por nada soy la doctora de cabecera del circulo real —asintió Matilde y siguió— esta es una inyección de protección, una vacuna sobre cualquier enfermedad extraterrestre que usted pueda contraer, se aplicará en dos dosis, una ahora y la siguiente en unas horas más, así estará protegida contra cualquier bacteria, enfermedad o bicho raro que esté en el aire —le mostró la jeringa con un líquido morado.

—¡Qué lindo! —dijo tiernamente Toshiko —el líquido es igual que tu pelo y tus marcos de lentes, ¿qué tintura ocupas? —le preguntó intrigada la princesa ante el color característico de la doctora.

Matilde era alta, media 1,80 mt. sin tacones, mucho más que el promedio de la gente que vivía en la Galia terrestre, esbelta, tez blanca, y con un lunar muy sensual en la mejilla al lado izquierdo de su bella nariz. La mayor característica de ella es que su pelo y los marcos de sus lentes eran morados, algo muy poco común en la gente terrícola.

—Mi color de pelo es natural mi princesa, no me lo tiño —dijo la doctora mientras hacia el gesto de que Toshiko le pasara el brazo.

—Mentira, la gente de la tierra no tiene el pelo morado —dijo cortante Toshiko mientras se concentraba por el pinchazo.

—Mi princesa, yo soy una cosa rara que le salió el pelo morado desde que nació, lamentablemente fue así y así se quedará —decía mientras le aplicaba la vacuna a Toshiko, sin que esta se quejara de dolor alguno, el líquido empezó a bajar de la jeringa y en los primeros centímetros de la piel se veía como corría por las venas.

—Qué pena que lo consideres así, es lindo, y si es que es una falla genética, agradece que hubiera sido el pelo y no un tercer brazo o medir más de lo que mides jajajaja —se rió también desatando la risa de Matilde quien ya guardaba los implementos médicos y botaba la jeringa con el frasquito. Toshiko por su parte se despidió y fue hacia sus aposentos para cambiarse de vestimenta, allí le ayudó Mónica, como siempre lo hacía y luego, rápidamente se volcó donde Thomas  para hacer los preparativos finales de la puesta en marcha del proyecto de colonización.

Mientras tanto, la gente se arrimaba a un escenario especialmente colocado en el comienzo del montículo donde se había parado Toshiko, de allí una serie de maquinarias levantaron varias pantallas de telón las cuales eran transparentes y daban la imagen del centro del escenario donde Toshiko daría su primer discurso, la gente ayudada por el ejército, ya se había alimentado con las reservas especiales para la llegada y había recibido los primeros auxilios de higiene, limpieza y medicación en caso de accidente. Pamela estaba encargada de la logística social de la llegada mientras los demás estaban encargados de la planificación del evento y de las disposiciones técnicas. Toshiko llegó donde Thomas  y lo vio un poco extraño.

— ¿Thomas ? ¿Te pasa algo? —preguntó la princesa

—No, estoy bien, sólo que ahora me está haciendo efecto los medicamentos de Matilde, si no los hubiera recibido no me hubiera levantado después de los vidrios.

—Eso es verdad, ¿está listo todo soldadito?

—Está todo listo, solo espera que Mónica te dé el paso para salir —dijo finalmente Thomas  quien se iba a cambiar de vestimenta.

Toda la gente estaba expectante, animosa por esta nueva tierra de oportunidades, todos sabían que se habían salvado a corto y a largo plazo, puesto que la tierra se veía firme, el agua era transparente, el aire se podía respirar y, por tanto, la vida podía ser posible. De ahí, todos estuvieron dispuestos a hacer la entrada de Toshiko y empezaron a vitorear su nombre, pero esta vez de forma distinta, vitoreaban ‘Antje Toshiko’, o ‘Reina Toshiko’. Cuando Thomas  llegó, vio a Toshiko emocionadísima, casi hasta las lágrimas y el vitoreo de millones de personas que la proclamaban Reina, le tomó el hombro y recibió la llamada de Mónica para que entrara al escenario dispuesto para la ocasión.

En los grandes telones transparentes se vio la figura de Toshiko  con un traje de una pieza burdeo, casi del mismo tipo con el que Thomas  y Pamela la habían visto por primera vez y todo el público se encendió y estalló en felicidad y vitoreos hacia ella, mucha gente se colocó a llorar, otros gritaban de alegría, muchos sacaron fotografías junto a la gente especializada que retrataría el evento años después, los niños estaban felices, abrazos entre la gente y todos dispuestos entregar todo su corazón hacia la persona que querían que fuera su Reina.

Toshiko, escuchando el vitoreo ensordecedor, caminó junto a Thomas  y Pamela por el escenario, allí ya estaban presentes los comandantes de las naves y los asesores personales de estos, Mónica, Lorelei, Alex, Silvestre, Matilde más los tres personajes que ahora caminaban hacia el estrado, Toshiko subió el escalón del púlpito mientras Thomas  se quedó a la derecha y Pamela se quedó a la izquierda, allí un silencio estremecedor empezó a invadir todo el territorio, solo se escuchaban algunos pájaros parecidos a unos gorriones de color rojo, la calma y la tranquilidad empezó a poner nerviosa a la princesa, un poco extrañada por lo acontecido, miró a Thomas  y este sólo le hizo una señal de calma. La gente apostada al principio y la que estaba más cerca del estrado o escenario se empezó a poner de rodillas y así toda la gente hasta completar al último humano en ese pedazo de territorio, en ese momento Toshiko sólo atinó a mover sus manos hacia su boca mirando a Pamela y a Thomas  para ver cuál era su reacción. La primera estaba tranquila y con un ademan de serenidad y muchos suspiros, casi largándose a lagrimear; Thomas , por su parte, miró fijamente a Toshiko y le demostró una sonrisa característica de su persona.

La gente, todos esos millones de personas al colocarse de rodillas, luego extendieron paralelamente sus brazos y en conjunto hicieron una reverencia imperial, bajando sus brazos hacia el suelo y bajando la cabeza. Toshiko ahora no se tomaba su boca sino sus ojos quitándose sus lágrimas de emoción. Luego de esa reverencia y sin levantarse, la gente empezó a proclamar a Toshiko como Antje y vieron en los monitores que en el escenario apareció una pequeña niña, rubia y de ojos azules, quien en sus manos traía un cojín de terciopelo azul con una corona de Oro blanco con diamantes.

Los gritos de alegría del público no se hicieron esperar y estallaron en cánticos y aclamaciones de Reina. Las ovaciones eran casi desorbitantes. La niña se colocó al lado de Thomas , quien daba media vuelta y le tomaba la mano a Toshiko quien estaba, de una u otra manera, ida y desconcertada, pero feliz y esperanzada a la vez. La nueva reina se colocaría al frente del estrado, la niña se inclina y le pasa la corona al Teniente quien con una reverencia la recibe y camina hacia la nueva soberana, allí todos los terrícolas, incluso los que estaban en el escenario se colocaron de rodillas y pusieron sus manos en el piso agachando la cabeza, Thomas , por su parte, colocó una rodilla en tierra y levantando sus manos le cede la corona a Toshiko, quien miraba con una sonrisa tímida y asintiendo con una reverencia, toma la aureola de oro plateado, y en el lado del gran diamante con sus dos manos empieza a colocársela en su cabeza. Para cuando sus manos se alejen de sus sienes, el público empezó a glorificar y enaltecer a la Reina Antje Toshiko, grandes fuegos de artificios salieron por detrás del escenario que tenían baja altura producto de los desconocido todavía del nuevo planeta y con grandes cánticos y vitoreos se proclamó la primera Reina de los terrícolas en la nueva Tierra, llamada Toshiko Liese I Siphelia.

Luego de la coronación, la Reina Antje de la naciente colonia mira a la multitud que la glorifica con cánticos y celebraciones. Thomas , por otra parte, se retiró con Pamela hacia la parte posterior del escenario, pero Toshiko se da cuenta y manda a llamar al Teniente, quien acude rápidamente.

— Thomas , como primera obra de reina será aumentar en un rango todos los cargos militares y fuerzas de orden, por tanto eres el nuevo Comandante Supremo de las fuerzas armadas y de seguridad de la Colonia Siphelia —dice sentidamente la Reina mientras toca suavemente el hombro derecho del ahora jefe supremo.

—Recibo este reconocimiento como el mayor de los honores, mi Reina. Le informaré de esto a todos los efectivos luego de su discurso —dijo protocolarmente Thomas  sin hacer ningún ademan de alegría, mas con una serenidad interna de que todo estaba marchando mejor de lo esperado.

Luego de eso, la Reina Toshiko camina lentamente hacia el estrado, donde una ferviente multitud esperaba las primeras palabras de la regidora de la nueva colonia, sube el pequeño escaloncito del Púlpito y empieza a mirar a todos los presentes, que se habían colocado solemnemente en silencio, los mira con profunda emoción, como si fuera un sueño vivo; no se notaban en absoluto los 18 años, había madurado mucho más en el corto tiempo que había pasado en la Gottin que en otro periodo de la vida, ahora, en esta pradera desconocida por el mundo terrícola, daba sus primeras palabras como Antje, mientras los millones de colonizadores la escuchaban atentamente.

—Hombres y mujeres, nacidos y criados en la Madre Tierra —comenzó— personas que emergieron, crecieron, se reprodujeron, y envejecieron en el lugar que nos albergó durante tantos siglos, milenios y que fue protagonista de los grandes logros y retrocesos del ser humano, de su naturaleza bélica y, a la vez, de sus ganas por tener paz y tranquilidad. Mi cuerpo tiembla, mis ojos se humedecen, mi voz vacila al decir estas palabras, las cuales son las primeras en una nueva casa, hogar que por muchos milenios más nos acogerá y nos brindará la paz, tranquilidad y fraternidad que todos nosotros nunca pudimos tener en nuestro planeta. Les quiero manifestar, con profunda emoción, que me siento sumamente feliz por cada uno de ustedes, ya que hemos llegado a una casa nueva, con un todo que nace de la nada y que brota de las propias cenizas provocadas por las injusticias terrestres. Aquí ustedes no serán renegados, no se convertirán en indigentes, no existirán como personas de clase media o baja, aquí no se les mirará en menos y la injusticia será erradicada. La superación se impondrá junto con el mérito y las ganas de salir adelante en la adversidad; el dejar fama de sí será primordial, pero este término lo alcanzaran no unos pocos, sino todos los que hemos participado en este proceso gigantesco, nunca antes hecho, que es llevar la civilización a confines extra galácticos.

La historia está escrita para todos, como un conjunto, como un gran grupo de hombres y mujeres de todos los rangos sociales, de todas las riquezas y de todas las culturas, que tienen una idea en común, la cual es crear algo nuevo de lo bueno que nos ha legado la Tierra, sacar y extirpar lo vilmente promocionado por las otroras fuentes del poder. Aquí, en este preciso lugar, cada uno de ustedes hará Historia, forjarán su propio destino y tendrán un futuro prometedor y lleno de alegrías.

Para ello se requiere un gran trabajo y por esto crearemos nuevas costumbres, las cuales serán el pilar fundamental para nuestra vida; nuevos valores, que serán aprendidas por nuestros niños y niñas, que son el futuro para esta gran y valiente civilización; una nueva moral, más representativa de nuestro mundo; una nueva lengua, un nuevo idioma, para que nos comuniquemos con un solo canal, para que todos puedan entender el significado de algo nuevo y naciente, y así unirnos en un solo grupo de personas, creando una cultura única, que nos envuelva y nos dirija hacia la eternidad. Basta de maldad, basta de ser vilipendiados y basta de la tiranía que aquel día lejano nos envolvió en un manto de oscuridad sin poder ver hacia un horizonte lleno de esperanza y felicidad.

Nosotros tenemos una meta que cumplir, un camino que recorrer. Nosotros tendremos que pasar por una inmensidad de obstáculos, aquellos que se oponen a un pueblo digno, justo, lleno de progreso y prosperidad. Pero cuando todo ello haya pasado, cuando la luz entre las tinieblas se haga renacer y nos ilumine con su límpida y vigorosa luz, entonces la inmortalidad de nuestros hechos ha de ser coronadas y aquellos pasaran a la posteridad, para que nuestros nietos y bisnietos así lo conozcan y es ahí, en ese preciso momento, cuando el fruto de nuestros sacrificios y de nuestros esfuerzos no habrán sido en vano y, en aquel momento, desde el lugar de nuestro lecho de muerte, lugar donde descansaremos por última vez y en nuestro mausoleo, los más ardientes deseos cumplidos de la liberación del yugo de la Tierra y la felicidad de ser libres en plenitud todavía serán asunto de conversación y serán nuestros últimos pensamientos antes de descansar en paz.

Les confesaré algo que muchos de ustedes no se extrañarían de haberlo escuchado, todos nosotros estuvimos a punto de morir —en esta ocasión, la gente empezó a murmurar haciendo que el respetoso y emocionante silencio se rompiera—. Sí, habitantes de la nueva Tierra, nuestros padres nos habían tendido una trampa. Nos colocaron una bomba, tales conspiradores de la libertad, y casi explotamos en el espacio exterior. Nos tendieron una sucia trampa, cuyo único objetivo es demostrar con pruebas que la Tierra rebalsa de maldad, de desdén y de envidia por los logros realizados por unos cuantos humanos ávidos de encontrar respuestas que nadie se había tratado de responder, y que por medio de Gladys hemos tenido una comprobación a nuestras incertidumbres. Es sólo gracias al Comandante Supremo Stephenson, con la Teniente General Müller y un grupo de gallardos científicos pudimos sobrevivir —el murmullo se hacía mucho más ferviente y aludía a los actos de Thomas  y Pamela, es en aquella parte del discurso en que Toshiko levanta sus manos en señal de calma—. Es en estos precisos momentos en que no me gustaría ser igual que la Tierra, son en estos segundos en que pienso que fue completamente necesario cortar el cordón que nos mantenía presos y sin vida y les digo a ustedes ahora, ¡¿quieren ser igual que nuestra querida pero a la vez aborrecida madre Tierra?! —los millones de habitantes casi en coro expresaron su negativa acérrima con un “ no” rotundo y sin apelación alguna— ¡¿quieren seguir recordando a los líderes y a las esferas de poder de la Tierra que nos mantenía apresadas en una pantalla de humo para que no viéramos sus verdaderos propósitos que era prácticamente la esclavitud con camisa y corbata?! —Los presentes en el gran espacio de territorio nuevamente dijeron un “no” rotundo— ¡¿entonces quieren hacer, crear y formar algo mejor a nuestra antigua y corroída casa. Quieren vivir tranquilos y en paz por el resto de sus gloriosas vidas?! —esta vez el público, sin ningún contrapeso dijo que “si”, la alegría se apoderó de todos, chicos y grandes, algunas botellas de champaña se abrieron, algunos papeles picados saltaron hacia el cielo y Toshiko terminó su discurso— ¡Entonces creemos algo nuevo y mejor!, ¡Porque el futuro está en nuestras manos, y de nosotros depende hacerlo perfecto!

Las manos de Toshiko, blancas, casi lechosas, se levantaron en señal de victoria y eso dio paso a que la gente celebrara por horas, mientras tanto la gente apostada en el escenario se daba la mano y se abrazaba por el primer triunfo ante la injusticia, la formación de un nuevo planeta y de un nuevo Reino. Toshiko salió del púlpito y se dirigió hacia Pamela quien estaba llorando de emoción para abrazarla, también lo estaba Mónica y en parte Alex; Silvestre, por su parte, festejaba con los científicos que estaban en un costado del escenario. Los únicos que se encontraban incólumes y sin gestos de emoción, con unos ojos secos de lágrimas y sólo con un gesto de felicidad, que se podía comparar con el de tranquilidad, eran Thomas  y Matilde.

—Lo hemos logrado, chicas, lo hemos logrado —le decía la Reina a Pamela y Mónica, quienes lloraban sin compostura de la emoción— calma, esto aún no ha empezado todavía, ahora tenemos que ser fuertes para enfrentar lo que viene, así que dejen de llorar que esto no es un funeral —les decía con algo de picardía.

—Mi Reina gracias porque está viva, muchas gracias mi Reina —le decía Mónica mientras tocaba las manos de Toshiko— la acompañaré por siempre, pase lo que pase y cueste lo que cueste, siempre estaré con usted —dijo llorando.

—Pero que eres tontita rusa —le respondió riendo Antje Toshiko— como si me muriera en medio de una guerra o todos me quisieran matar. Despreocúpate, porque me siento mejor que nunca —dijo mientras Mónica veía con complicidad a Pamela y a Toshiko en un cuadro digno de recordar, en medio de toda la gente celebrando.

—Mi Reina, Solicito permiso para comenzar a movilizar las tropas y así comenzar el proyecto de colonización, comenzando con el desmantelamiento de la nave madre —llegó Thomas  y le dijo guardando todo respeto.

—Tú no celebras ni aunque fuera tu cumpleaños, mírate, estas completamente empaquetado. Thomas , disfruta el momento antes de ser nombrado formalmente Comandante Supremo —le dijo Toshiko mientras lo abrazaba cariñosamente y le daba un beso en la mejilla— no te preocupes por eso, primero quiero a todas las tropas reunidas y organizadas para hacer la ascensión de rango y luego de eso daremos inicio a la fase de colonización —le dijo amistosamente.

—A su orden su majestad…digo…Toshiko —Thomas  hizo su saludo y salió a dar las ordenes. Pamela se despidió brevemente de Toshiko y salió detrás del Comandante. Con ella, Mónica sonreía y sin darle la espalda a la Reina se iba junto con Alex quien le hacía reverencias a Toshiko. En ese tanto entraba al escenario Silvestre que se colocaba al lado de Matilde, quien había estado sola durante un tiempo prolongado sin hacer ademan de moverse.

— ¡Silvestre! —Toshiko se acercó hacia el científico extendiendo sus dos manos, éste las tomo cuidadosamente haciendo una reverencia.

—Estoy a su servicio mi Reina.

—Thomas  va a reunir las tropas, por mientras quiero que los científicos y técnicos le saquen fotos a la nave madre, quiero fotos de cuerpo completo y de las zonas de la nave, ya que junto con unos pocos pedazos de chatarra sería lo único que quedaría vivo para un futuro museo.

—Como usted lo desee mi Reina —contestó solemnemente.

—Y otra cosa —dijo acordándose Toshiko— lo primero, relájate un poco con la solemnidad, porque serás parte de mi consejo asesor, el hecho de que hayas hecho un transmisor sin ningún tipo de energía o electricidad como motor inicial es físicamente imposible, pero tú lo pudiste desarrollar así que cuento con tu astucia. Y lo segundo, quiero un informe de daños en todas las naves, eso nos dirá las posibles fallas en los sistemas —dijo mirando a los dos.

—Sí mi Reina —dijo sonriente el científico y corrió para hacer cumplir la orden. Mientras Matilde se encontraba allí todavía sin decir ninguna palabra, Toshiko la miraba con suspicacia pero todo era una simple broma de la nueva Antje.

—Matilde, quiero decirte dos cosas.

—Dígame su majestad.

—La primera, es que quiero que revises a todo el consejo asesor de la Reina, y le des la inyección que me diste porque me he sentido mejor. Esto quiere decir, que Pamela, Alex, Mónica, Silvestre y tu recibirán también la dosis —dijo solemnemente.

—Así se hará mi Reina, ¿y la segunda? —preguntó secamente Matilde.

Toshiko de manera arrebatada, abrazó fuertemente a la Doctora, quien se extrañó del acto, fue un abrazo cálido, cariñoso, lleno de amor y agradecimiento que llenó hasta las lágrimas a la Reina.

—Gracias por salvar a Thomas  —Toshiko sólo se remitió a decir eso— muchas gracias.

—Sólo es mi trabajo…missia Toshiko —le respondió Matilde correspondiéndole el abrazo— en realidad, ese es mi trabajo, no hay nada de extraordinario en eso.

Ambas bajaron de la tarima especialmente colocada y se fueron por caminos diferentes, Matilde a preparar las dosis y Toshiko, entre los caminos dispuestos, para condecorar a Thomas  y ascender a las tropas, mientras todo aquel que se disponía en el camino de la Antje, bajaba su cabeza y colocaba su mano en el abdomen en señal de reverencia. La Reina los miraba con atención, asentía con la cabeza y seguía su camino hasta donde se ubicaban las naves y la Gottin. Allí estaban las tropas que no estaban en vigilancia y una pequeña tarima al principio, cuyo límite era el frondoso bosque. Toshiko subió al entablado acompañado de Thomas  y de Pamela. En ese momento de inmediato los batallones presentes se arrodillaron en presencia de la Reina mientras ella asentía y miraba hacia el horizonte para ver el número de soldados que la acompañaban en la expedición, en primera fila estaban Mónica, Alex y los soldados quienes la habían sujetado durante la explosión de la Gladys; ella los vio y sonrió, entretanto Thomas  sacaba su espada y con las dos manos se arrodillaba y se la pasaba a la Antje para que comenzara la ceremonia.

—Ante mí, suprema autoridad de esta tierra nueva, ¿os juráis servirme fielmente en el campo de batalla y ser hombres y mujeres de bien para la prosperidad de nuestra nueva patria? —preguntó colocándose antes un pequeño micrófono y colocando la espada hacia el frente.

—¡Sí mi Reina, Juramos! —contestaron a coro los soldados y todos los presentes a la ceremonia, Toshiko se emocionó y colocó la espada hacia arriba, la tomó con las dos manos y dio la vuelta, Thomas  seguía arrodillado y posó la punta de la espada en su cabeza.

—Tú, súbdito fiel, que has enfrentado la muerte en pos de mi vida, tú que has botado sangre en virtud de mi existencia, te nombro Comandante Supremo de las fuerzas militares de esta nueva tierra, para que tu abnegación se traspase hacia estos súbditos y con ellos hacia el pueblo, desde ahora serás reconocido como el Comandante Stephenson, líder del ejército terrestre en este nuevo planeta.

—Mi reina, acepto con humildad la tarea que me ha puesto adelante y la cumpliré con mi vida, protegeré a la patria sin miedo a la muerte y el ejército por completo velará por la tranquilidad y estabilidad del pueblo en este nuevo planeta —dijo Thomas  solemnemente, se levantó, recibió la espada que tenía Toshiko y la levantó hacia los soldados, que junto con Pamela, ahora colocada en la primera fila y encabezando la línea, esperaba el ascenso de su rango— Me convertiré en el mejor soldado, como tú también me lo pediste alguna vez, cuando dijiste que te convertirías en la mejor médica y yo en el mejor militar diplomático, hasta me largue a reír cuando dijiste que sería capitán general de cinco estrellas, pero ahora eso se ve más claro, lo haré por ti y por el amor que te tengo, seré el mejor y te vengaré, no sólo en palabra, sino en hechos; eliminaré a todo ser capaz de entristecer el destino de los inocentes y así haré un futuro mejor para todos…—recordó.

—Súbditos fieles de la Reina Antje Toshiko, debido a que juráis con la vida proteger a esta nueva tierra, yo, como súbdito primo de su majestad os asciendo de su rango en virtud de las labores hechas en el viaje desde la Tierra. Debido a su lealtad y fidelidad, os confío en ustedes. ¡Soldados!, proteged con su vida, la paz y prosperidad de nuestro pueblo —dijo mientras sus ojos se colocaban brillantes — Yo le debo ahora mi vida presente y futuro al ejército, de ahí sacaré mis fuerzas para seguir, contra viento y marea, cumpliré mi función dentro de este y así cumpliré mi promesa de eliminar el mal para que ningún ser humano inocente sufra tanto como yo he sufrido.

—¡Si mi Comandante! ¡Si su majestad! —los soldados respondieron al unísono mientras la banda del ejército tocaba el himno del Imperio Siphelia y los efectivos colocaban su mano en su abdomen para hacer reverencia y romper filas.

Mientras Thomas  Guardaba la espada, Pamela, Alex y Mónica subieron a la tarima donde estaba Toshiko, quien estaba esperando a que estuvieran reunidos, entonces, en grupo se dirigieron hacia la carpa principal junto a las principales autoridades de las naves, políticos, personajes importantes y personalidad en representación de la nave para conocer el proyecto de mundo que quería tener la Reina Toshiko y su comité central comandado por Thomas . En el camino se unieron Matilde y Silvestre, quienes ya tenían listas las tareas, la primera había preparado todo para las dosis de esa poción mágica que había salvado al ahora comandante y a la Reina, mientras que el científico ya había recopilado la información necesaria para dar inicio a la desmantelación de la Gottin, la cual ya estaba en estado de chatarra luego del aterrizaje.

Los siete participes más importantes del nuevo reino entraron a un auditorio habilitado especialmente para la ocasión, allí se levantaron inmediatamente las cerca de 800 personas, las cuales saludaron con reverencia característica a la Reina y al sequito de asesores que la seguían. El comandante Stephenson se colocó en la tarima mientras todos callaban de inmediato.

—Démosle la más calurosa aclamación a la Reina de la nueva Tierra, Antje Toshiko Liese —los presentes la aplaudieron cariñosamente por cerca de cinco minutos de pie mientras que Thomas  le daba el pase a Toshiko para que se estableciera en la tarima, en eso, bajaron unos telones en cada lado del auditorio mecano donde se iniciaba una imagen de fotografías tomadas por los científicos al llegar de las primeras llanuras del nuevo planeta.

Los asistentes procedieron a sentarse mientras la Reina ordenaba algunas hojas, las cuales tenían todo el proyecto terrestre, los símbolos y la organización inicial. Levanta su mirada ante la multitud que la miraba atenta y comenzó a pronunciar las directrices de la futura nación.

—Queridos súbditos, compatriotas, terrícolas en esta nueva Tierra, se ha iniciado una nueva era, en mi discurso inicial les dije que habría de crearse todo nuevamente, pues aquí están las creaciones —se iniciaron las proyecciones reflejando la bandera oficial de la nueva Monarquía. Esta era una bandera rectangular de dos colores, una pequeña franja vertical en el lado izquierdo de color burdeo y el resto de la bandera de color amarillo. Al otro lado del auditorio estaba el otro telón, este con el escudo de la nueva nación, un águila negra de dos cabezas, las cuales estaban coronadas y enlazadas a una corona más grande. En el centro del águila un gran escudo con un ave rapaz dorada en un fondo negro y bordes rojos y en las garras estaban los listones y la espada real. Los espectadores quedaron maravillados con la riqueza de los escudos, y a la vez impresionados por la grandilocuencia de los símbolos del reino, algunos se levantaron de sus asientos entusiasmados, otros trataron de colocarse sus lentes, en la parte de los costados algunos griteríos de emoción que se consolidaba con la mirada soberbia de la nueva monarca —he aquí la primera bandera del reino Siphelia, con su escudo real de armas, los símbolos patrios que iluminaran a toda la población. Junto con esto, los he llamado para dar a conocer el plan colonizador elaborado en la Tierra por Gladys CO.

Los asistentes volvieron a sus asientos, los telones cambiaron la imagen y proyectaron la de la nueva ciudad. Mientras Toshiko iba mencionando los pormenores, los congresistas y los antiguos asesores empezaron a comprender mejor el plan de colonización. Este se iba a hacer en tres fases, la primera era la de supervivencia, en el cual todos los llegados al planeta tendrían que trabajar por ocho horas en rotaciones de cuatro millones de personas, ésta era dentro del ámbito de crear la parte más pequeña que era el sector político —administrativo y militar, el círculo central y más pequeño de la gran orbe, allí se establecerían el Palacio Real, los edificios cívicos y en las marginaciones de la ciudad ideal, se empezarían a cultivar las primeras plantaciones de frutas y verduras para el posterior cimiento para el asentamiento humano . La segunda fase era la de los sectores comerciales e industriales, los cuales le asegurarían a la población alimento extraído del planeta extraterrestre, sin depender de los productos y alimentos de las naves colonizadoras, allí ya estarán viviendo en el planeta alrededor de ocho millones de personas, las cuales se regirán por el sistema político estudiado y también dado a conocer por la Reina Antje Toshiko. 

Finalmente, la última fase será el de la consolidación de la colonia, estableciendo, mejorando y robusteciendo las zonas residenciales, zonas de baja población como vertederos, procesadores de basura, aeropuertos, cárceles, sistema de energía, edificios de entretención y la puesta en marcha de la ciudad asentándose los últimos 4 millones que quedaban en las naves, produciéndose así, el inicio de las funciones integras de la ciudad. Todo este proceso se realizaría por un tiempo límite de 18 a 24 meses, para que así, después de dos años de trabajos y funcionamiento, el pueblo terrícola pueda establecerse en la ciudad con todas las comodidades y también, ver la posibilidad de establecer otras ciudades del mismo estilo.

Junto con el aplauso ensordecido de los asistentes, congresistas y asesores, la Reina aprovechó de explicar el sistema político. Este consiste en tres poderes fundamentales, el Poder Real el cual está compuesto por la cabeza suprema, la Reina Liese, más el llamado “Círculo Real”, integrado por el Comandante General Thomas  Stephenson, la ahora Teniente General Pamela Muller, el Suboficial Alex Rojas, la secretaria personal de la Reina, Mónica Steklova, el científico Silvestre Di Martino y la médico de cabecera de la Reina, Matilde Duvalier. Ellos se encargarán de los temas que convocan a Antje y los problemas del territorio. Luego pasaría al segundo nivel, el poder Legislativo, compuesto por el congreso Real, de carácter asesor y legislador, cuyo jefe máximo sería la Reina Toshiko y estará compuesto de dos ramas, la Cámara Popular, compuesto de 1200 de carácter consultivo y asesor y la Cámara Legislativa, que tendrá 150 miembros más el circulo Real incluida su Majestad. Finalmente el poder judicial, compuesto de juzgados locales, cortes supremas de apelación y la Corte Real, última instancia donde además de los jueces se rigor, también tendrán un papel Toshiko y Thomas  por ser la primera y la segunda cabeza de la nación respectivamente; al haber Rey o heredero, Thomas  dejaría el cargo en pos del miembro Real.

La reunión duró unos treinta minutos, mientras en las afueras se preparaban en desmantelar la Gottin y a comenzar a preparar el terreno para las construcciones. Los urbanistas ya estaban preparando la zona cuando en eso salían los asistentes a la reunión informativa a comunicar a los tripulantes de las naves acompañados en la vanguardia por Toshiko y el círculo real en pleno.

Missia, ya está todo listo para las dosis del medicamento del circulo real, mientras más temprano la reciban, las expediciones podrán realizarse sin preocupaciones —informó Matilde mientras Toshiko iba hacia la carpa Hospital mientras recibía el saludo de los presentes.

—Bien, llama a todos los que te dije e inyéctales a todos lo mismo —respondió la Reina mientras veía con cara de pregunta a la doctora— ¿Qué  pasa?, ¿ocurre algo?

—Emmm, mi Reina —dijo dudosa Matilde— usted también tiene que colocarse la segunda dosis.

—Bueno y que esperas niña, vamos —Toshiko se movió hacia el espacio donde tenía reservado la médico de cabecera mientras todos se reunían y se sentaban al lado de una mesita donde estaban las dosis, una bandejita de metal unos algodones y apósitos junto a la jeringa que tenía el líquido morado.

—No me digas que nos van a colocar esto —dijo murmurando Pamela a Thomas  mientras avanzaban hacia las sillas.

—Así es, no te preocupes, no es nada del otro mundo —respondió— solo te sentirás mareada un poco al principio, pero después te sentirás como si hubieras dormido treinta horas seguidas.

—Claro, más embobada aun —bromeó la Teniente mientras Matilde le colocaba un pequeño elástico en el brazo— esto es del siglo XX, por qué nos siguen colocando inyecciones, deberían hacerlo todo por pastillas, como lo hacían en… —se limitó a callar cuando miró a Thomas  quien se colocó serio.

—Ya está Pamela, no tenías para que llorar tanto —dijo con desprecio Matilde mientras sacaba la jeringa del brazo de ella.

—¿Qué?, no sentí nada —dijo con asombro.

—De veras, para que veas que estamos en el siglo II después del desarme, las jeringas no duelen, y se demoran menos en hacer efecto.

—Me siento mareada —decía Mónica al otro lado de la pieza.

—Que son llorones, eso demuestra que son débiles —dijo Toshiko con tono burlesco— diles Matilde, que significa todo esto.

—Bien, esto es una inyección con fines inmunológicos ante cualquier enfermedad extraterrestre que pudieran tener, ya que todos nosotros estaremos las 24 o incluso más horas en suelo extraterrestre. Esto les hará ser más activos, más limpios, rápidos de mente y preparados físicamente, los que no podían subir un árbol en la tierra, ahora lo harán con facilidad estén donde estén —dijo Matilde mostrando el líquido.

—No son 24 sino 28 horas, y los arboles tienen la misma contextura que los de la tierra solo que en dimensión son el cuádruple más grande, así que te invito a subir uno, a ver si puedes —dijo Silvestre a la doctora quien miraba con enojo mientras todos se rieron.

—¡Bien!, recuerden que se tienen que colocar otra dosis antes de que la primera patrulla salga a explorar —recordó la Reina— queda mucho por hacer, y que sea rápido —empezó a golpear sus manos para que todos se movieran. Mientras hacía eso, Thomas  hizo un guiño a Pamela quien se fue sin decir nada, concentrada en la indicación y salió raudamente hacia el exterior.

—Alex y Matilde, quiero que ustedes comanden el primer grupo de avanzada —alcanzó a decirles Thomas  a los dos antes que se fueran —rondarán el perímetro por 10 kilómetros y luego mandan el informe. Si encuentran algo peligroso, no duden en disparar primero y luego preguntar —dijo mirando fijamente a la doctora, quien lo miraba directamente a los ojos, desafiándolo.

—A su orden mi Comandante —respondió fuertemente Alex, retirándose hacia las tropas de asalto quienes estaban preparadas. Thomas  por su parte se estaba retirando de la carpa cuando la mano de Matilde lo tomó por sorpresa y lo empujó hacia una silla. Thomas  sin resistencia se largó a reír mientras la médico sacaba un bisturí y se lo colocaba en el cuello.

—¡¿Crees que soy tonta, soldadito?!, ¡¿Quién te crees que eres?!, yo no recibo ordenes tuyas ni de tu Reina, yo he venido a salvarlos a los dos, ¡te salvé la vida!, sin mí no hubieras hecho nada —largó con aborrecimiento apretando más el cuello del Comandante, este la miraba con serenidad.

—Te contestaré: sí, eres tonta. Segundo, me creo Comandante de las fuerzas militares terrícolas de este planeta y con un tronar de mis dedos estarías muerta. Tercero, sí, gracias por salvarme, ese era tu trabajo, ahora el mío es proteger a mi Reina, hacerla la Diosa del Universo, y eso es lo que haré. Por eso te mando al frente, para que hagas tu trabajo, prevenir ataques alienígenas que tú sabes que existen por esta zona, para darle una señal a “ella”. Si “ella” te ve, sabrá que estamos vivos y se hará la segunda parte del plan, ¿eso lo sabes o no?, francesita, sé lo que hago, sólo haz tu puto trabajo —le dijo con un odio acérrimo mientras la miraba a los ojos y hacia fuerza con su brazo en el de ella sacando el bisturí de su cuello.

—Más vale que tengas razón. Te prometo que si le pasa algo a Toshiko mientras no esté, te mataré con mis propias manos— respondió.

—¿Y de cuándo tan pasional con tu trabajo? —preguntó irónico Thomas .

—Desde que te veo mirándola a ella con otros ojos, esos que no son propio del “trabajo”, idiota —Matilde se fue rápidamente dándole la espalda al comandante y se prestó a prepararse para la tropa de reconocimiento.

Mmm. Esto se está transformando en algo que no quiero, quizás el hecho de que “ella” me colocara en el camino a Matilde, fue para que no formara lazos con Toshiko, ¿qué hará para que no los forme?, es tonta, la francesita hubiera estado desde el principio… por lo menos, estando ella en el reconocimiento significa una póliza de vida para el resto de la tropa. —pensó rápidamente el Comandante antes de salir de la Carpa y encontrarse con Alex y Mónica que preparaban todo lo necesario para la exploración.

Los siete soldados, contando a Alex y Matilde salieron con el vitoreo de los presentes y el beneplácito de la Reina, quien los bendijo antes de que partieran. Tenían mochilas pesadas de suministros, alimento, radios, instrumentos de navegación terrestre y lo más importante en caso de emergencia, armas poderosas sin necesidad de munición. Alex y Matilde comandaban la expedición, quien se perdía entre los arboles de un costado del valle.

—Que tengan mucho éxito —murmuró Toshiko mientras se iban— ojala que esta tierra sea de paz.

—No se preocupe missia —respondió Thomas  cerca de veinte metros mientras se acercaba lentamente a ella— no les pasará nada, solo es reconocimiento.

—Odio que lean mis labios —dijo sería la Reina con las mejillas hinchadas, mientras se iba a ver los avances de los cimientos del palacio que en casi hora y media ya había avanzado bastante, para luego sacarse fotos con la comitiva científica para el posterior desmantelamiento de la Gottin, cuyas fotos serian el registro, más unos videos, que se expondrán en el futuro museo.

—Thomas , tendrás que tener cuidado con eso, ya sabes lo que le molesta —se entrometió Pamela quien tomaba el hombro del Comandante.

—No me toque Teniente, estamos en servicio —contestó molesto.

—Oh, perdone mi Comandante —ella bajó la mirada— así que de esta forma será el sistema, el mismo que en la Tierra, eres un imbécil Stephenson, simplemente un imbécil, me hubiera quedado en ese planeta asqueroso antes de venir a servirte…¡por qué me niegas!, ¡por qué eres frío conmigo!, ¡yo te amo maldita sea!

La pequeña tropa de exploradores se fue por los bosques frondosos del lado derecho del pequeño monte que dividía los dos valles, cada uno se fue internando para ver el terreno, la estructura de la flora y fauna, poseían una cámara de video ultra pequeña y liviana la cual les permitía enfocar los paisajes. Los siete comenzaron a grabar mientras caminaban, apreciando pequeñas criaturas peludas que se cruzaban en el camino, eran parecidas a las ardillas, andaban en cuatro patas y tenían orejas el doble más grandes que su cabeza.

—¡Cositas peludas!, esto lo tengo que grabar —dijo una de las exploradoras mientras sacaba su cámara rápidamente.

—Tú grabas eso mientras nosotros vemos si es que hay un signo de luz solar, no hay ningún claro —lanzó Alex mientras miraba a Matilde quien se adelantaba un poco más que el resto— Matilde, no te alejes mucho —le dijo.

—Tranquilo, quiero saber algo, por qué las pequeñas ardillas se cruzan en nuestro camino, debe haber un porqué, en la tierra se alejan de nosotros y ahora nos impiden el paso.

—Tranquila, debe ser porque no conocían a nadie como nosotros, sienten curiosidad —explicó un soldado mientras tomaba fotos de algunos insectos que estaban como lapas a los arboles— además, desde que llegamos no hemos visto a ningún ser extraterrestre, así como viscoso y pegajoso que nos masacre con armas sangrientas y caníbales jajajaja —todos se rieron de manera nerviosa esperando un claro de sol, o de uno de los soles.

De pronto, una brisa suave que recorría el cuerpo de los soldados se convirtió en una ráfaga potente que hacia mover a los arboles de su inercia, todo provenía desde el este. Matilde comenzó a correr hacia la ráfaga mientras que el grupo de avanzada trató de flanquear el viento y se apuraron para alcanzar a la doctora. Súbitamente ésta se detuvo y todos pudieron apreciar el maravilloso paisaje de la costa. La brisa habría venido de ese sector, donde grandes olas configuraban el horizonte que era contradictorio, un mar que era de color verde petróleo y un cielo burdeo, que por primera vez tenía algunas nubes de color rojizo.

Wow, que bello se ve el cielo con esas nubes —dijo la soldado de apellido Torres, quien tomaba fotos de todo lo que se moviera.

—Caminemos por la costa para ver si hay algo que podamos informar, además de haber llegado a la costa y ver mar sucio —dijo Matilde mientras veía a Alex acercarse a éste— ¿qué haces?, puede ser peligroso —le recriminó.

—Tranquila, déjame ver si es venenosa —le dijo mientras sacaba un poco de la orilla y la bebía para la impresión de todos.

—¡Qué estás haciendo idiota!, ¡esa agua puede estar contaminada!

—Increíble —dijo Alex sin tomar en cuenta los retos de Matilde— el agua sólo está ligeramente salada, no es como la de la Tierra, se podría hasta cultivar con esta agua si se las ingenian para desalinizarla, no les costaría nada —el soldado miró a la doctora y ahí ve, como a 300 metros de donde estaban, un calado de tierra, el bosque terminaba abruptamente y daba paso a roqueríos — ¡miren todos hacia allá! —les indicó con la mano— el bosque termina y está liso, debe haber algo por ahí.

Los soldados se apresuraron para ir a ver la planicie, corrieron con dificultad por la arena que era fina, densa y con rastros de humedad hasta llegar a unos roqueríos que servían de barrera entre la playa y el valle, flanquearon con sus armas en mano las rocas, hasta llegar a una especie de entrada, en ese lugar en el medio del valle que se extendía por un kilómetro desde la costa hacia el interior, se podían ver grandes rocas alargadas y verticales que hacían de pilar a una gran roca que servía como una especie de techo, el cual daba sombra a una inscripción de piedra blanca al medio de esa construcción, que sin duda no era hecho por las ardillas del bosque. Las rocas verticales tenían dibujos extraños pintados con negro mientras que el pasto que crecía en los alrededores estaba podado, lo que de inmediato se presintió una presencia humanoide cercana al lugar.

—Máxima precaución —dijo Alex, mientras Matilde daba señales gestuales de que no estaban solos. Los cuatro primeros apuntando hacia el gran monumento y los tres restantes cubrían la retaguardia y los costados, caminaban lentamente hacia la inscripción, mientras las aves de un color rojo fulminante iniciaban su vuelo. De repente unas sombras se divisaron detrás de la construcción.

—Atención —susurró Alex— ¡hay alguien ahí!, ¡manifiéstate, sal en este momento! —gritó, dándole la señal para que hicieran la avanzada hacia esas sombras. De pronto, una figura repugnante saltó hacia el techo del monumento hasta el punto de hacerlo tambalear y lanzar un líquido viscoso hacia el piso, su apariencia era alienígena, parecido a una araña que se paraba en sus cuatro patas traseras, de color morado y brillante, con un abdomen de un solo cuerpo un gran cuello y un rostro similar a la de un raptor prehistórico, con una gran mandíbula y grandes dientes cuyos colmillos eran retractiles, filosos y largos, unos ojos negros completos, sin parpados sino con membranas que lubricaban el ojo de vez en cuando y expelía un olor tóxico. Los soldados se quedaron atónitos y no sólo salió el que saltó al techo, sino que también salieron cuatro más de la parte posterior a los pilares de piedra, todos ellos de la misma figura que el primero, pero de contextura más delgada. El que estaba en el techo con una postura de jefe levantó las cuatro manos que tenía disponibles y lanzó unas frases intraducibles para la comitiva.

 ¡Witch Posele Teilxi!, ¡Teilxi nuestlo muld!, ¡Teilxi Karónl! —gritó el alienígena en el techo del monumento, mientras los demás levantaban sus brazos y gritaban vitoreando y repitiendo lo que decía su jefe.

—¿Qué?, ¿Qué es Teilxi? —dijo Torres, mientras todos se preguntaban cuáles eran las acciones a tomar —esto es peligroso, mi suboficial, cuales son las ordenes— preguntaba miedosa.

—Tranquila, pareciera ser que nos entienden pero nosotros no a ellos, déjame dialogar— dijo Alex mientras recibía el asentimiento de Matilde.

—¡Tranquilos!, ¡tranquilos!, ¡queremos saber que hacen acá!, ¡queremos saber todo! —gritó el soldado— mientras los alienígenas pareciera ser, escuchaban.

Homo Teilxo alcaparorl, ¡Teilxi Karónl!, ¡Teilxi Witch!, ¡Teilxi Witch Natalya! —exclamó con odio y con sus cuatro manos golpeó la roca partiéndola en dos y bajando al suelo, mientras los cuatro Karonl se le unían.

—Entendieron mal el mansaje —dijo Matilde— homo, Natalya, Teilxi, sin duda han tenido contacto con humanos de la Tierra, han sabido el lenguaje y sacaron una versión de ello, entendieron mal el mensaje —dijo retrocediendo junto a los siete mientras los alienígenas empezaban a caminar amenazantes hacia ellos— ellos se hacen llamar Karonl y Teilxi pareciera ser este terreno.

—O este planeta —agregó Alex— cuidado, a la mínima provocación abrimos fuego —exclamó a la patrulla mientras retrocedía hacia los roqueríos, que podría ser una barra o una trinchera en caso de ataque.

Los cinco alienígenas se detuvieron y levantaron los brazos coordinadamente, miraron al cielo, y exclamaron ¡Teilxi Karonl!,  en eso, de los costados, donde había el bosque frondoso, se le unieron una veintena de alienígenas de iguales características, pero algunos poseían dos manos diferentes, que eran una especie de tubos integrados a la mano y que soltaban un humo blanco, parecido al vapor. Los Karonl empezaron a avanzar mientras a los terrícolas se les acababa el espacio de escape.

—Son demasiados, y los que tienen tubos en las manos pareciera ser que son armas —dijo Torres, sin darse cuenta que atrás de ellos ya estaban esperándolos una decena de alienígenas, Torres se dio vuelta y lanzó un grito que encendió la alarma en los siete soldados y comenzaron a disparar hacia los Karonl de manera desproporcionada, estos se abalanzaron hacia el enemigo y la decena que estaba en la retaguardia saltó encima de la comitiva, Alex y Matilde lograron desprenderse de sus enemigos directos con disparos de plasma, pero Torres y su acompañante cayeron presa del ataque enemigo, estos no hicieron cuenta de los gritos y disparos de los soldados y una docena de ellos se lanzó al ataque y los mordió en el cuello, haciendo saltar la sangre y posteriormente comiéndose sus cuerpos en presencia de los cinco que quedaban y que aprovecharon la situación para escapar hacia los roqueríos que servían de barrera

—¡Rápido!, algunos se quedarán comiéndose a Torres, aprovechemos de informar a la base —dijo un soldado mientras el otro gritaba su nombre y disparaba hacia la multitud que ya sólo dejaba su vestimenta. Los Karonl se percataron del escape y el jefe del batallón alienígena mandó a que todo el grupo vaya en contra de los terrícolas, los que tenían el tubo lanzaron una especie de bolas viscosas de color morado, que impactaron en el soldado iracundo. Este cayó de las rocas más altas y gritó de dolor, un dolor profundo que le carcomía los huesos, los cuatro soldados que presenciaron la agonía, vieron las consecuencias del ataque extraterrestre, un ataque viscoso también era un ácido mortal que se comía a todo lo que tocara, del soldado muerto solo quedaron sus piernas. Matilde y Alex tomaron la vanguardia de los exploradores y crearon una muralla humana en contra de los Karonl quienes saltaban sin éxito al ataque, ya que estos le disparaban para que no pudieran tener impulso, ahí se le unieron los otros dos soldados, pero sin éxito, los soldados de largo alcance quedaron atrás y ahora arremetían los de cuerpo a cuerpo, una veintena saltó al mismo tiempo y atravesó los abdómenes de los soldados que se habían subido a las rocas a disparar, la sangre llegó al rostro de Matilde y Alex quienes vieron la carnicería. Mientras unos cinco soldados se comían a los terrícolas, otros diez saltaban para eliminar al suboficial y la doctora, quienes corrieron hacia el mar para poder tener espacio de disparo, pero fue inútil, dos Karonl saltaron muy alto sin que se percataran y llegaron a sus espaldas. Como sincronizados uno de los brazos filosos atravesaron sus abdómenes provocando el grito desgarrador de Matilde y la ira de Alex, quien colocó su ametralladora hacia atrás y disparó con lo que tuvo, haciendo explotar la cabeza del soldado alienígena y soltándose del brazo que lo atravesaba, mientras que Matilde se desmayó del dolor y de la pérdida de sangre y el soldado como pudo la expulsó y la arrojó hacia los demás que estaban esperándola para devorarla. Alex alcanzó a tomar un cuchillo mientras el Karonl la lanzaba y se lo incrusta en el costado, para así escapar como pudo, no sin resultados fructíferos, puesto que uno de los brazos del Suboficial se le incrustó en una pierna.

Finalmente, el suboficial tomó la metralla y con disparos certeros rompió el brazo del soldado y corre hacia el bosque frondoso como pudo. Solo dos soldados lo siguieron, el resto, cubrió el cuerpo de la doctora de cabecera de la Reina, como una especie de ritual antes de engullirla.

Dios mío, qué es todo esto, ¡qué es todo esto!, Teilxi, que es eso, es el planeta, quien es Natalya, ¿ella les enseñó el idioma? quiénes son esos marcianos, ¡malditas arañas!, ¡me quedan pocas fuerzas, no podré llegar donde está mi Comandante, tendré que soportar la derrota en medio del bosque, o quizás en el estómago de estos hijos de Perra…malditos…!  marcianos malditos! —reflexionaba Alex mientras corría y lanzaba disparos intermitentes hacia atrás donde le asechaban los dos Karonl. Estos disparaban sus bolas viscosas haciendo que el impacto llegara a los árboles, produciendo un humo toxico que carcomía los troncos y finalmente algunos árboles cayeran al suelo, finalmente, luego de unos cientos de metros y por un gran silbido casi ultrasónico dejan de perseguirlo, escabulléndose por los arboles mientras dejaban a Alex exhausto y con un ataque nervioso.

No puedo más, necesito ver el campamento y así poder tener otro aliento, estoy perdiendo mucha sangre y necesito la radio para informar—, en esto, se arrepintió de haber dejado la mochila en los roqueríos, donde tenía todos los implementos, pero vio un claro de luz y se dio cuenta que el final del bosque estaba próximo, logró levantarse como pudo y afirmándose de los árboles, llegó al final del bosque, donde se estaba construyendo la gran ciudad. Los obreros quedaron pasmados por las heridas que tenía, casi se podía ver el bosque por el orificio que había dejado el soldado alienígena y aun así Alex estaba de pie.

Unos soldados lo reconocieron y se dieron cuenta de su mal estado, llamaron inmediatamente a un carrito de ambulancia e informaron a la comandancia general, cuya recepcionista era Pamela, de la situación de Alex. El carrito que alguna vez llevó a Toshiko, ahora quedaba todo ensangrentado por Alex mientras este gritaba ¡ya vienen, tengan cuidado porque ya vienen, prepárense! mientras Pamela corrió hacia donde estaba Thomas , quien estaba verificando con su Majestad, la cartografía recién hecha del lugar.

—¡Thomas , Thomas ! —gritó Pamela mientras corría hacia la tienda de campaña— ¡Su majestad! Discúlpeme usted —bajó la mirada cuando vio a Toshiko pero esta le hizo una señal de que estuviera tranquila.

—Tranquilízate Pamela, cuenta que pasa —dijo Toshiko mientras dejaba los planos.

—Algo salió mal en la exploración, ahora están llevando a Alex al hospital, va mal Thomas , está mal, se está muriendo —dijo sollozando mientras llegaba Mónica arrebatada, desesperada, y al ver la cara de Toshiko y Thomas , quedo pálida.

—¿Qué pasó?, ¡qué le pasó a Alex! —gritó llorando sabiendo la respuesta.

—Rápido, no hay tiempo, Pamela te necesito conmigo —dijo Thomas  yendo directamente a la Teniente tocando con sus manos los brazos y mirándola a la cara —te necesito conmigo, no llores porque todo va a estar bien, manda a llamar a las tropas y que estén listas para cuando salga del hospital, las quiero afuera de la carpa, vamos mi niña, con fuerza, y rápido —le dijo en voz alta al oído para después mirar a Toshiko y a Mónica— vamos, rápido, necesitamos saber qué pasó con la tropa y si Alex está bien —dijo mientras se dirigía rápidamente a la carpa hospital siguiéndolo rápidamente Mónica.

—Tranquila Pame, todo saldrá bien, te informaré de lo que sea, ahora vaya a formar a las tropas —le dijo tiernamente la Reina abrazando a la Teniente, quien lloraba silenciosamente.

Por favor, que no sea nada malo, ojala Thomas  no me haya ocultado nada de las coordenadas, que no me haya ocultado los peligros de venir a este planeta, que no me haya ocultado nada del propósito del viaje, que los dioses quieran que no estemos metidos en un pozo sin fondo —Pamela cerraba sus ojos, se secaba las lágrimas y salía junto con Toshiko hacia la intemperie a formar las tropas.

Mientras salían de la carpa, Thomas  ya había llegado al Hospital provisorio y encontró a Alex con un ataque séptico, el cual los doctores trataron de neutralizar como pudieron, ahí comprendió el Comandante que la situación no era fácil. Mónica por su parte se acercaba lentamente con las manos en su boca hacia la camilla donde estaba postrado Alex, pero las enfermeras se lo impidieron, allí llego Toshiko para tratar de ayudar a las asistentes a detener a la Rusa quien lloraba a cascadas. Thomas  pensó en las medicinas de Matilde que todavía podían existir y fue al cubículo donde estaba ella viendo el maletín, sacó unas inyecciones que ya estaban preparadas. Corrió hacia donde estaban los médicos y le paso a uno de ellos la inyección.

—Tome, inyéctele eso a Alex —dijo alterado.

—Pero mi Comandante, no sé lo que es eso, no puedo inyectárselo.

—¡Inyéctele maldita sea!

—Pero va en contra de…

—¡Hágalo o le disparo por no acatar una orden Real! —lanzó furioso. El médico tragó saliva y fue a la camilla a inyectarle el líquido a Alex quien estaba de a poco estabilizándose, aunque las enfermeras no tenían una cara prometedora por la herida que atravesaba el costado del abdomen, le introdujo la jeringa en el brazo e inyectó la sustancia. De inmediato los ojos de Alex se abrieron y empezó a tener taquicardia, las enfermeras trataron de estabilizarlo y mientras lo hacían, una de ellas apreció que ya no se veía la camilla por el orificio que tenía el soldado, este se había tapado o se habrían regenerado rápidamente los tejidos, trataron de acostarlo nuevamente en la camilla y Thomas  pidió que todos salieran del cubículo, Toshiko condujo a los presentes afuera, incluso a Mónica quien no se podía con su cuerpo toda sollozante y empapada en lágrimas, en eso, Toshiko miró a Thomas  y le hizo una sonrisa cómplice, este le responde asintiendo con la cabeza procurando ser rápido en lo que quería.

—Alex, Alex, necesito que me respondas fuerte y claro —le dijo tomándole la cara y mirándolo a los ojos— Alex no te me vayas —le dijo cuándo el Suboficial intentaba cerrar los ojos, pero intentó modular algo antes de caer sedado por la sustancia morada.

Teilxi, Thomas , Teilxi—dijo.

—Alex, que pasó allá, dime dónde están.

—Íbamos bien, con miedo, pero bien, llegamos a la costa derecho por el bosque, llegamos a unos roqueríos y había una especie de dolmen.

—Ya, dolmen, y que más viste, Alex, necesito saber, nuestra vida corre peligro —dijo Thomas  condescendiente con lo que había dicho el soldado.

—Aparecieron como arañas gigantes, de dos metros, lanzando cosas viscosas, se comieron a los soldados, Matilde…

—Arañas gigante, ¡maldita sea! —Thomas  cerró los ojos recordando— ¡esa maldita!, no se había enterado de nuestra llegada, malditas arañas, seguramente las mismas que había visto una vez donde Steven— y Matilde, donde está, Alex, por favor, recuerda donde esta Matilde.

—Mataron a Petkov, Masinho, Shmiedl, Lewis, Bock, Torres… se los comieron vivos.

—¿Y Matilde?

—La atravesaron igual que a mí y la lanzaron… la lanzaron… y se abalanzaron a ella… se… se la comieron.

Maldición, Mataron a Matilde, esos imbéciles no sabían quién era ella, nadie en este puto planeta sabía que veníamos nosotros, esto es ilógico, alguien tenía que saberlo ya Alex, descansa, duerme y repónete, te necesito conmigo, yo arreglaré ese asunto y juro por Toshiko que los mataré a todos —dijo con fuerza el Comandante mientras dejaba a un soldado herido de gravedad durmiendo plácidamente producto de la inyección. Salió de la tienda, donde la esperaba el grupo de médicos y asistentes, Toshiko y cerca de 200 soldados en posición firme esperando órdenes.

—Doctor, el paciente esta sedado —dijo Thomas  al médico que le había puesto la inyección, al escuchar eso, Mónica y toda la comitiva medica entró al hospital para ver la situación de Alex. Toshiko se quedó mientras que Pamela esperaba junto con las tropas.

—¿Está bien? —preguntó la Reina.

—Sí, estará bien mi Reina, no se preocupe… Toshiko, entra a la Liebe ahora, no pierdas tiempo, llévate a toda la gente, deja a los soldados en el territorio, los demás refúgiense en las naves, no quiero que te pase nada.

—Pero por qué, dímelo – dijo Toshiko tocándole el hombro al Comandante.

—No te puedo decir nada, es peligroso, sólo quiero que no te pase nada, antes de ser el Comandante de las fuerzas militares, sigo siendo tu agente de seguridad, necesito tu comprensión, por favor.

—Está bien, haré lo que tú me dices, pero después me tendrás que contar todo, tendrás que volver y decirme a la cara lo que Alex te dijo —dijo casi lagrimeando.

—Volveré, de eso no te preocupes.

—Pero vivo, no importa si pierdes en una batalla, si es que la hay, te quiero vivo, puede ser sin escudo, pero caminando.

—Lo haré —sentenció Thomas  haciendo una reverencia a la Reina y dirigiéndose a donde estaba Pamela. Ésta con un grito de mando, hizo que todas las tropas saludasen.

— Pamela, no quiero que vayas, te quedaras acá y toma el mando del territorio, Toshiko se refugiará en la Liebe, tú te quedarás al mando del ejército.

—Como usted diga mi Comandante – dijo resignada la Teniente.

—Pamela, lo hago para que nada te pase, sin ti no soy nada y si te pierdo me desmorono —dijo susurrándole al oído— por favor, comanda las tropas mientras no esté, tu eres mis ojos, sin ti quedo ciego.

—Sí, mi Comandante —dijo con voz fuerte Pamela— solo sirvo para vigilar tropas, solo sirvo para ser tus ojos, sin mi tú no eres nada, pero en el ejército; si me pierdes te desmoronas, pero en el mando, no en la vida; en cambio si te pierdo, se perderían también mis ganas de vivir.

—¡Bien!, tropas, ¡conversión a la derecha! —Thomas  dio la orden, las tropas giraron hacia la derecha y esperaron avanzar mientras éste se sacaba la camisa y el traje de la cintura para arriba y se colocaba el traje militar, la mochila junto al arma de plasma y algunas granadas de hidrógeno.

—Hagan lo que les dije, y por ningún motivo se les ocurra salir a la superficie o descansar —fue lo último que dijo a las dos que miraban como se iba la compañía.

Cruzaron el bosque a trote, se demoraron cerca de treinta minutos y descansaron cuando quedaba alrededor de medio kilómetro para llegar a la costa, habían tomado un camino más largo para llegar que los de la tropa de avanzada, en el caso de que si les tendían una emboscada, las ardillas no aparecieron en el camino, por arte de magia había desaparecido la fauna del bosque frondoso. Llegaron a la costa y pudieron presenciar que había una mayor cantidad de nubes en el cielo, vieron también la pureza del agua pese al color que tenía y también los roqueríos, que por cierto, estaban más lejos que lo que había visto anteriormente Alex. Thomas  destinó columnas de defensa para llegar a las serie de rocas y se posicionó en la avanzada, en la punta de lanza, sin miedo de ser devorado por los alienígenas.

— ¡Soldados!, ha llegado el momento, es la hora de demostrar que aquí estamos, es el momento de decir “nadie mata a mi compañero de armas”. Sea quien sea, le destruiremos y comeremos su corazón en señal de victoria, comeremos sus cuerpos en señal de triunfo y beberemos la sangre para embriagarnos del éxito…soldados, ¡es el momento de decir quiénes somos!... ¡venceremos! —arengó el Comandante a las tropas que gritaban fervorosas la próxima victoria y corrieron hacia los roqueríos con las armas empuñadas, pero aquellos estaban vacíos y no había rastro de sangre, tampoco de ropa, mochila o algún hueso de los infortunados ni de Matilde, al igual que el dolmen, en éste no había señal de que algo hubiera quebrado el techo, ahora estaba intacto y tal cual lo vio el anterior grupo de avanzada.

De pronto, salieron sombras de los pilares, eran los Karonl y saltó el mismo alienígena que se había subido al techo con Alex, quedó mirando a la compañía junto con la veintena de soldados Karonl que lo escoltaban, los soldados al observar por primera vez a los extraterrestres, comenzaban a tener curiosidad y miedo por tales criaturas, muchos quisieron retirarse y otros se arrepintieron de servir como voluntario. Thomas  vio rápidamente una acción para motivar la batalla, aunque sería difícil la victoria

—¡Tranquilos, soldados!, no son nada del otro mundo, yo me he enfrentado a ellos y los he vencido, ¡si yo puedo ustedes también pueden, solo empuñen sus armas y den gracias a los dioses de no gastar tiempo en recargar sus armas porque necesitaran ese tiempo para celebrar! —dijo Thomas  levantando su mano en señal de victoria mientras los soldados gritaban iracundos y fervientes. Los alienígenas se empezaron a alinear a los dólmenes y del bosque salieron media centena de ellos, algunos con manos filosas y otros con armas de viscosidad, en eso, el jefe se los Karonl levantó sus manos y mirando a los terrícolas dijo:

Homo Teilxo alcaparorl, ¡Teilxi Karónl!, ¡Teilxi Witch!, ¡Teilxi Witch Natalya!, ¡us morán, tod morán! —gritó y todos los alienígenas empezaron a  apuntar a los terrícolas, salía más vapor de las armas de los que tenían tubos, y empezaban a hacerse más viscosas, los que tenían las espadas como manos, comenzaban a abrir sus bocas y a mostrar sus colmillos retractiles, los cuales daban pavor y terror a los soldados que estaban en la primera fila. En tanto que los terrícolas empezaban a gritar con odio hacia sus enemigos, empuñaban sus armas mucho más fuertes, otros preparaban las granadas de hidrógeno y otros empezaban a mentalizarse sobre el matar y el ser muerto. Todos ellos, esperando la orden de ataque del Comandante Stephenson.

—“Terrícola invasor, la nueva tierra, Teilxi es Karonl, Teilxi es de la Witch Natalia, ustedes morirán, todos morirán”, que lindas palabras para el empezar a forjar el alma de la Diosa Libely, nadie dijo que era fácil. Ha llegado el momento, ha llegado el momento de decir aquí estamos, es momento de decir… viva Jettin Libely, la Diosa Libertad… por fin tengo el privilegio de enfrentarme a estos insectos, nada se podrá interponer ante su majestad Toshiko Berit Liese… defenderé con mi vida, la suya y su destino… y si ello depende tomar este planeta como posesión, así será… la tierra nueva es nuestra… Teilxi será nuestra, nuestro destino así lo dice…

Los soldados que estaban apuntando a los alienígenas esperaban las ordenes de ataque de Thomas , este estaba viendo fijamente al líder de la camada de Karonl para ver cuáles eran sus movimientos o sus gesticulaciones. Entonces, de la nada, el Comandante Terrícola levantó la mano en señal de triunfo, desenvainó su espada y la apuntó hacia el cielo provocando nuevamente el grito de los humanos, esta vez, la espada fue apuntada directamente al Jefe de la tribu y con un grito ensordecedor, Thomas  arremetió y junto con el todas las Tropas, mientras que los zapadores que tenían las granadas esperaban la orden para arrojarlas. Los alienígenas esperaron hasta el último momento y cuando el jefe dio la orden, una veintena de soldados Karonl saltaron sobre los soldados de tercera línea provocando que se rompieran filas, algo que Thomas  no notó en primera instancia puesto que con sus espada comenzó a hacer el ataque. Las dos primeras líneas de soldados arremetieron contra todo y comenzaron a disparar a corta distancia de los Karonl quienes se hacían paso con sus manos y dejaban el camino libre para los alienígenas que tenían los cañones de viscosidad integrados a su cuerpo, comenzaron los disparos y estos dieron a tres o cuatro soldados a la vez, luego de esto, más Karonl saltaban para comerse los cuerpos de los caídos, lo que provocó rápidamente la retirada a los roqueríos de las Tropas de Thomas .

Los infantes corrieron como pudieron hacia los roqueríos que estaban frente a la costa para aplacar el fuego enemigo, ya habían perdido un quinto de sus fuerzas y aún quedaban los de las granadas, los soldados encargados dieron la aprobación del despliegue y los zapadores lanzaron las granadas hacia el gran Dolmen, lugar donde se habían agrupado algunos Karonl que se habían replegado. Los que habían lanzado las bombas corrieron velozmente hacia la cantera y ordenaron que bajaran la cabeza por los efectos de la explosión, al terminar de decir que se agacharan, ocurre una gran y estruendosa explosión que deja sordos a la mayoría de los presentes incluido Thomas , quien estaba cargando un arma de disparo. La detonación hizo que las rocas, sin romperse ni desquebrajarse, cayeran provocando que el techo se viniera abajo, junto con eso las otras explosiones, que fueron un poco retrasadas, se acumularon en fuerza, provocando que se destruyera todo el Dolmen en forma definitiva y dejaron un cráter como si hubiera sido un pequeño meteorito y luego un silencio sepulcral. Decenas de cuerpos alienígenas cayeron encima de los humanos, y estos los remataron con las metrallas de plasma en la cabeza por orden del Comandante.

—¡Teilxi es nuestra, Carajo! —grito envalentonado levantando con sus dos manos la metralla y con ello sacando toda la pasión de sus subordinados. Pero la alegría seria por muy poco, puesto que al salir el batallón, se encontraron que los Karonl estaban vivos y reagrupándose, mientras habían aparecido otros cientos de alienígenas del cráter que habían dejado las granadas. El jefe seguía dando órdenes en su idioma y ahora desde la superficie aparecían grandes carros de batalla, muy parecidos a los antiguos carros escitas o egipcios, esta vez, arrastrados por grandes especímenes de cuatro patas, sin pelos, cuya piel brillante y morada daba el parecer de estar lleno de viscosidad, y con una mandíbula gigante y dientes filosos, con grandes orificios en los costados que servían de orejas y unas patas poderosas, cuyos músculos eran el doble de los de un Caballo o un felino corredor de la otrora extinta selva africana. 

Junto con estos especímenes nunca antes vistos, comenzaron a  aparecer por los costados grandes carros de batalla, con piezas de metal similares al tejido de mimbre que en los tiempos antiguos se tenía como muebles, y estos también poseían grandes cañones viscosos que para pasar entremedio de los arboles los tenían que rociar con líquido para que se quebraran y se pudrieran y así pudieran atravesar el frondoso bosque. Junto con los carros que eran unos diez, en número los Karonl superaban los 1.500 efectivos y una veintena de tanques de un cañón viscoso; contra los 200 soldados terrícolas que tenían granadas de hidrógeno. La escena se le presentó a Thomas  de una manera imprevista, ahora estaba en desventaja y tenía que hacer algo para levantar la moral.

— ¡Pardo!, ¡Pardo!, llama a la base, que tengan todo listo en el ejército a nuestra llegada —le dijo al telecomunicador mientras miraba a los alienígenas que se agrupaban para el ataque más fuerte que los humanos comandados por el jefe máximo haya resistido— caballeros, nos retiramos hacia la base, allí lucharemos y allí venceremos, preparen todo para correr hacia los bosques—, dijo mientras los demás asentían las ordenes y preparaban el armamento— también, es hora de ocupar nuestra granada de bolsillo, todos tenemos que detonarla, lancémoslas hacia el enemigo y nos retiramos, así de simple.

Los soldados sacaron de su cartuchera del cinturón una pequeña granada de bolsillo, las que ocupaban antes de morir para hacer el mayor daño posible al enemigo y también procedieron a sacarlas de los cuerpos que habían sido muertos cerca de donde estaban.

—Anoten las claves de detonación y láncenlas lo más lejos posible, cuando explote la primera todos tenemos que ir al bosque y correr por donde veníamos —gritaba Thomas  mientras los soldados empezaban a tirar las primeras granadas.

En momentos que lanzaron las primeras bombas, los Karonl comenzaron a comérselas, cerca de cinco granadas fueron engullidas por los alienígenas, los cuales explotaron junto con la detonación, mientras se lanzaban las granadas, comenzaron a explotar, fue una lluvia de ellas y estallaron dejando una gran cortina de humo, junto con esto, un gran cráter y muchos Karonles desintegrados o cortados por la mitad. La explosión fue estruendosa y eso les dio la señal a los humanos a que corrieran hacia el bosque, Thomas  y su compañía corrieron como pudieron hacia éste, los alienígenas que se habían salvado corrieron detrás de ellos junto a los carros que no quedaron destruidos y que seguían saliendo luego de la explosión del gran cráter. También, desde el bosque, se les unían los carros estilo tanque que comenzaban a lanzar los primeros proyectiles, los cuales destruían los árboles por el ácido fuerte que lanzaban y que en cosa de segundos hacia desaparecer arbustos y soldados terrícolas.

El ejército humano corrió hacia el inicio del bosque sin disparar hacia atrás y silenciosamente, mientras que se disipara la cortina, lo perseguían los que se habían dado cuenta del escape y los flanquearon por el costado derecho, desde ese lado comenzaron a hacer tiro al blanco y a comenzar la cacería de humanos, quienes gritaban desesperados cuando los cogían y los devoraban, otros corrían sin éxito, puesto que las raíces que sobresalían de la tierra comenzaron a crecer y a tener una pigmentación morada, atrapando a los soldados que tropezaban y arrastrándolos hacia los soldados alienígenas. Thomas  corría junto con el soldado Pardo quien tenía la radio, ambos escapaban de las grandes ramas disparando hacia el suelo mientras sorteaban los disparos de los soldados y grandes carros alienígenas. Solo quedaban en el escape unos veinte como máximo de todo el batallón.

— …¡Pardo!... Pardo, necesito saber su ubicación —gritaba del otro lado de la radio Pamela, quien ya tenía el ejército listo— ¿está el comandante con usted?...¡qué alguien me escuche!

—¡General! Estamos escapando con el Comandante, esto resultó una masacre —decía mientras corría girando todo su cuerpo para que no le llegara un proyectil viscoso —le paso al comandante— gritó y previniendo a Thomas , lanzó la radio para que la pudiera tomar, colocársela en el oído y dar las ordenes ya que estaban llegando al final del bosque para empezar el enfrentamiento cara a cara por primera vez, entre fuerzas extraterrestres y terrícolas en el nuevo planeta.

—¡Pamela, cuenta hasta diez, si no llego en diez segundos dispara hacia el bosque, repito si no llego en esos segundos, te ordeno que dispares! —gritaba Thomas  mientras hacia frente a un par de raíces que le obstaculizaban el paso y un par de soldados Karonl que lo asechaban en la copa de los arboles mientras escapaba.

—¡Qué!, ¡Diez segundos!... esto es… esto es… está bien comandante, comenzaré ahora… 10… 9…, soldados, al conteo en cero, disparad todos hacia el bosque, ¡sea quien sea! ¡Es una orden!... 5… 4… 3 —siguió contando mientras los soldados terrícolas se informaban. Los cerca de cuatro millones de soldados preparaban sus armas y los distintos dispositivos motorizados, los tanques se cargaban con las municiones de plasma y con municiones de metralla explosiva, mientras que los soldados cargaban a pulso su mecanismo de disparo, el cual no necesitaba municiones.

Perdóname… solo cumplo con lo que me dices…  no me cansaré nunca de recordármelo, pese a todo te amo…y si crees que tu felicidad es la tranquilidad de la reina Toshiko…. así se hará y dispararé cuando llegue a cero… aunque tú no hayas salido del bosque —pensó Pamela mientras contaba los últimos números de la secuencia, pero antes de disparar, vio a varias siluetas que parecían humanas y detrás a cientos, miles de insectos gigantes— ¡No disparen todavía!, cuando los insectos vean la luz, no dejaremos que miren nuestros rostros… ¡los eliminaremos antes!

Las siluetas eran las de Thomas  y los soldados que habían escapado casi ilesos, corrían desesperadamente mientras detrás de su huida, se escuchaban resquebrajamientos de árboles y una especie de ácido que corroía todo lo que tocaba, aquellos eran los carros gigantes de combate. Finalmente, el Comandante y las fuerzas salen del bosque. pero solo a veinte metros de encontrarse con el ejército varios Karonl saltan por delante de estos y le hacen barrera.

Witch… esto no se quedará en vano… —Thomas  cae de espaldas ante el soldado alienígena que le cierra el paso, pero estos no se dan cuenta de los ejércitos terrícolas— ¡Abajo todos!, ¡ahora Pamela! ¡Dispara! —gritó desesperado Stephenson mientras cerraba los ojos para evitar ver el final del ataque.

—¡¡Ahora!!, ¡disparen a matar! —gritó Pamela desatando la furia de los soldados y apretando los gatillos cargados, se inicia la primera gran batalla  Teilxiana. La Teniente General al decir las palabras, dispara en contra del alienígena que comenzaba a atacar a Thomas , ella corre hacia el bosque rápidamente, mientras comenzaban los primeros miles de Karonl a salir de la oscuridad del bosque junto a los carros, los primeros cientos de alienígenas fueron destruidos al instante, muchos fueron cortados por la mitad y otros masacrados con furia por los humanos. Pamela corre hacia Thomas  quien tenía sangre en su camisa mientras los demás soldados del primer ejército iban al choque en el bosque, ya que eran los contactados de lo que quedaba del Amazonas Sudamericano.

—Mi niño, estas herido, déjame ayudarte —le dijo Pamela mientras ayudaba a levantar a Thomas , le abrió la camisa y vio una herida abierta en la zona del hígado— mi niño, esto es grave, necesitamos llevarte al hospital rápido —decía nerviosa, mientras veía la sangre brotar.

—No te preocupes, es una herida antigua —dijo reincorporándose el comandante— maldita, esto no sólo era un recordatorio, es la antigua herida cuando firme el contrato, seguramente se abrió cuando ataqué a los Karonl. Ojala sea solo una herida y no que ella me haya condicionado —pensó mientras Pamela lo ayudaba a levantarse mientras que los paramédicos que habían llegado lo preparaban para llevarlo al hospital.

—¿Quién está comandando la Misión, quién está al mando junto contigo? —preguntó Thomas  mientras se lo llevaban al Hospital al ritmo de los bombazos y gritos desesperados de los soldados que se enfrentaban por primera vez a los grandes alienígenas— no me digas que…

—Así es…pero no me retes, tú sabes como es de testaruda, por lo menos está junto con Alex, quien ya está sano, aunque no puede hacer ningún esfuerzo —le dijo miedosa la Teniente General mientras este cerraba los ojos con resignación.

Sí, le dije que se quedara en la nave, en realidad ya no sé cuál es el verdadero enemigo, si los Karonl o ella con sus porfías —pensó Thomas  mientras se lo llevaban al centro médico, Pamela en tanto, se quedó para dirigir el ataque terrícola. Pese al primer avance de los humanos, las fuerzas alienígenas ganaban poco a poco en número y de los veinte mil que habían en su momento, ahora parecía como millones contra los soldados que no podían librarse de las grandes bolas de viscosidad, las cuales cuando impactaban en un terrícola, seguían su camino hacia otro rápidamente, descomponiendo el cuerpo del primero en instantes. Toshiko y Alex por su parte estaban en el centro de comando, este último en silla de ruedas producto que no estaba apto para caminar y tampoco había recibido el alta médica. Mónica y Silvestre ejercían coordinación Logística y tecnológica a las pequeñas antenas que provisoriamente proveían de la comunicación entre los ejércitos.

Toshiko estaba en el centro de comando de los ejércitos y veían con Alex las estrategias a seguir, recibían información de que los soldados alienígenas habían salido como si fueran conejos por entre los árboles y ya sobrepasaban los cuatro millones a los tres millones y medio que había de sobrevivientes terrícolas.

—Mi reina, estamos recibiendo información de que nos sobrepasan en número y que a campo abierto es imposible vencerlos, y es más, con las tecnologías que tienen, tenemos que hacer algo —le dice el Suboficial a Toshiko, quien mira el mapa del territorio recién hecho por los geógrafos y cartógrafos de las naves— es momento de que retrocedamos —recalcó Alex.

—Que las tropas retrocedan hasta la ciudad, allí habrá murallas y el espacio tiende a hacerse más pequeño, que retrocedan y que peleen allí —después de pensarlo un poco, Toshiko se resignó y manda a dar esa orden —dile a silvestre que prepare los científicos de la nave, necesitamos saber que es lo que podría matar fácilmente a los aliens mientras damos tiempo a los nuestros para reagruparse, vamos, ¡rápido! —exclamó Toshiko levantando los brazos mientras recibía la información de que Thomas  había llegado herido, provocando el asombro de la Reina. En tanto llega Mónica para los informes de daños.

Missia tenemos cerca de cuatrocientos mil  muertos y otros cientos de miles de heridos, ha sido un ataque fulminante y Pamela pide la retirada momentánea. Mi Reina, si seguimos así, a los largo de las horas, no habrá soldados que puedan defendernos —dijo triste Mónica autoinculpándose de la derrota parcial.

—No te preocupes rusa, informa que todos se retiren y dejen tropas flanqueando en las copas de los árboles, manda a los tanques que quedan en la Liebe a que hagan una especie de puente para el paso de las tropas y así emboscar a quienes los persigan. Mónica, nada de esto a los tripulantes de la Liebe, ¿me oíste? – dijo secamente a la secretaria.

—Mi reina, ya es oficial, los tripulantes y terrícolas saben de la existencia de otra raza —dijo Mónica, bajando la cabeza.

—Entonces —dijo Toshiko pensando— informa que vamos ganando —el espíritu de las tropas y de los futuros voluntarios depende de la victoria —dijo la Reina que nunca se le había visto en esa postura.

—Como ordene su Majestad —Mónica se retiró con reverencia rápidamente hacia la Liebe, mientras Toshiko sacó una radio y corrió hacia los vehículos, trasladándose al hospital.

Mientras tanto, Pamela no podía hacer frente a los poderosos soldados Karonl, al principio corrió al choque, pero al ver a todos los alienígenas y los grandes carros que los acompañaban retrocedió y creó, junto con cientos de humanos, un gran cuadrado comprimido para hacer frente a los Karonl que saltaban y liquidaban a su presa por la espalda, pero eso no sirvió de mucho, puesto que a la primera descarga del carro gigante, la bola viscosa hizo desintegrarse a cerca de un tercio del gran cuadrado por lo comprimido que estaba, eso hizo que se dispersara el grupo, pero tampoco funcionó, puesto que la batalla cuerpo a cuerpo entre los beligerantes, hacía que los Karonl ganaran la mayoría de los enfrentamientos. Esto hizo que un par de soldados que acompañaban a Pamela avisaran que los que estaban cerca de los árboles, a que subieran y que ejercerían de francotiradores, especialidad que le gustaba a Pamela, mientras tenía una panorámica mejor de la situación.

Estamos cayendo como moscas, si nos agrupamos, caemos por las bolas viscosas, si nos separamos perdemos en el cuerpo a cuerpo, es casi imposible ganar así, a campo abierto y en desventaja, tenemos que reagruparnos —pensaba Pamela mientras recibía algo en su Radio.

—….Pamela, Pamela, necesito tu ubicación, cambio…

— Aquí Teniente General Miller, estoy en la zona cero, estamos siendo atacados por el este y estamos en minoría, los enemigos tienen armas más poderosas y no sabemos cómo contraatacar, pido ordenes de retirada.

—Retirada aceptada Miller, retire a todos los ejércitos hacia la ciudad en construcción y prepare todo el arsenal de guerra, pelearemos con todo esta parte de la batalla —ordenó Alex al otro lado de la radio.

—Pero destruiremos lo que se estaba destruyendo, no puedo hacer eso.

—Son ordenes de su Majestad la Reina, Pamela, sé que es difícil, pero ella dio la orden después de pensarlo mucho y es la única forma de que ganemos o podamos tener un poco de tiempo para un contraataque —recalcó el Suboficial.

—Está bien, como digas, Alex, cambio y fuera —contestó Pamela y con la misma radio ordenó a todos los oficiales que se retirasen hacia la ciudad en construcción y con un silbato que tenía para coordinar las tropas (ya que tenía complejo de coach) logra pitar e informar que se retiraran, la pequeña banda que estaba en un costado para que nadie la viera, comenzó a dar la canción de retirada y se les informó que se fueran hacia la ciudad.

Los millones de soldados corrieron disparando hacia atrás hasta llegar cerca de las naves, y con ellos, llegar hacia la ciudad, en tanto, los tanques ya estaban en posición para cortar el paso de los alienígenas si es que llegaban antes. Pamela, por su parte, con mucha dificultad pudo bajar del árbol, puesto que el silbato hizo que marcara su ubicación y provocó que los proyectiles Karonl llegaran casi todos allá, varios soldados extraterrestres la persiguieron, pero ella solo corrió hasta llegar al puente, junto con los otros soldados que la cubrieron para llegar a salvo. La operación causó muchas bajas, pero duró poco tiempo antes de que las fuerzas se reagruparan, ahora sólo tenían que esperar la orden de Pamela para iniciar la resistencia.

Por otro lado, Toshiko iba al hospital corriendo después de haber dejado su carrito tirado por la falta de combustible, pero vio a Thomas  salir de manera normal de la tienda, casi como si no le hubiera pasado nada, su cara estaba limpia y su herida en el costado estaba sanada, puesto que andaba con tenida nueva.

—¡Thomas ! ¡Thomas !, gracias al cielo que estás vivo, ¿Cómo estás?, ¿Por qué estas de pie?, deberías estar en reposo tú, me tenías… — alcanzó a decir Toshiko tocando los hombros de Thomas  cuando este la interrumpe.

—Te dije que no salieras de la Liebe, te lo dije y me desobedeciste, no puedo confiar en ti, si te pido algo y no lo cumples por tu propio bien entonces para qué me contrataron, para qué estoy siendo parte de algo que tarde o temprano se acabará porque tú no sabes obedecer ¿ah? —dijo enfadado Thomas , pero en su voz, imperceptiblemente se le notaba fingido— me contrataron para que seas una Diosa, para cuidarte y protegerte, pero así no podría actuar solo, quizás por eso mandaron a Matilde, pero ahora ella está muerta y yo sólo me quedé con la desobediencia de Toshiko, desobediencia que…me gusta.

—Per…perdón, Thomas  —bajo la cabeza Toshiko pese a que había gente mirándola. Luego de bajar la cabeza saltó hacia Thomas  y le dio un abrazo apretado, con los dos brazos por debajo de los del Comandante y colocando su cabeza en su pecho— perdóname, no quería no ser parte de esto, la gente está bien resguardada, saben que hay otra gente aparte de nosotros, pero no sabe nada de la guerra o como son, por favor, no me hagas sentir mal, no quiero ser una reina que sea débil, quiero ser alguien que realmente se merezca todo lo que tiene y va a tener —le dijo mirándolo a la cara y con ojos llorosos.

—¿Realmente quieres ser parte de esto? —preguntó Thomas .

—Sí, realmente quiero saber lo que tú sabes.

—Está bien, pero te reitero, esto cambiará tu vida —dijo Thomas  llevándose por el hombro a Toshiko y tomando un aeroremolque, dirigiéndose hacia el otro lado de la batalla.

—Thomas , la batalla y el comando están hacia el otro lado —dijo la Reina mirando hacia atrás y viendo las primeras explosiones en la ciudad en construcción, desde el vidrio del vehículo. 

—No te preocupes, eso no es lo que querrás ver —le dijo confiado y aumentando la velocidad hacia el otro valle.

Entretanto, Alex, que arrojó la silla y se levantó, había corrido antes de la emboscada terrícola a los Karonl hacia la Liebe, donde estaba Silvestre con varios científicos y algunos cuerpos alienígenas que estaban todavía vivos, estaban acostados en grandes camillas y amarrados con metal para que fuera imposible que escapasen.

—¿Pero ustedes están locos? —exclamó Alex cuando entró a la zona y vio los cuerpos Karonl que todavía se movían, pero no hablaban porque tenían algodón en su boca, grandes “motas” de algodón para que no pudieran hablar— cómo se les ocurrió traer al enemigo donde la gente, imagínense que se soltaran de sus amarras, ¿Qué podríamos hacer para que pudiéramos vivir? — preguntó preocupado por la situación.

—Alex, que bueno que viniste, pásame esa arma que está en la esquina de los instrumentos —dijo Silvestre sin tomar en cuenta de lo que había dicho el suboficial.

—Pero no te das cuenta, ¡hay que sacar a estos insectos! —gritaba desesperado mientras intentaba sacar las camillas, los científicos tuvieron que dejar lo que estaban haciendo y detenerlo, mientras Silvestre preparaba el arma, subía a la camilla que estaba más lejos del suboficial y apuntaba hacia el cuerpo del Karonl.

—¡Alex!, ¿quieres hacer los honores? —preguntó y luego disparó al abdomen del alienígena, el cual solo se trizó, dejando a los científicos consternados y a Alex mirando con sus impávidos ojos lo que sucedió—anoten, por eso crecen en número, resulta muy difícil cruzar la coraza que llevan, resulta casi imposible —dijo Silvestre mientras seguía disparando hasta cuando por fin pudo atravesar la coraza mientras el insecto gritaba de odio y a la vez de dolor, derramando las tripas y la sangre morada que salpicaba en todas partes, los disparos fueron certeros hasta cuando Silvestre destruyó la camilla y partió por la mitad al soldado Karonl.

—Entonces por eso crecían en demasía, en millones y nosotros no podíamos hacer nada —dijo el Suboficial— bastará una carga completa tratar de destruirlos, su coraza es casi infranqueable.

—Buen concepto el de casi, puesto que igual hubieron miles de insectos que murieron en el primer enfrentamiento —dijo Silvestre, afirmando sus lentes de soldador— lo importante es que ahora tenemos que ver cuál es el método más fácil para enviar a estos insectos al infierno —recalcó.

—¿Y qué tienes?

—Ácido sulfúrico, corrosivo del óxido, municiones de plasma, fuego, hielo, y pólvora.

—Bastantes prehistóricas tus soluciones, pero veamos que resulta con el ácido —dijo Alex y junto con los otros tres científicos, se colocaron los lentes y los guantes especiales anticorrosivos para así poder verter el contenido de los baldes a uno de los alienígenas postrados y atados en la camilla. Con mucho cuidado a su cuerpo y a los implementos, dieron vuelta el recipiente en el cuerpo del alienígena, este se retorcía del dolor, pero no se destruía ni se desintegraba.

—Estos bichos no se destruyen con nada, es más, parece que el ácido reforzó la coraza protectora— aseveró taimado uno de los científicos.

Tenemos varios más para tratar, probemos con la pólvora —dijo Alex tratando de tranquilizar los ánimos, mientras recibía informes por radio— Pamela, que pasa en el frente… cambio —dijo por radio.

—Alex, han desaparecido, no están, unos pocos nos siguieron, pero ahora se han ido, no sabemos dónde diablos están —dijo nerviosa la Teniente General mientras se escuchaba el murmullo de la desesperación entre los soldados— espérate, nos están asechando, Alex, me escuchas, están en los bosques asechándonos, preparados para atacar, necesitamos saber cómo vencerlos, este es el momentopidió desesperada.

—Tranquilízate, respira profundo, estamos todos apoyándote, cuando salgan del bosque, tú contraatacas con todo, mientras tanto arenga a las fuerzas —dijo decidido Alex mientras ayudaba a colocar al Karonl para colocar la pólvora y hacerla explotar— recuerda, espera y cuando salgan, ¡pum!, cambio y fuera.

—Espera Alex —habló silvestre mientras veía a Alex cortar la comunicación con Pamela – no servirá de nada la pólvora, solo le dejara marcas negras viendo la coraza del insecto —dijo.

—Entonces que intentamos, ya lo hemos probado casi todo, quizás el líquido de oxidación sirva como refresco al maldito bicho, el fuego, ¿servirá? —preguntó curioso.

—Quizás, no hemos visto fuego desde que llegamos —dijo uno de los científicos.

—Es verdad, Silvestre, enciende una fogata, ya podríamos tener el arma —le dijo Alex mientras Silvestre preparaba una larga antorcha con toallas y grasa mecánica, tenía cerca de dos metros de largo y era una gran bola la del principio, le encendieron y se hizo una gran llamarada, la colocaron encima del Karonl y este comenzó a gritar de forma tortuosa, retorciéndose y encendiéndose de inmediato, las llamas hicieron chispa de la viscosidad y llegaron al alienígena que tenía el ácido, este de igual manera se comenzó a incendiar provocando una gran llamarada y un grito de dolor ensordecedor.

—¡Lo tenemos!, la viscosidad es un conductor del fuego, estos insectos se queman como una hoja seca —dijo Alex— pero no tenemos lanzallamas, esas cosas se dejaron de fabricar en la era de la guerra Fría.

—Hay algunas piezas antiguas en los depósitos que eran destinados a los museos, podríamos sacarlas —dijo un científico mientras apuntaba a la cabeza del Karonl y la hacía explotar como si hubiera sido una palomita de maíz.

—¡Wow! —exclamó Alex— miren, el ácido, el plasma y la pólvora no le hicieron nada, pero el fuego consume al insecto como si fuera una hoja seca o la savia de un árbol, parece carbón —miraba al Karonl mientras se consumía rápidamente y se convertía en una especie de brea negra que se confundía con las cenizas de la camilla.

—Tenemos que hacer algo para poder hacer un ataque masivo de fuego, pero existe la posibilidad de quemar el bosque —dijo Silvestre.

—Necesito hablar con Toshiko —Alex sacó su radio nuevamente y la sintonizó en una frecuencia corta y poderosa, que sólo el circulo real tenía—mi Reina, escúcheme, mi Reina —intentaba hablar mientras los científicos incluido Silvestre iban a buscar los implementos de la década del 40 del siglo XX antes del desarme.

Sí, habla Toshiko, Alex, ¿eres tú? —contestaba una voz lejana.

—Missia, soy Alex, encontramos la manera de eliminar a los Karonl, es el fuego, mi Reina, es el fuego —gritaba para que se le entendiera— pero podríamos quemar el bosque, es decir, sería el arma perfecta.

Se escuchaba un murmullo en la otra línea, y un asentimiento de otra persona.

Sí Alex, tienes autorización para quemar el Bosque, estoy con Thomas , vamos a la primera zona cero y me dice que no hay problema, así que puedes quemar el bosque para eliminar a los bichos —dice Toshiko esperanzada.

Está bien mi Reina, cambio y fuera —Alex cortó la comunicación y caminó hacia la ventana para ver la situación entre los ejércitos alienígenas que asechaban en el bosque y los terrícolas— estos malditos, si pudiéramos tener un arma poderosa y quemar el bosque, podríamos ganar la batalla… ya se está colocando el segundo sol en el horizonte y empieza a iluminar la luna que sería nuestra noche, no sé en que afectará eso en el transcurso de la guerra… todo lo que hacemos es nuevo, y creo que si mi comandante dice que quememos el bosque, es porque si aunque tuviéramos que retroceder siglos y ocupar lo que ahora es inhumano, ahora en esta tierra nueva, lo inhumano es válido para la conquista de Teilxi.

Silvestre y los científicos llegaron con cuatro lanzallamas antiguos usados en la segunda guerra mundial, eran grandes tubos que antiguamente se llenaban con Napalm, un compuesto de gasolina gelatinosa que se consumía lentamente y podía hacer ráfagas de fuego de más de 32 metros. Este modelo correspondía al antiguo lanzallamas de la guerra mencionada, el arma alemana Flammenwerfer 41. Ahora este dispositivo, luego de siglos, volvería a ocuparse hacia un enemigo, esta vez, extraterrestre.

—Ahora como llenamos estos tubos, con qué cosa —preguntó el suboficial mientras tomaba la inestable arma— ¿todavía tenemos combustible?

—No, no existe desde hace siglos, lo que tenemos es el combustible de la Liebe para poder encender a esos insectos —agregó Silvestre.

—Espera, tengo una idea, los aliens están asechando a los soldados, podríamos hacer una gran explosión para desorientar y así lanzar el contraataque —propuso Alex mientras veía a las dos fuerzas desde las ventanas de la nave, pero algo notaba extraño en toda la escena— no lo puedo creer, ¡agáchense! —gritó justo antes que las bolas viscosas rompieran la ventana y empezaran a corroer lo que tocaban— demonios, ¡nos descubrieron!, rápido, tenemos que avisar a las tropas.

El ataque Karonl se inició con rapidez, las hordas de soldados , ahora la mayoría con cañones integrados y grandes carros estaban en la delantera, eran millones de ellos que se apiñaban en la boca de embudo que marcaba el inicio de la ciudad, era una verdadera termopilas que los terrícolas estaban por aprovechar. Pamela, mientras recibía órdenes de que el fuego era la salvación para los humanos, empezaba a disparar ante los primeros soldados saltadores que se atrevían sin éxito para romper las barreras humanas, los pilares de la ciudad en construcción fueron los primeros en ser destruidos por las bombas Karonl, mientras que los grandes carros ejercían el peso de ser unas verdaderas catapultas. La Teniente General comenzó a correr la voz de que el fuego servía como conductor de la viscosidad y eso provocaba que los alienígenas se consumieran como leña, en eso les pidieron a los primeros tanques que los desalojaran y que retrocedieran hacia el frente para así destruirlos. Unos soldados dispararon contra los tanques y estos explotaron lanzando las esquelas de llamas a todo el ejército Karonl y estos empezaron a incendiarse y a tocar a sus compañeros, con una sola ráfaga de fuego lograron despejar casi toda la zona de los tanques, así llevaron a uno de estos adonde estaban los carros gigantes de guerra y los hicieron explotar, y con ello a todo el vehículo enemigo. En esos momentos la batalla se detuvo por un segundo en el que todos los soldados vieron la explosión, Karonles y terrícolas; los primeros gritaron con furia, y los últimos lo hicieron con júbilo.

—…Alex, está funcionando, estamos comenzando a vencer, necesitamos un súper ataque, ¿estás listo? —preguntó Pamela en la zona de conflicto, mientras disparaba a los tanques y a los arboles como zonas inflamables al fuego.

—Estamos listos, antes de eso, aléjense de la zona de combustible de la Liebe, la vamos a hacer estallar —le dijo mientras preparaba todo y los proyectiles de viscosidad seguían llegando de las copas de los árboles, los cuales estaban infectados de Karonl francotiradores.

—Alex, hay que apurarse, todo el piso se está desmoronando —gritaba Silvestre desde el otro lado del salón, donde el piso estaba cediendo poco a poco ante el ácido alienígena.

El Suboficial después de hacer la seña a los científicos, se lanzó por la ventana amarrado de una cuerda fuerte que trajeron junto con los lanzallamas y comenzó el ataque. Los demás científicos liderados por Silvestre, dejaron un detonador de la cabina de combustible de la Liebe y cerraron las compuertas para que no se propagara el fuego por la nave. Inmediatamente, alertaron a la gente que en esos momentos se estaba asustando y salieron con las armas antiguas al terreno. Se abrieron las compuertas y de inmediato los soldados alienígenas se abalanzaron contra los científicos, pero los tres que tenían armas comenzaron el ataque calcinando a todo Karonl que quisiera atacarles, el otro científico, lanzaba las últimas granadas de hidrógeno de los depósitos. Aquellas explosiones y las lianas de Alex que lo llevaron directamente donde estaba Pamela para el control de los paneles solares que se habían instalado y así crear incendios forestales en esa zona, hicieron que el ejército terrícola empezara a ganar terreno, el fuego sin duda era  el punto de inflexión para la futura victoria.

—Súbete a ese camión, vengo de inmediato —le dijo Thomas  a la Reina Toshiko, quien lo miraba todavía con pena. Ella se subió y vio a Thomas  que comenzó a acarrear cosas, insumos, combustibles, como alcohol de los depósitos del hospital y productos químicos, luego de esto, subió al puesto del conductor y aceleró rápidamente hacia la zona cero.

—¿Qué era eso que traes?, ¿a dónde vamos? —preguntó Toshiko con interés mientras veía al Comandante manejar incólume— Thomas , te ordeno que me digas, ¡¿Qué haremos?!

—Relájate mujer —le contestó tranquilamente sin despegar sus ojos del volante— tú quieres saber que está pasando, y yo te lo contaré, pero para que me creas tenemos que ir hacia el gran Dolmen como lo dijo Alex.

—¿Qué?, ¿Dólmen?, no me digas que hay personas en este planeta, que hemos usurpado terreno terrícola —se preguntó exigida Toshiko— y esas cosas, esos Karonl ¿Qué son?, necesito saber, Thomas , esto es una orden, necesito saber que son los Karonl que hacen, porque nos atacan, quien los manda.

—Tarde o temprano lo sabrás Toshiko, tarde o temprano, ahora basta con que sepas lo que te diré – le respondió mientras se escuchaba la voz de Alex en la radio de la Reina— ¿Quién está ahí, es Alex?

—Sí, es él —le dijo— sí, habla Toshiko, Alex, ¿eres tú? —contestó el llamado.

Missia, soy Alex, encontramos la manera de eliminar a los Karonl, es el fuego, Mi Reina, es el fuego,  pero podríamos quemar el bosque…

Thomas , tu sabías de esto, ¿sabías que el fuego era la puerta de entrada para los Karonl? —le preguntó Toshiko al comandante que seguía manejando, decidida a encontrar la verdad— yo no quiero quemar el bosque, perderíamos mucho y dejaríamos a este planeta igual que la Tierra, por qué no me dijiste esto antes, maldita sea— le habló enojada mientras tapaba los parlantes de la radio.

—Toshiko, esto es serio, dile que queme el bosque, que lo queme todo, la ciudad se puede hacer en otro lugar, sólo que la queme —respondió Thomas  mientras hacía esquivar una roca que estaba en el camino.

Cómo sabes que existe otro lugar como este ¿ah? —preguntó, pero la mirada de Thomas  lo decía todo, era de vida o muerte quemar ese bosque— está bien, se lo diré —tomó la radio y comenzó a hablar— Si Alex, tienes autorización para quemar el Bosque, estoy con Thomas , vamos a la primera zona cero y me dice que no hay problema, así que puedes quemar el bosque para eliminar a los bichos —le dijo mirando a Thomas  quien comenzaba a detener el camión porque llegaba a la costa.

Está bien mi Reina, cambio y fuera —Alex cortó la comunicación y ambos en el camión se quedaron mirando, Toshiko con cara de odio y Thomas  con naturalidad.

—Thomas , no me mires con esos ojos, me produces enojo, y te golpearé —le dijo fríamente mientras intentaba salir del camión, hasta cuando la mano de Thomas  se posa sobre la de Toshiko.

—Supe que era el fuego porque tenía que suturar mi herida para poder acompañarte —Thomas  se sacaba parte del traje militar y mostraba la herida, que ahora estaba completamente sana, sólo con la cicatriz y una aureola negra— cuando llegue al hospital, dije que me dejaran solo, luego de eso, había llegado Mónica después de suministrar el armamento en el frente, le dije que me pasara el maletín que había dejado Matilde, allí había de ese líquido morado, pero no me inyecté, había una crema y me la coloqué en la herida, que estaba llena de líquido morado, allí se sanó correctamente, pero tenía que secarse rápidamente, entonces allí apliqué fuego a la zona viscosa, y se me empezó a quemar todo, lo bueno es que estaba ella para tirarme agua como pudo en la zona y por eso esa mancha negra, allí supe que era inflamable, de otra forma no podía enterarme —le dijo mientras Toshiko lo miraba con vergüenza por sus actos. Thomas  abre la puerta de la Reina y los dos finalmente se bajan en la playa, a pocos pasos del Dolmen y comenzaron a bajar las cosas del camión, la mayoría eran productos químicos, alcohol, bombas de hidrógeno, pólvora en grandes barriles de metal y algunas mechas antiguas. 

La playa estaba sin rastros de haber sido campo de batalla, no había sangre, el mar seguía tan verdoso como siempre y el cielo ahora estaba parcial, con muchas nubes rojizas y varias de color negro que estaban lejos en el horizonte y expelían rayos. Los dos, luego de haber bajado rápidamente las cosas del camión, caminaron normalmente por la playa mirando hacia los roqueríos.

—Thomas , ¿te puedo decir algo? —preguntó tímidamente Toshiko mientras caminaba y veía en la arena pequeños cangrejitos con caparazones puntiagudos que se escondían por debajo de pequeñas rocas incrustadas en la arena.

—Sí, dime.

—Está bien, tú me dirás que fue tu trabajo, que tu trabajo es protegerme, que era lo que tenías que hacer, pero sinceramente… bueno… no había tenido la oportunidad de decirlo… es que yo…

—Al grano, que estamos llegando al Dolmen y ahí quiero extremo silencio.

—Está bien, mejor esperemos a que lleguemos al Dolmen —dijo taimada Toshiko— ¿Por qué eres tan duro?, ¿Por qué reaccionas de manera tan “profesional”, cuando lo que tienes al frente es una persona común y corriente? —preguntó furiosa la hija Siphelia mientras Thomas  la miraba a los ojos y bajaba su mirada cuando ella lo miraba.

—Porque tú no eres normal, eres la hija de la familia más poderosa de un planeta lejano llamado Tierra, eres la Reina de la nueva Colonia Siphelia, eres el ama y señora de todo lo que ves acá, y, por cierto, eres mi protegida, y mi labor diaria, es velar para que tú estés bien —el Comandante comenzó a hacer cariño en el pelo a Toshiko, quien con esos movimientos ya se le estaba pasando el enojo y lo miraba con una ira fingida.

—¿Por qué siempre me convences? —le dijo con la misma cara— entonces, como yo soy tu protegida, esos significa que soy tu jefa, así que, por ende, te ordeno que te arrodilles —le dijo la Reina a Thomas  que quedó impávido por la orden.

—Ahora no Toshiko, tenemos trabajo que hacer, quizás después —le dijo incomodo mientras comenzaba a caminar solo y dejaba a Toshiko en el camino y con la misma cara de enojo fingido.

Sí, después, poco a poco te conozco mas, y después será el tiempo de las declaraciones…ahora necesito saber qué es lo que está pasando— pensó mientras caminaba siguiendo al comandante.

—Estuve a punto de besarla, Thomas , por la mierda, tienes que controlarte, estás haciendo un trabajo, no es llegar y besar a la futura Diosa del universo, aunque no sé cuánto durará todo esto —meditó el comandante cuando saltaba las rocas y llegaba primero al Dolmen, que estaba intacto, como si no hubieran pasado dos batallas y lo hubieran destruido por completo, tampoco estaba el cráter de las dos instancias de enfrentamientos, sólo estaban los pilares, el techo todo de piedra y la gran inscripción en una piedra blanca con letras negras que no se podían apreciar muy bien.

La luz de uno de los soles, el más pequeño, reflejaba los últimos momentos de luz antes de que por tres o cuatro horas estuviera oscuro, el Dolmen estaba intacto, sin ningún rasguño, sólo que ahora se podía apreciar por donde era la puerta de entrada hacia la gran ciudad subterránea Karonl, la cual estaba en un costado de los pilares, lo que hacía que los alienígenas se escondieran antes de aparecer. Thomas  llamó rápidamente a Toshiko quien estaba detrás y la invitó a ver la gran estructura, que no tenía “moros en la costa”, lentamente bajaron de las rocas, y se apresuraron a ver la gran construcción antigua.

—Es bellísimo, nunca pensé que los Karonl pudieran hacer ese tipo de cosas —dijo la Reina tocando uno de los pilares que sostenía el gran techo— ¿Por qué no podríamos coexistir. Thomas , porque no podríamos?, ¿quizás hicimos una mala entrada, quizás hubieron otros seres que los trataron mal, podría ser no? —preguntaba al Comandante, quien miraba y leía para sí lo escrito en la gran roca blanca, en modo de lápida.

Tú eres la diosa de todo lo conocido,

Tú serás la regidora de todo el universo,

Junto con tu señor rey gobernaran a los vivos y a los muertos,

Hasta el fin de los días.

Tú nos libraras ¡oh gran Diosa!

De las garras de la maligna,

Que con sus dos manos y piernas,

Se valió del trono y la insignia.

Ahora tratará de encontrarte,

Y tendrás que prepararte,

Un largo camino te espera,

Para ser la Diosa,

Ama y señora de todo lo que te rodea.

La maldita se apoderó del trono para reinar y subyugar a  los Karonl —pensó— ahora  los controla e intenta dominarnos, entonces por qué me contrata como el protector de Toshiko si es que nos quiere ver muertos, quizás es sólo una careta, pero aún así… Matilde ya está muerta, y junto con ella miles de soldados terrícolas… esto no es una careta, esto es verdad… la Witch quiere prepararnos, quiere ver de qué estamos hechos, quiere ver cómo podremos sobreponernos y vencer, es la única forma de cómo nacen la religiones, colocándose en la falda de una civilización poderosa para poder subsistir, y nosotros somos esa raza… tenemos que hacer algo… claro… lo más lógico sería ganar… lo más imprescindible, es vencer y forjar el destino de nuestra diosa, la que será de todo el Universo conocido… y por conocer.

¿Thomas ?, ¿qué dice la lápida?, ¿esos no son casi los mismos dibujos que había en la Gladys?, ¿o sí?, si es así… entonces —comenzó a bajar la cabeza Toshiko tratando de pensar, cuando hacia eso Thomas  levantó la cabeza de manera súbita.

Perfecto, no le puedo contar lo que dice la inscripción, si se entera ahora el plan será destruido por la imprudencia de la situación y también porque fue muy rápido todo, no se lo contaré… ahora es mejor tener a los Karonl como enemigos, enemigos acérrimos, que pueden destruir la raza humana, y que intentaron destruir la nave Gottin —ppensó rápidamente antes de mirar a Toshiko fijamente no querrás haber leído esta inscripción nunca en tu vida, Toshiko. Sólo tienes que prometerme algo —le dijo tomándola por los hombros.

—Sí, haré lo que tú pidas —respondió pensativa.

—Está bien, te traduciré el texto, pero es el momento de ser fuertes, ahora estamos en un nuevo planeta, tenemos todo el futuro por delante, pero primero tenemos que encargarnos de los Karonl, la inscripción dice así: 

   “Los karonl son herederos del universo,

Los karonl son dueños de la tierra,

Witch guiara a los Karonl a la victoria,

Hasta la eternidad.

Los terrícolas morirán ¡oh, sí que lo harán!

Gritarán y serán exterminados,

Iremos hasta su nido y los destruiremos,

Su raza será vencida y ganaremos.

Ahora es el momento,

El exterminio de la raza humana,

Es ahora, ahora ya,

Es el tiempo de la victoria soberana.”

La brisa se convirtió en viento, y cuando Thomas  repetía las palabras que inventaba, Toshiko cayó de rodillas, y tapó su rostro con sus blancas manos, esa había sido la peor noticia de toda su corta existencia, eran víctimas de la mayor exterminación producida, esta vez por una raza alienígena, los Karonl. No supo que responder, no sabía que hablar, por poco se le olvidaba respirar, no sólo afectaba a la colonia, sino a todos los terrícolas en el poco espacio del universo que habitaban. Las imágenes que vio en la Gladys eran Karonl, el dispositivo había sido antes infectada por los alienígenas, habían intentado matar a los terrícolas que iban al planeta, eso también significaba que desde un principio habían sido destinados a morir, el mismo Steven Siphelia les había enviado a morir, por alienígenas horrendos, viscosos, y que devoraban a la gente que se les cruzaba. Thomas  la acompañó en el llanto que siguió. Sólo posando su brazo en su hombro, ya que el secreto de la venida había sido revelado, lo que se les dijo a las tropas y a los tripulantes había sido verdad, los terrícolas han sido los villanos, pero llegaron para encontrarse con algo mucho peor, la raza Karonl.

—Debemos detenerlos, no podemos permitir que nos destruyan —dijo llorando la Reina, ahora con sus manos en la tierra y haciendo fuerzas para levantarse, Thomas  la sujetaba fuertemente, pero no podía por el llanto desgarrador de Toshiko, quien no se explicaba la maldad en los que crearon la trampa— Steven, algún día me las pagarás, juro por lo más sagrado que nos veremos las caras nuevamente, y me dirás por qué lo hiciste ¡soy tu hija maldita sea!, ¡todo lo hiciste por unos cuantos míseros billetes!, ahora estarían muriendo doce millones de personas por tu culpa si no hacemos algo. Transformaremos la tierra, la haremos ceniza, derramaremos sal a los cultivos, esclavizaremos a los que nos traicionan, eliminaremos a los que no tengan dos manos y piernas como nosotros, ¡y todo por el vil dinero!, ¡todo porque querías quedarte con mi imperio! —Toshiko Cayó de nuevo a la tierra ahora sin fuerzas, sin ganas de nada y con la cabeza abajo.

—Mi reina, Toshiko, ahora más que nunca tienes que ser fuerte, más que nunca tienes que ser la regidora de lo que te rodea, ahora más que nunca debes ver más allá de la naturaleza, más allá del bien del planeta. Su Majestad, son ellos, o nosotros, no hay nadie más que sirva como árbitro o que negocie con las partes, esta es una guerra a muerte, y sólo se gana tomando el territorio del enemigo, ellos han comenzado ganando, pero ahora nosotros tenemos la ventaja, nosotros tenemos algo que ellos nunca han producido y que a los terrícolas le ha servido como elemento de vida, de subsistencia y de superioridad, el fuego es la única arma que los elimina, es momento mi Reina de que elijamos, la primera elección difícil, es momento de decidir, los terrícolas o los alienígenas —dijo Thomas  resueltamente mientras levantaba la cabeza de Toshiko quien se le había corrido toda la pintura de ojos— Toshiko, te necesito conmigo, si hay que transformar la tierra, si hay que convertir el paisaje en ceniza, si hay que derramar sal sobre los cultivos, si hay que contaminar el agua, si hay que contaminar el aire, si hay que eliminar, exterminar y esclavizar, va a ser por nuestra sobrevivencia, va a ser por necesidad, no por gusto o deseo, va a ser por nuestra vida, es momento, mi Reina, es el tiempo de la batalla a muerte —concluyó con una niña que estaba devastada, pero a la vez resuelta en tomar una decisión.

—Thomas , no… no me abandones en esto, te lo pido —sollozó la hija Siphelia.

—Nunca lo he hecho, ni nunca lo haré, su Majestad.

—Entonces… hazlo, deshazte de todo… elimina a los Karonl.

—A sus órdenes Missia.

Los dos se levantaron y rápidamente dejaron atrás el Dolmen, el cual ya se veían sombras que estaban detrás de los pilares, corrieron hacia los roqueríos, y salieron del lugar ceremonial, la Reina seguía con lágrimas en los ojos y Thomas  con una sonrisa tensa, sereno por la decisión de Toshiko, pero tensa por lo que tenía que hacer, que no era poco, ambos llegaron al camión en el que habían venido desde la base y prepararon todo para una gran explosión, Toshiko le pasaba las cosas que necesitaba y el Comandante creaba los detonadores para los explosivos que se debían colocar en el dolmen y de ahí hacer una línea hacia el bosque. Cuando estuvo lista la mercancía de explosivos, los dos subieron al camión para ver que sucedía con la batalla en el otro lado del bosque.

—Pamela, Pamela me escuchas —hablaba Toshiko por la radio— necesito saber tu ubicación.

—…No se escucha muy bien, déjame hablar a mí solamente,  la plana mayor del ejército combatiente ha retrocedido de la batalla ya que hemos avanzado hasta la mitad del gran bosque, los alienígenas están cayendo como moscas, el fuego los está destruyendo por completo, hemos recogido especímenes vivos, muertos y mutilados para experimentación científica, la ciudad en construcción ha quedado inutilizada, y finalmente ya todo el mundo lo sabe, y espera el reporte de daños, heridos y muertes, aun así, en pocos segundos, se han vuelto más nacionalistas que los propios orientales en guerra, cambio —habló pausadamente la Teniente General— Thomas , necesito saber tu ubicación para que no se topen los soldados con los detonadores —agregó.

—Estamos en el Dolmen, la entrada a la ciudad esta acá, entren por los roqueríos, las explosiones serán en los costados así que es un buen resguardo, cuídate mucho y no te acerques demasiado al frente de batalla —habló Thomas  con preocupación ante las risas de Pamela.

—Jajajaja, no te preocupes, ya estoy empapada de sangre Karonl, pero nunca más querré esta experiencia de nuevo, ¿me oíste?, me voy, órdenes recibidas, instrucciones listas, cuídate Thomas , y que no te pase nada —terminó de hablar Pamela ante la mirada de Toshiko hacia el Comandante quien cerraba los ojos mentalizándose en su próxima misión.

—¿Qué harás ahora?, ¿no esperas quedarte acá cierto? —preguntó la hija Siphelia mientras Thomas  preparaba los detonadores —nos iremos en el camión hasta la base central ¿cierto?

—No, tú te iras en el camión hasta la base central, yo me quedaré acá esperando a las tropas y entrando a la ciudad Karonl, soy el único que sabe cómo detonar estas cosas de dinamita, tú tienes que estar a salvo, te irás por el camino por donde vinimos, ahí no encontraras nada de peligro y tendrás que tendrás que llegar con el camión al valle central antes de los cuarenta segundos, si no, tu camión también explotará, ¿entendido? —le decía Thomas  mientras hacía cambiarse de puesto a Toshiko, quien comenzaba a sollozar y a rogar de que fuera con ella a la base central.

—¡No quiero!, ¡no quiero ir!, no quiero que mueras, quiero que estés conmigo, Thomas , tú me has salvado, ¡me quiero quedar acá!, ¡también quiero entrar a la ciudad! —gritaba desconsolada mientras ya se veían los primeros soldados llegar por la costa hacia los roqueríos de manera rápida.

—¡Toshiko!, escucha, no hay tiempo, perdóname por todo lo que te hecho pasar, te he salvado para traerte a algo mucho peor que la misma Tierra, esto lo tenemos que hacer bien, tienes que irte de acá, en el valle gigante no te pasará nada, créeme —le respondió, tocándole las mejillas que estaban mojadas por el llanto y el sudor de la expectación de la situación— mi labor es protegerte, y la mejor manera es que me dejes hacer el trabajo sucio a mí, ahora tienes cuarenta segundos, cuando me baje del camión, tendrás que ir a toda velocidad, debería tomarte eso de treinta y cinco segundos, se llenará el bosque de fuego, cierra tus ojos y te diriges donde esta Mónica —concluyó el Comandante

—Thomas …. maldición, eres un estúpido… prométeme que llegarás con vida a la base porque tengo algo que decirte —le dijo mientras Thomas  bajaba del camión y se arrastró para tomarle la mano con la cual iba a cerrar la puerta.

—Te lo prometo, no será nada, quemar e irnos, te lo juro, llegaré antes de que me sirvan mi platito de comida —sonrió Stephenson sacándole una risa a Toshiko quien confió en su palabra y lo dejó tranquilo para la operación, digitó la clave de encendido y el Camión abrió las compuertas de energía —recuerda Toshiko, solo cuarenta segundos, cuídate mucho —le dijo antes de cerrar la puerta. Al cerrarla, de inmediato la reina se abre paso en la playa para acelerar a Fondo mientras los soldados ya llegaban en masa hacia la posición de Thomas , entre ellos estaba Pamela y Alex instalados en una especie de aerocarrito de golf, quienes hicieron un saludo rápido a la Reina antes de que pasase a toda velocidad por la costa antes de doblar hacia el bosque.

Prometo, no…. juro que te lo diré cuando llegues sano y salvo —repitió en su mente Toshiko una y otra vez mientras hacía girar el camión hacia el bosque.

Mientras tanto, Thomas  le hizo una señal al carrito de Pamela y Alex, quienes aceleraron rápidamente porque ya había llegado casi todos los contingentes destinados y se estaban preparando. Tal cual le había dicho por radio, el traje militar de Pamela estaba en parte empapado por la sangre alienígena y tomaba una coloración morada, mientras que Alex tenía una venda en el brazo, producto de las heridas de guerra.

—Que les pasó que se demoraron una eternidad —dijo Thomas  saliendo a encontrar al carrito— está todo listo, sólo espero tu orden— le dijo a Pamela.

—Ya, antes de eso, te tengo un regalo —le dijo sonriente, hecho que también hizo reír a Alex.

—¿Qué regalo? —preguntó extrañado, mirando a los dos quienes tenían una cara de cómplice— no me digas que...

—¡Sííí! —interrumpió Pamela— mi niño, te presento a tu nueva bebé —dijo mientras abría la parte de atrás del carrito para sacar un arma de precisión, especial para francotiradores, pero esta vez con un adicional muy parecido a una bayoneta— esta es tu bebé, es tu arma, la misma que ocupaste en Afganistán, pero Silvestre y sus amigos la condicionaron para que disparase municiones de plasma que explotan, por ende, cuando dispares la bala hará fricción, entonces se producirá fuego, y ya tu sabes lo que pasa después —dijo coqueta la Teniente.

—Exacto, se hace una fogata, fuego de Karonl —sentenció Thomas  tomando su arma y apuntándola hacia el horizonte— y le cambiaron la mira, que bien, ahora si no fallaré ninguna.

—Bien, estamos listos, mi Comandante, cuando usted diga lanzamos el ataque —dijo Alex tomando su arma y revisando la energía que tenía para disparar —iré ahora a la segunda fila, el sector esta vacío y los destacamentos que se quedaron atrás tenían la labor de empujar las hordas de Karonl hacia el Dolmen por detrás de donde estamos así que atacaremos en dos frentes y no deben tardar en llegar.

—Bien Alex, atento a la radio —dijo Thomas  dándole el beneplácito al Suboficial para que fuera al frente, así se quedaron el comandante y Pamela esperando la aprobación de los soldados visores quienes tenían que dar la señal de que los Karonl se estaban acercando.

—¿Estás preparada chiquita? —le preguntó Stephenson a Pamela mientras ambos cargaban su arma y comenzaban a recibir acciones de detonado.

—Sabes que siempre lo estoy —agregó sonriente y haciendo guiños del ojo izquierdo— ¿Cómo en los viejos tiempos ah?

—Tú me conoces, no me gusta que estés en el frente, quédate detrás mío y te cubriré.

—Está bien, como tú digas niño —finalizó la Teniente y los dos se dirigieron hacia los roqueríos para detonar los explosivos.

Se reunieron todas las tropas nuevamente en los roqueríos y esperaron la primera señal alienígena para poder detonar las armas incendiarias, de pronto llegó el primer soldado que arrancaba del fuego terrícola.

Ojalá que Toshiko haya salido del bosque, ya han pasado más de cuarenta segundos, fue tiempo necesario para que ya se haya encontrado con Mónica — pensó Thomas  mientras abría la carcasa y apretaba el botón detonador.

La explosión fue estruendosa, las rocas cubrieron a todo el ejército destinado en el lado de la costa, la otra parte del ejército que había arrastrado a los Karonl esperaría a que pasara la explosión y poder entrar sin afectar a las tropas. El Dolmen fue afectado por la explosión, el estallido que comenzó en el bosque se expandió rápidamente hacia todos los lados, causando de que todos los Karonl se quemaran y se calcinaran rápidamente, esto servía de combustible a los árboles más gruesos, mientras que las raíces, también estaban provistas de la viscosidad que ayudaba a la expansión del fuego, así todo el ejército Karonl que quedaba, fue envuelto en el fuego, que en pocos minutos se había expandido por completo en el bosque y daba paso al Dolmen, que ya tenía los primeros indicios de evacuación de otros Karonl hacia la superficie. En ese preciso momento, Thomas  y Pamela dieron la orden conjunta de avanzar con todo hacia la entrada de la llamada por los militares como “colmena” para así limpiar el paso con los lanzadores de llamas, estos calcinaban a los alienígenas que hacían la línea de resistencia y luego avanzaban los soldados para liquidar con plasma a los que intentaban hacer algo. Por su parte Pamela, Alex y Thomas  iban detrás del grupo principal mirando hacia arriba para disparar a algún infiltrado Karonl que pudiera hacer daño desde el techo de la estructura.

Cuando los tres entraron a la colmena, sus rostros quedaron completamente impávidos: grandes columnas moradas que parecían con vida bordeaban la estructura en una especie de pilares. El piso, completamente morado, pero no viscoso, como una especie de gelatina, muy parecido a las bolas que lanzaban como proyectiles, pero no inflamable, algo que alivió a todas las tropas. Los costados estaban forrados de masa gelatinosa, donde pequeñas burbujas explotaban dándole aún más un tono trágico a la colmena, junto a ellas, una especie de huevos de pequeños insectos que los soldados se encargaron rápidamente de exterminar. El avance era rápido, los alienígenas se estaban resguardando en una especie de pasillo al final de la ciudadela subterránea mientras los terrícolas quemaban todo lo que pareciera extraño.

Thomas  y Pamela no podían creer lo sofisticado pero a la vez asqueroso que era esta civilización, llena de viscosidad morada y a la vez, con vida dentro de la ciudadela, los huevecillos incrustados a las murallas de los costados hacían ambiente a los grandes huevos que estaban en el techo, algunos de ellos daban luz ambiental, como otros que estaban apagados y que cuyo interior había una figura, era un huevo de Karonl que estaba a punto de dar vida, en algunos costados habían una especie de balcones donde los soldados experimentados miraban sigilosamente para prevenir emboscadas. En el suelo, pequeños animales, muy parecidos a lagartos con grandes mandíbulas rondaban las piernas de los soldados. Muchos animales y alienígenas que estaban por nacer fueron aniquilados por el ejército terrícola y en especial por orden de Thomas , quien era el primero en disparar su arma cuando encontraba una posible amenaza para su ejército.

Al medio de la gran colmena, había una pequeña fuente llena de anguilas moradas, de inmediato los soldados las bautizaron como gusanos de mar, puesto que tenían varias mandíbulas en una, emulando a los gusanos legendarios que podrían haber habitado Venus y que nunca nadie supo o vio alguno siquiera. Los gusanos nadaban en agua pura, cristalina, y en el medio de la fuente una gran estatua que llegaba casi al techo de un gran Domo, una especie de soldado Karonl, pero de la misma fisonomía que “ella”, levantando un gran rectángulo. De inmediato y como en señal de victoria, los soldados terrícolas hicieron lo posible para derribar la estatua hasta el punto de destruir toda la fuente, mataron a todos los gusanos y el agua no brotó más. 

En el pasillo los soldados aplicaban el lanzafuego para quemar a los Karonl que se habían escapado, mientras que los demás eliminaban todo rastro de vida de las paredes y de la colmena completa, los que se habían escapado hacia el pasillo principal eran miles, muchos Karonl que no tenían espadas en sus manos ni menos grandes cañones, sólo tenían una especie de rastrillos y mangueras, también le llamó la curiosidad a los soldados ya que había algunos alienígenas que se parecían mucho a los humanos, solo que ellos tenían ocho manos y vestían casi igual a los terrícolas, como también notaron que había muy pocos niños, y la mayoría de ellos eran iguales a sus madres, Thomas  llamó a eliminar rápidamente a los alienígenas y que ocupasen explosivos de mano, de esta manera se inició la carnicería, todos los soldados sacaron explosivos de mano y los lanzaron hacia el pasillo, junto con ello apretaron el gatillo del lanzallamas a toda potencia, así los explosivos fueron como una ola de fuego que junto con la explosión, quemaban a todo aquel que se le ocurriría estar en ese pasillo, este rápidamente se despejó, Thomas  y las demás tropas tomaron la delantera y se les ordenó que acabaran con el trabajo de exterminio en la colmena, los demás soldados, que estaban esperando que la quemazón del bosque concluyera, entraron a la ciudadela y comenzaron a encontrar otros pasillos, los cuales estaban infectados de Karonl, quienes fueron eliminados de inmediato. En el pasillo principal iban corriendo el Comandante y la Teniente General hacia una salida próxima, disparándole a todo lo que todavía se podía mover, detrás de ellos estaban el resto de las tropas que los siguieron. 

Llegaron hasta otro cuadrado gigante subterráneo en donde los soldados rezagados de la explosión del bosque ya habían descubierto por la quemazón del bosque y estaban destruyendo a los miles de Karonl que estaban resistiendo en el lugar. En aquel, había cuatro pilares que hacían una forma cuadrada y una gran escalera en el centro y un halo de luz desde el techo hasta el suelo del gran salón.

—Pamela, elimina lo que quede, quémalos a todos, cuento contigo, yo veré que es lo que hay en el exterior, te haré una señal si es que necesito ayuda —dijo Thomas  mientras Pamela le tomaba la mano para detenerlo de lo que iba a hacer.

—Cuídate, no quiero que nada malo te pase, aún tenemos muchos temas abiertos —le dijo Pamela seriamente— cuento con tu palabra.

—Siempre —contestó Thomas  y fue directamente a la escalera gritando la victoria de los terrícolas, muchos que estaban libres de manos levantaron sus armas y celebraron la feroz y aplastante victoria final sobre los Karonl.  Thomas  subió la escalera blanca y mientras subía, más era la luz que no dejaba ver , finalmente su cabeza salió al exterior, y se encontró en el comienzo del gran bosque, y en el medio del valle mirando hacia el frente, estaba la figura de Toshiko, contemplando el paisaje desolador, del bosque muerto, de los soldados terrícolas quienes eran trasladados en los aerocamiones por las enfermeras y de los soldados Karonl a quienes la Reina contemplaba con tristeza y cuyas lágrimas salieron a la luz cuando vio al Comandante salir por donde comenzaba el bosque. Al mirarlo, estalló en llanto y corre hacia él con profunda emoción, se acoge en sus brazos y se aferra a él como si hubiera cometido un pecado mortal, éste sólo la consuela, y la abraza fuertemente hasta cuando se miraron a los ojos.

Toshiko… por fuera eres una Diosa, por dentro sigues siendo una niñita que sufre con las atrocidades que hacen los humanos, no te preocupes, yo estaré ahí para protegerte, déjame el peso de la historia en mis hombros, yo cargaré con la condena, tu solo eres digna de adorar y no de ser odiada—pensó Thomas  esbozando una sonrisa tímida ante los ojos llorosos de su Majestad— tranquila, ya todo acabó.

—Prométeme que esto nunca más va a pasar y que viviremos en paz —le dijo limpiándose los ojos.

—Me encargaré personalmente de que así sea —sentenció el Comandante, para luego acompañarla a un aerocamión que se dirigía a la base central. Justo en eso subió Pamela con otros oficiales, dentro de las cuales estaba Loreley, capitana de la Hoffnung.

—¡Thomas !, ya está todo listo, entraremos para hacer el ataque final, sabemos dónde están escondidos y los venceremos —comenzó a hablar Pamela —esta batalla solo ha de durar unas tres horas más, en total fueron seis con la llegada de los primeros al Dolmen —sentenció jubilosa mientras revisaba el arma de Thomas .

—Bien, excelente —dijo Thomas  apretando el puño derecho en señal de triunfo— Loreley, necesito que vayas a la base central, y que con todos los expertos sellen una estrategia de expansión forzosa, necesitamos saber dónde hay más Karonl —dijo mientras le entregaban el arma revisada y calibrada y recibía la aceptación de la capitana, quien se dirigió inmediatamente a un aerocamion para emprender viaje hacia las naves y el comando, mientras que Pamela y Thomas  se fueron inmediatamente hacia la colmena.

Como bien había dicho Pamela, el ataque final duró aproximadamente cerca de tres horas, lo que daba una duración total de seis horas. Los ejércitos terrícolas avasallaron ante todo Karonl, eliminándolos con fuego o a punta de espadazos en sus rostros, la situación se tornaba aún más desequilibrada para los alienígenas que ahora sólo se limitaban a escapar, sin establecer ningún tipo de resistencia, sólo existían algunos francotiradores que mataron a unos cuantos soldados despistados y que no miraron hacia los balcones de las colmenas que se encontraron después de la expansión del fuego y también por la arremetida de los soldados que habían quedado rezagados por el incendio. 

Thomas  y Pamela decidieron que no iban a dinamitar el sector para destruirlo, sino que lo dejarían intacto para la posterior construcción terrícola, la cual debería servir como puerto. Los soldados terminaron el trabajo quemando con lanzallamas, hechos solamente hacia algunas horas por los científicos e ingenieros voluntarios, calcinando a toda especie que se moviera en las murallas de la colmena y de las ramificaciones, la pasta negra que quedo en toneladas producto de los Karonles muertos fueron guardadas en parte como muestras científicas y la otra lanzada como abono a los bosques incendiados. La limpieza duró cerca de un día y medio, tomando turnos por veintiún horas cada uno, así dividieron el ejército en dos para las labores de limpieza y otra para estar en la base del comando central y terminar el trabajo lo más rápido posible para estar presente en la ceremonia de sepultura y alma libre de los soldados caídos en batalla.

Thomas  y Pamela se quedaron cerca de las cuarenta y dos horas en las labores de limpieza, no acudieron a la base central para el recambio, sólo fueron cuando el trabajo quedó por terminado y la basura de guerra, cuerpos del enemigo, botines de guerra como implementos militares, muestras científicas y que suponían riqueza Karonl ya que estaba en todas los pequeños compartimientos y en los grandes subterráneos, todos ellos fueron entregados al ejército y a los científicos para su estudio. Cuando todo eso se completó, Thomas  y Pamela regresaron hacia la Liebe, donde tenían que prepararse, colocándose su traje oficial,  para la ceremonia de Alma Libre. Ambos no vieron a Toshiko, sino hasta cuando comenzó el nuevo rito y entre ellos había un ambiente más o menos tenso. 

La nueva ceremonia del Alma Libre era por orden expresa de su Majestad, quien cambió el ritual del Funeral de tres días y la sepultura, por el funeral más corto, sólo de un día y medio, por lo rápido de la situación y la coyuntura, y en vez de la sepultura, se colocó esta ceremonia que consistía en cremar los cuerpos, entregar parte de ellos a la familia, en una pequeña ánfora sellada y con un solo compartimiento, y el resto era colocado en pequeños globitos que en cierta hora debían iluminarse y elevarse por los aires, simbolizando que en aquellos cuerpos que habían caído, existían almas que se elevaban libres por el cielo y que reflejaban la pureza de esta y su camino hacia la eternidad. Toda la gente afectada, y en especial las familias aceptaron los nuevos rituales puesto que no se podía enterrar a los cuerpos ya que abajo estaban las colmenas, además de que en cualquier otro momento podrían ser enterrados y sus cuerpos cremados iban a permanecer en parte a las familias.

La ceremonia se realizó entre las dos naves y en los comienzos de la ciudad que iba a ser construida, se colocaron todos los globitos pertenecientes a la ceremonia, para que luego la Reina, vestida de un negro ceremonial y un velo que cubría su rostro, pronunciara un discurso lleno de emoción.

—Las palabras sobran —comenzó a hablar— las almas de estos valientes soldados de la nueva patria vivirán en nuestros corazones por toda la eternidad, ellos serán nuestra guía para la formación de un reino más próspero y lleno de vida y serán la luz de nuestros actos. Que sus almas se arraiguen en nuestros corazones y que Teilxi, la Nueva Tierra, los recuerde, porque son dignos de admirar y libres de existir, que así sea hasta el fin de los días —terminó solemnemente Toshiko de decir su discurso. Luego de eso se nombraron a  todos los muertos en batalla mientras se disparaba una salva por cada uno de ellos, para posteriormente entonar una canción encargada por músicos especializados con el coro, y así, soltar los hilos especiales que sostenían los globitos al suelo, para que estos con la ayuda de la brisa permanente en Teilxi, se elevaran creando una manta de luces que parecían las primeras estrellas que lograban pintar de esperanza el burdeo cielo teilxiano, que ya se colocaba en el atardecer. El espectáculo fue mágico, los asistentes, en su mayoría familiares directos y la gran cantidad de soldados vieron como se soltaban las esferas luminosas, aquellas, mágicamente se perdieron mientras la música del coro daba la finalización de la ceremonia. La Reina Toshiko saludó a todos los familiares de los caídos junto al Comandante y a la primera oficial, quien era Pamela, para luego iniciar el nuevo turno de las salidas, así, todos los terrícolas entraron a sus respectivas naves y dejaron solo a los militares hacer turnos de guardia. Toshiko y los demás entraron a los nuevos aposentos destinados y acondicionados para ellos.

—¿Necesitarás algo? —preguntó Pamela mientras caminaba con Thomas  hacia la Liebe.

—No, gracias, no estaré mucho en la habitación, ahora tengo que ver con Loreley donde iniciamos las demás campañas —dijo Thomas  siempre mirando hacia la nave que lentamente estaba más cerca— ¿tú estarás en tu habitación?

—¿Por qué eres así conmigo? —interrumpió preguntando Pamela, era la primera vez que le preguntaba directamente a Thomas  sobre sus actitudes, tomó una postura rígida pero siguió caminando— porque algunas veces eres preocupado por mí y en otras eres tan frío como un trozo de hielo, me he dado cuenta que en estos últimos años que estamos juntos como equipo no sólo no te conozco, sino que he encontrado una faceta oscura en tu ser, hay algunas veces en que sinceramente no te paso —lanzó con miedo, pero resuelta en lo que quería decir— dime algo, dime lo que siempre he esperado a que me digas, haz algo maldita sea —se quejó ante la postura sumisa del Comandante quien solo callaba y la miraba, encontrándose ella con un rostro desencajado y casi iracundo.

— Pamela…yo… —se limitó a decir cuando se abrieron las compuertas  de entrada de la nave y todo quedó en silencio, las luces amarillas se encendieron y las compuertas comenzaron a bajar.

—No te preocupes, siempre es así, siempre que te digo algo, cuando te tengo que decir algo importante, cuando te expreso mis sentimientos, o cuando te digo algo que me hace sufrir y rasgar mi corazón, siempre es así, silencio, un “compórtate”, un “no es el momento”, y me dejas siempre de esta manera, así que ahora no es la excepción, anda donde Loreley para que planifiquen los ataques y anda a donde Toshiko para que te consuele, porque yo no lo haré más —dijo Pamela sollozante mientras se terminaba de bajar la rampa de entrada. La gente se acumulaba en el lugar, pero pensó que los llantos de Pamela eran por la ceremonia, así que pasó desapercibida la discusión con Thomas . Este le tomó la mano nuevamente y trató de calmarla, ella se rehusó sutilmente por la presencia de la demás gente, pero se miraron a la cara antes de que ella avanzara.

—Perdón, ya habrá tiempo para hablar, solo perdóname —dijo Thomas  antes de cambiar su mirada y ser el primero en subir la rampa de acceso, dejando a Pamela mirándolo sin palabras, los gestos de disculpas, eran los primeros que se les había oído durante toda su existencia a su lado, nunca pedía perdón, porque simplemente todo lo hacía perfecto, ahora era el momento de decirlo.

—Mi comandante, está la simulación lista sobre los puestos Karonl en Teilxi —le dijo una soldado quien ya había asimilado el nombre del planeta— la capitán Eikel está en el salón de estrategia.

—Bien, iré enseguida.

—Y también, antes de la ceremonia, Missia Toshiko deseaba verlo después de la reunión, ella estará allá, pero me pidió expresamente que solo le dijera a usted sobre el encuentro.

—Está bien, comuníquele internamente que estaré con ella después de la reunión —dijo dirigiéndose al salón de estrategia— Toshiko pidiéndole a un soldado que tengo que ir a verla después de una reunión en la cual estará presente. Primero Pamela y ahora Toshiko, es el momento de aclarar mi corazón, mi alma ya no resiste más, necesito contar toda la verdad a Pamela y hablar con Toshiko sobre lo que nos pasa, necesito encontrar una solución, no sé si “ella” había visto esta situación antes, sería la única forma de que pudiera tener buenas respuestas para el momento —pensó mientras avanzaba por el pasillo hasta el gran salón, donde ya se encontraba Loreley preparando todo para la reunión. Varios soldados lo saludaron al pasar y varias personas de civil lo miraban como si hubiera pasado una gran estrella de cine. Finalmente el Comandante entró de los primeros.

—Mi comandante, está todo listo, ahora sólo falta esperar a su Majestad —dijo Loreley mientras llegaban otros oficiales y Pamela, quien cuando estuvo cerca de Thomas , bajó su cabeza y se sentó a una distancia prudente. En eso llegó Toshiko con un vestido completamente cambiado, ahora era de color verde, muy parecido al color de las hojas de los árboles teilxianos, verde opaco y complementados con bordados de un verde más oscuro.

—Está bien, ahora pueden comenzar, siéntense, no se preocupen —dijo la reina mientras todos los presentes se apuraron a levantarse de sus asientos— comencemos, Loreley por favor —siguió y le dio el paso a la capitana.

—Muy bien, esta es la situación, cuando el Comandante Thomas  me dio la orden de que viera los posibles enclaves que existían de los Karonl, me di cuenta mientras venía en el viaje que no había posibilidad más allá de los registros terrestres de obtener algo, entonces pensé en la idea, con el jefe de los científicos y parte del circulo real, Silvestre, de hacer un mini satélite que navegara por algunos instantes la estratosfera Teilxiana y que nos diera márgenes, fotos, o algún indicio de terreno, donde estamos, y cuantos Karonl existen en este planeta —dijo y tomó un poco de agua.

—¿Y que hicieron?, porque era casi imposible que lograran desarrollar algo y dispararlo en tres horas —dijo la Reina antes de que Loreley siguiera hablando.

—Tiene toda la razón su Majestad, pero en tres horas logramos todos los científicos e ingenieros crear un satélite pequeño, lástima que no hubo tiempo para lanzarlo, así que de los 527.027 soldados muertos, hubo 527.030 globitos luminosos, los cuales esos tres eran satélites y ahora están en lo alto y tendremos imágenes inéditas antes que se desintegren —se oyeron murmullos de desagrado en los presentes por ocupar una ceremonia religiosa, en una fuente de lanzar un mini satélite, a su vez, Loreley interpeló a los que murmuraban con locuacidad— fue la única manera de que la gente estuviera tranquila, después de 500.000 muertes, era de esperarse que no quieren otra batalla ya que recién llegamos, era necesario lanzar los satélites junto con los globos, era nuestra única arma contra el miedo que se podía apresar, démonos cuenta de que la ciudad está destruida, tenemos que irnos gracias al bosque calcinado y que lo primero que comenzamos a construir eran lanzallamas caseros, misiles de explosión, satélites espías y nada para el beneficio de la gente común y corriente que está en estas dos naves —terminó de decir con fuerza Loreley, que tenía una actitud fuerte mirando a los oficiales que no estaban de acuerdo con su posición.

—Loreley tiene razón —se levantó Thomas  de su puesto con tranquilidad y mirando hacia unos papeles que le habían dejado en su puesto— con su permiso su Majestad, quisiera ver los resultados de los satélites, a ver que noticias nos tienen y así poder planificar un ataque lo antes posible mientras se construye la nueva ciudad —luego de decir eso, todos los oficiales y la Reina se levantaron lentamente de sus asientos y Loreley comenzó a lanzar las coordenadas desde la Liebe para los mini satélites, quienes comenzaron a dar señales.

La pantalla transparente que estaba al medio de la gran mesa de reuniones empezó a emitir señales de los tres satélites, los tres estaban en direcciones diferentes, Loreley comenzó focalizando el primer satélite que dio como resultado todo el territorio donde estaba la colonia, un gran continente en forma de zapato, una gran isla en el costado izquierdo y una longa de tierra que se colocaba más angosta, para así dar a otro territorio mucho más vasto.

—Este es el primer satélite —dijo Loreley mientras las caras de asombro, admiración y maravilla  de los presentes se hacía notar desde un principio— este es la parte del continente en el que llegamos, lo verde es la vegetación, lo que ustedes ven, cambiando al otro plano —apretó unos botones en el panel de control y el mapa físico cambió a mapa infrarrojo— este plano da cuenta de la vida en el territorio, vemos en este costado del mapa, una masa roja que está cerca de la costa, eso somos nosotros —dijo desatando la tranquilidad de los oficiales y de la Reina.

—Entonces quiere decir que en este territorio estamos solos, puesto que no hay ninguna mancha roja en lo que rodea —dijo Toshiko esperanzada.

—Así es Mi Reina, en este territorio estamos solos, sólo en la isla existen unos puntos rojos pero podrían ser de animales, no es la masa roja que tenemos nosotros y que hubieran tenido también los Karonl en caso de que hubieran habido en el territorio —dijo Loreley mientras cambiaba al otro satélite— este satélite posiblemente salió defectuoso o las nubes que tapan una parte del territorio impiden que se pueda ver vida, se los dejo en el mapa físico —Loreley cambió el mapa de calor a mapa físico, donde se podía ver todo el esplendor del nuevo territorio.

—Mi reina, Comandante, oficiales, he aquí el nuevo continente —dijo Silvestre, quien acompañaba a la comitiva. Todos quedaron impactados por la forma del continente nuevo, el terreno donde se había aterrizado era de una riqueza estratégica imprescindible para el futuro de la raza humana, era un fuerte con una sola entrada, que era la angostura del terreno en el norte, los oficiales comenzaron a murmurar con un tono de felicidad— hora el mapa infrarrojo —Silvestre cambió de pantalla— el mapa lamentablemente está borroso o no se ve en la parte derecha del continente, seguramente por las nubes, ahora bien, la parte izquierda tampoco se nota presencia de vida, más allá de vida animal, así que dentro de este punto no elegimos mejor lugar para aterrizar que este continente.

—Eso significa que estamos solos en este continente —habló como una especie de pregunta Pamela.

—No podemos estar seguros de eso hasta cuando lancemos un satélite que nos diga si en la parte izquierda hay vida, y en el caso de que la haya, si son Karonl u otro tipo de raza, lo cual tampoco sabemos.

—Y el tercer satélite, ¿Qué imagen dio? —preguntó Toshiko mientras súbitamente todos los que estaban controlando los satélites callaron de improviso— ¿dije algo malo?

—Mi Reina, la noticia buena es que elegimos el mejor lugar para poder vivir —dijo pausadamente la capitán mientras veía a Toshiko que hacía gestos para saber lo que habría después de eso— lo malo es que el tercer satélite lo enviamos al lado derecho del continente y esta fue la imagen —Loreley proyectó la imagen física que daba cuenta de otro continente, cuya forma era cuadrada con un gran golfo en su derecha, los que estaban presentes se aliviaron de que no había nada peligroso en la foto del satélite, pero sus rostros cambiaron completamente luego de ver la imagen infrarroja —esta es la noticia mala— la capitán cambió la imagen y se vio el mismo continente cuadrado pero en un rojo intenso, todo el continente de color rojo, lo cual daba cuenta de que todo aquel estaba poblado por alguien. Los asistentes quedaron estupefactos por la imagen proyectada, Toshiko se sentó nuevamente para evitar un mareo, Pamela cerraba los ojos para evitar la imagen, y Thomas  tomó aire profundamente para tomar la palabra.

—Su Majestad, permiso para hablar —pidió Thomas  mientras todos se sentaban y tomaban agua de sus vasos para sobrellevar la noticia.

—Adelante – contestó Toshiko.

—La situación es esta, los satélites dicen que hay o no hay gente o seres habitando, el tercer satélite dice que el continente de forma cuadrada está infectado de seres, pero no sabemos si son Karonl u de otra especie más amistosa, sólo dice que hay gente, pero no dice la calidad de esta —agregó y siguió continuando pese a los murmullos que brotaron —le propongo hacer dos tareas, las cuales consisten en que junto con el traslado de la ciudad principal, haya un contingente expedicionario hacia el continente cuadrado y que vea, notifique y haga contacto con la raza que vive ahí —finalizó.

—La propuesta ha sido aceptada —replicó rápidamente la Reina, todos quedaron perplejos, no se discutió la idea en nada, sólo se dio la orden de marcha a la propuesta— quedaremos todos más tranquilos sabiendo quien es nuestro vecino, pero sólo irá un contingente de guerrilla, unas 100 personas, nada más.

—Pero antes tenemos que hacer un millón de planes para poder comenzar la expedición —arguyó un oficial junto a los que habían hablado mal y murmurado contra los actos en la ceremonia de los globitos, el ambiente se tornó denso y comenzaron los primeros gritos hasta cuando Thomas  golpeó la mesa con dureza.

—¡Más respeto ante la Reina! —gritó furioso ante el silencio cómplice de los que estaban de acuerdo en que se armara la expedición— no tenemos que hacer un millón de planes, en las naves se les introdujo partes, de al menos, un buque de guerra, hay que armarlo, llevarlo al puerto, elegir a 100 hombres valientes que quieran ir y listo, no hay más problema que ese, para la comunicaciones entre ambos, se encontraría un lugar alto donde colocar una antena de comunicación y se establecerían contactos con la Liebe —dijo resuelto y sin mayores dramas, calmando la situación y dando vuelta a los oficiales que estaban en parte en desacuerdo.

—Yo me ofrezco como voluntaria para dirigir la expedición —se levantó y dijo con voz seria y firme Pamela ante la mirada  de los oficiales y el rostro impactado de Thomas — yo misma me encargaré de elegir a los soldados que me acompañarán en…

—Yo también me ofrezco para ir en la expedición, en parte porque yo di la idea y me gustaría completarla —interrumpió Thomas  a lo que iba a decir Pamela, quien sólo calló y esperó que terminara el Comandante— en nuestro reemplazo, la capitán Eikel se quedará al mando del ejército y coordinará las comunicaciones, pido el permiso Real para aprobar mi veredicto —dijo Thomas  mirando a Toshiko, quien tenía los ojos cerrados y respirando profundamente.

Por qué haces esto Thomas , intentas dejarme sola a como dé lugar, te necesito conmigo, no en otro lugar —pensó Toshiko mientras daba el veredicto con sus manos —está bien, Comandante, tiene la aprobación.

—Muy bien, oficiales, en las próximas cuatro horas quiero el buque de guerra armado, completo, con tanques de combustible y motores venusianos para demorarnos lo menos posible y Pamela, necesito los 100 hombres en una hora —dijo el comandante mientras todos asentían con su mano derecha en saludo militar y salían raudos de la sala de reunión.

Por qué, Thomas , no me hagas sentir más mal de lo que estoy, quiero alejarme de ti, no puedo más con esto, amor… simplemente déjame con este sufrimiento en paz… pero… si es el momento de decirte todo lo que pienso… en aquel buque de guerra lo sabrás, aunque después tengas ganas de echarme por la borda… lo sabrás —pensó la Teniente, mientras daba el saludo y salía rauda del salón.

En eso, Toshiko se quedó sola con los científicos y la capitán junto con Thomas . Él, con un poco de vergüenza por lo ocurrido dio vuelta la cabeza y vio a Toshiko salir de la sala de reuniones, justo por al lado de él, y logró escuchar un murmullo de ella: “solo 10 minutos, te espero”. Esa era la señal para ir a hablar con ella. Es por eso que se apuró el Comandante en hablar y coordinar todo con Loreley y Silvestre.

—Ya, necesito un informe completo por escrito de todo lo que nos esperará, los mapas, las grabaciones y todo con respecto a los que escribimos acá, también los implementos para establecer comunicación y todo lo necesario, logística y estratégica —dijo el comandante de manera apurada.

—No se preocupe Thomas  —dijo Silvestre— con Loreley ya tenemos listo esto, todo está casi armado, sólo queda armar el buque y llevarlo a puerto, el informe completo estará en el escritorio de su oficina, en el buque, así que no se preocupe por nada —recalcó nuevamente el científico acomodándose los lentes.

—Bien, perfecto  ¿pero por qué lo tenían todo planeado?, ¿alguien ya les había dicho la idea? —preguntó dudoso.

—Emmmmm… —quedó pensativo Silvestre mirando a Loreley, quien levantaba los hombros— en realidad, la idea nos la dijo Pamela por radio en un momento en que estaba sola, de ahí comenzamos a preparar todo, ella dijo que usted se lo había comunicado —comentó mientras Thomas  movía la cabeza en forma de asentir lo que decía.

—Está bien, muy buen trabajo muchachos, cuídense los dos y protejan a Toshiko, asegúrenle un contingente de seguridad y que no salga mucho al aire libre —dijo sonriendo mientras los dos asesores afirmaban las ordenes con soltura. Luego de conversar con los del círculo real, Thomas  comenzó su camino hacia los aposentos de Toshiko, quien lo esperaba caminando de un lado a otro comiéndose las uñas, mientras Mónica la miraba sentada anotando algunas cosas en su tablero electrónico.

—Mónica, anda a revisar la logística de la expedición —dijo mientras daba vueltas, pero Mónica no se despegaba de su asiento de cuero negro.

—No se preocupe Missia ya todo está hecho, la logística fue preparada con horas de antelación —respondió sin dejar de mirar su tablero.

—Entonces anda a revisar el acople de las partes del barco.

—Lo estoy viendo por mi tablero Missia, así que no se preocupe por nada, estoy coordinando eso personalmente —Mónica se despegó del tablero para mirar a Toshiko, quien se había detenido de su paseo por la pieza. Ahora estaba con la mano derecha en su cadera y la miraba con disgusto.

—A bueno, quiere que me vaya —dijo ajustándose sus lentes y desatando nuevamente el paseo de Toshiko— tenía que habérmelo dicho antes —se levantó de su asiento y abrió la puerta de la habitación y justo se encontró con Thomas , botando al suelo el tablero que tenía en sus manos. 

—Oh, perdón, no lo vi Comandante —se esmeraron juntos en recoger el tablero y así, mirando a Toshiko quien estaba enojadísima silenciosamente de ella, Mónica salió rauda hacia el embarque del puerto. Thomas  entró a la habitación, que se acomodó especialmente para Toshiko, con muchas flores de color verde que fueron sacadas del bosque, ahora calcinado, grandes muebles de color azabache, murallas de color blanco invierno, una cama cuyas marquesas eran del negro de la pieza, estaban cubiertas de un cubrecamas blanco y un gran sofá negro de cuero, donde estaba sentada Mónica, y que daba la espalda a un gran ventanal donde estaba el patio artificial de los aposentos de la Reina.

—Toshiko, me llamaba —dijo Thomas  sacándose la boina de comandante.

—Cierra la puerta —le dijo Toshiko sin mirarlo, se le notaba sentida. El  comandante cierra la puerta sin colocarle el bloqueo de seguridad —veo que me dejarás nuevamente —le dijo con un halo de tristeza y lágrimas en sus ojos que no las quería borrar.

—Es mi deber —respondió bajando la mirada hacia el aparador que estaba en un costado de la cama con un pequeño dispensador de pañuelitos, el cual estaba vació.

—¡Tu deber es estar conmigo! —explotó— tu deber es cuidarme, ¡tú deber es estar al lado mío!, no…no entiendo…no te entiendo, lo tienes todo, fama, legado, te hiciste un nombre, eres una leyenda viviente, la gente en las naves te proclama como el primer Boina Amarilla de Teilxi y tienes la vida asegurada como Comandante, pero aun así, quieres vivir del peligro, quieres vivir alejado de mí… ¡¿y qué pasaría si los Karonl son los que estén allá?! ¿Eh?, ¡dime qué pasaría! —gritó enfurecida y en llanto la Reina moviendo sus manos como tratando de señalizar la ubicación de los alienígenas.

—Toshiko, la única forma de cumplir mi deber como agente de tu seguridad, es precisamente asegurar el que vivas en un planeta sin peligros, que sea seguro, y necesito certificar por mí mismo que los seres que están en ese continente no sean Karonl —dijo Thomas  mientras Toshiko lo negaba con su cabeza en señal de no resignarse a perder nuevamente al Comandante.

—¿Y qué pasa si son Karonl?, ¿qué pasa si son millones de millones para cuando aterricen y los encuentren a ustedes pobres diablos, indefensos, se los comerán, se los devorarán?, no sabré nunca que pasará contigo, y todo habrá sido en vano —Toshiko se empezó a taimar, moviendo sus brazos y levantando un poco su vestido para luego sentarse en la cama y tomarse el rostro para seguir llorando.

—Toshiko —intentó acercarse lentamente sin que la Reina lo notara— te prometo, será una expedición rápida, veremos que es lo que hay y nos devolveremos, sólo vistas del lugar, si son Karonl nos iremos de inmediato y prepararemos todo acá —sentenció el Comandante mientras Toshiko levantaba la cabeza para mirarlo— ahora, te lo juro por mi vida y por sobre mi cadáver, que te protegeré con mi alma si llegaran a ser Karonl, y si llegasen a atacarnos, entretanto intentamos salir de este planeta —terminó de decir justo antes de que Toshiko saltara de su cama para correr a sus brazos empapada en llanto, se aferró a su pecho y sus manos se entrelazaron cruzadamente apretándolo con cariño. Thomas  le correspondió el abrazo y agachó su cabeza para que tocara la de Toshiko, quien sólo tenía cerrados los ojos con fuerza y seguía apretando.

—Cuando nací, todos los medios dijeron que había nacido una niña sin corazón, sin sentimientos, cuando crecí, pensé por un momento de que había sido verdad, cuando me hice cargo del proyecto Gladys, pensé que ésta era la manera de poder taparles la boca a todos, que a pesar de mi carácter fuerte, yo tenía corazón, y estaba a punto de caer a un abismo si no hubiera sido por la primera persona que entró en ese avión, esa persona me demostró que yo era sólo una persona, igual a todas las demás, sin cosas que sobresalieran. Esa persona eres tú —dijo suavemente— desde un principio te traté mal, pero después que pasaban las situaciones me di cuenta de que era mi otro yo la que te trataba mal, mi verdadero ser estaba sumamente agradecido de lo que habías hecho por mí, pero no podía tener la ocasión para demostrártelo.

—¿Y se podría saber con quién hablaré?, ¿con la Toshiko que me odia y me pega, o con la Toshiko que es tierna? —dijo mientras miraba a la Reina, quien lanzaba una sonrisa.

—Espérate —dijo ella, sacándose la pequeña corona que aún tenía, dejándola en el aparador al lado de la cama— ahora sí, podrás hablar con la Toshiko tierna —se rió y los dos se sentaron en la cama

—Desde un principio, que tu padre me contrató, pensé, ¿En qué diablos me estoy metiendo cuidando a una hijita de papá?, las primeras impresiones fueron tal cual las había pensado, eras una niña inmadura, enojona, sin sentimientos, me golpeabas, me dejabas en ridículo, me ignorabas y me tratabas mal, pese a eso seguía al lado tuyo porque quería demostrarme a mí mismo que no eras así, que merecías todo lo que están apostando por ti —dijo pero dudó al decir la última frase.

—¿Quiénes apuestan por mí? —preguntó intrigada Toshiko mientras él tragaba saliva.

Diablos —pensó y dijo: la gente, estos tripulantes, los medios, tu padre, que mal que mal, te envió acá y a medida de que pasaba el tiempo, me estaba dando cuenta de lo pura que eras, de que pese a que me golpeabas cada vez que hacia algo por ti, sabía que había alguien en tu interior que me lo agradecía.

—No sólo lo agradecía, Thomas  —dijo Toshiko tomándole la mano con vacilación extrema, pensando que si le gustaría o no— ¡ah, fui una tonta! —se las apretó fuerte, pero el Comandante no dijo nada —cada vez que hacías algo por mí, mi corazón latía más fuerte, me hiciste una mujer real, y a medida de que más hacías, más me aferré a ti, por eso no quiero que vayas, me harás falta, mucha falta y no quiero perderte Thomas , yo…yo… realmente quiero que estés conmigo —dijo mientras lágrimas brotaban de sus ojos. Él comenzó a quitarse de los brazos de la Reina para así poder secar sus lágrimas y ella se empezó a acercar serenamente estando a una muy corta distancia.

¿Estaré haciendo lo correcto?, necesito sacar todos mis sentimientos afuera, no puedo, no aguanto más, entre Toshiko y Pamela me matarán… mi amor, es hora de sacarte de mi cabeza… y mantener solo tu recuerdo en mi corazón —comenzó a pensar Thomas , mientras ambos se acercaban de manera pausada, Toshiko cerró lentamente los ojos y se dejó llevar por el momento, sus mejillas se rozaron tiernamente, sus respiraciones tocaban sus rostros y sus labios estuvieron a punto de tocarse suavemente. Toshiko abrió los ojos y sonrió para luego hacer que sus labios se tocasen con pasión, pero justo antes de que esto pasara, Mónica abrió la puerta de la habitación sorprendiendo a los dos in fraganti a punto de darse el primer beso. Los dos reaccionaron como deberían, ambos separándose olímpicamente uno del otro y Toshiko, tomando la Corona para colocársela nuevamente en la cabeza, Mónica sólo bajó la cabeza, pero no quedó impactada con lo visto.

Missia…Missia …per…perdóneme, yo no sabía, si hubiera sabido —tartamudeaba Mónica mientras Toshiko iba a recriminarla, pero Thomas  le toma la mano y le hace una señal de negación y que estuviese tranquila— por favor perdóneme.

—Ya…está bien, no te preocupes, no pasa nada —dijo Toshiko secándose las lágrimas y haciendo gestos con las manos— pero eso sí, ninguna palabra a nadie de lo que viste, aquí no has visto nada —le dijo con dureza.

—Sí, absolutamente que sí Missia de eso no tenga duda, al igual que mi relación secreta con Alex, aquí no ha pasado nada —dijo Mónica, pero como pensando si lo que había dicho había sido lo correcto, de pronto repasó las palabras y se tapó la boca.

—¡Aja! —dijo Thomas  sonriente— todos tenemos de que apretarnos, así que nada se dirá —mirando a Toshiko, quien reía y movía la cabeza con picardía, ante una Mónica que se había puesto roja.

—Perdón, Missia vengo a decirle que está todo listo y comenzaron a ensamblar el buque en la costa, que todo estaba listo y que necesitan de su presencia para un informe oficial —dijo vacilante la secretaria mientras Toshiko se arreglaba para quitarse las lágrimas e ir presentable a la sala de conferencias.

—Voy de inmediato —dijo Toshiko apurada en maquillarse lo más rápido posible. Mónica salió de la habitación y dejó nuevamente a Thomas  con la Reina, solos —ya, ¿cómo me veo?, dime— fue hacia la puerta donde estaba Thomas  y se puso frente a él.

—Sí te digo me pegarías —dijo Thomas  sonriendo y causando que Toshiko acumulara aire en sus mejillas pero de manera tierna.

—Tenemos temas pendientes nosotros, así que procura regresar vivo para que arreglemos cuentas ¿ah? —le dijo mientras el Comandante asentía lentamente con un saludo militar. Después de eso, ambos sonrieron y separaron sus caminos, la Reina para el salón de Conferencias y Thomas  hacia la bahía donde se estaba ensamblando el barco. Loreley ya lo estaba esperando con un aeroauto hacia la bahía, el Comandante le recordó algunas cosas y ésta junto con asentir le dijo que el tablero electrónico se encontraría con toda la información en su oficina, así que no se preocupara por nada. Luego de la despedida, el auto partió a la costa donde se estaba armando el buque de guerra para llevarlos al continente cuadrado.

Junto con el anuncio de Toshiko que le daba esperanza a todos los tripulantes de las dos supernaves y el deseo de comenzar a construir otra ciudad mucho más grande y fuerte, Thomas  estaba supervisando el armazón junto con otros oficiales, del buque de guerra, el cual demoró alrededor de tres horas y media, al término del proceso se le acondicionó y se transportó lo necesario para un viaje corto, ya que los propulsores venusianos harían el trayecto en sólo algunas horas, en tanto que Pamela envió a los cien voluntarios a las labores de limpieza de la nave y la puesta en marcha de los motores e instalaciones administrativas. Asistieron los familiares directos de los tripulantes a la nave, las autoridades civiles y militares más importantes, sólo era un viaje de expedición, pero parecía de despedida para un largo viaje. La Reina Toshiko se despidió personalmente de los soldados  que iban y todos les rindieron los más sinceros homenajes, finalmente, Toshiko se despidió de Pamela dándole un abrazo cariñoso y siendo respondido por la Teniente General.

—Cuídate niña, te quierole dijo la Reina en el oído a Pamela quien al escuchar, se le humedecieron los ojos. Después, tomó por los hombros a la Teniente y la miró con una sonrisa de orgullo por ella. Luego de eso pasó donde Thomas  quien saludó con su mano derecha en su sien, la Reina esperó que lo bajara para darle el mismo abrazo al comandante pero esta vez fue él, el que le dijo algo al oído.

Cuídate mucho, obedécele a Loreley y  prometo que llegaré sano y salvo —le logró decir mientras la hija Siphelia asentía disimuladamente para así irse al lugar que le correspondía. Thomas  y Pamela entraron al bote que los conduciría al buque y así partir por el océano que sería bautizado como Mar de Fénix. Al entrar, los soldados se cuadraron ante las dos autoridades y rindieron despedida ante la comitiva que estaba en la costa, dispararon tres salvas, tocaron las campanas de salida y los dos fueron a la popa donde se vieron alejar lentamente de la bahía.

Toshiko… ¿por qué ahora me demuestras tu cariño?, yo también te quiero, ¿pero por qué nos tenemos que alejar para demostrar nuestros sentimientos?…ahora me toca hablar con este idiota que tengo al lado. La primera vez que me pide perdón, tengo que saber porque lo hace… a mí no tienes que pedirme perdón, yo te amo y si esperé años para decirte lo que sentía cuando me negabas, ahora podré esperar unos minutos más para decirte todo lo que siento por ti —pensaba la Teniente General viendo como se alejaban y colocándose firme.

Quizás Mónica llegó justo en el momento, quizás “ella” no quiere que haga o rehaga mi vida al lado de alguien, pero temo desilusionarla, mi vida no está en el contrato, mi labor es proteger a Toshiko en todo, hacerla y forjarse su destino hasta que se convierta en la Diosa del Universo, no que esa insecto maneje o destruya mi vida… mi vida…que difícil concepto si vivo de mentiras…necesito…no, es mi deber contarle a Pamela todo lo que pasa, y por qué le he mentido todo ese tiempo, necesita saber toda la verdad, toda la maldita y triste verdad de por qué no he podido estar junto a ella, juro por Libely que este será el momento de decirle todo lo que siento —meditó Thomas  antes de ver los cuerpos de la nueva bahía del Dolmen alejarse levantando sus brazos y apreciar como grandes pescados de cabeza alargada rodeaban el buque, saltaban en señal de despedida y daban el inicio de la expedición hacia tierras desconocidas.

El buque comenzó a navegar el gran océano de Fénix acompañado de grandes peces de cabeza alargada y grandes aletas en los costados, que cuando saltaban, daban la impresión de que estuvieran manteniéndose en el aire con intención de volar, eran de cuerpo angosto, como si fueran lenguados gigantes, que median más de cinco metros. Todos los soldados se colocaron en las barandas para presenciar el espectáculo, eran aproximadamente dos en cada costado del barco e iban a la misma velocidad que la embarcación. Los soldados rieron con las acrobacias de los grandes peces y se olvidaron un momento de los peligros que tuvieron cerca hacia unas cuantas horas, algunos no habían dormido desde que habían llegado a Teilxi y se dio orden expresa de que todos los soldados durmieran después de ver el espectáculo en ese mar verdoso, que contrastaba con lo violetas de los pescados y con lo rojizo que ahora se colocaba el cielo, que caracterizaba el amanecer del día teilxiano.

Los soldados y administrativos comenzaron a hacer sus tareas y los soldados se fueron a dormir por orden de Thomas , quien sólo mandaría a tocar la diana en cinco horas más, contando el tiempo en salir de puerto. La hora de llegada era aproximadamente en siete horas, según el último cálculo de Loreley y Silvestre antes de embarcarse y eso les daba tiempo para descansar. Los oficiales que acompañaban a la comitiva que eran tres, incluyendo Pamela y Thomas  también se fueron cada uno a sus aposentos y el Comandante había dejado la orden de que nadie lo molestara, sino cuando se tocasen las campanas de salida.

Los dos habían visto el espectáculo, pero no se habían dicho ninguna palabra, Pamela sonreía tímidamente mientras veía a los peces saltar y lanzar agua a los soldados que reían y lanzaban bromas, Thomas  por su parte no se notaba que estaba viendo el espectáculo, sino más allá, hacia el horizonte, tenía la vista ida, con preocupación y con un toque de confusión en sus sienes que hacia dudar cada paso que lanzaba al caminar. Pamela no le quiso decir nada y no lo miró durante el episodio. Después del toque de campanas, cada uno fue a su habitación y no se dirigieron palabra alguna, la Teniente General salió raudamente a su habitación y el Comandante se fue pensativo hacia la suya.

Pamela caminaba rápidamente por el pasillo de oficiales y se encerró en su habitación, se le notaba ofuscada, casi no se hablaban con Thomas  desde cuando él le pidió perdón.

—¡Por qué me está pasando esto, por qué! —se lanzó a llorar en su cama que estaba pegada a la muralla de forrado de madera— mi corazón se rompe a pedazos, ¡eres un maldito!, por qué tuviste que pedirme perdón, por qué sólo me dices un no, un no te quiero, un no quiero verte... pero no…me dices perdón y aumentas más mi angustia… lo único que quiero es besarte, es amarte, es estar contigo… ¡un perdón no sirve! —pensaba mientras veía el techo también revestido de madera y en el medio una pequeña lámpara con forma plana, que le daba luz a toda la pequeña habitación. Ella estaba tomando y apretando su cojín, no se había sacado nada, sólo los zapatos negros; la falda azul, la blusa blanca y la chaqueta acortada con las condecoraciones que se había puesto antes de partir seguían en su cuerpo, se había desamarrado el cabello y la pintura de ojos se le había corrido, dejando grandes estelas negras por sus mejillas— por qué me haces esto, Thomas , ¿es que acaso no soy digna para ti?, siempre te he acompañado, siempre he estado contigo, mi corazón tiene tu nombre, mi alma también,¿ por qué la espera?, ¿y qué pasa si le digo ahora que lo amo?, ¿me echará por la borda?,¿esperara a que lleguemos a tierra para mi fusilación?...¡Pamela!,¡deja de pensar estupideces! —meditaba mientras sacaba un pequeño pañuelo blanco del velador que acompañaba a la cama. Por lo menos se alegraba que le hubieran colocado todo como a ella le gustaba, en eso estaba presente la mano de Mónica en la organización— ahora es mi oportunidad para decirle todo lo que pienso a Thomas , el tendrá que escucharme, si le gusta… bien, si no… me da lo mismo, yo ya no aguanto, pensé que llegando a un planeta nuevo cambiaría conmigo, pero no, me he dado cuenta que es el mismo de siempre e incluso peor, es hora de decirle la verdad que él ya sabe, pero que intenta ocultar —hizo fuerzas para sentarse en la cama, apretó aún más su almohada blanca, se levantó y fue al baño que estaba al frente del velador, para poder sacarse la pintura de ojos y poder prepararse para ir a declarársele a Thomas , quien en esos momentos se encontraba leyendo en su habitación, que era más grande, puesto que tenía junto con el escritorio del capitán, una mesa y cuatro sillas, que estaban ubicadas en medio de la habitación, para dejar en un costado, una cama un poco más grande que la de Pamela, rodeado en la cabecera por dos veladores con lámpara.

Estaba ubicado en su escritorio leyendo el tablero electrónico que le había facilitado Loreley, en él estaba toda la documentación que habían recopilado los científicos sobre Teilxi, la composición de la tierra, el cielo, la forma del planeta, los continentes, la flora, fauna y la planificación de la nueva ciudad. Con respecto a los Karonl, se estudió sobre su comportamiento, su civilización, su estructura molecular, física y psicológica, los patrones de actividad y la organización que tenían, para finalmente ver las defensas terrícolas y el armamento, las barreras contenedoras y las fronteras de los territorios, estableciendo círculos de influencia en cada ciudad terrícola, para así hacer frente a una invasión alienígena de la mejor forma. Thomas  observaba con detención tales documentos digitales, en especial a la de la biología Karonl, hasta cuando un destello de pensamiento se le asomó por su cabeza:

Hijo, estas seguro que quieres hacer esto —le dice el padre de Thomas , del mismo nombre, mientras éste miraba unas vitrinas de joyas— este es un paso muy importante en la vida de cualquier hombre.

—Sí papá —dijo serio Thomas — lo he pensado mucho tiempo y me he decidido, Carolina termina a fin de año y yo en unos pocos días más, así tendremos tiempo para preparar todo.

—Está bien, y cuál vas a elegir, aquí hay unos muy lindos —le dijo.

—Pasemos a ver, me gustaron varios —ambos entraron a la joyería y al entrar los recibió una mujer joven quien era la que atendía en primera instancia a los clientes, los tres finalmente se colocaron en el mostrador principal que no estaba cubierto de ningún vidrio, sino de una pantalla que era penetrable solo a las vendedoras. Vieron varios estilos de anillos hasta cuando Thomas  se detuvo a ver uno en especial.

—¿Le gusta ese? —preguntó la vendedora.

—Sí, éste me encanta —dijo Thomas  viendo el anillo que era grueso y con pequeños bordes bordados y en el anillo de la mujer, una línea delgada de diamantes. La vendedora le pidió el número del dedo de Carolina y el suyo para poder mandar a hacer los anillos que estarían rápidamente en unas 3 horas, luego de eso, pagarían el valor. El padre como regalo de bodas adelantado compró los anillos y los dos fueron a almorzar a las tiendas del centro, donde siempre comían el yorkshire pudding, que era todavía el plato típico de la Gran Bretaña.

—¿Has notado que tu mama y Carolina se han hecho muy amigas de un momento a otro? —preguntó el padre de Thomas  mientras esperaban el plato.

—Sí, siempre se han llevado bien entre ellas, ¿por qué lo preguntas?

—Que le he querido preguntar por qué, pero no me responde y eso es porque algo trama, quizás ya le contó lo que quieres hacer —dijo.

—No lo creo, quizás es algo entre ellas, no hay para que preocuparse, recuerda que también se acerca mi cumpleaños y querrán planear algo por adelantado.

—Puede ser, puede ser —dijo Thomas  sr. Mientras veía al garzón traer los platos de comida para que almorzaran y luego fueran a buscar los anillos.

Por un momento pestañó nuevamente y sus pensamientos se acomodaron para volver a pensar sobre el presente.

—Estos malditos tienen una coraza casi impenetrable, solo el fuego acaba con sus vidas —dijo en voz alta mientras se reacomodaba en su sillón de escritorio— necesitamos reacondicionar todas las armas terrícolas para que tengan lanzallamas y también crear explosivos que sean incendiarios, nunca pensé el momento en que llegaríamos nuevamente a la era de la pólvora —dijo cambiando la imagen, esta vez a los mapas de los pequeños satélites— Loreley es casi igual a mí, solo que yo hubiera colocado cien globos más con satélites en vez de los tres que puso para disimular, ella sería una perfecta guardaespaldas de Toshiko si es que yo muero, aunque no sé cuánto más se podría mantener viva —tuvo que pensarlo para no pasar a llevar a los soldados que estaban en el interior del barco o alguien que pudiera escucharlo, quizás. Dejó en la mesa el tablero digital, y se reclinó en su silla, contempló las lámparas que adornaban su pieza, la mesa de reuniones y las sillas de madera, algo que pocos se jactaban de tener, el escritorio de roble y la pequeña lámpara, cuyo cuello era sólo un pequeño tubo y una luz enceguecedora que salía de una pequeña esferita al final. Thomas  comenzó a desesperarse, se levantó abruptamente de su asiento y comenzó a caminar por los espacios libres de la aviación.

¡Mi amor! ¿Qué haces? — preguntó Carolina mientras Thomas  estaba en su escritorio viendo unos documentos.

—Estoy viendo algo para mañana, me toca examen y si me saco buena calificación podría, en un futuro, hacer clases de ese ramo —dijo contento mientras su novia lo tomaba por los hombros y miraba los trabajos. Habían pasado unos pocos días después de comprar el anillo.

—De veras que te toca examen con ese viejo Thomas, me dijeron que era un perro en las orales —sentenció frunciendo el ceño— pero estarás bien, porque usted es el mejor y te amo mucho —rió dándole un beso en la oreja. Thomas  reía ya que le daba cosquillas esa parte de su cuerpo y dejó de estudiar para darle un beso a Carolina. De pronto, llegó la mamá del joven a abrir la puerta de su habitación.

—Thomas , prende tu telón, rápido —dijo la mamá bajando nuevamente las escaleras. Los dos vieron la noticia de que la OMP iba a reclutar forzosamente a todo joven apto para luchar en contra de la alianza terrorista que se había formado en todos los continentes, vieron como miles de jóvenes salían de sus casas escoltados por los militares. También observaron que las cinco únicas cabezas amarillas hacían un comunicado público, el cual hacía alusión a que todo aquel que no quisiera ir a la guerra contra el terrorismo, sufriría la pena perpetua por traición a la humanidad o iba a trabajar de por vida para las organizaciones que estuviera a cargo la OMP como forma de rehabilitación a su “modo de ver las cosas”.

—¿Esto es la democracia? —preguntó ofuscado Thomas — ¿para esto nosotros tendríamos que servir?, ¡para alimentar a un imperio mundial, para servir de carne de cañón a los que realmente saben pelear!  

—Amor, la democracia se acabó en los últimos años del siglo XXI  de la era antigua, ahora todo es así, amor —Carolina comenzó a llorar mientras se apegaba al regazo de Thomas  que estaba sentado en su cama— no quiero que vayas, no quiero ir, quiero estar acá, contigo.

En eso el videoteléfono comenzó a recibir una llamada, la mamá de Thomas  subió y se quedó en la pieza para ver que sucedía, la llamada era de un compañero de Thomas .

—¿Tom? ¿Eres tú? Se ve borroso dijo el joven estudiante.

—Thomas , Thomas , oh gracias a Dios que te encuentro en tu casa, ¿viste las noticias?

—Oh gracias a Dios Tom —dijo— sí, sí las he visto, dónde estás.

—Thomas , lo que te tengo que decir es urgente y nadie tiene que saberlo, solo Caro y tú, ¿está bien? —dijo su amigo mientras miraba para todas partes en un sitio oscuro.

—Sí, ok, no hay problema —respondió.

—Mira, en Oxford, existen pasadizos que nadie puede conocer, son del antiguo Imperio Romano, ese que te gusta tanto —dijo apurado— aquí Louis y yo hemos encontrado la manera de que no nos tomen como soldados, pero tienes que hacerlo tal como te lo digo.

—Dale, estoy escuchando.

Thomas  recibió las indicaciones, mientras Carolina y Gladys, la madre de Thomas , se abrazaban apretadamente no queriendo saber el destino que les depararía.

—…todo esto se tiene que hacer en la noche, me han informado unos policías que están con nosotros que el ejército vendrá en el alba a ver las casas de Birmingham, así que tendrás que irte antes del alba, te estaremos esperando el los pasadizos, de ahí iremos hacia los alcantarillados antiguos, ahora te tengo que dejar, no podemos hablar más de cinco minutos  porque se activa la alarma de la OMP, tenemos que aprovechar que no están interviniendo los teléfonos, adiós amigo y mucha suerte.

—Adiós Tom y nos veremos, puedes contar con ello —Thomas  corta la comunicación, y las mujeres presentes se abalanzan hacia él en señal de apoyo. Gladys y Carolina se miran cómplicemente y esta última baja lentamente la mirada hacia su vientre bajando su brazo y tocando lo que sería el fruto del amor, que había comenzado a desarrollarse unas semanas antes.

—No puedo, mi desesperación crece más y más, ya no me puedo controlar, ni siquiera los pensamientos sobre Carolina me están dejando en paz se golpeó la cabeza mientras miraba hacia el techo ahora esos pensamientos de superación y de trabajar por lo que le prometí están siendo obsoletos, Pamela se tiene que enterar de lo que me pasa, ya no puedo seguir ocultándolo, necesita saber porque soy así con ella, como también necesita saber que estamos acá por algo más que proteger a una niña mimada, nunca antes me había preocupado por lo que sentía por ella, sólo veía el trabajo y las obligaciones y la he tratado súper mal durante todos estos años, ahora ella quiere respuesta y yo se las entregaré, no tengo otra opción, — habló en voz baja mientras caminaba de un lado a otro de la habitación, como memorizando un documento el hecho de proteger a Toshiko me ha hecho confundirme en un delirio de amor hacia ella, ese amor que siento no es por Libely, es por Pamela.

—Qué hago tía, estoy desesperada le dice Carolina a Gladys mientras estaban preparando las cosas para irse al refugio y resguardarse de la leva forzada— le podría decir ahora, pero sería un golpe muy duro.

—Mi amor – le responde Gladys —no dejes que lo que les pase impida la gran noticia, esto será sólo unos días, quizás una semana, luego se recompondrá y volverán a casa, allí, cuando pase la fiesta de cumpleaños de Thomas , que es dentro de tres semanas y algo, le das el regalo de que será padre, estoy segurísima de que lo harás el hombre más feliz del mundo y todo lo de hoy habrá pasado.

—Tiene razón, nuestro bebe está creciendo fuerte, ya lo puedo sentir en mi vientre, lo de hoy sólo será una anécdota, gracias por apoyarme en todo —dijo la joven sonriéndole cariñosamente.

—¡Pero claro!, si cuando supiste querías contarle al tiro a Thomas , que bueno que te detuve, ahora será una sorpresa, la mejor sorpresa, y será mutua, acuérdate de mí —respondió la madre haciendo un guiño en el ojo y llevando los paquetes de comida hacia el bolso que estaban preparando Thomas  y su padre, mientras Carolina trataba de comprender el mensaje.

En eso suena la puerta de la habitación, un toque sutil al timbre que tenía para hacer sentir que se trataba de alguien que no quería interrumpir nada —  vaya, se demoró más que lo que yo creí —pensó el Comandante antes de abrir la puerta, caminó hacia ella y la abrió silenciosamente, al otro lado se encontraba Pamela, quien estaba con sus manos tomadas hacia delante esperando que le abrieran la puerta, miró a Thomas  quien se quedó parado, y con un gesto sutil la hizo pasar, ella caminó hacia la mesa de reuniones y esperó a que el agente cerrara con clave de acceso la puerta de acero.

—¿Te interrumpo en algo? preguntó ingenua la Teniente, quien observaba la habitación y todas las cosas que tenía.

—Estaba revisando los mapas y las cosas que me pasó Loreley y Silvestre respondió protocolarmente hay mucho que hacer, he visto que en la zona de la costa no hay nada de altura sino unos cinco o diez kilómetros hacia el interior, donde hay un cerro que es al más alto, allí tendremos que subir e instalar el dispositivo espía y luego regresar al punto de embarque, todo esto sin que nos vean.

—¿Y ya sabes lo que hay allí?

—Sí —Thomas  bajó la cabeza pensando en un regaño de Pamela presiento que lo sé.

—Ahí está de nuevo dijo ella el sabelotodo nuevamente en acción, como sabes que sabes si ni siquiera has visto el terreno, como sabes si ni siquiera hemos explorado el 1% del puto planeta.

—Lo sé por qué sí, soy el Comandante ¡por Dios!, ¡obvio que tengo que saber todo antes que mis soldados! Thomas  comenzó a subir el tono de su voz y Pamela se empezó a enojar notoriamente posiblemente hayan Karonl, toda esa masa roja quizás sea de esos bichos.

—Siempre lo supiste, no me digas que no lo sabías porque siempre supiste que en ese continente había Karonl— dijo Pamela mientras sus ojos comenzaban a llenarse de lágrimas me mentiste y nos mentiste a todos en este barco, ahora vamos a morir todos dijo sentenciando su final.

—Pero ¿cómo sabes también que son Karonl?, estas inventándolo todo, estás sacándome la verdad a costa de puras invenciones dijo serio.

—¡Lo sé porque te conozco!, lo sé porque he estado contigo durante años y sé cada expresión en tu rostro ¡maldita sea cómo no lo puedes entender! se tocó la cabeza y dándose vuelta ignorando la figura del Comandante llegaste a la sala de reuniones, vi tu cara llena de espanto cuando viste el satélite, lo rojo del mapa eran Karonl y no me lo puedes negar, como también no me puedes negar que te dio pavor cuando dije que me ofrecía a venir.

—¡Sí!...¡lo admito!, ¡lo sabía!, me llene de miedo cuando quisiste venir, ¡me llene de terror cuando pensé por un momento que te perdía, lo supe desde el primer momento en que llegamos a este planeta de que algo nos esperaba y no era precisamente para llenarnos de coronas de flores o de alfombras rojas! Thomas  le gritó a una Pamela que lloraba de espaldas hacia la puerta.

—Sí, lo sé… también he notado eso dijo Pamela tu mirada me lo dice todo, no era de la trampa en la Gottin lo que te tenía así, no era el hecho de contarle a Mónica, sino que lo más terrible fue cuando ocurrió el atentado en el palacio Siphelia, luego que te vestiste en tus aposentos, tu cara cambió, tu sonrisa fingida, tu mirada soberbia, esa mirada fría que tanto me gusta dejó de existir, ahora está presente el Thomas  miedoso, dubitativo, asustadizo, ¿por qué?, ¿por qué te has convertido en esta masa que sigue a alguien que ni siquiera te valora? —miró de reojo mientras él se encorvaba mirando al suelo.

Thomas  comenzó a caminar hacia ella con paso lento, pero Pamela rehuía de él y cambiaban de posiciones, él comenzó a hablar mirándole espaldas a la puerta y la Teniente mirándola desde un costado de la mesa de reuniones.

—No sabía para qué me querían comenzó y sus ojos se empezaron a  humedecer, Thomas  comenzó a tartamudear como nunca antes lo había hecho, miró hacia atrás, mirando de frente a Pamela y luego siguió mirando hacia el cuadro que estaba en un costado de la habitación— ni siquiera tú lo sabías, los Siphelia siempre tienen algo entre manos, habían financiado a todo el ejército durante la guerra de civilizaciones y era justo que ellos le retribuyeran algo de eso, Grotius me mandó a llamar que tenía que ir a la casa Siphelia, yo dije “quizás una operación para una reunión de etiqueta”, pero no…

—Era para otra cosa —interrumpió la Teniente. Thomas , sin decir nada, asintió a las palabras de ella.

—Llegue al palacio —continuó— el ambiente estaba denso, estaban preparando una fiesta de cumpleaños, subí las escaleras hasta el despacho de Steven, me dije a mi mismo que todo estaba mal, que todo podía ser una trampa, por un momento dudé en presentarme en la oficina del Káiser, lo presentía, aún así fui… ¡soy un estúpido!, ¡un imbécil!, si hubiera sabido antes todo esto antes de entrar, hubiera escapado sin pensar en nada más.

—Y qué pasó después, por qué pensaste escapar.

—Abrí la puerta de la oficina, y estaba Steven, como siempre, soberbio, engreído, arrogante esperándome, tú sabes como soy en esas situaciones —dijo Thomas , dándose vuelta completamente para mirar a Pamela de frente.

—Como más engreído que el que te habla, eso es básico en ti —habló Pamela, dolida— pero sigue, qué pasó.

—Me habló de proteger a Toshiko y que fuera su guardaespaldas —dijo— yo lo encontré casi patético y me negué, fue ahí cuando vi lo más horroroso que había visto en mi vida, Steven me obligó y me seguí negando, hasta cuando grandes arañas gigantes se colocaron en los costados y me detuvieron cuando escapaba, ellos eran Karonl, junto con ellos, también vi a su líder, me dijo que se llamaba “Witch Natalia”, alguien parecido a un humano con tentáculos idénticos a los Karonl y la misma persona que te dije que era mi novia, cuando estábamos en la Gottin, pero no era así —habló y su voz se cortó— ella me contó lo que hacía en esa mansión, iba a firmar un contrato en donde yo protegía a Toshiko de todo, esté donde esté y forjar su destino para que fuera, según las profecías, la Diosa del Universo.

La mirada de Pamela tuvo un cambio, entre el enojo y el dolor, ahora su mirada era de confusión, no sabía que decir, ni tampoco decía palabra alguna, sólo movía su cabeza en pos de que Thomas  siguiera el relato, sus ojos comenzaron a humedecerse y su rostro a demacrarse.

—Tú sabes como soy, cuando me obligan a hacer algo, digo de inmediato que no y aunque me obliguen, ya saben mi respuesta, Natalia me dijo que tenía que firmar el contrato, en donde yo sería el guardaespaldas de Toshiko, la cuidaría en todo momento, vería que no le falte nada, cuidaría con mi vida su bienestar y forjaría su destino para sé que convierta en Libely, la Diosa Libertad, yo me negué, pese a que estaba débil por los forcejeos con los soldados Karonl… ¡si hasta el mismo Grotius nos acompañó en esa velada!, ¡hijo de puta, estaba también en el complot!, aunque me dijera que no había tenido opción, me llamó de igual manera para que fuera a esa mansión —pensaba en voz alta mientras Pamela se sentó rápidamente en una silla de la mesa de reuniones por miedo a que tuviera mareos producto de lo que le contaba Thomas . Este se sacó parte de la camisa y mostró su herida en el hígado— esta fue por negarme a firmar, lo más extraño fue que está herida fue mortal, pero aún así podía ver a Natalia atravesando su tentáculo en mi abdomen y ver como la sangre tocaba el piso, antes había sacado mi guante, el famoso guante azul del que me había hecho famoso, sólo era una mierda… botaron el guante junto a lo que tenía conmigo, me amenazó de que si no cumplía o no firmaba, me mataba y junto conmigo, te mataba también a ti, a nuestras familias y también saqueaba la tumba de quien iba a ser mi esposa, Carolina —los ojos de Thomas  estallaron en lágrimas, corrió hacia las piernas de Pamela la cual se había sentado pero shockeada por la reciente información, cuando el Comandante dijo esposa, esta se colocó ambas manos en su boca y comenzó a llorar lentamente mientras él llegaba a su regazo —el guante protegía lo único que me quedaba de ella, el anillo de compromiso que le iba a dar cuando todo el ataque del amazonas terminara, ese anillo sólo salió a la luz cuando abrí la cajita frente a ella en el cementerio, la mataron los insurgentes cuando escapábamos en la selva. ¡solamente le quedaban unos meses para titularse de cirujana!, ¡qué son unos meses cuando la vida se te va sin pensarlo, y más encima sin cumplir tus sueños, ella quería casarse, tener hijos, ser una familia feliz conmigo, ¡todo se acabó ese día jueves!, mismo día jueves que me viste encender una vela en aquella tienda de campaña y todos los días jueves que no me ves en el comando, me verás en un lugar alejado con una vela recordando su memoria. Aquel momento, en que estaba en las garras y tentáculos de Natalia sentía que el mundo se me caía, y así fue cuando destruyó el anillo y nació mi nuevo yo, el Thomas  que te encontró en la premiación de Washington.

La cara de pamela estaba tapada hacia minutos por sus manos, estaba llorando descontroladamente, Thomas  también lo hacía en sus piernas, el secreto había sido revelado.

—Esa tal Natalia te hizo firmar un contrato para que forjaras el destino de Toshiko, ¿era por eso tus reacciones estúpidas desde que la conociste?, ¿haciéndote el héroe salvándola de hasta la brisa malévola que azotaba suavemente su rostro? —dijo riéndose irónicamente la Teniente— eres un estúpido, siempre con tus cosas de héroe.

—Es mi labor como agente de seguridad de Toshiko protegerla de todo peligro, esa fue la misión que me hizo tener Natalia después de destruir el anillo y la que cumpliré aunque no me guste.

—Algo me decía que era una anillo el que estaba escondido en el guante, pero nunca supe o quise preguntártelo, como también la llamada en la Gottin, siempre estaba como la idiota que estaba detrás de ti apoyándote en todo, demostrando mi amor de otra manera para que tú no te enojaras, tú dormías plácidamente ¡mientras yo lloraba por no poder demostrarte mi amor! —gritó sacando a Thomas  de sus piernas y levantándose lejos de él— ¡eres un estúpido!, nunca me contaste nada de esto, del anillo de Carolina y de tus ansias de dejar fama de si con el famoso contrato ¿y qué pasa conmigo ah? —preguntó furiosa— mientras tú cumplas tu maldito contrato, ¡yo te seguiré esperando!, yo venía a esta habitación a decirte que te amo, que eres lo más maravilloso que me ha pasado, que eres mi luz en este túnel siniestro que ahora se llama Teilxi, que siempre te he seguido y siempre te seguiré… ¡dime que no sientes nada por mí y te juro que no te molestaré más!

—No es eso Pamela —dijo Thomas  contrariado— yo tengo que cumplir un contrato… ¡tú no sabes cuánto he sufrido por no corresponderte!, pues ¡sí!, ¡yo también te amo! —gritó mientras la Teniente escuchaba callada, silenciosa, dispuesta a comprender— desde el primer momento en que te vi, desde cuando el tablero me dijo que estabas disponible para misiones en el Amazonas, desde la primera vez que te vi en ese aeropuerto de Manaos, cuando estaba lloviendo, o cuando te vi en el jeep sentada mirando hacia el paisaje húmedo de la selva, desde ese momento sentí algo especial por ti…¡pero qué más podía hacer si es que mi novia, la persona que se iba a casar conmigo se había ido!, juré en su tumba que siempre la iba a amar, que siempre iba a velar por sus sueños no cumplidos en mis sueños, me iba a convertir en el mejor, iba a eliminar la escoria, reflejada en los insurgentes y todo aquel extraño al sistema para que haya paz en el mundo y cumplir la promesa; por último, iba a ser fiel al ejército y a mi profesión, siempre teniéndola en la mente, ese iba a ser mi duelo y lo estaba cumpliendo a cabalidad. Cuando llegaste tú, se me vino el mundo encima, eras tan bella y tan igual a Carolina que quise besarte en cuanto te vi, quise acariciar tu pelo desde cuando te bajaste del avión, era imposible no resistirme, en aquella noche y en las muchas noches que miramos las estrellas, siempre te miraba fijamente mientras tú mirabas hacia el cielo, y cuando volteaba la cabeza para ver estrellas, tú te dabas vuelta para mirarme —Thomas  comenzó a caminar para tratar de recordar lo que le pasaba en aquellos momentos,  mientras Pamela lo miraba fijamente— una noche prometí cumplir al pie de la letra lo que decía el ejército sobre relaciones personales, era mi única salvación ante tu avalancha que me perseguía día a día, traté de cumplir lo más fielmente a eso, pero llegó la notificación Siphelia y con ello otra confusión más en mi mente…

—Toshiko —interrumpió Pamela

—Así es, luego supe que mi mayor error fue quedarme callado todos estos años contigo, sabiendo que tú sentías lo mismo —el Comandante se tomó la cabeza con sus dos manos tratando de parar la frustración, Pamela gestualmente trataba de interrumpirlo, pero no lo consiguió, aun así, Thomas  se le notaba un poco más sereno— tú me conoces, Pamela, yo te amo; estos años, aunque tú no lo creas, aunque siempre hemos tenido dimes y diretes en nuestra relación, te amo. Tú sabes que soy un hombre que no suele expresar mucho, yo soy una persona más de sentimientos escondidos, pero ahora me he sacado todas las corazas y te diré lo que nunca de mi boca habías escuchado, pero quizás las hayas sentido en mi corazón. Perdóname por todo lo que te hecho, por todo lo que te ocultado, si lo he hecho es porque prefiero morir yo antes de que tú lo hagas, prefiero morir y dejar mi cuerpo en la batalla antes de que tú caigas, te amo hasta para dar mi vida por ti, siempre lo he hecho y siempre lo haré, cuando murió Carolina me sentía solo, era obvio, pero pasó poco tiempo antes de que llenara ese espacio de mi corazón, que había sido quitado a la fuerza por una persona maravillosa, bella, inteligente, la persona más linda de este universo que eres tú —las lágrimas comenzaron nuevamente a brotar de Pamela, pero esta vez de emoción, la sonrisa por primera vez salía de los labios de la Teniente mientras Thomas  se le declaraba— quizás no tenemos los mismos gustos o intereses —continuó— a ti te gusta la música más “pop oriental” y a mí me gusta el  “new rock”, yo enciendo velas todos los días jueves para tratar de blanquear y pagar mis culpas con la persona que amé y no protegí como debiera y tú las enciendes para aromatizar tu cuarto, a ti te enojan los libros y a mí me encantan, es decir, somos diferentes en algunas cosas, pero lo más importante que me di cuenta cuando hablamos por primera vez, fue como si el mundo desapareciera, tú eres mía y yo soy tuyo, cuando estábamos solos había una conexión tan fuerte y hermosa que es como si el mundo se detuviera o que toda la gente desapareciera y solo estuviéramos tú y yo hablándonos, riéndonos, llorando, o apoyándonos y el mundo entero se callara para que nosotros pudiésemos hablar.

Pamela, al terminar lo que había dicho Thomas , se cubrió con sus manos su rostro e intentó secarse las lágrimas, nunca antes en su vida había visto llorar tanto a su compañero ni tampoco que le declarase su amor, y recordaba todo lo que sufrió hasta ese momento, sus llantos en la noche, el sobrellevar una relación de trabajo, pero que en definitiva, era de amor puro y también, por soportar todo lo que tuvo que pasar al estar con una persona que ocultaba sus sentimientos.

No soy así porque me nace serlo, sino porque las circunstancias me hicieron ser de esa manera, y de ahí querer forjar el destino de Toshiko, y con todo lo que eso conlleva —le interrumpió el pensamiento al Comandante— sé hasta lo que piensas, perdóname por hacerte sufrir tanto sin que te lo merecieras.

—Sabes lo que pienso, mas no lo que siento —le dijo cerrando los ojos. Thomas  se lamentó, ya que cuando ella lo hacía no era una buena señal de las palabras que diría después, pero cuando comenzó a hablar, sus ojos se le iluminaron— desde el primer momento en que te pude divisar el cuerpo —comenzó— en que la lluvia me permitió ver tu rostro, supe que tú eras para mí, la forma que me mirabas desde el asiento en el jeep suponía que también pensabas lo mismo. Cada momento te acompañé pensando que algún día me dirías lo mismo que te estoy diciendo ahora, pero tu ser y mi alma me decían que tenía que pasar algo completamente diferente, para que pudiéramos demostrar todo nuestro amor, toda nuestra pasión, todo nuestro cariño el uno hacia el otro en un beso, que no se me olvidará jamás. Esa ocasión es ahora, es en este momento, estamos solos y sólo el ruido del mar y de los peces que aún nos siguen están de testigos en este momento tan lindo —Thomas  comenzó a comerse los labios, como si estuviera sintiendo la sensación de los besos de Pamela, pero con sufrimiento, dolor e incomodidad— En este planeta, que quizás pueda ser el menos indicado, te digo Thomas , te amo con todo mi corazón, cuando estuvimos en aquellos bosques de la Amazonía, y tú me demostraste que eras más que un militar, supe que podría tener la posibilidad de demostrar mi amor. Cuando vi que te colocabas un guante lo supe de inmediato, no era que querías eliminar el mal sino era que querías pagar cuentas pendientes con algo que te impedía seguir tu vida, ahora veo que era Carolina y que estaba en lo cierto. Te esperé todo el tiempo que quisiste, me aguanté todas las ganas de expresar mi amor cuando estábamos juntos, solos en la noche o cuando me mirabas a los ojos

Thomas  comenzó a volver en sí luego de que Pamela le dedicara esas palabras de cariño. La Teniente había esperado mucho tiempo para descargarse de todo el peso de amar a alguien en secreto y que nadie lo supiera. Ahora no estaba el ejército, no estaba Toshiko, sólo estaban ellos, como si el mundo los dejara hablar solos, sin interrumpirlos y sin ningún reglamento. Pamela tomó un respiro, fue como si las palabras salieran sin parar de su mente, sin preparación alguna, sólo fue la explosión del momento lo que hizo la situación perfecta para que ambos conocieran su amor por el otro.

—Un día cualquiera llegó un llamado de los Siphelia —Pamela siguió mirando hacia arriba para que no se le cayeran las lágrimas nuevamente— justo en el día que se acercaba mi cumpleaños y me decidía a decirte toda la verdad, hablar de nosotros. 

Pequeña, todo lo que te hice sufrir —pensaba Thomas  mientras Pamela continuaba hablando, sentía el corazón apretado, sin ningún peso que ahora lo empujara hacia el abismo, sino limpio de conciencia, pero con un corazón que se retorcía del dolor por saber todo lo que sufrió su compañera.

—Yo iba a dejar el ejército para poder decirte que te amo más que mi propia alma e iba a partir seguramente con una respuesta negativa a Venus, junto con mis padres, a cosechar cacao y a olvidarme de ti, ya que veía que la batalla y la guerra de mi corazón estaba casi perdida  —continuó la Teniente ya no aguantando más la tristeza y la desolación de una relación que ella ahora consideraba imposible— esa llamada me dio una punzada fuerte en mi corazón, pensé por un instante perderte para siempre sin que superas lo que me pasaba, entonces me decidí inmediatamente embarcarme en lo que tú creías que era lo justo, ahora también veo que te han obligado a ser parte de algo que no quieres, este es el injusto pago por todo lo que has hecho, tú quieres tener una vida normal, una vida sin sobresaltos porque tu deuda ya está pagada, ahora tendrás que forjar el destino de Toshiko aunque tú no lo quieras. Ahora comprendo que no me querías decir nada, que en estos años no te hayas manifestado con mis deseos más explícitos de que me ames, de que cada vez que cambiabas el tema, que cada vez que colocabas tu uniforme como señal abierta de que solamente éramos compañeros de armas, más no de piel. Ahora comprendo de que nunca viera en tu rostro algún atisbo de que me querías, de que sentías algo por mí, lo estabas ocultando, para que no sufriera, para que estuviera bien, pero ¡de qué me sirvió!, ¡de qué me sirvió de que estuviera bien!, yo estoy mal, mal de amor, yo te amo, yo te amo Thomas , ¡necesito que estés conmigo!, ahora lo sabes amor, desde el primer momento en que me viste, nos amamos, y seguimos amándonos. Este es el pago de la gente buena, hacer cosas que no le gustan por el beneficio de otros. 

—Pame… —pudo decir Thomas , pero fue interrumpido en seco por la Teniente.

—Déjame terminar, me estoy sacando esto de encima —dijo y continuó— lamentablemente llego la información de los Siphelia, juré que te acompañaría donde fuera, literalmente donde fuera, sin preguntar, sin decir nada, yo fiel a ti, tuve miedo, lo sigo teniendo, pero ahora sé que es por una buena causa, ahora tu secreto está bien guardado en mi corazón, junto con el mío, que es que te amo más que nada en el mundo y ahora espero que tu carga esté más ligera. Mi amor… tu sufrimiento es tu pago por ser una persona buena, y yo estoy dispuesta a pagar junto contigo ese precio… estoy dispuesta a que me digas que no, con tal de que salves la vida de otros, estoy dispuesta a olvidarme de ti para que cumplas ese contrato, y así puedas por fin estar en paz contigo mismo y seas de una vez por todas feliz como siempre tuviste que estar. Yo seguiré esperándote, como siempre lo he hecho, estaré al lado tuyo en lo que necesites y si tienes que forjar el destino de Toshiko para que sea la diosa Libertad, yo te ayudaré para que los presagios se cumplan, aunque tengas que arrancar mi corazón y destrozarlo… yo te amo,  y podré con más que eso.

—¿Estarías dispuesta a acompañarme pese a todo? —preguntó esperanzado Thomas  mientras Pamela se acercaba lentamente.

— Thomas … — Pamela se acercaba lentamente al Comandante, quien no sabía reaccionar a los pasos lentos y cuidadosos de ella, quien cuando estuvo en una distancia prudente sacó su mano derecha y sin que el agente se opusiera, le dio una bofetada la cual le dio vuelta la cara, un hilo de sangre comenzó a brotar de la nariz de Thomas  y la marca de la mano en su mejilla izquierda ya tenía el revuelo rosado en contrate con la piel blanca. El Comandante se quedó quieto y sólo aguantó el dolor, no dijo nada, y se limitó a escuchar.

—Esto es para que nunca más me mientas ni me ocultes nada —dijo Pamela de manera sentida, luego con la misma derecha que le había dado el golpe, lo toma suavemente por la cabeza y ambos se dan un beso, su primer beso consciente. Ambos labios pudieron hacer contacto de manera infalible, los dos sabían que hacer, se acercaron más y se abrazaron correspondiendo ambos al acto de amor— y esto es para recordarte que te amo, y que siempre estaré al lado tuyo, pase lo que pase —dijo pamela dejando a Thomas  estupefacto y se dirigió hacia la puerta, cuando estuvo a punto de abrirla, se dio vuelta y vio al Comandante tocar su boca con sus dedos, sintiendo la primera sensación, ambos se miraron con vergüenza, con miedo se mordieron el labio, con timidez sonrieron, y finalmente cedieron ante la pasión corriendo cada uno al destino del otro.

Ambos se abalanzaron como si un antílope fuera al encuentro de un chita o león hambriento, sus labios se tocaron y acariciaron con una pasión desenfrenada, sus manos tocaron sus cuerpos con locura dando vueltas por toda la habitación, botaron algunos papeles y carpetas hasta el tablero electrónico, pero eso no impidió que sus bocas nunca se separaran. Ninguno preguntó si esto estaba bien, si iban muy rápido, como también ninguno de los dos hubiera pensado en su vida que en aquella habitación del buque, dos cuerpos por primera vez se unían en uno solo, cuerpos que desde el primer momento desearon tenerse para sí y que ahora, sin remordimientos, habrían logrado su objetivo. Se movían a lo largo de la habitación y comenzaron a sacarse las ropas de manera arrebatada y descuidada, sin ni siquiera quitar botones o broches, se sacaron todo lo que no hacía falta en aquel acontecimiento para finalmente Pamela y después Thomas , caer en la cama. Los besos tuvieron origen y estancia en todo el cuerpo de la Teniente General, quien por primera vez se hallaba íntegramente mujer, y sentía intensamente las manos de su amante recorrer suavemente sus piernas. Se desnudaron con cuidado desatándose la pasión la cual por fin unía los espíritus. A medida que avanzaba la melodía del deseo, la agitación de la respiración se hacía más intensa mientras comenzaban la sinfonía lujuriosa que los dos cuerpos deseaban con delirio. Se desnudaron con cuidado desatándose la pasión la cual por fin unía los espíritus.

El mundo se detuvo por aquellas horas, la gente se paralizó, existiendo sólo la combinación delirante en una danza armoniosa de besos apasionados y sentimientos de frenesí de aquellas almas que se juraban amor eterno mientras batallaban por ser la dominante en el vals del amor y el deseo, hasta quedar extasiados totalmente abrazándose entre las sabanas que servían de escenario para el acto de amor  Las voces de la pasión se escuchaban cada vez con más fuerza dentro de la habitación hasta que, de pronto, todo quedó en silencio y el mundo volvo a girar normalmente.

Ambos se quedaron en el lecho abrazados, exhaustos y durmiendo por unos cuantos minutos hasta cuando sonó la alarma del tablero digital que habían botado y Thomas  tuvo que hablar para sacar la alarma por detección de voz, allí Pamela despertó queriendo abrazar más fuerte al Comandante de manera tierna, hasta que sus ojos se abrieron junto con una sonrisa vergonzosa.

—Hola —dijo en forma tierna, mirando a Thomas  quien comenzaba a acariciarle el pelo.

—Hola chiquita —replicó.

—Hum, para qué pusiste la alarma, no ves que estaba durmiendo rico, tontito —se quejó apretando más al agente quien se reía disimuladamente.

—Perdóname, es que esa alarma me indica que llegaremos en una hora y cuarto al continente, así que nos quedan sólo quince minutos para acurrucarte al lado mío, porque después tendremos trabajo —dijo acariciando la espalda de la Teniente.

—Yo sé que te enojarás con lo que diré, pero me gustaría que el viaje se atrasara unas quinientas horas para seguir así contigo todo el tiempo.

—Pero el hecho de que no estemos así no nos hace separarnos, es como antes, cuando tú estabas al lado mío sin estarlo, ahora estamos juntos pero separados en el trabajo.

—Eso quiere decir que… —dijo Pamela saltando encima de Thomas  y mirándolo con sus ojos claros agrandados a lo que más le daba.

—Tendremos que mantener las distancias mientras estamos en el nuevo continente, pero cuando lleguemos veré la posibilidad de cambiar algunas cosas —dijo Thomas  viendo la sonrisa de oreja a oreja de su compañera. Pamela al oír eso, empezó a saltar encima de Thomas , feliz porque por primera vez el Comandante hablaba de “cambiar algunas cosas” dentro de su sistema ultra rígido de responsabilidad.

—¡Eeeeh!, ¡victoria!, ¡por fin!, ¡lo dijiste ya no te puedes echar atrás! —dijo la Teniente saltando de felicidad encima de Thomas  quien se reía cuando le golpeaba las costillas —esto se lo tengo que contar a mi madre apenas llegue a la base, ojala que estén las antenas instaladas, te apuesto que me mandará a que le hables por teléfono, jajajaja, ¡soy feliz!

—Jajajaja, nunca te había visto así, bueno, en realidad, nunca te había visto así —dijo Thomas  riéndose mientras miraba todo el cuerpo desnudo de Pamela y esta se sonrojaba inmediatamente saliendo encima del Comandante y tomando para sí la sábana.

—Eres un pesado y cochino Stephenson, hum —dijo fingidamente y riendo delicadamente mientras ambos se miraron y sellaron con un beso tierno la noticia. En eso sonaba nuevamente la alarma del tablero en el suelo y Thomas  nuevamente la apagaba con la voz.

—Bueno, es hora de levantarse, ya flojita, a trabajar —le dijo mientras se sentaba en la cama.

—No quiero, hum, pero sí quiero esto —Pamela se colocó detrás de Thomas  y lo abrazó dándole un beso en sus labios. De pronto, la habitación comenzó a temblar repentinamente y de manera muy fuerte, las cosas que no se habían caído con la tormenta de pasión que tuvieron, ahora cayeron al suelo, incluidos los tableros que estaban en los estantes, la cama se movía de manera estrepitosa y algunas sillas se cayeron producto del movimiento.

—¡¿Qué fue eso?! —dijo asustada Pamela mientras Thomas  se colocaba los pantalones— Dios, qué pasó.

—No lo sé —dijo apurado colocándose las últimas cosas que necesitaba —  pero saldré primero de la habitación para que no lleguen y te vean, nos vemos en la cubierta —dijo guiñándole un ojo a la Teniente quien vio como el Comandante salía de la habitación y pudo apreciar el potencial caos en el buque.

Ojala nunca hubiera terminado esto, es como si fuera un sueño y Thomas  me hubiera dicho todo lo que necesitaba oír, ojala que lo que nos unió ahora nunca se acabe… si hasta hablas diferente mi amor, es como si ahora compartiéramos el peso del destino de Toshiko sin que tú lo lleves solo, gracias por confiar en mí, se nota que sentías lo mismo por mí —pensaba la Teniente mientras se colocaba los atuendos que estaban repartidos por toda la habitación y salía silenciosamente de aquella para que nadie que estaba en el pasillo averiguando algo, la viera.

Entretanto, Thomas  había salido hacia la cabina de mando, todos estaban histéricos, no sabía lo que había pasado, el buque seguía su marcha habitual y no se encontró ningún daño, el barco estaba intacto, pero algo había perturbado el ambiente. Thomas  recibió el tablero con las últimas informaciones y mandó a despertar con la diana a los soldados que estaban descansando, para luego ir revisando rápidamente el tablero digital mientras caminaba hacia la cubierta. Cuando llegó, los primeros soldados ya estaban viendo por las barandas hacia abajo, se habían despertado y subido inmediatamente a ver que pasaba en el exterior, en eso llegó Pamela abrochándose la chaqueta y colocándose la boina.

—¿Qué pasó?, ¿has podido averiguar algo? —se dirigió hacia Thomas  quien veía en la baranda los costados del barco— ese temblor no fue de la nada.

No lo sé, las informaciones no han dicho nada, el barco está intacto, algo externo provocó el temblor, es muy extraño —le dijo el Comandante mientras daba la orden al otro oficial, de apellido Thomas, que dirigiera la formación para desplegar por el continente cuando llegasen— lo bueno es que queda sólo una hora y ya ordené encender el motor venusiano que faltaba, así que llegaremos antes.

—Está bien, ahora iré a ver si es que me necesitan en el comando central, quizás tengan problemas con el Timón —habló Pamela cuando comenzaba a dirigirse hacia la puerta principal, pero de repente, comienza a temblar de nuevo en todo el barco, los que estaban en la cabina se aferraron a lo que podían y Thomas  toma a Pamela para que no pierda el equilibrio mientras se tomaba por la baranda del costado del barco. En el interior siguieron cayendo cosas al suelo, y muchos cayeron sin protegerse causándose heridas. Thomas  veía en el costado del barco y Pamela que logró aferrarse al pasamano mientras el buque avanzaba con más rapidez. Cuando todo comenzaba a calmarse, los que estaban en la cubierta principal, Pamela, Thomas, los soldados que se estaban formando y Thomas , vieron una gran sombra parecida a un pájaro gigante, atravesando el barco por debajo del agua verdosa, luego de eso, que no tenía respuesta lógica, comenzó a temblar nuevamente.

—Es esta cosa, no nos quiere en ese continente —gritó Pamela mientras se aferraba a la baranda, mientras Thomas  mandaba a poner a máxima capacidad los motores y así llegar lo antes posible antes de que esa sombra pudiera hacer algo.

—¡Soldados!, ¡aférrense a lo que puedan!, iremos a súper velocidad, ¡no se suelten! —gritó el Comandante mientras la nave avanzaba más rápido, impidiendo que los soldados que se habían despertado pudieran huir hacia la zona de dormitorios. De la nada se iniciaron los motores venusianos a máxima capacidad, el impacto fue tremendo, el barco inesperadamente dio un impulso vigoroso de velocidad, los motores de la parte de atrás, iniciaron la combustión de los propulsores en la popa, iniciando la explosión, haciendo que todos los que estaban en la cubierta casi no pudieran tener los pies en el suelo debido a la velocidad. La sombra de la supuesta gran ave les siguió de cerca luego del impulso de los propulsores, pero luego de unos minutos se alejó en otra dirección, haciendo que desde el radar se diera la orden de bajar la velocidad y que todos puedan resguardarse en el interior.

Luego de que se bajara la revolución de los motores, todos los que estaban en la cubierta fueron entraron hacia el pasillo principal, mientras que Thomas y Pamela veían que todo estuviera en orden para la llegada de las tropas al nuevo continente. Entretanto, Thomas  se dirigió hacia la torre de comando para saber que había sido esa cosa, y qué causó los temblores.

—Este planeta está lleno de peligros, quizás fue esa cosa que estaba por debajo del barco, es necesario tomar el máximo de precauciones, quizás “ella” tenga preparado algo especial —pensó mientras caminaba por el pasillo hasta entrar al comando central. Se abrieron las compuertas y de inmediato los que estaban al mando del barco se cuadraron ante el comandante que tenemos con respecto a los temblores preguntó serio.

Mi Comandante, no lo va a creer y el radar nos confirmó hace muy pocos segundos dijo el jefe de monitoreo por poco habríamos sido atacados por esa cosa.

—Y qué es esa cosa, eso es lo que me preocupa dijo Thomas . De inmediato el jefe de los radares lo acercó hacia la grabación y vio una gran masa infrarroja, era misteriosa y sorprendentemente un ave gigantesca, de color rojo y con un pico largo y delgado, unas alas extensas que triplicaban el ancho del buque y un largo que lo doblaba, era un espectáculo maravilloso, pero a la vez mortal, se vio en la grabación que estuvo a punto de hacer chocar las alas al barco y así detenerlo por los costados para luego hundirlo, sólo gracias a las órdenes de iniciar la marcha de los demás motores a propulsión máxima se pudieron salvar.

—Un pájaro, si hubieran venido científicos hubieran estado con un babero o con todos los pantalones mojados por poder verlo dijo mientras se escuchaban algunas risas controladas de los que estaban en el comando por lo menos ya sabemos si es hostil o no, así que en el regreso intentaremos tomar otro rumbo, llegaremos en cualquier momento, así que estén preparados recalcó mientras iba a su despacho, allí se encontraba Pamela y Thomas, sentados para la última reunión antes de llegar.

—¿Supo qué es lo que era? preguntó Pamela haciendo el saludo militar junto con Thomas.

—Sí, es un ave gigante, no sé cómo, se ha saltado toda ley física y ha podido estar en el mar, más encima casi nos destruye comentó el Comandante a los dos bueno, a lo que hemos venido, esa cosa no nos molestará más, por lo menos hasta cuando regresemos, así que empecemos a planificar.

Los tres oficiales comenzaron a trabajar en el desembarco, puesto que desde lejos, los de la cámara visual veían el continente nuevo, cuya costa era sólo selva, faltaban unos pocos minutos para llegar. El objetivo era ver que es lo que había en el continente, ver los organismos vivos o las civilizaciones existentes y retirarse a la base central. Por ello mientras no vieran nada extraño o algún enemigo Karonl, irían a un monte a unos kilómetros de la costa, el más alto de aquella zona para instalar un satélite antena que monitorearía todo lo que ocurría en ese territorio. Las tropas irían juntas en todo momento y los tres oficiales comandarían la avanzada. Pasados unos minutos, lograron divisar a simple vista los enormes árboles selváticos, con sus grandes hojas verde claro y carnosas, con grandes relieves, una playa arenosa, angosta y virgen, unos pequeños cangrejitos rojos y unos caracoles del tamaño de un balón de fútbol, cuyos caparazones eran rojos con rayas negras y grandes cabezas levantadas y tres grandes ojos, el barco finalmente se detuvo cerca de la costa silenciosamente para no provocar una alarma en las personas que se pudieran encontrar cerca, y desembarcaron en cuatro botes bien preparados con impulsores de aire que los hacían rápidos y cautelosos, desembarcaron todos los soldados que eran unos noventa incluidos los oficiales, ya que los demás se quedaron en el buque para resguardo, bajaron lentamente de los botes y corrieron sigilosamente por el borde del bosque hasta llegar a una pequeñísima apertura en éste el cual daba un pasto verde azulado, allí dieron la aprobación de que los botes se fueran del lugar y comenzaron la caminata hacia el gran monte que se elevaba por el bosque frondoso del nuevo continente.

Se adentraron por los árboles, pero cuando el último soldado se quiso adentrarse, recibieron una señal de radio del buque. Todos miraron hacia atrás y vieron el barco hundirse como si una fuerza sobrenatural lo empujara hacia las profundidades, los soldados quedaron atónitos y los oficiales trataron de comunicarse con la nave que ya no daba respuesta, Pamela dio la orden de disparar hacia el mar en caso de que fuese el ave quien tratara de hundir la embarcación, pero no obtuvieron resultados, el barco finalmente, de manera rápida y silenciosa, se hundió con los implementos, soldados y todo lo necesario para regresar. El lamento de la tropa no se hizo esperar y optaron por quedarse unas horas en la pequeña playa antes de adentrarse en el bosque y tratar de instalar los radio espías en el monte, de esta manera, los soldados instalaron sus implementos para así pasar unos minutos, ya sean de luto o de relajo tortuoso en la arena mientras algunos preparaban sus armas con el odio de haber perdido a sus amigos.

—Ahora debemos ir al monte e instalar la radio espía, para poder comunicarnos con la base principal y encontrar la manera de poder escapar del continente —dijo sigilosamente Thomas  mientras se juntaba con Pamela y Thomas, que se estaba colocando solemnemente una cinta negra en su brazo.

—Espero que no sean Karonl los que estén en este continente comentó Thomas sería terrible para todos que no pudiéramos escapar y además estar rodeados de esos bichos.

—Sólo espero que no tengamos ninguna complicación para colocar la antena en ese cerro, y que sólo sea selva esta parte del camino, aceptaría una picadura extraña, pero no una horda de insectos de dos metros tratando de matarme y comerme dijo Pamela mientras le pasaba un pedazo de cinta negra a Thomas  quien estaba pensativo y tenía movimientos erráticos.

—Una hora más, diremos unas palabras y luego retomaremos el camino dijo el Comandante entre cortado, memorizando o sacando a la luz lo que estaba pensando tropa compacta, cualquier sobresalto en el camino nos detenemos, vemos que no pase nada y seguimos, si encontramos Karonl los matamos silenciosamente a costa de francotiradores y seguimos, necesitamos subir ese cerro e instalar la antena, con tal de que esté cinco minutos para que se active, informamos, y nos devolvemos a la costa hasta que nos rescaten, es lo único que podemos hacer si está infectado de insectos.

—¿Y qué pasa si no lo son? preguntó Thomas mientras preparaba su arma de francotirador acondicionada para eliminar alienígenas.

—Pasará exactamente lo mismo, no hay rango de equivocación, aunque sean ositos tiernos y de peluche, después de la antena, tenemos que regresar directamente a esta zona dijo Thomas  tranquilo, ahora se le notaba que había procesado todo bien como para bromear, miró a Pamela, se despidió de los dos oficiales y fue a preparar su arma mientras la Teniente se reunía con su tropa de resguardo para informarle de las indicaciones para la avanzada. El ambiente estaba denso, algo raro pasaba en él, cuyo manto negro se inició desde el sorpresivo ataque al barco por la gran ave, los soldados necesitaban despejarse o distraerse de las perdidas y seguir adelante, más de alguno había llevado cartas, las cuales en aquella hora se convirtieron en un gran relajo y fuente de risas. Thomas  y Pamela se miraban reiteradas veces pero no podían demostrar cariño ante todos, sólo algunos atisbos y miradas sin que nadie se percatara hasta que finalmente ambos se juntaron para preparar las armas alternativas que tenían y que ambos debían llevar.

—¿Crees que ya nos estén vigilando? preguntó Pamela sentada en la arena.

—¿Tú lo dices por esa cosa que se llevó el barco?, no, no lo creo, no saben que estamos acá, porque hubieran venido de inmediato a atacarnos decía Thomas  mientras miraba el traje militar de Pamela, mimetizado para la selva y que se había colocado antes de llegar, al igual que todos los que desembarcaban siempre te has visto bien con mimetizado dijo ruborizándose un poco.

—Jajajajaja, yo siempre te miro el trasero cuando vas adelante dijo la Teniente mientras se colocaba la pintura de cara, haciendo un gesto de asombro y llevándose la mano a la boca hablando en serio, espero que no tengamos ningún problema más para poder instalar la famosa antena, quiero estar viva.

—Sí, necesitamos vivir, ahora a lo nuestro, necesitamos avanzar lo más que podamos en estos minutos para llegar lo antes posible —dijo Thomas  levantándose de la arena y haciendo la señal a los jefes de pelotón a que reúnan las tropas para adentrarse en el bosque.

Los soldados se reunieron y luego de unas cortas palabras del comandante se empezaron a movilizar hacia el bosque en dos líneas que estaban en ambos costados de los árboles, al mínimo movimiento se detenían, y alguien del pelotón veía que hubiera nada extraño, para luego continuar, avanzaban rápido pero sigilosamente. En eso que avanzaban Thomas  hace una señal de alto, habían recorrido cerca de un kilómetro hasta llegar a un gran vacío en el bosque, dentro del cual pasaba un manantial y en el centro había una atalaya de color morado y con pequeñas raíces que tenían vida y se movían en la torre. Arriba de ella, había dos Karonl con grandes cañones incrustados en sus manos y esperando algún ataque enemigo. Thomas  hizo la señal y todos se detuvieron a tiempo, era el momento de atacar esa atalaya sin que nadie se diera cuenta.

—Confirmado, tenemos Karonl en este continente, maldita sea —se lamentó Thomas  mientras le daba el gesto a Pamela que tuviera ojo a los alrededores y le decía a Thomas, quien estaba con el brazo levantado para que nadie hiciera nada— lo tengo —susurró— rodearemos el vacío, que todos tomen sus armas, no las lanzallamas, y en un solo segundo disparamos hacia la atalaya de ahí desplegamos hacia delante y la tomamos, tiene que ser rápido, limpio y preciso —le dijo a Thomas quien hizo la señal de rodear por el bosque la atalaya.

—Nada en los alrededores, por lo menos a simple vista, tenemos despejado el camino para la toma de la torre —murmuró la Teniente mientras esperaba moverse junto con su pelotón, pero la mano de Thomas  la detuvo.

—Tú te vienes conmigo —le dijo con voz baja pero decidida.

—Está bien, amor —susurró Pamela mientras ya todos estaban por formar un círculo perfecto para los disparos.

Los soldados estaban listos, los Karonl no se dieron cuenta de la presencia de los soldados terrícolas, Thomas  dio la orden de disparar al cuerpo de los alienígenas, ya que tenían municiones que explotaban así que podían servir de combustión a los trajes viscosos de los llamados insectos, y dio la orden para que apuntaran.

—¿Estás lista chiquita? —preguntó a Pamela a quien le tiritaba un poco el arma y se mostraba nerviosa.

—Siempre lo estoy amor, cuando quieras —respondió.

—Entonces que sea ahora —Thomas  gritó que disparasen y las balas de plasma inflamable se dispararon por un circulo perfecto miles de disparos silenciosos y mortales llegaron a la atalaya, siendo víctimas los alienígenas que sucumbieron directamente a los disparos, los impacto tuvieron chispazos de fuego los cuales encendieron inmediatamente los cuerpos de los Karonl haciéndolos caer de la torre de vigilancia y junto con incendiarse, también lo hicieron las raíces que le daban vida. De inmediato se desplegaron los efectivos hacia el centro del ataque y los que estaban instruidos sacaron tubos con polvos químicos para apagar el fuego silenciosamente y sin dejar rastro para seguir adelante, los soldados se reunieron en el centro y celebraron calladamente, tocándose el hombro y abrazándose sin demostrar más ruido que el palmoteo de las manos con las espaldas.

Retomaste la senda del hombre duro y frío, calculador y estratégico que siempre posees cuando comienzas un ataque y disparas, es como si por cada disparo te sacas un pequeño peso de encima y por cada ser que eliminas, tu deuda queda más saldada, ahora se nota que tienes un gran peso menos al poder contarme todo, yo protegeré el secreto que nos convoca en este planeta, y también protegeré tu vida, al igual que tú haces con la mía —pensó Pamela cuando vio a Thomas  abrazarse con los soldados y luego se acercaba para que ambos se abrazaran fuertemente.

Limpiaron los escombros de la atalaya y los dejaron repartidas en los límites del bosque para poder seguir su camino sin que los siguieran. La montaña se encontraba mucho más cerca si seguían el manantial de aguas blanquecinas. Thomas , Pamela y Thomas dieron la orden de que se siguiera el curso del agua de la misma manera en que se caminaba en el bosque, así que se adentraron solo un poco en los árboles y siguieron paralelo al caudal, con paso rápido y ligero fueron acortando distancias, siempre tomando las precauciones de que hubiera Karonl, de pronto, no se dieron cuenta de que había una media docena de soldados alienígenas al otro lado del pequeño riachuelo y estos salieron corriendo rápidamente por el bosque, Thomas se dio cuenta y avisó a todos, la tropa se movilizó y salió en la persecución de los seis que habían escapado, Thomas fue el primero que saltó el riachuelo y con una puntería infartante ensarta la bala de plasma en la espalda de dos Karonl que se incendiaron al instante, los demás se preocuparon de tapar el humo con los polvos químicos y los otros salieron en la búsqueda de los que se habían escapado, encontrándolos a todos justo cuando iban a tocar la alarma en una de las atalayas en los claros del Bosque, los ejecutaron rápidamente y luego de unos minutos llegó Thomas  y Pamela junto con la tropa.

—¿Los mataron a todos? —preguntó el Comandante al soldado que había ejecutado a uno de los Karonl.

—Sí mi Comandante, ejecutamos a todos sin que pudieran tocar la alarma —dijo jadeando este.

—Está bien, Pamela, que se formen y sigamos en el camino, lentamente, nadie nos apura en llegar al monte, si todos hacemos lo correcto, saldremos todos de acá —dijo en voz alta para que los que estaban cerca escucharan, el susto había sido grande  y posiblemente no sería el último.

La tropa se formó y siguió hasta llegar al riachuelo, allí estaban esperándolos Thomas y un grupo de soldados que se quedaron en las labores de limpieza, luego siguieron por el rió hasta llegar a una cascada que salía de un gran acantilado, detrás de ésta había una cueva gigante.

—¿Será la cueva de los Karonl? – preguntó Pamela detrás de Thomas .

—No, esa es una cueva que sirve de conexión para el gran monte, las cuevas Karonl tienen una inscripción antes de las entradas —dijo el agente, mientras veía que no hubiera nadie en los alrededores, apuntando su arma. Luego de eso, mandó a todos los soldados a que fueran directo a la cueva, de forma rápida y sin mayores cuidados, todos corrieron con toda su fuerza hasta ella y, al entrar, encendieron las luces de sus armas, allí vieron el socavón en su plenitud, era ancho, sin ninguna salida al exterior a simple vista, tenía raíces que se movían, poseían vida y en ellas se albergaban insectos de grandes proporciones, con ostentosos caparazones y viscosas tenazas. Los soldados no se acercaron mucho a las raíces que tenían la intención de agarrar sus brazos, era como atravesar un acantilado hueco, hacia arriba sólo existían algunas raíces que albergaban animales voladores que estaban pendientes de los actos de los soldados que caminaban rápidamente.

—Esto está muy silencioso —dijo Pamela mientras avanzaba al lado de Thomas .

—Demasiado, estén atentos a cualquier amenaza —susurró Thomas , justo en el momento en que un soldado alumbró hacia uno de los costados, lo que vieron fue espeluznante, un nido de grandes arañas Karonl cuyos jinetes eran idénticos a los soldados pero con grandes tentáculos. Cuando los iluminaron, se inició la emboscada alienígena, había una veintena de arañas esperando a los soldados terrícolas, y estaban rodeándolos.

—Estamos atrapados —dijo Thomas, mientras veía que se acercaban lentamente.

No, no lo estamos —dijo Thomas  y mando a todas las tropas a disparar hacia el frente para crear un camino que los llevase a la salida, la tropa inició el ataque haciendo que los que estaban tapando la salida se incendiasen y también quemara a los que estaban al su lado, eso hizo una salida y los soldados escaparon hacia una luz, que a medida que corrían, se hacía más grande. Los soldados montados karonl los seguían de cerca y lograron atrapar a un tercio de los soldados mientras escapaban, ellos fueron atravesados por las patas de las arañas, que al levantarse y cazar al enemigo, colocaron todo el peso de sus cuerpos en los torsos de los terrícolas con menos suerte, para posteriormente servir de comida a aquellos animales. Los soldados que quedaban escapaban hacia la salida, siendo perseguidos de cerca por una decena de arañas.

—¡No podemos más!, no podremos llegar a la luz —gritó Pamela mirando hacia atrás y viendo que se acercaban rápidamente los carnívoros enemigos.

—Sí podremos, solo necesitamos tiempo —dijo Thomas , mientras corría lo más rápido que podía, pero sus piernas le fallaban— ¡rápido!, lancen las granadas personales, así crearemos un estruendo que las perturbará.

—Pero daremos aviso a los demás Karonl —aseveró la Teniente cuando casi perdía el equilibrio si no fuera por aferrarse a Thomas  del brazo— si lanzamos las granadas nos descubrirán.

—Pero si no las lanzamos estaremos muertos antes, no perdemos nada, ¡ahora!, ¡láncenlas! —gritó Thomas  hacia atrás, cinco soldados lograron escuchar las órdenes del Comandante ya que el ruido de los gritos de los soldados acribillados y mutilados, más el grito de guerra de los Karonl que era ensordecedor, no pudo hacer que los demás escuchara la orden más que los que estaban atrás de él. Los terrícolas lanzaron al vació las granadas mientras las arañas estaban por alcanzarlos, las granadas hicieron explosión y la detonación hizo un gran temblor, que junto con eliminar a lagunas arañas más cercanas, también provocó que el acantilado hueco se desquebrajara y se empezara a derrumbar, el estallido dejo un gran forado en el piso y una gran muralla entre los karonl y los humanos que escapaban por el fuego, pero todavía quedaba el hecho de que la cueva se estaba cayendo a pedazos.

—¡Corran!, ¡corran! —exclamó Thomas  mientras ayudaba a Pamela a reponerse de la casi caída que tuvo— ¡corre Thomas!, ¡cuidado arriba! —grito cuando Thomas estaba corriendo y le cae un pedazo de rocas que acabó de inmediato con su vida, la sangre de inmediato brotó de aquel lugar y Thomas  sólo dio vuelta la cabeza con impotencia, y junto con Pamela corrieron lo más que pudieron hasta estar prontos a salir. La cueva se derrumbaba rápidamente, los soldados sobrevivientes, que eran no más de treinta los seguían, ya que los otros, se habían quedado rezagados en la escapada y también muerta por los soldados Karonl. Thomas  y Pamela tuvieran que evadir todo tipo de proyectiles que caían del suelo, las rocas caían y por poco le dan a Thomas  quien intentaba sortear los proyectiles tratando que a Pamela tampoco le llegara ninguno. El suplicio se expandió por unos pocos metros más, hasta que salieron a la luz justo cuando el túnel se derrumbaba y se convertía en escombros, llegaron justo a un pastizal que daba a las laderas del cerro que estaba rodeado por jungla, las rocas ayudaron a los soldados a sentarse y descansar mientras recomponían su cuerpo y tomaban aire después de la corrida.

—¡Dios mío!, ¡Estamos vivos!, por poco, ¡oh Dios mío! —exhalaba Pamela cansada y jadeando junto a los otros soldados que lograron escapar. Thomas  colocaba sus rodillas en tierra para poder descansar porque no podía correr más.

—Tenemos que seguir corriendo hasta los pastizales para que los Karonl que vengan a ver que es lo que ha pasado no nos divisen, ya que deben ser cientos —dijo Thomas  levantándose con dificultad y yendo rápidamente aunque rengueando de una pierna hacia los pastizales. Los soldados lo acompañaron al instante y Pamela se apresuró para ver el estado del Comandante.

Aquellos pastos median aproximadamente un metro y medio y podían albergar de escondite a los terrícolas si es que los Karonl llegaban al túnel destruido, su color verde contrastaba con la punta de las hojas azules, cuyo color era el favorito de los mosquitos.

—Déjame ver tu pierna —dijo la Teniente, mientras intentaba alcanzar a Thomas , quien se le notaba con dolor mientras caminaba. Le subió un lado del pantalón que estaba empapado en sangre, le cortó la tela y vio la pantorrilla llena en sangre y con una herida profunda— oh Dios, esto es grave, estás perdiendo mucha sangre —dijo nerviosa mientras se daba vuelta a buscar algunas cosas para curarlo, de su mochila de entrenamiento.

—No es nada, sólo es una herida cuando veníamos corriendo del túnel, algo me cayó en la pierna, un torniquete y pasará —habló Thomas , quejándose.

—Pero cómo se te ocurre que con un torniquete y nada más, déjame ayudarte y no seas porfiado —le dijo mientras el afectado le negaba vacilante la ayuda. Pamela finalmente sacó de su bolso un spray blanco—  esto puede que te duela, pero es mágico, te cicatrizará en poco tiempo —le aplicó el spray después de limpiarla con un trapo limpio que había sacado del botiquín del bolso, mientras Thomas  se comía el brazo por el dolor, pero la herida se contrajo poco a poco y dejó de sangrar— ahora tienes que comer lo que yo te diga ¿está claro? —habló la Teniente en forma maternal mientras el agente se resignaba a cumplir.

—Muy bien —se levantó con dificultad, pero logró colocarse de pie— ahora tenemos que seguir avanzando, no podemos estar acá porque en cualquier momento nos descubren y vendrán a matarnos, ¡soldados!, corran hacia la ladera del cerro lo más rápido que puedan, no sabemos lo que hay en los pastizales para caminarlos —ayudó a ver los heridos y aprovechó de acarrear otro bolso de un soldado que no podía llevarlo porque había sido herido en sus brazos durante el derrumbe, así que con sólo treinta soldados, incluidos Pamela y él, comenzaron a trotar ligero hasta la ladera del cerro, la cual en su cumbre habían algunas nubes, las primeras que veían de cerca y que parecían algodones de azúcar, cruzaron un vado que servía como limite al cerro y pudieron ver a ciertos animales de cuello alargado y cuerpo parecidos a los de un cerdo, que trataban de cazar mosquitos de aquellos matorrales que habían cruzado. Aquellos mosquitos de color morado eran del tamaño de una mano adulta y trataban de ahuyentarlos con sus lancetas, pero sin éxito. Mientras veían el espectáculo, los soldados se preparaban para la escalada y trataban de ver los distintos pasadizos que tenía esa parte del cerro, que era dócil para caminarlo, sólo esperaban no encontrarse con los Karonl que podrían tener en esos momentos movilizados a todos, producto de la alarma general que podrían haber provocado por el derrumbe del túnel.

—Qué extraño —comentó Pamela a Thomas  y a una sargento de nombre Constanza que servía de médico de los soldados, ambas mujeres eran las únicas del pelotón y Constanza tenía mayor rango de los suboficiales presentes— ¿Cómo supieron estos bichos que éramos enemigos, siendo que nunca nos habían visto?

—Podría ser que hayan obtenido comunicación, y como no sabemos su tecnología, posiblemente tengan un método— dijo Constanza mientras se tomaba su cabello castaño con un pequeño elástico— un cable subterráneo, o cualquier otra cosa.

—Mmm, interesante —dijo Thomas — ambas podrían tener razón, alguien pudo dar a conocer nuestra existencia o simplemente tuvieron como averiguarlo. ¿Podría haber sido?, no, no lo creo —pensó mientras ambas mujeres tenían cara de no saber la respuesta.

—Bueno, ahora sólo queda colocar la antena, ¿no es así mi Comandante? —dijo rápidamente la Sargento para cambiar el tema, puesto que el silencio la perturbaba.

—Sí, la colocamos, esperamos hasta que llegue la señal y nos vamos —dijo seguro— si es que podemos, en realidad no creo que haya sido un error el haber venido, en especial porque con Pamela hemos abierto nuestros corazones, pero aun así queda Toshiko y el estar lejos de ella podría complicar todo el plan de Natalia para Libely, necesito salir de este continente pase lo que pase, y Pamela se va conmigo —meditó mientras contestaba— ¿nos vamos?, podremos ir por ese sendero hacia arriba lentamente por dos columnas hasta cuando encontremos el camino a la cumbre —se colocó la mochila y movió a los hombres para iniciar la escalada al cerro.

El sendero tenía dirección en espiral, la treintena de soldados comenzaron el recorrido hasta dar vuelta el sendero sin poder ver nada, puesto que las laderas traseras del cerro eran más altas y siguieron escalando teniendo como murallas los pedazos de roca anaranjada durante un largo trecho. Thomas  hacia parar a la patrulla cuando había un sector que se enanchaba del camino, teniendo en cuenta que en cualquier momento los Karonl podrían estar asechándolos. En aquellos descansos, Pamela le revisaba la pantorrilla que lentamente sanaba producto del spray que le suministró, como también Constanza veía a los heridos que ya eran un par, puesto que también le habían colocado el spray milagroso.

—Mi Comandante, sólo hay dos soldados con problemas, los dos no podrán continuar el trayecto por más que quieran —dijo la sargento lamentándose— el spray ha hecho efecto, pero las hemorragias internas harán que lentamente a medida que caminen no puedan ni siquiera levantarse.

—¡Demonios! —lanzó el Comandante, mientras se lamentaba— solo dime una cosa, estamos a mitad del camino, ¿podrán sólo un cuarto más?, si llegamos a la cima, no sabremos si los han atacado.

—Un cuarto sí, pero no a la cima ni menos regresar, lo siento, si queremos que ellos regresen, tendremos que cargarlos hasta cuando nuestras fuerzas no puedan —dijo triste.

—Si colocamos la antena y logramos salir de la cima, juro por lo más sagrado, que yo mismo me llevaré a uno cargando —se comprometió mientras los soldados lo escuchaban atentamente y con respeto— ahora, tenemos una misión, y la cumpliremos cueste lo que cueste —los soldados se motivaron y se levantaron rápidamente para seguir con el camino.

Después de una merienda corta y de las palabras del Comandante, siguieron escalando hasta llegar al final de las muralla y dar paso a las copas de los gigantescos árboles que rodeaban al cerro, tapando toda la visual, pero manifestando una luz de vida animal, con grandes aves de alas pegadas a sus cuerpos y picos curvos y puntiagudos, que servían para comer insectos pequeños en los orificios de las laderas de la montaña.

—Cuando estemos en la cima, mantente al lado mío —le murmuró Thomas  a Pamela, quien había agarrado una rama para sostenerla de bastón para la subida que se hacía más empinada.

—Está bien amor, como tú digas —le contestó— ¿crees que nos estarán esperando en la cima? —preguntó mientras avanzaba para que nadie más oyera la conversación.

—Es raro que no haya nada todavía de Karonl ni siquiera en el aire, cuando están ellos, hasta la brisa se coloca más densa producto de los olores tóxicos que emanan de las viscosidades.

—¿Cómo fue que Natalia es una de ellos? —preguntó susurrando.

—No lo sé, también es rarísimo, ojala que nunca le tengamos que preguntar cara a cara.

—¿Le tienes miedo? —le preguntó inquisitivamente mientras Thomas  comenzaba a incomodarse.

—Recuerda que me tiene amenazado, y ella cumple lo que dice, solo por eso…le tengo respeto, sólo porque no quiero que te pase nada, tendré que cumplirle —dijo y avanzó más rápido para terminar el dialogo. Siguieron caminando más empinadamente hasta encontrarse con una gran escalera que llevaba a la cima de la gran montaña, estaban desde el lado donde habían comenzado a escalar pero esta vez a muchos metros de altura. Los soldados que tenían problemas para seguir se quedaron en el comienzo de la escalinata.

—Aquí tienen —Thomas  le pasó a cada uno de ellos un silbato sirena— si viene alguien, si sienten el peligro o si alguien los ataca toquen el silbato y venimos a ayudarlos, ustedes se quedaran en el comienzo junto con otros diez soldados, los otros diez se quedaran a la mitad de la escalera y los ocho restantes vendrán conmigo en la cima, instalaremos la antena y escaparemos, tocaremos silbato si pasa algo, si lo escuchan, procuren escapar hacia la costa por el camino más corto, o sea en línea recta —dio las indicaciones mientras asentían y los diez soldados se quedaban voluntarios en el primer puesto de avanzada— la victoria los hará dignos de honrar, les aseguro, que sus actos no quedarán impunes ante la historia y esta los honrará y hará héroes, porque tales son ahora y nadie se olvidará de eso —se despidió llevando su brazo y mano rígida a su sien, luego se despidieron los soldados que lo seguían y el pelotón comenzó la escalinata, cuyos peldaños eran gruesos, angostos y altos.

Poco a poco, se podía notar una brisa más fría, puesto que el cerro se empinaba y se colocaba más angosto y puntiagudo. Siguieron escalando algo que parecía más extenso de lo que habían visto he imaginado, hasta que llegaron a un pequeño descanso lleno de arbustos y pequeños insectos parecidos a los ciempiés, de color morado y con un aguijón característico a estas alturas de las criaturas de Teilxi. Los soldados emplearon la técnica de la quema para limpiar el pequeño espacio libre y sólo dejaron una parte de los arbustos que les servían como escondite, allí quedaron los otros diez soldados, con el saludo y despedida del Comandante.

—Hasta pronto, nos veremos en unos minutos más, disparen a lo que se mueva y no dejen que nadie suba a la cumbre —dijo, despidiéndose militarmente, dejando a Constanza al mando de esa patrulla. Los ocho restantes, Pamela, los seis soldados y Thomas  emprendieron el camino hacia la cima del cerro.

—¿Estás lista? —murmuró Thomas  mientras iniciaban el trayecto, a la Teniente que estaba nerviosa ya que le tiritaba el labio inferior.

—Sí, estoy lista —dijo decidida, iniciando la escalada colocando su rama bastón primero en las escalinatas.

Eres fuerte, tan fuerte como Carolina, ojala Natalia no haga nada sospechoso, porque sería un error enorme, tú sin duda no dudarías en matar a alguien ni menos a la que implícitamente te trajo a este planeta —pensó él mientras avanzaba lentamente subiendo los escalones.

Subieron unos treinta escalones que cada vez se colocaban más angostos y altos, hasta el punto de escalarlos con las manos y pies, la brisa se hacía más fuerte y el cielo burdeo se hacía más extenso, claro y despejado, las nubes de habían disipado en cosa de segundos, ahora la vista del cielo era completamente límpida. La primera en subir, por lo motivada que estaba fue Pamela, llegó a la cumbre que era un terreno plano con unas pequeñas rocas rasas las cuales servían para colocar la antena, pero eso no fue lo que impresionó a la Teniente, acto seguido subió Thomas  y los demás soldados y estos últimos con la misma impresión, el mismo rostro de estupor y miedo espantoso.

En la cima pudieron apreciar casi todo el continente, aquello era un espectáculo de belleza y civilización, la gran nación Karonl se alojaba en plenitud en aquel territorio, el horizonte se tornó color morado intenso, grandes construcciones de piedra, impregnados por grandes lianas y raíces con vida, edificios parecidos a una tetera llenos de viscosidad, torres del tamaño del cerro el cual tenían un primitivo sistema de antenas, atalayas cuya luz se las daba paradójicamente unas lámparas de fuego, el mismo que los consumía, grandes masas de alienígenas caminando como si fueran un población de pequeñas hormigas, debido a la altura del cerro. Aves de apariencia rara sobrevolando en el horizonte más lejano, y que sobrepasaban toda ley física por ser enormes bolas de carne con grandes aguijones y alas con plumas, que parecían ser sacadas de otra especie. El espectáculo que vieron aquellos ocho personajes fue sin duda espeluznante, tenían a la civilización karonl en plenitud, como si fuera una gran capital de alguna nación terrícola, grandes edificios de piedra con raíces vivas y tentáculos gigantes de color morado, azul o edificios llenos de viscosidad en las murallas, ya sea de color negro o morado, no había distribución de las calles y la ciudad pareciera estar en un caos total, pero la gente que caminaba por las improvisadas calles parecía estar comprendiendo el mensaje urbano y asimilado bien los tránsitos en la ciudad, como medio de transporte, se veían a lo lejos algunos vehículos arcaicos, o simplemente los animales que servían de depredadores de humanos, tal cual se vieron en la batalla del Dolmen.

—Señoras y señores, la civilización Karonl —dijo Thomas  tranquilo mientras algunos soldados se restregaban los ojos u otros pestañaban más seguido que otras veces— no se alarmen, esa podría ser una ciudad pequeña, podrían haber edificios el doble de monstruosos en su capital —les decía mientras miraban hacia el horizonte a los edificios más grandes los cuales tenían pequeños conductos de aire en sus paredes, parecido a las ventanas pero sin visión hacia el exterior, era como si una ciudad subterránea no hubiera podido expandirse hacia el centro del planeta y hubiera tenido que optar obligadamente a salir a la superficie creando monumentales obras y lanzando a la pileta central, la que estaba en el centro de la ciudad, hacia el exterior, en ella, la misma figura que en el dolmen, pero esta vez, eran dos las figuras angelicales y armoniosamente femeninas las que estaban sosteniendo una pequeña placa en los aires— necesitamos instalar rápidamente esto, Gómez, Nweiyo, ayúdenme con los cimientos, los demás preparen la comunicación con Pamela —dijo apurado haciendo cambiar la vista de los soldados, los dos fueron a ayudar a los cimientos y preparar las placas de sostén, mientras que los demás ayudaban a Pamela a ensamblar las piezas de la antena que estaban en cada uno de los ocho bolsos de los soldados y a programar la señal.

Pamela sacó los implementos y empezó a ensamblar rápidamente los aparatos de manera nerviosa mientras los demás soldados buscaban el inicio de la programación, algo que no sabían, ya que los técnicos que iban, eran los encargados junto con ella, pero murieron en el derrumbe. La antena luego de unos apretones en algunos tornillos había quedado lista, media cerca de dos metros y era solamente un tubo cuyo interior había un chip, el cual se diversificaba en varios brazos, aquellos eran delgadísimos y se expandían por los costados del tubo alargado. Pamela conectó el tubo a la placa y luego con ayuda de Thomas  llevaron la antena hacia la zona plana que habían acondicionado, en eso y muy repentinamente, escuchan el sonido del silbato y un pequeño temblor que replicaba las pisadas subiendo las escaleras, los soldados se inmovilizaron por un momento y cayeron en pánico.

—No se preocupen, no se preocupen, las pisadas vienen de más abajo, ahora hay que colocar la antena y configurarla, escapamos y cuando reciban la señal y manden ya estaremos en la playa —gritó tratando de tranquilizar a los soldados. Colocaron la antena y Pamela empezó a configurar la señal, la luz verde se encendió y una sonrisa tímida iluminó la cara de todos.

—Ya está lista, está mandando la señal a la base central, ahora tenemos que irnos —decía mientras los pasos se escuchaban más fuertes y se oía el otro silbato, el fuego de las balas se inició explosivamente, al igual que la primera vez, sólo que esta, los gritos de los soldados que estaban en la parte baja del cerro, aseguraban su muerte segura y el ruido se escuchó más agudamente al pasar los segundos. Thomas  miró hacia el acantilado y rodeó toda la cumbre para ver alguna salida anexa, pero la tensa tranquilidad primó por muy poco tiempo, desde la ciudad se empezó a escuchar una alarma y la gente que se veía como hormigas, comenzó a correr desenfrenadamente para resguardarse, las enormes bolas de carne que estaban lejos en el horizonte tomaron dirección a la cumbre donde estaban los soldados atrapados.

—Dios mío, estamos atrapados —decía Pamela mientras veía por todos los frentes acercarse por los ruidos de los pasos y por el aire, a los Karonl— tenemos que hacer algo, tenemos que enfrentarlos, sabemos que estos les daña el fuego, hagamos algo, ¡Hagamos algo!

—No podremos contra ellos —decía Thomas  colocándose de rodillas y ubicando sus oídos en el piso— son más de treinta, nos masacrarán, debemos buscar otro camino, el hacerles frente sólo empeorará las cosas, porque destruirían la antena con los proyectiles.

Las aves se iban acercando rápidamente y comenzaron a disparar, la cabeza de los soldados Karonl que subían la escalera comenzaban a verse y sus tentáculos palpar el terreno de la cumbre, el espacio se les hacía pequeño. Thomas  y Pamela se agacharon para esquivar los proyectiles de las aves, pero a los dos soldados que veían el espectáculo de las escaleras les llegaron en pleno abdomen y cayeron por el cerro ambos golpeándose fuertemente contra las rocas, mientras eso pasaba el primer Karonl  subía completamente la escalera siendo muerto de inmediato por las fuerzas terrícolas, las municiones llegaron directo al pecho del caparazón, pero no hicieron que el soldado cayera, las municiones explotaron pero el alienígena no se calcinó, siguió de pie como los demás que subían, los seis que quedaban no podían hacer frente a los disparos del aire de las tremendas bolas de carne y más los soldados que subían a la cumbre, Thomas  y los demás empezaron a retroceder rápidamente hasta encontrarse en el límite de la cima. El Comandante comenzó a mirar hacia los costados cual era la salida menos dolorosa y vio al lado izquierdo que la bajada era un poco menos empinada.

—Por aquí, salten y rueden hacia abajo, tómense de los árboles cuando lleguen, ¡rápido no hay tiempo! – gritó Thomas  mientras ya la treintena Karonl estaba en la cima, los pájaros comenzaron a cargar la otra tirada de metralla y un oficial alienígena, que se distinguía por el trozo de tela morada en el brazo se preparaba para dar la orden de disparar.

—¡Thomas  tengo miedo! —gritó completamente ida Pamela aferrándose de Thomas , mientras los demás soldados saltaban y gritaban la caída, los cuatro soldados saltaron y sólo dos quedaron en buena posición para rodar, los otros dos sucumbieron ante las aves que los habían sorprendido, comiéndolos en pleno vuelo.

—Estás conmigo chiquita, a la cuenta de tres saltamos —le gritó al oído por el ruido de guerra de los Karonl. El jefe de la patrulla alienígena levantó todos sus tentáculos para señalar que apuntasen, mientras Thomas  gritaba el primer número, las aves comenzaban a dar sus descargas mientras que las que se habían comido a los soldados regresaban para dar el otro ataque las bolas viscosas comenzaron a impactar a la cumbre haciéndola estallar en la parte donde estaba Thomas  quien lanzaba el segundo conteo, ambos podían mantener el equilibrio pese a la explosión que se hacía expansiva. Por otra parte la antena cambió de luz repentinamente de un verde a un azul, que era un indicador de que habían recibido la señal desde la base central.

—¡Bien!, la recibieron, salta…! ¡ahora! —gritó Thomas  y tomó a Pamela por la cintura, ambos saltaron justo cuando los proyectiles los iban a impactar y cuando el General había dado inicio a la ejecución, los Karonl dispararon justo en el mismo tiempo y los proyectiles de los pájaros lograron la combinación y la posterior explosión de la cumbre, los soldados alienígenas cayeron hacia el abismo de la montaña mientras otros eran aplastados por las rocas que se desprendían por la viscosidad. Thomas  y Pamela saltaron y luego rodaron junto con las rocas que se desprendían de la explosión, las aves que intentaban comerlos se abalanzaron contra ellos, pero fueron golpeadas por los peñascos que caían de la cumbre y de algunos soldados Karonl mutilados por la explosión. Ambos rodaron junto con los escombros hasta llegar a los árboles, los cuales ayudaron a que se sostuvieran de sus ramas.

—Espero que los otros dos hayan estado bien, ten cuidado con las rocas – habló Thomas  mientras Pamela vomitaba producto del rodado junto con las rocas, estas pasaban muy cerca de los árboles, saltando destruyendo sus copas.

—Una piedra me golpeó las costillas, parece que me las ha quebrado —dijo la teniente mientras se sostenía como podía. La alarma ya se escuchaba en todas partes y se escuchaba entre los matorrales a los soldados con animales muy parecidos a los perros, pero con grandes mandíbulas gruñendo en busca de carne fresca.

—Amor, resiste, necesitamos salir de aquí, como sea, sólo resiste un poco más —le dijo y le tomó la mano para bajar, los crujidos de los árboles exasperaron a los animales quienes quisieron soltarse de sus amos. Thomas  y Pamela bajaron hacia el suelo que estaba rodeado de sangre y lograron caminar algunos pasos, hasta cuando vieron a algunos perros devorarse y pelearse un trozo de cuerpo de uno de los soldados que había saltado de la cima.

—Mierda, estamos rodeados —dijo Pamela, apretándose el abdomen y comenzando a expulsar lentamente un hilo de sangre por la boca.

—¡Resiste amor!, ¡vamos carajo, levántate! —le dijo tomándola por los hombros y escapando por detrás de los arbustos para que no lo vieran los caninos.

—Ya, si puedo correr, déjame sola amor, yo puedo sola —le dijo sacándole el brazo de su hombro y colocándose erguida. De pronto, un grito de un terrícola se asomó más adelante y justo detrás de un arbusto salta un animal con el torso del soldado que quedaba vivo, encontrándose cara a cara con la pareja de oficiales.

Amor, yo sé que este no es el momento, pero ¿cómo te gustaría morir? dijo tímidamente Carolina ante la mirada tierna y cariñosa de Thomas , quien se recostaba junto con ella teniendo como techo unas pocas ramas de palmeras.

—Me gustaría hacerlo en el sueño, en mi cama rodeado de las personas que más quiero o querré, nuestros hijos, nuestros nietos más grandes y que sepan que el morir no es dejar de existir, sino es dejar de tocar, uno siempre esta con las personas que ama, y yo siempre estaría con mi familia dijo el joven, mientras su novia se secaba las lágrimas de la emoción.

—No quiero morir amor, quiero estar contigo, quisiera morir en un campo gigante, sabiendo que estas bien, o que ya te has ido, con nuestros hijos grandes, desarrollados, con familias las cuales quieran con toda su alma, quisiera que me vinieras a buscar para poder irnos a donde nadie ha visto, a donde nadie ha llegado, quisiera que me mostraras los caminos y que tomados de la mano, camináramos juntos.

—Hagamos una promesa, si es que muriésemos en tiempos distintos, cuando fuera el tiempo de la otra persona, el primero la vendrá a buscar y lo tomará de la mano.

—Es una promesa.

—Te prometo que daré mi vida por ti, te prometo que pasarán ante mi cadáver los que quieran hacerte daño y protegeré pase lo que pase y cueste lo que cueste.

—Mi amor, tengo que confesarte algo, quizás es un poco apresurado pero te lo tengo que decir ahora.

—Amor…no escuchas eso, como si alguien viniera hacia acá, debemos irnos ahora dijo Thomas  cuando las tropas enemigas se acercaban asechando y encerrándolos en una emboscada.

La mente de Thomas  recordó la situación donde Carolina y él tenían su última conversación antes de que ella muriera, mientras veía al animal de gran mandíbula mirarlos frente a frente. La respiración se hacía agitada y el sudor del nerviosismo se hacía más helado, el hecho de mover un solo dedo podría provocar que el animal desatara su furia y arremetiera en contra de ellos.

—Qué hacemos —susurró la Teniente mientras Thomas  intentaba tomar su arma.

—Tendremos que correr uno para cada lado y confundirlo, eso me dará tiempo para sacar mi arma y dispararle —mencionó Thomas — ¿estás lista?

—Sí amor, cuando tú digas.

—Te amo —le dijo mientras le daba la señal para correr hacia la izquierda.

—Yo también —le respondió, y ambos comenzaron a correr en ambas direcciones, el animal se abalanzó hacia Pamela, mientras este gritaba para alertar a los demás. Thomas  desenfunda su arma y le dispara justo en la cabeza al animal que cae muerto justo antes de morder una pierna a Pamela, Thomas  la sale a buscar y ambos corren abriéndose paso por el bosque. Los demás Karonl  que estaban en el lugar se percataron en el gruñido del perro asesinado y salieron en su búsqueda, encontrándose a treinta metros de los dos fugitivos, rápidamente soltaron los perros y estos corrieron hacia sus presas. Thomas  y Pamela habían dejado todo atrás y estaban corriendo livianos. Pamela estaba un poco más retrasada, puesto que se tomaba sus costillas y tosía sangre mientras corría, los perros se acercaban rápidamente hacia ellos hasta cuando llegaron a un escampado a unos doscientos metros del cerro, Thomas  seguía corriendo, tomó a Pamela que iba exhausta y se dió vuelta para disparar a los perros, eran alrededor de diez cuadrúpedos los que iban en su caza. Thomas  trató de disparar como pudo a los que se acercaban, hasta el momento en que saltaron en contra de ambos. Allí, Pamela empuja a Thomas  hacia atrás haciéndolo caer, los animales Karonl se abalanzaron en contra de Pamela y la impactaron en las piernas y en el torso provocando un grito ensordecedor y lleno de sufrimiento de la Teniente, quien caía en las garras de los animales, cayó de espaldas e intentó sin éxito el zafarse de aquellos carnívoros que le empezaban a devorar el traje militar.

Te amo y siempre te amaré —la cara de espanto que tenía Thomas  llevó a que se lanzara gritando lastimosamente y llorando el destino de su amada en contra de los perros quienes no soltaban el cuerpo de Pamela, apuntó con su pistola hacia los perros que ahora lo asechaban y comenzó a disparar con furia, derribó a dos, luego a otro más, con patadas al viento lograba zafarse de los que estaban a sus espaldas mientras veía a la Teniente vomitar sangre y tener un charco de ella en el muslo, lugar del ataque feroz de los perros de caza, habían ahora seis perros contra Thomas , el cual ya no le quedaban municiones en su arma pequeña, así que se colocó de espaldas a un árbol y sacó su cuchillo, que era la única arma que tenía, y con furia apuñaló al primer perro que lo quiso atacar—. Esto no me puede estar pasando a mí, por qué el destino me juega estas malas pasadas, por qué tengo que ser yo el que cambie el destino de la gente y no es mi propio destino el que quiera cambiar, por qué no puedo vivir en paz con la gente que amo sin que nada ni nadie pueda hacer algo en contra de eso, por qué la muerte se manifiesta tan cercana y amiga con mi persona quitándome a la gente que más quiero, a la gente que amo, y a la gente que no merece morir —pensaba mientras los perros se le acercaban, y atacaban en grupos, dos perros se le abalanzaron encima y Thomas  logro salirse del árbol y hacer una voltereta en el pasto para que los atacantes chocaran entre ellos, los otros tres prosiguieron su ataque y arrancaron parte del pantalón y le provocaron un corte en el muslo al Comandante quien se aguantaba el dolor, otro animal quiso atacar el rostro pero Thomas  cada vez que miraba a Pamela moribunda en el suelo Teilxiano, sacaba su furia y arremetía con todo hasta matar al animal que se acercaba, así como pudo deshacerse  de dos perros más quedándole solo cuatro.

—Quiero que seas la mejor, mi amor, nada ni nadie tiene que quitarte tus sueños, tus anhelos, tus metas, te quedan sólo meses para salir como médico recordaba Thomas  mientras empacaba las cosas para escaparse hacia la universidad con Carolina.

—Tú también tienes que ser el mejor, dar todo por lo que más quieres, luchar por lo que sea necesario, gritar con furia lo que no te parece bien, luchar con pasión por lo que crees correcto y cambiar tu destino por uno mejor le replicaba su novia mientras le daba un beso tierno antes de la hora límite para escapar del ejército y la leva forzosa.

Los animales de caza estaban rodeándolo, estaba atrapado, tarde o temprano atacarían los cuatro a la misma vez, ahora era el momento de atacar.

Cambiar mi destino… por uno mejor… luchar con pasión por lo que me parece correcto, siempre lo he hecho así, desde que falleciste y nunca he fallado, ¿por qué ahora le tendré que fallar a la persona que tomó tu lugar?... no debo fallar… no debo fallarle a ella, Pamela vivirá y yo la protegeré hasta el final, no importa nada, ya no me importa nada si no está ella —pensó lanzándose al ataque con un grito furioso hacia uno de los perros, de inmediato los tres se le abalanzaron mordiéndole fuertemente uno en la pierna, otro en el costado y el último en el brazo izquierdo, mientras que con el derecho incrustaba el cuchillo en el pecho de uno de los Karonl  quien emitía quejidos de dolor y sufrimiento, mientras el oficial le retorcía el arma blanca por entre el tórax del animal.

Los animales empezaron a  hacer su trabajo, mordieron el costado, el muslo y el brazo izquierdo, la sangre brotaba de aquellas partes como manantiales de agua viva, mientras Thomas  lanzaba al animal atravesado por su cuchillo y ahora muerto, hacia un costado para pegarle al que tenía agarrado del brazo sin éxito, el que estaba en el muslo dejo de morder para tomar distancia y hacerle un tacle para derribar al Comandante que cayó de lleno al piso, el fin se venía venir, pero dos balas, de repente, impactaron a los dos animales más hambrientos matándolos al instante, Thomas  mira hacia donde estaba Pamela, quien tenía apuntada de forma vacilante y débil, el arma hacia las criaturas, de pronto Thomas  tomó por el lomo al animal, que lo tenía agarrado del brazo y que era más pequeño que los otros y lo sujeta, Pamela logra sacar el último disparo destruyéndole todo el abdomen al animal haciendo un forado en su cuerpo y posteriormente calcinándolo por el efecto de la explosión, Thomas  cae de espaldas sin fuerzas, pero logra colocarse de lado y con mucha dificultad intenta levantarse para llegar hacia Pamela que ya había bajado el arma. El Comandante se arrastra sufriendo el dolor y la pena de ver a su compañera de esa forma, ella, ya sin fuerzas y con los ojos comenzando a estar desorbitados lo mira con sufrimiento y desolación. Finalmente, llega hasta ella arrastrando todo su cuerpo ensangrentado y levanta un poco a Pamela hasta tenerla en sus brazos, mientras empezaba a sentir con tranquilidad las primeras gotas de lluvia que venían de los cúmulos que se habían trasladado desde más allá de la ciudad.

—¡Por qué!, ¡por qué! No te me vayas, por favor ¡por favor! —la abrazó fuerte impregnándose de la sangre que emanaba y trasladando las lágrimas de sus ojos hacia el cabello de la Teniente— tienes que ser fuerte, te ayudaré a salir, vamos, todavía podemos escapar —dijo débilmente producto de la tristeza, intentó levantarla pero ya no tenía fuerzas para hacerlo— ¡por favor!, sólo un poco más, ¡te pido sólo un poco más!, ¡no me dejes! —miró a Pamela fijamente quien trataba de decir algo, tenía los ojos mirando hacia el rostro del oficial, pero la sangre no le permitía apreciarlo bien, ella tenía la cara arañada por las garras de los perros de caza e intentó con todas sus fuerzas poder tocar la mejilla derecha del Comandante, hasta que lo logró dándole una sonrisa de amor y cariño.

—Mi amor, ya… no importa, no podrás sobrevivir si me llevas, yo… me quedaré, ya no hay mucho que hacer —dijo quejumbrosa mientras veía las negaciones gestuales de Thomas , quien lloraba desconsoladamente.

—No… no… ¡no!, tú tienes que vivir, necesito que vivas… ¡por…favor! —gritó desolado, mientras la oficial intentaba mirar hacia su pantalón el cual tenía un bulto.

—Necesito que lo hagas, amor, tú sabes que ya no tengo esperanza, déjame acá, no necesito nada más, las últimas horas han sido las más maravillosas de mi vida, no quiero más… que verte sonreír —Pamela comenzaba a tener los ojos desorbitados por un momento mientras el oficial veía para todas partes viendo que nadie de los Karonl viniera a por ellos.

—Amor, amor…Pamela no te me vayas, por favor, despierta Pamela, no te me vayas… te lo suplico —le dijo resignándose y moviendo el cuerpo de la oficial, quien comenzaba a cerrar los ojos. Thomas  estaba devastado, las lágrimas no paraban de salir, la sangre de ambos cuerpos se había combinado y estaba dejando un rastro profundo en la pradera. 

—Déjame acá, te lo pido, no importa morir, ya he cumplido mi sueño —dijo Pamela con la voz más dificultosa— mira, amor, en mi pantalón hay algo para ti y solo para ti, no lo ocupes en mí, sería una pérdida de tiempo.

Thomas  le saca de un compartimiento secreto del pantalón el spray blanco el cual ya había sido ocupado en la pierna del comandante.

—Amor, déjame ayudarte con esto, puedes salvarte —le decía mientras veía el lugar crítico para ayudar a la oficial, pero esta con fuerza le toma el brazo del spray.

—Amor, sólo queda para una sola persona —dijo Pamela con sufrimiento, empezaba a cerrar los ojos lentamente— es imposible salvarnos los dos y yo te elijo a ti para que cuides a Toshiko, ella te necesita, anda, corre, escapa, yo te amo, no es necesario que te disculpes porque no es culpa tuya, nada lo ha sido, vive en paz amor, y escapa —dijo, mientras Thomas  se comía el labio inferior de rabia e impotencia por no poder hacer nada por su amiga, la lluvia se hacía más fuerte y el agua empezaba a limpiar el rostro y el cuerpo ensangrentado de ambos.

—Amor, no me puedes pedir que elija entre mi vida y la tuya porque yo también te amo, y prefiero que vivas tú, antes que verte morir —dijo él sacando la tapa del spray, Pamela se puso a llorar con dificultad, no tenía fuerza para respirar, salía nuevamente sangre de su boca y le tomó la cara en señal de despedida.

—Amor, vive por Toshiko, cumple el destino que se te fue encomendado, y vive tranquilo, pues yo te amo… y te amaré… por siempre —Pamela comenzó lentamente  a cerrar sus ojos y su mano bajó de manera pausada por el rostro de Thomas , su cuello se posó en el abdomen del oficial y su luz se extinguió bajo la lluvia.

El grito desconsolado de Thomas  se escuchó a lo largo del territorio, las inútiles maniobras de reanimación no surtieron efecto, los gritos desesperados y sollozantes del Comandante lo dejaron sin habla, había sido un flash back en su vida, lloró hasta casi perder la conciencia, besó apasionadamente a la Teniente y la abrazó apretándola con todas sus fuerzas. Se escuchaban algunos pasos detrás de los matorrales pero a él no le importó, aquellos seres no salieron del bosque y dejaron que Thomas  pudiera despedirse de Pamela. Este siguió de rodillas mirando al cielo lluvioso gritando al viento el porqué de la muerte de su compañera, miró el spray y tomó conciencia de los acontecimientos, se aplicó el spray en las partes donde tenía las heridas, curándoselas, la sangre dejó de emanar, comió una barra de proteínas y vio que el spray tenía unas pocas gotas, a lo cual con dolor se los aplicó al rostro de la Teniente, haciendo que sanaran sus heridas faciales. Dejó el cuerpo de su amada y salió en busca de una rama fuerte para poder hacer un hoyo, la encontró en uno de los árboles de los límites y la sacó con su cuchillo, luego de eso, al lado de la Teniente empezó a hacer su tumba, la lluvia había cesado un poco y eso facilitó las cosas para poder cavar, la tierra estaba débil y dejo que Thomas  hiciera un hoyo de proporciones, tomó a la oficial y con lágrimas en los ojos le colocó sus ropas para taparla, dejó su torso descubierto para así poder cubrir parte del cuerpo de Pamela.

—Aquí estamos de nuevo amor, te iba a invitar a esta iglesia para ver si te gustaba, si era así me iba a colocar de rodillas frente al altar y te iba a pedir matrimonio, el párroco ya lo sabía y yo también, te encantaba esta iglesia por su arquitectura, era imposible que me dijeras que no… pero todavía recuerdo como me dejaste en mis brazos, esas palabras nunca se me van a olvidar, el recuerdo vivo de tu ser, el cómo me besabas, me abrazabas, y el cómo me decías que me amabas nunca se arrancarán de mi corazón, si tan solo… tan solo estuvieras aquí, conmigo, te necesito y te necesitaré siempre, no me dejes chiquita, por favor no me dejes… todavía recuerdo como nos conocimos, te veías hermosa con ese vestido rojo que te encantaba, me acuerdo que después de esa junta de almorzar con Louis y tu amiga Nelly, conversamos toda la tarde y se nos hizo la noche conversando de la vida… que lindos momentos pasamos juntos, ahora se me va la vida contigo, no que más hacer, sin ti esto será un infierno… un infierno —Thomas  mientras enterraba a Pamela se acordaba de lo que le dijo a Carolina en su funeral, después de eso, se largó a llorar y se arrodilló para acarrear la tierra mojada y así tapar a su amada.

Arrastró la tierra hacia la tumba y cuando estuvo llena, la aplanó para que no hubiera rastro de que había algo en el subsuelo, depositó la rama con la cual había excavado y la colocó como una lápida y le puso el collar con la identificación de la Teniente.

—Nunca pensé en despedirme de esa manera, siempre tuve miedo que te pasara algo en campaña, pero hubiera dado mi vida para impedirlo, ahora tú me la das para que siga mi camino y cumpla con mis órdenes, eso nadie lo había hecho, definitivamente tú me amabas más que nadie en este mundo y en los otros… Libely quizás pueda sacarte de este letargo, quizás no, ¿Por qué siempre mi destino es cruel, lo hago lo mejor que puedo, aun así me da la espalda con los que más amo y quiero?, es el momento de tomar mis propias dediciones, es momento de… levantarme, se salir de este abismo… te lo prometo, Pamela, tu muerte no será en vano, no sacrificaste todo por mí, no dejaste de lado tu amor y tu cariño hacia mí por nada, pero esto no puede seguir así, tú no debiste haber muerto, ¡tú debes estar aquí conmigo! —se arrodilló y tomó su cabeza con ambas manos— tú no deberías haber muerto… ¡me escuchas maldita hija de perra…Natalia… Pamela no debería haber muerto! ¡Esa era tu promesa! —gritó a todos los vientos mirando al cielo, mientras las ramas de los arbustos se movían.

— Por eso, así como por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo, o sea tú, mi querido amigo, y la muerte mediante el pecado, porque le contaste a tu amada mis secretos, y así la muerte se extendió a todos los hombres, porque todos habían pecado —salió de los arbustos “ella”, con un traje ajustado negro y una corona negra y viscosa, su pelo se había transformado en algo mojado y los tentáculos le salían por todos los costados, en su cuello, poseía una capa negra con bordes morados y se acercaba a un Thomas  que la comenzó a mirar con odio— eso lo dijo alguien de tu planeta, que cabe perfectamente en tus actos y dichos —dijo mirando hacia el suelo y viendo el terreno donde había enterrado el oficial a Pamela— lindo lugar para enterrar a alguien que no cumplió su parte del trato, vendré todos los jueves a traerle flores de su parte, ah, se me olvidaba con tanto llanto, te quería pasar esto, quizás recuerdes y rememores algo de lo que ha pasado en tu vida para que no lo repitas más —Natalia sacó un tentáculo de un costado y le entregó a Thomas , que miraba iracundo, un guante azul con unas letras bordeadas de color dorado, muy parecidas a las que había en la bomba de Gladys —lo traje porque me pareció justo que, como de nuevo te ha dejado la persona que amabas, guardes luto y pienses dos veces si amas a alguien más —le dijo sarcásticamente.

—¡Eres una maldita!, ¡te odio con toda mi alma!, ¡tú la mataste, tú mataste a Pamela!, ¡por qué lo hiciste!, ¡ella no tenía parte del trato!... ella era, era…

—Era la reencarnación de Carolina, y era igual, y te amaba, y no podía vivir sin ti y bla bla bla —ironizó la líder Karonl mientras Thomas  apretaba los puños— tú no cumpliste, si alguien sabía lo del forjar el destino a la Diosa Libely, tú familia, Pamela, y el cuerpo de tu noviecita iba a ser cortado y mutilado, bueno, esto es una advertencia, hablaste y perdiste, así de simple. Yo no guardaré luto por alguien que siempre estuvo en tu regazo, esperándote como idiota, y más encima le cuentas todo… ¡eres un imbécil!, por eso mandé a los perros y la maté, ¿o tú no sabías que yo los estaba esperando?, terrícolas, se creen lo mejor y no son más que escoria… ¡se murió, y ahora a cumplir el puto contrato!

—¡Te odio!, ¡no te lo perdonaré jamás! —Thomas  saltó y se abalanzó a Natalia sacando el cuchillo con el que había matado a los perros, pero ella se adelantó a eso y le dio un golpe de puño certero directamente en el rostro, provocando que el oficial cayera estrepitosamente al suelo.

—Qué pasó con el Thomas  calculador y soberbio, ¡qué pasó con el Thomas  súper hombre y salvador del universo al cual le confié la dura misión de forjar el destino de una diosa!, ahora eres sólo basura, ¡basura! —le gritó en la cara al Comandante, quien se reincorporaba con dificultad y con la nariz ensangrentada.

La tensión era máxima, Thomas  había caído justo al lado de la tumba de la Teniente, Natalia se encontraba casi omnipotente, tal fue así que puso su pie cerca de la rama que servía como lapida y la botó, pero Thomas  se comió la ira y la rabia y se levantó resignado sacando un trapo del pantalón para limpiarse la sangre.

—Ese Thomas  que tu conociste, el que firmó ese maldito contrato, ya no existe más, pues su alma se fue con Carolina y con Pamela, ese Thomas  que tú conociste era una basura que se dejó presionar, el verdadero Comandante Stephenson hubiera muerto en batalla, pero todavía es momento de redimirse— dijo el oficial con una sonrisa vengativa.

—Qué es esa sonrisita, ¿te vas a matar?, ¿te paso mi arma?, ¿o quieres que te preste mis tentáculos? —preguntó engreída la alienígena.

—¡No!, romperé ese contrato del infierno contigo, desde ahora no seré ni quiero seguir siendo el estandarte tuyo nunca más, lo que le hiciste a Pamela no tiene precio ¡eres una vil bastarda y nunca te perdonaré por eso! —le gritó él, mientras “ella” se lamentaba  fingidamente.

— ¡Date cuenta de los que dices sabandija terrícola! —sus tentáculos hicieron que Natalia se elevase unos cuantos centímetros por el suelo, si renuncias, tu familia se muere, Carolina se destruye, Pamela la mutilo, ¡y Toshiko!, oh… pobre Toshiko, va a ser la primera víctima real en mi planeta Teilxi, ¡piensa muy bien lo que acabas de decir!, mucho de tu vida corre peligro si me fallas o si intentas dejar de lado el contrato —gritó enojadísima a Thomas  quien sólo agachaba la cabeza en señal de ira y empuñando aún más la mano, pasándose nuevamente por la nariz que no dejaba de sangrar, de pronto, bajó el brazo y la miró fijamente.

—Mi familia vive por mi ¡y yo soy un muerto en vida!, y si yo estoy muerto, ellos también lo estarán. Carolina y Pamela estarán siempre en mi corazón y eso tú lo sabes…y por Toshiko, jajajaja —rió mientras Natalia lo escuchaba atentamente— quizás el que se convierta en mártir la haga una santa y diosa patriarcal de Teilxi ¿no crees?... ¡eres una idiota si crees que mi destino está ligado a tus acciones, tú nunca más harás mi destino ni el de nadie!, ¡Witch Natalia, este es el fin! —su mano sacó de su bolsillo del pantalón la granada personal y con sus dedos comenzó a activarla.

— Thomas … Thomas , no lo harás… no lo harás.

—Pruébame… insecto.

Thomas  activó la granada dándose cuenta de eso Natalia, esta saca rápidamente sus tentáculos para atrapar a Thomas , pero él, en una maniobra sorpresiva, en vez de tirarla al cuerpo de la líder Karonl la deja en el suelo y está sola se dirigió hacia ella, en esos momentos Thomas  comienza a correr hacia el bosque cuando los tentáculos logran agarrarlo de la pierna, pero la granada explota haciéndole estallar todos los tentáculos que iban por el oficial a la Witch y la detonación lanzó una capa inmensa de polvo que hizo que nada se viera por treinta metros y la dejó sin poder de acción, mientras Thomas  corría como podía por el bosque se hacía viscoso con dirección a la playa más cercana, sólo quería escapar el máximo de tiempo posible antes de que Natalia pensara en alcanzarlo, pero cuando el humo y la tierra se disipó y pudo ver más allá de la tumba de Pamela, la Witch se quedó quieta y sonrió por un instante.

—Sí, Thomas  es el mejor para el trabajo, poco a poco estará forjando el destino de Toshiko y también está transformando el suyo, es hora de la segunda etapa de la forja, la que más me entusiasma ya que daré inicio a la cacería. Ahora veremos de qué estás hecha Antje Toshiko, pronto todo el mundo verá el nacimiento de la Diosa del Universo… Jettin Libely pensó y siguió meditando por algunos minutos.

El Comandante seguía corriendo con todas sus fuerzas, la viscosidad del bosque le impedía avanzar más rápido, incluso las ramas y raíces lo tomaban tratando de impedir su escape, pero con el cuchillo hizo lo que pudo hasta cuando este quedó enredado en unas lianas, las cuales no le dejaron sacarlo, de ahí comenzó a gatear desesperadamente hasta llegar al final de las enredaderas y siguió corriendo por el bosque, hasta cuando se abrió una luz en el fondo, a unos cientos de metros, y un sendero que daba al final del camino, sus piernas pesaban cien kilos cada una, pero aún así siguió hasta cuando ya no pudo más y justo antes de llegar, cayó precipitadamente al piso, de ahí, sólo se podría arrastrar hacia lo que era una playa en una apertura del bosque, posó su cuerpo en la arena y miró al cielo que estaba despejado luego de la misteriosa lluvia. Finalmente se levantó y siguió por la costa hasta cuando divisó algo metálico en el mar.

—¿Serán los restos del barco?, o solamente es mi imaginación —pensó, pero la imagen se hacía más nítida y lo que pudo ver era un barco con un ser en él y sacando una malla negra del mar — ¿un pescador?, ¿en una tierra que no conocemos?, no puede ser — miró hacia el mar mientras aligeraba el paso y comenzó a trotar para ver más de cerca la figura, era un humano de edad, tenía un impermeable café crema y una bufanda burdeo, sacaba unas redes con pescado del mar de Teilxi. Thomas  silbó hacia el mar adentro donde estaba el bote, el pescador lo miró y no lo pudo creer, estaba impresionado y de inmediato encendió los motores para encontrarse con el comandante, cuando llego el pescador lo miró con una sonrisa de oreja a oreja.

—¡Hermano terrícola!, que está haciendo por estos lares, este es terreno Karonl, es un milagro que siga con vida, permítame ayudarle a subir al bote, se ve mal herido —el Pescador ayudó a Thomas  a subir a la embarcación, mientras éste le agradecía por haber estado allí.

—Muchas gracias, de verdad, mi nombre es Thomas , quizás no nos conozcamos, pero le doy las gracias de corazón, usted me ha salvado— y también porque se mantiene con vida en el mar.

—No me lo agradezca, estaba por irme al puerto, los bancos de peces comestibles se han ido de este lugar así que no me quedaba más remedio que devolverme, no se preocupe, lo llevaré, por cierto, mi nombre es Hans, mucho gusto —le habló cordialmente, mientras Thomas  estaba acostado con un flotador en su cabeza que hacia como almohada— ahora, a ir a casa,  encenderé los motores mire que en cualquier momento pueden venir esos bichos y el metal es corroído al tiro por las balas viscosas, luego lo llevare adentro.

—Gracias —dijo atento Thomas  y luego cerró los ojos, mientras escuchaba el ruido de los motores y respiraba hondo— maldita y mil veces maldita, solo me dejará a mí el peso del forjar el destino a Toshiko, pero eso ya no más, se lo contaré todo a Toshiko, ella tiene derecho a saber que su destino está en juego y que yo soy el encargado de forjarlo si es que ella decide que es lo justo, no necesito el contrato, reniego de este, no quiero seguir siendo más parte de esto, Carolina cayó por la injusticia, Pamela cayó por la soberbia, Toshiko quizás caiga por mi culpa, apenas llegue a la base, le contaré todo su destino, por qué me encuentro con ella, porqué acepte ser su agente de seguridad siendo que podía ser un boina amarilla en la Tierra como quisiese… se lo contaré todo, y ella lo entenderá, buscará su propio destino, y nada ni nadie, ni siquiera Natalia, lo podrá impedir —meditó mientras el barco avanzaba por el mar que bautizaría como Mar de Fénix.

La Witch, había terminado de meditar y estaba reacondicionando sus tentáculos destruidos por  la granada, había comenzado a correr un viento suave y la tierra que había sido disipada ya se había perdido hacia largo rato por el bosque frondoso.

Thomas , estás preparado, pero no puedes llorar por alguien que desde un principio no te merecía, por alguien que tú no amas realmente, por alguien que muere como humano. Toshiko es y será una Diosa, tú debes cuidarla, no a Pamela, quebraste una cláusula del contrato porque tu deber es forjar el destino de Libely, pase lo que pase y cueste lo que cueste, aunque sea la muerte de alguien querido, la muerte de tu amiga es el pago por hacer las cosas bien, así que sólo es tu culpa, si no le hubieras contado, todo hubiera seguido su curso normal y, por lo menos, ustedes dos seguirían vivos y hubieran regresado a los brazos de Toshiko, pero nadie tiene que saber de mi existencia y el saberla se paga con la muerte, yo sabré a quien presentarme. Recuerda Thomas , en el exterior tu eres un humano y yo soy la que te da las ordenes —meditó por última vez bajando los tentáculos y sintiendo la presencia de alguien más entre los matorrales— tardaste una eternidad —dijo— ya se lo dije todo a Stephenson así que prepárate, ya sabes lo que tienes que hacer— se dio vuelta y observó hacia las sombras del bosque la cual daban la presencia de una figura que se acercaba y salía a la luz.

Me demoré porque tus científicos no habían terminado de hacer tu encargo —salió entre las ramas una figura Karonl con cuerpo de humano y con tentáculos en todo el cuerpo que se contrajeron hasta que no se les notó en su cuerpo que ahora parecía de mujer, tenía lentes de sol y se puso frente a Natalia.

— Jajajajaja…perfecto, ya lo hicieron, muy bien mi querida… Matilde.

—Mi señora, Matilde Duvalier está a sus ordenes —se arrodilló ante su ama, mientras ella posaba los tentáculos en los hombros de la doctora y levantaba la mirada para ver el bosque, donde otra figura se colocaba detrás de los arbustos y era de la misma contextura que Natalia.

—Veo que me traes lo que lograron hacer los científicos.

—Así es mi señora —decía la sirviente, mientras se levantaba y colocaba sus lentes de marco morado— adelante, baja la mirada y colócate al frente de nuestra señora —le dijo, mientras ambas miraban con expectación. La figura de la misma contextura que la líder Karonl comenzó a salir de las sombras y traía traje de soldado, pero sin el caparazón característico, sólo un traje ajustado que resaltaba su armoniosa figura, su pelo ondulado se movía mientras caminaba lentamente hasta llegar al frente de Matilde y Natalia, levantó la cabeza y la líder sonrió posando sus tentáculos en su hombro.

— Los científicos han hecho un gran trabajo, yo soy la Witch Natalia, ama y señora de lo que ves, bienvenida a mi gran imperio, es un placer tenerte en este lugar —le dijo a la figura que se arrodilló.

—Yo Carolina Williams, trabajaré incansable por el bien de su Reino e Imperio, y en lo que usted me indique, el placer es todo mío, Su Majestad.

Toshiko en esos momentos se encontraba en la terraza de la Liebe mirando el horizonte, vestía un traje burdeo con líneas y bordes verdes claros, un peinado alisado y su corona de diamantes, estaba de pie y el viento le movía el pelo de manera armoniosa, respiraba profundamente cuando llegó Mónica desde el despacho.

—Mi Reina, perdone que la moleste —dijo con miedo la secretaria.

—Dime Mónica, que necesitas.

—Le informo que las naves están listas para trasladarse de lugar y que Alex ya está preparado para ir en busca de los soldados, de Pamela y Thomas , sólo la esperan a usted —dijo tomándose una mano en el abdomen y agachando la cabeza.

—Allí estaré, voy de inmediato —dijo Toshiko mientras la secretaria se retiraba solemnemente hacia la escalera de la compuerta, luego de verla bajar, Toshiko dio nuevamente la vuelta hacia el horizonte— ya van en tu ayuda Thomas , siento que me haces tanta falta, nos trasladaremos a un lugar más seguro, al interior, los científicos ya tienen un lugar, también han hecho los planos y los materiales alcanzan, de ahí solo depende de nosotros. Formaremos una nueva Tierra, brillaremos con un nuevo sol, lo antiguo no existirá y viviremos en paz por toda la eternidad, y quiero que estés ahí, Thomas , conmigo, quiero que nosotros dos forjemos nuestro destino juntos, que seamos los patriarcas de esta nueva Tierra, que la saquemos adelante y que nada logre impedir eso, ni siquiera los Karonl, siento que si vivo contigo, también reinaré contigo, y si muero junto a ti, también viviré a tu lado, es el momento… de forjar nuestro destino.


+ Agregar Votar

Comentar:

Campo Requerido

Comentarios

user

Anonimo:

Muy buena historia. Bien contruida, perfectamente narrada y con personajes muy queribles. Disfruté mucho leyendo👏

Hace 2 días

Sobre nosotros

Soñamos con crear una biblioteca digital que reúna las mejores historias en un solo lugar. Así nació Indream, una plataforma premium que ofrece obras de literatura clásica y contemporánea de autores de todo el mundo. En un entorno saturado de información visual, hemos optado por un diseño de portadas minimalistas, utilizando 10 colores distintos según su género principal. Todas, cuidadosamente seleccionadas y editadas por nuestro equipo editorial. Navega por nuestras categorías y elige tu próxima gran historia en Indream.

Imagen